NAVES ESTRELLADAS: Era un gran disco, un «platillo volante» caído sobre su parte posterior,
que todavía emitía calor. Tres días más tarde se tomó la decisión de mover la
nave mayor. Dentro de ella la atmósfera era muy pesada. Era imposible
permanecer mucho más de unos segundos sin sentirse muy enfermo. Tres de las
criaturas fueron arrastradas fuera y atadas con cuerdas y cinta adhesiva. La
última ya estaba muerta. (En algún lugar cerca de Socorro, Nuevo México, junio
de 1947).

¿Pueden estrellarse los OVNIs?: Evidentemente, sí. A
fin de cuentas no dejan de ser maquinas que aun siendo muy superiores tecnológicamente
a las terrestres también sufren fallos, o quizás, errores fatales por parte de
sus tripulantes. Sin duda, el más famoso de los estrellamientos es el de Roswell,
Nuevo México (julio de 1947), pero no debemos obviar que existen
registros de otros muchos; incluso algunos donde la propia nave extraterrestre
se ha volatizado frente a incrédulos testigos. Si hacemos caso a las
declaraciones de Bob Lazar, el físico que trabajó en el S4 del Área
51 analizando la tecnología inversa de esas naves prodigiosas; su
interior albergarían potentes generadores de antimateria utilizando como
combustible el elemento 115, al parecer un material radioactivo
no existente en la Tierra. Mediante esa fuente energética, según
explicó Bob Lazar, se alimentarían
generadores antigravitatorios
capaces de proporcionar aceleraciones impensables para los seres humanos, pero
que en caso de fallo, acarrearían una elevada fricción con la atmósfera y un
calentamiento extremo de la nave.

Cuando a finales de la Segunda Guerra Mundial se inició la
carrera nuclear con la detonación de armamento nuclear sobre Hiroshima
y Nagasaki, los seres humanos abrieron “la Caja de Pandora”
de todos los males inconcebibles para el propio planeta. De ello sabemos ahora
que ya es posible un holocausto nuclear y la destrucción de cualquier signo de
vida sobre la Tierra… motivo más que sobrado de preocupación (intuyo) para esas
civilizaciones extraterrestres que visitan la Tierra desde miles de años atrás.
Hiroshima, Nagasaki, Chernóbil, Fukushima…
deberían encender las luces rojas de alarma para los seres humanos… Si
cualquiera de nosotros lee sobre las consecuencias del accidente de Chernóbil,
independientemente de la cadena de fallos humanos que lo provocaron y la
ineptitud manifiesta de la Unión Soviética para gestionar el
accidente; si escuchamos a los seres humanos perjudicados e involucrados de Rusia,
Ucrania y Bielorrusia, nos daremos rápidamente cuenta
de que todo desastre nuclear puede llevar a enloquecer a quienes lo padecen, ya
que cuando esto sucede, la vida se detiene durante miles de años; justo el
tiempo que tardan los isotopos radioactivos en desaparecer; concretamente, en
el área contaminada de Chernóbil tardara 24.000 años en ser habitable
nuevamente…( Recomiendo leer el libro Voces de Chernóbil, de Svetlana
Alexiévich).
Tal vez, por ese motivo más que justificado, se incrementaron las
observaciones sobre la evolución del armamento terrestre en áreas sensibles.
Según cuentan algunos investigadores del fenómeno OVNI, el
estrellamiento de Roswell se debió quizás a interferencias
producidas por algún tipo de radares muy potentes que se estaban ensayando y quizás
de alguna forma, afectó a los sistemas de navegación de estas naves
extraterrestres. Fue el 16 de julio de 1945 cuando se realizó la Prueba
Trinity* con primera
detonación de una bomba atómica, dentro del Proyecto Manhattan, en Alamogordo, Nuevo
México; hecho que debió atraer la atención de civilizaciones
extraterrestres, conscientes sin duda de la peligrosidad de este armamento. Si
miramos Google Maps nos daremos rápidamente cuenta de que Alamogordo
de encuentra muy cerca de Roswell, así como la Base Holloman AFB de la USAF
y otro tanto de Socorro,
lugar donde se estrelló un OVNI justamente un mes antes que el de Roswell,
según explicó Jack Barnett, cámara del Ejército de EE.UU.
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Hiroshima tras la explosión nuclear. |
*(El 6 y 9 de Agosto de 1945 se lanzaron las bombas atómicas
sobre Hiroshima y Nagasaki, Japón, ocasionando 246.000
muertes y que puso fin a la II Guerra Mundial. FUENTE: Wikipedia)
Repasando estos hechos desde “cierta óptica humana” podría
decirse que es una desgracia para las personas de bien que muchos de los
tripulantes de estos platillos volantes perezcan toda vez que sus naves lleguen
a estrellarse; si tenemos en cuenta que muchos de estos seres de origen
extraterrestre realizan labores de observación y tal vez de prevención (intuyo)
frente a la manifiesta irresponsabilidad de los seres humanos. Quienes han viajado
al espacio exterior, los astronautas, casi siempre se refieren a la Tierra en
la distancia como un lugar pequeño y frágil que todos nosotros deberíamos
proteger, pues a fin de cuentas es nuestra única casa en el espacio.
Posiblemente muchas de estas naves extraterrestres se hayan estrellado como
consecuencia de los ataques producidos por los seres humanos; tal como le ocurrió a un OVNI de forma
cilíndrica cuando sobrevolaba el Cosmódromo de Kapustin Yar
(URSS) y un caza MIG lanzó un misil, derribándolo; dando así
cumplida orden a las directrices del genocida soviético Josef Stalin,
obsesionado en poseer alguna de esas naves y estudiar su tecnología. Podríamos
decir, que si analizamos hechos como este, la cerrazón mental de algunos
dirigentes que administran las naciones del mundo es manifiesta… en este caso, Stalin,
en vez de intentar comprender y asimilar que existen otras civilizaciones
extraterrestres mucho más evolucionadas que la nuestra; sociedades que bien podrían
ayudar a evolucionar a los seres humanos, en vez de ello, eligió el lado negativo y
visceral: atacar y destruir.
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Recreación de OVNI derribado en el Cosmodromo de Kapustin Yar |
A continuación he traído lo relatado por el cámara del Ejército de EE.UU., Jack
Barnett, quien dio testimonio de lo ocurrido en un estrellamiento OVNI
en la región de Socorro, Nuevo México, en el año
1947 y recogido magistralmente en el libro Roswell. Secreto de Estado,
de Javier Sierra.
Del libro Roswell. Secreto de Estado, de Javier Sierra
El cámara que filmó
las autopsias en Fort Worth, Jack Barnett
Confirmado: la
película es de 1947
…No descansé hasta que conseguí que Philip Mantle me
entregara una copia del texto íntegro de la declaración escrita de Jack
Barnett. Y de hecho, mi insistencia a Mantle y a Chris
Cary, de la Merlín Group, durante mi última estancia en San
Marino, consiguió algunos otros documentos de gran importancia para, al
menos, mantener una postura abierta hacia la autenticidad de la película.
(NOTA: A continuación, la declaración
escrita por Jack Barnett, cámara en 1947 del Ejército de EE.UU.)
Operación Yunque. Ahora conocida como el incidente de Roswell
Me uní a las fuerzas armadas en marzo de 1942 y las dejé en 1952. Los diez
años que pasé sirviendo a mi país fueron algunos de los mejores de mi vida.
Mi padre estaba en el negocio del cine, lo que significa que tenía buenos
conocimientos de los trabajos de filmación y fotografía. Por esta razón creo
que pude pasar un examen médico que normalmente no habría superado, ya que de
pequeño tuve la polio.
Tras mi enrolamiento y entrenamiento, estaba listo para hacer valer mi experiencia
y convertirme en uno de los pocos cámaras de las fuerzas armadas. Fui enviado a
muchos lugares, y como era tiempo de guerra, aprendí rápido a filmar bajo
circunstancias difíciles.
No daré más detalles sobre mi trayectoria. Sólo diré que en el otoño de 1944
fui destinado a la Inteligencia, bajo las órdenes del jefe adjunto del personal
aéreo. Me desplacé de continuo, dependiendo del destino. Durante mi tiempo
libre filmé bastante, incluyendo las pruebas (nucleares) en White Sands
(Proyecto Manhattan/Trinity).
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Proyecto Manhattan-Trinity (1 de 4) |
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Proyecto Manhattan-Trinity (2 de 4) |
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Proyecto Manhattan-Trinity (3 de 4) |
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Proyecto Manhattan-Trinity (4 de 4) |
Recuerdo muy claramente la llamada que me envió a White Sands vía Roswell. No hacía mucho que había regresado de San Louis (Missouri) donde había filmado el nuevo avión Ramjet («Pequeño Henry»).
Era el 1 de junio cuando McDonald me ordenó presentarme al
general McMullen para un destino especial. No tenía ninguna
experiencia de haber trabajado con McMullen, pero después de
hablar con él unos minutos sabía que nunca querría tenerlo como enemigo. McMullen
fue directo al grano, sin rodeos. Me ordenó ir al lugar de un accidente justo
al suroeste de Socorro. Era urgente, y mi misión era filmar todo lo que
estuviese a la vista, no abandonar los restos hasta que fueran recogidos y
tendría acceso a todas las áreas del lugar. Si el comandante al mando tuviera algún
problema, debería decirle que telefoneara a McMullen. Unos minutos
después de escuchar sus órdenes, recibí las mismas instrucciones de Tooey,
diciéndome que el accidente correspondía a un avión espía ruso. ¡Dos
generales en un día!, este trabajo era importante.
Despegué de la base de Andrews con otros dieciséis oficiales
y personal, la mayoría médico. Llegamos a Wright Patterson donde recogimos más
hombres y equipo. De allí, volamos a Roswell en un C54.
Cuando aterrizamos, fuimos trasladados por carretera hasta el lugar. Al llegar,
éste ya había sido acordonado. Desde el principio estuvo claro que no era un
avión espía ruso. Era un gran disco, un «platillo volante» caído
sobre su parte posterior, que todavía emitía calor.
El comandante del lugar pasó la acción al equipo médico del SAC
(Comando Aéreo Estratégico) que estaba todavía esperando la llegada de Kenney.
No obstante, no se hizo nada, ya que todo el mundo esperaba órdenes.
Decidí esperar antes de moverme hasta que el calor descendió, ya que había
un riesgo significativo de incendio. Lo que lo hacía todo peor eran los gritos
de los monstruos que estaban tumbados en el vehículo.
Nadie puede decir en nombre de Dios qué eran, pero se pensó seguro que eran
absurdos de circo, criaturas que no tenían nada que hacer aquí.
Cada una sostenía una caja que apretaban con ambos brazos contra el pecho.
Sólo estaban allí sollozando, sosteniendo esas cajas.
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Recreacion artistica de extraterrestre zeta-reticuliano, o rigeliano. |
Tres de las criaturas fueron arrastradas fuera y atadas con cuerdas y cinta
adhesiva. La última ya estaba muerta. El equipo médico
desconfió al principio de acercarse a esos seres, pero como alguno estaba
herido no tuvieron elección. Una vez que las criaturas fueron recogidas, la prioridad
era recuperar los restos que pudieran ser tomados fácilmente, aunque aún había
riesgo de incendio. Los restos parecían venir de la cobertura externa que
rodeaba un disco muy pequeño de la parte inferior de la nave y que se debió
desprender cuando el disco se golpeó.
Los restos fueron llevados a tiendas de campaña para almacenarlos y después
cargarlos en camiones. Tres días más tarde, un equipo completo de Washington
vino y se tomó la decisión de mover la nave mayor.
Dentro de ella la atmósfera era muy pesada. Era imposible permanecer mucho
más de unos segundos sin sentirse muy enfermo. Por tanto, se decidió analizarla de regreso a la base, así que fue
cargada sobre una plataforma móvil y llevada a la base de Wright Patterson, que
es donde me uní con ellos.
Permanecí en Wright Patterson durante más de tres semanas, trabajando
sobre los restos. Entonces me dijeron que fuera a Fort Worth (Dallas)
a filmar una autopsia. Normalmente, no tenía problemas con eso pero se
descubrió que las criaturas podrían resultar peligrosas, así que me ordenaron
que me vistiera con un traje de protección, como los doctores. Era imposible
sujetar la cámara con propiedad, y cargar y enfocar era muy difícil. De hecho,
contra las órdenes, me quité el traje durante la filmación. Las primeras dos
autopsias tuvieron lugar en julio de 1947.
Después de filmar, tenía varios centenares de rollos. Separé aquéllos con
problemas, que requerían una atención especial en el revelado (que haría
después). La primera hornada fue enviada a Washington y yo procesé
el resto unos días más tarde. Una vez que los rollos restantes habían sido
procesados, contacté con Washington para mandarles la colección
de la última hornada. Increíblemente, ellos nunca vinieron a recogerlos ni
arreglaron su transporte. Los llamé muchas veces pero finalmente lo dejé. Las
filmaciones han permanecido conmigo desde entonces.
En mayo de 1949 me llamaron para que filmara una tercera autopsia.
(NOTA: Hasta aquí la declaración del cámara Jack Barnett)
He leído este relato decenas de veces. He repasado punto por punto sus afirmaciones, buscado las referencias de los militares que menciona y estudiado su vinculación al caso Roswell, y confieso que cuanto más lo he leído y más he tratado de encontrar las conexiones con los sucesos del rancho Foster... más lejos creo que están ambos incidentes.
(NOTA: Hasta aquí la declaración del cámara Jack Barnett)
He leído este relato decenas de veces. He repasado punto por punto sus afirmaciones, buscado las referencias de los militares que menciona y estudiado su vinculación al caso Roswell, y confieso que cuanto más lo he leído y más he tratado de encontrar las conexiones con los sucesos del rancho Foster... más lejos creo que están ambos incidentes.
Y no es sólo una cuestión geográfica. Según Jack Barnett, «su»
accidente tuvo lugar a más de trescientos kilómetros de las tierras de «Mac»
Brazel, entre el 31 de mayo y el 1 de junio de 1947.
Sobre eso, además, el cámara se muestra inflexible: ésas son las fechas y
ése el lugar.
Me permitiré especular. Supongamos que la historia de Jack Barnett
sea cierta, y que se recogiera una nave extraterrestre en junio de 1947 cerca
de Socorro. Supongamos también que los numerosos testigos del
caso Roswell digan la verdad, y que otra aeronave extraña cayera
un mes más tarde a pocos kilómetros al norte de la base de las Fuerzas
Aéreas de la ciudad. Y, por último, supongamos que varios equipos
militares condujeran tareas de recuperación de esos restos, clasificando todo
el asunto como secreto. Si esto hubiera sido así, se tuvieron que producir necesariamente
numerosas filtraciones... inevitables, sin duda, al haber tantas personas
involucradas en los hechos: desde los dueños de los terrenos, a testigos
civiles circunstanciales o a soldados bajo juramento de fidelidad a la patria.
……………………………………………………………….
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Salvador Freixedo, investigador y autor del libro La amenaza extraterrestre. |
(A continuación un pequeño extracto del libro La
amenaza extraterrestre, de Salvador Freixedo referente a
diferentes estrellamientos de naves extraterrestres.)
AZTEC,
COMO MIENTEN LAS AUTORIDADES
…Hace ahora treinta y nueve años, un periodista
llamado Frank Scully publicó un libro titulado «Behind the Flying Saucers» (Tras
los platillos volantes).
En él, aparte de otros temas relacionados con los
ovnis, narraba como gran primicia, el estrellamiento de uno de estos misteriosos
aparatos en el estado de Nuevo México, no lejos de la ciudad de Aztec,
el 25 de marzo de 1948. Lo hacía sin sensacionalismos, pero con lujo de
detalles, basado en los testimonios de testigos presenciales. En aquellos
momentos todavía las autoridades no habían desarrollado su gran estrategia para
desacreditar el fenómeno ovni y a los que lo investigasen. Una estrategia que
ha durado cuarenta años y que les ha dado muy buenos resultados, pero que en
estos momentos empieza a desintegrarse estrepitosamente.
…Para que el lector vea hasta qué punto las
altísimas autoridades de este mundo nos han estado mintiendo durante cuarenta
años, y tratándonos como niños, le contaré en detalle qué era lo que ellas
sabían acerca del estrellamiento de Aztec y que tan drásticamente trataban de
ocultar para que los pobres borregos que los eligen con sus votos siguiesen
viviendo en el limbo y creyendo que «sus buenos gobernantes» se preocupaban por
su bienestar.

El día 25 de marzo de 1948, tres diferentes
radares —uno de ellos experimental y extraordinariamente potente— detectaron
sobre los cielos del Suroeste de los Estados Unidos un OVNI. Al ser alcanzado
por sus ondas dio la impresión de perder el control y comenzó a descender
rápidamente. Los radares lo siguieron y pudieron determinar con una cierta
precisión dónde había caído.
Inmediatamente se desencadenó una frenética
actividad radial para comunicarse con las supremas autoridades del Gobierno
y del Ejército. En pocos minutos se localizó al general Marshall
que reunía en sí ambas cualidades por ser a la sazón secretario-ministro de
Estado. Este llamó al presidente (Truman) y a los altos jefes
del Ejército y se pusieron de acuerdo en que Marshall
dirigiese con gran cautela todo lo referente al rescate del platillo y de
sus supervivientes si es que hubiese alguno.
El general de la famosa bienvenida, que ciertamente
era un hombre con una gran capacidad para la organización y el mando, llamó
enseguida a su amigo, el famoso doctor Vannevar Bush, para que
escogiese a la carrera un grupo de científicos en varias ramas que se hiciesen
cargo del examen del platillo caído. Hoy día conocemos los nombres de todos y,
ciertamente, eran personas de gran valía. Sin embargo, hay que decir que la
mayor parte de ellos y, sobre todo, su jefe en esta ocasión, el doctor Vannevar
Bush, adolecían de una cierta miopía espiritual que tan frecuente es en
personas que se han adentrado mucho en el estudio de la materia y de las leyes
físicas. Esto los lleva a no tener inconveniente en poner al servicio de la
violencia y de sus profesionales los militares, todos sus conocimientos
científicos.
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El doctor Vannevar Bush |
En concreto, el doctor Bush había
estado muy envuelto en el desarrollo de la bomba atómica, del radar para usos
militares, de aparatos magnéticos para submarinos, de detonantes de proximidad,
etc. Esto es una traición a la humanidad y una cerrazón de mente indigna de un
hombre culto. Es el afloramiento refinado de los genes de troglodita que todos
llevamos dentro.
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Al mismo tiempo que el doctor Bush
organizaba su equipo, un grupo de helicópteros del IPU (Interplanetary
Phenomenon Unit) estacionado en Camp Hale, en el vecino Estado
de Colorado, volaba en círculos sobre el platillo caído sobre una
pequeña meseta en un lugar bastante despoblado. La misión de los del IPU
era esperar a que llegase el equipo de reconocimiento y rescate, indicarle por
qué carreteras secundarias y caminos tenían que llegar para no despertar
sospechas, e impedir que ningún intruso se acercase. La única familia de
rancheros que vivía a cierta distancia, y que era dueña del terreno en que
había caído el OVNI, fue mantenida incomunicada durante todo el
tiempo que duró el rescate y se les amedrentó para que no hablasen nunca con
nadie de lo que allí sucedía. Las amenazas hechas por aquellos militares
debieron ser de tal naturaleza que cuarenta años después, el viejo H. D.
(que todavía vive) no quiere hablar una palabra sobre ello.
Aparte de esto, por una orden del secretario
de Estado, el lugar en que había caído el OVNI le fue confiscado a su
dueño, y pasó a ser propiedad del Estado que puso una cerca con prohibición
absoluta de que nadie penetrase en el lugar.
Los militares y el MJ-12
habían tomado muy buena nota de todos los problemas que habían tenido con la
prensa y con los curiosos tras el incidente de Roswell, un año
antes, cuando a duras penas y sólo a base de mentir mucho, habían logrado
apagar las noticias que habían comenzado a circular sobre el OVNI
caído. En Aztec no tuvieron ninguno de esos problemas debido a
las muchas medidas de seguridad que se tomaron desde un principio.
A las pocas horas —contrario a Roswell,
en donde transcurrieron días hasta que un ranchero descubrió los restos por
casualidad— ya estaban en el lugar tres grandes camiones con toda clase de
material de rescate y el grupo de científicos, todos perfectamente adoctrinados
y sabiendo muy bien, cada uno de ellas, cuál era su misión.
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Recreación artística de OVNI estrellado. |
Lo primero que hicieron fue comprobar si había
radioactividad en los contornos o en el mismo aparato, que yacía un poco
inclinado, pero íntegro en su estructura. Al convencerse que no emitía ninguna
radiación peligrosa, se atrevieron a acercarse y comenzaron un minucioso
análisis de la cubierta exterior.
Les llamó la atención que el aparato, un disco
muy achatado de unos 30 metros de diámetro, daba la impresión de ser de una
sola pieza sin uniones de ningún tipo. Tenía a su alrededor varias ventanillas
de un material diferente, que si bien también parecía metálico, sin embargo,
era transparente. Los científicos observaron atentamente a través de las
ventanillas. En el salón principal, en el que había varios paneles con botones
y especie de relojes, se distinguían perfectamente los cuerpos de dos seres
muertos, inclinados sobre los paneles y aparentemente chamuscados o tostados
aunque sin humo por ningún lado. Daba la impresión de que la temperatura había
subido repentinamente en pocos segundos y los había abrasado.
Ante la imposibilidad de penetrar por puerta
alguna en la nave y ante la impotencia de los aparatos de soldadura o de
perforación para taladrar en lo más mínimo la cubierta metálica, uno de los
científicos, más pragmático, probó con un mazo de hierro a golpear una de la
ventanillas. Tras haber presentado una fuerte resistencia, la ventanilla fue
cediendo hasta que, por fin, se logró abrir un hueco en ella.
Entre tanto, los otros científicos habían
seguido pensando en cómo lograr acceso al interior y observando minuciosamente
por las otras ventanillas todos los aparatos de mando que había en las
consolas. Uno de ellos observó en una de las paredes un botón que parecía el
control para abrir alguna puerta. Hicieron un palo largo con una rama de los
pinos que rodeaban al aparato, la afilaron y, cuidadosamente, la introdujeron
hasta presionar el botón.
Como por arte de magia una puerta se abrió
deslizándose hacia abajo en la pared de la cabina. Hubo un momento de
sobresalto, pero superada la sorpresa y llenos todos de una viva emoción,
fueron entrando con cautela en el interior del aparato, teniendo cada uno en
mente su tarea de acuerdo con su especialidad.
El doctor Detlev Wulf Bronk, por
ejemplo, fisiólogo y biofísico muy conocido entre los medios científicos, no
sólo en los Estados Unidos sino en todas las Universidades del
mundo, miembro del Consejo Nacional de Investigación, consejero
médico de la Comisión de Energía Atómica, coordinador de Investigación
de la Oficina de Cirujanos de la Fuerza Aérea y director del Instituto
de Neurocirugía, entre otros títulos, se dirigió enseguida a los
cadáveres para examinarlos «in situ». Posteriormente mandó sacarlos del aparato
y ordenó que trajesen el equipo criogénico necesario para conservarlos.
Los doctores Berkner, Heiland
y Hunsakeer, de acuerdo a sus especialidades, se centraron, sobre
todo, en los paneles de mando y en los pequeños cajones que estaban incrustados
en la pared, en donde radicaba todo el secreto de la energía propulsora del
aparato.
Lo primero que les llamó la atención fue cómo en
tan poco espacio y sin un motor aparente por ningún lado aquella gran máquina
podía moverse con tanta maniobrabilidad, Inmediatamente llegaron a la
conclusión de que su sistema de propulsión era debido a algún tipo de
electromagnetismo y no tenía nada que ver con nuestros cohetes.
En las paredes podía verse un tipo de escritura
parecida a la que ya se había encontrado en otros ovnis caídos, y no sólo eso,
sino que otros signos se encendían y apagaban rítmicamente y se podía oír un
«bip bip» que indicaba a las claras que todo aquel complejo instrumental
todavía estaba funcionando.
Alguien logró abrir una pequeña puerta que daba a
una cámara interior; una especie de dormitorio en donde los científicos se
llevaron otra tremenda sorpresa. Tirados por el suelo y echados encima de
una especie de literas que salían de la pared estaban los cadáveres de 12 pequeños
seres, de escasamente 1,20 metros de estatura, con la piel achicharrada igual
que los de los paneles de mando. El doctor Bronk mandó
sacarlos enseguida y colocarlos en el suelo fuera de la nave, donde los
cubrieron de hielo seco, hasta que fueron trasladados a Los Álamos.
El problema con que ahora se encontraban era cómo
transportar aquella mole de 30 metros de diámetro, una vez que todos los
instrumentos probados para dividirla en partes habían fracasado. Las sierras y
taladros de diamante y los aceros más sofisticados con que contaba la ciencia
se quedaban romos a los pocos segundos.
Un científico más tenaz que los demás encontró la
solución. Buscando minuciosamente por la parte interior de la nave descubrió
unas discretas llaves que se repetían a distancias fijas. Abrió una de ellas y
notó que aparecía una especie de ranura que se continuaba hasta el fondo de la
pared de la cabina. Aquello resultó ser el secreto para el desmantelamiento de
la nave. Accionando todas las llaves, el platillo se desmembró en gajos como si
fuese una naranja. Con todo cuidado fue cargado en grandes camiones y
trasladado provisionalmente a la base de Los Álamos, donde fue
ensamblado de nuevo y en donde estuvo por algo más de un año.
El viaje duró una semana, pues evitaron pasar por
lugares poblados, por lo que muchas veces tuvieron que improvisar puentes,
avanzar a campo través, abrir caminos nuevos y cerrar el tráfico por horas en
carreteras muy transitadas.
A la hora de irse, el doctor Bush
tuvo mucho cuidado de borrar todo resto de evidencia de lo que allí había
pasado. Dio orden de limpiar por completo el área, borrando todo resto de
aceite o grasa y no dejando ni un tornillo ni la huella de una rueda. Sin
embargo, no pudo volver a su estado inicial, los pinos y arbustos que habían
sido aplastados por el peso del ovni, y por si acaso, rodeó toda el área con
una fuerte tela metálica con el consabido letrero: «No trespassing.
Federal property», que tanto respeto les infunde a los norteamericanos.
Estos, muy resumidos, fueron los hechos, tomados
del voluminoso libro (625 páginas) de William S. Steinman: «UFO crash at
Aztec» (W. Síevens) tras cuya lectura no queda una sola duda de que
estamos ante un hecho completamente verídico y de una importancia para el
género humano muy superior a las payasadas que los grandes medios de
comunicación nos presentan diariamente y a las mentiras consuetudinarias que
los políticos nos cuentan con cara tan seria.
Lo pasmoso es que, como el lector podrá ver
posteriormente, ha habido más de 30 «Aztecs» conocidos, y otros tantos que los
paranoicos que rigen las naciones nos han logrado escamotear.
…Nicholas Von Poppen fue contratado
por el científico Eric H. Wang, especialista en metalurgia, para
que le hiciese cierto tipo de fotografías muy técnicas de la cubierta del ovni,
en las que Von Poppen era experto. Von Poppen hizo
su trabajo a la perfección y, estando ya allí, recibió la orden de fotografiar
todo lo que había en el platillo, incluidos los tripulantes muertos. En total
hizo más de 200 fotos de las que guardó algunas copias.
Al igual que todos los demás que intervinieron en
la operación, recibió los consabidos avisos de que todo lo que allí viese tenía
que guardarlo en absoluto secreto, cosa que Von Poppen hizo a lo
largo de toda su vida... excepto con su amigo el doctor George C. Tyler.
A éste le contó en secreto todo lo que había visto
dentro del platillo, y por él sabemos otros detalles. Por ejemplo, le dijo que «había
15 maquinitas muy bellamente soldadas al piso que parecían pequeñas computadoras;
que únicamente le habían prohibido fotografiar la parte central del panel donde
había unos cables de cobre a su alrededor. Le dijo también que el que parecía
el jefe de todos tenía mayor estatura, aunque también era más bajo que un ser
humano, y que todos ellos tenían una piel pálida «como si procediesen de un
país con mucho frío y con poco aire».
EBES
MUERTOS Y EBES VIVOS
Por muchos años se discutió arduamente si el
gobierno norteamericano tenía en su poder algún ovni caído. Y todavía suscitaba
más dudas el hecho de que algún cuerpo de extraterrestre muerto pudiese estar
conservado en alguna de las bases de las Fuerzas Aéreas.
Hoy día no sólo sabemos eso con certeza, sino que
tenemos datos concretos de los EBEs vivos que durante un tiempo
han sido prisioneros de militares de los Estados Unidos. Pero vayamos con
orden.
En cuanto a ovnis caídos, hay libros enteros
dedicados al tema, y en concreto el lector podrá ver el titulado «El
Incidente» (Plaza y Janés), escrito por el buen amigo y veterano investigador
de estos temas Charles Berlitz, con la colaboración de William
Moore.
Noticias de platillos volantes estrellados han ido
apareciendo sucesivamente en los periódicos del mundo a lo largo de los años,
pero a los pocos días todo caía en el olvido y no se le daba seguimiento como
sería lógico esperar. La mano de las autoridades trabajaba desde las sombras, y
eso a pesar de la libertad de prensa y demás alardes de objetividad
informativa.
Yo mismo fui testigo de cómo un platillo caído en
el estado de Puebla, México, en el año 1976, y del
que aparecieron fotos borrosas en el diario «La Prensa», fue
escamoteado al conocimiento del público. El ejército rodeó el lugar impidiendo
el paso a todos los que intentamos acercarnos a lo que en la lejanía semejaba
un silo dé metal inclinado y hundido en la tierra. Nuestras indagaciones entre
altos oficiales del ejército y del gobierno fueron completamente inútiles. Allí
no había pasado nada, a pesar de lo que decían los campesinos que habían sido
testigos del suceso.
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Nave nodriza extraterrestre fotografiada en el año 1967 |
Estas súbitas apariciones del ejército en lugares
relacionados con actividad de ovnis han sido frecuentísimas. A finales de 1987
unidades del ejército de los Estados Unidos rodearon un área en
el suroeste de la isla de Puerto Rico donde se habían estado
produciendo durante meses extraños temblores de tierra, uno de los cuales
produjo una considerable grieta. Los habitantes de la región de Lajas
se alarmaron tanto que comenzaron a abandonar sus casas, teniendo el alcalde
que hacer venir a un científico de la Universidad a dictar una conferencia para
tranquilizarlos. Al mismo tiempo se veían en la zona acotada misteriosas luces
y un ir y venir de helicópteros transportando a hombres vestidos de color
naranja, según decían, «de la NASA». Cuando el ejército se
retiró, todos los que nos tomamos el trabajo de ir hasta el apartado lugar
pudimos ver las ya clásicas huellas circulares de otros aterrizajes.
Según leemos en un informe que nos facilitó la investigadora
Mónica Williams: «Hay historias increíbles sobre el traslado
de platillos estrellados. Para guardarlos hubo que llevarlos a veces a grandes
distancias, viajando sólo durante la noche, comprando viejas haciendas,
avanzando a través de bosques, bloqueando carreteras principales, llevando a
veces dos y tres plataformas unidas y con una carga "extraterrestre"
de 30 metros de diámetro. Uno de los platillos era tan enorme y los problemas
logísticos de transporte tan grandes, que tuvo que ser enterrado en el mismo
sitio en que se estrelló y aún permanece allí hoy día.»
La caída de los ovnis de Roswell y Aztec tuvo
mucha importancia, porque desde el principio se tuvo evidencia incuestionable
de que las autoridades militares mentían descaradamente en sus intenciones
acerca de los ovnis. Por otro lado, nos puso en la pista de que alguna cosa
grave había detrás de todo el fenómeno cuando tan celosa y a veces tan
drásticamente se ocultaba algo que en sí no parecía tener tanta importancia y
no había por qué ocultarlo tan desesperadamente.
ESTRELLAMIENTOS
DE OVNIS
En este capítulo le ofreceremos al lector una lista
ordenada, en cuanto cabe, de los estrellamientos conocidos de OVNIs,
con la seguridad de que nos quedamos muy lejos de reseñar todos los que han
ocurrido a lo largo de los años.
Nuestras fuentes son la «Nevada Aerial Research» y
el doctor J, F. Gille, a cuyas listas hemos añadido alguno más, conocido
directamente por nosotros y que no aparecía entre los de ellos. Es posible que
en las fechas haya inexactitudes, al igual que en el número de cadáveres.
Núm. Fecha Lugar Cadáveres
1. 1947(2-7).............Roswell (N. México).................... 6
2. 1947(2-7).............Magdalena (N. México)................4
3. 1947(?-10)...........Paradise Valley (Ariz.)..................2
4. 1947 ?...............Great
Falls (Montana)...................3
5. 1948 ?................Globe (Arizona)............................?
6. 1948
(25-3)..........Aztec. (N. México).......................14
7. 1948(7-7).............Nuevo León (México)..................1
8. 1949(30-1) ..........Roswell (Nuevo México) l vivo
9. 1950(6-12)...........Indio Guerrero (Texas).................?
10. 1952
(?-5)............Spitzbergen (Noruega)..................?
11. ?...........................Alemania
(Mar del Norte).............?
1952(18-6)..........Incidente con el EBE-1
12. 1952(14-8)...........Ely (Nevada).................................16
13. 1952(10-9)...........Alburquerque (N. México)...........3
14. 1953(18-4)...........S. O. de Arizona...........................4
15. 1953(20-5)...........Kingman (Arizona)......................1
16. 1953(19-6)...........Laredo (Texas).............................4
17. 1953(10-7)...........Sudáfrica......................................5
18. 1953(13-10).........Dutton (Montana)........................4
19. 1955(5-5).............Brighton (Inglaterra)....................4
20. 1957(18-7)...........Carlesbad (Nuevo México)..........4
21. 1962(12-6)...........Holloman (Nuevo México)..........2
22. 1964(10-11).........Fort Riley (Kansas)..................... 9
23. 1966(27-10).........N. E. de Arizona...........................1
(El disco logró despegar)
24. 1966-1968...........5 estrellamientos en los estados
de Indiana, Kentuky y Ohio.
29. 1972(28-7)...........Sáhara (Marruecos).....................3
30. 1973(10-7)...........Arizona........................................5
31. 1976(12-5)...........Desierto de Australia...................4
32. ¿1976-1977?........Puebla (México)..........................?
33. 1977.....................Arizona........................................5
34. 1977(5-4).............Ohio.............................................11
35. 1977(17-8)...........Región de Tobasco (N. Mex.)......2
36. 1978(18-1)...........McGuire (N. Jersey)....................1
37. 1978(5-?).............Bolivia
38. ?...........................Nepal
Aunque a primera vista pueda parecer extraño que la
gran mayoría de los estrellamientos sucedan en los Estados Unidos,
es perfectamente explicable.
En primer lugar, los investigadores que han reunido
estos datos son de aquel país y, por tanto, no tienen tan fácil acceso a las
noticias de otros países. Que también ha habido estrellamientos en otras
naciones, no hay duda alguna. Lo que sucede es que en otros continentes y
naciones más atrasadas no hay tantos medios de comunicación y muchos de estos
eventos permanecen desconocidos, bien sea por la escasez de periodistas y
agencias noticiosas, o por la estúpida censura a que tan dados son los
gobernantes microcefálicos que por desgracia tanto abundan en el planeta.
En el estrellamiento de Puebla (México)
a que hice referencia en uno de los capítulos iniciales y que yo pude
contemplar personalmente (aunque de lejos, debido a las restricciones
militares), excepto en un periódico sensacionalista no hubo información ni
reacción alguna por parte de la prensa, considerada «seria». Y cuando indagamos
con las autoridades oficiales acerca del suceso, se nos dijo con todo aplomo
que no había habido absolutamente nada.
![]() |
Recreación de OVNI estrellado |
Aparte de estas razones, hay que considerar que los
alienígenas procedentes de otras regiones del Cosmos, lógicamente
tenderán a entrar más en contacto oficial con aquellas naciones más avanzadas,
sobre todo aquellos que tengan en mente alguna clase de dominio sobre el
planeta entero. Vencidas las dificultades que les podrían presentar las
naciones más poderosas, el resto les resultaría mucho más fácil.
No deja de ser sospechoso que la presencia de
estos seres no humanos entre nosotros, si bien data desde siempre, se haya
activado repentina y violentamente justo en el momento en que el hombre comenzó
sus experiencias atómicas. Y esta sospecha se acrecienta cuando vemos que su
presencia y, consecuentemente, sus estrellamientos, se hacen mucho más notorios
en torno a los lugares donde los humanos comenzaron y continúan haciendo sus
experiencias nucleares, que indudablemente pueden significar una amenaza para
muchos de ellos.
No hay duda alguna de que todo lo que se refiere a cohetería espacial y a energía atómica les interesa grandemente a nuestros visitantes. En los informes filtrados últimamente, los militares confiesan su pasmo cuando vieron a un enorme ovni tragarse a un cohete entero en plena marcha con sus motores encendidos. Y, en otro, reconocen con preocupación que los alienígenas han logrado distorsionar por completo todo el complejo sistema de disparo de algunas de las cabezas nucleares depositadas en silos, cambiando los blancos y hasta dejándolas completamente inactivas.
Otra razón para que la mayor parte de los
estrellamientos conocidos haya sucedido en los Estados Unidos es
que los militares de este país hace tiempo que tienen una guerra declarada
contra estos intrusos o, por lo menos, contra algunos de ellos. Algunos
de los estrellamientos no han sido casuales, sino que sencillamente el OVNI fue
derribado por las armas del Ejército norteamericano.
En la mayoría de los casos, los OVNIs,
con una gran superioridad tecnológica, rehúyen con toda facilidad el
hostigamiento a que son sometidos y hasta derriban a sus perseguidores, tal
como hemos visto en páginas anteriores. Pero en otros, debido a las malas
condiciones en que se encuentra el OVNI por averías sufridas previamente, o por
pura casualidad —tal como sucedió en el caso de un OVNI derribado por un
potente radar que lo rastreaba—, los visitantes del espacio son fácil presa de
nuestros ingenios bélicos.
… Por último, con referencia a estrellamientos de
naves de otros mundos, tenemos que decir que ya en el siglo pasado hay en los
propios Estados Unidos, y reseñados por la incipiente prensa de
aquellos tiempos, relatos de incidentes similares a los que ahora investigamos.
En concreto me refiero al de Dundy County
(Nebraska) en 1884 y al de Aurora en Texas
en el 1897. Aunque hay todavía hoy una seria controversia sobre
su autenticidad no se puede negar que muchos de los datos que han llegado a
nosotros, provenientes de los periódicos en los que fueron reseñados, nos
mueven a creer que fueron auténticos, pues se parecen mucho a los que conocemos
de nuestros días.
A esto tendríamos que añadir que el famoso
«meteorito» que estalló sobre la Tunguska siberiana en 1908,
no fue tal «meteorito». Tras largas investigaciones oficiales llevadas a
cabo por un equipo de científicos de la URSS, llegaron no hace mucho tiempo al
convencimiento de que el hecho se debió a la desintegración a baja altura de un
OVNI, del que pudieron describir la trayectoria, quebrada pero inteligente, que
siguió en sus últimos mil kilómetros antes de explosionar.
Como dato final le diré al lector que tengo en mi
poder un trozo de lo que quedó tras la vivísima implosión de un OVNI
a muy baja altura cuando se disponía a aterrizar. Me lo entregó el contactado
que fue testigo del suceso (en la serranía de Puebla, en México)
y que, como en otras ocasiones, esperaba al OVNI en el mismo sitio
para comunicarse con sus ocupantes.
Cuando me lo contaba se le caían las lágrimas «porque
había perdido a sus amigos» con los que ya le unía un gran afecto.
Yo pude ver en su casa el bloque de material
brillante y cristalino, de varios kilos de peso, en que se convirtió el OVNI
tras la vivísima llamarada que lo desintegró.
He llevado a analizar el pedacito que poseo —que
emite unos fulgores muy bellos de un color azul metálico— y el resultado ha
sido un extraño material muy rico en titanio.
¿Qué hacer ante hechos como éste, en los que uno no
puede dudar de la veracidad del testigo (al que considero un auténtico
contactado por ciertas extrañas cualidades que posee y de las que he sido
testigo) y que por otra parte son tan difíciles de probar?
A continuación,
artículo de Javier Sierra publicado en la revista MAS ALLÁ Nº Extra Septiembre de 1991
EL
PLATILLO ESTRELLADO DE ROSWELL
Por primera vez, un medio de comunicación
español se ha desplazado hasta Roswell (Nuevo México) para obtener, de primera
mano, datos sobre el más polémico y revelador suceso de la historia de la Ufología:
el ovni –y los cadáveres de sus ocupantes- que el 7 de Julio de 1947 las
Fuerzas Aéreas Norteamericanas recuperaron en medio del mas sigiloso de los
secretos. MÁS ALLÁ localizó no solo a los más documentados investigadores de
este suceso, sino también a alguno de los testigos que nos relataron que
ocurrió exactamente al sur de Nuevo México hace cuarenta y cuatro años.
Llegar al área de Roswell no fue una tarea fácil. Más
de diez horas de carretera a través del desierto separaban nuestro punto de
partida en Tucson (Arizona) de esta ciudad de Nuevo México, que -si
los hechos que explicaremos son correctos- albergó en su base de las Fuerzas
Aéreas los restos de una nave de otro mundo, y, lo que es más sorprendente,
los cadáveres de sus cuatro ocupantes.
Rápidamente organicé un equipo de investigación que
formamos Antonio Huneeus, ufólogo chileno afincado en Nueva York
y uno de los máximos expertos mundiales en OVNIs en la URSS; Roberto
Pinotti, pionero de la ufología italiana y alma máter del Centro Ufológico Nazionale (CUN),
y quien esto escribe. La coordinación entre nosotros fue perfecta, hasta el
punto de que a las pocas horas de concertar por teléfono varias entrevistas en
Roswell desde el hotel Hilton de Tucson, embarcábamos en nuestro Ford Probe
camino de un paraje donde hacía cuarenta y cuatro años se estrellaba un
platillo volante, dando pie a la más extraordinaria secuencia de hechos (que
involucró a políticos, militares, agentes de inteligencia y periodistas) jamás
urdida en torno a un caso OVNI. Si de verdad, los restos de un disco alienígena
fueron recuperados durante la primera semana de Julio de 1947, muchas de las
preguntas que hoy nos hacemos ante el enigma OVNI dejarían de tener sentido,
dando pie a otras nuevas, mucho más trascendentales.
W.W."Mac" Brace, el ranchero en cuyas tierras se estrelló el platillo volante
UNA
HISTORIA COMPLEJA
Debemos, pues, remontarnos a las últimas horas del día
2 de Julio de 1947. Alrededor de las 9:50 de la tarde, los señores Wilmot,
dueños de una importante ferretería de Roswell, ven pasar un objeto en forma de
plato hacia el noroeste de la región. Estaban estupefactos. Lo cierto es que
hacía solo ocho días que la prensa mundial hablaba de «platillos volantes» y a
los Wilmot les costaba interpretar satisfactoriamente su fugaz visión. Ni
científicos ni militares habían tenido tiempo de mostrar siquiera el tímido
interés sobre aquellos objetos. Y, por supuesto, tampoco existía –casi sobra
decirlo- ninguna clase de disposición militar que considerase a los OVNIs como
«materia reservada». Al menos hasta que el 8 de Julio de 1947, el Roswell
Daly Record publicó en su primera página este sorprendente titular: «La
Fuerza Aérea captura un platillo volante en un rancho de la región de Roswell».
La noticia en cuestión se hacía eco de un
comunicado oficial procedente de la base militar de Roswell, en el que se
informaba que la Oficina de Inteligencia de este acuartelamiento se había hecho
con los restos de un disco volador (sic) que se había estrellado en el
rancho de la familia Brazel, cercano al pueblo de Corona, la noche del 2
de Julio anterior. Durante las horas que precedieron a la aparición de este
comunicado, en Washington, el teniente general Hoyt Vandenberg -subjefe
de las Fuerzas Aéreas-ordenaba telefónicamente al brigada Roger Ramey que
trasladase a otra base («a un cuartel general superior», según la nota
de prensa) los restos del OVNI siniestrado, y recuperado la tarde anterior por
los oficiales de inteligencia Jesse Marcel y Sheridan Cavitt. Cumpliendo
órdenes, es el propio Marcel el encargado de embarcar los restos, desde el «Hangar
58» (no «18», como se quiso hacer creer durante años), donde habían
permanecido toda la noche anterior, a un avión B-29, que partiría hacia el
emplazamiento militar de Wright Patterson, en Ohio. Sólo una breve escala en
Fort Worth, Texas, interrumpía el plan de vuelo de Marcel.
Y es precisamente en esa escala en Texas donde comienza la desgraciada historia del ocultamiento de información sobre OVNIs por parte de organismos gubernamentales.
Los altos mandos militares de Washington, al
parecer, sólo se percataron de la gravedad del incidente cuando se enteraron de
que junto a los restos del OVNI se habían encontrado cuatro cadáveres de
pequeña estatura, y que pertenecían a una especie cuasi-humana nunca vista
antes. Sin embargo, cuando decidieron desmentir la noticia se había filtrado ya
demasiada información a la prensa: sólo unas horas antes de que Roger
Ramey declarase que lo recuperado en Roswell era, según declaró al lnternational
News Service, un globo de sondeo meteorológico, las propias autoridades de
la base habían invitado a un fotógrafo del Fort Worth Star-Telegram, llamado
J. Bond Johnson, a tomar fotografías de los militares de graduación
involucrados en las tareas de recuperación del ovni, con algunos fragmentos del
mismo, en el despacho del propio brigada Ramey. Las fotos muestran sobre la
alfombra de la habitación un material formado por laminillas grises en forma de
varillas y un montón de pequeñas masas irregulares negras -no más grandes que
un puño-, y de un material ligero, pero extremadamente consistente. Nadie allí
-según entrevistas posteriores con J. Bond Johnson o con el entonces
coronel Thomas Du-Bose, ayudante de Ramey, también presente en aquella
habitación sabía a qué pertenecía aquello. La historia del globo sonda era
ridícula. ¿Cómo era posible que en Roswell, donde se encontraba el 509 Escuadrón
de Bombarderos de las Fuerzas Aéreas, el único en todo el mundo que estaba
equipado para utilizar bombas atómicas, no reconociese un sencillo globo
meteorológico? ¿Por qué Ramey y -lo que es más significativo-el oficial
meteorológico de Fort Worth, Irving Newton, reconocieron al fotógrafo
Bond Johnson que no sabían qué eran aquellos restos que el brigada tenía en su
despacho?
En Enero de, 1991, Thomas DuBose -ahora un general retirado, de ochenta y nueve años de edad-, durante una entrevista concedida al investigador Jaime H. Shandera, reconoció ante todos estos interrogantes razonables que «no sabíamos lo que era. Parecían algo así como desechos». Pese a todo, aclaró que, ante las crecientes noticias sobre el OVNI estrellado que aparecieron en las horas siguientes en la prensa nacional, «aquel asunto se había escapado de nuestras manos y había que parar aquellos titulares. Lo del globo sonda fue usado para tranquilizar a la prensa Cuando esto..., bueno, esto fue un cover-up», concluye.
Desafortunadamente para los propios militares, las
Fuerzas Aéreas habían comenzado a desmentir la historia muy tarde y habían
dejado tras de sí demasiados testigos, que habían visto con comodidad
demasiadas cosas. El granjero que recuperó el OVNI-y que lo mantuvo en su
granja varios días sin comunicarlo a los militares-, su familia, los oficiales
que participaron en la recuperación, los periodistas que bruscamente fueron
silenciados para que no revelasen detalles de la historia, el fotógrafo de Fort
Worth o ciudadanos mayor o menormente involucrados que han ido apareciendo
en estos cuarenta y cuatro años avalan uno de los casos más documentados de la
historia de la ufología. Hasta 300 entrevistas, llevadas a cabo por los
investigadores William Moore, Staton T. Friedman, Jaime Shandera, Kevin
Randle y Don Schmitt han sido realizadas a otras tantas personas
involucradas en este suceso. La evidencia es, pues, muy firme.
![]() |
Jaime Shandera |
ENCONTRAMOS AL TENIENTE WALTER HAUT
El tiempo no pasa en vano, y cuarenta y cuatro años
son -sin duda-muchos años. No es entonces extraño que de todos los militares de
la base militar de Roswell que participaron de una forma u otra en la historia
del OVNI sólo quede vivo uno; el entonces teniente Walter Haut. El, en
Julio de 1947, era el oficial de relaciones públicas de la base y el
responsable de hacer llegar a la prensa local rutinarios comunicados en los que
se, informaba de traslados de personal o -en raras ocasiones- de la llegada a
aquellas instalaciones militares de visitantes de cierta relevancia. Por
lógica, la noticia del platillo siniestrado no podía haberle pasado
desapercibida..., por muchos años que hubiesen transcurrido.
El polémico "memorándum» Majestic-12
alude a una comisión científica creada en Septiembre de 1947 por el presidente
Truman, para investigar sobre los restos del objeto siniestrado en Roswell.
Y así resultó ser. Cuando nuestro equipo logró
hablar con él por teléfono, concertamos rápidamente nuestra primera entrevista
con Haut en su domicilio de la calle West 17th, en el propio Roswell. El
teniente, ahora militar retirado, respondió pacientemente a todas nuestras
preguntas, mostrándose extremadamente realista con su verdadero papel en este
caso.
![]() |
Walter Haut |
-«En la trama del incidente de Roswell todo
lo que hice fue escribir el comunicado de prensa que expuso los hechos. Fue una
cosa bastante insignificante.»
-... Bueno, no es, poco -repliqué.
-«No lo es, pero básicamente yo no vi
ninguna pieza, partes, o algo así.»
-¿Entonces, cómo obtuvo usted la información en
aquel momento?
-«Según lo que puedo recordar de estos
sucesos de hace cuarenta y cuatro años -reflexiona Haut,
removiéndose en su cómodo sillón -, creo que el coronel Blanchard, que
era el mayor oficial de la base, me llamó y me dijo básicamente
lo que publiqué en el comunicado. Me dio mucha información sobre el
incidente y yo sólo las ensamblé y llevé la noticia a la ciudad
para dos periódicos y dos emisoras de radio. Y ésa fue toda mi...»
-¿Contribución? -añadí.
-«... parte en el asunto.»
Más adelante, en otro momento de nuestra
conversación con Haut le preguntamos sobre su impresión acerca de lo que se
estrelló en Roswell. Sin vacilar, contestó:
![]() |
Jesse Marcel |
-«Fue algo del espacio exterior.»
-¿Del espacio exterior? -la certeza de sus palabras
logró desorientarme.
-«Sí. Lo digo sin ninguna aversión
-insiste, mirándome fijamente- Hablé con Jesse Marcel, mientras
vivió, sobre ello. Y él, que era una persona muy inteligente y bien
educada, sin capacidad para inventar historias o exagerar las cosas,
decía que nunca había visto nada como aquello. Su hijo dice lo mismo. Entonces tenía sólo once años, pero
era un chico muy brillante.
Se hizo el mismo su propio radioemisor, es
un excelente jugador de ajedrez..., y hoy es doctor en Montana, creo.
Jesse Jr. tiene la misma impresión que yo, de que lo que vio era algo de
otro mundo... No había nada como aquello, incluso Jesse Jr. llegó a tener
fragmentos del OVNI en sus manos.»
Unos restos que, a juzgar por las escasas
descripciones que poseemos, como la de Bessie Brazel, hija del
propietario del rancho donde se recuperaron buena parte de los fragmentos de la
nave, eran como láminas de aluminio, estando algunas de ellas cubiertas por
algo parecido a escritura, y singulares diseños parecidos a flores. Este
detalle hizo que, muy recientemente, el investigador neoyorquino John Keel expusiese
su propia idea sobre lo que cayó en Roswell. Se trató, a decir de Keel, de los
restos de un arma secreta japonesa llamada globo Fugo, de las que se
lanzaron cerca de 9.000 contra los Estados Unidos durante la II Guerra Mundial.
No obstante, Keel parece no querer contar con el hecho de que cuando se
produjeron los sucesos de Roswell habían pasado ya dos años desde el fin de la
guerra, y las posibilidades de que un globo cargado de armamento se mantuviera
en el aire durante todo ese período de tiempo eran nulas. Además -según replicó
Kevin Randle a Keel, tras publicar su hipótesis-el 509 Grupo de Bombarderos en
Roswell, estaba lo suficientemente documentado sobre los Fugo, como para
hacerlo identificado automáticamente.
Los intentos de explicar convencionalmente los
sucesos de Roswell han sido numerosos. El hecho de que cerca del área del
impacto del OVNI se encuentre el Campo de Pruebas militares de White Sands, y
que en dicho campo se estuviesen probando durante el final de la década de los
40 las famosas armas V-2 alemanas, da pie a especular que lo que se estrelló
cerca de Corona fue una de esas pruebas secretas. Hay que anotar que entre 1947
y 1950, los Estados Unidos lanzaron varios cohetes experimentales con monos vivos
en su interior en el seno de un proyecto llamado Hermes, en White Sands.
Gregory Kennedy -antiguo director del Museo Americano del Aire y del
Espacio, del Instituto Smithsoniano-reconoció que su Gobierno había lanzado
cuatro V-2 tripuladas por simios entre Junio de 1947 y Junio de 1948. Y quizá
una de estas pruebas -argumentan algunos ufólogos-pudo dar lugar al incidente
que nos ocupa. Ahora bien, un detalle fundamental impide que creamos a pies
juntillas en esta hipótesis: si realmente lo caído en el rancho de los Brazel
fue una V-2, White Sands hubiera notificado a la base aérea de Roswell la
pérdida de su arma, y Jesse Marcel se habría limitado a recoger los restos de
un artefacto muy identificado, con lo cual la nota de prensa de la base,
haciendo referencia a un disco volante, jamás hubiera salido a la luz. ¿Para qué
poner al público al corriente de maniobras militares secretas?
¿DOS OVNIs ESTRELLADOS?
Especulaciones al margen, la conversación con Hauty
su esposa resultó ser extremadamente fructífera. Aclaró pequeños detalles de la
historia que contribuyeron a que nuestro equipo centrase mejor todos los
acontecimientos que envolvieron la recuperación del OVNI de Roswell. Sin
embargo, la fortuna -o quizá sea algo más que eso- acabó conduciéndonos a un
nuevo militar retirado. Se trataba en esta ocasión de Clifford E. Stone,
quien desde Mayo de 1985 hasta Marzo de 1989, trabajó en las instalaciones de
la base aérea de Roswell como sargento instructor, y que ahora -con todo el
tiempo del mundo a su disposición, como me confesó- se dedica a rastrear la
pista de los OVNIs.
Este oficial, durante su período de servicio activo
como militar de cierta graduación, utilizó sus credenciales militares pedir
documentación clasificada sobre OVNIs a través de la Ley de Libertad de
Información (FOIA), obteniendo decenas de memorándums de alto interés ufológico
que accedió a mostrarnos en la larga entrevista que sostuvimos con él. Las conclusiones
y los datos que nos aportó pasaban de las evidencias más inquietantes a las
especulaciones más peregrinas. Con todo, su afirmación inicial de que en la
zona de Roswell se estrellaron dos OVNIs aquel mes de Julio de 1947, no pudo
por menos que dejarnos helados. "Lo que la gente de la base aérea de
Roswell no podía saber en aquel momento -escribió Stone en un
informe privado, quince meses antes de nuestra visita- es que la base de
Kirtland tenía también un platillo volante en su poder, recuperado en aquel
mismo período de tiempo. A pesar de ello -concluye-, el secreto
se mantuvo sobre el objeto recuperado por Kirtland».
Sólo siete días después de la reunión con Stone tuve
la oportunidad de entrevistarme con el físico nuclear Stanton Friedman
en su habitación del hotel Hyatt de Los Angeles. Y, paradójicamente, sus
comentarios tendieron a confirmar las especulaciones de Stone. Friedman, uno de
los mayores documentalistas del caso Roswell, sostiene que la tarde del 5
de Julio de ese año, en una zona cercana a Corona llamada Los Llanos de San
Agustín, ¡un segundo OVNI se estrelló, arrojando un saldo de tres humanoides
muertos y uno vivo! La autenticidad de este segundo siniestro, por
contra, es desestimada por investigadores como WilIiam Moore o Jaime Shandera,
por estar basada casi únicamente en el testimonio de Gerald Anderson, un ex policía
de cuarenta y nueve años que, a la edad de cinco y en compañía de su familia,
dijo haberse encontrado cerca de la carretera los restos de una nave interplanetaria
siniestrada. "Los vi -declaró Anderson recientemente tras más de
cuatro décadas de silencio-. Incluso toqué una de las criaturas. Puse mi
mano sobre la nave. Y no estaba solo. Mi padre, mi tío, mi hermano y mi
primo vieron todos lo mismo. Y también mucha gente. Pero ellos no hablan.»
![]() |
Javier Sierra y el fisico Stanton Friedman |
Anderson confesó su experiencia por primera vez después
de ver un programa de televisión de la serie Unsolved Mysteries (que en
España se emitió por TVE2 con el título de Misterios sin resolver), en
el que se daban detalles del accidente de Roswell. Decidió ponerse en contacto
con los investigadores que llevaban el caso y les dio detalles de su encuentro.
Sin embargo, su mala reputación -de fantasioso-hizo que la polémica saltase
tras sus primeras declaraciones públicas el pasado mes de Diciembre. El equipo
de Moore y Shandera me confesó en Los Angeles que "no tenemos ninguna
razón para creer en Anderson, ya que no tiene reputación alguna;
es un cuentista, habla sobre cualquier cosa». Por contra, Friedman replicó
a estas aseveraciones declarando a MAS ALLA que "siento lo que dicen,
porque no tienen bases para afirmarlo. He pasada tres días completos con
Anderson y con John Carpenter en Los Llanos; he invertido mucho tiempo
en conversaciones telefónicas y cartas con Gerald, escuchando las cintas
que Carpenter le grabó.... Y tras esto, me siento muy favorablemente
impresionado por este hombre».
La polémica en este punto de la investigación no ha
hecho sino empezar. Una polémica que, para Clifford Stone, no prueba otra cosa
sino que, efectivamente, en Roswell se estrellaron dos naves
extraterrestres en Julio de 1947, y en fechas casi consecutivas.
Hangar 18 |
ALTO SECRETO EN ROSWELL
«Fue algo del espacio exterior», aseguró a
MAS ALLA el militar retirado Walter Haut, el último de los militares de
Roswell que en 1947 participó-dando a conocer la noticia-en el
asunto del OVNI.
Las sorpresas de Huneeus, Pinotti y mías en la casa
de Stone aún no habían empezado. Tras rebuscar frenéticamente en las múltiples
montañas de papeles que pueblan su estudio y sala de estar, Clifford reunió
sobre la mesa un buen número de cartas, documentos y memorias que amablemente
se dispuso a detallarnos.
-« ¿Quieren ver los documentos todavía
clasificados del proyecto de recuperación de OVNIs que tiene la OSI (Oficina de
Investigaciones Especiales) ?»
-Sí..., si es posible-reaccionó Huneeus. -«Se
trata de la operación Blue Fly, todavía hoy activa, y que empezó
en 1947.»
Nuestros ojos se abrieron al máximo
simultáneamente. Mientras, Stone, deleitándose indudablemente con nuestra
atención, explicó al detalle lo que sabía de Blue Fly y de las dos
subsecciones de este proyecto, denominadas Moondust y UFO. Según un documento fechado
el 26 de Julio de 1973 titulado Guía para el tratamiento de objetos
espaciales que han regresado a la Tierra, «la designación Moondust
es usada en aquellos casos que incluyen el examen de un objeto espacial no
procedente de los Estados Unidos o de origen desconocido».
-«Este documento -nos aclara Stone,
visiblemente excitado con el contenido-fue
desclasificado en virtud de la Ley de Libertad de Información (FOIA) en 1982.
Hoy, ese mismo memorándum está clasificado como secreto. ¿Por qué? ¿Por qué
lo consideran hoy secreto? En Marzo de 1991, el Departamento de Estado
considera al documento clasificado y secreto, y no lo facilita»
-¿Qué cree usted que ha ocurrido?
-«Está claro que no me lo facilitaron,
porque yo estaba pidiendo documentación relacionada con Blue Fly, y Blue
Fly no quieren que salga a la luz. Nosotros encontramos ese proyecto por
accidente, por pura suerte.»
Según los indicios recuperados por Stone, la
operación Blue Fly fue puesta en marcha para facilitar expediciones que
recogieran para la División de Tecnología Extranjera (Fro) objetos -incluyendo,
por supuesto, OVNIs -que tuvieran un especial interés para el desarrollo de la
industria bélica norteamericana. Estamos-conviene recordar al lector-en plena
etapa de "guerra fría», y la recuperación de satélites, aviones, o
cualquier tecnología de los países del bloque comunista permitiría a los
norteamericanos saber qué nivel tecnológico poseía el enemigo. El 4602
Escuadrón del Servicio de la Inteligencia Aérea (AISS) sería el encargado
de estas misiones de recuperación. En cambio, hoy día y según todos los
indicios, la competencia de esas misiones ha pasada al 7602 Grupo de
Inteligencia Aérea. Sorprendente, ¿verdad?
Y ADEMÁS... HOMBRES DE NEGRO
Durante toda una noche, el OVNI los cadáveres
permanecieron resguardados en el «Hangar 58» -no «18» como se había dicho-de la
base aérea de Roswell.
En otro documento desclasificado por la FOIA a
Stone, del Departamento de las Fuerzas Aéreas, fechado el 13 de Noviembre de
1961, se citan también los proyectos Moondust, Bluey Fly y UFO, En
el mismo se asegura que este último proyecto está bajo la responsabilidad de un
escuadrón denominado 1127th». El documento cita literalmente: "El
cuartel general de la USAF ha establecido un programa para la investigación de
informes dignos de confianza de objetos voladores no identificados en los
Estados Unidos. AFR 200-2 (otro documento) describe las responsabilidades de
recogida de 1127th»... Bien. La sorpresa me vino justo unas horas antes de que
abandonase definitivamente los Estados Unidos, durante una extensa conversación
que sostuve con William Moore en Los Angeles. Este, haciendo referencia
a sus investigaciones sobre los impopulares «Hombres de Negro» -que,
como muchos bien informados lectores sabrán, han aparecido a lo largo de toda
la historia de la ufología norteamericana secuestrando pruebas que podrían
haber resultado definitivas para verificar casos importantes de OVNIs-, aseguró
que un grupo denominado «1127th» era el que promovía todas esas misiones
de ocultación documental, y su base de operaciones era Fort Bellaware.
![]() |
OVNI (Mexico, año 1975) |
«En el curso de operaciones de ocultación de
Inteligencia -me aclararía-, el Gobierno ocasionalmente ha necesitado de
servicios muy especiales que podían llevarse a cabo sólo por personas
muy preparadas, muy expertas en entrar en edificios, obtener ilegalmente
documentos o cosas así. Y mucha de esa gente era reclutada en prisiones y
lugares de máxima seguridad, diciéndoles que su Gobierno les necesitaba. Si
trabajaban para él, les pagarían, les sacarían de la prisión, trabajarían una serie
de años para ellos y les retirarían con una pensión y una nueva
identidad... Y el 7602nd -nombre clave del escuadrón “1127th”, según Moore!
Tiene constantemente 40 ó 45 personas de esta clase siempre dispuestas.
Son los “Hombres de Negro”. Y parte de su coartada para la recogida de
información OVNI es la utilización de ese espectáculo loco de los trajes,
sombreros y gafas negras.»
¿EVIDENCIAS? ¿QUE EVIDENCIAS?
John Keel cree que lo que cayó en Roswell fue
en verdad un arma secreta japonesa que denomina balón Fugo. Sin embargo,
Keel no cuenta con que la guerra con Japón terminó dos años antes del incidente
del platillo.
Muy lejos-qué duda cabe-nos está llevando el
incidente de Roswell. Y lo haría aún más si nos dejásemos llevar de los «chismes»
que sobre él circulan aún por esa ciudad de Nuevo México. Uno de los más
sorprendentes nos lo tropezamos en una pequeña tienda de souvenirs dedicada
precisamente al OVNI siniestrado, donde
un hombre que rondaría los sesenta años se acercó a nuestro equipo, e identificándose
como el hermano del que en 1947 era el único empleado de funeraria de la
ciudad, nos confesó que durante aquellos días de Julio, personal de la base
militar de Roswell había encargado a éste ¡cuatro féretros pequeños…! Justo
cuando sacábamos al unísono nuestras grabadoras, nuestro singular contertulio decidió
no ampliar sus comentarios.
Y es que, se quiera aceptar o no, es el tema de los
pequeños cadáveres recuperados junto al OVNI, lo que convierte este incidente
en uno de los más extraordinarios de la historia de la Ufología. A ellos alude
el también polémico memorándum Majestic-12, fechado el 18 de noviembre
de 1952, y dirigido por el almirante Roscoe Hillenkoetter al recién
elegido presidente Dwight Eisenhover. Se trata de un informe preliminar
de ocho páginas, en el que se informa al máximo dirigente norteamericano de la
existencia de un grupo ultrasecreto denominado Maiestic-12 (o MJ-12),
que se creó en Septiembre de 1947, por orden del entonces presidente Harry
Truman, para investigar inicialmente los restos del OVNI recuperado por la
base aérea de Roswell en Julio de ese año, y posteriormente los restos de otros
incidentes similares en el sur de Estados Unidos.
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Harry Truman |
El panel MJ-12 estaba compuesto por seis
científicos y seis militares del más alto nivel, encargados de procesar toda
esta información para beneficio del Gobierno norteamericano, y sus funciones
dependían directamente del presidente de la nación.
El documento desde que fue recibido en Diciembre de
1984 por Jaime Shandera, tras ser remitido por un anónimo informante, ha estado
rodeado de polémica. Y máxime cuando en Julio de 1989, William Moore –como he
apuntado antes, socio de investigaciones de Shandera, y uno de los más
destacados investigadores del asunto Roswell- reconoció en un simposium del Mutual UFO Network (MUFON) en Las
Vegas que alguno de sus colaboradores y él habían estado participando con
miembros de los Servicios de Inteligencia de la Fuerza Aérea (AFOSI) en
la obtención de información interna de la comunidad ufológica y -lo que es
peor-en la diseminación de desinformación. La duda, pues, asaltó a ufólogos y
escépticos desde el primer momento: ¿Eran los documentos MJ-12 parte de esa
desinformación?
Moore estableció sus primeros contactos con el
agente de AFOSI Richard Dotyy con un oficial de rango superior que no
identifica, y al que llama «Falcon», en 1982. A pesar de que durante
mucho tiempo se pensó que Doty y «Falcon» eran la misma persona, Moore lo
desmintió categóricamente en la entrevista que sostuve con él. Además insistió en que AFOSI no tuvo nunca nada que
ver con MJ-12. «Fue "Falcon" quien se puso en contacto
conmigo -recuerda Moore-, vino y me habló. Me dijo que si yo quería
participar en su juego sería contactado más adelante, dándome instrucciones. Yo
necesitaba decirles sí o no. Si decía sí, entonces me facilitarían
más información. Si decía no, nunca más oiría nada de ellos...Fue Doty quien me
contactó sucesivamente. ¿Qué podía perder? Podría, en cambio, aprender algo
con ellos. Y por eso dije si y se preparó una reunión para que conociese
a Doty personalmente. Cuando lo hice, me pareció claro que él era
sólo un intermediario, y que estaba en contacto con el hombre que
originariamente conocí. Así comenzó nuestro trabajo.»
Roswell, la verdad (1 de 2) (PARA VISIONAR EL VÍDEO DAR DOS VECES PLAY)
Roswell, la verdad (2 de 2) (PARA VISIONAR EL VÍDEO DAR DOS VECES PLAY)
Las palabras de Moore invitan a la desconfianza. Un
colaborador de AFOSI que además ha ayudado a diseminar desinformación, no se
sabe nunca de qué parte está cuando habla. No obstante, y por encima de sus
implicaciones gubernamentales (y a pesar de asegurarnos que había cuatro reconocidos
ufólogos norteamericanos más
involucrados en tareas semejantes a la suya), mantiene que el memorándum MJ-12
es genuino. Similar postura es la adoptada por otros investigadores de
Roswell, como Staton Friedman. «La Fundación para la Investigación Ovni
(FUFOR) me becó para que averiguase si los documentos eran genuinos o no
-me confiesa Friedman-. Y he invertido bastante tiempo de investigación
gracias a esta beca, y creo que todas las objeciones que vienen
de escépticos como Phillip Klass carecen de fundamento. Acabo de
publicar un informe de 104 páginas sobre el memorándum MJ12, y en
él listo hasta 35 piezas de información diferentes y no conocidas
por nadie que verifican el documento».
Más adelante añadió: «no quiero decir que haya
probado que los documentos son genuinos. Eso es extremadamente difícil,
porque nada prueba que sean verdad. Además, una agencia gubernamental podría haber
enviado esa desinformación. ¿Comprende? Así, lo que trato de decirles que si
mira las evidencias, ninguno de los argumentos fuertes contra MJ-12 provienen
de una sola buena información».
Y es que las luchas entre los escépticos y los
ufólogos en Estados Unidos sobre el memorándum MJ-12 son encarnizadas. Y es
lógico. Está en juego el propio caso Roswell, pues si se demostrase que el
informe preliminar a Eisenhower es auténtico, se demostraría asimismo que los
militares norteamericanos tienen en su poder al menos los restos de una
nave alienígena. No es-en ningún caso-un asunto a tomar en broma.
Es posible -especulan Stone y Friedman-que en
Roswell en Julio de 1947 se estrellasen dos naves extraterrestres en
lugar de una como habitualmente se admite.
ROSWELL FUE SOLO EL INICIO
A, parecer, a raíz del suceso de
Roswell, las Fuerzas Aéreas Norteamericanas pusieron en marcha una operación
destinada a la recogida de restos semejantes a los de Nuevo
México en todo el mundo. La operación se bautizó con el nombre de Blue Fly (Vuelo
Azul).
Y digo al menos porque no faltan sesudos
investigadores que tratan de demostrar que el interés ocultacionista de las
Fuerzas Aéreas norteamericanas se extiende a más incidentes de este tipo. Leo
Stringfield ha dedicado más de veinte años de investigación a este asunto,
y fruto de ellos son cuatro Status Reports alucinantes, donde se recogen
testimonios y declaraciones juradas de testigos que -aun guardando su
anonimato-aseguran haber accedido a zonas militares restringidas
-principalmente en la base de Wrigth Patterson-, donde se custodian estos
discos. Fruto de estas declaraciones, Stringfield afirma tener noticias de
diecisiete OVNIs estrellados y recuperados por los militares entre 1948 y 1954.
Más osado es Salvador Freixedo, quien en 1989 publicó un inventario de 38 de
estos incidentes. Y no faltan tampoco otros españoles, como Antonio Ribera, que
ha recogido datos sobre este tipo de incidentes en todo el Hemisferio Norte.
Más sorprendente resulta comprobar la continua
aparición de noticias de esta clase en el seno de la comunidad ufológica internacional.
Durante el último gran evento ufológico celebrado en Mayo de 1991 en Tucson
(Arizona), el Primer Congreso Mundial sobre OVNIs, tres conferencias
aportaron datos inéditos sobre incidentes recientes de siniestros de No
Identificados. Larry Fenwick de Canadá se refirió a un OVNI estrellado
cerca de Carp (Ontario) en Noviembre de 1987, siendo su grupo de investigación
-el Canadian UFO Research Network-informado por una carta anónima Su
propia investigación concluyó que, efectivamente, algo inusual cayó en Carp y
atrajo la atención de las autoridades. Por su parte, el comisario de policía retirado
Anthony Dodd, de Gran Bretaña, se refirió a la caída de un OVNI en el
desierto de Kalahari (Sudáfrica) en Mayo de 1989. La base documental de este
caso la forman unos documentos atribuidos a la Fuerza Aérea Sudafricana, que
informaron del hallazgo de un disco plateado dentro de un cráter de 150 metros
de diámetro, poco después de que los radares detectasen la entrada de este OVNI
en ese espacio aéreo.
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Leonard Stringfield. |
Y, por último, el testimonio de Valery Uvarov,
uno de los delegados soviéticos invitados al congreso y director del Comité
para la Investigación de Civilizaciones Extraterrestres de Leningrado. En
el transcurso de su disertación mostró dos fotografías de lo que él creía una
nave extraterrestre siniestrada, y que-finalmente-pudimos obtener en exclusiva
para MAS ALLA. Ni que decir tiene que, ante las tomas que publicamos, los
ufólogos y expertos fotográficos consultados se muestran muy escépticos,
atribuyendo el origen de las mismas más a un artefacto espacial militar que a
una nave extraterrestre. Y máxime, al oír la historia de los labios del propio
Uvarov: «Esta nave fue derribada por un misil el 5 de Marzo de 1983 por
la noche. Una familia la encontró, y cuando estas fotografías llegaron a
la ciudad, investigadores y militares comenzaron a buscar los
restos». «Encontraron dos artefactos dentro de ella
–continúa explicando-. Uno de ellos se movía, desconozco en qué
sentido, sobre el suelo, usando como fuente de energía el viento. Era como un
tanque, como un panzer. El otro parecía ser parte del sistema de
navegación. Además, estaba tripulado por un piloto de cuatro metros de alto,
que fue eyectado automáticamente fuera de la nave antes de su impacto»
Las fotos fueron tomadas cerca de la ciudad de
Bladikavkaz, al norte de Georgia, en las estribaciones de la montaña Stolovaia.
Y, aunque no fueron aportados más datos al respecto, suponemos que en los
próximos meses la comunidad ufológica soviética facilitará más detalles sobre
las investigaciones en curso.
Este es el legado de Roswell. Del detallado -y
mejor documentado-caso de un OVNI estrellado en Nuevo México hace cuarenta y
cuatro años ha nacido toda una serie de casos OVNI. Sospecho que muchos de
ellos no son sino intentos de desviar la atención de los investigadores
respecto de casos más serios. De hecho, recuerdo ahora que mientras Clifford
Stone nos conducía -casi furtivamente- la noche del 5 de Mayo pasado dentro de
las instalaciones militares de Roswell para ver el «Hangar 58»; nos
explicó que en 1987 otro Objeto Volante No Identificado fue recuperado por las
Fuerzas Aéreas destacadas allí. El nuevo crash había tenido lugar en un
bosque situado a casi cien kilómetros de la base, donde -siempre según Stone,
quien además se negó a facilitarnos más detalles sobre el suceso-varias
unidades militares estuvieron persiguiendo a algunos de los ocupantes de la
nave que habrían sobrevivido al impacto.