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sábado, 26 de octubre de 2013

El OVNI salió del interior de la Nave Nodriza, hacia el oscuro y envolvente vacío.

El OVNI salió del interior de la Nave Nodriza, hacia el oscuro y envolvente vacío.



Resumir el libro OVNI Gran alborada humana, del contactado Enrique Castillo Rincón, se torna una tarea ciertamente compleja y apasionante. Las vivencias de Enrique Castillo discurren durante  muchos años y en lugares diferentes: Observando dos OVNIs junto al cráter de un volcán, hablando con infiltrados extraterrestres, volando en platillos volantes y naves nodriza ó bien, visitando bases extraterrestres en los Andes y la Fosa de las Marianas según explica en su libro.



Como a otros contactados, el fenómeno extraterrestre llegó en un principio a desbordar sus conceptos vitales, existenciales y religiosos. Enrique tomó entonces la difícil y necesaria decisión de buscar la verdad para de algún modo “saber que estaba sucediendo exactamente en la Tierra” respecto a unos seres extraterrestres dotados de una tecnología inimaginable y unos conocimientos que se le escapan al común de los mortales. Al igual que Eduardo Pons Prades explicó en su libro “El Mensaje de Otros Mundos”, Enrique Castillo sintió la necesidad de de transmitir esas “vivencias” al resto de la humanidad que quisieran escucharlo, pagando por ello un precio demasiado elevado en muchas ocasiones ante la incomprensión de quienes le rodeaban,  sometiéndose a calumnias y mofas por extraños, indiferencias por parte de su familia y dificultades económicas que debió solventar sobre la marcha.



Es obvio que los extraterrestres se mueven en parámetros mentales diferentes a los humanos: Revelar su presencia a los seres humanos implica manejar “ciertos equilibrios en el tiempo” para que este planeta como tal evolucione y a su vez  lo haga sin ningún tipo de “involución” ó "convulsión" que pudiera desestabilizarlo por completo, llegando incluso a destruirlo.  Observar estas sociedades terrestres en el lento devenir de los tiempos y a su vez no intervenir de una forma evidente, deberia implicar cierta inquietud y responsabilidad a civilizaciones mucho más avanzadas que la nuestra, máxime si en la Tierra proliferan guerras, desigualdades, hambrunas y desastres ecológicos potenciados por la avaricia desmedida de unos y el ansia de poder de otros que anteponen su egoísmo frente al bien común de la mayoría. Señalar que todo indica a que la Tierra en su conjunto se encontraria dentro de un “Plan de Evolución para el Planeta”, un programa desarrollado por jerarquías superiores en el rango de esas entidades extraterrestres, capaces de tomar decisiones, a veces contundentes, como lo fueron la destrucción de Sodoma y Gomorra en la Antigüedad. Un programa que le permita a la humanidad evolucionar hacia estados de conciencia superiores, dimensiones diferentes a la material propiamente dicha y en otros lugares en el cosmos junto a otros seres y civilizaciones mas desarrolladas.


Destrucción de Sodoma y Gomorra
Para tomar una idea suficientemente aproximada de las vivencias del contactado Enrique Castillo Rincón sugiero leer en primer lugar los ANTECEDENTES DEL CONTACTO y posteriormente, el CONTACTO con los extraterrestres propiamente dicho, ya que de este modo se percibe con claridad como una sucesión de acontecimientos, sin duda nada casuales, finalmente desembocaron en el encuentro con  extraterrestres procedentes de las Pléyades,  quienes le revelaron algunos hechos que supuestamente sucederían en el futuro, profecías que no he incluido en este blog debido a que el futuro, a diferencia del pasado, es maleable, se pude modificar y las circunstancias de hoy, tal vez no tengan validez para el mañana: “Básicamente debemos construir el presente de hoy en día, ahora”.




OVNIS Contactados, Enrique Castillo Rincón  1 de 4




OVNIS Contactados, Enrique Castillo Rincón  2 de 4





                           OVNIS Contactados, Enrique Castillo Rincón  3 de 4






OVNIS Contactados, Enrique Castillo Rincón  4 de 4


ANTECEDENTES DEL CONTACTO

En el año 1963, Enrique Castillo Rincón trabajaba en Costa Rica, en el Departamento de Mantenimiento de Comunicaciones del I.C.E. (Instituto Costarricense de Electricidad) y por aquellos días participaba en la adaptación e instalación de redes de comunicación debido a que se esperaba la visita  del Presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy dentro de la Cumbre de Estados Centroamericanos. Por aquellas fechas, Enrique Castillo Rincón practicaba el mormonismo, a modo de búsqueda existencial, sin intuir siquiera la relación que mantendría en días cercanos con seres de otros lejanos rincones del cosmos.

Durante aquel tiempo se produjo en Costa Rica un ligero temblor de tierra que semanas después  una vez concluida la Cumbre, terminó  estremeciéndose violentamente, creando caos y confusión: Uno de los volcanes más importantes del país, el Irazú, entro en erupción,  levantando una columna de cenizas y fuego. Los gases sulfurosos castigaron con virulencia las plantaciones de café y banano, perjudicando la economía del país y preocupando de sobremanera a las autoridades. Dentro del plan de emergencia, se consultó a técnicos y vulcanólogos que recomendaron evacuar urgentemente las faldas del volcán.


Erupción del volcán Irazú, Costa Rica, año 1963
Por otro lado, la Guardia Civil decidió montar un puesto de vigilancia cercano al cráter para informar de los movimientos de lava si llegase a desbordarse el volcán. La caseta de vigilancia necesitaba de un servicio de comunicaciones y por ello, Enrique Castillo Rincón junto a dos ingenieros fueron enviados hasta aquel lugar, a 3.342 metros sobre el nivel del mar. Vestidos con trajes de asbesto, oyendo crujir el volcán, decidieron finalmente donde se construiría la caseta de vigilancia y justo cuando iban a regresar a San Jose sucedió algo imprevisto:



(A continuación texto extraído del libro OVNI Gran alborada humana)
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Página 27

“SIETE MINUTOS ETERNOS….”
El volcán no cesaba de crujir. Mi compañero miro el reloj: 5:45 de la tarde. Me quité los guantes y procedía a deshacerme del traje de asbestos. No había comenzado, cuando el ingeniero más próximo con fuerte grito, llamó mi atención sobre algo en el horizonte.
¡Mire Castillo ese avión anaranjado!

Observé detenidamente el objeto, que seguido de cerca por otro aparato muy similar, navegó silenciosamente hasta aproximarse al volcán. Nuestras primeras conjeturas se dirigieron a confundirlos con los aviones escolta de la comitiva de Kennedy, pero al intentar identificarlos con más precisión, fracasamos.
Además nos sorprendió bastante su forma de volar a ras de los riscos, por cierto, no muy frecuente en los aviones militares y comerciales de la época. Faltando trece minutos para las seis de la tarde, se detuvieron a trescientos metros sobre el cráter. Uno de los objetos, se dirigió al otro lado del volcán, parte trasera de la comuna de cenizas. Mientras tanto, el objeto frente a nosotros, se descolgó súbitamente unos metros en línea recta hacia abajo, frenando en seco su caída vertical para comenzar a mecerse con las hoja al desprenderse de las ramas.

El otro aparato, recién hubo cruzado la zona de ceniza, realizo la misma maniobra hasta desaparecer de nuestra vista al otro lado del volcán, justo a los ojos de nuestro tercer acompañante, retirado unos metros de nosotros. Ambos objetos, según recuento hecho después, formaron un remolino como si alguna hélice estuviera girando a gran velocidad. El más cercano a nosotros, se estaciono a tres metros del suelo, a unos sesenta metros de distancia; de unos 45 metros de diámetro por 12 de altura, su forma era lenticular mostrando unos ojos de buey alrededor. Llevaba una cúpula verdosa bien proporcionada en relación al cuerpo color plomo y no vimos costura alguna sobre su limpia superficie. Al acercarse desde el horizonte daban la impresión de ser anaranjados o rojizos, pero al detenerse perdieron su coloración.

En ese momento, lejos de experimentar miedo, con la voluntad completamente anulada, nos sentimos, primero, clavados al suelo y luego parados sobre un hormiguero. Pues una fuerte piquiña cubrió nuestros cuerpos impidiendo intentar una retirada por demás prudente. Solo pudimos contemplar tranquilos tan imponente espectáculo unos segundos, porque a continuación un agudo silbido hirió nuestros tímpanos produciéndonos un dolor casi insoportable. Se abrió entonces una compuerta sobre la cúpula, parecida a un martillo que giraba rápidamente emitiendo una luz violeta, diferente a la luz azul filtrada por entre las ventanillas. El “periscopio” se elevo un metro y luego se detuvo. Creímos estar siendo observados o tal vez fotografiados, pero fueron apenas sensaciones.


OVNI
En tanto giraba el martillo y a pesar del dolor de oídos, escuchamos un tono musical de frecuencia baja, bastante rítmico. Conscientes de todo a nuestro alrededor, con los sentidos mas alertas que nunca, perplejos, y sin poder movernos, comenzamos a temer un desenlace fatal. No tardó mucho una respuesta a nuestras inquietudes, porque en los minutos siguientes, otro molesto sonido rasgo la distancia penetrando nuestros órganos auditivos y anunciándonos el fin de la función. Avisados por el cierre de una compuerta, el “periscopio” desapareció.
En una fracción de segundos el aparato ascendió unos metros como si hubiese caído hacia arriba; rápido, inclino un poco su cuerpo y se impulso hacia el infinito a una velocidad fantástica. La escolta le siguió en silencio, dejando a su paso una estela multicolor, de gran variedad de tonalidades: primero un blanco-blanco, luego anaranjado, continuado su metamorfosis a un rojizo, a un azul intenso y desaparece transformados en violeta.

La velocidad imprimada por los aparatos vario notablemente sus formas, asemejando los huevos alargados. No volvimos a verlos más. El viento, fiel y mudo testigo del avistamiento, comenzó a soplar con violencia inusitada, forzando nuestras mentes a reaccionar. Instintivamente me sacudí de ese letargo nocivo, al sentir un dolor agudo en mi hombro. Me agaché y al levantarme de nuevo, gire mi cabeza para observar a mi compañero que con su mano oprimía vigorosamente el hombro. Lo soltó dejándome unos segundos solo, sin pronunciar una palabra.
El ingeniero jefe, por su parte, se acerco rápido, imprimiendo fuerza a su andar. En su cara se dibujaba el desconcierto y sobre todo cólera, como nunca la había visto en el. No pude negar o afirmar esa observación, pero en bien de todo dejé transcurrir unos momentos hasta tanto los ánimos no estuvieran de nuevo en su lugar. Cuando retorno la calma, intentamos explicar los detalles del avistamiento.

Bastante frecuente en nuestros trabajos fue fácil relacionar con un fuerte campo eléctrico presumiblemente generado por los aparatos, el molesto hormigueo en todo nuestro cuerpo acompañado de la pérdida total del movimiento de las extremidades superiores e inferiores.
Pero no fue posible asignarle una naturaleza a estos objetos voladores, diferentes a cualquier ingenio levantado por el hombre y conocido por nosotros. Con un sencillo cálculo, pudimos saber la duración del suceso: 7 minutos, tiempo suficiente para concederle un espacio en nuestras atribuladas memorias por la imposibilidad de olvidar el asunto.
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Tras el avistamiento, los tres hombres sintieron mareos y deseos de vomitar y temiendo que hubiesen recibido una alta radiación electromagnética de los OVNIs, se dirigieron a un centro de salud en Cartago, a 45 minutos del volcán, desde donde fueron enviados al Hospital San Juan de Dios de San José para pruebas medicas especificas. Finalmente no les encontraron ningún mal y fueron dados de alta.


Ciudad de San José de Costa Rica
Aquellos acontecimientos fueron determinantes en la trayectoria de Enrique Castillo, por un lado su mujer no creyó su versión de los hechos y por otro, muchas preguntas sin contestación se agolparon en su mente, decidiendo buscar por ello respuestas lógicas sobre aquellas naves vistas en la falda del volcán Irazú. En una librería pudo comprar el libro “El caso de los Ovnis” de Morris K. Jessups que sirvió para darle una primera idea de la realidad extraterrestre. También confecciono álbumes con recortes y fotografías de periódicos.

Enrique Castillo Rincón sintió entonces la necesidad de narrar lo acontecido con aquellos platillos volantes. (Sus compañeros lo autorizaron a hacerlo siempre y cuando omitiese sus nombres.) Por desgracia, cuando contó su experiencia fue tratado como un hereje y como menos, ridiculizado.

Una noche, cuando regreso a su casa de San Juan de Tibas, le ocurrió lo siguiente:

(A continuación texto extraído del libro OVNI Gran alborada humana)
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…A la una de la madrugada, un violento sonido retumbo en mi cabeza. Desperté sobresaltado y con miedo indescriptible me arme de valor para indagar el origen del mismo. Era un enjambre de abejas luchando encarnizadamente dentro de mi cerebro

…Al ordenar mis pensamientos, recordé por un momento que antes solo una vez había escuchado ese ensordecedor zumbido: cuando estuvimos en el Irazú, frente a los aparatos volantes

…Llegué al cuarto de baño. Todo vibraba .Los vidrios se sacudían sin misericordia, parecían querer salir de sus marcos para caer al vació y quebrase en mil pedazos. Las paredes bailaban al compás de la música. Estamos poseídos por ese caos. Nuestros oídos dolían hasta la desesperación. Corrí a la puerta muerto de miedo, y al abrirla desaparecieron los ruidos. Todo quedo en calma. Había pasado un minuto, a lo sumo dos.

…Regresé a la casa para intentar serenar a mi esposa. Permanecía con la mirada perdida, temblando nerviosamente. No puede seguir durmiendo en ese raro amanecer. Recordé que al despertarme ella había dicho:
-¡Enrique, Enrique, están aquí!

…Un buen día visite un amigo, antiguo compañero de colegio a quien suelo catalogar como uno de los compañeros de estudio más inteligentes que he conocido; a Julio Acosta Jiménez le conté toda la historia.  Con su acostumbrada y reflexiva actitud, atento, escucho sin perder detalle de los acontecimientos y luego de discutir unos segundos dijo:
-Te están siguiendo no hay duda.

…Esas esporádicas conversaciones confirmaron la visible preocupación y el interés de las personas por saber a ciencia cierta en qué consistían todo ese cúmulo de acontecimientos y experiencias sucedidos a un sin número de gente y que nunca recibían una adecuada repuesta. Este fue uno de los motivos más importantes que nos llevaron a formar un grupo de estudio encargado de reunir y meditar las informaciones existentes y relacionadas con los objetos voladores

…Comenzamos recopilando todos los datos a nuestro alcance, por cierto, escasos debido a la ausencia de fuentes apropiadas de consulta, pero que compensamos enviando abundante correspondencia a prestigiosas organizaciones especializadas en el tema ovni

…Reunidos en una vieja buhardilla, aislada del molesto ruido exterior, predisponíamos nuestros espíritus a plantear amenas charlas, que muchas veces se prologaron hasta altas horas de la noche.

…Entre las muchas conclusiones, una llamó nuestra atención: la mayoría de los misterios los son, por la mínima información que tiene el publico de sus correspondientes explicaciones y que unido a la fértil imaginación de las mentes no cultivadas, agigantan las proporciones del mismo.
A eso se debía las desproporcionadas noticias aparecidas en los diarios de todo el mundo. Pero existía otro agravante: los millares de informes derivados de personas pertenecientes a distintos niveles sociales e intelectuales, referentes a apariciones de desconocidos objetos voladores, maniobrando en distintas formas y que nunca recibieron adecuada atención por parte de los expertos. El problema ha persistido desde entonces.

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Hubo un suceso relacionado con un OVNI, ocurrido durante la guerra de Corea, que por casualidad llegó a oídos de Enrique Castillo, que lo narra de este modo en el libro:

Guerra de Corea, año 1950
(A continuación texto extraído del libro OVNI Gran alborada humana)
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-Mi hermano piloto de la Fuerza Aérea, vio un “platillo volador” pero sus superiores le insinuaron “amablemente” olvidarse del asunto.
Siempre estuve alerta de los continuos relatos que circulaban de vez en cuando. Oí uno de ellos al recibir el encargado de revisar el sistema telefónico de la Embajada de los Estados Unidos. Allí conocí un ex soldado guardiamarina, antiguo combatiente de la guerra de Corea, quien me acompañó a inspeccionar la central telefónica de la sede diplomática. Manipulaba un selector cuando noto la similitud con algún objeto volador visto en tiempos pasados y aproveché la oportunidad para pedirle su opinión acerca de esos aparatos.

Respondió que siendo sargento del ejército norteamericano, le fue ordenado investigar un foco guerrillero localizado cerca de unos grandes arrozales en Corea. Iban ocho soldados más. Escucharon un ruido y sigilosamente dividieron el contingente, con el fin de rodear el arrozal para sorprende el enemigo por ambos flancos. Así lo hicieron. Al arrastrarse un poco más en el pantano, el ruido aumento. Levanto la mirada y para sorpresa de todos se encontraron frente a un aparato de 4 metros de diámetro. A su alrededor se hallaban seres pequeños realizando labores variadas. Unos recogían agua, otro apoyado en la estructura aparentaba limpiarse las unas. Caminaban como pingüinos no superaban los 60 CMS. La piel era púrpura y sus manos perfectas. No tenían cascos.

El sargento levantó el rifle, apunto a través de la mira telescópica, observa los trajes negros de los diminutos astronautas. Algo lo contuvo a disparar, el que aparentaba limpiarse las uñas alertó a sus compañeros. Eran los soldados de la patrulla, listos a disparar por detrás. Los seis ocupantes rápidos, gritando en un extraño idioma, subieron al aparato, y en un santiamén desaparecieron de su vista.
El sargento contó como cosa de rutina los sucesos a sus superiores. Al poco tiempo fue dado de baja, le ordenaron callar y lo incorporaron al servicio de guardia diplomática. Por eso estaba en Costa Rica.
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A mediados de 1964, Enrique Castillo Rincón se trasladó a trabajar a Cali, Colombia, donde siguió estudiando cómo pudo el fenómeno extraterrestre. En esa ciudad fue testigo de otro avistamiento OVNI, una especie de aerolito naranja volando en zig-zag y que finalmente se perdió en la lejanía: Pasados unos minutos pudo oirse un estruendo, una violenta explosión que retumbo en toda la ciudad de Cali. Al parecer había caído en un lugar llamado Jamundi...


Ciudad de Cali, Colombia
(A continuación texto extraído del libro OVNI Gran alborada humana)
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En la edición del diario “El Occidente”, de la capital vallecaucana, se publicaron algunas notas al respecto, en las cuales se apreciaban claras contradicciones. Una de ellas hacía referencia al informe presentado por un experto de la Universidad del Valle, confirmando la naturaleza del fenómeno. Sin embargo a continuación, se hablaba de una partida de agricultores fuertemente armados con garrotes y machetes, que se dirigieron al lugar de colisión, encontrando a su alrededor parte de la enramada y del pasto chamuscados y también al “aerolito” justo en el momento que levantaba vuelo para perderse en la lejanía. Al inspeccionar el terreno no encontraron cráter alguno, pero si insistentes rumores de varios testigos relacionados con la aparición de extraños seres revisando la zona. La verdad, nunca pudimos comprobar tal información. La gente poco colaboró. Era de esperarse esta actitud. No insistimos más en el asunto.
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También por motivos laborales, Enrique Castillo Rincón trabajó en Brasil en 1968, donde por casualidades del destino tuvo un nuevo avistamiento OVNI, en este caso, ciertamente inquietante, cuando se dirigía desde Brasilia hacia Sao Paulo:


(A continuación texto extraído del libro OVNI Gran alborada humana)
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 Al amanecer de un lunes de octubre, me sorprendió conduciendo a gran velocidad hacia Brasilia por la carretera transamazónica. Era las cuatro de la mañana y en mucho trecho no vi un solo automóvil. A cien kilómetros por hora, mi auto respondía a la perfección. La noche era clara. No había nubes. Tampoco corría la brisa. En un momento determinado una fuerza desconocida estremeció el timón con una vibración repentina. A través del vidrio delantero vi una bola de fuego cruzar los aires, para situarse sobre los árboles de la selva. Frené en seco, estacionándome en el hombrillo (zona de estacionamiento). Creí podría ser un avión con problemas mecánicos, pero se asemejaba mas a una esfera luminosa. Aumentaba y disminuía de tamaño como si tomara aliento.

Brasil
Pulsante, sus destellos eran intermitentes. Entré al carro poseído por un miedo espantoso; aceleré, intentando perderme en la carretera. Para mi desventura, el objeto siguió mis pasos durante muchos kilómetros. Ya fuera a la derecha, ya fuera a la izquierda, se cruzaba en mi camino o sobre el automóvil. Cuando esto sucedía, el timón se estremecía y la radio encendida perdía su onda en una turbulencia ininteligible. Varias veces se repitió esta acción, contribuyendo así a aumentar mi pánico hacia el objeto.
Volaba paralelo a mí auto, incrementaba la velocidad, para tratar de dejarlo atrás, me imitaba, y si la disminuida, hacia lo mismo. En algunos de sus vertiginosos cruces sobre el techo del automóvil, pensé pondría estrellarse. Para fortuna de ambos, nada desagradable sucedió. A la distancia, apareció una luz sobre la carretera. El objeto presintiendo algo, maniobró con velocidad y se perdió en la selva. El silencio cómplice. Nadie se entero de su incursión. Era un puesto de peaje. Allí un oficial y un soldado tuvieron a bien recibirme. Balbuceando algunas palabras en mi rudimentario portugués, les pedí primero un vaso con agua para poder recuperar la serenidad, luego, al cabo de unos segundos, les relaté mi odisea.
No sorprendí al oficial, que muy serio dijo:
-Las apariciones de “espíritus” son frecuentes por estos lugares.
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EL  INFILTRADO EXTRATERRESTRE

Terminado el trabajo en Brasil, Enrique Castillo regresó a Venezuela en 1969, instalándose en San Bernardino, al norte de Caracas. Y un domingo, cuando esperaba antes de entrar en el Teatro “Canaima”, un joven que dijo ser de origen suizo, dándole el dinero, pidió a Enrique que le comprara la entrada. El joven se llamaba Ciryl  Weiss y tras ese encuentro, pasados los días, entabló cierta amistad con Enrique, quien describiría a  Ciryl como  un personaje singular, vegetariano en su alimentación y que evitaba en lo posible la exposición directa a los rayos del sol. Cuando en algunas conversaciones salió a colación en fenómeno OVNI, aquel joven “afirmo” que los platillos volantes como tales no existían.

En otra ocasión Ciryl Weiss preguntó a Enrique cual era la opinión que le merecía “El Libro Azul”, aquel famoso informe que el gobierno norteamericano hizo a modo de investigación, pero cuya utilidad real era desmentir el fenómeno extraterrestre  “tiñéndolo” de investigación científica.
Pasado un tiempo y una vez que Ciryl Weiss se marcho de Venezuela, Enrique Castillo Rincón comprobaría con sus propios ojos que el suizo  era en realidad un infiltrado extraterrestre, alguien que el destino puso en su camino “casualmente”….tal vez para comprobar “in situ” el grado de conocimiento que Enrique Castillo tenía respecto al fenómeno OVNI. 





(A continuación texto extraído del libro OVNI Gran alborada humana)
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“LA INICIACION

Retorné a mi nuevo trabajo al frente de una importante compañía bogotana INSTELCO Lta., Con mis socios, Pedro Murcia e Isidro Contreras, trabajamos arduamente para colocar nuestra empresa en lugar privilegiado. A la par, mi oficina se convertía en centro obligado de quienes por una u otra razón se sentía atraídos por los ovnis.

Corría el año de 1973, Un viernes en las horas de la tarde, reunido con mis socios, recibí una llamada. Era una mujer de voz suave y reposada con acento extranjero bien marcado.
-Buenas tardes Enrique, saludo la mujer. Me llamo Karen y acabo de llegar de Buenos Aires. Traigo conmigo la dirección y el teléfono de su oficina. El propósito de esta llamada es hablar con usted sobre ciertos asuntos que a ambos no interesan.
Dijo ser mexicana y encontrarse alojada en casa de una familia. Posteriormente comenzó a hablar de ovnis y del mensaje que unos maestros “marcianos” supuestamente me enviaban.
-Enrique mis maestros me envían para preparar con ciertos ejercicios de concentración telepática tu comunicación con ellos. Quiero hablar contigo y conocerte, agregó Karen.

La conversación duro diez minutos. Quedamos de encontrarnos en la conocida heladería del norte, “Monte Blanco”, en la calle 70 con carrera séptima.
No sospeché ni por un momento la cadena de acontecimientos que aquella mujer desencadenaría. No solo a mí me afectó. Influyo en todas las personas que tuvimos nexos con ella.
Karen la mexicana, fue enviada por el “destino” a cumplir una extraña misión, de la cual aun hoy, no estoy seguro. Lo cierto es que el engranaje puesto en movimiento por ella, estuvo siempre planeado al mililitro y calculado a la perfección, pues todo se cumplió de manera desconcertante y rápida.
Karen me aguardaba en la Heladería “Monte Blanco” y no quise hacerla esperar….
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Tampoco fue casual que Karen, la enigmática mujer mexicana, apareciera en la vida de Enrique Castillo Rincón: Aparentemente sus pasos estaban siendo guiados por una mano invisible desde el momento mismo que vio, atrás en el tiempo, aquellos OVNI en las faldas del volcán Irazú, en Costa Rica. Y como cuenta en su libro Enrique Castillo, la presencia de Karen fue determinante para poder comunicarse con los extraterrestres. Aquella mujer formo grupos de personas en Bogotá, Colombia, enseñándoles técnicas de comunicación y ejercicios de preparación que posibilitaron establecer contacto (telepático o psicografico) en primer lugar con “seres de Andrómeda” y posteriormente con otros de Las Pléyades y finalmente concertar varios encuentros con aquellos seres de las estrellas.


Bogota, Colombia
(A continuación texto extraído del libro OVNI Gran alborada humana)
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LA PREPARACION

A las cuatro en punto llegó Karen. Como si me hubiera conocido de siempre, se acercó y con fuerte abrazo nos saludo. Le presente a Alfonso y juntos, los tres, entramos al a heladería. Sin perder tiempo enfiló su conversación al tema de los “platillos volares”, Por cortesía y por consideración, no interrumpí la fantástica historia que brotaba de sus labios. Habló de unos maestros “marcianos”, que le habían dado mi dirección y teléfono, de unos cursos tomados a través de una señora mexicana, llamada Marla. De cómo había abandonado su carrera de cantante operática, para difundir las enseñanzas de sus maestros.
No entendí mayor cosa, pero mi agudo interés por todo lo que estuviera relacionado con ovnis me impidió cortarle de raíz su charla. Karen llegó a Colombia, con el único propósito de dictar cursos y ponerme al tanto de los asuntos cósmicos. Para ello se reunió con grupo de personas y les enseñó sus técnicas especiales de comunicación con los “extraterrestres”. Gracias a algunas gestiones logramos encontrar la sala de conferencia localizadas en el Colegio Nacional “Camilo Torres”
Durante tres días narró sus experiencias con los “marcianos” y las condiciones de vida en aquel planeta. Todos sin excepción mirábamos desconcertarnos al conferencista. Los segundos transcurrían y el interés aumentaba
Anunció para la semana siguiente un curso con nombre bastante atractivo: “Introducción a la Ciencia Cósmica”.

Página 63

“EL CONTACTO”
En los últimos días del mes de Octubre de 1973, en una de las tantas contactaciones telepáticas con los “Emisarios de las Pléyades”, me anunciaron la fecha de la cita para el 3 de noviembre siguiente, en una laguna que no precisaron. Fui elegido como la única persona en Colombia para sostener este tipo de relaciones. Sufrí una serie de experiencias ligadas con la preparación del mismo; la primera de ellas la tuve en sueños.

Durante cuatro noches seguidas, en forma repetida. Vi unos rostros señalarme una laguna rodeada de bosques y de pequeñas elevaciones montañosas. No pude explicar estos sueños a mis compañeros de grupo. Supuse dedujeran el hecho como una influencia anormal del momento sobre el inconsciente. Resolví callar y llevar el asunto hasta sus últimas consecuencias. No hubiera podido explicar algo que de por si carecía de toda lógica. Además muchos dudaban, pues con un intento fallido de La Calera, a pesar de haberlo analizado cuidadosamente, aun dejaba ver muchos vicios, transmitiendo ciertas sospechas sobre su autenticidad.
Mis amigos del espacio previendo esto, e interesados en el éxito de la misión, intensificaron sus comunicaciones personales, detallándome las coordenadas exactas del lugar fijado con anticipación para el encuentro. Por otro lado me informaron sobre el plan a seguir, una vez llegara a la laguna y al bosque que la rodeaba. Debía guiarme por las indicaciones del sueño hasta encontrar un claro. En el vería un árbol y bajo sus raíces, oculta por una piedra de regular tamaño, encontraría una esfera; debía tomarla y caminar al sitio convenido.
Fijaron la hora de la llegada para las 8 de la noche. Me prohibieron llevar objetos cortopunzantes.

El sábado 3 de Noviembre me levante temprano. Temiendo un desenlace imprevisto, alerté a mi esposa y a mis socios para que consideraran una prolongada ausencia mía por algunos días; pero sin explicarles mayor cosa.
Almorcé como de costumbre, y a eso de la una de la tarde me dirigí a la estación de buses. Partí a las 3 y media; el bus se alejó velozmente, no hubo novedades importantes fuera de las folclóricas actitudes propiciadas por la gran cantidad de campesino que subieron o bajaron durante el viaje. Al cabo de dos horas y media me bajé. El bus se alejó con velocidad levantando a su paso una molesta nube de polvo. Lo observe hasta que se perdió en la distancia, mientras recordaba en detalle la secuencia de los hechos que me llevarían al encuentro físico con los extraterrestres.

Mi indumentaria era sencilla: pantalón de dril, zapatos gruesos que junto con una ruana (tipo de poncho de lana propio de esa región, para protegerse del frió.). Y un sombrero, facilitados por Richard Deeb, me confundirían fácilmente con algún campesino de la región, sin despertar sospechas. Contemplando el paisaje respiré profundo y tomando todas las energías del caso impulsé mis piernas con fuerza.
Camine durante otras 2 horas, deteniéndome solo a tomar aliento. El sendero era difícil. Algunos pasos incómodos aceleraron mis pulsaciones, recordando con cierto temor, los caóticos instantes producido por el asma en mi niñez. La región donde me encontraba era fértil. Su verdor contrastaba admirablemente con el azul del cielo, los ruidos de la naturaleza nada presagiaban. De tanto en tanto, el grito agudo de una mujer protestando por algo que no alcanzaba a escuchar, rompía mis pensamientos.


Al final de la tarde llegue a la laguna. En un recodo de esta, di un paso falso hundiendo mis pies en el fango camuflado por unas hierbecillas abundantes. La humedad se filtro por entre los zapatos y las medias, obligándome a retroceder. Entonces tome un camino de herradura poco transitado, desde donde pude apreciar con cierta sorpresa eran dos bosques dividido por un extraña curva, que la laguna en su afán de prolongarse, dibujaba. La calma de sus aguas era sorprendente. Solo escuchaba el golpeteo de las ondas impulsadas por la escasa brisa fresca, pero penetrante.
Mire mi reloj automático, calculando que cumpliría puntal la cita, y sintiéndome en la necesidad imperiosa de llegar cuanto antes al lugar, aumenté la velocidad de mis pasos concentrándome en alcanzar la meta. Los bosques estaban frente a mí. Elegí el primero y hacia él me dirigí rápidamente. Penetre entre los árboles.

Era un bosque bien tupido. Reflexionando, comprendí porque los extraterrestres escogían lugares solitarios. La danza y el ritmo de los árboles al vaivén del viento invitaban a la paz, lejos del turbulento caos de las ciudades. Todo se apreciaba con claridad. El sonido de mis pies al contacto con las hojas secas, el murmullo del bosque y en un hablar ininteligible, el agua de la laguna.
Me detuve en un claro del bosque, todo era como un sueño. Entre un grupo de árboles distinguí uno en especial que identifiqué sin ningún esfuerzo. Corrí hacia él y mire a mi alrededor por si alguien me observaba. Allí había una piedra no muy grande. La moví sin dificultad, y como si alguien me hubiera golpeado, sentí la sangre subir a mi cabeza, con fuerza. Allí se encontraba la esfera al alcance de mi mano.
La tome para observarla al detalle, era liviana y metálica como el acero inoxidable, fría como el hielo, descubrí en ella varios orificios como si hubiera sido picada por una aguja muy fina. Seguí el camino con la esfera entre mis manos, no me cansaba de mirarla. También estaba pendiente del cielo y del bosque. Sin ver a nadie me alejé rápidamente de la laguna internándome cada vez mas entre el follaje y la oscuridad que me envolvía.

Mire mi reloj, las manecillas fosforescentes me indicaba unos minutos para las 8 de la noche. El momento se acercaba, no me detuve un solo instante. Extrañado, fui sintiendo la esfera calentarse irregularmente. En un principio pensé que era producto por el calor porque estaba guardado en mi ruana. La duda se despejó cuando de los orificios de la esfera emergieron una gran cantidad de finos rayitos de una luz intensa, de un azul profundo. Lo único que cruzó por mi mente en ese momento, fue que tenía una bomba entre mis manos. Debió haber sido activada por algo, pues el calor aumento. La lleve a mis oídos, pero no escuche sonido alguno. Por su cambio de temperatura sin llegar a quemarme, la tome unos minutos con la punta de la ruana, y otros con la mano. Recordé a los Hermanos Mayores y me preparé a facilitar las cosas.
Las 8 y 10 de la noche. No había huellas de su presencia, la esfera, del tamaño de una pelota de golf permaneció en mi mano izquierda. De pronto el tiempo se detuvo, me quede con la boca abierta por lo que acababa de acontecer. Mis oídos fueron estremecidos de improviso por un ruido sordo, al tiempo que la zona donde me encontraba se iluminó como si el sol hubiera salido de repente.

En la claridad del nuevo día, aprecié a la perfección dos naves atravesar los árboles sobre mi cabeza a 200 metros de altura. Las miré perplejo, en su inclinación venían chorreando agua. Eran enormes, pudiendo calcularles sus dimensiones de 40 o 45 metros de diámetro o tal vez un poco más, por 12 0 15 metros de altura.
Sobre las naves distinguí una gran cúpula proyectando una sorprendente luminosidad. La temperatura del lugar varió notablemente. Cuando pasaron sobre mí, sentí calor. Aterrado, no supe que hacer. Me estaba esperando en el fondo de la laguna, por eso oí el ruido al toque del agua; todos los ruidos nocturnos cesaron. El tiempo se detuvo….La momentánea iluminación diurna fue extinguiéndose poco a poco. Se detuvieron a más de 100 metros de donde me encontraba. Silenciosa, una de ellas se colocó detrás de la otra. Ya no hubo luz, solo un diminuto halo irradiaba la primera nave. Esta se adelanto como si preparara algo. Moviéndose lentamente produjo un ligero balanceo y a 60 metros de distancia, proyecto dos rayos de luz a anaranjado fuerte de forma perpendicular sobre el suelo.
Dos figuras se deslizaron entre los rayos de luz hasta perderse en los árboles. Desde donde me encontraba solo alcanzaba a ver la enorme nave. De los haces de luz debo decir que no se apagaron como sucede con la luz de las linternas, solo vi cuando se fueron recogiendo hasta llegar a la base del aparato, en una aparente absorción. El sonido de unas ramas y el caminar sobre las hojas secas, delató la presencia de los dos seres.

A diez metros de mi, note un luminosidad. Los trajes eran de un gris plomo, pero no brillaba; tenían unas botas de color naranja o mandarina, escafandras con visor dejando entrever claramente sus ojos como constataría después, al estar cerca de mí. Traían unos cinturones con unos extraños botones sobre ellos.
Cinco en total: 3 a la derecha y 2 a la izquierda. Unos botones eran más grandes que los otros. Dos de ellos estaban encendidos; uno era verde y el otro blanco. Los dos astronautas vestían de la misma forma. Estaban separados 4 metros uno del otro.
Ambos vinieron al encuentro. Sonreí nerviosamente, no supe que hacer, pues ni un solo pensamiento pasó por mi mente, limitándome a contemplar la escena. Al detenerme, escuche una voz en mi cerebro:
-Enrique, no tengas miedo. ¡Somos incapaces de hacerte daño!
Reaccioné temeroso retrocediendo 3 o 4 pasos, quise correr, pero tope contra un árbol a mi espalda.
Serenándome un poco decidí enfrentar la situación. Escuche la voz de nuevo:
-Enrique, somos tus amigos, no vamos a hacerte daño. Te vamos a subir a bordo, no tengas miedo, si no quieres no lo haremos; pero necesitamos este encuentro. Es Vital.

Di mi aprobación con la cabeza, haciendo un desesperado esfuerzo por conservar el control de mis emociones, mis manos sudaban, apreté la esfera con la izquierda. El que estaba a mi lado derecho se acercó, pudiendo ver sus ojos por entre el visor de la escafandra. Unos anillos rodeaba el cuello, conectando la escafandra con el traje. A la altura de las orejas salían unos cables enroscados que se perdían en la espalda. Mirando a sus ojos escuché la voz, “camina con nosotros”. Al volverse aprecie un morral pegado a su espalda..., allí iban a parar los cable enroscados. Además en la parte superior del casco sobresalía una especia de ojo electrónico.
Empecé a caminar siguiéndoles de cerca. La forma estilizada pero muy masculina de sus cuerpos, contrastaban con su estatura de 1.78 a1.80 metros... Uno de ellos se colocó a mi lado, y el otro continúo caminando por delante, haciéndolo con mucha seguridad. Le sonreí constantemente, ellos me miraban una y otra vez. Llegamos a un claro del bosque libre de árboles y vegetación. El que iba adelante se volvió a su compañero y a mí diciéndome:
-¡Espera! Hizo un ademán, uniendo las manos al cuerpo.
-Quédate ahí te vamos a subir a bordo.

La nave se fue acercando como si hubiera recibido una señal. El más próximo se acercó tocándome suavemente el brazo y el hombro derecho, mientras decía:
- Enrique soy tu amigo no temas.
Con estas palabras me sentí seguro, pues el temor desapareció por completo, y me invadió una gran paz y seguridad.
Del aparato volante fue despedido un rayo de luz, rodeando mi cuerpo un metro alrededor. Vi como las hojas y los terrones de tierra y piedrecillas saltaron al contacto con la luz. Experimenté un molesto hormigueo, como alfileres clavados en mi cuerpo y en mi cerebro.
Me desprendí del piso y lentamente fui ascendiendo. Al dejar las copas de los árboles divisé la laguna.


Recorrí unos 50 metros para arriba. Una terrible sensación de vació me recorrió el estomago. Moví mi mano derecha con nerviosismo y sentí que la luz era sólida, como el vidrio. Molestos fluidos electrónicos recorrieron mi cuerpo. Seguí subiendo. Una compuerta se abrió arriba de mi cabeza, entré y el rayo luminoso me deposito con suavidad en el piso de la nave. Nadie me esperaba. Pude respirar sin problemas, pues el aire era puro. La sala en forma hexagonal estaba vacía. Había una luz y no supe de donde salía, pues no vi bombillas, ni lámparas. Al caminar 2 o 3 pasos, me di cuenta que tampoco había sombra.
Agité la ruana ejecutando al mismo tiempo algunas figuras con el sombrero pero la sombra no apareció. La luz no proyectaba sombra siendo agradable a los ojos, la temperatura era fresca y me sentí bien. Entonces escuché una voz que dijo:
-Enrique ¡desvístete, quítate la ropa!
Mire a mí alrededor, buscando la procedencia de la orden. Por segunda vez.
- Enrique ¡Desvístete!
Con cierta desconfianza, me deshice de la ruana y el sombrero, guardando la esfera en el bolsillo interior de mi pantalón, de nuevo, escuche la orden, empezando a desvestirme con lentitud, con mucho temor. Por último la voz sonó imperativa:
- Tienes que desnudarte ¡Es necesario Enrique!
Me quité rápidamente las últimas piezas de mi ropa, cubriendo mi desnudez con las manos, pues me sentí incomodo. Un instante después comenzó a salir humo del vértice que unía el piso con las paredes. Desconcertado, pensé que me envenenarían como hicieron los nazis con los judíos en las cámaras de gas.

En menos de cinco segundos toda la sala se cubrió de este humo, tocándome con suavidad y sin impedirme respirar normalmente. Era azul, con delicioso olor que asocié inmediatamente con lima o limón. Al transcurrir varios segundos desapareció por donde había salido. No pude encontrarle explicación.
Caminando por la sala pensé en la forma de salir de ella. No había puertas ni remaches, ni una sola costura que delatara una salida. Estuve siempre a la expectativa. La voz se escucho de nuevo:
- ¡Vístete Enrique!
Sin hacerlos esperar cuatro veces como al principio, me vestí tan rápido como pude. Otro sonido suave, y una puerta se abrió hacia arriba o hacia los lados.
- Enrique, AMIGO MIO, saludo uno de ellos!
Le extendía la mano respondiendo de la misma forma, en tanto me presentaba a su compañero que recién entraba al salón.
- Este es Khrunula, dijo en castellano.
Le extendí la mano, pero con sorpresa observe como la de él apenas la colocaba a la altura del pecho, tocó mi mano suavemente, haciendo luego una ligera inclinación, como una especie de saludo. Me volví a mi primer interlocutor desarrollándose con una sorpresiva conversación de respuestas cortas, pero sin comprender a cabalidad lo que estaba pensando.
- Yo soy Ciryl, Enrique.
- Le respondí:
- Yo soy Enrique Castillo
- Si yo soy Ciryl Weiss
- Volví a repetirle:
- Si yo soy Enrique Castillo, tus eres Ciryl Weiss.
Agregó:
-¿No me recuerdas en Caracas en 1969 a la entrada del teatro? Yo soy tu amigo de aquel entonces, ¿no te acuerdas?
Por fin entendí el significado de aquel intercambio de palabras. Con alegría desbordante y con los recuerdos a flor de mis labios, exterioricé todo el cúmulo de sentimientos reprimidos y promoviendo una desbordante sensación de dicha, le dije:
-¡Ciryl, mi amigo suizo; pero que haces aquí!
-Yo soy uno de los tripulantes de esta nave.
-¿Cómo?
-Sígueme te lo explicaré.
Me pidieron la esfera y al instante la entregué.

Caminando por un pasillo semicircular, entramos a una amplia sala; cuatro personas sentadas, nos esperaban frente a un escritorio o mesa grande, transparente como la clara de huevo y situada en el centro de la sala. Dos de ellos vestían un traje color “miel quemada” y los otros dos de color plateado, diferente al gris plomo de los seres que bajaron por mí. Ciryl, presuroso me dijo:
- Mi nombre es Krisnamerck y soy extraterrestre.
En un momento pensé que tal vez mi amistad con Ciryl en Caracas había influido en mi escogencia para el contacto. No podía creer que Ciryl fuera extraterrestre, sus facciones estaban un poco cambiadas. Pómulos salientes, la boca más delgada, casi sin labios, al sonreír pude verle una bellísima dentadura. Nariz muy recta, sus ojos ligeramente asiáticos de un azul profundo. Su cabello amarillo llegaba hasta los hombros. A las 8:25 de la noche se realizó el encuentro que no me permitiría volver a ser el mismo de antes, por las hondas implicaciones a desarrollar se posteriormente.

Pude apreciar los hombres detrás de la mesa transparente. No tenían escafandra. Eran asombrosamente parecidos, de la misma estatura. De cabellos amarillos, piel tersa como la de un niño. Sus frentes eran amplias y sus caras terminando en una barbilla recta, no tenían arrugas, manchas o lunares. Uno de ellos al volverse, descubrió unas orejas perfectas. Sin ser atléticos, sus cuerpos estaban perfectamente conformados.
Al saludarlos me repitieron el toquecito con la palma de la mano y respectivamente su inclinación de cabeza, señalándome un solitario asiento frente a la mesa. No llevaban guantes, sus manos eran blancas y sedosas, con dedos un poco más largos de lo normal.
El líder se sentó el último. Ciryl lo presento como comandante de la nave y el jefe de la Misión, de nombre Krhamier. Seguidamente a los demás: Krensa, Cramakan y Kruenenyer, que junto con Krisnamerck y Khrunula conformaban parte de la tripulación.
Nos observamos detenidamente. Me miraban y examinaba minuciosamente. Intenté detallarlos al milímetro también. En un tenso silencio, mi corazón se agito de tal forma que creí estallaría. Esperé. Fueron ellos quienes hablaron primero. Por fin el comandante se adelantó, no sin antes pronunciar extraños sonidos, con gran cantidad de ese y zetas, dirigiéndose a su compañero y en tono casi imperceptible, dijo:
-¡Bienvenido!
-Me alegro de estar con ustedes, Hermanos, respondí. Pero quisiera saber ¿Por qué me encuentro aquí y de donde vienen?
-Venimos de las Pléyades.
-¿Donde están las Pléyades?
-Lo que ustedes conocen como las “siete cabritas”.


Las Pleyades
Les hablaba en castellano y el comandante respondía telepáticamente, sin mover los labios, pero escuchando su voz en mi cabeza claramente.
- En cuanto a la pregunta de por qué estás aquí, tú la conoces perfectamente, porque desde hace años te estamos siguiendo.
Asombrado no dije palabra alguna, pues aun hoy, al escribir este libro desconozco las razones de mi encuentro con los extraterrestres. ¿Qué cualidades encontraron para seguir paso a paso mi vida? ¿Por qué me escogieron? Aun hoy no lo sé, y esto me mortifica hasta la desesperación.

La conversación en la nave continuó. Llevaba un cuestionario escrito en un papel por algún miembro del grupo, pero no me acordé de él en ese momento. Las preguntas y respuestas se iban desarrollando tal como se presentaron, en ritmo de improvisación. La actitud de los tripulantes era más de brindarme confianza que de entregarme información. Krisnamerck y Khrunula, con los brazos cruzados y parados en forma rígida, casi militar, escuchaban atentos.
El salón donde nos encontrábamos era amplio y circular, su diámetro alcanzaba los 6 metros, con separaciones blancas transparentes. De forma geométricas a manera de secciones. Cuatro salientes venidas del piso superior sobresalían a forma de vigas, dos columnas daban la impresión de ser de material plástico. Las sillas donde estábamos sentados, parecían forradas en cuero. Al tomar asiento sentí su blandura, sumiéndose al nivel correcto de las piernas y adaptándose a las formas de mi cuerpo, me permitía descansar con comodidad.

Unos cuadros decoraban la sala con representaciones de animales, a mi parecer, deformes. Eran una especie de serpientes aladas y de dragones. Otros mostraban aves volando. Y temas del espacio, con estrellas, planetas, rutas de caminos estelares, rectos o en espiral, como si fueran embudos. Algunos folders, envueltos en citas parecían forrados, conteniendo hojas semejantes al plástico muy fino, (vidrio) ¿Cartas de vuelo?
El ambiente de la sala era sobrio. Había adornos en formas de plantas o flores encerradas en una cúpula., que exhalaba una especie de niebla o gas. La tierra estaba húmeda. Tenía piedrecillas que se traslucían a través del material de la cúpula. Debía tener 2 metros de semicircunferencia, puesto que era ovalada.
Estaba colocada sobre una mesa de ocho patas y de 1.20 mts. de altura. Era como un acuario, pero vegetal. Parecía un fondo marino sin agua, solo con la humedad sobre el cristal.
Pensando si habría mujeres abordo; el comandante respondió:
-Si las hay, pero no las veras en este momento.
Me habían leído el pensamiento haciéndome sentir incomodo. Debieron hacerlo desde cuando llegue a la nave. No me cansaba de mirar la belleza de sus rostros.
Se me antojo pensar en la gigantesca distancia entre mi planeta y las Pléyades. No pudiendo sostener mi curiosidad, interrogue:
-¿Y hace cuando tiempo salieron ustedes?
-¡Acabamos de salir!
-No entiendo
-Para vosotros hace millones de años, cuando vuestro planeta no tenia condiciones de vida inteligente.
Para nosotros, acabamos de salir.
En un ademán con su mano izquierda y haciendo sonar los dedos, supe que había contabilizado con un tiempo diferente al nuestro. Se sonrieron.
-¿A qué distancia se encuentran las Pléyades?
-Vosotros tenéis las medidas en los libros. Estamos a más de 500 años luz según vuestra manera de contar.
Más tarde comprobaría, que nuestros libros hablan de unos 410 años luz, otros, 328 años luz. Pregunte si la forma de viajar de ellos tenía que ver con la Teoría de la Relatividad del Dr. Albert Einstein y los campos Unificados.


El comandante Krhamier me contesto:
-Para que la teoría quede correcta habría que modificarla por lo menos 3 veces. Además la velocidad de la luz no es de 300.000 Kms por segundo. Esta cerca de los 400.000, solo que la luz sufre unas especie de frenaje en las capas atmosféricas, electro-estáticas, eléctricas, en las capas de ionización que tiene el planeta, el cinturón que llamáis “Van Allen” y otro no detectado todavía por vuestros científicos, que tiene forma de dos mitades de una manzana.

Me apena no haber profundizado algo más estas palabras, pero en honor a la verdad y gracias a mi escaso conocimiento de estos asuntos, no pude preguntarles de algo totalmente desconocido para mí. Mi esfuerzo por el momento sería el de transcribir textualmente la palabras de mis interlocutores.
Una vez terminada la presentación formal y de haber intercambiado ideas Krisnamerck me invito a conocer algunas secciones de la nave. Salimos por otra puerta unida a un salón de descanso, allí observe varios cojines en el suelo. La pared estaba iluminada por un halo de luz agradable a los ojos. También era de forma circular. No hice preguntas. De nuevo en el pasillo, encontramos mas salas curiosamente conectadas a la sala central donde estuvimos primero.

En uno de estos recintos vi botella, frascos grandes, inclinado un poco y cerrados herméticamente. Una de las botellas contenía un líquido muy verde. Pregunte que era.
-Es extracto de clorofila que tomamos de los bosques y selvas, extrayéndolos de los mejores árboles. Estos son básicos en nuestra alimentación. Nosotros comemos como vosotros. Nos gustan las frutas cultivadas en el Sur del Continente. Los duraznos, los melocotones, las uvas….
¿Chile, Argentina?
-Nosotros tomamos “prestadas” las frutas de los cultivos y luego por las noches, con ciertos rayos que producen una fuerte concentración de iones, aceleramos su crecimiento y maduración. A las pocas horas los frutos estarán de nuevo en su punto. Debes creerlo, porque es cierto. Nosotros realizamos una alteración dirigida del metabolismo de los vegetales. Nuestra tecnología nos lo permite.

El salón de las botellas, también contenía otras de color café y algunas de un líquido muy transparente.
- A bordo de nuestra nave tenemos un laboratorio donde procesamos todos los alimentos.
Seguimos nuestro recorrido y al pasar por lo que creí era una sala de recreación, alcance a ver libros cuyas páginas transparentes tenían escritos símbolos muy parecidos a la del alfabeto japonés.
Siguieron insistiendo en la forma como se alimentaban.
-Nosotros necesitamos este tipo de alimentación, porque hemos detenido el proceso de cariocines, tenemos una técnica con la cual mantenemos vivo el proceso celular impidiendo el envejecimiento.
Deduje que consideraban la vejez como una enfermedad. De otro lado me pareció interpretar sus palabras sobre el concepto de la inmortalidad. Pero no me lo dijeron directamente, y yo no me atreví a confirmar mis sospechas.
-Estamos aquí cumpliendo una misión muy especial. Pertenecemos a una civilización muy desarrollada, hermana de otras civilizaciones, de donde hemos recibido órdenes específicas para el planeta Tierra. Desde la antigüedad hemos contactado con otros hombres pertenecientes a otras culturas. Hemos influido en sus pensamientos a través de los que ustedes han llamado “Maestro”. Pero no solo en este planeta, también en otros mundos hemos contribuido al desarrollo no solo científico y cultural, sino también en el espiritual. Además, algunos de nosotros han “nacido” aquí o reencarnado, si lo preferís, desde lejanos tiempos.



Posteriormente me condujeron a una escalera metálica en forma de caracol e íbamos por ella a otro piso. Tres hombres se cruzaron en nuestro camino. Krisnamerck dijo que la tripulación constaba de 12 miembros hombres. Los 3 tripulantes se voltearon y me saludaron. Uno de ellos se perdió por una compuerta comunicada a una sala. Los otros se situaron frente a un tablero de controles, manipulado por otros extraterrestres que no se dieron por aludidos pasando así “desapercibida” mi presencia.
Recorrí con la mirada la sala de controles localizada en el tercer piso de la nave. Varios mapas estaban extendidos. Con los brazos cruzados hacia atrás, los observe.
-Son mapas cósmicos. Dijeron.
Parecían haber salido de la pared, para que yo los viera, el panel de control con luces que se encendían y se pagaban como las de neón de los avisos publicitarios nocturnos, debían influir sobre los mapas. Estos aparecían marcados con luces multicolores representando zonas. Había líneas definidas, otras sin función aparente mostrando galaxias, nebulosas, soles y planetas
Pregunte si podía saber los nombres de esos planetas.
-No te serviría de nada, porque nosotros los conocemos con nombres diferentes.
El comandante ubicó nuestro planeta en una Vía Láctea Totalmente diferente a como nosotros la conocemos en fotografía; una luz pulsante diferenciaba al planeta Tierra de otros puntos, situándolos en un lugar bastante alejado.
-Nosotros no exploramos vuestro planeta, porque tenemos base en él desde hace miles de años. Otras civilizaciones lo hacen.

Acercándome a los tablero de control examine una especie de relojes; eran varios, superpuestos uno sobre otros, pero sin entorpecer su funcionamiento entre sí. Cada uno tenis sus propias manecillas marcados con caracteres ilegibles. En algunos de los relojes alcance a observar números semejantes a los nuestros, señalados por una manecillas común y corrientes. Parecían medir varios tiempos a la vez, y uno en relación a los otros. Entremedios en mi momentánea curiosidad, debí volver mi atención a las palabras serias del comandante.
-Estamos aquí porque conocemos las calamidades que sobrevendrán en el planeta Tierra. Una de ellas, la tercera guerra mundial. Esa próxima sabemos la fecha, pero nos podemos intervenir. Eso sería contra lo vosotros llamáis “el libre albedrío”. Debéis aprender a convivir en paz y armonía. Pero tenéis que lograrlo por vosotros mismos, y eso es alcanzar un nivel de conciencia. Tal vez, el mayor descubrimiento que harán los hombres de la Tierra, será el conocer a Dios, si los rodeos y limitaciones que le habéis impuesto. Dios no tiene forma, es omnipotente y no podéis representarlo. Vosotros creéis en un concepto de Dios totalmente errado. Nosotros no lo conocemos como vosotros lo habéis imaginado. No le damos nombre especial, pero cuando no referimos a Él, le llamamos el que no tiene nombre: El innominado. En nuestra manera de vivir, no necesitamos creer como vosotros.

El comandante habló con tal propiedad y conocimiento del tema, que no pude objetarle absolutamente nada. Solo se me ocurrió preguntarles algo relacionado con las investigaciones de los estudiosos.
-¿es verdad que ustedes intervinieron en la destrucción de Sodoma y Gomorra? Nuestra Biblia señala que fue un “castigo de Dios”. Un castigo donde perecieron miles de niños y gentes inocentes.
-La destrucción no la realizamos nosotros, fue otra civilización, otra raza. Vosotros no podéis entenderlo ahora. Se obedecen órdenes superiores, y cuando se da una orden, hay que cumplirla. Los que dictas esas órdenes, obran con equidad y justicia.
-¿Cómo hicieron ustedes para viajar desde las Pléyades hasta la Tierra?
-Nosotros viajamos a la velocidad del pensamiento. En otro momento te explicamos eso.
-¿Cómo es vuestro sistema solar?
-Está compuesto de 3 soles. Dos de los cuales giran alrededor de un Sol Mayor. Y alrededor de los soles giran 43 planetas Nosotros vinimos de uno de estos planetas, pero no todos están habitados. Todavía estamos estableciendo colonias. Nuestro Sol le llamamos SHI-EL HO y vivimos en 4to y 5to planeta, de dónde venimos.
Salimos del cuarto de navegación para dirigirnos nuevamente a la sala circular de nuestra primer entrevista y allí continuo el dialogo. Miraba con cierta extrañeza mi reloj detenido a la 8:25 de la noche. Moví mi mano infructuosamente, tratando de hacerlo funcionar. Calcule en hora y media mi permanencia en la nave.
Krisnamerck, sonriente dijo:
-Tu reloj no funciona aquí adentro.
-Buenos, si mi reloj no funciona, entonces, porque no volamos algún lado?
-Ven, acompáñanos. Desde que tú entraste, estamos viajando.
Realmente me sorprendió, pues supuse que debía estar usando un traje especial de astronauta, guantes y escafandra, además de ajustarnos el cinturón de seguridad y mil cosas más normalmente en los viajes a gran velocidad. No sentí un solo movimiento.

Me llevaron a un panel especial donde se encontraba un visor que se abrió como los parpados de los ojos, en forma cóncava, apareciendo una pantalla. Me senté frente al visor, en una silla Fija. Uno de ellos, manejando los controles, los gradúo y me invito a mirar por él. Al acercarme vi un gran vació sintiendo una desagradable sensación de vértigo.
- Toma las palancas y gradúalas a tu vista.
Las moví aquí y allá hasta ajustara a mi visión, pudiendo mirar con toda claridad a través de la pantalla.
-Esa es tu casa.
Me quede mudo, era un especie de telescopio compuesto de un rayo de luz capaz de atravesar el techo y las paredes de las casas. Mi familia dormía, y el perro parecía ladrar y moverse nerviosamente contra la ventana de mi habitación. Al mover las palancas por equivocación, atravesé una casa de la vecindad. Un poco alarmados, me motivaron a mirar solo a donde yo vivía.
-¿Cómo encontraron mi casa?
-Este mismo aparato puede atravesar inclusive algunos metales. Así hemos observado a muchas personas.
Seguimos movilizándolos a cierta velocidad. Pude apreciar la avenida 68 (avenida muy importante en Bogotá), los carros que transitaban por ella y los barrios a lado y lado, dibujado como si estuvieran en una maqueta.
Les pregunte si podía contar todo lo que estaba viendo.
-Eso es cosa tuya, tú puedes hacerlo.
Nunca vi resistencia por parte de ellos, ni prohibiciones. Mis preguntas en la mayoría de las veces fueron infantiles. Quería saberlo todo, pero no supe por dónde empezar. Fueron ellos los que inteligentemente dirigieron mis pensamientos par que los cuestionara sobre algún tema especial.
-Tenemos información que será entregada a su debido tiempo. Afectara a todas las religiones de la tierra. Tiene algo que ver con lo que vosotros llamáis “La Creación del Hombre”. Pertenecemos a una organización de ayuda a la Tierra, siempre hemos estado presentes.
Al pasar el tiempo sentí hambre. Me ofrecieron una especie de barra de chocolate envuelto en plástico. Su sabor era muy parecido al sabajon (licor colombiano). De bocado en bocado lo termine. Sentí un calor agradable y mi hambre se vio saciada momentáneamente.
Posteriormente, y luego de varias y repetidas preguntas bíblicas, me dieron a probar algo de lo que aseguraron no me arrepentiría. Tomaron de una bandeja algo así como capullos muy semejantes a las crispetas de maíz preparadas en casa. Su sabor bastante dulce, produjo Otra deliciosa sensación de calor.
Pensé que me estaba drogando, porque por momentos mis parpados se hicieron bastante pesados.
¿Sabes cómo se llama esto que estas comiendo? Pregunto Ciryl!
-No lo sé. Es parecido a un tipo de maíz empleado en nuestra alimentación.
Entonces agregó:
-Está compuesto de cuatro cereales, dos existen aquí en la Tierra. Con esto se alimento el pueblo judío durante los 40 años que permaneció en el desierto, según cuenta la Biblia.
-¿Ciryl, eso es mana del que hablan las escrituras?
Tomándome la cabeza con las manos, y con algunas de estas crispetas en mi boca, no supe más que decir. Este alimento, “maná”, como lo llamaron los judíos, me quito el hambre y la sed por 24 horas. Y de un poder energéticos bastante alto.
-Nosotros lo utilizamos como alimento en nuestros viajes, comentó Ciryl.

Con los emisarios de las Pléyades, fue difícil coordinar mis ideas. La lógica no se ajustaba a nuestra conversación. Cada palabra, cada frase, fue una sorpresa, nada tenía sentido, pero ellos me lo decían con tranquilidad y seguridad de quien vive en un mundo diferente, al revés.
- Enrique, esto te va a traer muchas incomprensiones. te veras rodeado constantemente de gentes que te felicitaran y alabaran endulzando tus oídos con palabras hermosa; todo para extraer de tus labios alguna información. Pero luego, a causa de la información que les has dado, los veras convertidos en tu peores calumniadores. Amigos que no son tus amigos buscaran perderte. Ellos mismo te rodearan con hipocresías y engaños. Es una advertencia Enrique, El riesgo es muy grande.
-¿Como saben ustedes tantas cosas?
-Es muy fácil. Al hacer invisibles nuestras naves, camuflándose sobre las ciudades gracias a un campo especial de energía vibratorio, volamos prácticamente sobre las cabezas de las personas y ellas no se dan cuenta. Burlamos los radares creando confusión y desconcierto con nuestras maniobras. Manejamos nuestras naves como queremos. Esas son las ventajas de la tecnología. De otro lado, tenemos emisarios en la tierra confundidos con la masa humana, que diariamente recorren las avenidas de las grandes y pequeñas ciudades. Es mi caso Enrique, en 1969. Muchos de nosotros están entre vosotros.



Aquí se me ocurrió preguntar de nuevo, como lograban velocidades extremas para desplazarse en el espacio, como habían hecho para viajar desde las Pléyades hasta la tierra, y si podían darme alguna información al respecto sin lesionar sus intereses.
Ciryl me condujo con otros dos tripulantes a una sección en donde estaba la “maquina” que genera la fuerza que utilizan para sus viajes. Mi corazón latía aceleradamente. ¡Que emoción! Ser tal vez, el primer terrícola que podría ver en operación plena el “motor” de impulsión de la nave.
Al penetrar en la sección de seguridad nos estaba esperando el Comandante Krhamier. Seguramente penetró en la zona por otra vía de acceso. Al entrara a la sección, en las paredes se activo una o varias alarmas de sonido o frecuencia que iba directamente al cinturón de los tripulantes. Me explicaron que los demás habían sido advertidos de nuestra entra a la zona del “motor”, que también se reflejaba en el panel de control de la nave y en otras áreas.

Ante nosotros se encontraba incrustado en una pared metálica un “visor”, y ante la misma pared, dos cómodas sillas. Me invitaron a sentarme en una de ellas, y al acercar mi rostro hasta el “visor” ¡que espectáculo tan formidable y maravilloso! contemplaron mis ojos!
Adentro de las entrañas de la nave, un grupo de tres grandes diamantes o cristales giraban lentamente sobre sí mismos alrededor de un “tubo” pegado del piso al techo, que giraba a su vez, en forma contraria. Los colores y tonalidades del “tubo” daban la impresión de un calidoscopio de puro cristal. Me quede fascinado por el soberbio espectáculo.
Al retirar mi rostro del “visor” para hacer una pregunta, noté que seguramente mis facciones habían sufrido alguna palidez. Los tripulantes me observaban sonrientes.
Me dirigí a Ciryl, pero me contesto el comandante adivinando mi pregunta.
-Son Cristales, no diamantes. Les llamamos “cristales memoria”, son programables y reciben información del “traductor principal” (el tubo que giraba). También les decimos “los cristales vivientes”.
Estos son tomados por nosotros de algún planeta en donde crecen y se reproducen.

Había notado que los cristales giraban sobre sí mismos unidos a una base que también giraba alrededor del “tubo” (traductor). Los cristales debían tener unos 70 cms (o quizás menos). ¡Estaba observando el mismo movimiento de la tierra en su órbita alrededor del Sol! pero en miniatura. No salía de mi asombro, cuando al hacer otra pregunta me dejarían sin respiración.
-Comandante, ¿podrían ustedes acelerar el movimiento de los cristales, ya que los visos y colores son espectaculares?
-No Enrique, me respondió. No es posible mientras estés aquí abordo. Si aceleramos el movimiento de los cristales en su rotación con el “traductor” por solo dos minutos, cuando bajes de la nave habrán pasado cerca de 200 años en la Tierra. Como comprenderás, mientras estés aquí, no lo podemos hacer.
Una angustia invadió todo mi ser. Pensé en mi familia, mis amigos y en cómo podría cambiar todo el planeta en esos 200 años, si los extraterrestres me estaban diciendo la verdad, y todo en menos de lo que “canta un gallo”, Pensé. Posiblemente aquí se pone de manifiesto lo que decía Albert Einstein sobre su teoría de la relatividad. No salía de mi asombro. Para calmarme el comandante se dirigido de nuevo a mí.
Mi angustia se centraba en que algún tripulante pudiera acelerar los cristales sin acordarse de que yo estaba todavía a bordo de la nave y apareciera 200 años en el futuro sin conocer a nadie, sin familia y en un mundo totalmente cambiado
-No Enrique, esto no es posible que suceda mientras tu estés a bordo. Yo soy el que mentalmente da las órdenes a la nave, así hemos reducido las posibilidades de error. Si algo me sucediera a mí, existen dos miembros más de la tripulación con autoridad para realizar la integración también de mente-maquina, en que el acople se establece por impulsos mentales directamente al programa “traductor cristales”. La energía mental que liberamos, es traducida en energía de vuelo. Por esta razón te decíamos que “acabamos de salir”. Para nosotros el factor tiempo no es un problema, vivimos en un presente que modifica el futuro. Por esta razón el futuro es “maleable” y no se puede predecir con certeza. No así el pasado, que ya es historia, es inmodificable.
Con las manos sobre sus brazos cruzados, dos de ellos me observaban cómo reaccionaba ante la información “descabellada” que me daban, para mis raquíticos conocimientos terrestres.
Dentro de mi cerebro bullían preguntas sin respuesta. Estaba ante uno de los retos más grandes de la historia y no atinaba a hacer buenas preguntas. Por mi ignorancia en muchas cosas, perdí la oportunidad de obtener un gran conocimiento. Yo era la prueba viviente de que las reacciones a nivel colectivo, podrían ser fatales para la civilización. No lograba coordinar como podían viajar a la velocidad del pensamiento sin sufrir alteraciones físicas.
¿Cómo habían resuelto el problema? Sus cuerpos quizás estaban dotados de algunos órganos diferentes, o solo era una raza que por alguna razón había alcanzado el dominio de la VIDA y la MUERTE?
Más tarde obtendría una respuesta que quizás, era la clave de cómo lograron vencer la barrera de las enfermedades y la muerte.

Pero todavía me faltaba ver otro sensacional espectáculo para lograr comprender como la energía mental de la hablaban Krhamier y Ciryl se producía. Esa misma fuerza mental que llegaba al “Traductor” para alcanzar la velocidad de vértigo del pensamiento. No me podía reponer de mi asombro. ¿Por qué me decían y enseñaban esas cosas? Qué papel jugaba o está por jugar ante esta avalancha de información? ¿Cómo me creería la gente? ¿Había un plan concebido previamente a mi “contacto”? ¿Cuáles eran las verdaderas razones?
Hoy, cuando escribo estas líneas, año 1976, todavía no está claro el panorama para mí. En honor a la verdad, desconozco por completo las causas que me llevaron al encuentro con los extraterrestres. Quizás conforme avancen los años y se obtenga más información de los resultados de las investigaciones que se siguen realizando por grandes científicos e investigadores de todas las disciplinas, se logre entender no solo las causa reales de los “contactados”, sino también la razón clara y lógica de mis encuentros con estas inteligencias provenientes del espacio exterior.
Después de reflexionar sobre todo esto, fui invitado a subir por una escalerilla que se emboco en un pasillo. Llegamos a una gran sala, donde en su parte central giraba el “calidoscopio” o “traductor” que había visto a través del “visor”. La sala estaba desprovista de muebles o aparatos visibles. Al llegar a la entrada nos detuvimos. Acompañando al comandante venia Ciryl y Khrunula. Al momento llegó Kramakan y otros más hicieron su aparición por otra entrada justo al frente del salón, al otro extremo. Eran doce en total. Pensé, como entonces se estaba desplazando la nave, si los tripulantes en total eran 12?
Los extraterrestres vestían, 8 de ellos, traje color gris plomo sin brillo y los otros 4 incluyendo el comandante Krhamier, color “miel quemada”.
De pronto, ante mis ya golpeados ojos y sentidos, vi surgir del piso varias sillas parecidas a las de los consultorios odontológicos. Conté 12 en total dispuestas en círculo alrededor del “traductor”. Del techo descendieron unos cascos como de motociclistas que se insertaron en las cabezas de los tripulantes, una vez tomaron sus posiciones en las sillas. Los 3 de colores diferentes se ubicaron en posiciones equidistantes con precisión. Se tomaron de las manos haciendo enlace de cadena, mano con brazo y así sucesivamente hasta cerrar el círculo. Yo desde mi puesto de observación miraba de nuevo sorprendido. Esto duro quizás solamente un minuto. Los cascos se subieron y sus manos e soltaron; una vez de pie, las sillas desaparecieron en el piso. Todos regresaron a sus quehaceres habituales, menos Krhamier y Ciryl, que ahora me observaban de nuevo esperando las preguntas de rigor ante mi sorprendido razonamiento. Me explicaron que había visto libera su “energía mental”, y que el “traductor” la toma y la convierte en energía de vuelo.

Con los extraterrestres, ya todo era sorprendente. Habían realizado esta operación con el único propósito de que yo la viera. Pero…. ¿Cuál era el propósito? ¿A quién debía contarle? Era obvio que lo hacían para que yo lo dijera ¿Pero a quien?
Regresamos a la sala de control. A través del panel de observación, me di cuenta de la gran cantidad de kilómetros recorridos en un ir y venir sin rumbo fijo; pero también mis ojos se fueron cerrando al peso de los parpados. Me sentía cansado.
Alguno de los tripulantes me preguntó:
-Tienes sueño Enrique ¿Quieres descansa?
Sin poder negarlo, el comandante rápidamente ordeno ubicarme en algún lugar para reposar. Todos se levantaron de sus puestos. Ciryl me invito a acompañarlo.
-Ven a descansar Enrique.
Nuestro acompañante Khrunula no nos abandono un segundo. Salimos a un pasillo recto, de no más de 4 metros y lleguemos a otro salón de donde una puerta se abría automáticamente, sin que fuera tocado botón o control alguno.
La sala era muy clara, unas camas, cuatro en total aparecieron ante mis ojos. Ciryl me dijo escoger la de mi preferencia; entonces me acosté. La cama era amillonada y de una suavidad exagerada. Parecía de cuero. Al acostarme se adapto a las formas de mi cuerpo y a las posiciones que adopté.
-Duerme tranquilo, nosotros te despertaremos.
Se despidieron y la puerta se cerró. Con las manos bajo mis mejillas, el cuerpo de medio lado y las rodillas recogidas, me sumí en un profundo y reconfortante sueño. Antes de dormir se me ocurrió que debía pedir pruebas concretas del viaje en la nave para mostrarlas a mi familia y a los amigos del mundo entero. No recordé más.

Me había despertado un fuerte sacudión en mi cerebro, como si hubieran tocado un nervio. Al inclinarme noté que Ciryl y Khrunula estaban de nuevo conmigo.
-Enrique, perdónanos por la forma de despertarte; hemos incidido en tu cerebro dándote una orden psíquica. Te vamos a dar las últimas informaciones, porque ha llegado el momento de dejarte en el sitio donde te recogimos.
Me levante rápido, con la impresión de haber pasado durmiendo muchas horas, pero totalmente descansado y con las fuerzas recuperadas. De nuevo en la sala de las charlas anteriores, el comandante y otro tripulante nos esperaba.
-Queremos que recuerdes lo siguiente: La tercera guerra mundial es inevitable. Los hombres tendrán 4 años de compás de espera para tratar de atenuarla, según sus actuaciones. Solo el estado mental del hombre podrá disminuir sus efectos, es un problema vuestro.
Me llevaron a la sala de control, no sin antes recordarme:
-Vamos a realizar un viaje corto, para que memorices cada detalle de los lugares que veras.
Por entre la amplia ventana me mostraron inmensos valles cubiertos v de una gran vegetación, hasta llegar a una llanura.
-Eso es lo que vosotros llamáis “los Llanos Orientales”
Todo el lugar quedo iluminado como si fuera de día.
-Observa esta carretera y aquel camino. Allí será nuestro aproximo encuentro. Mira bien y memoriza (tiempo después, casi dos años, me hacia la pregunta del por queme citaron a un lugar tan alejado de mi ciudad Bogotá. ¿La Razón?
El sitio estaba cercado con alambre de púas. Una puerta de madera a punto de caerse, servía de entrada a los potreros. Me dieron un nombre. Rápidamente lo memorice, además de grabar los detalles de los continuos sobre vuelto en la zona.
- La fecha del próximo encuentro será el 18 de noviembre, a las 8 de la noche en este lugar. No lo olvides Enrique.
Con un ademán afirmativo les dije que todo había quedado memorizado debidamente. Estaba seguro de poder encontrar el lugar sin ninguna dificultad.
-Estamos próximos a llegar, ven.


En minutos la nave recorrió la distancia desde los Llanos Orientales al lugar donde me recogieron.
Caminando, se despidieron.
-Hasta pronto, Enrique.
Me llevaron a la sala donde tuve que desnudarme. Ciryl me abrazo y juntos con Khrunula se alejaron. Del techo se proyecto una luz que me rodeo rápidamente. Al abrirse la compuerta Salí al vacío. Me sentí seguro. La luz me depositó con suavidad en el suelo, y como al principio se fue recogiendo como si fuera absorbida por la nave. Esta me dejó en el bosque cerca de la laguna. La vi alejarse con velocidad.

Mire el reloj que había comenzando a funcionar de nuevo. Calculé la hora en las 5 de la mañana. Recostándome en el suelo espere el amanecer del domingo, sumido en un confortable sueño. Cuando desperté era las 10:15 en el reloj: Al pasar 2 horas casi deduje que debían ser las 7:30 de la mañana.
Estirando los miembros. Me dirigí a buscar el bus para retornar a la capital, Bogotá. Sabía muy bien que el problema a presentarse ahora estaba relacionado con la forma como narrar la experiencia. Pero la felicidad que llevaba me armó de valor suficiente para afrontar las consecuencias de todo lo anterior. Así terminó mi primer encuentro el 3de noviembre de 1973….y mi vida ya nunca volvería a ser la misma.
Las repercusiones que se derivarían de esta experiencia, me llevarían a iniciar un incierto apostolado a través del mundo, contando mi historia con los extraterrestres.



CONGRESO MUNDIAL OVNI BS AS ARGENTINA 2006 (ENRIQUE CASTILLO RINCÓN) 1 DE 5


CONGRESO MUNDIAL OVNI BS AS ARGENTINA 2006 (ENRIQUE CASTILLO RINCÓN) 2 DE 5


CONGRESO MUNDIAL OVNI BS AS ARGENTINA 2006 (ENRIQUE CASTILLO RINCÓN) 3 DE 5  https://www.youtube.com/watch?v=AJ7hQ1glIP4


CONGRESO MUNDIAL OVNI BS AS ARGENTINA 2006 (ENRIQUE CASTILLO RINCÓN) 4 DE 5  https://www.youtube.com/watch?v=IEFsgc8X6pk


CONGRESO MUNDIAL OVNI BS AS ARGENTINA 2006 (ENRIQUE CASTILLO RINCÓN) 5 DE 5 https://www.youtube.com/watch?v=01Hw-Ws5U1I


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DE SORPRESA EN SORPRESA……

“DOS COSAS SON INFINITAS: El universo y la estupidez humana” Sr. Albert Einstein.

La reunión estaba fijada para las 8 de la noche del 18 de noviembre de 1973. Salí muy temprano de Bogotá y en un bus interdepartamental, recorrí rápidamente kilómetros hasta llegar a Villavicencio en el Departamento del Meta.

…No conocía la región y por eso tendrían que buscar a alguien que me ayudara. Una vez en Villavicencio, tomé otro bus hacia la vecina población de Apiay. Por recomendación de alguien, contraté a un baquiano de nombre Antonio, verdadero conocedor de la llanura y sin cuya asistencia, no hubiera llegado al sitio indiciado. El baquiano ignoraba por completo el motivo de mi viaje, pero conocía su trabajo con bastante propiedad. Le había dado las señas del lugar y el, como verdadero experto, supo identificarlo al instante.

…Al llegar el momento convenido, una multitud de pensamientos entremezclados se apodero de mi espíritu: miedo con alegría; duda con esperanza; paz con remordimientos. Todo era uno solo, y esto me inquietaba porque no me permitía reaccionar, ni siquiera pensar. Solo atinaba a concebir increíbles aventuras, como un rapto espacial donde no volvería a ver a mi familia.
Luego del encuentro físico anterior y de comunicarme telepáticamente con los extraterrestres casi a diario aun no me acostumbraba.

…La noche era muy hermosa y el viento acariciaba suavemente mi rostro, El cielo tachado de estrellas, invitaba a observarlo a cada momento. Muchas cosas cruzaron por mi mente, pero si n concretar nada.
…A las 10 de la noche, perdidas todas las esperanzas, pensaba en cómo iba a regresar al día siguiente. Tomé asiento en el suelo con la intención reiniciar “contacto” telepático. Me relajé y realizando a conciencia la técnica de comunicación aprendida en Bogotá, espera que los extraterrestres me dieran la explicación. Pero no sentí, ni oí nada. Reflexione un poco, pensando que tal vez, yo había hecho mal algún paso del procedimiento. Nuevamente lo intenté, con los mismos resultados.

…Con la moral en los pies, supuse que tal vez me había equivocado de la fecha, hora y lugar. Los ojos me pesaban, amenazando cerrarse por el sueño.

En un momento de los ya acostumbrados, levante mis ojos a los cielos. ¡No, no estaba soñando! Una gran cantidad de luces que poco a poco se iban agrandando, se movía lentamente en el cielo. Uno, dos, tres, cuatro…diez, once, doce, trece. Trece puntos luminosos en perfecta formación, como una especie de V invertida se desplazaban uniformemente. Tres de estos puntos que parecían más grandes que los demás, encabezaban la formación. Los otros diez más pequeños los seguían lentamente en sobre fila abierta.
Al llegar casi encima de mi cabeza, se detuvieron momentáneamente. Uno de los puntos luminosos de la parte de atrás se descolgó dejándose caer al vació verticalmente y haciendo una maniobra de locura, para detenerse a cierta altura, en donde ya pude distribuir la forma oval de la nave. En un momento, la forma desapareció, pues una luminosidad la circuló, dado la impresión de una nube grasosa. Las otras naves siguieron su rumbo imprimiendo ahora velocidad hasta desaparecer de mi vista. No puedo decir que rumbo tomaron, estaba desorientado y no sabía donde quedaba el norte o el sur.

La nave suspendida en el aire comenzó a moverse en actitud de zig zagueo y poco a poco se fue acercando. Al hacerlo sus formas se fueron delineando hasta dar paso a una pequeña y definida nave con apariencia de capullo. Descendiendo, maniobro en círculo, en vaivén corto y acompasado, dando paso a un soberbio espectáculo de maniobras asombroso que me dejaron con la boca abierta. La nave se detuvo a unos 30 metros del suelo. Sin hacer ningún ruido, de su vientre salieron tres patas sustentadoras cortas y con ellas se poso en el suelo. Una escalera también hizo aparición dejando al descubierto una puerta angosta. La luz que salió por entre la puerta, fue cortada de improvisto por la silueta de una persona parada a la entrada en actitud contemplativa. Se encontraba a unos 60 metros de donde yo estaba.


Gracias a la claridad reinante y la luz que expedía la nave, pude detallar su aparente diámetro, calculando en unos 7 metros su longitud por 3 y medio de altura. Sin perder el tiempo, presa de una terrible excitación, corrí con cierta velocidad, pero una voz profunda me ordenó terminantemente detenerme: ¡Espera!.
Detuve mi marcha un poco confundido, mirando a todos los lados hasta concentrar mi vista en la persona que ahora con leve adema me invita a continuar el camino hacia la nave. Paso a paso devoré los metros que me separaban para llegar; la claridad me permitía reconocer al hombre de la entrada: ¡era Krisnamerck! su presencia me tranquilizó por completo, a pesar de escuchar a mí alrededor un continuo ronroneo. Ya frente a él y sin bajarse del aparato, me di cuenta de la falta de escafandra, respiraba nuestra atmósfera y vestía el mismo traje de haces 15 días, allá en la laguna. Quiere que suba, las escaleras son amplias y bien dispuestas con series escalones dirigidos al piso de la nave.

Subí vigorosamente los escalones con las mirada fija en el extraterrestre, Al tenderle la mano para saludarlo, este se retiró un poco para atrás y me ordenó detenerme junto entre la ultima grada y la puerta. Realmente era un poco angosta, pues calcule un metro de ancho por 1.60 cms de altura. Un intenso fulgor, azul, en forma de rayo rodeo mi cuerpo desde los pies a la cabeza cubriéndolo completamente. Fue solo un instante, suficiente para provocarme una molestia pasajera, pero indescriptible sensación. Durante unos segundos mi piel y mi ropa brillaron con intensidad. Mis manos parecían encendidas por lo que deduje que mi cara debía encontrarse en las mismas condiciones.

Ciryl, sonriente, se acerco apretándome fuerte las manos.
-Enrique, ¿como estas? No te preocupes por esto, pues es necesario.
Comprendí que la luz azul formaba parte de otro sistema de limpieza de esterilización, muy diferente a la utilizada durante el primer contacto. Esta vez, era un tipo de energía desinfectante pero extra rápida.
Entramos, y me señaló una confortable silla para que me sentara un momento. Al hacerlo, de una puerta salieron dos hombres completamente diferentes a Ciryl. Eran pequeños y sonrientes. Vestidos con una especie de mamelucos (combinación de camiseta y calzón de una sola pieza, que se suele poner a los niños para dormir.)., no muy ceñidos al cuerpo, que diferían notablemente del uniforme de Krisnamerck.
Me levanté para saludarlos, pero ellos solo atinaron a realizar una venia sin extender las manos.
-¿Quiénes son esta “personas”? inquirí.
Mientras pensé esto, mire a Ciryl con algo de sorpresa, solicitando una respuesta al respecto.
-Son seres de Mercurio, Enrique.
-¿seres de Mercurio?

Como por encanto desapareció de mi mente la palabra, sorprendido. No vale la pena seguir insistiendo en mi estado anímico porque sería imposible describirlo.
Aquellos hombrecillos eran calvos, y su piel morena clara, daba la impresión de haber sufrido un baño de aceite, puesto que le brillaba su cabeza. Su estatura de un metro cincuenta centímetros, los miembros de sus cuerpos no perdían el sentido de las proporciones, sus ojos grandes pero bien distribuidos, de orejas normales, nariz griega y mentones muy marcados. Vestían de color púrpura o violeta encendido, de mangas cortas, dejando ver claramente sus brazos brillantes. El uniforme no les tallaba al cuerpo, no tenia cinturón. Calzaban zapatos oscuros, sin brillo. Carecían de guantes. Ciryl con un gesto, señaló una escalerilla semicaracol y por ella subimos al segundo piso de la nave, bastante restringido por cierto. Entramos al cuanto de navegación, cubierto por una cúpula transparente. Lo curioso es que mientras permanecí fuera de la nave no vi la transparencia. Imagine pudiera ser de eso vidrios opacos hacia adentro y traslucidos hacia fuera. El cuarto era de una sencillez desconcertante. El panel de instrumento “muy simple”: una de mesa semi-oval con pocos instrumentos, botones y otros pocos incrustados en una pantalla de regular tamaño. Dos sillas. Al frente de los controles.

El panorama estelar se abrió en una amplitud mostrándome un hermoso cielo estrellado. La cúpula daba la sensación de ser metal fusionado con vidrio, o un material similar. Lo que parecía ser un enorme diamante de muchas aristas, nacía de un lado de la mesa de controles. Al mirar hacia el fondo, numerosas agujas aparecían señalando extraños caracteres. De estas agujas, unas recorrieran hacia un sentido y las otras al contrario.
Ciryl, con mucha afectuosidad me interrogo:
-¿Cómo te ha ido Enrique?
-Increíblemente Ciryl, muy bien.

En realidad, no estaba diciendo la verdad. En el fondo quería narrar todos los acontecimientos en el grupo, los sinsabores provocados por varias personas cuando les conté los detalles de mi primera experiencia. Quería gritarle lo incomprendido que me sentía y la soledad que poco a poco me iba rodeando. La confusión originada por la falta de sentido común de mi incipiente obra, estaba terriblemente desubicado .Pero guarde todos esos pensamientos, considerando molestaría a Ciryl y me catalogaría de quejumbrosos.

Mirando las cabezas “aguacatadas” de los tripulantes que se preparaban para el despegue, cambie mis pensamientos tratando de profundizar sobre sus orígenes.
-Hermano Ciryl, ¿así que estos son los seres viven en Mercurio?
Hice esta pregunta cuestionando mis conocimientos sobre el planeta más cercano al Sol.. Tenía entendido que uno de sus caras miraba siempre a las elevadísimas temperaturas del astro, ocasionado un calor insoportable para cualquier tipo de vida conocida. El otro lado, por al contrario permanecía siempre ofreciendo información de temperaturas extremas bajo cero. Según esto, simplemente era imposible que hubiera vida en Mercurio.
-Vosotros os asombrarías de ver las civilizaciones que han florecido allí, aseguraba Ciryl. Mercurio tiene movimientos de rotación “simple” y también gira sobre su eje. Quizás más tarde hablaremos sobre eso.
Ahora nos dirigimos a la “Nave Madre”.


Nave nodriza
Uno de los mercurianos sin pronunciar palabra alguna, me guió de nuevo al primer piso donde abrió un bien dotado “guardarropa” y haciéndome señas, me animo a escoger el traje que se ajustara a las medidas de mi cuerpo.
Tomé uno y lo coloque por encima de mis ropas esperando la protesta de mi acompañante por esta acción. Aparentemente el uniforme era muy pequeño para mí, pero al ponérmelo se expandió adaptándose sin maltratarme de manera alguna. Al pasar sobre mi cabeza el uniforme, despeino un poco mis cabellos; lleve las manos a uno de los bolsillos del pantalón y saque un peine. El mercuriano con curiosidad desbordante, movía su cabeza de arriba abajo, derecha a izquierda, mientras sus ojos giraban en sus orbitas. Miraba mis cabellos y el peine que los ordenaba. Siempre sonriente, dirigió sus manos a los zapatos para que yo tomara un par. Igualmente sucedió con estos. Se Adaptaron a la perfección a pesar de expandirlos para que mis pies entraran. No me ajustaban ni un milímetro.

Cuando estuve listo, subimos, el tripulante tomó asiento y maniobrando unos botones colocados al lado derecho del panel. Dirigió la nave a su destino. Ciryl caminó a la consola de mando y colocando sus manos en ella, escudriño el cielo como buscando algo. Mientras tanto, yo recorría el lugar detallándolo todo y memorizando cuantas acciones realizaban los tripulantes. Una repentina maniobra hizo girar la base de la nave, mientras que la cúpula permanecía estática. No perdí el equilibrio y por momentos sentí las botas adheridas al piso. Un leve fluido eléctrico recorrió mi cuerpo, pero sin molestarme mayor cosa.

La nave fue ascendiendo rápidamente. Ciryl continúo mirando hacia arriba y a la pantalla centrada en el panel. De pronto con gran alegría me llamo.
-Enrique, observa la Nave Madre.
Era lo más grande que había visto en toda mi vida. Su forma se asemejaba a una ballena. La nave (madre) “Bandera principal”, como la llamo Ciryl, permanecía detenido en el espacio esperándonos Debajo del gigantesco cetáceo volador, se abrió una compuerta dejando escapar una luz intensa. Los mercurianos no hacían nada especial, pues daba la impresión de que éramos absorbidos a través de un túnel o algo parecido. Fuimos directo a la entrada. Sin sentir movimientos violentos, nos colocamos justo por debajo y ascendimos hasta que nuestra nave se coloco en posición, insertándose en el hueco de la compuerta calando sordamente y maniobrando con una seguridad pasmosa.

La cúpula cristalina de “nuestra nave” se abrió automáticamente, dejando desliza una escalera que desde arriba se dirigía a un lado de la sala de control. Ciryl subió rápidamente por ella, invitándome a acompañarle hasta un pasillo ascendente que servía de rampa. Yo le seguí muy de cerca, caminando por el pasillo que a lado y lado dejaba ver un delgado carril por donde supuse, debía pasar alguna especie de “carrito” para transportar objetos o materiales pesados.
Como si estuviéramos retrasados, Ciryl caminaba dando grandes zancadas hasta llegar a un corredor nivelado y una sala completamente metálica. Con algunas salientes en forma de laberinto o pasajes que ignoraba a donde conducían. Observe un símbolo en relieve con una serpiente alada enroscada en un huevo, de su boca salían 3 lenguas y en su cola tenía 9 cascabeles La figura estaba dentro de una gota de agua y un cristal en el parte inferior.
-Enrique, ¡espera!, me dijo saliendo de la sala.

Una mesa también con apariencia metalizada estaba en el centro de la sala. Sobre ella, gran cantidad de muestras representadas en rocas, tierra, arena, semillas y trozos de vegetación. Estas “muestras” estaba separadas por divisiones y señaladas con confusos (para mí) signos que no alcanzaba a entender.
Frente a la mesa, una silla con espaldar en forma de casi ¾ de luna, adaptada de tal manera que graba a uno y otro lado y se deslizara en línea recta sobre una guía o “riel”. Transcurrieron algunos minutos. A los lejos escuche pisadas. La puerta se abrió y observe que con Ciryl venían cuatro “seres” mas, incluyendo a Khrunula. Me levanté de la silla y los saludé. En esos momentos sentí ganas de orinar. Discretamente le comunique a Ciryl mis deseos.
-Ven enrique.

Me llevó por un corredor a otro sitio dividido por una separación que alcanzaba a llegar hasta el techo. Entramos al lugar, Ciryl, me explicó el mecanismo, y se retiró. Al accionar una palanca, surgió de la pared una especie de tubería en forma como de flor de loto, al que finalmente se convertiría en un “embudo”.
Orine en él y sentí una fuerza absorbente, que conjuntamente con una liquido ámbar, seguramente coloca estos desechos en otro sitio para desintegrarlos. Al terminar, sale del “embudo” una deliciosa fragancia perfume que deja el recinto con olor a limpio. No pude identificar el aroma con nada conocido. Al abandonar el cuarto de baño, el “embudo” vuelve a su sitio dentro de la pared.

Europa, satélite de Júpiter
Regresé a la sala, encontrando otro personaje recién llegado. Era un gigante. Calculando sus medidas concluí que debió medir no menos de tres metros. El gigante con una sonrisa permanente, que más daba la impresión de ser la consecuencia del gran tamaño de su boca, se limitó a observarme. Lo saludé e inclino un poco su cabeza sin quitarme de encima la vista. Era sorprendente la semejanza de sus acciones y postura con la de los hombres común y corriente. Todo en el era proporcional. De piel grisácea, sus manos están cubiertas de gran cantidad de vellos, terminando con dedos normales que se engrosaban al llegar a la falange en forma de espátula. Vestía un uniforme gris-plomo y en uno de sus brazos bandas de tipo militar.
Ciryl era el único que hacía preguntas. Los demás escuchaban atentamente. (No pude enterarme que idioma o lengua hablaban)
-El viene de Júpiter, Enrique. Allí hay grandes lagos. Estos se componen de agua como en vuestros lagos y mares. Existen otros de metano líquido. Ellos viven en estas ciudades dotados de grandes ventajas gracias a su tremenda tecnología, que las hace muy seguras. No son los únicos, puesto que hay otras razas. Pero todos conviven en paz, superando ciertos roces de “antaño”. Esta raza Enrique, viene específicamente de una luna-satélite donde tenemos también bases. Así, te informo que hay dos satélites habitados.

Para mis adentros, pensé que a esa razón se debía un cierto olor que note, emanaba el gigante. No sé en qué forma se comunicaba con el Joviano (originario de Júpiter). Solo hubo cruce de miradas periódicas y un extraño murmullo entre dientes. De uno de mis bolsillos saque un papel donde tenía anotadas algunas preguntas, hechas por algunos de los miembros del grupo nuestro.
Tomé del bolsillo de mi camisa el bolígrafo “parker” junto con un papelito en donde traía anotadas varias inquietudes de los miembros del “grupo de contacto” y anote una pregunta.
Ciryl llamó mi atención y me pidió el esferográfico. Lo tomó entre sus dedos y lo pasó a sus compañeros, quienes lo examinaron curiosamente y con estudiada metodología, lo desbarataron parte por parte. En su idioma de “eses y zetas, se interrogaba los unos con los otros, preguntándose tal vez, la forma de su funcionamiento. Ciryl captó mis pensamientos porque al momento tomo mi bolígrafo y explicó algo que no pude entender. Una vez hecho esto, se dirigió a mí y me invito a que buscar aun “extraña hoja” como de plástico transparente, en un compartimiento de la mesa.

Tome primero algo como un tubito unido a un delgado cablecito muy flexible, este tendría quizás unos 12 o 13 cms. de largo y un grueso de unos 12 milímetros en su redondez. Miraba el tubito por todas partes, tratando de descifrarlo, hasta que Ciryl de nuevo a mi rescate, oriento mi atención a la cabeza del aparatito.
Al presionarlo un poco, sentí una leve vibración en la mano.
-Enrique dibuja lo que quieras, insistió Ciryl.
-El dibujo no es mi fuerte, dije
-No importa Enrique, por ejemplo, pinta la casa donde viviste de niño.
-No Ciryl, mejor dibujo una mariposa, como las que cazaba de niño.
Tracé las primeras líneas con este tubito-esferográfico que terminaba en una esferita pequeña. ¡Me quedé con la boca abierta! ¡Sobre el papel iba apareciendo una hermosa y bien definida mariposa a todo color, tal como la estaba imaginando! Era formidable, puesto que el esferográfico interpretaba mis pensamientos con una fidelidad asombrosa. Y no era un dibujo común y corriente. Puede aprecia el relieve del insecto tridimensionalmente. Mi mano solo se limitaba a sentar el tubito sobre el “papel”.
Ciryl y sus amigos sonrientes; ellos con su curiosidad y yo con mi sorpresa, me devolvieron el “parker”.

Procedí a leer una de mis preguntas:
-Ciryl, ¿Es cierto que sobre la misma orbita de la Tierra, pero al otro lado del sol, existe un planeta gemelo al nuestro? Este interrogante llegó a un periódico de la capital, envido por una persona que decía tener contacto con extraterrestres, provenientes de ese supuesto planeta.
-No Enrique. Ese planeta no existe. Vuestro sistema solar tenía 13 planetas. Uno de ellos desapareció a consecuencia de dos grandes guerras hace mucho tiempo. Ustedes conocen esto como “cinturón de Asteroides”. El último y más alejado, el número 13, es un planeta oscuro y por lo tanto, frío. Allí van todos los seres que después de varias pruebas o reencarnaciones no han alcanzado un lugar apropiado en la escala elemental del progreso. Esos seres, homicidas, ladrones, corruptos, fabricantes de muerte(los que promueven las guerras), etc. sufrirán allí los rigores lógicos, consecuencia del trato con otros seres de su misma vibración o “calaña” (modelo, tipo). Hasta que aprendan la lección, permanecerán en ese medio, luego se le dará otra oportunidad. Pero no solo los habitantes de la Tierra habitan ese horripilante planeta. Otros seres de diferentes lugares de este sistema solar van para allá. Es más o menos lo que vosotros denomináis como infierno, es en realidad un planeta inferior.


Planeta Tierra
El extraterrestre fue siempre muy preciso en las respuestas y sin rodeos explicaba claramente lo que quería decirme.
-Ciryl, lo de la guerra causo mucho impacto entre los oyentes de mi grupo. ¿Acaso puedo seguir divulgando los detalles de este acontecimiento?
-Tú encontraras el momento indicado de decirlo, mientras tanto, tratare de concretar un poco más estas informaciones. La gran guerra vendrá y será antecedida por otra más pequeña y corta. Este pequeño conflicto dejara heridas abiertas para la gran confrontación. Al principio no se utilizaran armas nucleares. Todo esto vendrá cuando se esté hablando de paz y cuando los hombres del mundo hayan encontrado más claves de la convivencia. Pero habrá un TRAIDOR. Un pequeño conflicto intrascendente (quizás en el Oriente) tomara características incontrolables y encenderá el detonado que involucra a las llamadas grandes potencias. Los políticos y sus gobiernos no pensaran jamás las consecuencias que se derivarán de su intransigencia y de su poco contacto con la realidad de los hechos.
-¿Y cómo nos debemos preparar?
-habrá un compás de espera para el hombre. Es el tiempo que corresponde a la mal calculada cronología vuestra. Tenis un largo tiempo de error. Esto de alguna manera ha servido para “proteger”, las Profecías, para que sea difícil situarlas en el tiempo (tiempo nuestro terrestre). Y logran así una interpretación más precisa. Así, estos años le servirán al hombre para atenuarle conflicto y trata de encontrar una mejor preparación. Estada muy atentos a los grandes cambios ambientales: la capa de ozono, el debilitamiento de vuestros lideres y su poca credibilidad, la pérdida de valores religiosos que los “religiosos” dicen tener, el crecimiento sin medida del crimen y las pocas o ninguna medida que se tomen contra el .ningún gobierno del mundo podrá ganar la batalla de la inseguridad y el crimen todo será aparente. Si, Enrique, todo esto llena de angustia el corazón y el espíritu se resienten. Lo siento ¡esa es la verdad!
Ciryl continúo hablando. Mientras a mi me invadía una profunda tristeza y desazón.
-Después de la guerra quedaran varios REMANENTES. Estos puntos miles de personas sobrevivirán a los efectos no solo de las radiaciones, si no de otras secuelas paralelas a los efectos de las armas usadas. Así, que de manera inevitable, el hombre en su afán de poder y dominio causará grandes destrucciones que precipitaran al planeta a un cambio en sus ejes. De allí en adelante se presentaran los cambios climáticos que en muchos países y en muchas zonas serán difíciles para la vida.

En ese momento, Ciryl interrumpió la conversación al llamado de sus compañeros. Intercambiaron palabras en un extraño e ininteligible idioma. Con apariencia preocupada, volviéndose a mí pregunto:
-Enrique, ¿Qué harías si nosotros te comunicáramos que vas a morir con tu familia al pasar un determinado lugar y en un determinado instante?
-Ciryl, evitaría pasar por ese lugar y lucharía contra las circunstancias que originarían mi muerte y la de mi familia.
-¡Esa es la respuesta correcta! Así Enrique, nosotros por todos los medios intentaremos dar la voz de alerta y esperamos que algunos espíritus temerosos de la destrucción de sus hermanos, reaccionen en forma provechosa y lucen por salvar sus vidas. Un espíritu fluirá a su debido tiempo sobre muchos hombres, llevaran un liderazgo nacido en su interior y sabrán tomar medidas emergentes de gran significación para todos. Tendrán gran seguridad y las gentes confiaran en ellos. Querido Enrique, debemos aclararte algo: No te fíes de que tu estarás protegido por nosotros. No podemos hacerlo, ni a ti ni a nadie. La mejor protección que tiene el individuo, es la que el mismo se puede dar de acuerdo a su propia manera de actuar frente a los problemas. Esto bien puede servir de aclaración a las muchas personas que piensan en la protección. Que supuestamente damos los extraterrestres a ciertas personas.
-¿Hermanos ustedes van a intervenir en estos acontecimientos?
- No podemos intervenir directamente. Existen muchas razones y en eso hemos sido muy estrictos. Intervenimos sutilmente implantando ideas o inspiración en lamente de algunas persona, colocadas en ciertas posiciones.
-¿Entonces todo este dolor, miseria, desconsuelo y tristeza? ¿En qué va a parar todo esto? ¿Ustedes no podrían darnos los puntos claves para mejorar la situación?
- Te lo volvemos a repetir: No podemos intervenir, no debemos hacerlo. A pesar de nuestros esfuerzos, hay varios que con sus palabras y proceder desvían a muchos reales buscadores de la verdad.
-¿Pero ustedes no pueden aparecer más a menudo? ¿Con mayor frecuencia ante las gentes de todo el mundo? ¿O por lo menos, iniciar un contacto con los líderes y gobernantes de este planeta?
-Enrique, esas preguntas te las responderemos de cierta forma. Ven sígueme.

Regresamos al mismo sitio donde la pequeña nave parasita se acopló a la panza de la Nave Madre. Allí se encontraba un nuevo “platillo” que no vi cuando llegamos. Tenía las mismas dimensiones del primero; 7 metros de diámetro por unos tres y medio de altura. Entramos a la sala demando y a través de su cúpula trasparente, sentí cuando una fuerza invisible lanzo el aparato por entre una “rampa” recién abierta, al oscuro y envolvente vació nocturno. Lenta, muy lentamente nos dirigimos a algún impreciso lugar. Las estrellas, con suave tintinear salpicaban la cúpula de miles de puntos. Mirando el visor, una especie de pantalla de Tv. pero más alargada, capte la nave Nodriza perderse poco a poco mientras nos alejábamos.

Solo íbamos los tripulantes “mercurianos”, Krisnamerck y yo. Calculé, podrían ser las cinco de la mañana.
Bajamos a la parte inferior de la nave explorador, a la cabina de observación.
-Enrique, me dijo Ciryl (Krisnamerck). Vamos a responderte a la primera pregunta de por qué no contactamos a las gentes en general. Observa detenidamente.
La nave comenzó a descender (Yo seguía con el traje espacial puesto). Enfocaron a unas personas dedicadas a labores de ordeño. Era dos campesinos detrás de un establo grande. Tenían dos vacas atadas a una de las vigas del corral. Lo sobrevolamos a unos 300 metros de altura., -según los datos de Ciryl-de manera que no nos viera. Tan pronto sintieron nuestra presencia, observaron incrédulo, y corrieron despavoridos a guarecerse en la pequeña cabaña cercana al establo. Las reses, con apreciables muestras de pánico, tumbaron con las patas los recipientes de leche y rompieron los laso lanzando coses a diestra y siniestra, perdiéndose en estampida. Otras vacas dentro del corral y dos caballos se mostraban intranquilas con movimientos muy nerviosos presintiendo algo anormal.
De la cabaña salieron primero un perro y luego tres hombres. Les seguía una mujer secándose las manos en su delantal y un niño de8 años. Todos miraban el cielo señalando hacia el lugar donde nos encontrábamos.

Escondidos o mejor camuflados por una nube, apreciábamos todos los movimientos de estas gentes. ¡Me había respondido la primera pregunta! Para mis adentros pensé, que tal vez al hombre le hace falta mucha preparación para sufrir un contacto extraterrestre. Una idea cruzo por mi cabeza, y con ella intenté justificar la actitud de los campesinos, atribuyéndoles su origen humilde e iletrado. Pero si eran ignorantes, ¿Cómo no se iban a asustar? Ciryl debió leer mis pensamientos. Interpretando mi sentir de aquel momento dijo:
-Ahora vamos a realizar otra experiencia muy similar, pero con gente de la ciudad.

Nos alejamos de la granja, aproximándonos a una carretera transitada sobre todo de camiones cargados de ganado, alimentos y materiales en general. Los dejamos pasar sin novedad. A lo lejos un Jeep, pero tampoco satisfizo a Ciryl: Unos minutos más tarde, se acerca un automóvil a gran velocidad. Ese era nuestro objetivo. Al volante iba un hombre de unos 35 años charlando animadamente con su compañero de viaje. Juntos, con corbata (un poco suelta y floja sobre la camisa) delataba su origen citadino. Un tercero dormía en el asiento trasero.
Con unas descolgada vertiginosa nos movimos hacia el automóvil, intentan demostrarles nuestras intenciones pacificas. El chofer en rápida maniobra, lanzó el carro hacia un lado de la carretera, para quedarse embarrancado en una pequeña cuneta. Los dos hombres de la parte delantera del auto abrieron las puertas laterales y se echaron a correr con gran desesperación. El tercero se despertó bruscamente, sorprendido y desconcertado, observo a sus compañeros correr a campo traviesa sin saber que ocurría.
Abrió la puerta y miró hacia arriba entre temeroso y desconcertado. Nosotros seguimos oteando su actitud a unos 200 metros de altura. Al vernos, también corrió e intento pasar una cerca de púas, rasgando su saco y quedándose parte del instado al alambre. Los tres, gritando, se escondieron entre la maleza. Nos miraron de lejos, excitados, no encontraron una respuesta sensata a este suceso.
Nos alejamos del lugar. Ciryl, a mi lado me miró preguntando:
- ¿Cómo te parece? ¿Qué dices ahora?
- -Son increíbles las reacciones humanas ante lo desconocido, dije:
Estas personas son de otro nivel cultural diferente, son de la ciudad….ahora comprendo bien que “ellos” no pueden traumatizar a las gentes solo para demostrarles su existencia. Además, esa no sería nunca la forma de entrar en contacto con nosotros. Necesitamos una preparación previa muy bien dirigida por nosotros mismos, de hecho ya ese programa está en marcha.
- Enrique, vamos a responder la otra pregunta. ¿Por qué nosotros no contactamos directamente con los Líderes y Gobernantes de la Tierra o con gentes importantes? Espera un poco más.

Silenciosamente, y sin sentir movimiento alguno, nos dirigimos con velocidad moderada a gran altura hacia un lugar desconocido. Había amanecido y los rayos solares arañaban delicadamente la estructura metálica, produciendo colores de hermosas tonalidades. No acerté a mirar por la cabina de observación. Tal vez por estar sumido en mis confusos pensamientos.
Ciryl había abandonado la sala y al entrar de nuevo, unos diez minutos después llamo mi atención al ventanal. Se dibujaba milimétricamente, como en los mapas de los libros o fotos de satélite el continente Africano, el que identifiqué sin gran esfuerzo. Con curiosidad me di cuenta de la posición del sol. Cuando dejamos a los aturdidos viajeros estaba en una posición y ahora se encontraba al otro lado. De hecho, había visto sin poder explicármelo, dos amaneceres o salidas del sol. Ciryl me explico que en esta parte del planeta era por la tarde y agrego desviándose del tema.
- Todos los fines de año, los lideres aquí hablan de cosas con hermosas palabras, refiriéndose a los derechos humanos, y en especial a los niños, también al hambre en todo el mundo. Planean formulas para acabar con esas lacras y siembran de esperanzas los corazones de sus súbditos.
La triste verdad es otra. ¡Mira la pantalla de observación y medita sobre lo que te queremos decir!

Aldea africana
En un país africano que no pude identificar, una aldea perdida en una semidesierta planicie presentaba un sombrío panorama. Una larga fila de mujeres, niños, hombres y ancianos esperaban que le fueran entregados algunos pocos panes y otros alimentos. Infantes con abultados estómagos comían sus mendrugos, mientras una multitud de moscas se paraban en sus caras y cuerpos. Mujeres embarazadas con la mirada perdida, parecían contemplar sus críos debilitados por el hambre.
En una ambulancia de la Cruz Roja Internacional, dos médicos y dos enfermeras atendían a los enfermos, vacunándolos y entregándoles una ración de comida. La fila era conservada, gracias al esfuerzo de miembros del ejército que cada tanteo levantaban las arma para mantener el orden. Todo era desolación y ruina. El viento levantaba tímidas polvaredas hasta los rostros y cuerpos de estos indefensos negritos.
Unos ancianos flacos y débiles, ayudados tal vez por familiares esperaban ser atendidos. Observé con mucho cuidado en unas cabezas algunas enfermedades desconocidas para mi, dejando al descubierto unos granos entre blancuzcos y sanguinolentos. El cuadro era triste y deprimente.
Ciryl agrego:
-Lideres espirituales y políticos no solo de África, sino de todo el mundo hacen armas de esta situación. Fundamentando sus promesas con ejemplos claros como este que acabas de ver. Enrique, no hacemos contacto con personas de las que estamos desconfiando a cada momento. Personas que enarbolan sus banderas de la paz y de la compresión, cuando lo que pretenden en realidad, es todo lo contrario, para así conservar sus posiciones de poder y prestigio.

Nosotros observábamos el panorama escondidos o camuflados en una nube. Todo lo veíamos claramente. El sol se estaba ocultando en el poniente. Esta gigantesca bola rojo-anaranjado daba la impresión de estar quemando todo. Eran un atardecer melancólico. El dialogo sereno, pero preciso, abierto y sin contemplaciones de Ciryl, era aterrador. No hizo ningún esfuerzo por menguar los efectos de sus palabras. Hablaba con la verdad a flor de labios explicando paso a paso y con inderrumbables argumentos la situación del planeta.
-Tarde o temprano, vosotros superareis esta situación.
-Ciryl, ¿Cuándo es “tarde o temprano”?
-No lo sé a ciencia cierta, depende de muchos factores. Es verdad que muchos hombres y organizaciones han tomado un poco de conciencia, presionando a los gobiernos a dar soluciones más tangibles a los problemas; sobre todo, lo que tienen que ver con la educación. Luchan para que sean establecidos programa efectivos de control de nacimiento. Sin embargo, se ven frenados por el sistema de castas, precisamente en los países más necesitados y por las profundas arraigadas convicciones religiosas. Esto impide soluciones a corto plazo. Solamente la necesidad inherente al desarrollo humano, por remediar estos problemas, lo llevara a trazar metas razonables. Los gobiernos tendrán que pactar acuerdos con las organizaciones religiosas para evitar un choque en la psiquis humana, en la concerniente a la educación, control planificación de nacimientos. De esta manera, todo el planeta será beneficiado.

Ciryl, con gran conocimiento de la política mundial, explicaba detenidamente el juego producido entre todos los sistemas del mundo. A decir verdad, fue poco lo que pude entender. Mis conocimientos sobre políticas son escasos y nunca me ha gustado inmiscuirme en los predios. El extraterrestre lo sabía, pero continuaba su explicación.
-¿Cual es a su juicio el sistema político más apropiado para dar solución a este estado de injusticia y caos en todo el mundo?
-Ninguno Enrique, ninguno va a prevalecer.
No me lo dijo directamente, pero fue tajante. Yo supuse, esto incluía al comunismo al capitalismo y a todos los otros sistemas políticos.
-También sucederá con las religiones, no es un proceso cercano. Pero con el tiempo los hombres aprenderán a desprenderse de sus lazos con las ideas religiosas que los atan y lo mantienen esclavo. Faltan mucho, muchos años para lograrlo, pero a fin sucederá. En realidad estos acontecimientos, algunos próximos a acaecer, forma parte de una cadena necesaria para acelerar la evolución del hombre. Muchas personas morirán en esos cambios, muchas especies de animales desparecerá. : Las gentes lucharan en las ciudades para conseguir alimentos y sobrevivir.
En un capítulo aparte explicare detalladamente como sucederán estos acontecimientos.


La nave se encontraba en movimiento. Estábamos de regreso. A través del ventana vi agua y más agua. El mar, de un profundo azul, estimulaba mi imaginación para dirigirla al infinito horizonte. Si nuestro viaje al África duró cerca de 10 0 12 minutos, el regreso demoro unos 20, hasta encontrarnos de nuevo en territorio suramericano, no sin antes me hubiera señalado Ciryl algo que se desplazaba por el cielo ¡era un avión! Cuantos pensamientos pasaron por mi mente en ese instante. Al terminar el mar, una tupida y embarazada selva cubrió el panorama por muchos cientos de kilómetros.

Volábamos muy alto. Recordé las palabras de Ciryl quince días atrás, en la madrugada del 3 de noviembre, cuando se refirió a la forma como tomaban sus alimentos de los árboles y almacenaban la clorofila para procesar mas tarde. Según los extraterrestres, eligen las mejores y más nutritivas clases de plantas, precisamente aquí, en Sudamérica, la riqueza vegetal es muy variada, permitiéndoles seleccionar a sus gustos. Hasta lo que pude enterarme, los viajero de la pléyades no consumen carnes solo especies de mariscos, deliciosos y de un valor nutritivo alto.
Habíamos penetrado bastante a la selva Amazónica. Pude detallar muy bien lo ríos y algunos claros selvático, gracias a que volábamos muy bajo y a velocidad reducida. Esa sensación de lentitud Quebró mi aparente apatía durante el viaje.

Hasta ese momento seguía sin entender cuáles fueron las verdaderas razones que propiciaron mi encuentro con los extraterrestres. No siendo un personaje importante en este mundo, sin conexiones ni influencias con una vida intrascendente hasta el contacto con “ellos”. Decían que yo conocía la razón de todo esto y la verdad es que la ignoraba por completo. Solo había algo que me unía estrechamente a Ciryl. Era un sentimiento diferente al de la simple amistad. Lo sentí como hermano…muy profunda era la sensación. Esa afinidad propia de seres que se han conocido por mucho tiempo, encontrándose en una situación adversa y con el ánimo de ayudarse mutuamente.
Pueden ser suposiciones, pero Ciryl era mi hermano en el tiempo y en el espacio. Ni siquiera los miembros del grupo captaron el real significado de esta experiencia colectiva, porque hoy años después, estamos distanciados no solo física, sino espiritualmente. ¡Estuve solo y sigo estando solo!
Las conversaciones de mis amigos alienígenas, en vez de aclarar los pensamientos, los iban sumiendo en la más completa oscuridad. Por eso, inclusive para mí, es un poco difícil reconstruirle sentido exacto de sus palabras, pero lucho por comunicar las idea que “ellos” pretendieron inculcarme durante los encuentros físicos a bordo de sus naves y en los casi 100 mensajes telepáticos al calor de las agotadoras reuniones, conjuntamente con los integrantes del grupo. No estaba protegido, y quedaba a mi propio criterio el contar con detalles toda mi experiencia. Tampoco tenía la menor idea del servicio prestado al contactar con los extraterrestres.

Tribu del amazonas
La nave se iba deslizando suavemente en nuestro recorrido por las selvas suramericanas. En un claro grande entre los arboles divise un caserío indígena. Mire a Ciryl en ese momento, pero él le resto importancia al hecho. También él pensaba.
-Enrique, dijo, esta no es la última vez que nos veamos. Aun falta entregarte algo importante para que lo des a conocer si tu lo estimas conveniente. Pero recuerda que no tendrás apoyo ni ayuda de nosotros.
-Ciryl, ¿ustedes ven a menudo esa tribus en la selva?
-Si, lo hacemos, pero hasta el momento no hemos entrado en contacto con ellos.
-¿Pero cómo es posible que ustedes no intervengan, dándoles alguna motivación a estos indígenas para salir de su atraso y salvajismo?
-Solamente una vez hemos intervenido con ayuda a este tipo de organizaciones atrasada, Hace muchos años, quizás más de 40, evacuamos de este planeta unas 38 personas, miembros de una tribu esquimal (Probablemente de Canadá o Alaska). La mayoría ancianos desprotegidos y hambrientos, que sin nuestro concurso hubiese perecido irremediablemente. Los jóvenes habían abandonado a sus mayores, se fueron en busca de trabajo a las exploraciones petroleras de algunas zonas. Como bien lo debes saber, los esquimales viven de la caza y la pesca, el intercambio de pieles y otro, con algunos cazadores de estas regiones. Sin estos recursos, habrían muerto. Fue una intervención necesaria.

Esquimales
En el fondo, esta respuesta conllevaba una contradicción. Había ayudado a los esquimales, pero no querían establecer contacto con esto indígenas de las selvas, no entendí porque. No me quedaba otra posibilidad de preguntar directamente el criterio de ellos sobre el hombre mismo.
-Ciryl, ¿cal es tu concepto de fondo sobre el ser mismo?
Como si hubiese estado esperando una pregunta, Ciryl, sin miramientos y contemplaciones, tajante y seguro, me respondió:
-El hombre es la LEY. Por el hombre y para el hombre se han creado los mundos habitados, y todo lo que existe en ellos es para ser utilizado por los seres humanos. El puede controlar las fuerzas de la naturaleza, siempre y cuando obre con sabiduría al conocer las leyes que lo rigen. Todo puede ser sometido por el Hombre. El Hombre es la LEY y la LEY es la Suprema Armonía Universal. No es el hombre de la Tierra es el hombre del Universo. El hombre es la síntesis del Universo, Principio y fin de todo. El día que desaparezca, desaparecerá también con él, El universo. En el hombre está contenida toda la Sabiduría Universal. El es LA LLAVE, es la Clave.
Con cada uno de sus expresiones, Ciryl me estaba demostrando las diferencias entre la lógica humana y la lógica de los extraterrestres. Por lo visto, es la nuestra la equivocada, porque estaba aportando un gran conocimiento y sabiduría para respaldas sus ideas. Esto es solo una apreciación mía.

Fuimos dejando las selvas, y de nuevamente el inmenso llano se abrió con todo su esplendor y vistosidad. Desde arriba era muy fácil apreciar el panorama con amplitud. Ciryl se levantó en su asiento y salió de la sala, En el momento de hacerlo, uno de los tripulantes mercurianos entró, y siempre sonriente, solo atinó a dirigirme una mirada sin pronunciar palabra o sonido alguno. Era Ciryl que me comunicaba sus mensajes y guiaba mis pasos. El mercuriano miró a través de la claraboya (tragaluz, con tan de forma reducida), hizo un gesto y salió de nuevo. Desde mi asiento podía ver cómodamente a través de la ventanilla (mas parecida a un visor), que se podía mover para darle la graduación conveniente. Habían transcurrido unos minutos cuando Ciryl entró.
-Vamos a llegar a nuestra nave. Es importante que puedas observarla de cerca.
Subimos a la cúpula donde reencontraba la sala de controles y se guiaba la nave. En el inmenso cristal, vimos un punto opaco que iba aumentando de tamaño hasta dejarnos ver la suntuosa e impresionante Nave Madre. La velocidad que le iba nuestra pequeña nave daba la impresión de lanzarnos hacia un choque seguro.


De la parte inferior del “ballena” se fue abriendo poco a poco una rampa. Este acople fue en extremo diferente a nuestro primer viaje. Al hacerlo, todos los controles del mini-transporte se apagaron. Una fuerte succión manejaba la dirección y velocidad. Daba la impresión de que a bordo nada funcionaba, Ciryl y los “mercurianos” observaban muy atentos la maniobra sin inmutarse un solo instante.
Durante todo el viaje no sentí movimientos, pero ahora sin ser violentos, rítmicamente me sentí balancear. La velocidad de mi cuerpo fue estimulada por un campo lectonico, sin provocarme molestas sensaciones. Pude apreciar en la parte de atrás de la nieve unos gigantescos tubos rectos, cuyo servicio no pude deducir.
-Enrique, con esta nave realizaremos una operación de limpieza en esta zona.
El mini transporte, perfectamente teledirigido, entro por una compuerta abierta y se deposito suavemente en un “hangar” muy grande, donde se encontraban otras naves.
- ¿Te sientes bien? ¿Has experimentado alguna sensación extraña? Inquiría Ciryl. Asentí con la cabeza.
- -Solo te durará un minuto. Es el campo electromagnético que se ejerce sobre esta nave.
Ciertamente, mi cuerpo sufrió una especie de vahído con extraña sensación, pero duro solo eso, un minuto. Ya conocía el camino hacia la sala de la primera vez y por ellas nos dirigimos rápidamente. En el salón se encontraban las mismas “personas”, sabían de nuestra llegada y nos estaban esperando.
El dialogo se inicio de nuevo. Habían transcurrido unos diez minutos cuando se abrió la puerta corrediza. Hizo su aparición un extraño personaje de unos 60 cms de estatura. Su cabeza muy grande y abultada, dejaba era la perfección las impresionantes rugosidades de su masa encefálica. En vez de cráneo, tenía en algunas partes algo parecido al cristal. Sus ojos eran saltones Caminaba como autónoma, balanceando su cuerpo de un lado a otro. Los hombros muy angostos, permitían la formación de una espalda en forma triangular, terminado en una cintura muy delgada. Por primera vez en el momento que dejo ver su espalda observé un extraño símbolo. Todos voltearon sus miradas, y durante un segundo reino el silencio. Este extraño personaje salió por otra puerta y se perdió sin que me dieran alguna explicación. Era una especie de robot pero con algunas características humanas. Creí entender que lo presentaron con el único propósito de que lo viera.

Volvimos a la conversación. Cabe agregar que no se me permitió apuntar ni una sola palabra, todo debía memorizarlo. Como la charla se prologaba continuamente tosía para aclarar mi garganta. Ellos, con mucha curiosidad miraban a Ciryl y este me preguntó:
-¿has sido operado de las amígdalas?
-si, me las sacaron en 1968.
-no has debido permitirlo, Para la salud del cuerpo humano es imprescindible tenerlas completa.
Ya era demasiado tarde este consejo. Me las habían extraído y nada podía hacerse. Todos sonrieron en especial Ciryl, que con la risa franca y espontánea debió haberle hecho gracia mi operación de las amígdalas, Sus compañeros de viaje, con la sonrisa más controlada delataban también desconcierto. En este agradable intermedio, donde me sentí relajado y muy a mis anchas, oí una puerta que se abría. Fue una de las visiones más impresionantes de cuantas experimente en la nave.

Dos mujeres entraron a la sala de conferencia. Recordé cuando en mi primer viaje pensé en la posibilidad de que hubiesen representantes del sexo femenino, y “ellos” leyendo mis pensamientos respondieron afirmativamente. Había llegado el momento de verla. Su dorado cabello servía de marco a los rostros más bellos que yo haya visto en mi vida. ¡Cuanta envidia hubieran sentido Goya o Da Vinci! Altas como sus compañero de la Pléyades (quizás 1.75mts.) balanceaban sus esculturales cuerpos mientras caminaban. Se acercaron a la mesa donde nos encontrábamos. Nadie se levantó, como si la caballerosidad no existiera entre ellos.
Una de ellas se volvió hacia mí y con una pronunciación bastante deficiente me hablo saludándome
-Buenos días, Enrique….
- Hermana, muy buenos días., ¿como está usted?


Con la leve inclinación de cabeza comprendí la respuesta. Se apoyo en uno de los bordes de la mesa en donde se guardaban muestras. Su expresión muy humana y femenina, Balanceaban una de su piernas, permitiendo observar el muslo bastante bien formado. El traje ceñido no permita ver la forma de su busto.
Su compañera algo apartada y de espalda a nosotros, mientras examinaba alguna cosa. Dejo ver su hermosa cabellera. Lisa, muy lisa, hacia un extraño giro para pasar por una especie de trabilla tipo militar sobre cada uno de los hombros y caer con un entremedio hasta casi llegar a la cintura. A decir verdad, era algo muy coqueto. Pude apreciar en sus ademanes un deseo profundo de agradar y ser amistosa.
Pensé que esa manera de obrar era algo propio de las mujeres de la Tierra. Pero aquellas astronautas de las pléyades me estaban demostrando lo contrario. Permanecieron en la sala dos o tres minutos. Con una leve venia desaparecieron por las puertas corredizas. Ellos me mostraban las cosas sutilmente, como llenando los vacíos que me presentaban a cada momento.

Algo inolvidable es la forma como me explicaron el desenvolvimiento de la trama de la evolución humana terrestre, comenzando con la espantosa conflagración muy próxima en el tiempo.
-La copa se ha rebasado, Enrique. Ya no es posible echar marcha atrás. Desafortunadamente los espíritus mas alertas sabrán reconocer los hechos propiciatorios de esos acontecimientos. Pero al dar la voz de alerta, no se les creerá y por el contrario, serán mofados y ridiculizados. Se desarrollara un incidente en Oriente, que repercutirá en los Estados Unidos a nivel diplomático primero, para extenderse a Europa y terminar en Asia. Eso es muy posible, se puede evitar gracias al buen juicio de dos hombres latinos. Esto posiblemente ocurrirá cuando se hayan firmado tratados de paz más seguros y el hombre se sienta totalmente protegido. Una de las señales que se verán para identificar estos momentos será cuando algunos países de latinoamericanos estén casi arruinados y se atrevan a protestar. Y esto no demorara muchos años. Todas, absolutamente todas las organizaciones políticas y religiosas caerán sin contemplaciones.
Me que estático y frió. Ciryl, solo me miraba midiendo mis reacciones a tal predicción.
-¿Cómo es posible que esto acontecimientos sucedan aquí? Inquirí entre incrédulo, pensando que esto no fuera posible.
-El futuro es muy inestable, Enrique. Cambia de acuerdo a las acciones de los hombres y las decisiones de otros pueblos. Por esta razón dije “posiblemente”. ¡Hay que estar Alerta!

Poco a poco fueron delineando la complicada maraña de inconvenientes que en cierta forma también los afectaba a ellos.
-La lucha no es solo entre vosotros. También nosotros estamos involucrados directamente. Nos esforzamos por superar a la OTRA FUERZA, CONTRA LA CUAL COMBATIMOS DURANTE LARGO TIEMPO en nuestra propia tierra. La “otra organización”, como nosotros, es de procedencia extraterrestre. Pertenecemos la Gran Hermandad Cósmico Solar a la cual, vosotros tarde o temprano a tendréis que uniros. Al hacerlo, recibirán todas la prerrogativas y beneficios de otras organizaciones similares a las humana, permitiéndoles un contacto más estrecho con estas “sociedades avanzadas” de otros planetas.
Esta lucha de que os hablo, se ha trasladado aquí ahora, en tu propia tierra. Lo que ha ocurrido es que, ustedes no se dieron cuenta de cómo ocurrió esta invasión tan sutil, basados en que siempre creyeron que estaban solos en el Universo. ¡Esto fue fatal!. Ustedes nunca esperaban un enemigo que “no existe”, lo cual aprovecharon estos indeseables visitantes extraterrenos. Muchos gobiernos creen todavía que el gran enemigo está aquí mismo en la Tierra. Lo mismo ocurre con las religiones. Pero esa fuerza que ha doblegado varias sociedades y planetas, esa ¡AQUÍ! ¡AHORA! Nosotros los Pleyadinos nos enfrentamos al mal, jamás lo ignoramos, pues sabemos de sus artimañas y cómo actúan.
-Enrique, el conocimiento del mal lleva al individuo al enfrentamiento consigo mismo, para colocarse en el bando correspondiente, solo así se puede vencer al ponente. ¡Nosotros lo hicimos y hemos vencido! Los ignorantes y fanáticos creen que ignorando la existencia del mal pueden vencer, pero si no conocen al enemigo, no se pueden proteger. La historia terrestre está saturada de esta lucha por prevalecer. Así pues, no la ignoréis por más tiempo, porque os puede sorprender.
Al oír a Ciryl, hablando como lo hizo, me quede perplejo. ¿Como iba yo a lograr hacer que los líderes o gobiernos me escucharan sobre este particular? No me consideraba preparado y mucho menos con el valor de emprender una cruzada a nivel mundial para poner en alerta al humanidad. ¿Como hacerlo? ¿Quien me ayudaría? ¿Con que contaba y como lo haría? ¿A esto sumado que mucha gente ha creído que estoy loco? No ayudaba, pensar ¡necesito pruebas! Así quizás me atreva a enfrentar al público y a las gentes en general Ahora comprendo lo difícil que es transitar el camino evolutivo con los ojos de la ignorancia.
En este segundo encuentro tuve la oportunidad de conocer dos o tres raza. Los mercurianos y el ser de de Júpiter. La tercera vendría a conocerla algunos meses después, en 1974.

Llevaba ya varia horas sin dormir, tenía un hambre voraz. Sin pedirlo, me ofrecieron “mana”, el efecto fue casi instantáneo, con este, mi apetito desapareció. Un agradable calorcito recorrió mi cuerpo sintiéndome fortificados, pero el sueño no pasaba.
-Tengo mucho sueño y me gustaría descansar, les dije ¿Hasta cuando me tendrán aquí en la nave, hermanos?
-Nosotros te podemos regresar al sitio que te acerque más a una carretera, en el momento que tú lo indiques. En cuanto a descansar, puedes hacerlo aquí mismo en la nave.
Me llevaron a un salón donde había extendidas a los largo no menos e 30 capsulas-camas de un material vítreo, creo, en las que se podían ver cómodos acolchados. Ciryl nuevamente fue el encargado de explicarme algunas cosas acerca del “funcionamiento” de las cómodas camas.
Dentro, al lado derecho y al alcance de las manos, había unos botones y un conjunto de LED´S (diodos o bombillos muy pequeños, luminosos) con marcas, estos, una vez pulsados, producen un movimiento de “cuna” o balanceo, si uno quiere hacerlo. Al pulsar otro, da una oscuridad y otra claridad, al gusto del “durmiente” que ocupe las extraordinarias camas. Pensé hasta en patentarlas en cuanto regresara ¡Que suavidad, que comodonas! Calculé en 1.20 cms la anchura de ellas y quizás 2 mts de largo. Ciryl me hizo recorrer con él el salón para que me sintiera en confianza para dormir. Llegamos al final, hasta una puerta de cristal oscuro, Ciryl oprimió un botón al lado izquierdo y la puerta se corrió, era un cubículo para descanso individual. De pronto de la pared salió una “capsula-Litera” y Ciryl me la ofreció.
-Cuando te acuestes puedes quitarte el traje o si lo deseas, pues dormir con él.
Pude observar de nuevo en los ángulos de pared-techo que no habían ángulos rectos, eran arcos ovales-
-No te preocupes Ciryl. Como pienso dormir unas tres horas no habrá necesidad de quitármelo.
Ciryl sonrió como divertido y se alejo rápidamente, no sin antes decirme que él me despertaría en el momento indicado. La puerta de cristal se cerró y me encontré solo en el cubículo. Estaba iluminado con una luz dorada que no me molesto un solo instante. Frente a mí, colgado sobre la pared había un cuadro con una extraña figura de un animal alado terminado en serpiente como tema. Se parecía a los dragones pintados en los libros de la Mitología, las alas como de vampiro, le daban un aspecto terrorífico. El color verdoso de ese animal, sin hacerlo repugnante era lo que más resaltaba. Mis parpados se fueron cerrando, haciéndose más pesados, hasta que me dormí con la placidez de un niño. Fui despertando cuando habían transcurrido nueve horas.
Ciryl, está de nuevo guiándome a recibir más información. Durante todo el desarrollo de esta segunda experiencia con los extraterrestres, tuve la oportunidad de hacer preguntas. Una de ellas al Comandante Krhamier de las Pléyades. Yo me encontraba un poco deprimido y con cierta angustia después de escuchar las tajantes explicaciones y argumentos de Ciryl durante nuestras charlas.
En la primera oportunidad le pregunte:
-Hermano Comandante Krhamier, (se sonrió) ¿Cuando cree usted que sobrevendrá la paz al planeta y pueden ustedes intervenir o ayudarnos de alguna manera?

Aquí me dijo que era mejor no les siguiera llamando “hermanos”, que era preferible me dirigiese a ellos por sus nombres. Asentí con la cabeza aceptando tal insinuación. Krhamier continúo:
-La paz en vuestro planeta no depende de nosotros ni de vuestros llamados avatares, en esencia, depende de cómo utilicéis los conocimientos y la Ley que ya os dimos.
Aquí sin duda, se referee a las Enseñanzas Milenarias de que hablan los Libros Sagrados de todas las religiones del mundo, los Papiros, los Tratados Antiguos y la tradición oral de todos los pueblos. Krhamier aseguro que no existía lugar en el planeta en donde no se hubieran impartido estos conocimientos. A través del tiempo, se había impulsado también con “otros mensajeros”, conocidos como grandes Instructores de la Humanidad, los mismos conocimientos.
Al hacer un alto para Omar el ritmo de mi respiración, impactado por lo que escuchaba, también el comandante se tomo una pausa, mirándome muy detalladamente. Lancé otra pregunta que se atoraba en la garganta y el corazón. Por largos años no acepte, igual que miles
de personas en el mundo, que “nosotros descendíamos del mono”. Esto por mucho tiempo había chocado conmigo, sin encontrar una sólida respuesta .Era el momento.
-Comandante Krhamier, ¿cual es su pensamiento personal, o de ustedes, si se puede saber, acerca de la enseñanza en nuestro planeta, de que los hombres somos descendientes directos del mono?
Con cierta timidez miraba el rostro de Krhamier, es pensar en suspenso una repuesta que ha inquietado a la humanidad entera.
¡La respuesta fue tajante y devastadora!
-Una de las más grandes equivocaciones de vuestra civilización es el haber catalogado al Hombre como “animal racional” rebajándolo al nivel de las bestias. Si lograrais entender los principios de su creación, comprenderéis que entonces, que el hombre en su comprensión de la Vida, puede rebajarse con su proceder al nivel de las bestias, o elevarse con su actitud al nivel mismo de LOS DIOSES.
Al escuchar tal afirmación, mi alma que estaba acelerada volvió a hacerme sentir hombre de nuevo.


Tome confianza y pregunte de nuevo:
- Como podemos y a quién dirigirnos, para expresar que no somos únicos en el vastísimo
Universo?
- Los sabios y científicos terrestres ya deberían suponer la existencia de vida inteligente en otros planetas. La gran mayoría sabe que existen muy buenos testimonios sobre los llamados
“avistamientos” de naves (llamados platillos voladores u ovnis), observados por personas idóneas, que han sido ridiculizadas, calumniadas, vejadas y obligadas a callar, para mantener la creencia de que están solos en el Universo. Las mezquinas mentes de algunos estadistas y organizaciones, han sacado muy buen partido de este silencio obligado, capitalizando a su favor el factor tiempo para obtener durante sus estudios e investigaciones, tecnología superior y un avance nunca antes soñado en corto tiempo sobre la medicina e ingeniería genética. Ya algunos gobiernos, grupos militares y científicos, han logrado obtener un gran desarrollo en estos y otros campos.
Aquí le interrumpí:
-¿Como lo han logrado, sin que nadie se haya enterado en todo el mundo?
¡Es a mi modo de ver muy difícil de ocultar!
-Si Enrique, no han trascendido a los por menores de ciertos sucesos y acontecimientos que hace años se han venido originando. Solo te informaré de manera general –algunos estrellamientos de “naves exploradoras” de otras razas, han sucedido aquí en la Tierra, de donde se extrajeron los cuerpos de extraterrestres sin vida. En otras ocasiones, algunos vivos fueron tomado cautivos por militares de algunos de sus gobiernos siendo sometidos a fuertes interrogatorios, coaccionándolos, para obtener formulas y conocimientos en varias ramas de las ciencias. Esto estaría bien, si la humanidad estuviera lista para manejar los conocimientos superiores que beneficiaran a todos los pueblos, pero NO ES ASI. El hombre a través de su evolución de múltiples etapas y por curiosidad natural y espíritu investigador, ha manifestado de muchas y variadas formas su deseo de descubrir nuevas fronteras, es como “si algo lo impulsara” a obtener respuesta de los enigmas que han preocupado a todas las razas de la Tierra. Este deseo ES GENETICO, y como tal, desencadena un mecanismo de búsquedas incansable al encuentro de respuestas a su sed de saber. Por esta razón, cuando el hombre alcance LOS CONOCIMIENTOS DE LA LEY, entonces nunca como antes tendrán los valores para manejar estos conocimientos superiores que lo llevara, primero al encuentro y descubrimiento de sí mismo, y luego, al camino hacia las Estrellas.
- Algo más Enrique. Los científicos terrestres deben suponer ya, que necesariamente un desarrollo como el que existe hoy en la Tierra en los campos de la tecnología electrónica, la computación, medicina, ingeniería genética y el científico en general, no se desarrolla en tan corto tiempo. Por lo tanto es necesariamente importado”.
Aquí le interrumpí para dar paso a otra pregunta que ya bullía en mi cabeza, pero el discurso del extraterrestre me tenía fascinado y le inste a que me disculpara para que siguiera delante en su disertación.
Retomando la charla continúo:
-También se sostiene que los viajes interestelares son imposibles. Existen mentes muy estrechas entre los científico que solo anulan el sano desenvolvimiento de la inteligencia. Han sometido a la humanidad y le han robado su espíritu de superación. La imaginación ha sido bloqueada. Esto unido a lo que han hecho las religiones de todo el mundo. Debes saber enrique, que hay túneles inter-espaciales de energía de “plancton” (de alimentación) que nuestras naves detectan y utilizan para su desplazamiento a velocidades inconcebibles para vuestros científicos. Esto depende, por supuesto, del tipo de nave que se utilice, ya que nuestra ciencia y tecnología nos ha permitido desarrollar sistemas que rayan en lo inverosímil y fantástico. Esto también ha sido una de las razones para que en el pasado, nuestra presencia fuera tomada en la Tierra por visitas de los “dioses”. Nuestra presencia aquí, en este planeta, no será revelada oficialmente hasta después de finalizado el siglo.

En tanto el tiempo iba pasando, me sentí inquieto, tratando de determinar el lapso transcurrido, ya que mi reloj, al igual que la primera vez dejo de funcionar. Me preparaba para mi partida, esta vez, me dejarían muy cerca de la ciudad de Bogotá.
Me pidieron entregar el traje o uniforme, lo mismo que las botas. Ciryl, bromeando conmigo, dijo:
-Enrique, tal vez algún día te dejaremos uno de estos trajes, para que los guardes como recuerdo de nuestros viajes. Ciryl reía y se le veía de buen humor. En ese momento me dio a entender que yo era el único visitante de sus naves.
La rápida y hermosa nave se acercaba a una carretera muy transitada en donde me sería fácil tomar transporte y llega a Bogotá. La zona escogida para el descenso tenía mucha área verde y árboles (pinos y eucaliptos). Estaba seguro, era al norte de la capital. Efectivamente, el sitio en donde ahora me depositaban distaba solo unos quinientos metros de la carretera de un pueblo llamado “La Caro”.
La nave descendió hasta posarse suavemente cerca al abrigo de un gran conjunto de árboles.
Nos despedimos afectuosamente.
-¡hasta luego amigo, Llévale mis saludos profundos al grupo!
Ciryl me estrecho fuertemente las manos.
-¿Dónde están tu otros compañeros?
-Se encuentran arriba, Enrique
-Dale mis recuerdo Ciryl.
Con una agradable sonrisa de amistad, Ciryl me respondía. Le estreche de nuevo las manos golpeándole alegremente el hombro derecho.
-¡Dios te acompañe Ciryl!

El solo sonrió. Baje con rapidez y camine hasta la carretera haciéndoles señas de amistad. Las patas se metieron, la escotilla se cerró y a gran velocidad el aparato volador se alejo, dejándome ver por ultimo una hermosa perla alunada que se perdía en la lejanía. Estaba amaneciendo. Camine con seguridad y pegue dos saltos de alegría levantado mi puños cerrados ¡Lance un tremendo grito como de victoria ¡! ¡!!Yaaaggggiihhh!!!
En menos de una hora la carretera estaría muy transitada.
Así termino mi segundo encuentro con los extraterrestres, permaneciendo con ellos aproximadamente 26 horas.

Venus
Página 121

“LOS VENUSINOS, SON VENUSINOS…?”

En el año de1974 fue rico en enseñanzas espirituales, mesiánicas y proféticas. Como muchos comprenderán no puedo consignar aquí toda esta información, pues se podría escribir un par de libros con toda ella. Las reuniones seguían su ritmo normal y yo me esforzaba por divulgar lo que íbamos obteniendo. Hoy estoy seguro, que al iniciar mi “apostolado” de consagrar parte de mi vida a este ingrato trabajo, estaba muy consciente que los Pleyadinos no me habían dado una misión de hacer esto o aquello como han hecho con otros “contactados”. Creo soy el único contactado del mundo que no tenia misión que cumplir por orden de ellos. Nunca, repito, me responsabilizaron de algo semejante. Yo fui el que decidió en su momento contarle al mundo lo que había pasado. Además, el peso de la experiencia me obligaba a realizarlo. En algún momento me sentí manipulado y proteste públicamente varias veces, sabiendo que los
“Hermanos Mayores” como les llamaríamos a los Pleyadinos, se enterarían de mi protesta sin que se los comunicara directamente.

Iniciado el año de 1974 llegaría a Bogotá el Sr. Jose Rosciano Holder. Dictaría dos conferencias en la biblioteca “Luis Ángel Aranto” de esa ciudad. En el 73 se había hecho famoso con sus libros: “Yo visité Ganímedes” y posteriormente “Mi preparación para Ganímedes” con el seudónimo como de Yosip Ibrahim; libros que serian leído por miles de personas tanto en Perú como en Colombia y que convertirían en creyentes de los extraterrestres a miles de personas.
Más tarde me encontraría con “Pepe” (José Rosciano) en Caracas y dictaríamos varias charlas en Conjunto a grupos de creyentes que ya se habían multiplicado con mi llegada a Venezuela.

Caracas, Venezuela
En diciembre de 1974 dicte mi primer curso de “Introducción a la Ciencia Cósmica”, abriendo una nueva dimensión de la cosas a varios profesionales caraqueños. Este fue un inicio como en Colombia sucedió en los grupos después todos contactados con los Extraterrestres. Entre los que tomarían el curso y mis posteriores charlas, reencontraban el Dr. Jose Luis Baudet, medico, profesor de genética de la Universidad Central de Venezuela; el joven Víctor Hugo Cairos, quien más tarde diría estar en contacto; el conocido compositor y cantante Hugo Blanco, quien también confesaría públicamente haberse contactado; Andrés Boulton Figuereira, autor de varios libros, y la misma Conny Méndez quien inicio el movimiento metafísico con el Conde de Saint Germain.

Estos fueron los primeros discípulos y oyentes de mis experiencias, conjuntamente con una pintora muy conocida de origen español, mi muy apreciada y querida Carmencita Vásquez Losada. Pero vayamos por partes dando un cronología de cómo se iba desarrollando todo. Estaba próximo al tener encuentro físico, pero esta vez no era con los Pleyadinos y todavía a nivel de grupo seguían las comunicaciones. En una comunicación de las pocas que se recibieron en mi casa, donde ya en unido de Gloria convivamos, una humilde y pequeña casita-apartamento en la calle 66ª #23-13 en el –barrio 7 de Agosto. Allí, posteriormente, recibiría una de las más bellas y estructuradas enseñanzas de cuantas hubiésemos recibido.
En dicha comunicación me instruían donde se realizaría el “contacto” físico con los Venusinos. Allí estarían Yamaruck, Orhion y los demás miembros de la tripulación. Era uno de los momentos más importantes de nuestro grupo, pues todos sentíamos un profundo cariño y amistad hacia nuestros interlocutores, que nos habían llenado de Belleza y esperanza a través de Sus mensaje. La cita se había establecido por dos días después, sin poder precisar el día del mes de julio de 1974. Seria a las 5 de la mañana. Esta vez (sin autorización) llevaría una grabadora.
El punto de reunión estaba localizado detrás de un lugar que domina la ciudad de Bogotá. Una iglesia muy conocida, erigida allí con el nombre de Señor de Monserrate.

A las 2 de la mañana supe por “transmisión” directa a mi cerebro, hacia donde me debía dirigir para el encuentro físico con los Venusinos, con una despedida del grupo deseándome buenos augurios y éxitos, en el tercer encuentro. Al regresa, me estarían esperando en la casa de Chela, en la calle 23 frente al teatro “Mogador”, lugar donde vivía en tiempo de los contactos. Allí me esperarían todos.

Llego el día ansiado donde tendría la oportunidad de conocer personalmente a los Venusinos, y sobre todo, a Orhion y a Yamaruck, a quienes con el correr de las semanas les habíamos tomado especial cariño. Hoy creo que aquí expreso el sentir de todos, pues ellos despertaron en nosotros un gran sentimiento de amor a la humanidad. No quiero hacer pensar al lector, que este sentimiento era algo cursi o que rayaba con el fanatismo. NO. ¡De ninguna manera! Sabíamos que se estaba desarrollando algo grandioso y diferente con respecto a los otros mortales. No era que un grupo de personas de las más variadas profesiones y quehaceres, tuvieran la posibilidad de pasar por la misma experiencia nuestra. Hoy todavía ignoro lo que dirían o contarían en sus hogares. Nunca les pregunte y tampoco me comentaron nada al respecto, solo sé que todos éramos muy cumplidos con la hora y los día de reunión.


Me levante temprano cubriéndome con una ruana (poncho de lana) para protegerme del frió (Bogotá es una ciudad muy fría, sobre los 2,600 mts sobre el nivel del mar.) que en las madrugadas desciende hasta calar en las huesos. Tome la grabadora y me despedí de Gloria. Salí al s 4de la madrugada. Aborde un taxi en la esquina de mi casa, y al darle la dirección al taxista, se negó a llevarme. Un nuevo intento y el segundo taxista me llevaría a la “carretera de circunvalación” con un pago extra. Llegue al sitio donde me bajaría del taxi. Subí una pequeña colina desde donde podía divisa la montaña de “Cruz Verde”, dejando atrás Monserrate. La ahora estaba señalada para las 5:00 a.m., me senté en un promontorio y me dispuse a espera. Faltaba poco para amanecer.

Mi corazón marcaba una ligera aceleración y mi psiquis creo estaba con todas sus facultades. Tuve ocasión de divagar y hasta filosofar un poco sobre lo que podría significar esta experiencia para mí y el grupo. Con el pensamiento en estas cosas, escuche un extraño “silente ruido”. ¡Si! la nave venia lentamente a mi encuentro. No vi en ningún momento por donde entró a la zona boscosa, volando a nivel de las copas de los árboles. A diferencia de la nave Pleyadina, esa tenia quizás solo 16 metros de longitud por unos 4 metros de altura, en cuyo centro se podía observar una cabina o cúpula de aspecto cristalino. Al acercarse, note unos extraños anillos en la parte inferior, que se separaron al aminorar la marcha o desplazamiento; allí era fácil detectar el movimiento de las copas de las árboles a su paso. Al tener la nave a menos de 30 metros de donde me encontraba, puse en marcha mi grabadora.

Escuche silbido como el rasgar del viento en los cables de la luz que yo había observado y escuchado muchas veces en el pueblo donde pase parte de mi niñez en Costa Rica. Mi corazón amenazaba con salirse del pecho. En pocos segundos estaría frente a frene a los Venusinos. ¿Cómo serian? ¿Cuál su apariencias? ¿Cómo racionarían ellos ante mí, y yo ante ellos?
Todo se reducía a la espera de unos segundos más. El sonido del silbido disminuyó y la nave inicio el descenso en un claro muy bien determinado. Al separarse los anillos, saco unas patas de su vientre, dando lugar ahora a la salida de las “patas” de aterrizaje o sustentación. El ruido ceso. El amanecer iniciaba sus luces. Coloque el micrófono de la grabadora en mi mano en dirección a la nave para grabar el sonido, y hasta mis pasos al caminar por las hojas secas y las yerbas. Se abrió una rampa-puerta y vi salir unas piernas pequeñas sin poder observar el resto del cuerpo. Escuché en mi cerebro una invitación de acercarme a la nave, ahora posada en el suelo.

Camine rápido al encuentro y pronuncié en voz alta los nombres de los comandantes: Hermano Yamaruck? Hermano Orhion? al acorta los 30 metros que me separaban de la nave, me vi frente a frente a varios de ellos esperándome en el interior. Vi claramente a los tripulantes esperando en semicírculo. Mi sorpresa fue mayúscula. Esperaba unos seres de 1.70 o algo así. Pero no. Los vi pequeños de estatura y esto me sorprendió, pues he leído los informes de George Adamski, en donde declaraba que los venusinos media entre 1.70 y 1.75 de estatura. Ahora estaba un poco confundido, pero olvidando el asunto, me apresure a subir a la nave por la inclinada rampa. La grabadora me sorprendió, no estaba funcionando. La rampa era de un metal casi arenoso opaco, de unos 4 metros. Al llegar al nivel del piso me quede de una sola pieza… todos los tripulantes que estaban esperando a la entrada eran tremendamente parecidos, de un metro y medio de estatura pero muy humanos. Iba a hablarles, cuando escuche un caluroso saludo de bienvenida, en perfecto castellano.

-Hola Hermano Enrique. Todo bien? Extendí la mano y fui saludando uno por uno a los que estaban en la fila de semi-circulo. Eran 5 Yo iba preguntando; Orhion,? Yamaruck? el primero era Ourino, y en el orden Yaracka, Fhebo, Bharos, Comandante Yamaruck al final y ahora recién entrando al grupo, Orhion. ¡Al fin conocía personalmente a quien nos había enseñado los valores del espíritu! me sentí como un héroe que triunfa sobre el mal, era increíble que un ser tan elevado, pudiera ser tan humano tan tangible tan similar a nosotros. Lo abrace y sin darme cuenta del impulso, le bese en la mejilla. Quede sorprendido por la acción.
El, tomándome por los hombros, hizo lo mismo conmigo. Fue un momento interminable. Todos en silencio, sonrientes, me observaban.

El Comandante Yamaruck rompió el hechizo del momento, e invitándome a seguir, camine con él mientras Orhion y los demás nos seguían. Noté que ellos en estatura me llegaban a la altura de mi nariz, deduje que debían medir no más de un metro con cincuenta (1.50mts.). Aun lado del pasillo metálico, entramos por una puerta holgada que nos conducía hacia el centro de la nave según mi orientación. Nos esperaban unos cómodos y abollonados sillones individuales, que me ofrecieron inmediatamente.
Observe alrededor del cuello de Orhion, una especia de “gargantilla” con unos símbolos o letras, me parecieron “runas”, los demás, no llevaban ni marcas ni galones que pudieran significar alguna pista para mi, de su rango o categoría. El comandante Yamaruck vestía un elegante y bien diseñado traje de una pieza color plata, los demás vestían similar, pero de color verde claro, donde semejaban ver algunos bolsillos laterales y horizontales, botas plateadas pero sin brillo, y en sus suenas una tenue luz que iluminaba la parte del piso por donde separaban o movían. Sus manos cubiertas mostraban una fina y delicada piel. Que pude sentir al saluda a cada uno de ellos y con el toque de la mejilla de Orhion.
Reindicaron que había 16 tripulantes, distribuidos en los dos pisos y cúpula con múltiples asignaciones. A diferencia de los Pleyadinos, no me enseñaron su fuente de energía, y no me “desinfectaron” tampoco. La conversación se inicio en castellano, advirtiéndome que ellos podían hablar en otros idiomas terrestres con tanta facilidad como ahora.

La conversación giro en torno al grupo y los resultados de la información que habíamos recibido desde diciembre del 73 hasta esta fecha de julio, los 6 meses de continua comunicación, Me informaron que pertenecían a la misma organización estelar de los Pleyadinos, solo que estos eran más avanzados en muchísimos aspectos, y que tenían suscritos convenios de intercambio, que no me dijeron. Tampoco supe en que se basaba este acuerdo. Al preguntar del desarrollo del grupo, me dio la impresión posteriormente al evaluar los 40 minutos aproximadamente que estuve en contacto, desde el momento que aterrizó la nave hasta el momento en que salí, que ellos estaban realizando una prueba con nosotros (el grupo) a un nivel que se me escapa el interpretar.

Los informes y enseñanzas espirituales, mesiánica y con olor cristiano, se me antojaban era para medir las reacciones y consecuencias – como a manera de termómetro- en que, a nivel planetario impactaría un evento de tal naturaleza, cuando las creencias están arraigadas.
Creo que ellos estimularon precisamente eso, nuestras creencias, para medir ese posible impacto a nivel planetario, cuando se hiciera saber que el hombre terrestre no fue creado como dicen las religiones, y todas tuvieran que experimentar un transformación para sobrevivir, Y la que menos, etapa condenada a desaparecer.
Advierto al lector (solo es mi sospecha), que estos alienígenas que en el más remoto pasado tuvieron alguna injerencia directa, hayan visto muy claramente lo que hemos hecho de sus enseñanzas y como nos ha servido para manipular, controlar y someter. Me disculpo abiertamente con todos mis amigos miembros del grupo, si se sienten ofendido de que mi apreciación no sea la correcta, pero he tenido tiempo de pensar muy detenidamente todo esto.
La estadía bordo se había reducido a esta reunión en que estuvieron 6 de los miembros de la tripulación. Me alertaron sobre la llegada de una gigantesca nave con un personaje muy importante abordo, para tener un entrevista con dos grandes y evolucionados hombres terrestres; reunión que se llevaría a cabo el mes siguiente (agosto) en algún lugar del planeta. Yo pensé que después de esto algo grave pasaría, como el acontecimiento de la II guerra mundial o algún grave suceso planetario que sacudiría las fibras de sus pobladores: pero no fue así. Esto tiene otras implicaciones muy lejos de ser interpretado por nosotros.

En las pocas preguntas que hice, me mostraron un panorama muy difícil para la humanidad. Tenía claro que para el grupo se estaba terminado el tiempo de las comunicaciones. Pero lo aprendido ahora me da una visión muy clara del acontecer. No solo diario sino a corto y largo plazo, tanto en el campo político, militar, social y sobre todo el religioso.

Al dar por terminado el dialogo, entre otras cosas, me dijeron saludar especialmente al hermano Quiroga y su hijo Javier. Ellos habían logrado entrar en el “canal” de los Venusinos, pero por alguna razón, no lograron mantener la comunicación. Me hicieron un comentario sobre el nombre que le daríamos al hijo que estaba por nacer, fruto de la unión con Gloria. Los Venusinos nos habían dicho a Gloria y a mí, que era varón y que nacería entre el 23 y 25 de diciembre de ese año de 1974. ¿Cómo supieron con tanta exactitud el nacimiento de mi hijo? ellos habían autorizado el llamarle, Orhion Yamaruck, puesto que Gloria quería el nombre de Yamaruck y yo el de Orhion. Finalmente optamos por el nombre de los dos, plenamente autorizados por los mismos Orhion y Yamaruck.

También me llamaron la atención a prestar mayor atención al desenvolvimiento del grupo, ya que “algo” hacía peligrar su existencia. Es más, creo que debido a esta situación ellos terminaron su “plan” antes de lo previstos Mi estancia en la nave había terminado sin movernos del lugar de aterrizaje.
La despedida fue como de antiguos amigos, efusivos y joviales, dándome una gran confianza interior. Me sentí privilegiado, ¿Por qué no? Era uno de los pocos mortales que podían contar una historia igual-
Al despegar la nave cuando ya me había retirado lo suficiente, sentí una gran nostalgia que hizo brotar lagrimas de mis ojos. Escuché a los lejos ladridos de perros, que quedaron grabados una vez la grabadora volvió a funcionar. A lo lejos un avión irrumpió el bellísimo amanecer, frió, pero hermoso. Grabe con mi voz las apreciaciones del encuentro y me senté en la hierba para pensar, para despertar de este acontecimiento y lograr mantenerme equilibrado y claro en mi futuro proceder. Ahora estoy seguro de que la presencia extraterrestre en nuestro planeta, obedece aun plan muy específico de largo alcance con todas las implicaciones que esto conlleva, en que dos fuerzas Universales: el bien y el mal, están trenzadas por prevalecer y hasta ahora, no se ha podido vislumbrar un ganador. Más adelante expondré como, quizás la fuerza de la verdad prevalecerá, cuando el “bueno” va perdiendo, algo le recuerda su honor y toma fuerza descomunal que le hace actuar de forma increíble y derrota a su oponente.
Así prevalecerá el espíritu de libertad y las religiones ya no tendrán influencias para convertir en fanáticos a sus ignorantes feligreses y hacerles perder su verdadera identidad y esencia de Inmortalidad.


“LAVERDAD ESTA EN WAHINGTON D.C.·

Tan pronto se fueron conociendo los resultados obtenidos en nuestro diario experimentar con entidades extraterrestres, multitud de personas visitaban mi oficina solicitando alguna información relacionada con estos temas; ahora con más intensidad que antes. Además, llegaban muchas noticias que recogía la prensa de los avistamientos sobre Bogotá y sus zonas aledañas. Quizás muchos eran falsas, pero sin duda, en varios caso por la calidad de los testigos, ciertas. Nosotros sabíamos que probablemente eran las naves de los Venusinos y Pleyadinos.
En tiempo reciente, un desastroso terremoto había arrasado con cuanto edificio y construcción se levantaba en Managua, capital de Nicaragua en Centro América. Por medio de un amigo, trataba de negociar la reconstrucción de una central telefónica pública en dicha ciudad, y solo faltaban unos detalles para entrevistarme con la persona indicada en Managua para concretar el negocio. Esperaba ansioso el aviso para salir de Bogotá a Managua, ciudad que también me serviría para descansar de los sucesos entretejidos por el azar y las circunstancias. Finalizando el mes de febrero, creo, el 26, puesto puedo precisar con exactitud a la fecha, tres hombres de aspecto extranjero, esperaban ser recibidos para una entrevista conmigo. Sospeché pudiera traerme las noticias que esperábamos de Nicaragua.

Dos norteamericanos y otro, un intérprete muy hábil de origen latino, me comunicaba el motivo de la visita. Los norteamericanos hablan un pésimo “espan-inglis” como llamaban en Puerto Rico. Me ofrecieron sus identificaciones, pertenecientes a alguna entidad gubernamental de los Estados Unidos, No acate a mirar bien su credenciales, pero parecía pertenecer a un organismo oficial.
-Sr. Castillo,-dijo el interprete-queremos saber que hay de cierto sobre las publicaciones aparecidas en algunos diarios y revistas, relacionadas con un supuesto “rapto” y viaje suyo en un platillo volador.
Al oír esto, Alfonso Blanco, presente en ese momento, se alejo amablemente para dejarme dialogar plenamente con los visitantes. Les confirme lo de los artículos, agregando que no había sido un rapto, sino todo preparado de antemano, también les comenté que se había realizado otro encuentro más espectacular que el primero, pero que por el momento no lo daría a conocer, y este era totalmente desconocido para el público, noté un gran interés de su parte por saberlo todo.
-Estamos interesado en que se compruebe su versión del viaje en platillo volador, nos interesa esta investigación. Queremos invitarle a Washington con los gastos pagos durante el tiempo necesario, para someterlo a una prueba, a un test, consiste en una hipnosis regresiva. Desde luego, Sr. Castillo, es una decisión voluntaria cuya finalidad será la recomprobar sus afirmaciones en público. Además tenemos especial interés en esta prueba de acercamiento científico, porque existen otros casos en Estados Unidos que necesitamos cotejar, Ud. sabe –me dijo- que ha patrones que debemos analizar.

Yo estaba interesado en la propuesta de los norteamericanos, y no vi inconveniente alguno para aceptar acompañarlos a Washington. No debía dejar pasar esa oportunidad. Era la primera vez, que profesionalmente alguien investigaría mi caso, al cabo del cual, la noticia correría a los cuatro vientos y yo sería considerado como un auténtico contactado con los extraterrestres. No hay duda, mi vanidad me convenció.
-Muy bien- dijo el intérprete- después de cambiar algunas palabras en inglés con los dos “gringos”, pasaremos a buscarlo en dos días. Quisiéramos se abstenga de comentarlo con otros personas de su trabajo, amigos o aun su familia, por lo que usted concierne es un viaje de negocios ¿Tiene pasaporte Vigente?
Si -respondí- Precisamente en estos días debería de viajar al exterior ya tengo todo al día. Acordamos día, hora y lugar donde nos encontraríamos, alejado de mi oficina, tal como me recomendaron hacerlo.
Informe a Beatriz e hijos, lo mismo a mis socios Pedro Murcia e Isidro Contreras, iría a Managua por el asunto de la central telefónica, para estudia la posibilidad de realizar el contrato. Allí permanecería- según estimé- dos días a lo sumo. Los norteamericanos me recogieron el día acordado, pero con ellos no venia el interprete. Al llegar al aeropuerto “El Dorado”, como si todo hubiera sido dispuesto con anterior, pasamos sin presentar mi pasaporte., tampoco tenía visa, me dijeron en mal castellano e ingles, que no me preocupa ni aun para regresar porque todo esa arreglado. Abordamos un avión de la empresa Avianca. Llevaba un pequeño maletín con alguna ropa. Según mis acompañantes, el viaje duraría con estadía incluida, unos tres o cinco días, en caso extremo.
Como en Washington aun se sentía el frío del invierno, lleve un saco de lana para abrigarme bien. Nadie me pidió ticket alguno, solo hubo identificación previa de ellos con alguna autoridad presente que nos dejo pasar inmediatamente, ante los ojos asombrados de los que hacía fila para abordar. Tomamos asiento en la aeronave y esperamos el despegue. Salimos rumbo a Nueva York ala 10:35ª.a.m. controlando la hora en mi reloj.

Los dos norteamericanos me observaban con curiosidad y a veces, hablando entre ellos, sonreían. Aproveche para cerrar los ojos y descansar, interrumpido dos veces por la azafata para ofrecerme una bebida y un emparedado. Durante algunos momentos me preguntaron mi ocupación, familia y pasatiempo. Me exprese en pésimo inglés, pero ellos también lo hacían en pésimo castellano. En realidad, fingí esta situación. Valí entendía más de lo que ellos imaginaron, -estos me serviría posteriormente para el test en Washington. Al llegar a Nueva york descendimos del avión y nos dirigimos a la cafetería del aeropuerto de esta ciudad (el viaje duró aproximadamente 5 horas); teníamos que esperar un trasbordo que nos llevaría al a capital de USA.
Esta vez viajamos durante una hora en un moderno avión de la línea. El tiempo pasó rápido y arribamos a nuestro destino ¡Washington! Una vez allí, pasamos de lo largo la inmigración con solo hablar los “gringos” con alguien que los esperaba, con un guardia uniformado. Nos sacaron por otra vía diferente. Afuera, dos hombres nos esperaban, frente a un largo y lujoso Cadillac de color oscuro-me sentía como en una película, jugando a los espías- me fueron presentando. Uno de ellos me saludó en el mas rechínate español jamás escuchado por persona alguna. Instalados dentro, el automóvil partió velozmente con rumbo desconocido, por lo menos para mí. Totalmente desubicado no puede calcular donde quedaba el norte o el sur. Eran más o menos la 5 de la tarde. Otro detalle enturbio mi sentido de la orientación; los vidrios era opacos, pero se podía ve de adentro hacia fuera. Además, a cada momento, mis acompañantes llamaban mi atención, formulando tal o cual pregunta, este sí, en ingles, que yo no podía comprender. Todo era sonrisas. No querían que yo me diera cuenta del lugar a donde nos dirigíamos. De vez en cuando, pude apreciar inmensas avenidas, hermosas zonas verdes cubriéndose de un manto de lindas flores. Esto dos guardianes estaban aptos para un curso intensivo de castellano.
Enfilábamos por una gigantesca autopista y durante unos 40 a 45 minutos, marchamos hasta desviarnos por una carretera angosta y poco transitada. Pensé podría ser parte del campo, porque vi inmensas zonas verdes, cuando ya entraba la noche. Una que otra vez aparecía hermosa quintas, mansiones inmensas rodeadas de esplendor y fastuosismo.
En ese momento les comenté a mis acompañantes el deseo de conocer algunos lugares de la ciudad. En especial quería visitar el monumento a Lincoln, el Capitolio y esos lindos parques donde se encuentra el Obelisco. Ellos me prometieron hablar con la persona indicada, una vez terminaran las pruebas.

El automóvil se detuvo frente a una verja metálica. Esperamos unos segundos para luego continuar, un guardia de seguridad autorizó la entrada, El camino era destapado pero parejo, sin duda de “cascajo” (tipo de piedra quebrada). Llegando divisé un tremendo caserón tipo ingles antiguo, rodeado de amplia zona verde y grandes jardines con altísimos árboles, que en ciertos sectores, la ponía a salvo de las miradas curiosas.
Paramos frente a la casa o diré clínica. Dos médicos y una mujer nos recibieron muy efusivamente. La mujer tomo mi maletín y me señaló la entrada. Mis dos acompañantes se despidieron y me dejaron en manos de esta gente. Me hicieron seguir a una pequeña sala donde llego un intérprete.
Este me preguntó mi nombre completo, edad. Lugar de nacimiento. Anotó esos datos en una ficha.
-¿Ha estado Ud. en el ejercito de su país?
Le mostré mi libreta militar, explicándoles las razones por las cuales no había cumplido el servicio militar obligatorias. Por estar recién casado, el ejército me dispensó de cumplir este servicio, expidiéndome una libreta de segunda con llamada de reserva. El interprete la tomó en sus manos, la observó con detenimiento y satisfecho me la devolvió. Le mostré también la cedula de ciudadanía. Me hicieron mojar los dedos índices de las dos manos en una almohadilla e imprimieron mis huellas digitales sobre la ficha en un recuadro donde ya estaba mi nombre. Me pidieron firmara y dejar el nombre de mi esposa y dirección en caso de emergencia. En la misma ficha yo autorizaba las pruebas de forma voluntaria total. Me tomaron una foto con cámara Polaroid. Me pidieron dejarme del reloj, una cadena de plata con un dije que colgaba de mi cuello, la billetera y el pasaporte. Todo lo introdujeron en una bolsa de plástico y está en sobre con mi nombre y fecha de llegada. Dijeron que me devolvieran todo al concluir las pruebas. Al terminar con estos requisitos, me llevaron por un corredor hasta unas escaleras que conducían al segundo piso. En el recorrido no vi muchas personas, pero sin una sala, habitaciones numerada y una bella y bien dotado biblioteca.
El dormitorio era amplio y confortable, de una limpieza minuciosa. Recordé que a la entrada no vi nombre alguno del lugar que pudiera identificar la “supuesta clínica”. Más me parecía una casa de algún potentado millonario.

La habitación había teléfono, baño privado, una mesita con máquina de escribir, papel, bolígrafos, lápices, radio -grabadora y cassettes vírgenes, Tv., dos vasos, jarra con agua fresca, y una neverita que el abrirla contenía algunas frutas, leche, varios tipos de queso y mantequilla, refrescos, vino y cerveza. La enfermera me indico dos timbres, uno comunicaba con la cocina y el otro con la enfermera de turno. Me invitaron a descansar. Creo, era las 7:30 de la noche. Después del ligero descanso vendría una conformación de preguntas para dejar toda la información lista para mañana siguiente. Yo acepté. Toqué el timbre y la enfermera se presentó con dos hombres, uno era el Dr. Smith y el otro el Dr. Ramírez de ascendencia latina sin duda, habla bien el español, pero con acento “gringo” Se iniciaron las preguntas, fueron más o menos las mismas que me hicieron a la llegada, pero ahora con mayor profundidad.  mientras iban y venían las preguntas, una grabadora funcionaba. La enfermera tomaba notas, y el Dr. Ramírez consultaba con un cuestionario en sus manos. Cuando supo que era nacido en Costa Rica me dijo. “Oh que bien, he oído hablar bien de Costa Rica y los “Ticos, Después formuló otras preguntas sobre enfermedades mías de niño, en la familia, muerte de mis padres, locos en la familia, operaciones sufrida, si fumaba o tomaba licor, otras dolencia, hijos, matrimonio. Aquí las deterioradas relaciones con mi esposa Beatriz, ahora por causa de dedicar mi tiempo a los “Ovnis”. Se rieron de buena gana-me felicitaron por lo de no tomar ni fumar nunca-.Preguntaron sobre mis creencias y religión que profesaba. Les conté de mi paso por el Mormonismo y la causa por la cual lo abandoné. Le explique porque en ese momento no profesaba ninguna religión y el Dr. Ramírez dijo: ¡Extraordinario!

El cuestionario continuó. Encuestas generales, a nivel cultura, viajes, amistades, afición música, personal, talla, etc. Cuando me preguntaron la opinión sobre las mujeres, se rieron al dar mi respuesta. Me pidieron hablara más despacio pues hablaba muy rápido. Les advertí sobre mi carraspeo por lo de la operación de las amígdalas. Así termino esta reunión “introductoria” que duro quizás hora y media. Hay que recordar que me habían quitado el reloj a la entrada, y solo podía hacer un cálculo.

Fotografía de nave nodriza realizada por el contactado George Adamski
Le solicité a la enfermera-de su bella biblioteca- algún libro sobre los UFOS. Cuando terminó mi charla encontré un libro en la mesita; “Los Ovnis Han Aterrizado” de George Adamski. La charla terminó y me ofrecieron disculpas por lo prolongado de la conversación, ya que estaba cansado, pero me explicaron que era necesario para adelantar sobre la primera prueba al día siguiente. La enfermera me ofreció algún alimento que yo rechacé. No tenía apetito. La noche paso rápido. Dormí como un lirón. Unos golpes en la puerta me despertaron, era la enfermera con el desayuno. Me pidió disculpas y colocó la vianda encima de la mesa. Me advirtió, me esperaban en una hora para inicio del test.

Me afeité y duché con agua tibia que me reconfortó. Hice sonar el timbre y en unos segundos estaba en la puerta la enfermera que me llevaría al test. Antes no había reparado bien en ella. De cabellera negra muy hermosa, lindas facciones y un magnifico español muy fluido como el Dr. Ramírez. Se me antoja creer era portorriqueña o cubana. Unas muy hermosas y torneadas piernas asombran bajo su uniforme blanco. La saludé y pregunté su nombre. Dijo llamarse Eva Duling. Bajamos las escaleras y me condujo al consultorio donde me estaban esperando el Dr. Ramírez, el Dr. Smith, quien se había mostrado silencioso en la primera reunión, y otro nuevo, vestido de traje sobrio y una linda corbata. En sus labios asomaba una amable sonrisa. Era relativamente joven. El Dr. Ramírez hizo su presentación, me dijo que pertenecía a la Fuerza Aérea aunque no lo pareciera…

La prueba, me dijo el Dr. Ramírez, seria la del “polígrafo” o detector de mentira. Me explicó claramente lo que se proponía con el examen cómo funcionaba. “No debes tener temor o nervios, es de rutina en estos casos-me dijoEl consultorio estaba dotado de un escritorio, con sillas al frente, varios objetos, papeles y folders encima, lápices, un calendario, un reloj de escritorio, a la izquierda una camilla muy sólida, una balanza de pie con medidor de estatura, algunos objetos médicos en unos estante. En la pared unas radiografías, luz fluorescente, un espejo largo y ancho en la pared lateral, y otras cosas y objetos normales en este tipo de consultorio médico. La puerta se abrió. Entraron otros dos hombres que me extendieron su mano y saludaron sonrientes. Uno sin duda, por su corte de pelo debía ser militar, pero no vestía uniforme, una bata blanca encima de su ropa reindicaba un psicólogo- por la forma como me observaba. El otro de vestido completo, daba la impresión de un empleado de banco. Así, se completó el cuadro de los que participaría. Seis en total.
El Dr. Ramírez me daba confianza, mientras con la enfermera colocaban en brazos y cuerpo en varias zonas, unos módulos unidos por cables delgados que llegaban conectado a un aparato con un rollo de papel, y una agujas que vibrarían marcando mis reacciones al contestar. Un hombre se colocó al lado del aparato. Las grabadoras –dos- se pusieron a funcionar, cada una con dos micrófonos. Me quedé sentado con el torso descubierto sin camisa. Un reloj de pared al frente mío, marcaba la hora de inicio, era las 8:30 antes del segundo día. Las preguntas fueron: nombre completo, edad, lugar de residencia, estado civil, profesión, etc. el Dr. Ramírez preguntaba y observaba las reacciones del polígrafo. El hombre al lado del aparato hacia ciertas marcas en el papel que se desenrollaba.


Llegaron las preguntas claves concernientes al encuentro con los extraterrestres, De vez en cuando el Dr. Ramírez era consultado por el Dr. Smith y hacia la pregunta, solo interrumpida de vez en cuando, de nuevo, por alguno de ellos. Hubo un momento en que el Ramírez sonrió y los otros preguntaron la razón. Me había advertido el Dr. Ramírez, que en cuanto dijera mentiras, hay órganos que se alteran pues el cerebro registra esta condición y llevaba impulsos que serian registrados por el funcionamiento del detector. Yo sin apresuramiento, con aplomo y seguridad, creo le di muestra de que decía la verdad. El Dr. Smith era un experto en sacar información. Transito con gran habilidad el camino de hacerse el tonto y preguntar, tratando de hacerme caer. Regresaba con preguntas y fecha que me habían hecho tratando de confundirme. En más de una ocasión se molesto por mi respuesta y mi tranquilidad. Creo que hasta me nombró a mi pobre madre muerta. Trató de romper mi paciencia y sinceridad con preguntas duras y seguidas, que yo no podía seguir por el idioma, hasta que era traducida por Ramírez. Sin embargo, el Dr. Ramírez, creo, trató de disculparlo y me explicó que no tomara a mal su forma de preguntar.
Terminó el asedio y todo volvió a la calma. Yo me mostraba tranquilo y satisfecho. Hubo pregunta como día, hora, sitio de encuentro, de donde venían estos extraterrestres, cuál era su tecnología, sistema de propulsión, como llegaron aquí , que edad tenían, como vivía, creencia, gobierno, estado de su ciencia, etc.

La prueba duró aproximadamente una hora. Mientras me dieron explicaciones, me colocaron los nódulos y la preparación genera. Había paso dos horas en total. Hicieron un gran receso mientas evaluaban el resultado. Descanse en mi habitación y leí parte del libro de Adamaski. En la tarde vendría otra prueba basada en la “hipnosis regresiva”. Esta seria crucial para la confirmación de mi experiencia.
Eran las 3de la tarde por el reloj de la pared del consultorio. Estas hipnosis es conocido como “regresiva de quinto grado”, en que se puede lleva al sujeto inclusive al estado fetal. Estaba en manos de profesionales y no tenia temor. Un hombre de unos 60 años, amable, se sumó a la equipo. No he podido recordar su nombre. Vino la explicación de cómo obraría el hipnologo, que era también un excelente psicólogo. Me senté en el lugar que me ofrecieron. El hipnólogo inició su sesión con una mirada profunda a mis ojos dándome órdenes, pasando sus manos por mi rostro e induciéndome a dormir. ¡No funcionó! No me pudo hipnotizar por el sistema tradicional. Hizo dos nuevos intentos y tampoco funcionó. Colocaron al frente un aparato para que lo observara, con una gran aguja que marcaba tedioso compás de tic, tac, tic tac, que tampoco hizo efecto. Entonces el médico de cara amable se acercó, me dijo que me quedar quieto y cerrara los ojos, sentí su mano deslizarse por el cuello como palpando o buscando un lugar. Me tocó la frente con el pulgar, buscó de nuevo mi garganta y presiono dos dedos. Fue lo último que sentí. Cuando volví a mi estado normal después de escuchar una regresión numérica de 5 a 0, sentí mucha sed, pedí agua y la enfermera me ofreció un vaso con agua. Me sentí bien. Observe el reloj de la pared y vi la hora, marcaba a las 4:13, es posible que hubiera estado bajo los efectos de la hipnosis unos 50 minutos, ya que los intentos iníciales durante un rato sin resultados. Vi las caras de todos, estaban perplejos. El Dr., Ramírez me empezó a hablar que todo estaba bien y estaban complacidos con el resultado, pero no pida avanzarme ninguna opinión. Todo esto sería analizado en conjunto. Las grabadoras seguían funcionando, hasta que se dio por terminada la sesión.

No había duda, por la expresión de sus caras trataban de que no pareciera muy obvio lo que ahora sabia, solo atinaban a sonreír y dos de ellos abandonaron la reunión. El Dr. Smith esta en silencio. Ahora, me daba la impresión habían cambiado de opinión. Además era probable que toda la información del según encuentro del 18 de noviembre, había salido a la luz con lujo de detalle. Faltaba ahora la prueba final del “pentotal o suero de la verdad “, que se realizaría al día siguiente. Mientras me informaban la hora de la regresión los doctores Ramírez y Smith, juntamente con la guapa enfermera Eva, - que ya en un par de ocasiones había hecho desviaba las miradas de los participantes hacia sus bien torneadas piernas-. Hablaban un poco conmigo caminado hacia el corredor. El doctor Smith lo hizo un poco más calmado. Se despidieron dándome un saludable golpe afectivo en la espalda. Eva, la enfermera me condujo a mi cuarto, preguntándome ahora varias cosas sobre los extraterrestres. Me preguntó si quería algo de comer y muy amablemente rechacé su ofrecimiento. Me recomendó que en la nevera había jugos y leche por si quería comer algo, y que si la necesitaba, la llamara mas tarde.
Por la actitud de Eva, pensé que ella en un principio, incrédula, ahora estaba cambiada o consternada, pero creo, no podía darme su opinión ni hablar conmigo al respecto. Me quedé a ver televisión. Estaban presentando una vieja película de vaqueros con Anthony Quinn, lástima, ya había empezado. Más tarde saldría al jardín por la parta de atrás. Eva estuvo conmigo haciendo preguntas, que nada tenía que ver con los UFOs. Después de media hora y de saldar algunos pacientes que descansaban sentado en cómodas sillas y un par de sillas columpio, entramos ya se sentía el frío de la tarde.

Aquella noche dormí bien. Nada me acosaba mentalmente y me sentía feliz y satisfecho por los aparentes resultados hasta el momento. Amaneció. Era el tercer día, La hora prevista era para las 9:30 a.m. Esta sesión era de suma importancia, tanto para mí como para ellos. Desayuné a las 7:30 a.m. Eva me advirtió descansara hasta las 9:30, para que la prueba se hiciera con las mejores condiciones físicas mías. Por esta razón el desayuno quizás, avisado muy frugal pero alimenticio: pan integral, mantequilla, mermelada, cereales, queso y leche. Un vez instalado de nuevo en el amplio cubículo medico, donde ya estaban los doctores Smith y Ramírez, los otros dos anteriores, la enfermera y el psicólogo que me había hipnotizado, me preguntaban cómo me sentía. Hizo aparición el hombre de la Fuerza Aérea. Eran 7 en total. Se daba inicio a la aprueba.

Me pidieron sentarme cómodamente en un silla especial, con una ligera inclinación hacia atrás-movible- y muy confortable. El Dr., Ramírez me pidió extender mi brazo derecho. Lo examinó y palpó, buscando el mejor lugar para pinchar la vena. Me había dado instrucciones precias sobre lo que iría sintiendo hasta quedar bajo los efectos del pentotal. Me masajearon el brazo hábilmente, colocando una liga, pues mi en brazo no aparecía clara Intentaron introducir la aguja y fallaban. Segundo intento y localizan la vena, sentí un pequeño dolor al pinchazo. Introduce el líquido. Siento un calorcito que recorre todo mi cuerpo acoplado de un sopor. El Dr., Ramírez me hablaba: Relájese, suelte los músculos, no se ponga tenso. Su voz se va alejando de mi…Voy girando poco a poco hasta perder mi fortaleza, me siento débil y sin defensa.
Despierto…! No, no estaba dormido! Ahora estoy recostado descansando. Siento secos los labios y Eva, nuevamente, me da un vaso con agua. Escucho los comentarios que se intercambian entre ellos. El hombre de la fuerza aérea ya no está. Al recuperar observo el reloj de la pared y veo la hora. Solo han transcurridos unos 20 minutos. Ahora me da otro poco de agua y me dicen que debo descansar. Me quitan los zapatos y me recuesta. Siento ahora deseos de Dormir, No podría decir con exactitud cuánto dormí. Pero cuando despierto Eva estaba sentada al frente mío. Me dijo, saludando que había dormido como cinco horas. Esa tarde harían una segunda hipnosis corta, que marcaría el final de las pruebas y al día siguiente podría marcharme.

Eran las 3de la tarde. Almorcé muy bien. Eva se portaba conmigo con amabilidad y esmero. Estar de cuando terminara la segunda sesión de hipnosis, sería la última vez que la vería, pues no pude despedirme de ella. ¡Gracias Eva Douling! donde quiera que te encuentres. La sesión se hizo sin contratiempo. Bajo las misma estrictas condiciones de todas la otras, a la 4:30 de la
tarde del 3er día. Al inicio del cuarto día de estar allí, regresé. En horas de la mañana me devolvieron mis cosas y entregaron un sobre que me dijeron que abriera y respondiera si estaba conforme. ¡En el sobre había mil dólares! Según ellos, correspondía al pago por los días de trabajo que había perdido en Bogotá. Era más de lo que esperaba, pues me sentía satisfecho por las pruebas y sus aparentes resultados y no estaba cobrando por eso. Me indicaron que a través de la Embajada Americana en Bogotá me harían llegar los resultados. Todavía hoy los estoy esperando… Para esta fecha, noviembre de 1976, tengo varias dudas y he aclarado otras. ¿Quienes eran en realidad estos oscuros agentes que pudieron llevarme y traerme a Bogotá con todo preparado con una red de muchas personas todas coordinadas? ¿Cuál era, las verdaderas razones? ¿Porque me hicieron creen que las sesiones habían durado menos de lo que en realidad duraron? el espejo era doble ¿Desde donde se filmaba todo y me
observaban? ¿Con que dosis extraña me hicieron dormir el tercer día para hacerme creer que eran solo 20 minutos? Hoy, estoy seguro, la verdad quedó filmada y grabada en Washington DC


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“LAVERDAD SIEMPRE SERA LA VERDAD

Mi regreso a Bogotá y la incorporación de nuevo al trabajo y al grupo, se realizó con toda normalidad. Con los socios Murcia y Contreras no hubo problema, simplemente el negocio se perdió, fue ganado por otra firma local de Managua. Con el grupo me incorporé a la rutina establecida. Me informaron que trataron de hacer en una reunión la comunicación habitual, pero no se estableció, por lo tanto, solo realizaron una meditación de 30 minutos.
Ahora entendía mejor la información dada a bordo de la nave Pleyadina durante el desarrollo de los dos encuentros del 3 al 18 de noviembre de 1973. Por algunas de mis preguntas en los diálogos que se desarrollaban con el comandante Krhamier, logré entender ahora algo que me había dicho. Una de las interrogantes tenía que ver con un factor o agente químico en la sangre, que puede cambiar la estructura de la personalidad y carácter del individuo al recibir una transfusión de sangre. Lo mismo si una persona dona a otra sangre, puéis estos agentes más fuertes que el recipiente, obraría en pocos meses hasta ir trasmitiendo cierta violencia, si el donante tenía esta tendencia. Claramente indicaba Krhamier lo peligroso de esta práctica. Sobre el tabaco, cuando supo que uno había fumado, me indicó que los efectos se tramitan hasta la tercera y cuarta generación de manera hereditaria, atenuando el desarrollo de la inteligencia, y en algunos casos, hasta una deformación congénita. Me indicó que el tabaco podría ser erradicado definitivamente, no sin antes haber cobrado millones de víctimas.

El control de la natalidad, -me dijo- se iniciaría aun en contra de las creencias religiosa y la oposición por dos razones muy poderosas. La primera, por el resultado de varias guerras que dejarían una secuela de inseguridad entre los jóvenes para unirse y tener hijos. La segunda, iniciada por organismos integraciones, que acordarían con los gobiernos la reducción de la explosión demográfico, para obtener mejores oportunidades de educación, alimentación y trabajo. Lo mismo sucedería con la pobreza. Solo con acuerdos entre las naciones se podría vencer el hambre que ya azota muchos países.
Son muchas las cosas que debéis aprender antes para superar estos problemas, solo la experiencia acumulada les dará esta lección. En el Universo –decía Krhamier- no existe la meta final de conocimiento, si así fuera, la marcha de la evolución tendría un final conocido para la civilización más avanzadas, pero no es así. Todas las civilizaciones destinan mucho tiempo a la búsqueda de nuevas pistas tras conocimiento que llaman “final” “Ustedes la llaman la búsqueda de la verdad- en realidad el nombre no importa- pero en esta ocasión te quiero confirmar lo que ya enseñamos en los más remotos tiempos de la humanidad. La clave que te llevara a ti y a quien busque el conocimiento, está grabada genéticamente en el ser. Se necesita:
1-Perder el miedo o temor a lo considerado indescifrable.
2-Asi mismo, perder el temor a lo que te enseñaron como intocable.
3-Obtener un justo equilibrio y discernimiento sobre lo aprendido.
4-Mantener un verdadero control y disciplina, sobre lo que perjudique la salud y afecte los sentidos. La inteligencia debe ser utilizada como tal, con inteligencia, no desperdicien ese don en todo el magnífico panorama que se les presenta.

En una de las conversaciones de 18 de noviembre, recuerdo que me detuve a observar detenidamente la pared de la nave una serpiente con alas, muy singular. El comandante se acercó y notó mi interés por este símbolo. Se desarrolló entonces una interesante conversación- que yo hubiera querido filmar- sobre la enfermedades y la posibilidad de que estas en un tiempo relativamente corto se pudieran erradicar. El me solicitó explicara de nuevo mi inquietud, entonces intervino Krisnamerck, “hablaron” entre ellos y formulé pausadamente de nuevo la pregunta. Debo añadir, que si en la época de los contactos yo hubiera estado más estructurado y culturizado, es muy probable que mis preguntas y las respuestas obtenidas, hubieran sido de otro calibre. Al formular la pregunta y observarme detenidamente a mis ojos, Krhamier contestó:
-Un “Gen Oscuro” que llevan los hombres de la tierra, será detectado a muy corto plazo para ser “aislado”, y como consecuencia de tal descubrimiento, la vida se alargara de manera sustancial. No Enrique, no es una utopía. Muchos podrán creer que eso no es viable. Pero te aseguramos que en pocos años este descubrimiento será una realidad, y a la vez, un serio problema para la ciencia. Se necesita ética y valores para manejar tal circunstancia. Este gen “oscuro” es el responsable del envejecimiento celular, que trae consigo la llamada “muerte prematura”. En el momento que alcancen este logro, dependerá enteramente de un arbitrio científico mundial, el tiempo que quieran vivir. Los límites mismos de expectativas de vida, los pueden llevar inicialmente a los 300 años sin envejecimiento de ningún orden, apareciendo siempre en una edad que se puede fijar en los 33 años.

Me quede sin aliento. Estaba escuchando la más trascendental noticia de todos los tiempos. A este suceso se le ha llamado por milenios la eterna juventud. Ahora alguien me asegura que era posible. Krhamier prosiguió
-Cuando este gen sea conocido de vuestra ciencia y aislado, entonces, la humanidad terrestre entrará en una etapa maravillosa de logros y expectativas de vida mayores. Esto ocurrirá en mal momento, en que también el hombre entrará en un conocimiento tecnológico y científico que no podrá manejar, al no tener los valores reales del espíritu. No lo olvides Enrique. Al terminar esta elocuente perorata, KRHAMIER y KRHISNAMERCK me observaban con detenimiento. Seguimos caminando dentro de la nave, pero mi corazón y el “Gen Oscuro” amenazaba con salirse de mi ser. Era increíble lo que había oído y la categórica afirmación del Pleyadino, jefe de la misión. Ellos notaron mi cambio repentino, el shock impactante por sus afirmaciones. Ahora pensaba… ¿Con que argumentos podré explicar esto y cuando? ¿Quién me oiría? ¿Cómo me creerían sin dar pruebas?
Esta fue una de las razones por la cual guardé la información por tanto tiempo. Ya me tenían por loco y ahora si hago alguna declaración al respecto, ¿Cómo lo voy a sustentar? Aprendí a manejar la información con prudencia, porque los pleyadinos para rematar la información, -minutos después - me darían el puntillazo final a mis inquietudes.
- Existen TRES CODIGOS genéticos que actúan entrelazados para dar inicio a uno de los mas
grandes milagros del universo: ¡La Vida! Ustedes ya tienen el primero, y pronto llegara el descubrimiento del segundo, antes de finalizar el siglo. Deben manejar eso con mucha sabiduría y prudencia, porque en el momento en que suceda este descubrimiento del “TERCERO” en el siglo venidero (aproximadamente en el año 2,025), el hombre conocerá como se inició la vida en la tierra, y estará en la posibilidad de conocer, como se inicio en el Universo.


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“EL SHANGRIL-LA DE LOS ANDES

Pasaban las semanas y meses de manera rápida. Me vi obligado a viajar a Venezuela, como dije en el capitulo XII, por dos razones muy claras para mí. La primera, despertar en el público venezolano la conciencia sobre el Fenómeno Ovnis y los Hermanos Mayores. La segunda, necesitaba ganar algún dinero para mí, por la moneda dura del Bolívar (unidad monetaria de Venezuela) que se encontraba al cambio muy favorable de los 16 pesos por Bolívar. Me alojé en Caracas en un Hotel. (Cero estrellas) de nombre “Hotel Lincoln”, en El Silencio (centro de Caracas) entre Miracielos y Hospital, calles muy conocidas en el centro de la ciudad. Hotel de tipo familiar. Me daban la comida incluida en el precio de mi pequeña habitación El día 23 en la noche, estando dormido en mi hotel. Vino una comunicación. Eran las 23 Horas. Los extraterrestres me indicaron dirigirme aun lugar específico en la madrugada. Me quedaban pocas horas y no tenia como avisar a los alumnos del curso. Me levanté y avisé a la recepcionista de turno mi salida a las 3 de la mañana urgentemente, le solicité que por favor me avisara por si me quedaba dormido. Llegada la hora me dirigí en un taxi al lugar del encuentro. Me advirtieron no llevar cámara fotográfica ni grabadora, que podría durar 5 días fuera. ¿A dónde me llevarían todo ese tiempo? Yo creía iba para algún planeta cercano. ¿Cómo sería? con la excitación y a la vez angustia, contraté un taxista al frente del hotel.
Eran casi las 3 de la mañana, nos dirigimos hacia un pueblito llamado “El Junquito”, lugar turístico, antes de llegar a la Colonia Tovar a unos 25 kilómetros de Caracas. Se llega a un desvío antes de la Colonia Tovar, carretera a Carayaca. El taxista mostró en un principio un poco de desconfianza. Era madrileño (España). Al final entablamos una buena charla sobre diversos temas. Cuando llegamos al lugar convenido, me baje del taxi cancele la carrera y le di un a propina extra. Eran las 4:11 a.m. el frío de la zona era fuerte. Camine ½ kilómetro más y me interne en la hondonada. Espere la hora convenida:4:30 de la mañana,. Una nave salida de la nada se balancea a escasos metros del suelo con una luz tenue que tímidamente enfilaba debajo. Esta nave si es el típico “Platillo volador”, de unos seis a siete metros de longitud y unos tres metros de altura incluyendo su cúpula. Con una asombrosa simetría en toda su estructura, se desplazaba armoniosamente con un balanceo sin emitir ningún sonido.

Las sombras de la noche se tronaban cómplices del ingenio volador. Se detuvo a unos 40 metros de donde me encontraba, y descendió un trípode sustentador. Debajo apareció una escalerilla, y de él algún navegante. Hizo señas para que me acercar. Mire mi reloj, eran las 4:27de la madrugada del día 24 de diciembre de 1974. Mientras me saludaba con Ciryl-quien fue el que bajo de la nave me informo que íbamos rumbo a una base en Los Andes donde se nos daría la información prometida en uno de los contactos telepáticos meses antes. Khrunula y otro nuevo que no conocía, y no he podido recordar su nombre, estaban a bordo. Mientras la nave se dirigía a su destino, en Bogotá, nacía a la misma hora sin yo saberlo, mi primer hijo con Gloria.
Así lo pude comprobar después, por una llamada telefónica que le haría a Gloria a Bogotá desde Caracas el día 19 de Enero de 1975.Orhion Yamaruch (si lo bautizamos), nació a las 4:33 a.m. del día 24 de diciembre de 1974. Después, meses después, nos acordaríamos como ORHION nos dijo que nacería entre el 23 y el 25 de diciembre. ¿Cómo y por qué medios pudieron saberlos con tal precisión?

Estábamos llegando a nuestro destino en los Andes. Una ciudad en medio de los altos y milenarios Andes de América del Sur. CREI en verdad encontrar una ciudad, en cambio era un pequeño poblado con una magnifica extensión, como comprobaría en pocas horas. ¡El vuelo duro solamente 20 Minutos! ¡Miles de kilómetros en ese tiempo! ¡Era Increíble! y como siempre, a bordo no sentí un solo movimiento o malestar. Esa vez me extraño, no me habían “atomizado” como las dos veces anteriores. Me olvide preguntarle el porqué. En tanto divaga, Ciryl exclamó “Mira Enrique! Abajo los majestuosos Andes y en la cumbre de uno de ellos, a través de la pantalla se observaba claramente la estructura de las construcciones. Ciryl me informo que los pobladores le llaman el Vórtice de Los Andes. ¿Que pobladores? pregunto yo. “Si enrique, al momento viene exactamente 318 personas, que durante muchos años- hasta familias enteras – han sido contactados y traídos voluntariamente. Aquí viven, trabaja, estudia y aprende. Se le enseña sobre los grandes acontecimientos que vivirá la raza humana, las enseñanzas de la Ley para que ella prevalezca. Muchos de ellos estarán capacitados para ayudar llegado el momento. Nadie se entera de quienes los instruyeron y donde, además nadie les creería, más bien seria peligros para ellos”. Este lugar, a unos 3,200mts sobre el nivel del mar, está ubicado entre dos grandes montañas que protegen de forma natural de las ventisca y heladas de esos parajes, y es conocido también como Alto Perú. A mí me pareció posteriormente por varios datos recogidos, que ese lugar está más cercano del territorio de Bolivia que del Perú. El aterrizaje produjo cuando todavía no había amanecido. Era impresiónate ver como la nave voló por un solo memento entre lo mas empinados risco, para depositarse suavemente en una plataforma, que a sus vez, se deslizaba hacia la montaña dentro.-quizás sobre algo hidráulico-Con su singular carga penetraba en un túnel horizontal.

Fuimos caminando hasta una oficina donde me pidieron que me despojara del suéter y la camisa. Lo que más llamo mi atención era la temperatura, imagine unos 16 grados, acostumbrado a vivieren Bogotá por tantos años. Lo confirmaría posteriormente. Al día siguiente. Quienes ahora se alistaban a hacerme un rápido examen, no eran extraterrestres, eran personas comunes y corrientes, con la salvedad de que había unos aparatos para mi desconocido. Por lo demás, el primer examen de rutina: corazón, pulso, pulmones, reflejos, visión, oído, etc. Me preguntaron la ciudad de procedencia y consultaron con una lista. Escribieron algo y me preguntaron si había traído grabadora o cámara fotográfica, dije que no. Me pidieron quietarme el reloj momentáneamente. Me colocaron un cinto color amarillo en la muñeca izquierda, y el reloj pasado ahora a mi derecha. Al concluir el examen, otro terrícola me llevo para el sitio que sería mi habitación durante mi permanencia en ese lugar.

Cuando Salí, alguien vino rápido detrás de nosotros. Me pidieron devolver le cintillo amarillo, y en cambio me colocaron uno verde. Al parecer hubo una equivocación, explicándome que ese cintillo tenía que ver con el tipo de alimentación que debía comer. Finalmente fui llevado a mi momentáneo dormitorio, saliendo del cómodo y bien aireado subterráneo por donde entramos.
Allí, en mi dormitorio, me recosté en una sencilla pero cómoda cama. Creí, vería una ciudad del futuro, pero las construcciones que observe, era de madera: tipo de cabaña canadiense con troncos y madera muy bien cortada y pulida pero rustica. El piso por donde camine para llegar a mi dormitorio era de madera pulida. La tremenda cabaña rectangular por uno de sus pasillo, tenía dispuestos los dormitorios tipo hotel, o sea, a la derecha varios dormitorios individuales, y a la izquierda la misma disposición. Obviaré a dar otros destalles que me desviaría de lo más importante. Hasta este momento pensé era el único llevado al Vórtice. Cuando llego la hora del desayuno, me llamaron, pero no había podido dormir. Tenía una inquietud, sobre el porqué me llevaron tan lejos, y que “misión” me irían a asignar. Eran las 6:45 a.m. ya tenía más de dos horas allí, el hombre que fue por mí, era seguramente de descendencia incaica.

Le seguí y me llevo al comedor. ¡Que sorpresa!! Allí esperaban otros 6 que habían llegado antes que yo. Otros se unirían al grupo en cuestión de una hora. Esos “contactos” venían de 19 países diferentes, 11 éramos latinos. Una sola mujer entre 24. La presentación se hizo, señalando solamente el país del cual procedíamos. Los nombres era mejor ignorarlos. Ahora sabia el porqué de los cintillos de color, los otros también los tenían, estos variaban de color y algunos se repetían.
La razón era la siguiente: debíamos ingerir solo alimentos de las fruteras y recipientes con una banda del mismo color del que cada uno portaba. El instructor 1 (eran 4), nos informó que de acuerdo a la zona geográfica de cada uno, nos habían preparado los alimentos. La ionización en los mismos era diferente dijo- de una ciudad al nivel del mar, a otra a 2.000 mts sobre el nivel del mar. De esta manera se evitaba la posibilidad de que alguno enfermara por desbalance iónico en los alimentos. Otro de los problemas difíciles de manejar fue la altura. Yo era uno de los cuatro de mayor edad, pues los demás eran más jóvenes; a diferencia de algunos, les dieron oxigeno cuando llegaron, hasta que se normalizaron. Particularmente yo
sentí un poco de presión de la altura, llamada “soroche”. Nos sirvieron leche tibia- me pareció que era de cabra- pan de miel y pasas y unos panecillos caseros que emanaban un riquísimo olor a recién horneado.
El instructor nos llamó la atención desde la cabecera de una de las dos mesas, yo estaba sentado en el lado lateral. Explico las razones de porque estábamos allí. A cada uno de los presentes le darían una información reservada. Los informes debían utilizarse con un prudente manejo, y cuidar muy bien a quien se le hablaba al respecto o se le daba la información escrita. Serias advertencias serian confirmadas mas tarde. El instructor nos informo, que graves acontecimientos estaban sucediendo en varios campos, que llevarían al planeta con sus pobladores a vivir acontecimientos funestos de varios órdenes. Nuestra presencia en aquel lugar obedecía a la necesidad de transmitir al público, a través de diferentes medios, los sucesos que se irían desencadenando hasta culminar en varios eventos de diverso orden. Por razones personales no haré una secuencia de las calamidades reseñadas por los Instructores.


Ellos habían obtenido a través de muchos años, la información de cómo se desencadenarían tales sucesos. Tenían una visión muy clara al respecto, las otras personas sentadas allí, también lo sabían. Los extraterrestres a través de una adecuada información científica y documentada, habían trasmitido esta asombrosa información. A nosotros no nos pusieron al corriente total de todo. Algunos informes tenían que ser obviados. Solo en caso de emergencia serian entregados, ahora, por contacto personal. El instructor dejaba ver entre líneas, que la determinación final la tomaban los Pleyadinos. También nos aclaró, que la información que por el momento no obtendríamos, era para preservarnos de algún peligro.

El dialogo se desarrolló por “inducción telepática” del instructor. Nos dijo que era una técnica obtenida en muchos años de aprendizaje, ya que de ellos (los instructores) solo uno tenía dotes naturales que habían pulido los extraterrestres. De esta manera culmino la presentación de todos. Después caminamos recreando la vista, en el maravilloso lugar enclavado en Los Andes. Escuchamos el ruido del viento, que en cierto lugar silbaba de manera impresionante, sintiendo un ario que calaba las entrañas. Observamos un gran aparato que sobresalía de un farallón, con latas y cristales. Nos dicen que así captan la energía (¿solar?) para toda la comunidad. Sin embargo, existe otra fuente diferente de energía, para aparatos diversos en toda la población y la iluminación. Una de las fuentes de energía servía para mantener a manera de cúpula o “campana magnética”, el camuflaje de la base, y también la temperatura primaveral de la zona. Lo sabía, yo lo estaba viendo. Era el uso inteligente de la tecnología en beneficio de todos. Vimos sembrados de legumbres, fresa y otras especies de verduras, y frutas. Anteriormente había observado frutas propias de climas templados y tropicales en la mesa del desayuno. Me pregunté a mi mismo ¿Cómo y quién les proveía de piñas, cocos y naranjas? Todo era bajo un orden común. Los pobladores trabajaban estudiaban, investigaban y aprendían. Conocían la historia mejor de lo que se enseña en colegios y universidades. Pensé ¿Como me acoplaría si me mudara a vivir allí con ellos? Llegó la hora de descanso. Por momentos durmiendo, o solo apoltronados en las cómodas mecedoras del corredor de la gran cabaña. El olor de las hermosas crisantemas, violetas y no me olvides, daban un gran ambiente de paz y tranquilidad, como si el mundo se hubiera detenido allí, Alejados de todo ruido y prisas diarias, entrábamos sin darnos cuenta en un mundo imaginario, propio solo del “Shangri-la” de la novela. El almuerzo fue una delicia, compuesto de una gran variedad de legumbres y verduras, con un remate de frutas, El instructor nos pidió observáramos bien los cubiertos ¡Eran de Madera! Explicó que cada uno tomara de las viandas marcadas con el color del cintillo fijado a nuestra muñeca izquierda. “Como podemos observar-dijo- el tomate y el pepino están con la piel completa, al servirse, córtenlo con el cuchillo de madera. Igual para todo alimento que vayan a consumir.
Esto se debe, que al cortarlos en forma tradicional, con un cuchillo de metal, al hacer contacto con estos, se produce un cambio a nivel químico, ocasionando con el medio, una pérdida de su fuerza vitamínica. Con el de madera conserva todo su estado natural sin cambiar. ¡Maravilloso! decían algunos.


Se nos advirtió que al día siguiente en horas de la mañana, presenciaríamos un evento especial. Un ser muy importante iba a dirigirnos la palabra. No debíamos interrumpirlo aplaudir ni hacer preguntas. Solo debíamos escucharlo, toda la población de la base iba a esta presente. No identificó al personaje. Nos hizo la advertencia por segunda vez. Todo quedó aclarado. Nos retiramos a intercambiar impresiones de los más variados matices. El Mexicano, médico de profesión, era muy alegre, diría que hasta chistoso, con los otros nos comunicábamos con señas y medio ingles. Nos producía risa la situación. Ente los latinos, solo con los dos brasileños tuvimos un poco de tropiezos idiomáticos. En la tarde, ya descansado, me fueron a buscar a mi habitación. Era el mismo indígena que vi al llegar. Me llevo a una salita agradable, sencilla y cómoda. Ciryl apareció sonriente. Los saludos de dos viejos amigos
no se hizo esperar. Ciryl no tenia traje de astronauta. Vestían pantalón de algodón y camisilla de cuello abierto cubierto por un ligero suéter de lana.
-Ven Enrique, acércate y siéntate aquí, me dijo, señalando una silla.
Eran las cinco de la tarde.
- Toma un papel y escribe lo que te voy a dictar.
En una mesa de la salita había papel, bolígrafos y lápices. Llegaron 6 más de los contactos.
-Solo depende de ustedes, hacer de conocimiento público lo que van a recibir. Si no ocurre así, nunca jamás le podríamos reprochar nada.
Las instrucciones fueron las mismas. Todos- ahora siete- tomamos papel y lápiz, y nos aprestamos a escuchar el dictado.
El presente Mensaje fue dictado por el científico y enlace en la tierra Krisnamerck, de la Gran Hermandad Cósmica Solar, perteneciente a LAS PLEYADES, el día 24 de diciembre de 1974, a las 5:00

El día 23 en la noche, estando dormido en mi hotel. Vino una comunicación. Eran las 23 Horas. Los extraterrestres me indicaron dirigirme aun lugar específico en la madrugada. Me quedaban pocas horas y no tenia como avisar a los alumnos del curso. Me levanté y avisé a la recepcionista de turno mi salida a las 3 de la mañana urgentemente, le solicité que por favor me avisara por si me quedaba dormido. Llegada la hora me dirigí en un taxi al lugar del encuentro. Me advirtieron no llevar cámara fotográfica ni grabadora, que podría durar 5 días fuera. ¿A dónde me llevarían todo ese tiempo? Yo creía iba para algún planeta cercano. ¿Cómo sería? con la excitación y a la vez angustia, contraté un taxista al frente del hotel.
Eran casi las 3 de la mañana, nos dirigimos hacia un pueblito llamado “El Junquito”, lugar turístico, antes de llegar a la Colonia Tovar a unos 25 kilómetros de Caracas. Se llega a un desvío antes de la Colonia Tovar, carretera a Carayaca. El taxista mostró en un principio un poco de desconfianza. Era madrileño (España). Al final entablamos una buena charla sobre diversos temas. Cuando llegamos al lugar convenido, me baje del taxi cancele la carrera y le di un a propina extra. Eran las 4:11 a.m. el frío de la zona era fuerte. Camine ½ kilómetro más y me interne en la hondonada.
Espere la hora convenida:4:30 de la mañana,. Una nave salida de la nada se balancea a escasos metros del suelo con una luz tenue que tímidamente enfilaba debajo. Esta nave si es el típico “Platillo volador”, de unos seis a siete metros de longitud y unos tres metros de altura incluyendo su cúpula. Con una asombrosa simetría en toda su estructura, se desplazaba armoniosamente con un balanceo sin emitir ningún sonido. Las sombras de la noche se tronaban cómplices del ingenio volador. Se detuvo a unos 40 metros de donde me encontraba, y descendió un trípode sustentador. Debajo apareció una escalerilla, y de él algún navegante. Hizo señas para que me acercar. Mire mi reloj, eran las 4:27de la madrugada del día 24 de diciembre de 1974. Mientras me saludaba con Ciryl-quien fue el que bajo de la nave me informo que íbamos rumbo a una base en Los Andes donde se nos daría la información prometida en uno de los contactos telepáticos meses antes. Khrunula y otro nuevo que no conocía, y no he podido recordar su nombre, estaban a bordo. Mientras la nave se dirigía a su destino, en Bogotá, nacía a la misma hora sin yo saberlo, mi primer hijo con Gloria.

Así lo pude comprobar después, por una llamada telefónica que le haría a Gloria a Bogotá desde Caracas el día 19 de Enero de 1975.Orhion Yamaruch (si lo bautizamos), nació a las 4:33 a.m. del día 24 de diciembre de 1974. Después, meses después, nos acordaríamos como ORHION nos dijo que nacería entre el 23 y el 25 de diciembre. ¿Cómo y por qué medios pudieron saberlos con tal precisión? Estábamos llegando a nuestro destino en los Andes. Una ciudad en medio de los altos y milenarios Andes de América del Sur. CREI en verdad encontrar una ciudad, en cambio era un pequeño poblado con una magnifica extensión, como comprobaría en pocas horas. ¡El vuelo duro solamente 20 Minutos! ¡Miles de kilómetros en ese tiempo! ¡Era Increíble! y como siempre, a bordo no sentí un solo movimiento o malestar.
Esa vez me extraño, no me habían “atomizado” como las dos veces anteriores. Me olvide preguntarle el porqué.

En tanto divaga, Ciryl exclamó “Mira Enrique! Abajo los majestuosos Andes y en la cumbre de uno de ellos, a través de la pantalla se observaba claramente la estructura de las construcciones. Ciryl me informo que los pobladores le llaman el Vórtice de Los Andes. ¿Que pobladores? pregunto yo. “Si enrique, al momento viene exactamente 318 personas, que durante muchos años- hasta familias enteras – han sido contactados y traídos voluntariamente. Aquí viven, trabaja, estudia y aprende. Se le enseña sobre los grandes acontecimientos que vivirá la raza humana, las enseñanzas de la Ley para que ella prevalezca.
Muchos de ellos estarán capacitados para ayudar llegado el momento. Nadie se entera de quienes los instruyeron y donde, además nadie les creería, más bien seria peligros para ellos”. Este lugar, a unos 3,200mts sobre el nivel del mar, está ubicado entre dos grandes montañas que protegen de forma natural de la ventisca y heladas de esos parajes, y es conocido también como Alto Perú.

A mí me pareció posteriormente por varios datos recogidos, que ese lugar está más cercano del territorio de Bolivia que del Perú. El aterrizaje produjo cuando todavía no había amanecido. Era impresiónate ver como la nave voló por un solo memento entre lo mas empinados risco, para depositarse suavemente en una plataforma, que a sus vez, se deslizaba hacia la montaña dentro.-quizás sobre algo hidráulico-Con su singular carga penetraba en un túnel horizontal. Fuimos caminando hasta una oficina donde me pidieron que me despojara del suéter y la camisa. Lo que más llamo mi atención era la temperatura, imagine unos 16 grados, acostumbrado a vivieren Bogotá por tantos años. Lo confirmaría posteriormente. Al día siguiente. Quienes ahora se alistaban a hacerme un rápido examen, no eran extraterrestres, eran personas comunes y corrientes, con la salvedad de que había unos aparatos para mi desconocido. Por lo demás, el primer examen de rutina: corazón, pulso, pulmones, reflejos, visión, oído, etc. Me preguntaron la ciudad de procedencia y consultaron con una lista. Escribieron algo y me preguntaron si había traído grabadora o cámara fotográfica, dije que no. Me pidieron quietarme el reloj momentáneamente. Me colocaron un cinto color amarillo en la muñeca izquierda, y el reloj pasado ahora a mi derecha. Al concluir el examen, otro terrícola me llevo para el sitio que sería mi habitación durante mi permanencia en ese lugar. Cuando Salí, alguien vino rápido detrás de nosotros. Me pidieron devolver le cintillo amarillo, y en cambio me colocaron uno verde. Al parecer hubo una equivocación, explicándome que ese cintillo tenía que ver con el tipo de alimentación que debía comer. Finalmente fui llevado a mi momentáneo dormitorio, saliendo del cómodo y bien aireado subterráneo por donde entramos.

Allí, en mi dormitorio, me recosté en una sencilla pero cómoda cama. Creí, vería una ciudad del futuro, pero las construcciones que observe, era de madera: tipo de cabaña canadiense con troncos y madera muy bien cortada y pulida pero rustica. El piso por donde camine para llegar a mi dormitorio era de madera pulida. La tremenda cabaña rectangular por uno de sus pasillo, tenía dispuestos los dormitorios tipo hotel, o sea, a la derecha varios dormitorios individuales, y a la izquierda la misma disposición. Obviaré a dar otros destalles que me desviaría de lo más importante. Hasta este momento pensé era el único llevado al Vórtice. Cuando llego la hora del desayuno, me llamaron, pero no había podido dormir. Tenía una inquietud, sobre el porqué me llevaron tan lejos, y que “misión” me irían a asignar. Eran las 6:45 a.m. ya tenía más de dos horas allí, el hombre que fue por mí, era seguramente de descendencia incaica. Le seguí y me llevo al comedor. ¡Que sorpresa!! Allí esperaban otros 6 que habían llegado antes que yo. Otros se unirían al grupo en cuestión de una hora. Esos “contactos” venían de 19 países i diferentes, 11 éramos latinos. Una sola mujer entre 24. La presentación se hizo, señalando solamente el país del cual procedíamos. Los nombres era mejor ignorarlos. Ahora sabia el porqué de los cintillos de color, los otros también los tenían, estos variaban de color y algunos se repetían.

La razón era la siguiente: debíamos ingerir solo alimentos de las fruteras y recipientes con una banda del mismo color del que cada uno portaba. El instructor 1 (eran 4), nos informó que de acuerdo a la zona geográfica de cada uno, nos habían preparado los alimentos. La ionización en los mismos era diferente dijo- de una ciudad al nivel del mar, a otra a 2.000 mts sobre el nivel del mar. De esta manera se evitaba la posibilidad de que alguno enfermara por desbalance iónico en los alimentos. Otro de los problemas difíciles de manejar fue la altura. Yo era uno de los cuatro de mayor edad, pues los demás eran más jóvenes; a diferencia de algunos, les dieron oxigeno cuando llegaron, hasta que se normalizaron. Particularmente yo
sentí un poco de presión de la altura, llamada “soroche”. Nos sirvieron leche tibia- me pareció que era de cabra- pan de miel y pasas y unos panecillos caseros que emanaban un riquísimo olor a recién horneado.
El instructor nos llamó la atención desde la cabecera de una de las dos mesas, yo estaba sentado en el lado lateral. Explico las razones de porque estábamos allí. A cada uno de los presentes le darían una información reservada. Los informes debían utilizarse con un prudente manejo, y cuidar muy bien a quien se le hablaba al respecto o se le daba la información escrita. Serias advertencias serian confirmadas mas tarde. El instructor nos informo, que graves acontecimientos estaban sucediendo en varios campos, que llevarían al planeta con sus pobladores a vivir acontecimientos funestos de varios órdenes. Nuestra presencia en aquel lugar obedecía a la necesidad de transmitir al público, a través de diferentes medios, los sucesos que se irían desencadenando hasta culminar en varios eventos de diverso orden.

Por razones personales no haré una secuencia de las calamidades reseñadas por los Instructores. Ellos habían obtenido a través de muchos años, la información de cómo se desencadenarían tales sucesos. Tenían una visión muy clara al respecto, las otras personas sentadas allí, también lo sabían. Los extraterrestres a través de una adecuada información científica y documentada, habían trasmitido esta asombrosa información.

A nosotros no nos pusieron al corriente total de todo. Algunos informes tenían que ser obviados. Solo en caso de emergencia serian entregados, ahora, por contacto personal. El instructor dejaba ver entre líneas, que la determinación final la tomaban los Pleyadinos. También nos aclaró, que la información que por el momento no obtendríamos, era para preservarnos de algún peligro.
El dialogo se desarrolló por “inducción telepática” del instructor. Nos dijo que era una técnica obtenida en muchos años de aprendizaje, ya que de ellos (los instructores) solo uno tenía dotes naturales que habían pulido los extraterrestres. De esta manera culmino la presentación de todos. Después caminamos recreando la vista, en el maravilloso lugar enclavado en Los Andes. Escuchamos el ruido del viento, que en cierto lugar silbaba de manera impresionante, sintiendo un ario que calaba las entrañas. Observamos un gran aparato que sobresalía de un farallón, con latas y cristales. Nos dicen que así captan la energía (¿solar?) para toda la comunidad. Sin embargo, existe otra fuente diferente de energía, para aparatos diversos en toda la población y la iluminación.

Una de las fuentes de energía servía para mantener a manera de cúpula o “campana magnética”, el camuflaje de la base, y también la temperatura primaveral de la zona. Lo sabía, yo lo estaba viendo. Era el uso inteligente de la tecnología en beneficio de todos. Vimos sembrados de legumbres, fresa y otras especies de verduras, y frutas. Anteriormente había observado frutas propias de climas templados y tropicales en la mesa del desayuno. Me pregunté a mi mismo ¿Cómo y quién les proveía de piñas, cocos y naranjas? Todo era bajo un orden común. Los pobladores trabajaban estudiaban, investigaban y aprendían. Conocían la historia mejor de lo que se enseña en colegios y universidades. Pensé ¿Como me acoplaría si me mudara a vivir allí con ellos?
Llegó la hora de descanso. Por momentos durmiendo, o solo apoltronados en las cómodas mecedoras del corredor de la gran cabaña. El olor de las hermosas crisantemas, violetas y no me olvides, daban un gran ambiente de paz y tranquilidad, como si el mundo se hubiera detenido allí, Alejados de todo ruido y prisas diarias, entrábamos sin darnos cuenta en un mundo imaginario, propio solo del “Shangri-la” de la novela. El almuerzo fue una delicia, compuesto de una gran variedad de legumbres y verduras, con un remate de frutas, El instructor nos pidió observáramos bien los cubiertos ¡Eran de Madera! Explicó que cada uno tomara de las viandas marcadas con el color del cintillo fijado a nuestra muñeca izquierda. “Como podemos observar-dijo- el tomate y el pepino están con la piel completa, al servirse, córtenlo con el cuchillo de madera. Igual para todo alimento que vayan a consumir. Esto se debe, que al cortarlos en forma tradicional, con un cuchillo de metal, al hacer contacto con estos, se produce un cambio a nivel químico, ocasionando con el medio, una pérdida de su fuerza vitamínica. Con el de madera conserva todo su estado natural sin cambiar. ¡Maravilloso! decían algunos.

Se nos advirtió que al día siguiente en horas de la mañana, presenciaríamos un evento especial. Un ser muy importante iba a dirigirnos la palabra. No debíamos interrumpirlo aplaudir ni hacer preguntas. Solo debíamos escucharlo, toda la población de la base iba a esta presente. No identificó al personaje. Nos hizo la advertencia por segunda vez. Todo quedó aclarado. Nos retiramos a intercambiar impresiones de los más variados matices. El Mexicano, médico de profesión, era muy alegre, diría que hasta chistoso, con los otros nos comunicábamos con señas y medio ingles. Nos producía risa la situación. Ente los latinos, solo con los dos brasileños tuvimos un poco de tropiezos idiomáticos. En la tarde, ya descansado, me fueron a buscar a mi habitación. Era el mismo indígena que vi al llegar. Me llevo a una salita agradable, sencilla y cómoda. Ciryl apareció sonriente. Los saludos de dos viejos amigos
no se hizo esperar. Ciryl no tenia traje de astronauta. Vestían pantalón de algodón y camisilla de cuello abierto cubierto por un ligero suéter de lana.
-Ven Enrique, acércate y siéntate aquí, me dijo, señalando una silla.
Eran las cinco de la tarde.
- Toma un papel y escribe lo que te voy a dictar.
En una mesa de la salita había papel, bolígrafos y lápices. Llegaron 6 más de los contactos.
-Solo depende de ustedes, hacer de conocimiento público lo que van a recibir. Si no ocurre así, nunca jamás le podríamos reprochar nada.

Las instrucciones fueron las mismas. Todos- ahora siete- tomamos papel y lápiz, y nos aprestamos a escuchar el dictado. El presente Mensaje fue dictado por el científico y enlace en la tierra Krisnamerck, de la Gran Hermandad Cósmica Solar, perteneciente a LAS PLEYADES, el día 24 de diciembre de 1974, a las 5:00 p.m.


MENSAJE AL MUNDO-PLAN “A” – EN SUS TRES FASES
“ A todos los habitantes del Planeta llamado Tierra, a todos mis amados hermanos sea cual fuere su procedencia, creencia, color, o condición social, a todos aquellos que aun no pueden escuchar o comprender la voz de la VERDAD ETERNA, os anunciamos un mundo mejor, en donde primará para todos sus habitantes una mente nueva, que culminara en el verdadero amor espiritual, en donde se vivirá en la Verdad o Ciencia del Espíritu Luz-Ley para los hijos del planeta, en donde todos los opositores del gran Plan Cósmico serán vencidos y la Suprema Ley o Armonía absoluta, será el pan cotidiano del hombre.

Amadísimos Hermanos: Tendrán ustedes mente clara y una gran decisión en este conocimiento que os otorga. Sabrán tomar resoluciones acertadas y de gran sabiduría, ante las fuerzas opositoras que ya se han desencadenado en contra de este PLAN. El solo haberlos traído aquí, ya implicó un gran movimiento contrario para establecer fuerzas negativas que querrán llevarnos al fracaso, para desechar y desoír las verdaderas enseñanzas elevadas, que da origen a la mas altas y sagrada elevación: que es la del Espíritu.

Si trabajan con amor, los opositores están condenados al fracaso. Si siguen las buenas reglas de conducta que han aprendido serán protegidas. Si permanecen en la verdad, entonces es de vosotros el premio y la recompensa de vivir en un mucho mejor.
Todos los sagrados principios que se la han entregado al hombre desde la pre-existencia, deberán permanecer en él y ustedes y los hombres de buena voluntad y clara conciencia, lucharan por ello con las armas de la verdad y la justicia. Siendo ya sabedores de estar amparados y protegidos por las Fuerzas Universales del Amor, que solo manejan los Grandes Logos Solares y Miembros de las Jerarquías Planetarias.
Sed pues, vosotros, sembradores de la buena semilla.

Preparad a vuestros hermanos, dando con paciencia y sabiduría las informaciones: Preparadlos por grupo o individualmente según vuestro acertado parecer. Diseminad la semilla, buscad buenos campos, pero si no fuere así, entonces id al campo y habladle al hombre de la tierra y al obrero. Buscad diligentemente a los que saben escuchar e iréis a donde os llamen. No, mirareis sus ropas o moradas, solo medirán sus deseos de saber y entregareis la información sin añadir o quitar nada a cómo serán entregada, con un buen criterio de enseñanza. Que os cobije a todos el firme deseo de propagar la verdad y para a su efecto, ceñid los lomos y dad solo lo que se os ha dado, y si días más, que se en el franco deseo de expresar en su más variada gama, solamente la verdad.

FASE UNA: En 1958 la Fuerza Aérea Norteamericana admitió que los bombarderos del Mando Aéreo Estratégico habían sido lanzados en más de una ocasión en contra de Rusia cuando el radar de defensa había seguido objetos misterios, que nunca han sido identificado, y que aparentemente volaban en formación. Se comprobó posteriormente, que aquello eran errores, pero el peligro es mayor aun en la actualidad. Advertencia difundida por la Fuerza Aérea Norteamérica, que pone de manifiesto, el que la Guerra Nuclear pueda empezar por error o accidente, al confundir nuestras naves con cohetes dirigidos por alguna potencia militar en contra de los Estado Unidos. Así pues, se sabe a ciencia cierta que nuestras naves al ser detectadas por la red de radares y por el grado de tensión que viven las naciones en la creencia de ser atacados por quiénes consideran sus enemigos, pueden desencadenar una guerra en pocos minutos. Sobre este punto ya se han tomado medidas, no solo por parte nuestra, sino por los mismos Gobiernos que adentran investigaciones sobre la procedencia de nuestras Flotillas de Espacio-Naves.

Esa fase no es difícil de explicar, y menos de entender. Lo importante de ella reside en el hecho de que nuestras Naves están llevando a cabo sistemáticamente, prudentes apariciones en los espacio aéreos de todas las naciones, especialmente aquellas que por su llamado adelanto tecnológico, científico y también militar, es menester que nos observen. Nosotros lo hemos hecho por mucho tiempo, para recalcar una clara idea de lo que nos proponemos, para vuestro mundo y sus moradores. La irresponsabilidad de dos gobiernos terrestres han hecho patética al ordenar a los pilotos de sus fuerzas aéreas, atacar nuestra Espacio-Naves y parasitas, tan pronto como sean detectados por sus radares, Estos entraña un grave peligro para los tripulantes de vuestros navíos aéreos, pues su imprudencia al acercase a nuestro Campo-Gravitacional, sufre efectos en los motores y aparatos demando descontrolándolos totalmente. Así algunos han perdido sus vidas por su acentuada estupidez e imprudencia. No parecen entender que la orden que tenemos de no hacer daño a ningún de sus navíos, es clara, de no ser así, ya deberíamos de haber destruido no menos de un centenar de sus aviones.

Sabemos también que muchos grandes jefes militares y científicos han sido silenciados, so pretexto de poner en peligro la seguridad de sus países y gobiernos al hacer declaraciones al público. Este ha sido otro gravísimo error de esos gobiernos. Si tuviéramos pretensiones de dominio o de colonización de vuestro planeta, se habría efectuado hace 300 años cuando sus moradores no hubieran podido ofrecer ninguna resistencia a nuestras naves y tripulantes. Aun ahora no sería difícil realizarlo. Esta fase es alternativa. Seguiremos haciendo apariciones en todas las latitudes, aterrizajes, contactos cada vez más frecuentes según lo establecido, y ustedes tendrán a su cargo y responsabilidad la divulgación y preparación de las gentes en todo el territorio de sus respectivos países. Esta preparación, divulgando toda la información posible por todos los medios que pudieren disponer, esto es: Programas radiales, televisión, prensa, conferencia, reuniones, charlas individuales y de grupos, folletos, etc. Esta labor es dura y difícil, puesto que solo dispondrán de sus propios recursos y tiempo. Además tendrán en su contra las fuerza de quienes no han tomado en serio este asunto y las oscuras maquinaciones de grandes poderes que se han desatado en vuestro planeta, obstaculizando creando dudas y atacando a sus propagadores (ustedes) y en muchos casos, utilizando a los hombres débiles de espíritus y de mente, poniéndolos en contra de lo ya establecido. 

Este factor será el arma más poderosa con que cuenta el enemigo de los Grandes propósitos de Las Jerarquía Planetarias, para el desarrollo de la paz evolutivo para vuestro planeta. Esto hombres, deberéis de conocerlos bien. Ellos son instrumento inconsciente de esa poderosa organización. Se valen de su frágil mente y espíritu para divulgar falsos rumores y postulados que solo traen desconcierto e incertidumbre a los corazones. ¡Estad pues, Alerta! Conocedlos con vuestro sabio proceder y discernimiento, y no os dejéis llevar por vientos ajenos de doctrina que no sea de elevar vuestras mentes y espíritus, en donde la suprema verdad y Única Fuentes de conocimientos, hace que los hombres obre siempre con Equidad, Rectitud y Justicia, aparados por el Gobierno Universal del Amor, en el cual todos los hombres (hablo de hombre Universal), reciben para su propia evaluación esta vibración absoluta para lograr la paz y la justicia, que impera ya en otros mundos, y que deberá triunfar con vuestra ayuda, en este vuestro planeta.



AYUDA AL PLANETA-FASE DOS: Cuando se llegó a la conclusión-después de muchos años de observación y análisis de vuestro mundo- de que sus moradores deberían tener ayuda para alcanzar en la Escala Evolutiva Cósmica, hubo pues un momento en que por la informaciones recogida, parecía que las conclusiones finales después de haber visto la ferocidad con que los hombre hacían continuamente la guerra, de cómo incendiaban inmisericordemente las ciudades con bombas, destrucciones inauditas, torturas de hombres, mujeres y niños; en la forma indiferente en que los gobiernos y líderes espirituales, veían morir niños de hambre, tanto en tiempos de guerra como de “paz”. La conclusión fue esta cruda y terrible verdad: ¡Los seres de la Tierra son incorregibles! (a excepción de unos pocos) unos bárbaros carniceros desde lo más profundo de sus espíritu. 

Sin embargo- por la labor de unos pocos- la tierra ser veía favorecida recibir ayuda, para combatir eficazmente a los inescrupulosos buscadores de riqueza y poder, que amparados por las fuerzas que os hablé, sacaban buen provecho llevando a simas de caos y violencia a todos los hombres y en muchas oportunidades a su mismos hermanos. No desconocemos la fuerza del enemigo, sabemos en qué casos y con qué armas se ha especializado en luchar. Y para este tiempo: para él, el enemigo, se le está cerrando el círculo, él lo sabe y en su desesperado intento por sobrevivir, llevará al mundo y sus moradores a una gran contienda final conjuntamente con sus abanderados, que serán pueblos y tribus enteras que en sus afán de dominio no será sino una desenfrenada carrera a su propia destrucción

FASE TRES: Esta fase está caracterizada por ayuda directa a muchos hombres para darles instrucción. Esta preparación entraña en muchos casos, la evacuación de esas personas de este planeta, hacia un lugar especial en donde se formara e instruirá con una nueva conciencia, para posteriormente dirigir a sus propios hermanos de la tierra. Estos hombres son los que por sus valores y valor, en trabajar por el bien del mundo, son elegidos para esta gran obra. Estas desapariciones de vuestro planeta, ya empezaron. Con vuestra ayuda, en este despertar, seguramente muchos hombres vislumbraran este mundo futuro y podrán ser factores importantísimos en esta contienda en que estas dos fuerzas están trenzadas en una continua lucha por prevalecer. A todas las personas que hayan sido concientizadas en estas fases anteriores, se les dará instrucción telepática frecuentemente. Se buscara pues a estas personas diligentemente. En muchos casos se efectuarán contactos personales, habrá proyecciones dimensionales y recibirán ayuda y fortaleza espiritual. En este proceder está la llave del futuro de vuestro planeta. Vuestro Hermano Krhisnamerck -Científico de la Hermandad Cósmica Solar, pertenecientes a Las Pléyades.



Durante el dictado, pocas veces hubo que pedir que KRHISNAMERCK repitiera lo dicho, pues lo hacía con mucha claridad. Lo más extraordinario fue que el tenia en sus manos un aparatico del tamaño de su mano, pulsaba suavemente el dedo pulgar de su mano izquierda, y seguía dictando. No hay duda, que el pequeño aparato era una especie de codificador o pantalla donde tenía grabada la información. Al terminar, ninguno de nosotros preguntó nada al respecto del aparatito. Nos dieron un descanso. Ya la tarde agonizaba y habíamos intercambiado opiniones. Ciryl llegó a buscarme antes de entrar la noche. Me dijo que estaba autorizado para dar un ligero “paseo” a bordo de una de las naves que allí tenia. Se había seleccionado a varios compañeros que irían junto conmigo. Entramos en el túnel por donde habíamos llegado esa mañana.

Una estupenda nave –Parasita nos esperaba. Subimos uno a uno, éramos solo cinco. Nos saludamos y ubicaron en cómodos asientos alrededor de la cúpula superior; en la misma, había dispuesta una pantalla cóncava donde se proyectaba todo lo que el aparato enfocaba por debajo de la nave. Ciryl nos dijo que había varios “ojos móviles” que componían el visor. El despegue fue impresionante. La nave se lanzo al aire en un movimiento al principio lento, para desprenderse en un tremendo aventón que nos puso los pelos de punta. Sin embargo, no sentimos movimiento o malestar. En pocos minutos estábamos observando los riscos de las más altas montañas, bosques y pequeños poblados que dejaban ver sus pequeñas casas. Una vista fabulosa aérea del Lago Titicaca. Por fin veía la forma de pantera o jaguar que tanta tinta ha hecho correr. Nos acercamos a una ciudad. La nave se detuvo.

Cirilo ahora nos informaba que estábamos a una altura de cinco mil metros. Se podía ver claramente la agonía del sol en el horizonte, a mi me dio la impresión de que se ocultaba con mucha rapidez., después de la “parada”, en que cambiaron inclusive de posición para ver desde otro ángulo el panorama. Nos movimos de nuevo. La nave iba a una velocidad moderada. La oscuridad marcaba el inicio de la noche
Vimos claramente una gran ciudad enclavada debajo de la nave, que en este momento, viraba para que observáramos desde varias posiciones. Era Lima la capital de Perú. Todos quedamos boquiabiertos, al ver que la nave bajo de altura y se balanceaba como una hoja dominada por el viento. La nave se detuvo depuse de “peinar” por dos veces una zona de Lima. Era seguramente un barrio de clase media, por las casas y edificaciones. La nave tenía encendidas unas luces multicolores, cuyo reflejo llega a la cúpula. Ahora, el desplazamiento fue moderado y fugaz. Lo hacía para llamar la atención de la gente, tal y como sucedió Vimos personas en la calle señalando hacia arriba, salían de sus casas y hubo – según pudimos apreciar conmoción entre la gente. Observamos claramente hombres, mujeres y niños. Un carro-patrulla de la policía se hizo presente. Los uniformados salieron del carro observándonos con detenimiento. Era impresionante saber que esa movilización se logro por la presencia de la nave en que estábamos nosotros. Entre todos hacíamos los más variados comentarios. Uno, muy simpático por cierto, fue el que pronunció uno de nosotros….!si pudiera lanzarme en paracaídas!

Esto duró aproximadamente unos cuatro minutos, por lo tanto, -pensé- que tal acontecimiento no podía pasar desapercibido por los periodistas. Además, era navidad (día 24) y un hecho semejante necesariamente tenía que ser registrado por medios de comunicación. ¿O quizá sería una locura publicar este suceso?
El regreso a la base sucedió igual, por el túnel horizontal. Los otros compañeros habían sido llevados a otro “paseo” diferente al nuestro, según nos informaron. Al pasar al comedor, vi llegar otros “compañeros contacto” y ubicarse en la mesa. Supimos posteriormente, que algunos tenían otro tipo de información que no era para dar a conocer al público. Estos actuarían de manera diferente, penetrando a nivel ejecutivo en algunos lugares y muy discretamente pasar la información, insinuando la posibilidad de que estuviéramos penetrados por dos sociedades extraterrestres. Una para corromper, manipular y dominar, y otra, con intenciones de ayuda, pero actuando con mucho tacto para no poner en peligro el verdadero “Plan” que hay detrás de los Pleyadinos, Hoy día, después de este tiempo, no creo que haya una sola persona que conozca cómo trabajan y actúan en su totalidad, los Hermanos Mayores.

La cena se realizo sin mayor novedad. Todos muy amistosos entre sí. Podía ver como algunos movían la cabeza en señal de… ¡increíble maravilloso! Al finalizar, el Instructor nos dirigió la palabra, recordando las advertencias que nos hizo en la mañana sobre el personaje que nos hablaría al día siguiente en horas de la mañana. Repitió sobre el no interrumpir, no aplaudir y no hacer preguntas. Así nos despedimos todos. Eran las 7:45 de la noche. Del día 24 de diciembre de 1974.


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“EL MAESTRO SABIDURÍA”

Mañana del 25 de Diciembre de 1974 Eran las 7:00 de la mañana cuando tocaron suavemente la puerta de mi cuarto. A todos nos avisaban estar listos para pasar al comedor a desayunar. Patatas al vapor con caldo de vegetales deliciosos, pan de tres clases diferentes, tostado, integral y horneado blando, leche tibia, te de pétalos, y de jugos de frutas. Cada cual sirve a su gusto. Dos indígenas parados al lado de cada mesa, sonreían solícitos ofreciendo más. El agua fresca era al clima. Nos ofrecieron una vez descansados, un baño muy particular de un chorro que hacía “piscina” de agua corriendo detrás de la cabaña. Eran aguas termales de temperatura deliciosa. Nos brindaron para bañarnos, unas faldas tipo toalla, como las que se usan en las saunas, algunos lo hicimos y era divertido vernos con esa prenda. De 15 a 20 minutos fueron suficientes. Luego nos duchamos y alistamos. El instructor 4 nos esperaba para darnos las últimas instrucciones, que ya el 1 había hecho. Llegó la hora señalada. Nos llevaron por un pasillo subterráneo. Antes, algunos recordaron que era navidad y nos dimos recíprocamente un saludo durante el desayuno. La única mujer contacto de todos se veía entre feliz y nerviosa. Ciryl, Khrunula y otros dos extraterrestres, hicieron su aparición en la entrada del subterráneo. Los saludos fueron efusivos, y a mí en particular, me dio gran alegría y confianza verlo. Ciryl, después de saludar a todos y desearnos bienestar, se acerco a mí para acompañarme por el pasillo. Momentáneamente puso su mano sobre mi hombre. La luz, que salía del suelo, iluminaba todo el pasillo. El piso era como de bloques de algún material de plástico duro. Todo era muy claro y no producía reflejos molestos. Caminamos unos 80 metros casi en línea recta, y al final, una pequeña y poco pronunciada curva nos indicaba el final, pues se sentía el fresco y se vislumbraba la luz natural del día. Observe la cara de sorpresa en los rostros de quienes iban adelante con el instructor guía. Dos de ellos sacudían sus manos en señal de asombro. Al salir vimos suspendidas cuatro naves, (esos objetos, si identificados) de unos cuatro metros de tamaño, totalmente bruñidas sin aparentes ventanas o puertas. Estaban, quizás, unos 8 o 10 metros del suelo. Pasamos la mano debajo para “sentir algo”, pero nada. Se encontraban a un lado de la salida del túnel. Vimos todo la magnificencia del increíble paisaje andino, con montañas que a lo lejos coronaban con nieve su picacho. Un valle hermosísimo estaba a nuestros ojos. “Guanacos” (mamíferos rumiantes propios de la región) y llamas, adornaban el paisaje del valle, donde dos indígenas sentados en el verde prado, cuidaban un rebaño de unas 20 cabras.

Reinaba una inmensa expectativa entre nosotros. Vimos la llegada de los pobladores, hombre, mujeres niños y jóvenes que tomaban lugar sentándose en la grama verde, contra un gran farallón que a manera de muro desviaba el viento frío que chocaba CONTRA SUS ENTRAÑAS. Todos los pobladores extendían saludos inclinando la cabeza y agitando sus manos hacia nosotros en señal amistosa. Unas mujeres jóvenes tiraban al suelo ramitas, hojas y pétalos de variadas flores alfombrando el contorno de una entrada. El Instructor pidió un saludo general de todos, para los 24 amigos y hermanos, de una manera muy original. Agitando los dos brazos y pronunciando un AAAHH! Muy prologando. Solo atinamos a decir: gracias, gracias. El Instructor se acerco a la entrada de un túnel de roca viva, y batió las palmas de las manos dos veces. Se retiró a un lado e hizo aparición el ser más increíble del que jamás nadie haya hablado. ¡Mi asombro no tuvo límites! Para mis compañeros igual. Aquel era la misma figura de Jesús, El Maestro. Pensé inmediatamente, que por eso nos habían traído Los pleyadinos. Jesús esta aquí en cumplimiento de su profecía. Nos miramos sin articular palabra. Fueron unos segundos de gran suspenso. La figura era igual a la que existe en todas las casas de los cristianos del mundo. La barba, el pelo y su edad. Le calculé 37 años.
Vestía una bata color café claro, ceñida a la cintura con una faja de tela. El tejido daba la impresión de estaba elaborado con cabuya, manga 3cuartos y abierta en el cuello donde podíamos verlos vellos del pecho; sus brazos y manos indicaban poca exposición al sol. Sus pies calzados con sandalias casi enterizas; la bata llegaba bajo las rodilla. Se inclinó a manera de saludo, pasando su brazo derecho al hombro izquierdo y la mano izquierda debajo de la axila derecha, y luego el mismo movimiento a la inversa.

Irradiando una mirada que abarcó a todos los presentes dijo:
Yo no Soy el que vosotros creéis que soy.
Mi nombre es mil hombrees dadme cualquiera de ellos y eso soy.
Yo Soy anciano ante vosotros, pero no por edad sino por conocimiento, y humildemente quiebro mi cabeza ante vosotros.
Mi nombre es edad, pues yo soy las edades y el tiempo.
Yo Soy Sabiduría y mi nombre es sabiduría. Yo manejo el 35 por ciento de la sabiduría universal, y humildemente me inclino ante vosotros (repitió de nuevo el saludo)
Yo Soy el conocimiento y os traigo conocimiento.
Yo Soy la brisa Yo Soy el viento, la nube y la lluvia. La tierna brizna de la mañana, Yo Soy la tierra, el surco y la semilla, el río y Soy el mar.
Yo soy la mano encallecida del buen hombre de la tierra. Soy el árbol, la flor y la montaña, Soy el valle, el amanecer y la noche.
Yo soy Anciano ante vosotros y humildemente quiebro mi cabeza. Desenfundo mi espada par desgajar de su pedestales a los hipócritas y vocinglero. Yo soy El ave y Soy la flor. Soy el pelo blanco del anciano. Y soy la risa de los niños, el arrullo de la madre y el despertar de la conciencia. ¡Yo Soy la conciencia!
¡Mi nombre es la Ley porque Yo Soy la Ley!
Mi nombre es vida porque Yo So vida.
Soy la palabra y Soy la Sabiduría. Mi nombre es Sabiduría.
Yo Soy Anciano ante vosotros pero no por edad sino por conocimiento, y humildemente quiebro mi cabeza ante vosotros.
Yo soy el huracán y el movimiento.
Soy la fuerza el susurro y la voz. ¡Mi voz tiene vida!
Yo Soy la novia que pura llega a desposarse.
Yo soy la paz de los hombres; Mi nombre es paz y paz Yo doy.
Mi nombre…Mi nombre es Amor. Yo Soy el amor que mueve el universo (Aquí yo he recogido sus palabras, pero advierto, que no fue necesariamente así, en este orden, como hablo.)


Se inclinó y tomó una ramita que golpeó suavemente contra la palma de su mano izquierda, y dio unos pasos mirando a todos los presentes. Ni un solo ruido se escuchaba, su silencio era el silencio de las montañas. Pareciera como si el viento se hubiera silenciado y toda la naturaleza rindiera honor a Su Nombre.
Caminó por entre las piernas y pies de quienes estábamos sentado en el suelo. Se acerco a mí y me miro a unos 4 metros de distancia. ¡Que hermosura de rostros! nunca alguien me miro como El lo hizo. La inteligencia y amor que emanaba de su rostro, proyectado paz, era lo más maravilloso e increíble que jamás había sentido en toda mi vida.

Después de esta formidable experiencia me quede con varias preguntas sin respuestas:
- ¿Porque solo una mujer entre los 24?
- ¿Porque no pudimos seguir en contacto todos?
- ¿Porque la información no fue general para todos?
- ¿Donde están hoy los otros 23?
- ¿Que tipo de información les entregada y para qué?
- ¿Que papel juega este extraordinario personaje que conocimos en el vórtice andino?
- ¿Por qué sus palabras tiene tanta similitud con lo dicho por Jesús sin ser Jesús?
- ¿Cual es su relación con los extraterrestres?
- ¿Que es lo que se espera a nivel mundial que culminara en un nuevo patrón conductual?
- ¿Como se lograran los contactos en este cambio de conciencia planetaria?
- ¿Que papel jugamos los contactados en este confuso panorama?
- Yo todavía no lo sé. ¿Lo sabrá alguno de los otros 23?
- ¿Porque no dejaron intercambiar direcciones y nombres?
NO TENGO LAS RESPUESTAS.

Mi regreso de Los Andes me dejo sin aliento. La experiencia con los extraterrestres, los instructores y el personaje de “mil nombres”, me hicieron entrar en un estado casi mítico, del cual me costaría salir. Gracias a mi educación de niño y la libertad que goce, me hicieron caer en cuanta del peligro que corría al interpretar de manera equivocada mí presencia en el vórtice del Alto Perú. Para mí no había duda. El ser de Los Andes era el mismo al que yo llame con justa razón “Maestro Sabiduría”

El contactado Enrique Castillo Rincón