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domingo, 16 de febrero de 2020

La mujer que se me apareció era de Lira: “Con la energía que utilizan sus naves se puede ir a Venus y volver en seis minutos. En un segundo pueden dar siete vueltas al mundo”.


La mujer que se me apareció era de Lira: “Con la energía que utilizan sus naves se puede ir a Venus y volver en seis minutos. En un segundo pueden dar siete vueltas al mundo”.



¿Por qué los extraterrestres eligen para contactar a personas humildes? Buena pregunta sin duda y estoy convencido que aquellos son seleccionados por sus cualidades humanas especialmente desarrolladas, es decir, no intoxicados por prejuicios sociales, sin ataduras ni condicionantes sociales que pudieran impedir la transmisión de un mensaje considerado importante por inteligencias extraterrestres, civilizaciones muy preocupadas por la evolución en nuestro planeta Tierra.

Intuyo que algunos contactados se atemoricen confundidos frente a hechos asombrosos, tal es el caso de Juan Morales, joven cabrero que siendo ya de noche, se dirigía por un sendero a Carratraca (Málaga, España) tras encerrar su rebaño de cabras, sintiendo a la vez una mezcla de miedo y asombro…. “una mujer de elevada estatura, dentro de una capsula transparente y brillante, salió al paso de un muchacho de 15 años en un lugar oscuro y solitario…”. Aquella mujer extraterrestre provenía de Lira, sistema estelar el cual tiene trece planetas con vida, animal y vegetal, y de entre todos ellos, cuatro con seres mucho más evolucionados que en la Tierra.



Tras el primer contacto de 1937, se sucedieron otros, y entre cosas, le explicaron a Juan Morales que existía una fuente inagotable de energía que podía recogerse de una forma sencilla, cargando del propio éter que nos rodea algo así como “pilas o condensadores energéticos” capaces de mover naves interestelares. Los extraterrestres le mostraron a Juan las fórmulas que hacían posible esos avances para la humanidad… pero algo ocurrió...

Tiempo después, allá por el año 1978 aparecieron en escena los muy nombrados “hombres de negro”, esos siniestros personajes al servicio del mal. Por aquellas fechas, Juan Morales intentaba por todos los medios poner en conocimiento público aquella fórmula por la cual se podía “extraer y acumular energía magnética gratuita” y con ello, impulsar un avance transcendental para la humanidad. Sin embargo, sus planes se trastocaron y Juan Morales vio como esos siniestros individuos aparecían un día en su casa, amenazándole y finalmente, robándole tan preciadas formulas: “Paradójicamente, todos nosotros deberíamos reflexionar ahora, en pleno siglo XXI, cual es el motivo del cambio climático producido por los motores de combustión y que atenaza a la raza humana… ¡diríamos, vaya despropósito!” Como seres conscientes, deberíamos preguntarnos por tanto… ¿Dónde fueron a parar aquellas fórmulas de energía inagotable y limpia? ¿Quién las retiene en la actualidad? ¿Por qué oscuros motivos se oculta a la humanidad tan preciada información? Estoy convencido, que, en un futuro, estas preguntas hallaran respuesta y tal vez, se descubra a los culpables de tamaño despropósito.


El contactado malagueño Juan Morales

No quiero extenderme más allá del puro relato, apasionante sin duda, en el cual un contactado por extraterrestres lucha contra formidables adversidades;  quien logra pese a ello, transmitir un mensaje de esperanza para la raza humana: “El universo es un hervidero de vida, inteligencias cuyas sociedades han superado las ataduras del egoísmo en sus propios planetas; mundos donde sus habitantes colaboran los unos con los otros, en vez de competir inconscientemente del modo que lo hacemos en nuestro planeta azul.”

He traído dos textos, uno de la revista Año Cero y otro del periódico La Opinión de Málaga, a quienes agradezco por anticipado el valioso trabajo de divulgación en relación con los contactados extraterrestres. Aunque los dos artículos tratan el mismo tema, recomiendo leer ambos, ya que se complementan y aportan información diversa sobre los acontecimientos extraordinarios acaecidos al contactado español Juan Morales.



El elegido de Carratraca: varias apariciones convirtieron a un humilde pastor en el portador de grandes conocimientos           
(Link de vídeo Cuarto Milenio)
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CONTACTO OVNI 1937


JUAN MORALES ERA UN JOVEN PASTOR DE CARRATRACA (MÁLAGA) EN 1937, CUANDO SE TOPÓ CON UN APARATO VOLADOR YUNA TRIPULANTE, QUE VOLViÓ APRESENTARSE ANTE NUESTRO PROTAGONISTA EN NUMEROSAS OCASIONES, REVELÁNDOLE LAS MÁS DIVERSAS INFORMACIONES CIENTíFICAS. PERO JUAN NO ERA EL ÚNICO CONTACTADO DE CARRATRACA, TAL COMO NO TARDÓ EN AVERIGUAR...

En la provincia de Málaga se sitúa un pequeño pueblo de montaña conocido, desde hace siglos, por las propiedades curativas de los manantiales de aguas sulfurosas que manan en su comarca. De casas blancas, calles ceñidas entre cuestas, esquinas y recovecos, y siempre golpeada por el viento, Carratraca es la población en la que tuvo lugar un extraordinario encuentro cercano con OVNIs y sus tripulantes en el lejano año de 1937. Juan Morales, nuestro protagonista, nació en Carratraca en 1922 en el seno de una familia humilde dedicada a la labranza del campo y al pastoreo. Corría el año de 1937 cuando Juan Morales, con tan solo 15 años, se dedicaba al oficio de cabrero. La palabra miedo no existía para él, pues estaba acostumbrado a deambular por los pedregosos parajes de la comarca solo acompañado por los animales que pastoreaba

El día de su primer encuentro con lo imposible, Juan había encerrado a las cabras en el cobertizo situado en la ladera de una colina que se erige a las afueras del pueblo. Luego, bajo un estrellado cielo nocturno, inició el camino de regreso a casa. La oscuridad era total, pero eso no le importaba a Juan lo más mínimo, puesto que conocía al dedillo cada palmo de aquellas tierras. La fría brisa dibujaba un continuo serpenteo sobre la arboleda circundante y el silencio de la noche solo era resquebrajado por sus pasos y algún sonido lejano de animales. Entonces, una luz cruzó el cielo ante la atónita mirada del muchacho.

En cuestión de segundos, esa luminosidad se situó a pocos metros de él, cortando su paso No daba crédito a lo que veían sus inocentes ojos, sobre todo cuando aquella potente luminaria comenzó a perder intensidad y pudo observar qué era lo que realmente tenía frente a él. Según relató nuestro protagonista, se trataba de una cabina de cristal rectangular, en cuyo interior se distinguía una figura: la estampa de una mujer de gran estatura ataviada con una túnica blanquecina, de largo pelo rubio y de una extraordinaria belleza, que estaba justo detrás de un cuadro repleto de botones y palancas. En el interior de aquella «caja de cristal» no vio a nadie más.



MENSAJES DE OTRO MUNDO

Un intenso pavor se adueñó de Juan Morales y un escalofrío recorrió todo su cuerpo. Según las propias palabras del protagonista, «sentí que aquella mujer se quedó con mi persona» No aguantó mucho más aquella extraña visión, e inició una desesperada huida a través de los oscuros senderos hacia la seguridad de su hogar. Una vez allí contó a su familia el inaudito episodio que había protagonizado, aunque nadie le hizo demasiado caso. Fantasías de un chico, pensaron. Desde aquel día su vida cambió por completo, porque se convertiría en protagonista de los más diversos fenómenos extraños.

Juan acabó por olvidar el suceso, hasta que dos años después protagonizó un nuevo encuentro con lo insólito. El 23 de diciembre de 1939, a eso de la una de la madrugada, mientras observaba las estrellas en medio del monte, esperando dormirse de un momento a otro, contempló asombrado «unas lenguas de fuego que cruzaban el cielo», tal como plasmó en unos manuscritos en los que se dedicó a transcribir todas las extrañas experiencia que vivió a lo largo de su vida. El joven llegó a pensar que estaba contemplando el fin del mundo. Unos instantes después, esas lenguas de fuego dejaron paso a unos quince objetos voladores «que se metieron en una especie de agujero».

Tuvo que pasar un año para que volviera a encontrarse con la misteriosa visitante. Ocurrió cuando regresaba a Carratraca, concretamente en la segunda curva de la conocida Loma de las Malas Vacas, próxima al Puerto de Realejos. Allí contempló a la mujer, aunque en esa ocasión se dio cuenta, según rezan sus manuscritos, de que aquella extraña visitante quería transmitirle algún mensaje, pero frenaba sus intenciones porque consideraba que Juan todavía no estaba preparado para entenderlo. Esa era la sensación con la que se marchó de aquel inesperado encuentro.



La vida en Carratraca no era fácil. El oficio de cabrero y otros tantos desempeñados por Juan no prometían una vida mejor, así que en 1944 decidió emigrar Cataluña en busca de nuevas oportunidades En la población de San Sadurní de Noya consiguió trabajo en la fábrica de una reconocida marca de cava. Allí asentó las bases de su propio hogar. Se casó, tuvo hijos y consiguió lo único que pretendía: una vida más confortable para él y los suyos. En la actualidad, su hija Gloria Morales vive en esta localidad catalana y custodia con esmero los manuscritos y dibujos de su padre, fallecido en 1997. En dichos documentos, el bueno de Juan plasmó sus encuentros con la visitante del espacio, las informaciones que le transmitió y los mensajes que le pidió que diera a conocer al mundo.




FUENTE DE ENERGíA INAGOTABLE

Gloria tiene frescos en su memoria algunos extraños sucesos que vivió junto a su padre en San Sadurní de Noya, y algunos otros que le relataron tanto éste como su madre. Por ejemplo, el 28 de agosto de 1949 a las doce y media de la noche, Juan viajaba en autobús junto a su mujer y su suegra, cuando apareció una esfera voladora de color rojo que los acompañó durante buena parte del trayecto por carretera. Esa esfera no tocó el suelo en ningún momento y dejaba tras de sí unas marcas de luz en forma de zigzag. La mujer y la suegra de Juan pensaron que aquello era «cosa de espíritus».

Durante décadas. nuestro protagonista y su familia vivieron sin mayores sobresaltos. Hasta un día de 1978, cuando todos escucharon un fuerte estruendo en el patio trasero de la vivienda. Corrieron hacia allí y, según Gloria, vieron que en el suelo había grabados unos extraños símbolos. Tras el suceso, la visitante del espacio comenzó a contactar de nuevo con Juan. La comunicación se establecía telepáticamente, sin necesidad de palabras.     

La entidad de aspecto femenino le reveló que el contacto que mantenían tenía un sentido, y comenzó a transmitirle una enorme cantidad de información que Juan registró en escritos que todavía conserva su hija Gloria. La visitante le habló de la aparición de la vida en la Tierra, de otros planetas en los que existían seres inteligentes, le explicó cuestiones astronómicas, etc. También puso en sus manos las claves para desarrollar una fuente de energía inagotable, no contaminante y suficientemente potente para viajar por el universo. Esta revelación fue la que mayores quebraderos de cabeza supuso para nuestro protagonista.

Juan pensó que esas informaciones no podían quedarse en un cajón de su casa, sino que todo el mundo debía conocerlas, así que comenzó a ponerse en contacto con redacciones de radio y televisión, e incluso escribió misivas a las personalidades políticas y científicas más importantes de la época. A finales de 1978, Juan acudió con sus escritos revelados a la redacción del periódico El Ideal de Granada. Allí lo recibió el periodista Guillermo Jiménez Smerdou, que acabó publicando la historia. Esto hizo que otros medios se animaran a entrevistarlo, como El Caso, el diario de sucesos más importante de aquel tiempo. Principalmente, Juan pretendía dar a conocer la fórmula de esa fuente de energía limpia e inagotable que le había revelado la visitante del espacio, puesto que estaba convencido de que podría hacer avanzar a la humanidad hacia un futuro portentoso.



AMENAZAS

Dos hombres de negro se presentaron en casa de Morales y o amenazaron para que no siguiese divulgando sus mensajes extraterrestres

Un día de 1979, en el que Juan estaba en casa junto a su mujer y su hija Gloria, sonó el timbre de la puerta. Gloria fue la encargada de abrir. Frente a ella había dos hombres bien vestidos que pidieron hablar con su padre. Juan los invitó a pasar al salón, y allí, ante éste, su mujer y Gloria, aquellos hombres advirtieron al contactado de que debía dejar de divulgar los mensajes recibidos por la visitante estelar, puesto que su vida y la de su familia corrían peligro. Acto seguido, se marcharon sin ofrecer más explicaciones.


A pesar del susto, Juan decidió seguir adelante con sus planes de divulgar los mensajes recibidos. Unos meses después, volvió a recibir nuevas amenazas. Dos hombres vestidos de traje y corbata oscuros se presentaron en la vivienda familiar, donde se encontraban Gloria y su madre, entonces embarazada. Con un inconfundible acento argentino preguntaron por Juan, puesto que debían hablar con el urgentemente, según dijeron. La mujer les indicó que estaba trabajando en la fábrica, y uno de ellos dijo que irían inmediatamente a visitarlo. Se marcharon y Gloria vio a través de la ventana que los dos hombres subían a un coche negro con los cristales tintados. Cuando abrieron la puerta del automóvil, la muchacha observó que en su interior había otro individuo. Poco después, Juan recibió en la fábrica la visita de los dos hombres, que volvieron a amenazarlo de nuevo. Repitieron que, si continuaba divulgando los mensajes extraterrestres, su vida y la de los suyos corría serio peligro. El hombre, atenazado por la responsabilidad de que por su culpa alguien de su familia pudiese sufrir algún daño, decidió en ese momento callarse para siempre. Juan Morales falleció en 1997, llevándose consigo muchos secretos, aunque el recuerdo de sus aventuras todavía permanece muy vivo entre sus familiares.

FUENTE: REVISTA AÑO CERO NUMERO 354-290



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EXTRATERRESTRES EN CARRATRACA

En 1978 Juan Morales, vecino del pueblo, informó de que en 1937 y 1940 tuvo contacto con extraterrestres en Carratraca, una experiencia que también compartieron años antes otros dos vecinos, también llamados Juan.
Guillermo Jiménez Smerdou 19.11.2017 | 13:14

Ideal en Málaga (yo era redactor-delegado del periódico en aquella época) un hombre de unos cincuenta años, curtido por el trabajo en el campo, con acento claro de su procedencia de un pueblo andaluz, no muy bien trajeado y que de entrada me dijo: «Me llamo Juan Morales Morales y vengo a darle una noticia».


Un rincón de Carratraca
Le invité a sentarse delante de mi mesa de trabajo y le di la palabra: Dígame. La respuesta fue tan escueta como contundente: «Los extraterrestres han estado en Carratraca».

En la década de los setenta el fenómeno OVNI o platillos volantes estaba en plena ebullición. Puse en marcha la grabadora no descartando que fuera un «iluminado» más de los muchos que aseguraban haber tenido contacto con extraterrestres.
La declaración empezó con algo inesperado: «En 1931 fuimos visitados por los extraterrestres en Carratraca». O sea, cuarenta y siete años antes de la fiebre óvnica que estábamos viviendo.

SOLO A LOS JUANES

Juan Morales me contó: «En 1937 fuimos visitados por los extraterrestres en Carratraca. Marcaron un triángulo años antes, en 1931, 1934 y 1937, que es cuando se me aparecieron ante mí. En 1931 se le aparecieron a Juan, en 1934 a otro vecino que se llamaba también Juan y en 1937 a mí, que al preguntarle sobre la aparición me relató: «Iba yo por un lugar conocido por la Carbonera, donde hay una trocha (camino estrecho) que ya nadie usa, que conduce al Verdón. Apareció una mujer de una belleza sin límites, de tres metros y diez centímetros de estatura. No habló nada. Esta misma mujer fue la que vieron los dos Juanes en 1931 y 1934».
Me extrañó la precisión de la estatura de la misteriosa mujer; 3 metros y 10 centímetros.

Continúa el relato: «Tres años después, en 1940, volvió aparecer, esta vez en la segunda curva de la Loma de las Malas Vacas antes de llegar al pueblo, cerca del Puerto Realejos. Tuve que restregarme los ojos para asegurarme de que era verdad lo que estaba viendo. Ocurrió algo muy extraño, como si hubiera pisado un cable de baja tensión. Me entró una cosquilla por los pies, y esa sensación fue subiendo por todo el cuerpo hasta llegar a la cabeza. Fue como un fogonazo.

Yo creo que se quedaron con mi persona. Sus máquinas, que debían de estar por encima, me captaron porque yo debía de reunir las condiciones que ellos buscaban. Y gracias a esa energía ellos podían detectarme siempre que quisieran. Doce años después, en Barcelona, una voz me dijo: Juan, todo lo que has visto tiene relación con lo que viste en Carratraca».

Me atreví a preguntarle: ¿En qué lengua se lo dijeron? Su respuesta fue: «Yo lo entendí»




SORPRENDENTE

En la larguísima charla que sostuvimos y que grabé (no conservo la grabación, pero sí el texto en papel, diez o doce folios), Juan Morales, después de trabajar en las minas de cromo-níquel, cuidar ganado, recolectar esparto, trabajar en los cortijos, emigró a Cataluña.

Trabajó diecisiete años en una papelera y, cuando hablé con él, me dijo que trabajaba en una «fábrica de champán». Vino a su pueblo para asistir a la boda de una de sus hijas.

Lo que me llamó poderosamente la atención fue cuando habló de los planetas, de las distancias, los años luz, una energía desconocida en la Tierra: «Es -precisó- una energía que no cuesta nada. Se recoge como en una botella de las que se utilizan para el oxígeno y queda atrapada. El mundo está recibiendo constantemente una energía magnética; esta energía se pierde y se puede recoger en unos recipientes que se pueden rellenar».



Más adelante me dijo: «Hay trece planetas que tienen vida; pero vegetal y animal, como la Tierra, solo cuatro con una inteligencia superior a la nuestra. Son las constelaciones Águila, Sirio, Lira y Tauro. La mujer que se me apareció era de Lira. Con la energía que utilizan sus naves se puede ir a Venus y volver en seis minutos. En un segundo pueden dar siete vueltas al mundo».



https://www.ivoox.com/la-visitante-de-carratraca_sb.html?sb=la+visitante+de+carratraca


UN TABLERO MÁGICO

De su contacto con la mujer de Lira, la que medía tres metros y diez centímetros, me contó que le mostró un tablero mágico en el que aparecían números, uves, rayas con indicaciones muy concretas:

«los metros representaban millones, los segundos, años luz»

Como era una catarata de hechos más o menos creíbles, le pregunté por qué había mantenido el secreto durante tantos años, porque el encuentro con el periodista se producía nada menos que cuarenta y tantos años después de la primera experiencia.
«Hará dos años -me respondió- que me puse a escribir mis memorias por si alguno de mis nietos podía utilizarlas. Pero me puse malo con un problema de presión arterial, y lo dejé. Además, es que no sé cuándo hay que poner una H o una B».

TARRADELLAS

En su larguísima charla me comentó que tenía pedida audiencia con el presidente de la Generalidad catalana, a la sazón el honorable Tarradellas, para darle a conocer la energía que revolucionaría al mundo por su gratuidad y fuerza. Pero la audiencia todavía no se había producido.
Me interesé por los dos Juanes que habían sido testigos de las apariciones de 1931 y 1934. Su respuesta fue: que del primero no sabía nada y del segundo que había emigrado también a Cataluña pero que desconocía en qué lugar trabajaba y residía.




VIAJE A CARRATRACA

Antes de publicar en Ideal dos extensos reportajes sobre la curiosa historia, siguiendo mi costumbre de verificar en lo posible las noticias más o menos estrambóticas, me desplacé a Carratraca.

Los lugares que Juan Morales me refirió existían y en el bar del Parruta, donde media Carratraca
frecuentaba, el dueño me dijo que lo conocía, que vivía varias casas más allá de la suya, que había estado en el pueblo hacía poco tiempo por la boda de una de sus hijas y cuando le referí la presencia de extraterrestres en Carratraca me echó un jarro de agua fría: «En los años 30 la gente tenía muchas visiones, veía fantasmas. Era el hambre lo que les hacía ver cosas raras».
El 29 de diciembre de 1984, dieciséis años después de la larga charla que celebramos en la redacción de Ideal, le escribí una carta interesándome por su pretendida entrevista con Tarradellas. No me contestó.
FUENTE: La Opinión de Málaga