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domingo, 21 de febrero de 2021

Neil Armstrong: Una hora después del alunizaje empezamos a recoger muestras de rocas. Y nos movimos alrededor del «Águila». Caminamos unos diez minutos y, al llegar al pie de una elevación de unos 90 pies de altura (menos de 30 metros), nos encontramos con lo inimaginable... ¡Unas edificaciones salieron de la nada!

Neil Armstrong: Una hora después del alunizaje empezamos a recoger muestras de rocas. Y nos movimos alrededor del «Águila». Caminamos unos diez minutos y, al llegar al pie de una elevación de unos 90 pies de altura (menos de 30 metros), nos encontramos con lo inimaginable... ¡Unas edificaciones salieron de la nada!

¿Por qué los americanos ya no quieren enviar ninguna misión tripulada a la Luna? En teoría, el satélite natural de la Tierra debería servir como trampolín hacia otros planetas: Construir bases en la Luna entraría toda lógica y desde ahí, enviar naves tripuladas a Marte

Justamente ahora cuando el rover Perseverance, de la misión Mars 2020, ha llegado a suelo marciano, (18 de febrero de 2021); es el momento que curiosamente la NASA ha fijado como objetivo la colonización de Marte y alguien debería reflexionar… ¿Qué ocurre con la Luna? Tan solo los chinos se preocuparon por enviar a nuestro satélite natural una sonda, la Chang'e-5, alunizando con éxito (3 de enero de 2019) en el cráter Von Kármán, situado en la cara oculta.


Posiblemente algo ocurrió tras el último viaje del Apolo 17, aquel lejano 11 de diciembre de 1972. Podría decirse que este es un punto de inflexión en la carrera espacial norteamericana… ya que desde entonces se cortaron todas las misiones lunares. Han pasado 48 años desde aquella fecha y la única razón oficial que se esgrime es la económica, por un coste de aproximado de 150.000 millones de dólares actuales.

Sin embargo, Neil Armstrong y Buzz Aldrin, (Apolo 11, 20 de julio de 1969), caminando sobre el suelo lunar, habrían hallado unas edificaciones de origen extraterrestre abandonadas miles de años atrás; como el mismo Armstrong reconoció en una reunión en su casa de Baton Rouge, Luisiana.  Y curiosamente, tal vez esa sea la verdadera razón para no volver a la Luna…. quizás porque alguien tomo la extraña decisión de destruir aquellas construcciones no terrestres, hacerlas desaparecer a los ojos humanos.

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Del libro La gran catástrofe amarilla, de JJ Benítez

Al regresar al Costa Deliziosa me aguarda una interesante sorpresa. Blanca ha recibido un informe de uno de mis «contactos». En este caso se trata de Agustín Ceva (estoy autorizado a revelar su identidad). Vive en Arabia Saudita. Hace tiempo me confesó algo sorprendente. Traté de viajar a Riad para conversar con él, pero fue imposible. Arabia Saudita no me autorizó a entrar en el país. Visité la embajada, en Madrid, y expuse mis intenciones.

Negativo. Los esfuerzos de Agustín, reuniendo la documentación exigida para mi visita, fueron igualmente estériles. Negativo. Siempre negativo. Y decidimos encontrarnos en algún lugar de Europa. Pero, mientras llega ese momento, solicité a mi amigo que hiciera un relato pormenorizado de lo que «vivió» en primera persona. Blanca, como digo, lo ha recibido hoy —27 de enero— por correo electrónico, a las 17:24 horas. Me limitaré a transcribir el mensaje, tal y como ha llegado:

...Fue a finales del invierno del año 1979... Terminábamos de merendar una pizza en el Ratskeller, un icónico restaurante... Me encontraba en la compañía de David, un compañero de clase... Al salir del lugar, David se encontró con Erick. Y mi amigo me lo presentó:

—Es el hijo de Neil Armstrong —aseguró—. El astronauta...

Y repliqué:

—Hi!... Nice to meet you! (¡Hola! ¡Encantado de conocerte!)


No hubo apretón de manos. Erick era un veinteañero de mi estatura (1,65-1,67 metros), con lentes y de rostro amable. Hacía matemáticas y yo bioquímica. Le transmití mi sincera admiración por su padre y Erick dijo algo que me sorprendió:

—Tal vez, con un poco de suerte, te pueda presentar algún día a mi papá.

Pocas semanas más tarde volví a coincidir con el hijo de Armstrong en uno de los senderos de la universidad. Nos saludamos y comentamos lo difíciles que eran los exámenes. Y Erick explicó que, después de los exámenes, él y un reducido grupo de amigos irían a Baton Rouge, a la casa de su familia, con el fin de conocer a su padre. Si tenía interés podía unirme a ellos.

—Sería fantástico —respondí sin titubear—. Por supuesto que me uno.

Me dijo que él contactaría con David para perfilar los detalles de la visita... A los pocos días, Erick organizó el viaje... Seríamos cuatro los que tendríamos la fortuna de conocer a Neil Armstrong... Me sentí feliz. Neil era una leyenda... El viaje fue programado para el famoso Spring Brake, un periodo de vacaciones de una semana... Iríamos un jueves por la tarde y regresaríamos el viernes... Baton Rouge quedaba a dos horas escasas de Nueva Orleans... Saldríamos desde Tulane (la universidad) para llegar a Baton Rouge hacia las cuatro de la tarde...

La idea era tener el encuentro con Neil entre las cinco y las siete... Podríamos conversar con él. Antes del viaje, Erick nos dio algunas instrucciones: nada de fotos y autógrafos y tampoco grabadoras. No podíamos tomar notas de lo que dijera... No debíamos hablar con la prensa sobre la reunión... Sería un encuentro entre amigos... Y solicitó que no hiciéramos preguntas que pudieran comprometer la seguridad o la confidencialidad... En lo personal, yo había decidido no hacer preguntas... Naturalmente, acepté las condiciones.


Baton Rouge, Luisiana

Llegamos a Baton Rouge, capital de Luisiana, y en cosa de treinta minutos estábamos frente a la casa del astronauta... Tengo un vago recuerdo de la mansión... Tenía un portal blanco, con unas escaleras de subida... La sala era espaciosa y elegante... Lo más impactante fue ver en una de las paredes una espada con una gema verde, una esmeralda... Me acerqué. Estaba encerrada en una urna... En la base se leía: «William I» ... Erick me sacó de dudas:

—Esa espada —explicó— se la regaló la reina Isabel de Inglaterra a mi papá por su hazaña en la Luna.

Poco después de las cinco de la tarde vimos aparecer a Armstrong. Lo hizo por una puerta lateral... Se hizo un silencio casi religioso... Y en tono sereno y cordial saludó:

—¡Hola, chicos!

Respondimos con un «hola». Y el hombre se disculpó por el retraso... La culpa era de la lluvia... Acto seguido, Erick dijo:

—Tengo el orgullo de presentarles a mi padre, el señor Armstrong.


Neil Armstrong

Y Neil fue estrechando la mano de cada uno de nosotros... Fue un acto breve pero emotivo... Pude mirarle a los ojos... Eran de un azul claro... 

Transmitía vida y mucha calma interior.

Sin más, y mientras tomábamos un refresco, el astronauta se dirigió a los cinco y explicó que, aunque había contado el viaje y el alunizaje una infinidad de veces, también sucedieron cosas que no se esperaron y que cada vez que las recordaba le producían una fuerte sensación... Era como si las estuviera viviendo de nuevo... Fue como un aviso… Mi intriga creció... Y pensé que se refería a detalles técnicos de la misión.

Y anticipó que lo que iba a contar no era de dominio oficial y mucho menos público...

Con voz suave —casi como un susurro— reveló que a partir del segundo día de vuelo observaron cómo un objeto los escoltaba a media milla (800 metros) de distancia.

—Se veía claramente su forma ovalada —aseguró—. No era muy grande, pero su brillo y movimiento eran incuestionables.

Armstrong reportó el avistamiento a Cabo Cañaveral, pero los mandos le dijeron que siguiera con el plan de vuelo inicial y que estarían pendientes de lo reportado... Neil, al parecer, se molestó por el hecho de que la NASA no diera importancia a lo que estaban viendo.



El objeto los acompañó hasta el momento de la separación del módulo en el que se hallaba Collins... 

A medida que nos acercábamos al lugar del alunizaje (mar de la Tranquilidad) —prosiguió Neilvimos otras luces. Ocurrió en tres ocasiones. Se movían con rapidez. Los observamos en el horizonte y por debajo del «Águila». Lo reportamos a Houston, pero no respondieron. Únicamente dijeron: «No se preocupen de eso... Concéntrense en el alunizaje».

Armstrong aseguró que, para entonces, tanto Aldrin como él se daban cuenta de que no estaban solos en la Luna y, aunque con cierto temor, no les quedaba más remedio que seguir con la misión, confiando en que «aquello» no interferiría en su trabajo... Y Armstrong reconoció igualmente «que estaban nerviosos» ...

Relató con detalle lo que iba sintiendo a medida que estaba a punto de abrir la escotilla... Fue una extrema emoción... Se hallaban frente a una «infinita inmensidad negra plagada de estrellas» ...

Cuando puso el pie en la Luna sintió que la más grande hazaña del ser humano se había cumplido y él, en particular, era consciente de que representaba a toda la humanidad... Su emoción era enorme, pero estaba entrenado para sujetarla.

Lo que pasó a contar a continuación nos dejó estupefactos:

 

—Al girar mi cuerpo, por la derecha, a la altura de mi hombro, a un cuarto de milla (unos 450 metros) me impactó ver de golpe cuatro OVNIS suspendidos en el aire y a cosa de 30 metros de altura, aproximadamente. Eran de igual tamaño y forma. Lanzaban luces azules, blancas y rojas. Aparecían en perfecta formación.

Nos dijo que no daba crédito a lo que estaba viendo y pidió a Buzz que mirase... El tono de Armstrong, al contarlo, era de asombro.

Uno de nosotros no pudo contener la curiosidad y preguntó si el avistamiento de los cuatro OVNIS fue reportado a la NASA y por qué no se escuchó nada en las transmisiones. Neil respondió que, conociendo la importancia de lo que estaban viendo, mantuvieron la calma y cambiaron a la frecuencia de emergencia, en la que sí lo reportaron.


En esos momentos, el astronauta hizo una pausa y se alejó hacia la cocina... No sabíamos si la charla había terminado... Y empezamos a conversar entre nosotros —asombrados—, preguntando a Erick sobre lo expuesto por su padre... El muchacho fue prudente.

Diez minutos después vimos retornar a Neil... Se sentó de nuevo y manifestó:

—Lo que les he contado —y voy a contar ahora— no puede ser divulgado. Es sólo para ustedes y para alguien muy cercano y de absoluta confianza. Yo les cuento porque Erick me lo ha pedido.

Y prosiguió su relato:

—Los OVNIS se mantuvieron allí unos diez minutos. Después se separaron suavemente por el lado izquierdo y desaparecieron. Una hora después del alunizaje empezamos a recoger muestras de rocas. Y nos movimos alrededor del «Águila». Caminamos unos diez minutos y, al llegar al pie de una elevación de unos 90 pies de altura (menos de 30 metros), nos encontramos con lo inimaginable...

El hombre que vio una Base Lunar Extraterrestre. (Canal Mundo Desconocido)

FUENTE:https://www.youtube.com/watch?v=KYi-Pc6oWPA&feature=youtu.be


Ya puedes suponer nuestra intriga. ¿A qué se refería? Y continuó:

—¡Unas edificaciones salieron de la nada!

Estábamos mudos.

—¡Increíble! —prosiguió, al tiempo que se ponía de pie—. Estaban a unos cien pies (30 metros). ¡Eran ruinas! Mis ojos estaban a punto de saltarse de las órbitas y mi corazón muy acelerado. «¿Qué demonios es esto?» —me pregunté—. «¿Qué hace esto aquí?» Mi compañero y yo estábamos totalmente perturbados y al borde de un ataque de ansiedad. No sabíamos si acercarnos o no.

Las manos de Armstrong gesticulaban. Su emoción era notable, y explicó que la tensión fue tal que se olvidaron de cambiar a la frecuencia de emergencia. En otras palabras: su relato fue escuchado por mucha gente en la central de NASA, en Houston. Pero el comando central respondió «que no se preocuparan y que siguieran recogiendo muestras».

—Era evidente —matizó el astronauta— que los de Houston sabían con antelación de los edificios en ruinas y de la existencia de aquellas naves. Me sentí decepcionado y engañado.


Preguntamos si entraron en los edificios y replicó que sí:

—Claro que entramos. Había puertas y ventanas. Vimos dinteles que sostenían la mampostería. Había grandes espacios, como salones, pero todo en ruinas. Las paredes eran altas: de unos 12 pies (4 metros). La arquitectura —mayoritariamente— era de líneas rectas. Calculamos que el edificio podía tener entre 3.500 y 4.000 pies cuadrados (entre 1.166 y 1.333 metros cuadrados). Todo aparecía cubierto de polvo. Toqué las paredes. Eran gruesas y firmes. Supongo que el lugar fue abandonado hacía miles de años. Por supuesto, no se trataba de una formación natural. Era una edificación levantada con un propósito. Estuvimos en las ruinas unos 45 minutos.

Cuando se acoplaron con Collins le contaron lo que habían visto. Y Armstrong explicó que todo fue filmado.

—Cuando regresamos a la Tierra —confesó— los militares confiscaron las filmaciones y las fotografías.

Obeliscos sobre la Luna

Minutos después, Neil se excusó —estaba cansado— y se retiró.

Volví a conversar con Armstrong en una segunda oportunidad y ratificó todo lo dicho.

La información de Ceva confirma lo que ya sabía y que fue expuesto en «Mirlo rojo», uno de los documentales de Planeta encantado.

Por supuesto, Neil Armstrong no contó toda la verdad. No dijo, por ejemplo, que esas edificaciones en la superficie lunar fueron destruidas con armas tácticas nucleares por el Apollo 17 (1972). Por eso no se ha vuelto a la luna en cincuenta años. Sencillamente: está contaminada.

Nuevamente decido guardar silencio sobre las revelaciones de Armstrong. Sólo Blanca sabe de las importantes reuniones de Agustín Ceva con el primer hombre que pisó la Luna.

El barco zarpa a las 21 horas, rumbo a Perú. Y me pregunto: «¿Cuánto más nos ocultan los militares?».





sábado, 23 de enero de 2021

La civilización separatista: “Nos subían de diez en diez a un ascensor, que durante unos quince minutos cambiaba de forma y cuando se abría la puerta, estábamos en una base espacial en Marte”

 La civilización separatista: “Nos subían de diez en diez a un ascensor, que durante unos quince minutos cambiaba de forma y cuando se abría la puerta, estábamos en una base espacial en Marte”  

¿Seres humanos que ya no se consideran terrestres? ¿Por qué? Posiblemente esta hipótesis se haya convertido premonitoriamente en una realidad ignorada por los habitantes de la Tierra. Tal vez exista un abismo que haga sentirse diferentes a quienes posean una tecnología más próxima a los propios extraterrestres, alejada de los seres humanos que habitan nuestro planeta. 

Tal vez, el desarrollo de esa tecnología inversa proveniente de naves estrelladas desde el año 1947 haya posibilitado a un selecto grupo de seres humanos ser capaces en la actualidad, de viajar a otros planetas de nuestro sistema solar, incluso construir bases permanentes en el planeta rojo.


Ocurre que, quienes están en la cúspide del poder mundial, entiendan tal vez que “desvelar el secreto implica ciertos riesgos...” Ha sido de tal magnitud el engaño a la población mundial sobre la presencia extraterrestre, que posiblemente nadie de ese “grupo” se atreva en la actualidad a dar “el primer paso en la revelación”, delegando a futuros dirigentes esa responsabilidad; debido principalmente al axioma que dice… “incrementar mayor secretismo, implica mayor riesgo si llega a descubrirse la presencia extraterrestre en la Tierra; para protegernos de las represalias, debemos mantener la ocultación”. De este modo queda cerrado un circulo bajo un férreo hermetismo, de miedos y amenazas.



Las colonias humanas en Marte
(doble clic para ver el video)

Situándose en una encrucijada perversa, quizás el ego de muchos poderosos les haya empujado hacia su propio abismo donde ya no hay vuelta atrás, jugándoles sin duda una mala pasada. Tentados tal vez a creerse especiales sobre los demás; egoístas sin duda frente a sus congéneres humanos; conforman “una civilización humana separatista” capaz de realizar teletransportaciones y fabricar naves interestelares…

Teletransportacion - Vida en Marte

(doble clic para ver el video)

Gracias al testimonio de Andrew Basiago podemos hacernos una idea hasta que nivel tecnológico alcanza ese grupo secreto; por ejemplo, decía este, refiriéndose a uno de sus viajes a Marte:

“Un humanoide nos recibió una vez, nos comunicamos por telepatía y nos llevó al lugar que construyeron en el interior del planeta”, “Parece hecha por Gaudí, está llena de formas armónicas y curvas”.

Esto es lo que hay…

Desarrollando la idea del “grupo secreto que controla la Tierra”, obtenemos las conclusiones que hace al respecto el investigador norteamericano Richard Dolan, donde se atisban las consecuencias de unos hechos, ciertamente, inquietantes.

Queda una última pregunta… ¿Qué opinan los extraterrestres sobre este grupo separatista? Desconozco la respuesta, aunque intuyo que no estarán del todo de acuerdo, ya que la humanidad tal y como la conocemos funcionaria a ritmos distintos en su evolución. Hace poco se descubrió que había ocurrido un hackeo de internet a nivel mundial y lo más curioso de todo ello es que nadie logro descubrir el verdadero origen de este ataque; aunque si se tuvo constancia de que algo muy superior a los conocimientos humanos lo había originado. Es como si fuerzas poderosas lanzaran algún tipo de mensaje, que solo los destinatarios conocieran. Dejo el video del canal Mundo Desconocido donde se relatan estos acontecimientos.



Reciente Hackeo de Global de INTERNET (y nadie ha dicho nada…)

(doble clic para ver el video)

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Del libro
OVNIS PARA LA MENTE DEL SIGLO XXI -Una guía nueva para un antiguo misterio, de Richard Dolan

Los requisitos del secreto

Volvamos a 1947, al presidente Harry Truman, frente a las devastadoras noticias de que otros seres de algún tipo estaban aquí. Además, el ejército de los Estados Unidos había recuperado parte de su tecnología e incluso cuerpos. Podemos suponer que esto requeriría la creación de presupuestos negros. Después de todo, sería necesario financiar estos programas, y la mejor idea no sería informar al Congreso al respecto, considerando que se conocería muy poco sobre estos seres, dado el deseo de mantener esa tecnología lejos de los enemigos reales o supuestos, y por tantas otras razones ya discutidas. Por lo tanto, se necesitaría establecer una capa tras otra de secretos para ocultar estos programas de tecnología extraterrestre OVNI.


Harry Truman

Como sabemos esto se ha convertido en norma dentro del mundo del presupuesto negro, y dicho programa estaría anidado dentro de otros programas confidenciales, proporcionándole capas profundas de protección contra la observación externa.

Tal programa de estudio secreto también requeriría una influencia continua e incluso control sobre la radio, los periódicos y la televisión convencionales. Esto no significa que la CIA controlará cada información que llegue a través de los medios. Sin embargo, podría significar que habría personas clave, estratégicamente ubicadas, que influirían en las historias a medida que salieran. En otras palabras, control de giro: promover cierto tipo de historias y eliminar otras. Con los años, ha habido una serie de exposiciones que detallan la relación entre la CIA y los medios de comunicación. Una de 1977, del periodista Carl Bernstein sobre la fama de Watergate. Bernstein concluyó que, desde el final de la Segunda Guerra Mundial, la CIA había reclutado a más de cuatrocientos periodistas estadounidenses y los había colocado en secreto en su nómina. ¿Cualquier ciudadano podría preguntarse qué podría lograrse con cuatrocientos periodistas, muchos en puestos de gran influencia, como empleados secretos? Ciertamente, habría una gran capacidad para influir en las noticias y, por lo tanto, influir en la opinión pública.


La misma situación se aplica a las comunidades académicas y científicas, así como a Hollywood y la industria del entretenimiento. Influir en ellos es más fácil de lo que la mayoría de la gente piensa. Con unos pocos profesores destacados en las instituciones adecuadas -Harvard, Princeton, UCLA, Berkeley, Universidad de Chicago- los perros guardianes estarían en su lugar. Un joven profesor que desarrollara un interés por los OVNIS sería golpeado por las directivas principales. De hecho, se sabe que esto ha sucedido. El astrónomo de Harvard Donald Menzel cumplió precisamente este papel duran te las décadas de 1950 y 1960. No solo fue el principal desacreditador de los ovnis en el mundo durante ese período de tiempo, sino que tuvo una relación secreta con la Agencia de Seguridad Nacional. Ni siquiera su esposa lo sabía.


Donald Menzel

En el mundo de hoy, tales relaciones a veces apenas se ocultan, como si a nadie le importara. Existe una puerta giratoria virtual entre la comunidad de gobierno / inteligencia y los elementos más prestigiosos del mundo académico. La situación es aún peor en el mundo de la investigación científica, donde todo está controlado por fondos, y la mayor parte de los fondos para la comunidad científica proviene del gobierno de los Estados Unidos Los científicos que se desvían a áreas no aprobadas por quienes administran sus pagos descubren rápidamente que pierden sus fondos, después de lo cual una pérdida de prestigio y posición son una amenaza constante. Estos son incentivos muy grandes para no cruzar la línea. Por lo tanto, el control se mueve más allá del mundo confidencial para convertirse en cultural.


(NSA) Agencia de Seguridad Nacional

La civilización separatista

¿Qué sucede cuando los equipos de científicos brillantes, bajo condiciones de total secreto y utilizando dinero ilimitado del presupuesto negro, pueden estudiar la tecnología extraterrestre recuperada durante muchos años, e incluso décadas?

Considere el accidente de Roswell. Lo más probable es que las tecnologías recuperadas allí hubieran estado más allá de la comprensión de los científicos que las estudiaran. Pero, con suficiente tiempo y esfuerzo, podríamos asumir que incluso si no pudieran replicar lo que encontraron, podrían haber aprendido cosas nuevas. Se han hecho tales afirmaciones, y es razonable suponer que se habrían logrado nuevos avances en la comprensión de dicha tecnología. Avances como la electrónica de estado sólido, fibra óptica, fibras de alta resistencia, láseres y una variedad de otras oportunidades de ganar dinero para la defensa y otras industrias. Nada de esto ha sido probado, por supuesto, pero también es cierto que la investigación privada realizada en entornos profundamente confidenciales no es fácil de observar para los investigadores externos. De hecho, sería muy fácil ocultar la conexión de Roswell en el tratamiento histórico de estas y otras tecnologías.



Otra consideración relevante de tales avances es que reducirían a cero cualquier incentivo para revelar el secreto al público. ¿Por qué renunciar a la gallina de los huevos de oro?

Pero ahora las cosas se vuelven aún más interesantes. ¿Qué tal si algunos de los avances fueran aún más significativos que el dinero generado por la industria de defensa? ¿Qué pasaría si incluyeran secretos para conseguir la antigravedad, por ejemplo? ¿Qué pasaría si incluyeran una comprensión de una nueva fuente de energía, algo que pudiera hacer que el petróleo quedara obsoleto? Parecería que estos serían avances de una importancia mucho mayor que cualquier cosa imaginable. En primer lugar, amenazarían a la industria más grande del mundo, una que está arraigada en la mayoría de los aspectos de nuestras vidas.





( Nikola Tesla había diseñado maquinas con sistemas antigravedad. Murió en un hotel de Nueva York en 1943. En los días posteriores a su deceso, la Inteligencia norteamericana incautó de su domicilio dos camiones llenos con sus pertenencias.

El genio de la electricidad; Nikola Tesla diseñó una plataforma cuya finalidad era el vuelo funcional anti-gravitatorio y también dio a conocer una nave espacial de estilo platillo volador, por la que presentó una patente de esto hace muchos años atrás. Lamentablemente después de su muerte, la mayoría de sus cuadernos y planos fueron confiscados por agentes del FBI, quienes lo catalogaban como subversivo.

Por lo tanto, los detalles de estos planes no están disponibles para el público en general, algo desconcertante es el hecho de que el gobierno de los Estados Unidos habría mantenido esta información fuera del alcance del público, incluyendo también a Otis T. Carr, quien trabajó con Tesla y pudo constatar que, en efecto, había diseñado una embarcación anti-gravitatoria y que la misma estaba en pleno funcionamiento. FUENTE: https://www.adicrea.org/antigravedad-la-tecnologia-desarrollada-y-escondida-durante-anos/ )

Si, hipotéticamente, tales avances se hicieron durante la década de 1950 o 1960, es posible pensar, incluso probable, que quienes administran el programa se asegurasen de que los secretos nunca vean la luz del día. Ciertamente, aquellos científicos involucrados en la investigación necesitarían continuar su investigación para aprender todo lo que pudieran sobre electrogravitación, antigravedad, nuevas fuentes de energía y cualquier estudio relacionado.

La ciencia no progresa de manera casual. Es más parecido a una serie de conexiones en las que el conocimiento debe progresar de cierta manera para lograr avances importantes. No se pasa del descubrimiento del fuego directamente a los cohetes que salen de la atmósfera terrestre. Hay pasos necesarios en el camino. Pero ¿qué sucede cuando un eslabón necesario en la cadena no está disponible para el resto del mundo, conocido solo por unos pocos científicos clandestinos? Significaría que esos científicos tienen la capacidad de agregar más enlaces a la cadena, y se alejan cada vez más en su conocimiento del resto del mundo.


Sin lugar a dudas, el mundo confidencial está muy por delante del resto de nosotros. Hace algunos años, tuve una conversación con un científico que había trabajado para la Agencia de Seguridad Nacional a mediados de la década de 1960. Conozco a este hombre bastante bien. Afirmó que alrededor de 1965, la NSA tenía computadoras funcionando a una velocidad de reloj de 650 MH z. Hoy, eso es decididamente lento, pero para 1965 era extraordinario. En primer lugar, las computadoras prácticamente no existían fuera del mundo confidencial. Además, el mercado de la informática no alcanzó esa velocidad de reloj hasta el año 2000; es decir, treinta y cinco años después. Vale la pena agregar que, en 1965, la NSA aún era prácticamente desconocida para el mundo. Solo se había publicado por primera vez en un libro el año anterior. En otras palabras, a principios de la década de 1960, sucedió que la informática más avanzada del mundo existía dentro de una agencia que nadie sabía que existía.



MILITAR CONDECORADO DE ISRAEL ASEGURA QUE HAY VIDA HUMANA EN MARTE…

Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=XgJACuYD3wA

(doble clic para ver el video)

Volviendo a nuestro hipotético grupo de tecnología OVNI, podríamos preguntarnos, ¿cuántos años por delante podrían estar? ¿Qué nuevos conocimientos de nuestro mundo y universo podrían tener que nos falten? ¿Tendrían la capacidad de desarrollar una flota de platillos voladores clandestinos, con la habilidad de abandonar la órbita de la Tierra y entrar en el espacio? ¿Estas capacidades les permitirían tener interacciones o encuentros con inteligencias no humanas? ¿Tendrían una infraestructura significativa, tal vez subterránea?

¿Cuáles son las características que constituyen una civilización distinta? Es cierto que esto no siempre es fácil de enunciar, pero podemos identificar ciertos factores clave. El nivel de tecnología sería uno. La comprensión científica y cosmológica, es decir, cómo uno se ve en el gran esquema de las cosas, sería otra. Por ambas características, el grupo de presupuesto negro profundamente clandestino podría estar tan por delante del resto de nosotros, que podríamos considerarlos como una civilización separada, una que se ha separado de la nuestra, o una civilización separatista. Sin lugar a dudas, sus miembros continuarían interactuando con nuestra propia sociedad, ya que con toda probabilidad es en la Tierra donde llevan a cabo su acción. Pero su nivel de conocimiento y las tecnologías a su disposición les darían una posición única y muy avanzada en el gran esquema de las cosas.

Laboratorio secreto de Montauk, Nueva York, donde se experimentó con viajes en el tiempo.

Parece poco probable que dicho grupo responda al Presidente de los Estados Unidos. Simplemente basados en la estructura de poder conocida en el mundo de hoy, parece mucho más probable que las finanzas internacionales privadas ejerzan un control dominante sobre el grupo, o de alguna manera sean parte de él. La oficina del presidente de Estados Unidos, aunque sigue siendo importante, ya no es el eje central que fue justo después de la Segunda Guerra Mundial. Los estudios del mundo del presupuesto negro, por ejemplo, han enfatizado que, en los niveles más profundos del secreto, no es el personal oficial del Departamento de Defensa, sino los contratistas privados quienes generalmente dominan la mayoría de los Programas de Acceso Especial- es decir, los programas de presupuesto negro. ¿Por qué debería ser diferente con respecto al secreto OVNI?

Para pagar todo

La financiación de dicho programa sería una pesadilla, al menos si se realizara a través de medios legales formales. Lo que llamamos el presupuesto negro generalmente se entiende como apropiaciones confidenciales y, dentro de los Estados Unidos, parte del proceso presupuestario normal que debe ser aprobado cada año por el Congreso. En otras palabras, si bien puede ser secreto, al menos en apariencia es legal. Oficialmente, el presupuesto negro de los Estados Unidos se estima en alrededor de $ 50 mil millones. Esta es una suma enorme, pero teniendo en cuenta que se reparte a toda la comunidad de defensa de Estados Unidos, solo una cierta cantidad estaría disponible para el programa de investigación y desarrollo de OVNIS indudablemente costoso No así simplemente. Una conversación que tuve con una persona con acceso a información privilegiada sobre algunos de estos asuntos es que este programa es, sobre todas las cosas, costoso.


En este contexto, vale la pena reflexionar sobre la investigación de varios analistas, en particular Catherine Austin Fitts, John Perkins y Joseph Stiglitz. Fitts fue Subsecretario del Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano de los Estados Unidos (HUD) de 1989 a 1993; Perkins trabajó durante la década de 1970 para la consultora internacional de ingeniería Chas T. Main como “asesino económico”, y Stiglitz fue Economista Jefe del Banco Mundial entre 1997 y 2000. La primera conclusión importante a la que llegaron estos y otros analistas similares es que el poder financiero internacional es irremediablemente corrupto y controla naciones enteras. La siguiente conclusión, al menos para nuestros propósitos, es que hay una gran cantidad de dinero flotando en todo el mundo que se pude tomar de manera libre y no requiere contabilidad abierta, al menos para aquellos grupos en posición de hacerlo.

Perkins describió cómo fue acusado de atraer a los países en desarrollo a pedir dinero prestado para inversiones de infraestructura deficientes que finalmente fueron diseñadas para engañarlos por billones de dólares, aumentar su deuda con Occidente y hacerlos dependientes en todos los sentidos. Esto fue pura colonización económica en nombre de corporaciones y bancos poderosos que utilizan al gobierno de los Estados Unidos corno una herramienta. Significativamente, Perkins agregó que detrás de su empleo formal, la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos tomaba todas las decisiones, e incluso era responsable de contratarlo para su trabajo·


Banco Mundial

Stiglitz describió precisamente el mismo proceso a través de las operaciones del Banco Mundial y de su “plan de cuatro pasos” para las naciones deudoras. El primer paso implica la presión para que esas naciones privaticen las industrias del estado. El segundo paso implica la liberación del mercado de capitales, lo que significa que el dinero de inversión especulativo llega- y luego se va, agotando las reservas nacionales Y provocando demandas del FMI por grandes aumentos en los intereses. Esto destruye el valor de la propiedad, la industria y los tesoros nacionales. Describe el Paso Tres como “Precios basados en el mercado”, lo que significa precios más altos de alimentos, agua y gas para cocinar. Eso conduce inevitablemente al “Paso tres y medio: los disturbios del FMI”. Tales disturbios han ocurrido en Indonesia, Bolivia, Ecuador y en otros lugares, y según Stiglitz está totalmente previsto por el Banco. Este es también el momento en que los extranjeros recogen los activos restantes a precios minúsculos. Finalmente, llegamos al Paso Cuatro, que es el “libre comercio”, en el que se destruyen las últimas barreras de las ventas y los mercados internos se ven obstaculizados en contra de sus propios productos locales.


OMC-Organización Mundial del Comercio 

Otras organizaciones internacionales, como la Organización Mundial del Comercio, emplean también esta nefasta política financiera. La OMC no forma parte de ningún gobierno y es en su totalidad un instrumento de poder corporativo. Impone la privatización de los recursos naturales como el agua y considera que las leyes ambientales, de salud y de seguridad alimentaria de las naciones son barreras para el comercio. Efectivamente, otorga a las corporaciones un poder sobre las leyes ambientales y laborales nacionales.

El análisis de Fitts completa perfectamente este escenario con atención especial al presupuesto negro. Reconociendo que el estado de derecho no se aplica a la élite financiera mundial, ha descrito cómo el presupuesto negro “real” implica más que apropiaciones clandestinas, también incluye dinero obtenido por grupos de inteligencia a través del tráfico de narcóticos, préstamos predatorios y muchas otras formas de fraude financiero. Concluyó que al menos el 85 por ciento del presupuesto federal de los Estados Unidos es imposible de auditar. Además, el HUD (y probablemente otras agencias federales) sirvió efectivamente como una operación de corte para el tráfico de drogas y el fraude de valores. Escribió sobre la falta de rendición de cuentas de miles de millones de dólares en varios análisis clásicos, “What's Up With the Black Budget?,” (¿Qué pasa con el presupuesto negro?)"The Myth of the Rule of Law,"(El mito del estado de derecho) y “Dillon, Read & Co. Inc. & the Aristocracy of Stock Profits.” (Dillon, Read & Co. Inc. y la aristocracia de Ganancias de acciones). Fitts también argumenta que el colapso de la burbuja inmobiliaria y la crisis financiera tienen sentido cuando se miran a través del lente del fraude hipotecario y de valores utilizado para financiar el presupuesto negro.


Armada chilena confirma avistamiento de un ovni en el año 2014
(doble clic para ver el video)

Llegar a las raíces financieras del encubrimiento de ovnis puede requerir las habilidades de un gran equipo de asistentes financieros, abriéndose paso a paso a través de una capa de capas de programas confidenciales (y en gran medida privatizados), anidados uno dentro de otro como una elaborada muñeca rusa. Así como la política nacional e internacional ordinaria de la mayoría de las naciones ha sido pirateada durante mucho tiempo por los intereses financieros privados, también lo es casi con toda seguridad para el encubrimiento de OVNIS. Porque este es un asunto que seguramente implica una tremenda cantidad de poder y, por lo tanto, dinero.

Lo que significa que tenemos una realidad invertida. Las cosas que son reales son las cosas que se nos ocultan. Las cosas que vemos en los medios de comunicación dominados por el entretenimiento son las más ilusorias. No es accidental. Dada la larga relación entre la comunidad de inteligencia y los principales medios de comunicación, es más razonable suponer que el público está siendo sometido a un programa de aletargamiento, en el que se distrae a las personas y se les lava el cerebro con el propósito de hacer que se sienten y callen.

Pero no todos pueden hacerlo. No todos pueden sentarse en silencio, pasivamente, dispuestos a omitir las preguntas difíciles. Depende de las personas que se preocupan lo suficiente como para convertirse en guerreros de la verdad. Sin embargo, para luchar por la verdad, primero es necesario darse cuenta de que existe el engaño. Luego, para discernir la verdad en medio de un tejido de mentiras, se necesita perseverancia. No siempre es fácil de cultivar, porque la Verdad no aparece simplemente y brilla con toda su gloria. Como un raro hallazgo arqueológico, la verdad debe ser excavada. Debe ser desenterrada. Y, aún así, interpretar la verdad puede ser enloquecedoramente difícil. Finalmente, uno debe aprender a hablar en nombre de la Verdad. Al hacerlo, nos encontramos en oposición a una formidable estructura de poder. Convertirse en un guerrero de la verdad requiere inteligencia, perseverancia y coraje. Significa recordar que “el clavo que sobresale es el que recibe el golpe del martillo”.

Aun así, después de reflexionar, en el contexto de algo tan breve y efímero como la vida humana, ¿qué puede ser más gratificante, qué más digno, que una dedicación inquebrantable a la lucha por la Verdad?

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Conferencia de Andrew Basiago… mis experiencias en Marte - CIO Uritorco 2014


Un abogado que fue teletransportado a Marte, estrella de un “congreso” sobre OVNIS.

El letrado de EE.UU. afirma haber viajado al planeta rojo más de 40 veces entre 1981 y 1984, donde coincidió con Barack Obama

Según él, en Marte hay una ciudad que “parece hecha por Gaudí

Alguno de los viajes los habría hecho en misiones secretas de la CIA

Capilla del Monte. (Yésica Brumec/EFE).-

Decenas de fanáticos de los OVNIS se acercaron hasta la localidad argentina de Capilla del Monte para escuchar las experiencias del abogado estadounidense Andrew Basiago, quien afirma haber sido teletransportado a Marte más de 40 veces, algunas de ellas en misiones secretas de la CIA.

Basiago, ponente estrella del XVII Congreso Internacional de Ovnilogía que se celebra en esa ciudad hasta ese domingo, relató los viajes que realizó al planeta rojo entre 1981 y 1984, en los que asegura haber coincidido con el actual presidente de los Estados Unidos, Barack Obama.

“Nos subían de a diez a un ascensor, que durante unos quince minutos cambiaba de forma y cuando se abría la puerta, estábamos en una base espacial en Marte”, aseguró y describió a ese planeta como un “desierto con olor a waffles quemados”.


Descubierta una Fortaleza en MARTE

FUENTE: https://www.youtube.com/watch?v=DuyBoi3koIA

“Sin embargo, es habitable por humanos, sólo un poco difícil respirar al principio, como si se estuviera en el pico de una montaña muy alta”, describió Basiago.

Según su relato, cuando viajó ya había algunos humanos tratando de construir lugares para vivir ahí, aunque, lo que más llamó su atención, fue la civilización que, aseguró, existe en el inframundo del planeta vecino, la cual visitó guiado por un local.


“Un humanoide nos recibió una vez, nos comunicamos por telepatía y nos llevó al lugar que construyeron en el interior del planeta”, relató el estadounidense, quien se confesó “admirador” de aquella ciudad. “Parece hecha por Gaudí, está llena de formas armónicas y curvas”, describió Basiago.

El abogado estadounidense afirmó ser consciente de que “todo eso es difícil de creer”, aunque aseguró que los sucesivos gobiernos de su país experimentan en ese campo desde hace décadas.

Según Basiago, su primera experiencia en teletransportación ocurrió cuando tenía seis años, convocado para el Proyecto Pegasus por su padre, que en ese momento era jefe ingeniero de la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa (DARPA, por sus siglas en inglés).

El abogado ha recorrido el mundo relatando sus experiencias, recogidas en el informe “El descubrimiento de vida en Marte”, que fue publicado en 2008. También participa en el congreso la nieta del expresidente estadounidense Dwight Eisenhower, Laura Eisenhower.

Capilla del Monte, ciudad situada en la provincia de Córdoba, unos 800 kilómetros al oeste de Buenos Aires, es considerada la meca nacional de avistamiento y experiencias extraterrestres.


Cerro Uritorco, Córdoba (Argentina)

En las faldas del mítico cerro Uritorco, cada año se congregan centenares de investigadores y amantes de los OVNIS para compartir lo último en ovnilogía.

En ese cerro tuvo lugar en 1986 el episodio conocido como “La huella del pajarillo”, en el que un niño y dos ancianas fueron testigos de una nave que pasó y dejó una huella en la Sierra del Pajarillo.

Ese evento, que trascendió las fronteras de Argentina, convoca en la actualidad a unos 100.000 caminantes que ascienden cada año al enigmático cerro.

Ese año, la temática central del congreso es Rumbo a Marte y los principales ponentes hablan sobre la posibilidad de que haya vida en el planeta vecino.

El congreso, que dura hasta ese domingo, también contará con un homenaje a Jorge Suárez fallecido en 2012, quien fomentó a través de sus investigaciones en el Centro de Informes Ovni (CIO) y un programa de radio la curiosidad de científicos y artistas locales, que le brindarán un “Tributo a la amistad” en el evento.

FUENTE: https://www.lavanguardia.com/vida/20141108/54419067364/abogado-teletransportado-marte-ovnis.html




domingo, 3 de enero de 2021

TUNGUSKA (SIBERIA, 1908) – EXPLOSION DE NAVE NODRIZA EXTRATERRESTRE: Numerosos testigos vieron el objeto sobre sus cabezas antes de explotar en el cielo. Era de un tamaño considerable y de una marcada forma “cilíndrica”, como un tubo. Algunos lo describieron semejante a “una chimenea”. Este “alargado objeto resplandeciente” brillaba con una luz “azul-blanquecina” más intensa que el Sol y su velocidad no era de más de dos o tres kilómetros por segundo, unos diez mil kilómetros por hora.

 

TUNGUSKA (SIBERIA, 1908) – EXPLOSION DE NAVE NODRIZA EXTRATERRESTRE: Numerosos testigos vieron el objeto sobre sus cabezas antes de explotar en el cielo. Era de un tamaño considerable y de una marcada forma “cilíndrica”, como un tubo. Algunos lo describieron semejante a “una chimenea”. Este “alargado objeto resplandeciente” brillaba con una luz “azul-blanquecina” más intensa que el Sol y su velocidad no era de más de dos o tres kilómetros por segundo, unos diez mil kilómetros por hora.


¿Qué ocurrió en Tunguska el 30 de junio de 1908? A una altura de entre 5.000 y 8.000 metros sobre la superficie terrestre se produjo una explosión que tendría repercusiones planetarias. Su energía era 1.000 veces mayor que la explosión nuclear de Hiroshima, afectando a una superficie estimada de 2.000 km cuadrados.

La versión oficial de los hechos nos dice que un asteroide se estrelló sobre el cielo de Siberia, produciendo la devastación en la tundra, derribando millones de árboles, aniquilando rebaños enteros de renos y arrasando innumerables aldeas tunguskas.



Pero otra vez más, como era de esperar, gran parte de los científicos se comportan cobardemente frente a hechos, a primera vista, inexplicables. Alguien, ignorantemente al principio y luego interesadamente después, lanzó el mantra de que una roca atravesó la atmosfera terrestre, para desintegrarse en plena atmosfera sin dejar rastro alguno… salvo la explosión.

En 1990, según dijeron las autoridades rusas, un grupo de científicos intentó demostrar que un meteorito habría sido el responsable de aquella devastadora explosión, y sorpresa: “los hombres de ciencia argumentaron que, si bien no quedaron restos sobre la tierra de aquella roca sideral, se debió al hecho de que el propio meteorito se autodestruyese por un rayo que el mismo había generado…” Sobran los comentarios sobre esta infantil y descabellada teoría, salvo que es inverosímil y que posiblemente forma parte del engranaje sobre ocultación de la realidad extraterrestre en la Tierra.

Numerosos testigos, poco antes de la explosión de Tunguska, vieron como un enorme objeto cilíndrico modificaba su rumbo. Obviamente se trataba de una nave nodriza extraterrestre, que tal vez se hallase en apuros por algún tipo de fallo técnico. Los tripulantes, responsablemente y conscientes de la energía que podría generarse en caso de un desastre irremediable, tal vez buscasen desesperadamente un lugar remoto y apartado en la superficie terrestre; obviamente para minimizar las consecuencias de su final irreparable. Una acción, sin duda, digna de reconocimiento, sintiendo a la vez compasión por los cientos, quizás miles de seres que viajaban en aquella nave extraterrestre que efectivamente se desintegró.

Cráter de Impacto de asteroide en Chicxulub, península de Yucatán, México

Todo apunta sin duda, a que fue una explosión de origen nuclear, y que solo años después, algunos investigadores tras ver los efectos ocasionados por las bombas de Hiroshima y Nagasaki, así como de innumerables pruebas nucleares posteriores, fuesen capaces de relacionar la magnitud de la explosión de   1908 sobre Siberia. Según Robert Lazar, científico norteamericano asociado a la investigación de tecnología inversa en el Área 51 (S4), las naves extraterrestres, para su propulsión, incorporarían reactores nucleares alimentados por antimateria, que es la forma más potente de generación nuclear. Oficialmente en la Tierra, solo conocemos la fisión y fusión nuclear basadas en romper o juntar núcleos atómicos para generar energía; si bien los extraterrestres utilizarían una tercera vía, la aniquilación, es decir, “unir materia con antimateria”. De este modo, con reactores relativamente pequeños, conseguirían fuentes de energía poderosísimas.



En 1921, el mineralogista Leonid Kulik dirigió la primera expedición para investigar los hechos de Tunguska, pero debido a las condiciones del terreno, tuvieron que regresar sin llegar al punto de la explosión. Fue necesaria una segunda expedición, en 1927, para alcanzar el punto donde teóricamente había chocado el meteorito… y donde para su sorpresa, no existía absolutamente ningún cráter de impacto, ni tampoco restos de la roca sideral fueron hallados… tan solo árboles derribados en la devastación.

Bajo mi punto de vista, lo ocurrido en 1908 podría catalogarse como uno de los hechos más relevantes relacionados con la presencia extraterrestre en la Tierra. A fin de cuentas, los seres de las estrellas utilizan máquinas para desplazarse, mucho más evolucionadas, sin duda, pero que también tienen fallos, se estrellan como en Roswell y también se desintegran como en Rusia.

No me extenderé más en el relato, salvo recomendar leer lo siguiente.

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 Del libro El enigma de la explosión en Siberia de John Baxter y Thomas Atkins

 


EL OBJETO CILÍNDRICO

 ¿Es posible que el objeto cilíndrico que en 1908 explotó en el aire sobre Siberia central, fuera una nave espacial?

Mientras continuaba el debate acerca de esta multimegatónica explosión durante los años 1960- 1970, un número cada vez mayor de científicos llegó a la conclusión de que la respuesta debía ser, inevitablemente afirmativa. Y ello en parte debido a que todas las explicaciones naturales del “cuerpo cósmico” no resistían los rigurosos análisis científicos, pero también porque al entrar la Humanidad en una nueva era de tecnología espacial, la idea comenzó a parecer más plausible.

La creencia de que se trataba de un objeto artificial ganó nuevo adepto con los descubrimientos basados en la particular forma de la zona afectada por la explosión, por el estudio de las partículas encontradas, y, además, por algunos sorprendentes cálculos efectuados recientemente por expertos en aerodinámica acerca de la trayectoria del vuelo a través de la atmósfera.



 Los límites extrañamente irregulares de la región afectada ya habían sido advertidos por E. L. Krinov durante la tercera expedición en 1929. “El área del bosque arrasado tiene una forma ovalada, con su eje mayor orientado en dirección sudeste-noroeste.” La forma ovalada sorprendió a los primeros investigadores, quienes esperaban que el área destruida tuviera forma circular. Las fotografías aéreas de 1938 certificaron esta forma ovalada; y las expediciones de K P. Florensky en 1958, 1961 y 1962, después de un completo reconocimiento aéreo y terrestre, determinaron que los 3.100 kilómetros cuadrados de bosque arrasado por la explosión y la dispersión de “'polvo cósmico” de la explosión, tenían un contorno definidamente elíptico. Los nuevos mapas dibujados por el equipo de Florensky mostraban en forma clara que el centro de la destrucción, la región totalmente quemada con los árboles muertos pero erguidos, estaba en una posición un tanto descentrada con respecto a la onda explosiva, que se dirigía en especial hacia el sur y el nordeste.



¿Qué significado tenía este extraño contorno elíptico de la zona de la explosión? Con respecto a ese extremo, Felíx Zigel escribió: “Es evidente en el mapa de la región que el límite del área de destrucción total del bosque es irregular en su trazado. Asimismo, el epicentro de la explosión y la zona de los árboles que quedaron en pie ocupa una posición excéntrica en la región afectada por la catástrofe. Obviamente, esta asimetría no puede ser explicada por el efecto de la onda balística como consecuencia del vuelo del objeto. En efecto, la zona de la destrucción se alarga en una dirección que no es paralela a la trayectoria del objeto, sino que forma un gran ángulo con ella”. Por lo tanto, Zigel califica la explosión como “directiva”: su efecto “no era el mismo en todas direcciones”.

Después de sus expediciones de 1959 y 1960, durante las cuales volvió a examinar todas las evidencias físicas disponibles, A. V. Zolotov llegó a una conclusión que Zigel y otros expertos encontraron aceptable: la explosión tuvo una forma ovalada, poco corriente, debido a que el explosivo se hallaba dentro de algún tipo de “envase.” la estructura de este envase, tal como el grueso cilindro de papel de un fuego de artificio, fue la causa de que la carga explosiva se abriera elípticamente al explotar. “la directividad de la explosión -comentó Zigel- se debió a la no-homogeneidad del envase.” El objeto de Tunguska "constaba por lo menos de dos partes: una substancia capaz de provocar una explosión nuclear y una cápsula no explosiva".



¿Pero hay alguna prueba concreta de la existencia de esta cápsula no explosiva? Algunos especialistas creían que Kulik había aportado al menos algunas pruebas parciales en las muestras de suelo que había recogido en sus expediciones. A finales de la década de 1950, cuando se sometieron las muestras al examen de modernos microscopios y a pruebas de laboratorio se encontraron en ellas pequeñas partículas de materia extraterrestre. El suelo de Tunguska contenía concentraciones de glóbulos esféricos, de un tamaño de algunos milímetros, compuestos principalmente de silicato y magnetita, un óxido de hierro magnetizado. Los glóbulos de magnetita parecían pequeñas gotitas de bulbos y estaban a veces unidos en racimos. Krinov, que tomó parte en el estudio de las muestras, anotó que “a veces se encontró un glóbulo de magnetita encerrado en un glóbulo de silicato transparente”. Estas partículas separadas parecían haberse derretido por efecto de un tremendo calor, tal como la trinitita encontrada en Alamogordo.




 Si estas esferas no tenían origen terrestre, ¿eran simplemente el polvo de micrometeoritos que caen a diario en todo el planeta o podían ser fragmentos del objeto de Tunguska? En 1962, Florensky trató de resolver este interrogante. Utilizando un helicóptero, su equipo trazó el diseño de la elipse de la explosión obre una gran área y luego recogió muestras diferentes para someterlas a análisis químicos. “En el campamento base de la taiga instalamos un molino de concentración, para aislar trozos infinitesimales de materia extraterrestre contenida en numerosas bolsas con muestras del suelo. Poco a poco, el cuadro comenzó a tomar forma, a medida que se fue delimitando la configuración del modelo disperso.”

Tal como esperaban, miles de “pequeñas esferas brillantes” muchas de ellas soldadas entre sí, estaban incrustadas como perdigones en la tierra y en los árboles. La forma de su distribución, además, correspondía a la onda elíptica de la explosión; las partículas parecían haber sido dispersadas en la región por una “corriente de aire caliente”. Florensky, partidario todavía de la obsoleta teoría del cometa, sostenía que eran restos fundidos del cometa; pero Zolotov y muchos otros estaban seguros de que estas partículas fundidas no podían provenir de un cometa o meteorito.




Esta tesis se vio fortalecida cuando en un análisis más detallado se encontraron pequeños indicios de cobalto y níquel, así como de cobre y germanio. Kazantsev y aquellos que apoyaban sus puntos de vista argumentaron que el descubrimiento de estos elementos metálicos confirmaban la teoría de la nave espacial. “Recuerden que la nave debía poseer instrumentos técnicos y eléctricos -argumentaba Kazantsev-, y también cables de cobre y, seguramente. medios de comunicación -semiconductores conteniendo germanio-.” Sin embargo, no se ha determinado con exactitud el origen de los extraños glóbulos. Es indudable que las partículas fundidas fueron formadas por el enorme calor de la explosión; y es posible deducir, con muchas probabilidades de acertar, que son los únicos vestigios que quedan del “objeto cilíndrico”, la cápsula no-explosiva que contenía el fuego atómico.




Muy pronto, Zigel y otros expertos en aerodinámica, buenos conocedores de la moderna tecnología de los cohetes y de las trayectorias en la alta atmósfera, hicieron algunas asombrosas aseveraciones que inclinaban la balanza a favor de la teoría de la nave espacial. Cuando A. Y. Manotskov, un diseñador de aviones delineó la trayectoria del objeto en el aire, sus cálculos coincidieron con la idea de Zolotov de que el objeto debía llevar una velocidad muy inferior a la de un cuerpo cósmico natural. Los meteoritos se precipitan en la atmósfera a velocidades de catorce o dieciocho kilómetros por segundo, y a veces a treinta y cinco kilómetros por segundo. Manotskov llegó a la conclusión de que el objeto de 1908 habia desarrollado una velocidad mucho menor y que, cerca de la tierra había reducido su velocidad a “0,7 kilómetros por segundo, o sea dos mil cuatrocientos kilómetros por hora”, lo que es comparable a la velocidad de un avión a reacción. Boris Liapunov, especialista soviético en cohetes, examinó estos cálculos y estuvo de acuerdo con Manotskov en que el objeto se había comportado en su trayectoria de entrada y en su velocidad como un avión supersónico.

¿Qué trayectoria de vuelo siguió esta nave a través de la atmósfera terrestre? Éste ha ido siempre uno de los aspectos más debatidos de todo el fenómeno de Tunguska. Los datos fundamentales para determinar su trayectoria son las observaciones de los testigos oculares y la onda balística de choque causada por la rápida compresión del aire delante del objeto en movimiento.

Un avión capaz de desarrollar una gran velocidad, como el avión espía norteamericano SR-71, que puede volar a más de tres mil kilómetros por hora, reúne ante su morro una onda cónica de moléculas de aire comprimido que ocasionan los fuertes estampidos sónicos cuando las ondas llegan al suelo y, aun a altitudes de varios kilómetros pueden causar daños a nivel del suelo. El estruendo ensordecedor que se escuchó en junio de 1908 durante el vuelo del objeto por la zona de Tunguska se debió seguramente a su potente onda balística: la serie de truenos que se escucharon después fueron el resultado de las ondas de la explosión.

 La mayoría de los investigadores está de acuerdo en la necesidad de determinar la trayectoria del vuelo para descubrir la identidad real del objeto. Después de estudiar el efecto de la onda balística y de la explosión, varios equipos de investigadores han llegado a conclusiones muy diferentes acerca de la trayectoria del vuelo.

Tres de los primeros estudiosos del suceso de Tunguska, Voznesensky, Suslov y Astapovich, basándose principalmente en los informes de los testigos y en los datos sísmicos, llegaron a la conclusión de que el objeto se movía en dirección sur-sudeste a nor-noroeste. Kulik, después de examinar los efectos de la explosión en el Pantano del Sur, creía que “el meteorito había volado en dirección sur-norte”, mientras que Krinov proponía que “la trayectoria había sido sudeste-noroeste” y daba como “posición proyectada sobre la superficie de la Tierra para el inicio de la trayectoria, la orilla norte del lago Baikal”.

Más tarde, los descubrimientos que hizo convencieron a Florensky de que “tanto la disposición general de los árboles derribados como la relación entre los centros de los árboles caídos y los efectos de las quemaduras - y también la distribución del polvillo cósmico- indican que el objeto procedía del este-sudeste. Según otro científico, V. G. Konenkin, la trayectoria más probable era este-sudeste a oeste-noroeste. Durante sus investigaciones sobre el terreno, Zolotov examinó los árboles erguidos que mostraban huellas de la onda balística y la onda de la explosión y llegó a la conclusión de que la onda de aire, que causó un daño pequeño comparado con el de la explosión, había aparecido desde el sudoeste.

¿Procedía el objeto del sudeste o del sudoeste? Al principio, el problema parecía imposible de resolver, ya que en los testimonios de los testigos se citaba una dirección y la forma en que los árboles se habían visto afectados indicaba otra. El objeto había sido visto como "un cuerpo resplandeciente” desde las aldeas cercanas a Kansk, al sudoeste del lugar de la explosión, pero también había sido visto desde Kirensk y otras ciudades que quedaban hacia el sudeste. Muchos testigos afirmaban que ambas trayectorias eran verdaderas a pesar de que, obviamente, el mismo objeto no podía haber aparecido en forma simultánea en dos lugares diferentes, distantes cientos de kilómetro entre sí.



¿O acaso era posible? El problema de las diferentes trayectorias se resolvió finalmente con una respuesta desconcertante: ambas trayectorias eran correctas. ¡El objeto babia cambiado su dirección durante su vuelo sobre Siberia!

Según la opinión de algunos científicos, la información que habían obtenido las expediciones de Florensky y Zolotov acerca del efecto observado en los árboles daban una base firme para pensar que se había producido una alteración en la trayectoria de vuelo del objeto. Según las más recientes investigaciones parece que en la última fase de su descenso, el objeto se aproximó desde el oeste y luego cambió su rumbo hacia el este antes de la explosión. En efecto, la onda balística indica que se efectuó algún tipo de corrección de vuelo en la atmósfera.

 A la misma conclusión llegó Felix Zigel, quien, como profesor en el Instituto de Aviación de Moscú, había participado activamente en el entrenamiento de muchos cosmonautas soviéticos.

Sus últimos estudios de las declaraciones de los testigos y de los datos físico le habían convencido de que "antes de la explosión, el objeto había trazado en la atmósfera un gran arco de unos seiscientos kilómetros (de azimut)", es decir que “llevó a cabo una maniobra”. Ningún objeto natural puede realizar esto. Así, Zigel junto con otros expertos soviéticos en aviación como Manotskov y Liapunov, se unieron a Kazantsev en la creencia de que el notable objeto cilíndrico que había ocasionado una detonación atómica de forma elíptica en 1908 sólo podía haber ido “una nave artificial procedente de otro planeta”.

 Al margen de sus maniobras en la proximidad de la superficie de la Tierra, la nave debió maniobrar en la aproximación desde el espacio exterior, para situarse en un ángulo de entrada a la atmósfera casi idéntico al que siguen los modernos vehículos espaciales. Para entrar en nuestra atmósfera sin problemas a través de la densa capa de aire que rodea a nuestro planeta, una nave espacial debe mantener un ángulo de vuelo exacto de -6,2 grado con respecto al horizonte. El astronauta norteamericano Michael Collins ha descrito así la dificultad que plantea la entrada en la atmósfera: “Los límites permitidos eran extraordinariamente pequeños. En el viaje de regreso, el corredor atmosférico de reentrada, o zona de supervivencia, ...era solamente de sesenta kilómetros de profundidad, y acertar a un blanco de sesenta kilómetros desde una distancia de trescientos setenta mil kilómetros es como tratar de cortar un cabello con una navaja lanzada desde una distancia de siete metros”. No acertar a introducirse en este corredor puede ser fatal, ya que si el ángulo es demasiado agudo la nave se quemará por efecto del gran calor friccional; es muy pequeño la nave rebotará hacia el espacio. Para penetrar en las capas inferiores de la atmósfera terrestre, la nave de 1908 debió ejecutar con gran perfección la maniobra, de entrada en el corredor.

 Según el astrónomo soviético B. Y. Levin, que llevó a cabo un cuidadoso estudio de los movimientos del objeto de Tunguska a través de la atmósfera, debió ser visto por primera vez cuando se hallaba a una altura de unos ciento treinta kilómetros.


Nave nodriza extraterrestre

Los testigos vieron un tubo ardiente "que brillaba en forma intensa con una luz blanco-azulada". La zona de entrada de la atmósfera se encuentra a esta misma altura; al pasar a través de estas capas superiores cualquier objeto de tamaño regular, como una nave espacial, adquiere una capa de plasma que produce un resplandor luminoso semejante a un meteorito.

Hay indicios muy firmes, por tanto, que indican que la explosión de Siberia puede explicarse por la presencia de un vehículo extraterrestre. A pesar de que las pruebas no son completas y no pueden considerarse absolutamente concluyentes los de cubrimiento de la astrofísica y la astronomía modernas, en particular, en tomo a la posibilidad de que exista vida en otras partes del Universo, proporcionan una nueva perspectiva desde la cual, esta teoría aparece cada vez más aceptable y lógica.              

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 LA EXPLOSIÓN

 A una gran altura sobre el Océano Índico, una inmensa masa cae desde el espacio atravesando la corteza de la atmósfera terrestre. A tan gran altura, no hay ruidos, casi no hay fricción; al no encontrar obstáculos, el objeto cae veloz hacia la Tierra.

Con una larga trayectoria curva, se dirige hacia el norte a velocidad supersónica atravesando el continente asiático, a gran altura sobre las cumbres del Himalaya. Atraído por la gravedad, entra en contacto con los estratos más densos de la atmósfera terrestre. Comienza a producirse un intenso calor friccional.

Su fulgor aparece por primera vez ante la vista humana sobre China Occidental en la madrugada del 30 de junio de 1908. Las caravanas que serpentean a través del desierto de Gobi hacen un alto y observan con pavor una bola de fuego que cruza el cielo. Luego, desaparece más allá de la frontera de Mongolia. Se introduce en las capas más densas de la atmósfera y resplandece por efecto de una temperatura de 2.760° C. más brillante que el pálido sol de la mañana. En la Rusia Central, un estruendo ensordecedor aterroriza a los habitantes de las pequeñas ciudades y aldeas, que constituyen los únicos habitáculos humanos en estas remotas y desiertas regiones. Una poderosa onda balística que precede a la masa descendente golpea el suelo. Los árboles son derribados, las chozas de los nómadas destruidas, los hombres y animales diseminados como si fueran partículas de polvo.

 A las 7.17 de la mañana, la Meseta Central Siberiana, cerca del río Tunguska, una región desolada y casi deshabitada, de turberas y bosques de pinos, se estremece bajo el impacto de una explosión cataclísmica.

 La detonación revistió tal violencia que el Centro Sismográfico de Irkutsk, situado a 800 kilómetros al sur, registró lo mismos temblores que si se tratara de un terremoto. Las vibraciones recorrieron cinco mil kilómetros y fueron recogidas por otras estaciones, en Moscú y en la capital del imperio zarista, San Petersburgo; el Observatorio Sismográfico de Jena, Alemania, a cinco mil ciento ochenta y cuatro kilómetros de distancia, registró fuertes choques sísmicos. Aun en lugares tan alejados como Washington y Java los sismógrafos se vieron activados por efecto del impacto.



Instantáneamente, una gigantesca columna de fuego se elevó en el cielo de un azul purísimo, alcanzando tanta altura que se hizo visible sobre el horizonte a los atónitos habitantes de varios pueblos siberianos situados a cientos de kilómetros de distancia; luego en el aire resonó el estampido de truenos que se escucharon a más de ochocientos kilómetros. El estruendo era tan intenso que algunos pastores que se hallaban más próximos al impacto quedaron sordos; otros sufrieron “shocks” y, aturdidos, quedaron sin habla.

Al tiempo que el brillante fuego se destacaba en el cielo, una abrasadora corriente térmica recorrió la taiga, o bosques del norte, arrasando las altas coníferas y provocando incendios que tardarían varios días en extinguirse. Los asombrados ciudadanos de Vanavara. un centro comercial que dista 60 kilómetros, trataban de proteger sus rostros de la intensa corriente, abrasadora. Segundos más tarde una onda de choque generada por el impacto recorrió el pequeño pueblo, levantando la tierra, derribando techos, destrozando ventanas y catapultando a la gente hacia arriba.


Tras-Siberiano

A una distancia de seiscientos kilómetros en dirección sur-suroeste, ráfagas huracanadas sacudieron puertas, ventanas y faroles en Kansk, una estación de ferrocarril del recién terminado Trans-Siberiano. En cosa de minutos, dos nuevas ondas de choque sacudieron el pueblo. La gente que trabajaba en las barcas cayó en el río, mientras más al sur, los caballos tropezaban y caían al suelo.

Cerca de Kansk, a bordo del Trans-Siberiano, los pasajeros aterrorizados por el estruendo ensordecedor casi se vieron despedidos de sus asientos. El tren sufría tremendas acudidas y vibraba con violencia sobre sus rieles. Cuando el asombrado maquinista se dio cuenta de que se ondulaban los rieles, aplicó el freno y el tren se detuvo con un chirrido. Cuando cesaron los temblores de tierra, el tren prosiguió basta la estación más cercana, donde el conductor y lo agentes de la estación inspeccionaron el convoy para asegurarse de que los pasajeros y la carga no habían sufrido daños.

En la región de Tunguska, al tiempo que masas oscuras de espesas nubes ascendían a una altura de más de quince kilómetros, se desencadenó una ominosa “lluvia negra”, como resultado de la súbita condensación de aire junto con el polvo y las partículas que había succionado hacia el cielo el torbellino formado en el vórtice de la explosión. Intermitentes rumores de truenos, semejantes al estruendo de artillería pesada, retumbaron a lo largo de toda la Rusia Central.

En San Petersburgo, situado a gran distancia hacia el oeste, nadie se enteró de la explosión ni se oiría hablar de ella durante muchos años. En un principio se creyó que las ondas sísmicas, que registraban los sismógrafos correspondían a temblores de tierra. En 1908, eran otros los problemas que preocupaban a la mayoría de los rusos, ya que su país estaba atenazado por tensione sociales que, finalmente provocarían el estallido de la Revolución. Desde su capital imperial, una ciudad elegante, cuyos lazos culturales con Europa demostraban el alejamiento del Gobierno con respecto a los problemas de sus ciudadanos, el zar Nicolás II mantenía un precario control sobre una nación dividida y, en muchos casos, desesperada.

Para superar la amenaza de revolución en 1905, Nicolás II hubo de permitir, muy a su pesar, la formación del primer parlamento ruso, la Duma; y las elecciones de 1907 habían llevado a él a muchos socialdemócratas y a veteranos de anteriores revoluciones contra la autocracia zarista. Por primera vez, Rusia poseía sindicatos -aunque no se les reconocía el derecho a la huelga- y una prensa moderadamente libre. Pero en las Universidades continuaba el descontento; entre aquellos hombres cuyas actividades políticas les habían llevado a la cárcel, había un joven estudiante de ingeniería forestal llamado Leonid Kulik, que llegaría a tener gran importancia en la solución del misterio de Tunguska.



Para muchos estudiantes, la nueva Duma parecía tan poco interesada en los problemas de Rusia como los Consejos del Zar. En los meses de junio y julio de 1908 las noticias que interesaban en San Petersburgo no eran las catástrofes como la explosión de Tunguska --que sólo apareció mencionada en los periódicos locales de Siberia- sino acontecimientos como la celebración de un duelo entre dos miembros de la Duma por diferencias políticas. El traslado de la capital de Rusia desde San Petersburgo a Moscú no tendría lugar basta 1918; mientras tanto el Gobierno permanecía aislado e indiferente a los desastres y misterios que tenían lugar en las vastas y desconocidas regiones orientales del país.

La espantosa miseria de esta tierra oprimida y su sentido misterioso y de promisión son evocados por Nicolás Gogol en su tragicómica obra maestra Almas muertas. Al describir el viaje de su héroe Chichikov a través de las estepas rusas escribe: “Yo te veo: un país sombrío, desierto y disperso... Así pues, ¿cuál es la fuerza misteriosa e incomprensible que me lleva hacia ti? ¿Por qué oigo constantemente el eco de tu lúgubre canto que va de mar a mar por toda tu inmensidad? ... Y ya que tú no tienes fin ¿no será en tu seno dónde nacerá un pensamiento sin fronteras?”.

En 1908, al otro lado del Pacifico, en los Estados Unidos, donde Teddy Roosevelt estaba cumpliendo el último año de su segundo mandato presidencial, pocas personas prestaban atención a los trastornos que sufría el lejano país del Zar. Ninguna noticia de la explosión de Siberia había llegado aún a los Estados Unidos. Lo cierto es que los norteamericanos estaban presenciando la aparición de una serie de máquinas nuevas que revolucionarían el transporte, las comunicaciones y la guerra en todo el mundo. Henry Ford acababa de lanzar su modelo T, el primer automóvil fabricado en serie; dentro de dos décadas, veinticinco millones de vehículos como ése recorrerían el paisaje de los EE. UU.

El Departamento de Defensa de Estados Unidos, después de desechar su primera carta considerándole un chiflado, decidió finalmente formar con el inventor Orville Wright un contrato para la construcción del primer avión militar. En agosto, su hermano Wilbur asombró a la prensa francesa al dibujar la figura de un ocho con su máquina voladora y permanecer en el aire ciento siete segundos en el hipódromo de Hunaudieres; y en septiembre, en Fort Myer, Virginia, Orville logró mantener su máquina en el aire durante una hora y cinco minutos. Dos años más tarde, el Gobierno de los Estados Unidos llevó a cabo las primeras experiencias de bombardeo aéreo.



Los científicos de todo el mundo, provistos de los últimos adelantos tecnológicos del siglo XIX, intentaban la tarea de interpretar el Universo al recién nacido siglo XX. Los astrónomos mediante la observación del sistema solar y de nuestra Galaxia a través de telescopios cada vez más. potentes habían recogido nueva y, a menudo, desconcertante información acerca del comportamiento de estrellas remotas y otros fenómenos cósmicos. En 1908, el Cosmos se consideraba todavía como básicamente estable y sin cambios; se creía que su “límite” era la Vía Láctea, que aún no había sido completamente cartografiada.

Los instrumentos meteorológicos, aún relativamente primitivos, se utilizaban para explorar la intrincada relación entre las manchas solares y los campos magnéticos terrestres, pero sin un conocimiento sólido de la Física Nuclear sus mediciones no podían ser perfectamente interpretadas. En este tiempo, Robert Millikan estaba haciendo sus trabajos iniciales en rayos X. y la hipótesis del “éter” acerca del espacio acababa de ser abandonada. Albert Einstein pronto haría cambiar radicalmente el concepto científico de espacio, tiempo y materia con su teoría general de la relatividad. El neutrón aún no había sido descubierto por James Chadwick. El Premio Nobel de Química de 1908 fue otorgado a Ernest Rutherford por su estudio pionero en radiactividad; él formularía pronto su teoría del núcleo atómico, que llegaría a ser uno de los conceptos fundamentales de la Física moderna.

Retrospectivamente el año 1 908 parece haber sido testigo de acontecimientos extraños e inexplicables, un período en que la gente dice haber visto extrañas luces moviéndose en la noche o capitanes que han informado de “nubes magnéticas” que descendían sobre sus barcos. Extraños “objetos volantes" eran observados mientras cruzaban el aire a velocidades fantásticas sobre Estados Unidos y Europa. Durante el verano, una “serpiente marina de setenta metros” apareció en el Golfo de México, frente a la península de Yucatán, y fue descrita detalladamente por los pasajeros de un navío.



Los científicos que observaban el cielo en 1908 se hallaban preparados para nuevos acontecimientos, pero mal equipados para identificarlos o interpretarlos, en especial un suceso tan complejo y sin precedentes como el que se desencadenó cerca del río Tunguska.

Aunque la noticia de la explosión no se babia publicado en la prensa estadounidense y europea y los científicos no sabían nada aún del suceso, los periódicos en 1908 abundaron en especulaciones acerca de los extraños fenómenos meteorológicos y perturbaciones magnéticas que siguieron al devastador impacto. En una crónica desde Berlín para el New York Times del 3 de julio se intentaba explicar los extraños colores que se habían observado recientemente en la Aurora Boreal:

Unas luces verdaderamente extrañas se observaron en los cielos del Polo Norte durante las noches del martes y miércoles. La difusa y brillante iluminación, blanca y amarilla, se mantuvo durante la noche para desaparecer al alba. Archenbold, director del Observatorio de Treptow, dice que, dada la extraordinaria brillantez del fenómeno, podría tener relación con importantes cambios ocurridos en la superficie solar, los cuales han podido producir descargas eléctricas. Sin embargo, el director Archenbold menciona un fenómeno similar ocurrido en 1883, que estuvo en relación directa con una erupción del volcán Krakatoa en el estrecho de la Sonda. Noticias de Copenhague y Konigsberg afirman que idénticas luces brillantes se han podido observar en estas ciudades, y se presume que fueron visibles en todo el norte de Europa.

Pero la erupción que tuvo lugar en 1883 en las Indias Orientales sólo guardaba paralelismo en su amplitud e intensidad; la explosión de Siberia en 1908 no fue volcánica, y la escala de tiempos y características físicas del fenómeno resultante de este suceso son totalmente diferentes -y en verdad, mucho más terroríficas y misteriosas- que las que provocó la erupción del Krakatoa.

La aparición de descargas atmosféricas poco usuales desataron un sinfín de especulaciones en Inglaterra al día siguiente de la explosión. “Hubo una ligera, pero notoria perturbación de los imanes en la noche del martes”, decía un editorial del rotativo londinense Times; pero esta interferencia magnética se asoció en un principio -erróneamente- con “perturbaciones solares” en lugar de relacionarla con la catástrofe de Siberia, que en ese momento aún no se conocía en Londres.

En un lapso de cinco horas después de la explosión, corrientes turbulentas de aire avanzaron hacia el oeste, hasta más allá del Mar del Norte, provocando fuertes oscilaciones en las estaciones meteorológicas de Inglaterra. Durante un lapso de veinte minutos en seis estaciones situadas entre Cambridge, 80 kilómetros al norte de Londres, y Petersfield a noventa kilómetros al Sur, los barómetros registradores, recientemente inventados, registraron repentinas fluctuaciones de presión atmosférica. Los desconcertados meteorólogos dedujeron que en alguna parte del mundo había ocurrido una gran perturbación atmosférica; pero no fue sino dos décadas después cuando las primeras noticias de la devastación que se había producido en la región de Tunguska llegaron a la prensa de Londres, que descubrió que los registros barográficos de 1908 coincidían con la asombrosa explosión rusa del mismo año, y que las masas de aire dieron dos veces la vuelta al mundo.

Pero más sorprendente tal vez que lo inexplicados efectos sobre los campos magnéticos de la Tierra y las poderosas ondas de vientos asociadas con el impacto, fue la aparición, a una gran altitud, de masivas y luminosas "nubes plateadas" que cubrían Siberia y todo el norte de Europa. La luz era tan intensa que, durante varias noches después del suceso, en algunos lugares se podían tomar fotografías a medianoche y los barcos resultaban claramente visibles en el mar a millas de distancia. Un científico ruso describió las gruesas capas de nube luminosas como “iluminadas por una luz amarillo-verdosa que algunas veces cambiaba a un tono rosáceo”. Y agregó: “es la primera vez que veo un fenómeno de tales características”.

Por otra parte, durante varias emanas se observaron nubes de polvo de gran tamaño y fantásticos espectáculos nocturnos por todo el Continente, incluso en un país situado tan al sur como España. El 30 de junio, día de la explosión, un científico vio en Holanda “una masa ondulante” que pasaba por el horizonte, hacia el noroeste. “No se trataba de una nube -declaró- porque el mismo cielo azul parecía ondular.” Esa misma tarde, un astrónomo de Heidelberg observó que al tratar de fotografiar las estrellas sus placas resultaban veladas por la anormal luminosidad del cielo. En Amberes, después del ocaso, el horizonte parecía estar encendido en el norte.

En 1930, en el Royal Meteorological Society Quarterly Journal. Spencer Rusell se refería a los extraños colores que observó sobre Inglaterra en las noches del 30 de junio y 1 de julio de 1908:

Una fuerte luz anaranjada se hizo visible por el norte y noroeste... provocando una anormal prolongación del crepúsculo que duró hasta el amanecer del 1 de julio, cuando por el este, el cielo presentaba un color verde intenso con tono amarillo oro... Todo el cielo del norte durante estas dos noches, desde el horizonte hasta una altura de 40° el cielo presentaba en el norte un color rojo difuso que variaba desde el rosa hasta el carmesí intenso. Había una total ausencia de centelleos o brillos mortecinos, y ninguna tendencia a la formación de luces llameantes o arcos luminosos, característicos de los fenómenos de las Auroras Boreales... El crepúsculo se prolongó hasta el amanecer y no hubo real oscuridad en esos dos días... Del fenómeno se informó desde varios lugares del Reino Unido y en el continente, en Copenhague, Konigsberg, Berlín y Viena.


Representación de la erupción del volcán Krakatoa, año 1883

De acuerdo con el Times de Londres del 4 de julio de 1908, los “notables resplandores rojizos que últimamente se han visto por la noche han llamado de forma poderosa la atención y han sido observados sobre un área que se extiende hasta Berlín”. La causa se atribuye a “determinadas condiciones atmosféricas ', tal como ocurrió después de lo de Krakatoa, aunque no se ha informado de que haya ocurrido en fecha reciente ninguna erupción volcánica de violencia extraordinaria”. El Times señalaba que los resplandores “anormales” sólo aparecían en el cielo después del crepúsculo: el cielo se oscurecía en forma parcial para luego iluminarse con “colores profundos y misteriosos”.

El 5 de julio, en un reportaje del New York Times desde Londres con el título “Como en el amanecer, a medianoche”, un corresponsal escribía:

Después de puestas de sol de una belleza excepcional y de efectos crepusculares notables, incluso en Inglaterra, a medianoche, el cielo se volvía de un color azul claro, como si comenzara el alba, adquiría un color rojo tan intenso que en las comisarías de policía se recibían llamadas de personas que creían que se había declarado un gran incendio en el norte de Londres.

En los suburbios de Londres la gente salía a las calles para presenciar el pavoroso fenómeno cósmico. En Huntingdon, al norte de Londres, una mujer escribió al Times, alarmada por la intensa luz nocturna, relatando que poco después de la medianoche del 1 de julio el cielo estaba tan brillante que "era posible leer dentro de la casa, y que las manecillas del reloj de mi habitación resultaban perfectamente visibles. Una hora más tarde, hacia la 1.30 de la madrugada, la habitación estaba iluminada como si fuera de día; la luz del cielo era entonces más difusa y de un amarillo más pálido". Y terminaba diciendo: "Yo no había visto jamás nada siquiera parecido en Inglaterra, y sería interesante que alguien pudiera explicar la causa de un espectáculo tan inusitado”.

Pero ninguna explicación satisfactoria se ofreció al interrogante planteado por esta mujer. El silencio acerca de la naturaleza de los increíbles espectáculos nocturnos que podían verse en Europa y el enigma de la gran explosión de Siberia no se rompería durante más de una década.


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Y llegó el fuego y destruyó el bosque, los renos y los almacenes. Después, cuando los tunguskos fueron a buscar el rebaño, sólo encontraron esqueletos de renos calcinados.

Testigo de la explosión de Siberia de 1908

Estaba sentado en el porche mirando hacia el norte cuando, de pronto, hacia el noroeste, surgió un gran resplandor de luz. Era tan intenso el calor que... mi camisa casi se quemó en mi espalda. Distinguí una inmensa bola de fuego que cubría el cielo en su mayor parte... Después e oscureció y al mismo tiempo sentí una explosión que me lanzó a varios metros del porche. Perdí el conocimiento...

Testigo situado a 70 kilómetros de la explosión de Siberia

Después del terrible resplandor --que más tarde comprendió el padre Kleinsorge, le recordaba algo que había leído cuando era niño acerca de un gran meteoro que había chocado con la Tierra-, tuvo tiempo (ya que estaba a dos mil metros del centro) para experimentar un pensamiento: Ha caído una bomba directamente sobre nosotros. Entonces, durante algunos segundos o minutos, perdió el conocimiento.

Sobreviviente de la explosión de Hiroshima en 1945, de Hiroshima de John Hersey

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 LA EXPEDICIÓN A TUNGUSKA

Casi inmediatamente después de llegar a Petrogrado, Kulik comenzó a planear la próxima y más importante expedición a Siberia. Después de su informe a la Academia de Ciencias sobre el incompleto viaje de 1921, y durante los próximos seis años, Kulik continuó recibiendo nuevos datos de otros investigadores y declaraciones de otros testigos oculares, a la luz de los cuales, la explosión parecía haber sido más potente de lo que él había imaginado. Estos informes confirmaron su creencia de que el epicentro, o punto de caída, se hallaba al norte, en la región del río Tunguska; pronto se convenció de que un reconocimiento completo de esta área, preferiblemente a comienzo de primavera, cuando el clima era, por lo menos, tolerable, revelaría la verdadera naturaleza de la extraña detonación y le permitiría separar los hechos auténticos de la ficción en lo numerosos rumores que circulaban.




Algunos otros científicos que estaban trabajando en la región de Tunguska recogieron interesantes, y a veces aterradoras, historias de la población local, los tunguskos. S. B. Obruchev, un geólogo que llevaba a cabo investigaciones a lo largo del río Tunguska en el verano de 1924. encontró un sentimiento tan fuerte de temor supersticioso entre los nativos con respecto a la explosión, que pensó que se trataba del impacto de un gran meteorito y escribió: “Para el pueblo tungusko, el meteorito parece ser sagrado y ocultan cuidadosamente el sitio donde cayó”. Como Kulik comprobaría en su segundo viaje a Siberia, muchos tunguskos temían hablar acerca de la explosión y muchos otros negaban saber nada sobre el tema. Otros admitieron de mala gana a Obruchev que si viajaba durante tres o cuatro días hacia el nordeste de Vanavara hasta una zona salvaje y casi inaccesible cerca de lo río Chambé y Khushmo encontraría una zona muy extensa de “bosque arrasado”. Otros informes locales enviados a Kulik decían que, según lo tunguskos, por lo menos mil renos habían muerto y varios de sus poblados nómadas habían desaparecido a consecuencia de la explosión. “Un viento violento” arrasó la taiga, decían otros y “salió agua de la tierra”.

Una de las más impresionantes descripciones de los efectos de la explosión fue la que hizo Ilya Potapovich, un tungusko que luego sería el guía-jefe de la expedición de 1927. La terrible narración de Ilya Potapovich acerca de las experiencias de su hermano fue recogida en 1923 y enviada a Kulik por un geólogo llamado Sobolev que trabajaba cerca de la región:

Quince años atrás, el hermano (de Potapovich), que era tungusko y apenas hablaba el ruso, vivía en el río Chambé. Un día ocurrió una terrible explosión, de tan enorme fuerza que el bosque quedó arrasado a lo largo de muchas verstas en ambas orillas del río. La choza de su hermano fue arrasada hasta los cimientos, el techo se lo llevó el viento y la mayoría de los renos huyeron presas del pánico. El ruido ensordeció a su hermano y la conmoción que sufrió le causó una larga enfermedad. En el bosque arrasado se formó una fosa de la cual surgió una corriente de agua que fluyó hacia el río Chambé. El camino del Tunguska pasaba antes por ese lugar, pero ahora estaba abandonado porque había quedado bloqueado, intransitable y, además, el lugar despertaba el terror entre el pueblo tungusko. Desde el río Tunguska Podkamennaya a este Jugar el viaje duraba tres días, ida y vuelta, en trineo tirado por renos. Mientras Ilya Potapovich contaba su relato se refería en todo momento a su hermano que era el que lo había padecido. Su hermano se animaba y contaba enérgicamente algo en tungusko a Kartashov, golpeando los postes y el techo de su tienda y gesticulando para hacernos ver cómo había sido arrasada.

Según Akulina, la viuda del hermano de Ilya, a la que interrogó en 1926 el etnógrafo l. M. Suslov, toda la familia, que se encontraba dentro de la tienda fue lanzada al aire y varios de sus miembros quedaron aturdidos por la explosión. La tienda estaba situada a unos cuarenta kilómetros al sureste del lugar de la explosión. Cuando Akulina y su esposo se despertaron, continuaba el informe de Suslov, vieron "el bosque en llamas a su alrededor, con muchos árboles derribados. El ruido era ensordecedor". Suslov habló con un anciano tungusko que había compartido la tienda con la familia, y éste es su relato:

Vasily estaba durmiendo en el momento en que la tienda fue desgarrada y cayó hacia un lado por efecto de una fuerte acudida. No perdió el conocimiento. Dijo que había oído un trueno increíblemente prolongado y fuerte; el suelo se sacudió, los árboles en llamas caían y todo estaba en torno lleno de humo y niebla. Pronto el trueno cesó y el viento se calmó, pero el bosque continuó ardiendo. Los tres tunguskos salieron a buscar sus renos, que habían huido durante la catástrofe. Pero sólo pudieron encontrar a unos pocos.




A medida que continuaban los informes de los testigos presenciales, fue haciéndose evidente que, para los tunguskos, la catástrofe de 1908 era un castigo divino, la ira inexplicable de un dio vengador. Suslov, que estaba estudiando la cultura de los pueblos que habitaban el norte y centro de Siberia, y que había establecido una relación con ellos, se encontraba a menudo con hombres de las tribus que le contaban horribles historias de destrucción. En Strelka, un pequeño asentamiento comercial en el río Chunya, se encontró con unos niños tunguskos que vivían en una tienda en el río Avarkita en el momento de la explosión. “Una terrible tormenta, tan fuerte que era difícil tenerse en pie, derribó los árboles que estaban cerca de la choza", le contaron a Suslov "Por el norte apareció una gran nube y ellos creyeron que era humo".

En Strelka, Suslov habló con un grupo de cerca de sesenta tunguskos, que coincidieron no sólo en que la catástrofe des1908 había “aplastado” la taiga, matando a sus animales e hiriendo a algunos hombres, sino también en que el estallido “había provocado una enfermedad a los renos una especie de costras, que nunca habían sufrido antes de la explosión”.

La trayectoria de la bola de fuego y la posible localización del lugar del impacto habían sido estudiadas a mediados de los años 20 por A.V. Voznesensky, antiguo director del Observatorio

de Irkutsk. A partir de algunas de las informaciones obtenidas por Kulik y Obruchev, así como datos sísmicos de lrkutsk y otras estaciones rusas y observaciones de fenómenos acústicos a través de Siberia Central trató de determinar la trayectoria del objeto y el Jugar del impacto. Se dio cuenta de que la explosión había sido vista y oída por personas que vivían en una inmensa extensión geográfica, mayor que Francia y Alemania juntas. El ”resplandeciente objeto” había sido visto mientras cruzaba el cielo despejado por millares de personas, desde el borde sur de Siberia hasta la región de Tunguska, mientras que el ruido de la explosión, el fuerte estampido y el retumbar "como de trueno " fueron audibles en un radio de ochocientos kilómetros. De estos informes y de los datos sísmicos, estableció la hora aproximada de la explosión, las 7.17 de la mañana del 30 de junio de 1908. El lugar de la caída se hallaba al norte de Vanavara.




Yoznesensky lanzó la hipótesis de que la explosión había sido causada no por un solo meteorito, sino más bien por un grupo de ellos que “volaban en la misma dirección y fueron deshaciéndose gradualmente”. Las grandes ondas de aire fueron consecuencia de que “los fragmentos de los meteoritos” expandieran su energía sobre Siberia central, y el estampido y las vibraciones del suelo se debieron a “una masa muy considerable que cayó a tierra”'. Convencido de que una futura expedición descubriría en la región de Tunguska las huellas de un gigantesco impacto similar al Cráter del Meteoro en Arizona. Voznesensky concluía que:

...es altamente probable que quien investigue en el futuro el lugar en que cayó el meteorito de Khatanga Tunguska encuentre algo muy similar al Cráter del Meteoro en Arizona; o sea, que en dos o tres kilómetros a la redonda encontrará una masa de fragmentos que se separaron del núcleo principal antes de que éste cayera y también durante su caída. Los indios de Arizona aún conservan la leyenda de que sus antepasados vieron un resplandeciente carruaje que caía del cielo y penetraba en la tierra en el lugar en que se halla el cráter; entre los actuales tunguskos circula un relato similar acerca de una nueva piedra resplandeciente. Se negaron decididamente a mostrar esta piedra a los rusos que pretendieron investigar los acontecimientos en 1908. Sea lo que fuere lo que resulte de la investigación y la búsqueda del meteorito de Khatanga será un tema muy importante de estudio, particularmente si este meteorito pertenece al tipo de los meteoritos de hierro.

Los detallados testimonios que reunieron Obruchev y Suslov y los cálculos de Voznesensky sirvieron de gran ayuda para que Kulik pudiera convencer a la Academia de Ciencias Soviética - pese a que muchos de sus miembros no estaban convencidos de que las pruebas indicaban que se trataba de un meteorito--, para autorizar la primera expedición a la cuenca del río Tunguska. Así, en febrero de 1927 Kulik salió desde Leningrado (nombre con que Petrogrado fue rebautizado en 1924) con un ayudante investigador y viajó en el expreso trans-siberiano hasta Kansk y luego más hacia el este hasta la remota estación de Taishet. En cada uno de estos pequeños centros encontró otras personas que corroboraron que la "bola de fuego" se dirigía hacia el norte y que habían oído el “prolongado trueno” de su explosión. En Kansk, a unos seiscientos kilómetros al suroeste del río Tunguska, las personas habían sentido en las calles “un estruendo subterráneo. Dentro de las casas, los objetos colgantes se balanceaban, la loza se rompió y en una casa golpeteaban los postigos interiores de madera”.

Otras informaciones del distrito de Kansk hablaban de barqueros arrojados al río y de caballos derribados por la fuerza del estruendo y los temblores de tierra. En Taishet, a unos ciento cincuenta kilómetros de Kansk, los edificios y postes de telégrafo se estremecieron, las puertas de las casas se rompieron y cayeron objetos al suelo.

En marzo. después de reunir provisiones y equipo, Kulik y su ayudante comenzaron el viaje hacia el norte de Taishet en busca del supuesto lugar de la caída. Aun ya bien adentrada la primavera, Siberia es uno de los lugares más inhóspitos de la Tierra, pero Kulik no tenía elección acerca de su itinerario. Si hubiera llegado antes, la zona hubiera resultado infranqueable a causa de la nieve. A mediados del verano la mayor parte de la taiga se convertía en un pantano donde las nubes de mosquitos atormentaban a los hombres y animales. Pero en marzo con el suelo firme aún bajo una delgada capa de nieve, se podía avanzar por la región, aunque ocasionales tempestades hacían que la temperatura descendiera hasta cinco grados centígrados bajo cero y podían convertir a cualquier expedición en una prueba de resistencia.



Kulik y su ayudante avanzaron en un trineo tirado por caballos a lo largo del río Angara hasta Keshma, una pequeña aldea en donde compraron más alimentos y provisiones. El terreno se presentaba cada vez más difícil, cruzado por riachuelos, barrancos y empinadas laderas. La alta latitud inutilizaba sus brújulas. Los mapas eran inexactos, cuando lo había. Finalmente, en los últimos días de marzo llegaron a Vanavara, en el río Tunguska. Último alto antes de ingresar en la vasta extensión de la taiga, este pequeño reducto consistía en algunas casas, puestos de comercio y calles fangosas. Kulik contrató a Ilya Potapovich, el tungusko, y su guía y su ayudante comenzaron a interrogar a la población local acerca de la explosión.

Kulik obtuvo interesantes relatos de varios habitantes de Vanavara acerca de la explosión, que se referían especialmente al calor abrasador y a las ondas de choque. En la mañana del 30 de junio de 1908 el granjero S. B. Semenov estaba sentado en el porche abierto de su casa, mirando hacia el norte, cuando de pronto vio un "gran resplandor luminoso" sobre el horizonte, en el noroeste. He aquí su descripción:

Hacía tanto calor que ya no podía quedarme donde estaba. Mi camisa casi se desprendió, quemada, de mi espalda. Vi una enorme bola de fuego que cubría gran parte del cielo. Sólo tuve un momento para advertir su tamaño. Después, el cielo se oscureció y al mismo tiempo sentí una explosión que me lanzó a varios metros de distancia. Perdí el conocimiento durante algunos momentos y al recuperarme oí un gran estruendo que sacudió la casa y estuvo a punto de desgajarla de sus cimientos. Los cristales y el armazón de la casa se estremecieron y en medio del lugar que ocupaba la choza se abrió un gran agujero.

Al mismo tiempo, P. P. Kosolapov, un vecino que se hallaba trabajando cerca de la ventana de la casa sintió que sus orejas se quemaban por efecto de “un poderoso calor”. Se llevó las manos a ellas y preguntó a Semenov si había visto algo.

"¿Cómo no lo iba a ver? - respondió Semenov-. Sentí como si hubiera sido aprisionado por el calor." Kosolapov entró en la casa y de pronto "se oyó un gran estampido de trueno y cayó barro del techo, una puerta de la estufa voló y un trozo de cristal de la ventana se desprendió y cayó en la habitación”.

A pesar de que Kulik no había oído nunca que tales fenómenos tuvieran relación con las caídas de meteoritos, creía que se debían al gran tamaño del meteorito y a la liberación de energía producida por su colisión con la tierra. Se equivocaba, pero en aquellos momentos, ni él ni los demás científicos tenían suficientes conocimientos como para poder explicar este tipo de fuego radiante.

Tal como les había sucedido a otros investigadores anteriores, Kulik encontró que los tunguskos preferían no hablar de este suceso. Algunos eran abiertamente hostiles. En forma gradual, fue conociendo los detalles de una nueva religión que había nacido entre algunos habitantes de la taiga después de la explosión, y según sus normas, los tunguskos se negaban a ayudar a quienquiera que intentara acercarse al lugar de la caída. El objeto resplandeciente, decían, era una visita del dios Ogdy (Fuego), que había maldecido la región derribando los árboles y matando a los animales. Ningún hombre se atrevía a acercarse al lugar de la caída para no caer en la maldición del fuego de Ogdy. Circulaban historias acerca de manadas de renos sacrificados para aplacar al dios y rumores de que Ogdy impediría el deshielo, enojado por los intrusos, si éstos le molestaban.



Estas historias aumentaron aún más los deseos de Kulik de visitar personalmente la zona de la explosión. Al día siguiente de su llegada a Vanavara, él y Potapovich trataron de internarse en la taiga montados a caballo. No existían caminos hacia el bosque. Regresaron a Vanavara y Kulik continuó entrevistando a sus habitantes y preparándose para el largo viaje hacia la espesura de la taiga. El 8 de abril, Kulik, su ayudante e Ilya Potapovich salieron con sus bagajes y caballos por el sinuoso sendero que corría paralelo al rio Tunguska. Cuando llegaron a la cabaña de Okchen, un tungusko amigo, en el rio Chambé, todos estaban exhaustos, con síntomas de escorbuto por falta de comida adecuada y aquejados de infecciones que habían contraído en los pestilentes pantanos que habían debido atravesar. Kulik y su compañero no habían experimentado nunca antes tan duros sufrimientos, pero daba energía para proseguir.

Supieron, por los tunguskos, que se hallaban próximos al comienzo del bosque devastado, el borde del área de la explosión. Después de descansar durante una noche, cargaron su equipo a lomos de renos y salieron por la orilla del Chambé; luego dejaron el rio y tomaron rumbo norte. Dos días más tarde cruzaron el rio Makirta, un afluente del Chambé. Era el 13 de abril. El borde de Makirta la pequeña expedición contemplo una visión increíble: las primeras señales de la enorme explosión.

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 ¿ANTIMATERIA O AGUJERO NEGRO?

Las pruebas abrumadoras que demostraban que en Siberia se había producido una explosión atómica en 1908, impulsaron a algunos científicos a tratar de encontrar una explicación natural en las zonas más abstractas de la Física y de la Astronomía teóricas. Si esta explosión no se podía atribuir a ningún objeto cósmico ordinario, ¿era posible que alguna forma desconocida y extremadamente peligrosa de materia extraterrestre hubiera penetrado nuestra atmósfera, produciendo una detonación equivalente a una energía nuclear de 1023 ergs. y sin dejar la más mínima huella física tras de sí?

“Está fuera de toda duda que el objeto cósmico de Tunguska no pudo haber sido un cometa --escribió el geofísico Zolotov expresando la opinión de muchos de sus colegas-. Tampoco pudo haber sido un meteorito normal de hielo, piedra o hierro. El objeto de Tunguska representa un fenómeno de la naturaleza, aún desconocido y mucho más complicado de lo que se ha encontrado hasta ahora.”



El experto en temas espaciales Felix Zigel, comentó: “A pesar de los grandes avances de conocimientos en la estructura de la materia, estamos lejos aún de conocer todo acerca de las propiedades internas de la materia y acerca de las condiciones bajo las cuales puede ser liberada la energía nuclear. Lo único que sabemos es que el 30 de junio de 1908, la Tierra chocó con un cuerpo celeste y natural, si bien extraordinario y desconocido”.

¿Podría haber ido, por ejemplo, un pequeño cuerpo de antimateria la causa de la explosión? ¿O tal vez fueron los llamados “agujeros negros”" lo causantes de la destrucción masiva de la taiga? Los teóricos modernos examinaron estos dos fenómenos cósmicos recientemente conocidos como una posible solución del enigma de Siberia.

Aún antes de que los primeros experimentos confirmaran parcialmente la existencia de la antimateria, su presencia en el espacio había sido supuesta en los años 30 por el físico y Premio

Nobel P. A. M. Dirac y más tarde imaginada por escritores de ciencia ficción como Jack Williamson, quien en su libro Seetee Shock lo utilizó como elemento en un profundo drama cosmológico. La premisa de la antimateria es simple y lógica. ¿Por qué, se preguntan los físicos no podría haber, flotando en el espacio libre, átomo en los que las cargas eléctricas de las partículas están invertidas, átomo en los cuales las partículas con carga positiva (positrones) giran alrededor de un núcleo con una carga negativa, en vez de ser las partículas negativas las que giran alrededor de un núcleo positivo, como en los átomos terrestres? Si un fragmento de antimateria entrara en contacto con un objeto terrestre ambo quedarían instantánea y totalmente aniquilados.

Según algunos físicos y astrónomos la antimateria podría ofrecer una explicación natural para muchos fenómenos inexplicables.

 En los desiertos de todo el mundo, por ejemplo, se han encontrado grandes trozos de material fundido de aspecto vidrioso y color amarillo verdoso que son casi idéntico a lo que aparecen en puntos de caída de meteorito. Se han recogido muestras en Libia, Australia, y a lo largo del centro y sur de África. Pero no se han encontrado huellas de los meteoritos que pudieran haber provocado tales depósitos.

A lo largo de la llanura costera de Carolina del Sur y en otros lugares de la costa este de los Estados Unidos se encuentran millares de depresiones de forma ovalada y poco profundas, conocidas por el nombre de “Bahías de Carolina”. Desde el aire, estas bahías son a menudo muy notorias. “Los geomorfólogos no han encontrado explicaciones satisfactorias para estas curiosas formaciones naturales”, dice respecto a ellas la Encyclopaedia Britannica.

Hacia el norte de Virginia. en el corazón del gran pantano del Dismal, se halla el lago Drummond, en una depresión, ovalada y quemada por la turba que forma el pantano. Los indios dicen que un “pájaro de fuego” originó la depresión y los científicos han sugerido que un meteorito fue la causa de la zona quemada que se extiende a través de la turba basta el fondo arenoso del lago, pero no se ha encontrado ningún objeto meteorítico en el lugar.

El 15 de septiembre de 1940, el New York Times informó: “En el momento en que el yate Rockit II, tripulado por cuatro personas pacíficas, atravesaba el estrecho de Long lsland cerca de Bridgeport, Connecticut, ayer por la mañana, una granada silbó por encima de la proa y estalló en el agua a cien metros de distancia”'. Los pasajeros declararon: “Primero se produjo el silbido, un ruido atroz. Un segundo más tarde, la explosión levantó una columna de agua de siete o diez metros. Era algo insólito en aquel estrecho siempre sereno ¡Y no había ni siquiera un bote a la vista, ni un avión!”. Investigaciones posteriores demostraron que ninguna granada de artillería podría haber explotado cerca del barco.

Todos estos incidentes fueron recogidos por publicaciones técnicas sobre lo meteorito como posible resultado de fragmentos pequeños de antimateria que hubieran golpeado la Tierra. Un pequeño meteorito de antimateria provocaría una explosión desproporcionada para su tamaño, luego se vaporizaría sin dejar huellas, excepto, posiblemente, cráteres enigmáticos similares a las “bahías de Carolina”, depósitos de arena fundida en el desierto, sucesos misteriosos como el que ocurriera en el estrecho de Long lsland. Asimismo, señalan algunos científicos, podría aportar una explicación plausible para los sucesos de Tunguska.

La teoría de la antimateria lanzada inicialmente en la edición de 1941 de Contributions of the Society for Research on Meteorites una de las más conocidas publicaciones internacionales en la ciencia de los meteoritos, llamó grandemente la atención y produjo también algunos desacuerdos. Lincoln La Paz. autor del artículo que se hallaba entonces en el Departamento de Matemáticas de la Universidad de Ohio y que más tarde llegaría a ser un notable experto en meteoritos en varias universidades norteamericanas, y cotraductor al inglés de varios escritos de Kulik sobre el fenómeno de Tunguska, ya había anticipado las objeciones más habituales a la teoría -que la antimateria explotaría en su primer contacto con la atmósfera terrestre- citando las conclusiones del físico V. Rojansky en el sentido de que “un meteorito de hierro contraterrestre (antimateria de hierro), de una forma aproximadamente cilíndrica y que cayera con su eje en posición vertical podría atravesar indemne la atmósfera terrestre… Si un meteorito de hierro contraterrestre, de un tamaño comparable a uno de los grandes objetos de hierro que se supone que han caído, llegara a chocar con la Tierra, se produciría una explosión extraordinariamente potente ya que, además de la gran cantidad de energía térmica resultante de la transformación de la energía cinética de la masa del meteorito, una gran cantidad de energía sería liberada a raíz de su aniquilación”.

Willard Libby, el químico norteamericano que había desarrollado la técnica de dotación del Carbono 14, publicó un ensayo en 1965 junto con Clyde Cowan y C. R. Atluri argumentando en favor de la teoría “antiroca”. “En la búsqueda de otros medios naturales por los cuales se pueda obtener una gran producción de energía nuclear --comenzaba el articulo-- no podemos encontrar otro que la aniquilación de la antimateria con los gases de la atmósfera.” Especulando acerca del vuelo de un bólido de antimateria a través del aire, manifestaban que “sólo una fracción del bólido se aniquilaría en el aire” y que podría permanecer “esencialmente sólido” hasta entrar en contacto con las capas inferiores, más pesadas, de la atmósfera, donde “la aniquilación continuada le transformaría al estado gaseoso y lo disgregaría por medio de una explosión”.

Resultado de esta explosión sería el aumento de carbono radiactivo en la atmósfera. Estimando que la cantidad de carbono 14 producida por la aniquilación de una pequeña antiroca podría ser comparable a la cantidad emitida en la atmósfera durante las últimas pruebas nucleares de la U.R.S.S. en Novaya Zemlya, Libby y otros científicos midieron los depósitos de los anillos de los árboles norteamericanos y encontraron que la cantidad de radiocarbono aumentaba después de 1908, aunque admitieran que existían ciertas “dudas” en esa prueba.

El escritor de ciencia ficción, Kazanev, aceptó también la teoría contraterrestre como una posibilidad, ya que no había razón por la que los visitantes marcianos de los que él hablaba no hubieran usado la antimateria como componente de sus naves o máquinas. Pero la mayoría de los científicos soviéticos rechazaron la idea de la antimateria, basándose en que lo meteoritos contraterrestres, si existían, no podían explicar los efectos físicos reales de la explosión de Tunguska.

El comité patrocinado por los Estados Unidos para informar sobre los objetos volantes no identificados, cuya dirección estaba a cargo de Edward U. Condon, examinó la teoría y acotó que una explosión de antimateria “tiene unas consecuencias mensurables. Cuando la materia y la antimateria entran en contacto se aniquilan mutuamente y producen rayos gama, kaones y piones. Si un meteorito de antimateria chocara con la atmósfera se producirían piones negativos. El núcleo de los átomos del aire circundante absorbería lo piones negativos y liberaría neutrones. El núcleo de nitrógeno capturaría a los neutrones y se convertiría en carbono 14. El radiocarbono, como el dióxido de carbono, se dispersaría por la atmósfera y seria absorbido por los organismos vivientes”.



El mismo informe continuaba: “La energía del bólido de Tunguska fue calculada por medio del estudio de la destrucción que ocasionó. Se calculó así la cantidad inicial de antimateria y la cantidad de dióxido de carbono radiactivo producido. Se analizaron las secciones de los árboles que crecieron en 1908. La conclusión de varios científicos es que probablemente el meteorito de Tunguska no estaba compuesto de antimateria”.

Pero para otros científicos occidentales, no familiarizados con el gran acopio de datos acumulados por los últimos investigadores soviéticos, la antimateria constituía una de las pocas explicaciones plausibles acerca de la explosión de Tunguska. Sin embargo, a esta teoría, se opuso luego otra hipótesis aún más extraña: que la explosión había sido el resultado de la colisión entre la Tierra y un “agujero negro”.



Ya en 1939, J. Robert Oppenheimer, una figura clave en el proyecto Manhattan que construyó la primera bomba atómica, había especulado acerca de otros estados de la materia creados por las presiones y temperaturas de una estrella en proceso de extinción.

La mayoría de las estrellas de tamaño normal, incluyendo a aquéllas del tamaño del Sol, finalmente se desvanecen, y mueren como una hoguera sus capas exteriores se derrumban en el núcleo moribundo hasta que se convierten en una densa bola de neutrones giratorios. ¿Ocurre lo mismo en el caso de las estrellas más grandes, muchas veces mayores que el Sol, desparramadas por todo el Universo? Oppenheimer creía que estas estrellas mayores se derrumbaban de una manera totalmente diferente y terrorífica. A medida que las capas interiores caían hacia adentro, toda ella se convertiría en una nueva forma de materia, de enorme densidad, llamada popularmente “agujero negro”. Una simple astilla de esta materia podría pesar millones de toneladas.

El científico británico John G. Taylor calificó al agujero negro, como “el objeto más extraño” y lo comparó con un “caníbal que se traga todo lo que se pone en su camino: una vez engullido por él, no hay posibilidad de escapar”. En un artículo del periodista Tony Osman en el Sunday Times de Londres, se sugería que un agujero negro puede ser descrito gráficamente como "un aspirador cósmico, que succiona estrellas, luz, y cualquier otra cosa que se ponga en su camino.

Pero es algo más que eso. Un agujero negro es tan denso que ninguna de las leyes físicas conocidas puede aplicársele y nadie puede ni siquiera imaginar qué leyes podrían aplicársele.

Dentro de un agujero negro tenemos el origen del Universo de arrollado al revés.

Tales objetos podrían distorsionar la trama del Universo, absorbiendo rayos luminosos tan vorazmente que ellos mismos, y aun el espacio alrededor de ellos, se volvería invisible; en presencia de otra estrella atraerían gas y emitirían torrente de intensas radiaciones. En 1970 se estimó que el número de agujeros negros en el Universo podía ser de mil millones, con diferentes tamaños, algunos como nuestro Sol y otros, formados tal vez en el comienzo del Universo, no más grandes que una mota de polvo. Recientemente, por medio de un satélite artificial, los astrónomos han detectado rayos X emitidos desde la Constelación del Cisne; estas emisiones indican que, en una de sus estrellas binarias, Cyg X- 1, un supergigante azul, parece estar rotando alrededor de una estrella invisible, mucho más grande que nuestro Sol. Este vecino invisible, que se alimenta de la energía del Cyg X- 1, podría ser un agujero negro.

El redactor científico del New York Times ha expresado lo siguiente: “No hay nada en el arte del alquimista medieval, o en el del escritor de ciencia ficción contemporáneo que sea más extraño que el concepto del agujero negro”. En un artículo reciente se estudió la hipótesis de que un “diminuto agujero negro” penetró en Siberia, atravesó la Tierra y emergió en el Atlántico Norte. Esta idea la adelantaron en 1973 A. A. Jackson y Michael P. Ryan, ambos científicos de la Universidad de Texas, para explicar la explosión de la región de Tunguska. Si es que existen estos comprimidos “mini” agujeros negros, uno de ellos pudo haber chocado con la Tierra produciendo un efecto similar a una explosión nuclear, para después atravesar la Tierra como una bala hasta salir por el otro lado y continuar su trayectoria por el Universo.

Los expertos soviéticos en el suceso de Tunguska examinaron estas nuevas teorías, pero finalmente las rechazaron porque no concordaban con las evidencias reales. La gran cantidad de testimonios de testigos, complementada con los descubrimientos de varias expediciones, eliminaba por completo la hipótesis de un agujero negro o de una partícula de antimateria.

Inmune a la fricción con la atmósfera terrestre, un agujero negro posiblemente hubiera golpeado sin aviso y hubiera dejado un profundo cráter impregnado de una intensa radiación. La ausencia de un cráter y de radiación intensa argumenta en contra de esta teoría, así como la forma y la velocidad del objeto que cayó en 1908.

Por los numerosos testigos que vieron el objeto antes de explotar en el cielo, sabemos que era de un tamaño considerable y de una marcada forma “cilíndrica”, como un tubo. Algunos lo describieron como semejante a “una chimenea”. Este “alargado objeto resplandeciente” brillaba con una luz “azul-blanquecina” más intensa que el Sol y dejaba en el cielo una ancha cola de humo multicolor. En su descenso en la región de Tunguska, el objeto creó una gran onda balística que era, según los expertos. exactamente igual a la onda de aire de un misil.

La velocidad de este objeto cilíndrico en forma de proyectil se creía en un comienzo que era de aproximadamente cincuenta o sesenta kilómetros por segundo, principalmente, en razón de la gran fuerza cinética de la explosión; pero el geofísico soviético Zolotov hizo con posterioridad un cálculo más ajustado de su velocidad. Mediante la comparación del efecto de la onda balística y de la explosión en los árboles de la región calculó que, poco antes de la explosión, la velocidad no era de más de dos o tres kilómetro por segundo unos diez mil kilómetros por hora.

El profesor Zigel indica que los testigos vieron el objeto sobre sus cabezas y oyeron su estruendo ensordecedor simultáneamente, lo cual sólo podía ser posible si la velocidad del objeto era poco mayor que la del sonido, o sea, aproximadamente un kilómetro por segundo. Si el objeto hubiera atravesado la atmósfera a una velocidad de cincuenta o sesenta kilómetros por segundo, "los testigos lo hubieran visto primero y sólo más tarde hubiera escuchado el ruido, al igual que el trueno se oye después de contemplar el resplandor del relámpago". La velocidad final no podía ser más que de algunos kilómetros por segundo, concluye Zigel, pues de otro modo lo testigos no hubieran podido obtener una impresión visual concreta de la forma del objeto.

Ni la tesis de la antimateria ni la del agujero negro podrían explicar el lento descenso del objeto tubular que dejó una estela ardiente, las explosiones distanciadas, la extraña disposición de los árboles derribados, el repentino crecimiento de la vegetación después del impacto, la clara evidencia de la explosión en el aire antes que en tierra, o el conjunto de factores que habían contribuido previamente a descartar las teorías del cometa o del meteorito. Lo hechos conocidos parecían frustrar todos los intentos de los científicos para explicar el suceso de Tunguska en término de algún fenómeno natural.

 

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