LOS MANDOS ORDENARON DERRIBAR NAVES EXTRATERRESTRES: Un
día, en 1963, cuando el barco lanzacohetes se hallaba estacionado en el
Atlántico Sur, un OVNI se aproximó al barco y luego se detuvo, flotando a unos
seis kilómetros y medio por encima de él. Se envió un informe de emergencia en
código secreto al Departamento de la Armada, quien ordenó que se realizase un
ataque. Fue lanzado un proyectil superficie/aire, logrando un impacto de pleno
y destruyendo por completo el OVNI.
¿Por qué los seres humanos atacan a naves extraterrestres? Básicamente, porque aquellos que
administran las naciones del mundo ambicionan la tecnología de dichas naves,
soñando quizás, con incrementar su poder sobre el resto de países en este
mosaico caótico y desordenado de la Tierra. Al menos, esa es la conclusión que
se resume al leer el libro Los
desconocidos del Espacio, escrito por Donald Edward Keyhoe, Mayor de la Marina de EE.UU. y cofundador
del NICAP (Comité Nacional de Investigaciones sobre
los Fenómenos Aéreos).
Donald E. Keyhoe, desde su condición
de militar, tuvo oportunidad de recoger muchos testimonios de otros militares
quienes habrían recibido la orden de derribar a cualquier precio alguno de aquellas
naves extraterrestres que desafiaban las leyes de la gravedad y cuya tecnología
se mostraba miles de años por delante de la terrestre. Cabe destacar el
testimonio de muchos pilotos obligados a ejecutar aquella cacería “suicida”, tal
como le ocurrió al capitán Thomas F. Mantell el 7 de Enero de
1948 quien precisamente pereció persiguiendo a un OVNI y como su caza
termino destruido.
Es curiosa la forma de actuar de los
extraterrestres frente a estas situaciones de acoso y derribo realizadas por
los militares de diferentes países, cuando por ejemplo un piloto pone su
reactor a máxima potencia y señala al OVNI con el radar de disparo… entonces los
seres de las estrellas, optan, generalmente por alejarse, huir, en una palabra,
aunque su tecnología sea visiblemente superior; intentando no hacer daño a estos
pilotos que ciegamente cumplen órdenes de una jerarquía militar “corta de
miras”; militares que dibujan el futuro de los seres humanos como una
interminable guerra donde ellos mismos se ven como héroes de hazañas bélicas; ya
que a fin de cuentas, no deja de ser una filosofía que se mueve en la destrucción.
En otras ocasiones, los extraterrestres utilizan
tácticas de disuasión realmente curiosas, por ejemplo, generando invisibles
campos de energía, o bien, envolviéndose en “esferas caloríficas” que
difícilmente los seres humanos pueden soportar, tal como le ocurrió a un piloto
y el radarista de un F-94 Starfire en 1954 en EE.UU.:
…De
repente, un calor como de un horno llenó las carlingas. Jadeando por faltarle
el aire, el piloto hizo saltar el techo de la carlinga. A través de la distorsión
producida por las olas de calor vio cómo el observador de radar saltaba en
paracaídas. Atontado, sin pensarlo más, se eyectó del avión.
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F-94 Starfire |
Ciertamente, la decisión de ocultar a la opinión pública
la presencia extraterrestre en nuestro planeta puede acarrear consecuencias
difícilmente cuantificables, toda vez que los censores tarde o temprano tendrán
que explicar públicamente este hecho así como el motivo de esa persistente ocultación
que vienen ejerciendo desde el año 1947, fecha del famoso estrellamiento de un OVNI
en Roswell,
Nuevo
México. Aparentemente, los censores argumentan que revelar esa “noticia”
significaría el fin de la civilización terrestre, ya que durante la historia de
la humanidad los pueblos menos desarrollados tecnológicamente “han colapsado”
frente a los más avanzados, como por ejemplo las tribus indias durante la
conquista del Oeste norteamericano, incapaces de luchar contra una sociedad
que poseía una tecnología impensable para los siux que vivían integrados en la
naturaleza; teniendo como filosofía el animismo* y un respeto por el medio
natural que ya quisiéramos hoy en día.
*(El animismo (del latín anima, alma) es un concepto que engloba diversas creencias en las que tanto objetos (útiles de uso cotidiano o bien aquellos reservados a ocasiones especiales) como cualquier elemento del mundo natural (montañas, ríos, el cielo, la tierra, determinados lugares característicos, rocas, plantas, animales, árboles, etc.) están dotados de alma o consciencia propia. FUENTE: Wikipedia)
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Caza de guerra persiguiendo a OVNI en Puerto Rico (Mayo de 1988) |
La diferencia con aquellos momentos históricos como la Conquista del Oeste americano es claramente identificable: Desde el año 1947 los censores han tenido tiempo más que suficiente para preparar a la población mundial frente a la realidad extraterrestre y de igual modo, intentar aunar el planeta Tierra como una sola voz, desterrando en lo posible, guerras y desigualdades… no obstante han preferido mantener el planeta azul en una dinámica donde una gran parte de la población se mueve en el sufrimiento y la desesperación.
De este modo, si los poderes mundiales que se
empeñan en ocultar la realidad extraterrestre llegan a esta misma conclusión (que es
inevitable revelar la presencia extraterrestre), podríamos hacerles una
simple pregunta… ¿A que están esperando? Si dan por hecho que en algún momento deberán
comunicar a los habitantes de este planeta que los extraterrestres ya están
aquí… ¿Cuándo piensan hacerlo…? ¿Son estos censores incapaces de estar a la
altura de las circunstancias…? ¿Temen que los ciudadanos lleguen a la
conclusión que ellos, los desinformadores, han retenido la noticia sobre la
presencia extraterrestre en la Tierra porque precisamente no han sabido gestionar correctamente un desafío
de este calibre?
Leyendo el libro Los desconocidos del Espacio, de Donald E. Keyhoe, la ocultación vendría dada por las ansias
del poder militar (en la mayoría de los países), por obtener tecnología inversa
extraterrestre. Una carrera que incluye la persecución y derribo de naves
extraterrestres; aunque en el fondo de la psique de esos mandos militares encontraríamos
fuertes dosis de miedo a lo desconocido, un terror acervado a seres cuyo
desarrollo científico escapa de su comprensión… Seguramente, si se
diera un contacto oficial, esas mismas civilizaciones extraterrestres* representarían a los poderes facticos
mundiales como personas más preocupadas en acaparar riquezas y llenar su ego
del más puro materialismo en vez de preocuparse por el bienestar de los pueblos
que administran. Esa es la verdadera razón de la censura… perpetuar la
desigualdad.
*(Según le explicaron los extraterrestres al
contactado español Pablo R., su civilización conoce 120.000 planetas habitados
y daban por hecho la existencia de otros muchos con distintos grados de
evolución.)
Por todo ello y resumiendo, no es descabellado
pensar, que esas mismas civilizaciones extraterrestres que visitan la Tierra en la
actualidad nos vean como seres primitivos, incapaces de asimilar la
transcendencia que representaría un contacto “oficial” con seres mucho más
evolucionados que nosotros y por mucho que argumenten aquellos que sustentan el
poder de que un contacto con seres más desarrollados significaría el fin de la
humanidad tal y como la conocemos: Verdaderamente… ¿no caminamos ya los seres
humanos hacia nuestra propia autodestrucción?... contaminando el planeta y
creando unas desigualdades sociales entre países que arrastran a la desesperación
a una gran parte de la población, mientras que en las naciones desarrolladas el
consumismo salvaje esclaviza a unos ciudadanos “engañosamente felices”. Eso sin
contar las interminables guerras que sustentan la “vieja economía de la
destrucción-reconstrucción”.
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OVNI junto a cazas de guerra, año 1943 |
He traído algunos ejemplos de esa “cacería” de los
seres humanos por conseguir la tan ansiada tecnología extraterrestre, recogido
en el libro La amenaza extraterrestre, de Salvador Freixedo. Como pude
entenderse, los cazadores humanos no salieron bien parados…
…Al MIG cubano le pasó algo por el
estilo y los radares norteamericanos de Key West pudieron comprobar
directamente todo el incidente. Un gran OVNI esférico avanzaba hacia la
costa cubana a unos 1.000 kms. por hora y a 10.000 mts. de altura. Dos MIGs
salieron a interceptarlo. Le pidieron que se identificase, cosa que no hizo.
Entonces el capitán recibió orden de dispararle.
A los pocos segundos dijo: «Tengo los misiles listos».
Repentinamente se oyó un grito del piloto del otro avión: « ¡Explotó!» «Pero no veo ni humo
ni llamas».
El ovni entonces ascendió en vertical hasta 30.000
mts. y siguió en la dirección que llevaba.
…El caza ruso fue pulverizado en el aire por
otro enorme OVNI de forma esférica que lo hizo primeramente vibrar de una forma
violentísima hasta que estalló en mil pedazos, siendo de ello testigos
no muy lejanos los asombrados marineros de un pesquero japonés que faenaban en
el mar
de Corea.
…Otro caso famoso fue el acaecido el 11 de julio de
1973 al teniente Dieter Hummling y al sargento Konrad Wey mientras
pilotaban sobre Munich otro Phantom F-4F de la Fuerza
Aérea de la Alemania Occidental. El caso, que tuvo más de 40.000
testigos, tiene otras implicaciones psíquicas y parafisicas interesantísimas
que sería demasiado largo narrar y que, por otra parte, tuvieron en su tiempo
una gran difusión en la prensa. Lo que nos interesa hacer constar es que cuando
el teniente Hummling le gritaba a su copiloto que preparase los cañones, el OVNI
(que repentinamente se agigantó en
tamaño, llegando a tener una milla de largo y como cien metros de alto) se les
echó encima, pero en vez de impactarlos los engulló sin hacerles daño
alguno saliendo el Phantom por el otro lado del OVNI y llevando
únicamente como recuerdo de aquel misterioso encuentro una especie de
quemaduras a lo largo de todo el fuselaje. El terror hizo que Wey
se vomitase por toda la cabina mientras Hummling sólo recuerda que le
pareció que «había pasado a través de una nube mientras tenía la impresión de que
salía de este mundo».
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Munich (Alemania) |
…El día 28 de diciembre, de 1988, a las siete y
veinte de la tarde, un OVNI enorme de forma triangular fue
hostigado por dos cazas F-18 muy probablemente procedentes
del portaaviones anclado a muy poca distancia. Daba la impresión de que querían
obligarlo a cambiar de rumbo. El OVNI, perfectamente descrito por
numerosos testigos colocados en lugares bastante distantes entre sí, pareció no
inmutarse, ya que mantuvo su rumbo a no mucha velocidad. Los aviones se le
acercaron uno por cada lado, desde atrás. Entonces el OVNI se detuvo. El avión que le
pasaba en aquel momento por la derecha fue succionado por un costado del OVNI y
no se vio más.
A continuación el OVNI aceleró repentinamente
y le cerró el paso al caza que lo había pasado por la izquierda e hizo con él
lo mismo que había hecho con el otro. En unos segundos los dos aviones habían
desaparecido engullidos por el ovni.
Entonces sucedió algo increíble, pero en lo que
están de acuerdo todos los testigos: el OVNI se dividió por el medio,
convirtiéndose en dos OVNIs con forma de triángulos rectángulos que
salieron disparados en direcciones opuestas, perdiéndose en unos segundos de la
vista de los asombrados espectadores.
1 de 2 Ataque a naves extraterrestres ( del video del Roswell Ruso) (PARA VISIONAR EL VÍDEO DAR DOS VECES PLAY)
2 de 2 Ataque a naves extraterrestres ( del video del Roswell Ruso) (PARA VISIONAR EL VÍDEO DAR DOS VECES PLAY)
………………………………………………………………
Lo recogido a continuación es un pequeño fragmento del
libro Los desconocidos del Espacio,
de Donald E. Keyhoe que viene a confirmar la sinrazón de muchos gobiernos en todo el planeta: Por un lado ocultan y niegan la presencia extraterrestre y a su vez, persiguen y hostigan a estos seres llegados de muy diversos confines planetarios; es decir, la esquizofrenia instalada en quienes mueven los hilos del poder.
Del libro Los
desconocidos del Espacio, de Donald
E. Keyhoe
(Donde puede leerse este libro: https://issuu.com/peter4899/docs/los_desconocidos_del_espacio_-_dona)
(Donde puede leerse este libro: https://issuu.com/peter4899/docs/los_desconocidos_del_espacio_-_dona)
Fuerzas
desconocidas (Capitulo
resumido)
…hasta el extraño incidente del fuerte brasileño,
sucedido el 4 de noviembre de 1957.
Hacia la
dos de la madrugada, dos centinelas de Fuerte
Itaipu vieron una brillante luz por encima de ellos. Al principio
creyeron que se trataba de una estrella que se encendía por alguna causa
desconocida. Luego se dieron cuenta de que era un objeto que descendía a una
tremenda velocidad, directamente hacia el fuerte. A unos trescientos metros por encima de ellos, el OVNI redujo su
velocidad bruscamente. Luego, continuó descendiendo con lentitud, sin producir
el menor sonido.
Por aquel
entonces los aterrorizados centinelas podían ver la forma del objeto a través
del brillo naranja que lo rodeaba. Era circular, tenía al menos treinta metros
de diámetro y era obvio que se hallaba bajo un control muy preciso.
Aún en
silencio, la extraña máquina se detuvo a unos cuarenta y cinco metros por
encima del fuerte. Iluminados por el extraño brillo, los centinelas se quedaron
petrificados. Cada uno de ellos estaba armado con una metralleta, pero ninguno
pensó en disparar contra el OVNI o en hacer sonar la alarma.
Por aquel
entonces podía oírse un zumbido continuo, similar al sonido de un generador,
surgiendo del interior del disco que flotaba sobre sus cabezas. De repente, una
ardiente ola de calor golpeó a los dos soldados. Fue instantánea y al momento
alcanzó su máxima fuerza, sin que se vieran llamas ni rayo alguno.
A los
aterrorizados centinelas les pareció como si estuviesen ardiendo. Uno, no
pudiendo resistir el intenso calor, cayó de rodillas y se desplomó. El otro,
aullando de dolor y miedo, se lanzó bajo un cañón para buscar refugio. Sus
gritos despertaron a las tropas de la guarnición, pero, antes que ninguno de
los soldados pudiera salir al exterior, se apagaron todas las luces. En el
interior del fuerte sólo penetró una moderada cantidad de calor, pero esto,
junto con la total oscuridad, bastó para iniciar un pánico.
Al cabo de
un minuto cesó el calor, y momentos más tarde volvieron a encenderse las luces.
Algunos de los soldados brasileños, corriendo hacia sus puestos de combate
vieron el brillante OVNI
mientras se alejaba hacia el infinito.
Los
centinelas quemados fueron llevados al interior, prestándoseles auxilios
médicos. Entonces, el comandante del fuerte envió un mensaje urgente al Cuartel General del Ejército
brasileño. Poco después la Fuerza
Aérea brasileña iniciaba patrullas especiales. Y el asunto de Fuerte Itaipu era declarado secreto.
Dado que
los Estados Unidos tenían
muchos más conocimientos acerca de los OVNI,
los altos mandos brasileños pidieron a la embajada americana ayuda para la
investigación. Tan pronto como fue posible, oficiales del Ejército y la Fuerza Aérea de los Estados Unidos fueron llevados al
fuerte, acompañados por investigadores de la Aeronáutica brasileña.
Los
centinelas afectados por las quemaduras aún seguían en estado grave, pero
podían hablar por breves períodos. Tras recibir los detalles de la aproximación
del OVNI y del extraño calor,
los investigadores se plantearon la pregunta más importante:
Cuando
llegó un informe secreto sobre este caso a Washington, el Cuartel
General de la Fuerza Aérea había detenido ya la marea de publicidad
acerca de los OVNI, sobre todo
afirmando que los testigos eran incomprensibles... o unos tontos integrales.
En el
primer incidente de White Sands,
el objeto que los policías militares habían visto aterrizar fue explicado como
el planeta Venus. En el segundo caso de White Sands, el OVNI que flotó a 15
metros de altura fue «identificado» como la Luna. Para
desprestigiar el informe dado por un experto en cohetes de la Fuerza Aérea, ésta lo definió públicamente como un «bromista»...
y luego, en privado, le dio una promoción de dos grados después de que hubo
cesado de discutir lo que había visto.
Pero, a
pesar de todas sus negativas, el Directorio
de la Inteligencia de la Fuerza Aérea estaba comprobando seriamente centenares de
observaciones. Cuando se recibió el asombroso informe de Fuerte Itaipu, otros casos previos en los que había
intervenido una fuerza calorífica fueron examinados rápidamente para tratar de
obtener posibles claves del enigma.
El caso más
asombroso era el relativo a la tripulación de un interceptor de la Fuerza Aérea. Justo antes del mediodía de 11 de julio de
1954 un objeto volador desconocido fue seguido sobre el estado de Nueva York por el radar de la base de la Fuerza Aérea de Griffiss. Se hizo despegar un F-94 Starfire y el piloto subió con un ángulo muy
pronunciado hacia su objetivo, guiado por su observador de radar. Cuando la brillante máquina con forma de
disco se hizo visible, comenzó a acercarse a la misma.
De
repente, un calor como de un horno llenó las carlingas. Jadeando por faltarle
el aire, el piloto hizo saltar el techo de la carlinga. A través de la
distorsión producida por las olas de calor vio cómo el observador de radar
saltaba en paracaídas. Atontado, sin pensarlo más, se eyectó del avión.
El aire
frío y el tirón del paracaídas al abrirse lo despertaron. Vio horrorizado cómo
el reactor caía en picado hacia el centro de un pueblo.
El F-94 cayó aullando en Walesville,
Nueva York, atravesó un
edificio y estalló en llamas. En su trayectoria, la chatarra incendiada chocó
contra un coche. Cuatro personas murieron en el siniestro: un hombre, su esposa
y sus dos hijos. Otros cinco residentes de Walesville
resultaron heridos, dos de ellos de gravedad.
Aunque
investigué ese caso en 1954, había algo de lo que no me enteré hasta 1968.
Cuando la Fuerza Aérea estaba volviendo a estudiar el desastre de Walesville, a causa de otro incidente en el que el
calor había producido daños, un oficial del Cuartel General me
dio la siguiente información:
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Parte del caza estrellado en Walesville |
Ese
piloto del F-94 dijo que notó otro efecto además del calor. Algo hizo que su
mente quedase en blanco... ni siquiera podía recordar el que hubiese saltado.
Se acordaba del repentino calor y vio al observador de radar saltando. Pero
todo estaba confuso desde ese momento hasta que su paracaídas se abrió. Esto
hizo que medio saliese de la inconsciencia, pero aún se sentía como atontado.
Los médicos
le dijeron que había sido el intenso calor lo que le ocasionó el desmayo. Y
también que su sensación de atontamiento provenía, probablemente, de ver cómo
el reactor se estrellaba contra Walesville. Pero él no se lo creyó. Estaba seguro de
que había algo más, aparte del calor.
- ¿Y qué me
dice del observador de radar? -le pregunté. -También estaba atontado, pero no
perdió el conocimiento. Claro que salió del aparato antes que el piloto.
-Debió de
ser terrible ver cómo el reactor picaba contra aquella ciudad.
-Lo fue, y
aquellos dos hombres pasaron luego por todo un infierno. El piloto suplicó a la
Fuerza Aérea que le dejase hablar en privado con los
familiares de los muertos y con la gente que resultó herida, para que supiesen
lo que realmente había pasado. Pero no le dejaron. Los dos hombres fueron
literalmente amordazados.
Aún hoy en
día, el informe de la Fuerza
Aérea sobre el accidente de Walesville sigue enterrado, y clasificado como “Secreto”.
Varios
investigadores creen que este caso indica que los alienígenas no son hostiles.
No fue realizado ningún intento para dañar a los pilotos después que saltasen
en paracaídas. Según parece, la fuerza calorífica fue utilizada únicamente para
impedirles que se acercasen a distancia de ataque. Existen varios otros casos que parecen reforzar
esta opinión.
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OVNI y caza de guerra sobre Alemania, año 1979 |
Carlos
Alejo Rodríguez, piloto e
instructor de paracaidismo, informó de otro encuentro, sucedido sobre Uruguay. Estaba volando cerca
de la base aeronaval de Curbelo, cuando un OVNI de los del tipo de unos veinte
metros de diámetro se acercó hacia él. Cuando se detuvo flotando, Rodríguez
decidió que valía la pena correr el riesgo de acercarse más, a mirar. A media
distancia hacia el disco volador se sintió casi sofocado por una oleada de
calor. Mientras se deslizaba apresuradamente sobre un ala para escapar, el OVNI
se alejó y la temperatura volvió a ser normal.
En 1954
un piloto de pruebas francés de la fábrica de aviones Fouga vio una máquina
circular sobre la ciudad de Pau. Mientras subía hacia ella, le golpeó una
oleada de calor. Al borde del desmayo picó hacia un aire más fresco. El OVNI no
hizo ningún intento de seguir su descenso.
Este
extraño encuentro ocurrió cerca de Beallsville, Ohio, en la tarde del 14 de marzo de 1968. La
observación fue verificada por testigos dignos de confianza en diferentes
localidades, pero la acción principal se centró alrededor de un niño de nueve
años de edad llamado Gregory
Wells.
El chico y
sus padres vivían en una casa rodante situada a unos cuarenta y cinco metros de
una casa, propiedad de la abuela del chico. Aquella tarde, Gregory había estado visitando a su abuela. Ya era casi de noche cuando salió de
la casa de ésta, para volver a la suya.
De repente,
su abuela lo oyó gritar. Su madre, que estaba en la casa rodante, también oyó
sus alaridos. Cuando las dos mujeres corrieron hacia él lo encontraron
revolcándose por el suelo, con su chaqueta en llamas.
Entre ambas, lograron apagar el fuego. El muchacho sufría quemaduras en el antebrazo y se hallaba en un estado de shock, por lo que se apresuraron a llevarlo a un hospital. Mientras era atendido llegaron los ayudantes del sheriff, a los que habían avisado los vecinos de los Wells. El OVNI había sido visto ya por varios testigos. Los informes, dados por separado, describían un artefacto cilíndrico que se movía a muy baja altura hacia la propiedad de los Wells.
Tan pronto
como pudo hacerlo, Gregory explicó lo que había sucedido. Estaba a
media distancia de la casa remolque cuando vio un extraño objeto iluminado que
flotaba sobre unos árboles situados al otro lado del camino. Mientras se paraba
para contemplarlo, un apéndice en forma de tubo surgió de la parte inferior del
mismo. Girando para apuntar hacia él, emitió un destello o una llamarada.
Inmediatamente, su chaqueta estalló en llamas.
Cuando la
madre y la abuela del chico corrieron al exterior, toda su atención estaba
concentrada en él y en su chaqueta ardiendo. En su excitación, mientras
trataban de apagar las llamas, no miraron a su alrededor hasta más tarde. Por
aquel entonces, el OVNI ya había desaparecido.
Aunque la Fuerza Aérea fue rápidamente informada del asunto de Beallsville, evitó realizar una investigación. En las
bases de la Fuerza Aérea cercanas había investigadores especializados
en OVNI disponibles, sujetos a una orden en vigencia del general Richard O'Keefe, inspector general en funciones. Esta orden
estaba contenida en una instrucción privada a todos los comandantes de base de
la Fuerza Aérea.
«Lo que se
necesita», afirmaba el general O'Keefe, «es que
cada observación de OVNI sea investigada y se dé información de la
misma al centro técnico de Inteligencia
Aérea de la base de Wright-Patterson.»
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Base Aérea de Wright-Patterson |
Admitiendo
que los OVNI eran un problema grave, el general O'Keefe advirtió que las observaciones de los mismos iban a aumentar, causando
aprensión pública. Dio órdenes a los comandantes de base para que nombrasen
oficiales especialistas en OVNI que conociesen las técnicas de
investigación, y si fuera posible fuesen hombres con historiales científicos o
técnicos. Dio instrucciones para que cada oficial especialista en OVNI fuera equipado con un contador Geiger, una cámara, prismáticos, una lupa
y recipientes para muestras (esto se refería a las órdenes para el manejo de
«materiales procedentes de OVNI
o que se sospeche que lo sean»,
citadas en 1 AFR 200-2).
Aun a pesar
de que la Fuerza Aérea temía que hubiese publicidad en los casos de
daños, un oficial especialista en OVNI de una base de la Fuerza Aérea de Ohio podría probablemente haber dispuesto las
cosas para llevar a cabo un interrogatorio confidencial de los testigos. Quizás
esto hubiera dado alguna pista en el acertijo, aún no resuelto, de la fuerza
calorífica. Pero los responsables decidieron no correr riesgos. Aún recordaban
lo sucedido tres años antes con un caso de éstos.
El testigo
de este inusitado encuentro con un OVNI fue James W. Flynn,
ranchero y entrenador de perros que vivía en Fort Myers, Florida.
A pesar de que los hechos fueron transmitidos a miembros del NICAP (Comité Nacional de Investigaciones sobre los Fenómenos Aéreos), en aquel tiempo, la verdadera historia de
la acción de la Fuerza Aérea era conocida por bien pocos.
La noche
del 14 de marzo de 1965, Flynn estaba acampado en los Everglades después de
entrenar algunos perros de caza. Ya había pasado la medianoche cuando vio un
objeto brillante e iluminado que descendía a un par de kilómetros de distancia.
Creyendo que debía de ser un avión con problemas, puso en marcha su vehículo de
los pantanos y fue hacia la luz, que era visible a través de los árboles. A
medio kilómetro de distancia abandonó el vehículo y siguió a pie.
Al ir
acercándose, Flynn vio que el objeto no era un avión sino una gran máquina con
forma de cono que flotaba silenciosamente a poca distancia del suelo. Tenía
unos 25 metros de diámetro en su base y unos 10 o 15 metros de altura. Se
podían ver cuatro hileras de ojos de buey o ventanillas, a través de las cuales
surgía una luz amarilla.
Cuando se
acercó más, Flynn oyó un sonido zumbante, pero no pudo ver ni equipo ni
ocupantes, pues parecía haber un panel o pared justo detrás de las ventanillas.
Al cabo
de varios minutos, Flynn comenzó a aproximarse al OVNI. Mientras se adentraba
en el círculo de luz alzó una mano, pretendiendo que esto fuera un gesto
amistoso, por si estaba siendo observado. Instantáneamente, un estrecho haz de
luz centelleó procedente de una de las ventanillas bajas. Le dio de lleno en la
frente, derribándolo por tierra, inconsciente.
Cuando
despertó, horas más tarde, estaba parcialmente ciego. Tenía un doloroso hematoma
allí donde el rayo de luz le había alcanzado. El OVNI se había ido, pero se
veía un área chamuscada donde había estado flotando. Y también habían ardido
las copas de los árboles más cercanos.
Flynn consiguió regresar a Fort Myers, donde pasó cinco días en un hospital.
Además del golpe en la frente y de la pérdida de visión, se descubrió que
sufría una merma en los reflejos de los músculos involuntarios y los tendones.
Después de
los casos de la fuerza calorífica y del de Flynn, los efectos
mentales citados en los análisis de la Fuerza Aérea y del RAND pueden parecer sin importancia. Naturalmente, algunos informes acerca de
reacciones mentales han sido falsificados. Pero otros, detallados por
ciudadanos responsables, parecen ser ciertos. La mayor parte de los efectos no
han sido graves, pero hay peligros potenciales... incluso riesgos definidos.
Uno de los
efectos típicamente leves fue el informado por Russell Carter,
residente de Pierre, Dakota
del Sur. Carter iba en coche
con su esposa una noche de 1967 cuando un artefacto redondo y luminoso se
dirigió hacia ellos. Nivelando su vuelo a unos doce metros, siguió a los Carter
durante cuatro o cinco minutos.
“Era tan
brillante que uno podía conducir sin los faros -informó Carter-. La cosa siguió
a la misma altura, iluminando toda el área, y durante este tiempo tuve una
extraña sensación en mi cuerpo. Mi esposa dijo que su rostro pareció
entumecérsele.”
Pero
algunas reacciones mucho más preocupantes han sido dadas a conocer por un
cierto número de testigos. Los efectos descritos han incluido mareos, náuseas,
fuertes dolores de cabeza, repentinas sensaciones de cansancio y, en algunos
casos, pérdidas de memoria durante el tiempo de encuentro con un OVNI.
En algunos
incidentes de aproximación a un OVNI, los testigos fueron presa de tal pavor que
no podían recordar todos los detalles. No es seguro que permaneciesen
desmayados parte del tiempo, pero algunos otros testigos están convencidos de
que los OVNI les causaron pérdidas totales de la memoria. Un hombre de Washington que me dio un informe confidencial me dijo
que aún tenía una laguna en su memoria, aunque el encuentro con el OVNI había tenido lugar un año antes.
Estas
consecuencias son comunes ante fuertes impresiones.
-Era
hacia las dos de la madrugada -me dijo-. Yo estaba en la carretera 66,
volviendo a Washington, cuando aquella brillante luz apareció en el espejo. Se
acercaba con gran rapidez, por detrás de mí. Al principio pensé que era un faro
sobre un coche, quizá la policía, así que disminuí la velocidad. Cuando me
alcanzó pude ver que se hallaba a quince o dieciséis metros por el aire. Luego
disminuyó su velocidad hasta igualar la mía y vi que tenía forma redonda.
Me
produjo un tremendo shock cuando me di cuenta de que era un OVNI. Recuerdo
haber acelerado. Luego se acercó aún más y, de repente, mis luces perdieron
intensidad y el motor comenzó a fallar.
Fue
entonces cuando sucedió... esa pérdida de memoria, o lo que fuera. La siguiente
cosa de la que tengo recuerdo es que estaba viajando a unos ocho o nueve
kilómetros de donde había estado antes. No había señal alguna del OVNI, y el
motor y las luces volvían a funcionar normalmente. Estuve tratando de recordar
lo que había sucedido después de que me hubiese desmayado, pero tenía la mente
en blanco. Y aquel asunto me estremeció de tal modo que no pude dormir durante
más de veinticuatro horas.
En un
informe similar, enviado al NICAP(la
National Investigations Committee on Aerial Phenomena (Comité Nacional de
Investigaciones sobre los Fenómenos Aéreos)) desde Australia, el testigo tuvo pérdidas de memoria
parciales, pero no un olvido completo. Los detalles fueron transmitidos por el
agente Lenard Johnson de la comisaría de Boyup
Brook, quien interrogó a los
testigos, y un contratista local.
A petición
del contratista su nombre ha sido mantenido en secreto, aunque es citado en el
informe. Por la narración hecha por el agente Johnson resulta evidente que se
sintió impresionado por el testigo.
Cuando tuvo lugar el encuentro eran las 9.35 de la tarde del 30 de octubre de 1967. El contratista se hallaba en la carretera de Kojonup a Mayanup, yendo en dirección a Boyup Brook, cuando su coche quedó detenido. Se paró el motor, se apagaron las luces y el coche frenó..., todo esto sin que el testigo hiciese nada. No tuvo sensación de que se produjese un frenazo ni le pareció que actuasen los frenos.
Cuando tuvo lugar el encuentro eran las 9.35 de la tarde del 30 de octubre de 1967. El contratista se hallaba en la carretera de Kojonup a Mayanup, yendo en dirección a Boyup Brook, cuando su coche quedó detenido. Se paró el motor, se apagaron las luces y el coche frenó..., todo esto sin que el testigo hiciese nada. No tuvo sensación de que se produjese un frenazo ni le pareció que actuasen los frenos.
Después
de que el coche se hubiera detenido, el contratista vio un rayo o «tubo de luz»
que era dirigido desde arriba hacia su parabrisas. Tenía aproximadamente medio
metro de ancho. Mirando hacia arriba a lo largo del haz se quedó muy asombrado
al ver un objeto de forma ovalada de unos diez metros de largo.
Estaba rodeado por un brillo azulado que pulsaba en forma constante.
Durante
varios minutos el asustado testigo permaneció dentro del coche detenido,
mirando el artefacto de tan extraño aspecto. Entonces, el OVNI se apartó y el rayo de luz desapareció.
«Cuando se
hubo ido -dijo el agente Johnson, citando al contratista-, el testigo halló que
su motor funcionaba de nuevo y sus luces estaban encendidas.» Pero lo que
resultaba más extraño es que el coche estaba viajando a 100 o 110 km por hora,
tal como había estado haciéndolo antes de que el OVNI lo detuviese.
El contratista no tenía recuerdo alguno de haber puesto en marcha el motor o
haberse alejado del lugar de los hechos.
Es de una
tremenda importancia el que averigüemos las respuestas a todos los
enigmas referentes a las fuerzas utilizadas por los OVNI, no sólo para
que podamos tratar de construir defensas sino también para ayudar a preparar al
público. Hasta que conozcamos esas respuestas vitales, no puede tener éxito
ningún programa de preparación.
En 1952,
cuando centenares de OVNI estaban operando sobre los Estados Unidos, un grupo de oficiales de alta graduación de
la Fuerza Aérea urgieron a que se llevase a cabo un cambio
de política radical:
“Detengan
las persecuciones por los interceptores y traten de comunicarse con los
alienígenas que van en los OVNI.”
Si la Fuerza Aérea hubiera esperado hasta que el boom del
cincuenta y dos hubiera terminado, quizás hubiera podido intentar llevar a cabo
el plan de comunicaciones tras efectuar cuidadosas explicaciones al público,
enfatizando que no había ninguna prueba de hostilidad. En tal caso, podríamos
haber tenido hace ya mucho la respuesta a las preguntas más importantes: el
propósito de esta vigilancia, la clase de seres que la realizan, si los daños
causados a seres humanos por los OVNI eran accidentes o no y si eran posibles
encuentros con alienígenas... y en tal caso, si estaban programados. Quizá ya
hubiéramos logrado un contacto real. Pero el plan para comunicarse ha sido
siempre suprimido.
Tal
programa sería difícil de mantener en secreto, y la Fuerza Aérea aún
tiene miedo de alarmar al público. Pero hay una razón mucho más poderosa... un
motivo en el que intervienen sobremanera los adelantos técnicos de los
alienígenas.
En varias
ocasiones los expertos han admitido el enorme valor que, para las naciones de
la Tierra, tendría la tecnología de los OVNI.
El
contralmirante D. S. Fahrney, antiguo jefe de cohetes de la Armada, dijo al hablar de las increíbles maniobras y alta velocidad de los OVNI: «Tales maniobras
tendrían que ser el resultado de una tecnología avanzadísima de la que no
tenemos conocimientos en el presente.... Si estas observaciones continúan, creo
que habrá un contacto que nos dará unas respuestas importantes.»
William
Lear, genio aeroespacial y
fabricante del reactor Lear, comentó, tras ver de cerca un OVNI desde su avión ejecutivo: «Los
seres que operan los OVNI deben de haber aprendido a neutralizar y controlar la
gravedad. Una vez que podamos hacerlo nosotros, ya no tendremos que depender de
la aerodinámica para elevarnos por los aires.»
Morton
Gerla, antiguo presidente de la
delegación de Nueva York de la American Rocket Society afirmó: «Los OVNI son
capaces de prestaciones que van más allá de nuestra habilidad tecnológica.» En una declaración hecha al NICAP (Comité Nacional de Investigaciones sobre los Fenómenos Aéreos), enfatizó la importancia de aprender los
secretos de las máquinas de los alienígenas.
(Véase en
el Apéndice B las declaraciones de los científicos e ingenieros acerca
de las características superiores que poseen los aparatos con forma de disco.)
Casi desde
el principio, ciertos planificadores de investigación de alto nivel de la Fuerza Aérea estuvieron determinados a descubrir la
tecnología de los OVNI si ello era humanamente posible. Hacia
finales de 1953 había testimonios de centenares de encuentros con OVNI... y tres pilotos habían perdido la vida persiguiéndolos. En 1957 el
congresista (ahora senador) Lee
Metcalf preguntó a la Fuerza Aérea si sus pilotos seguían persiguiendo a los
OVNI. En la respuesta del Cuartel
General, el general Joe W. Kelly admitió que continuaban las cacerías.
«Los
interceptores de la Fuerza Aérea aún siguen persiguiendo a los Objetos
Voladores No Identificados, por tratarse de un asunto de trascendencia para la
seguridad de este país y para ver de determinar los aspectos técnicos del
problema.»
En la
revisión hecha en 1962 a la AFR
200-2, la directiva sobre los OVNI de la Fuerza Aérea, el Cuartel General hizo
otra afirmación muy significativa:
«La
Fuerza Aérea continuará recogiendo y analizando informes sobre los OVNI hasta que
todos ellos hayan sido explicados científica o técnicamente, o hasta que haya
sido explotado todo el potencial de estas observaciones.» (Párrafo A-2-b.)
Probablemente
pocos ciudadanos se dan cuenta de la grave situación producida por las
persecuciones de los OVNI. El doctor Bruce A. Rogers, miembro del Consejo de Gobierno del NICAP, es una de las autoridades que se dan perfecta cuenta de este problema.
En 1970 me escribió acerca del peligro de que otra nación terrestre pudiera
enterarse de los secretos técnicos de los alienígenas. Afirmó que podría ser fatal para los
Estados Unidos el que una nación no amistosa fuera la primera en adquirir estos
conocimientos:
«Eso
podría convertir una nación en dueña del mundo... La posesión de este
conocimiento podría influir en gran manera en el futuro de los Estados Unidos y
quizá determinar nuestra posible supervivencia.»
Determinar
nuestra supervivencia. Esta es la clave de las peligrosas
persecuciones hechas por la Fuerza Aérea: la decisión de que seamos la primera
nación en enterarse de los secretos técnicos de los alienígenas y de que los
usemos para nuestra propia protección.
Esas son las
fuertes puestas que hay en el juego oculto.
Es un
juego muy arriesgado. Si fracasa, podría llevarnos a un desastre en el que nos
viéramos todos envueltos. Pero si tiene éxito podría influir en nuestro futuro
y determinar si podremos sobrevivir como nación libre.
………………………………………………………………..
El juego oculto (Capitulo completo)
Justo antes del amanecer del 24 de septiembre de
1959, un gran disco volador descendió cerca de Redmond, Oregón,
iniciando una de las más desesperadas persecuciones jamás intentadas por la Fuerza
Aérea y casi destruyendo la censura de la misma.
Hacia las cinco de la mañana el OVNI
fue visto mientras flotaba cerca del aeropuerto de Redmond. Los testigos, que
formaban parte de la estación de comunicaciones del tráfico aéreo, eran
miembros de la FAA (la Administración Federal de Aviación).
A las cinco y diez la FAA mandó un
informe urgente· a la Fuerza Aérea.
A las cinco y dieciocho, seis cazas reactores F-102
salieron rugiendo de su base en Portland, dirigiéndose a Redmond.
Mientras despegaban, la torre habló por radio con los pilotos de un bombardero B-47
y un caza F-89, que estaban realizando vuelos de rutina por las
cercanías, y les ordenó que se uniesen a los F-102 en la misión
secreta.
El propósito de la misma: capturar al OVNI...
y a su tripulación, si es que había alguna a bordo.
Todos los pilotos se daban perfecta cuenta de que
en otros intentos de captura se habían producido accidentes fatales y
escapatorias por los pelos. Pero también conocían la tremenda importancia de la
misión. Si el OVNI estaba aún flotando a baja altura, quizá pudieran derribarlo
sin graves daños. Pero aun así, la misión podía no tener éxito. La espacionave
podría ser destruida ya en tierra... o bien por su tripulación, o por control
remoto si no había nadie a bordo.
Pero si el aparato quedaba intacto, la Fuerza
Aérea tendría su tan soñada oportunidad de enterarse de los secretos
técnicos de los OVNI. El vehículo sería trasladado a un lugar seguro y oculto,
y entonces científicos e ingenieros de primera categoría, con o sin la ayuda de
la tripulación, analizarían el sistema de energía, los controles y cualquier
arma avanzada. U na vez obtenidas las respuestas, el Departamento de Defensa se
apresuraría a iniciar un programa para duplicar los aparatos alienígenas, y
también a construir cohetes superiores utilizando la propulsión del tipo OVNI.
Si los Estados Unidos eran los primeros en construir una fuerza de OVNI
armados, ninguna otra nación de la Tierra se arriesgaría a atacarles. Y si
ninguna otra nación se enteraba de esos secretos, eso podría significar una
liberación de todo peligro de guerra.
![]() |
El Mayor Donald E. Keyhoe, autor del libro Los desconocidos del Espacio. |
Este era el objetivo... el trascendental propósito
que había tras la misión de Redmond.
El primer testigo conocido en Redmond
fue un policía de la ciudad, el agente Robert Dickerson, que
estaba patrullando por los límites de la villa. Cuando el disco brillante cayó del
cielo, pensó que se trataba de un avión ardiendo, a punto de estrellarse. Se
quedó muy asombrado cuando se detuvo a sesenta metros de altura y vio su forma
de disco.
Durante algunos minutos, la extraña máquina
permaneció inmóvil. Luego se alzó pasando frente al aeropuerto de Redmond
y se detuvo de nuevo, flotando al nordeste de dicho campo. Dickerson
fue con toda rapidez hasta el aeropuerto e informó sobre el OVNI al
especialista de vuelo Laverne Wertz.
A través de unos prismáticos, Wertz
y otros miembros de la FAA (Administración Federal de
Aviación) observaron el disco durante varios minutos. El brillo había
disminuido y podían ver con toda claridad extrañas lenguas de fuego (rojas,
amarillas y verdes) apareciendo y desapareciendo del borde.
A las cinco y diez, Wertz teletipó al
Centro de Control del Tráfico por las Rutas Aéreas
en Seattle. Su informe fue transmitido inmediatamente al Servicio
de Vuelos Militares en la base de la Fuerza Aérea de Hamilton,
California. Al cabo de pocos minutos, la Fuerza Aérea le
dijo a Seattle que los reactores de Portland
estaban despegando y que también el radar de la Fuerza Aérea estaba siguiendo
al OVNI en Klamath Falls, Oregón.
En Redmond, los observadores de la FAA
(Administración Federal de Aviación) estaban aún contemplando el
OVNI cuando oyeron el rugido de los reactores. Mientras los aviones picaban
hacia la espacionave, las lenguas de fuego desaparecieron. Entonces, una
tremenda emisión de gases surgió de la parte inferior del disco. Acelerando a
una terrible velocidad, saltó directamente hacia arriba, casi en la trayectoria
de los reactores.
El piloto más cercano dio un bandazo frenético para
evitar una colisión. Y mientras el OVNI pasaba junto a él, otro
reactor, atrapado en la onda de choque del escape de la máquina, casi perdió el
control. Otros tres pilotos salieron de sus picados y subieron tras el disco
que huía. Pero, incluso con la velocidad extra que les suministraban sus
posquemadores, quedaron rápidamente atrás.
Mientras el OVNI desaparecía entre las nubes, a más
de cuatro mil metros de altura, un piloto de la Fuerza Aérea,
guiado por su radar de puntería, subió tras el artefacto invisible.
Aparentemente, su aproximación fue detectada a bordo del disco, pues
instantáneamente cambió de rumbo, como pudo comprobar el radar medidor de
altura de Klamath Falls. Incluso después que los pilotos de la Fuerza
Aérea abandonasen la inútil persecución, los operadores de radar aún
seguían observando al OVNI, que realizaba maniobras de alta velocidad entre los
2000 y los 16 000 metros de altura.
Cuando aterrizaron los pilotos, aún en tensión tras
su alucinante experiencia, fueron llevados apresuradamente ante los miembros de
Inteligencia, para que tuvieran una sesión informativa. Tras describir el
encuentro con el OVNI les fue ordenado que no discutieran la
persecución, ni siquiera entre ellos mismos.
Pero centenares de ciudadanos de Redmond
habían oído el picado de los reactores. Varios de ellos habían visto los
interceptores y algunos afirmaron haber contemplado un extraño brillo en el
cielo. La Fuerza Aérea, temiendo que su intento de captura
pudiese ser descubierto, se apresuró a explicar el vuelo como una comprobación
de rutina, causada por un falso eco en el radar. El brillo fue dejado de lado,
como si fuera algo imaginado por los testigos excitados.
Al cabo de unas horas, una nueva situación
trastornó a la Fuerza Aérea. Cuando el Cuartel General
se enteró de la emisión de gases del disco, se temió que el OVNI estuviese
usando energía nuclear. Por medio de la FAA (Administración
Federal de Aviación) de Seattle,
se ordenó al especialista de vuelo Wertz que efectuase un
reconocimiento aéreo en busca de una radioactividad anormal. Utilizando un
contador Geiger, Wertz y el piloto de una avioneta Tri-Pacer trazaron
círculos a diversas alturas en el área en la que había flotado el OVNI. Los
resultados, teletipados a la Fuerza Aérea, nunca fueron hechos públicos. Pero,
de algún modo, un periodista se enteró de esta prueba e hizo pública la
historia.
La filtración alarmó al Cuartel General: la FAA (Administración Federal de Aviación) no estaría comprobando la existencia de radiación a menos de que realmente hubiese sido visto un objeto aéreo desconocido. Si se permitía que se divulgase esta prueba de la realidad de los OVNI, después de todas las negativas de la Fuerza Aérea, esto causaría una conmoción en el Congreso y posiblemente iniciaría un pánico.
Para bloquear este proceso, tenía que
explicarse el objeto misterioso del que hablaba el periodista. Tras una fútil
búsqueda de alguna explicación plausible, el Cuartel General
corrió el riesgo de dar esta increíble explicación oficial:
El objeto visto ascendiendo cerca de Redmond era,
probablemente, un globo meteorológico.
Para cualquiera que conociese las evidencias,
aquello resultaba ridículo. Los globos flotan con el viento; no tienen motores
excepto los lentos y ya pasados de moda dirigibles. Era imposible que cualquier
globo dejase atrás reactores volando a casi mil kilómetros por hora. Los
periodistas sabían que la explicación era falsa, pero el poder del Cuartel
General de la Fuerza Aérea les impedía ridiculizarla como se merecía.
Para los hombres encargados de mantener el secreto,
ésta había sido una situación muy grave. Ya se hallaban bajo agudas críticas
por parte de algunos oficiales de alto rango por poner temerariamente en
peligro las vidas de los pilotos de la Fuerza Aérea. Lo sucedido
en Redmond ocasionó nuevas peticiones de que terminasen las persecuciones de
los OVNI.
Pero para el grupo de censores a alto nivel no
había otra alternativa. Al menos otras cinco naciones importantes estaban
interviniendo en esta batalla invisible para lograr los secretos tecnológicos
de los OVNI. Para la seguridad del país, la Fuerza
Aérea tenía que lograr ser la primera en conseguir
esta información, utilizando cualquier medio que fuera necesario para ello. Si
lo lograba, aquello justificaría todas las cacerías, por peligrosas que
hubiesen sido, incluso aquellas en que se hubieran producido víctimas.
A medida que se calmaba la excitación creada en
Redmond, los censores del Cuartel General se relajaron, muy aliviados. Ahora,
pensaron, el caso de Redmond estaba enterrado con toda seguridad, aunque había
sido un asunto muy grave.
Pero, sin que la Fuerza Aérea lo supiese, el NICAP
(la National Investigations Committee on Aerial Phenomena (Comité
Nacional de Investigaciones sobre los Fenómenos Aéreos)) había obtenido
copias legalizadas de los diarios de la FAA. En años anteriores,
la FAA (Administración Federal de Aviación) había sido obligada a menudo a mantener
silencio... como también ha ocurrido posteriormente. Pero en aquel momento no
había ninguna orden rígida maniatando a la agencia, y muchos miembros de la
misma estaban preocupados por los intentos de mantener el secreto.
Los diarios entregados al NICAP
describían el OVNI, sus maniobras, las extrañas llamaradas, el
tremendo escape de gases y el despegue vertical del disco para eludir a los
interceptores. También incluían las confirmaciones de la Fuerza Aérea
del seguimiento por radar, el despegue de los reactores de Portland,
y el informe de Klamath Falls acerca de las operaciones evasivas
del OVNI después que hubiese fracasado el ataque de la Fuerza Aérea.
![]() |
Portland |
Los diarios oficiales estaban firmados por L.
E. Davis, jefe de la Estación de Comunicaciones del Tráfico Aéreo
de Redmond, y por William F. Zauche, jefe del Centro
de Control de Tráfico de las Rutas Aéreas de Seattle. También fueron
confirmados por carta por Eugene S. Kropf, asistente del gerente regional,
Región 4 de la FAA, Los Angeles. Un informe
separado del especialista de vuelo Wertz verificaba toda la operación.
Cuando la Fuerza Aérea se enteró de que el NICAP
(Comité Nacional de Investigaciones sobre los Fenómenos Aéreos) tenía
los diarios de la FAA, hubo una gran consternación en el Cuartel
General. La FAA (Administración Federal de Aviación) era
una agencia muy competente, y sus estaciones en los aeropuertos y en las rutas
aéreas estaban servidas por personal cuidadosamente entrenado. ¿Qué es lo que
iba a creer el público y el Congreso... los informes legalizados
de los observadores expertos de la FAA, o las débiles tentativas de
ridiculización de la Fuerza Aérea?
Amenazado con el fin del secreto, el Cuartel
General se arriesgó a dar el único paso que podía salvarle. Se denunció
a la FAA por suministrar información falsa y toda su evidencia
fue negada. Durante un tiempo, la Fuerza Aérea se aferró a la explicación del
globo. Pero tras una lucha llevada a cabo por diversos legisladores y el NICAP,
tuvo que rendirse y admitir que aquello era un error. Entonces, el Cuartel
General anunció que había hallado la verdadera explicación:
Los observadores de la FAA (Administración
Federal de Aviación) y los testigos de Redmond habían sido llevados
a equivocación por el planeta Venus, al que tomaron por un objeto
desconocido, maniobrando cerca de la Tierra.
Esto era tan ridículo como la historia del globo,
si no más. Si los observadores de la FAA eran así de estúpidos,
la agencia debería despedirlos por incompetentes. Los altos cargos de la FAA
insistieron en que los datos suministrados en los diarios eran correctos, pero
la Fuerza Aérea rehusó proseguir con aquellas discusiones. La explicación de
Venus sigue siendo listada como la solución probada... uno de los mayores
engaños de la larga hilera de intentos por mantener el secreto.
Cuando, al principio, la Fuerza Aérea se dio
cuenta de que los OVNI eran espacionaves, el Mando de Defensa Aérea tomó la
decisión de capturar uno de esos aparatos tan avanzados. Esto me fue confirmado
en una entrevista personal por el general Sory Smith, subdirector de
Información y el mayor Jeremiah Boggs, oficial de Inteligencia del Cuartel
General. En contraste con las posteriores negativas, Boggs admitió abiertamente
que la Fuerza Aérea había dado una orden especial a sus pilotos para que
tratasen de capturar a los OVNI.
![]() |
Nave nodriza fotografiada en Escocia. |
«Naturalmente, nos sentíamos ansiosos por tener
en nuestras manos uno de esos cacharros. Les dijimos a los pilotos que,
prácticamente, podían hacer cualquier cosa para conseguirlo, aunque fuera
necesario que los atrapasen por la cola.»
Después, hablé con un piloto de interceptores
que conocía y que había participado en dos cacerías. Cuando le cité las
palabras de Boggs acerca de atrapar a un OVNI por la cola, me miró con aspecto
hosco.
«Eso está mucho más cerca de la verdad de lo que
puedes imaginarte, aunque él lo dijese en plan de broma. Al menos en nuestro
escuadrón, nos dijeron que tratásemos de chocar contra uno de ellos y luego
saltar en paracaídas, si es que había posibilidad de hacerlo sin sufrir daños
personales. No sé de nadie que lo intentase... a mí desde luego ni se me
ocurrió. Después de lo que le pasó a Mantell, uno tendría que estar muy loco
para intentar una cosa así.»
En los primeros meses de observaciones masivas, la
mayor parte de científicos e ingenieros aeronáuticos se burlaban de las
informaciones referentes a las tremendas velocidades de los OVNI.
Parecía imposible que ninguna máquina pudiera viajar con tal rapidez por la
atmósfera, ya que el calor de la fricción con el aire debería haberla
incendiado. Cuando la Fuerza Aérea verificó los informes de sus
seguidores de radar acerca de las altas velocidades, algunos de sus técnicos
decidieron que los OVNI debían de estar construidos con un supermetal que podía
resistir el calor y también las tensiones producidas durante las bruscas
maniobras.
Pero había una cosa de la que la Fuerza Aérea y sus
analistas técnicos estaban totalmente convencidos: ningún ser vivo podía
soportar el intenso calor y los giros a alta velocidad.
Entonces el Cuartel General descubrió
un asombroso informe que había sido enterrado en la base de la Fuerza
Aérea de MacDill, en Florida. El principal
testigo era el capitán Jack E. Puckett, veterano de los combates
de la Segunda Guerra Mundial y, posteriormente, subjefe de
seguridad de vuelo, Mando Aéreo Táctico en el campo de Langley.
El 1 de agosto de 1946 el capitán Puckett
volaba en un transporte C-47 Langley a MacDill,
con el teniente Henry F. Glass como copiloto y un ingeniero de
vuelo del que desconocemos el nombre. A unos 50 kilómetros de Tampa
vieron un gran OVNI que aceleraba hacia ellos en una trayectoria
de colisión.
«Aproximadamente a unos mil metros -informó el
capitán Puckett-giró para cruzar nuestro camino. Observamos que era un objeto
largo y cilíndrico, de aproximadamente el doble de tamaño de un bombardero
B-29.»
Aparentemente el artefacto estaba propulsado por
cohetes, pues le seguía un penacho de fuego de la mitad de su largo.
Desapareció a una velocidad estimada entre 2400 a 3200 kilómetros por hora.
Pero la parte más asombrosa, para los analistas
de la Fuerza Aérea, fue este descubrimiento:
![]() |
Nave nodriza |
La nave desconocida tenía una hilera de
ventanillas. Era el primer informe acerca de que los OVNI tuvieran ojos de
buey.
Luego fueron detectados más casos similares.
Por increíble que parezca, las ventanillas
indicaban que había seres vivos a bordo... o al menos que el OVNI estaba
preparado para transportar algún tipo de seres, a pesar de los giros y el calor.
Algunos analistas creyeron que las ventanillas eran
una ilusión causada por la alta velocidad. Pero posteriormente otros
observadores competentes divisaron OVNI con portezuelas o ventanillas. Además
de los casos citados en el capítulo 1, varios otros se hallaban listados en el
informe secreto del Proyecto Grudge:
Caso 144. En la noche del 24 de julio de
1948, una nave con forma de proyectil fue vista por el capitán C. S.
Chiles y el primer oficial John B. Whitted de la Eastern
Air Lines. Ambos pilotos lo describieron como de unos treinta metros de
largo y con dos cubiertas, cada una con su hilera de ventanillas.
Caso 168, tomado de un informe a la Fuerza
Aérea del gobierno holandés: Arnheim, La Haya,
20 de julio de 1948: un objeto con dos cubiertas, sin alas, visto cuatro veces...
velocidad muy alta, comparable a la de una V-2 (el cohete alemán
usado contra Londres en la Segunda Guerra Mundial).
Además de los casos de las ventanillas, el Proyecto
Grudge incluía el informe oficial que eliminó la teoría del supermetal.
Caso 122. El 6 de abril de 1948 unos
seguidores de cohetes de la Armada y un científico divisaron un OVNI
de forma oval muy por encima del campo de pruebas de White Sands.
Seguido por los teodolitos, se descubrió que estaba volando a 29 000 km por
hora. De repente inició una ascensión casi vertical, también registrada por los
teodolitos, subiendo 40 km en 10 segundos. La atracción gravitatoria calculada
para esta ascensión a alta velocidad resultaba casi increíble.
Como ya saben, a lo que habitualmente estamos
sometidos en la Tierra es a una gravedad (g), la fuerza
que nos atrae hacia abajo a causa del campo gravitatorio del planeta. Un piloto
que vuela en horizontal nota el mismo efecto. Pero si sube repentinamente,
sufrirá varios g, a causa de la tendencia de su cuerpo a continuar en línea
recta (inercia). Los astronautas sienten efectos similares durante los
despegues, debido al poderoso empuje hacia arriba de sus cohetes.
Con un tipo convencional de máquina voladora, una
repentina ascensión a 29 000 km por hora crearía un tirón hacia abajo de varios
centenares de g. En realidad, jamás se podría alcanzar una velocidad tan alta
en nuestra atmósfera, ya que el terrible calor causado por la fricción
incendiaría el artefacto y lo convertiría en cenizas.
La única explicación posible era la neutralización
de la gravedad. En aquel momento, si la antigravedad hubiera sido relacionada
públicamente con los OVNI, hubiera sido ridiculizada como una fantasía
de ciencia ficción. Pero un cierto número de famosos científicos e ingenieros
aceptaron, en privado, esta respuesta, tras analizar los datos sobre este OVNI.
Entre ellos se hallaba el doctor Hermann Oberth, uno de los
diseñadores de la V-2 y autoridad en viajes espaciales, y
fabricantes de aviones tales como Grover Loening, Lawrence
Bell e Igor Skorsky.
Cómo funciona el control gravitatorio es algo que
me fue explicado por el doctor Oberth mientras estaba en los Estados
Unidos, ayudando al Ejército a realizar investigaciones
antigravitatorias en el arsenal de Redstone.
«En un OVNI equipado con gravedad artificial, el
aire que lo rodea es mantenido contra la máquina y se mueve con ella cuando
éste se traslada ... tal como la atmósfera del planeta es mantenida alrededor
de la Tierra, a pesar de la alta velocidad de rotación, por el campo
gravitatorio terráqueo.
«Dado que este “cojín” de aire impide la
fricción, el vehículo no se calienta. Y también se mueve en silencio, ya que no
hay remolinos, ni turbulencia ni estampidos sónicos.
Con la propulsión normal, las violentas
aceleraciones y maniobras de los OVNI pondrían en peligro a las espacionaves,
aparte de que arderían a causa del excesivo calor. Igualmente, las fuerzas
aplastarían a cualquier ser que se hallase a bordo contra los costados o el
suelo de la máquina, aun antes de que se quemasen.»
Como ejemplo, el doctor Oberth citó
el caso de Redmond.
«Obviamente esa nave no fue dañada ni sufrió
tensiones porque estaba operando con un campo gravitatorio artificial. Incluso
el poder aceleratorio de aquella violenta ascensión no haría daño a ningún ser
a bordo, dado que el campo gravitatorio se aplicaría a ellos a la vez que a la
espacionave. Incluso cuando estuviesen realizando rápidos cambios de velocidad
y dirección, esos pasajeros no sentirían nada.»
Cuando los investigadores de la Fuerza Aérea
se dieron perfecta cuenta de las asombrosas posibilidades de esto, el Cuartel
General persuadió a los científicos, compañías aeroespaciales y
laboratorios técnicos de que montasen proyectos de investigación de la
antigravedad, muchos de ellos bajo contratos secretos. Con cada año que
pasaba, el número de estos proyectos iba en aumento. En 1965 el intercambio de
información científica del Instituto Smithsoniano me confirmó la
existencia de 46 proyectos antigravitatorios no clasificados como secretos.
De los 46, 33 estaban controlados por la Fuerza Aérea.
La Armada tenía 3; el Ejército 1; la Comisión
de Energía Atómica 1; la NASA 2, y la Fundación
Nacional de las Ciencias 6. Adicionalmente, había al menos 25
contratos secretos que no podían ser listados.
Al principio, algunos investigadores le advirtieron
a la Fuerza Aérea que no esperase un resultado inmediato... el
conseguir las respuestas podía llevar años. Para reducir los riesgos, la
Fuerza Aérea incrementó sus intentos por capturar algún OVNI.
En 1952 se produjo un repentino incremento en
las observaciones y aproximaciones a baja altura. Temiendo un ataque, el Mando
de Defensa Aérea ordenó a los pilotos que disparasen contra las máquinas
alienígenas, siguiendo la política de cuatro fases de la Defensa Aérea:
Detección, identificación, intercepción y
destrucción. La relación de esto con los OVNI estaba enfatizada en la AFR
200-2, que, en aquel entonces, estaba restringida a los mandos de la Fuerza
Aérea.
Pero algunos oficiales de alto rango del
Cuartel General se dieron cuenta bien pronto de que la orden de tiro era un
error. Fue rápidamente cancelada y se reanudaron los intentos de captura.
Habitualmente, la Fuerza Aérea evita tales acciones
a baja altura para impedir que tengan publicidad. Pero en varias ocasiones ha
corrido el riesgo... tal como sucedió en el caso de Redmond.
En la noche del 1 de agosto de 1953 un escuadrón de
cazas de la Fuerza Aérea volaba sobre el parque nacional de Sequoia-Kings,
en California. Durante tres noches, un gran OVNI
con forma de disco había descendido sobre el parque, siendo visto en una
ocasión, muy de cerca, por el superintendente del parque E. T. Scoyen
y algunos miembros de su equipo. La Fuerza Aérea se sentía
asombrada por el interés mostrado por los alienígenas por el parque, pero
ordenó aquella misión especial por si el OVNI regresaba.
Justo antes de la medianoche, los pilotos vieron el
disco descendiendo a velocidad reducida. Cuando estaba muy por debajo de ellos
comenzaron a bajar, igualando la velocidad del OVNI mientras se colocaban
encima de él. A los pilotos les parecía imposible que la espacionave subiese
sin chocar con uno o dos de los reactores y dañar gravemente su nave. Parecía
posible que, en lugar de correr este riesgo, los alienígenas cederían y
aterrizarían en el primer lugar seguro.
Pero, de repente, sin frenar previamente, el OVNI
se detuvo en medio del aire. Al instante, los reactores pasaron de largo. Antes
de que los pilotos pudieran iniciar una maniobra de regreso, el disco subió en
vertical y desapareció.
Los informes de la prensa dijeron que algunos
testigos habían visto reactores picando hacia un OVNI, pero como no había
pruebas documentales, como sucedería posteriormente en el caso de Redmond,
el público se olvidó bien pronto de esta historia.
Justo después de la misión del parque Sequoia-Kings,
varios pilotos de la Fuerza Aérea tuvieron alarmantes encuentros
con los OVNI. Cerca de Moscow, Idaho, el 9 de
agosto, un disco de 60 metros picó hacia tres cazas F-86. Su
aproximación de cabeza dio un buen susto a los pilotos antes de que se apartase
a un lado. Durante una cacería sobre Dakota del Sur, tres noches más tarde, un
piloto de F-84 se asustó tanto que radió a su base pidiendo que
le permitiesen abandonar la persecución. Otros incidentes similares hicieron
que aumentase la tensión; algunos pilotos creían que estas acciones eran
advertencias de que los alienígenas podían devolver el golpe por el intento de
captura del parque.
Pero la mayor parte de los altos censores estaban
convencidos de que no había un grave peligro en esto. Incluso ahora, tras
cuidadosas valoraciones de la larga vigilancia, la mayor parte de los miembros
de la Fuerza Aérea que controlan el asunto creen que tales
ataques son poco probables. Aquí tenemos algunas de sus razones para continuar
con este juego oculto:
En primer lugar, la extensa vigilancia sin
una abierta hostilidad debe significar que los alienígenas tienen un importante
propósito que requiere contactos pacíficos con los humanos y un ajuste gradual,
sin agresión.
En segundo lugar, el número de OVNI
que observa nuestro planeta no es lo bastante grande como para efectuar ataques
a gran escala; probablemente la mayor parte de ellos sean aparatos de
observación desarmados, que pueden evitar fácilmente a nuestros reactores
gracias a sus maniobras de alta velocidad.
En tercer lugar, no estamos totalmente
indefensos. Tenemos numerosos cohetes capaces de alcanzar a las espacionaves,
incluso a muy grandes alturas.
En cuarto lugar, los alienígenas han
intentado, repetidamente, evitar hacer daño a los humanos, por lo que los pocos
casos de daños deben de haber sido accidentales. Un ejemplo frecuentemente
citado es el encuentro que tuvo la Armada en 1953. Un escuadrón
de AD-3 con base en un portaviones estaba practicando maniobras
de combate cuando una enorme máquina con forma de cohete descendió hacia ellos.
Desacelerando hasta ponerse a la misma velocidad de los aviones, se estabilizó
a unos 300 metros por encima del escuadrón.
El comandante radió una orden apresurada y luego
guió a sus pilotos en una ascensión casi en vertical hacia la astronave.
Instantáneamente el OVNI giró de modo que su cola apuntó en una
dirección diferente a aquella por la que se aproximaban los aviones. Luego, un
tremendo escape de gases de propulsión surgió de esa parte trasera y la máquina
se alejó en la distancia. Pero si no hubiera sido por ese giro apresurado, la
masa de gases hubiera matado a algunos pilotos, e incluso quizás a todos.1 Hay centenares de otros encuentros en los
que los alienígenas que van en los OVNI han evitado causar daño a los humanos.
1. Confirmado al
contralmirante D. S. Fahrney y al autor por un comandante del Departamento
de la Armada.
Aunque algunas de estas razones parecen firmes,
según la lógica humana, no hay ninguna prueba de que estemos a salvo de una
represalia alienígena. Pero los esfuerzos llevados a cabo por otras naciones
para conseguir los secretos técnicos de los OVNI han hecho que la Fuerza Aérea
corriese el riesgo e intensificase sus intentos de captura.
Durante años, la Inteligencia de la Fuerza
Aérea ha sabido de los esfuerzos realizados por las fuerzas aéreas extranjeras
para conseguir llevar al suelo a un OVNI. Uno de los países más determinados es
la Unión Soviética. Tras constantes fracasos de sus pilotos de intercepción,
los artilleros antiaéreos soviéticos recibieron la orden de disparar contra los
OVNI. Aparentemente el alto mando soviético esperaba que una astronave
fuera averiada y obligada a aterrizar sin que eso destruyese sus sistemas de
energía y armamento. Uno de tales ataques fue confirmado por la valoración de
la Academia de la Fuerza Aérea, realizada en 1968.
«El 24 de julio de 1957 -afirma el informe de
la Academia-, las baterías antiaéreas rusas de las Islas Kuriles abrieron fuego
contra varios OVNI. Aunque todas las baterías antiaéreas soviéticas de las
islas entraron en acción, no se consiguió ningún blanco. Los OVNI eran
luminosos y se movían con gran rapidez. »
Tal como ha sucedido en los Estados Unidos
y en Rusia, los pilotos militares han tratado de un modo
persistente de obligar a aterrizar a un OVNI en Gran
Bretaña, Francia, Brasil, Canadá,
la Unión Sudafricana, Noruega, Holanda
y varios países más. Algunos pilotos extranjeros tienen órdenes de
intentar establecer contacto por radio para ordenar a los alienígenas que
aterricen. Si el OVNI no obedece, debe ser derribado, caso de que esto resulte
posible. Un piloto de la Real Fuerza Aérea holandesa tuvo
una experiencia de este tipo el 26 de enero de 1962, cuando se encontró con un
extraño objeto volador sobre el este de Holanda.
Siguiendo órdenes, el piloto radió una orden para
que aterrizase, utilizando diversas frecuencias radiales. Al ver que el OVNI no
dio respuesta alguna, se preparó a atacar. Su reactor F-86 Sabre
estaba equipado con cuatro cañones de 20 mm y un cohete Sidewinder.
Armando sus cañones y el cohete, el piloto se acercó a toda velocidad. Pero
antes que estuviera lo bastante cerca como para disparar con puntería el OVNI
se alejó, saliendo de su campo de acción.
Aunque las persecuciones con reactor son el método
habitual utilizado en los intentos de captura, al menos un país ha intentado un
plan distinto. En 1954, la Inteligencia de la Fuerza Aérea se
enteró de que Canadá había iniciado un proyecto altamente
secreto, después que los pilotos de la Real Fuerza Aérea canadiense
no lograran derribar un OVNI. Esperando atraer a los alienígenas
a un aterrizaje, el Comité de Investigación de la Defensa
estableció un campo de aterrizaje restringido cerca de su estación experimental
en Sufield, Alberta. Se prohibió que todos los
pilotos de la Real Fuerza Aérea y comerciales se acercasen al
área.
Al principio, algunos miembros del Comité de
Investigación esperaban poder usar señales con radio y reflectores para
atraer a los alienígenas. Pero los altos mandos militares advirtieron que esto
pondría al descubierto el intento de captura y, por consiguiente, alarmaría al
público, así que este plan fue abandonado.
Frecuentemente se divisaban OVNI
sobre Alberta, pero no había nada que indicase que aquel campo
restringido estaba reservado a los artefactos alienígenas y ninguno se acercó a
aquella área. Además, incluso aunque los alienígenas lo hubieran sabido, tal
vez no se hubiesen arriesgado a aterrizar, después de los centenares de
persecuciones anteriores a que los había sometido la Fuerza Aérea
canadiense. A pesar del fracaso, este proyecto altamente secreto fue mantenido
durante varios años. Finalmente, el ministro de Defensa Paul H. Ellyer
reveló su existencia en 1967.
A fines de los años cincuenta, a medida que iba
aumentando el número de cazas realizadas por la Fuerza Aérea
estadounidense y todas ellas resultaban inútiles, algunos pilotos comenzaron a
estar convencidos de que los OVNI eran inmunes al fuego de cañón
y de cohetes. Varios analistas de Inteligencia creían que los alienígenas
podían estar usando alguna fuerza negativa unida al control gravitatorio para
rechazar o desviar las balas y los proyectiles. Pero el grupo de control
superior no estaba de acuerdo. En una valoración especial de los informes
estadounidenses y extranjeros encontraron evidencias de que los OVNI no eran
invulnerables. Algunos habían resultado averiados temporalmente, según parecía,
a causa de fallos de controlo de energía, y algunos otros habían sido
destruidos por completo por extrañas explosiones. En uno o dos casos parecía
que la causa había sido cohetes o fuego de reactores.
![]() |
Ex-ministro de Defensa canadiense Paul H. Ellyer |
El 13 de noviembre de 1957 un Objeto Volador
No Identificado estalló sobre el Hospital del Estado en Crownsville, Maryland.
Un trozo de metal quemado cayó en los terrenos del hospital, donde fue
rápidamente encontrado por los oficiales de Inteligencia del Ejército de
Fort Meade y luego remitido a la Fuerza Aérea para
análisis técnico.
De varios lugares de los Estados Unidos han llegado
informes de explosiones similares. En un caso, un disco volador había estallado
a varios kilómetros de la base aérea de Richard Gebauer. El
testigo era un ingeniero aeronáutico y expiloto de la Armada.
Otros desastres similares han sido presenciados en diversos países del
extranjero, entre los que se encuentran Nueva Zelanda, Francia e
Inglaterra.
En 1953, una nave de forma ovalada fue vista
por el agente Florian Giabowski de la Policía Provincial de Ontario. Mientras
lo observaba desde su coche patrulla, el OVNI se desintegró en una lluvia de
brillantes partículas. El estallido fue visto también por un piloto que volaba
cerca. Inmediatamente después, comenzó a caer una lluvia azul, muy peculiar.
Las muestras estudiadas por el Comité de Investigación para la Defensa
resultaron ser anormalmente radiactivas.
Un asombroso informe referente a los Estados
Unidos me fue suministrado por el capitán William Call,
un veterano piloto de la Eastern Airlines. El incidente tuvo
lugar en 1954, en una noche en que tres reactores de la Fuerza Aérea fueron
hechos despegar para interceptar un gran OVNI que volaba sobre Connecticut.
«Estábamos dando vueltas sobre el aeropuerto
de Hartford -me dijo el capitán Call-. Estábamos a 2500 metros de altura
volando con los instrumentos entre las nubes, esperando nuestro turno para
aterrizar. De repente, hubo un tremendo destello, que aparentemente había sido
causado por alguna tremenda explosión. Por un segundo, pensé que había
estallado una bomba atómica.»
«La torre de Hartford me llamó y dijo que lo habían
pasado muy mal. Un avión de la American estaba aguardando bajo nosotros y la
torre pensaba que habíamos entrado en colisión.
Puedo asegurarle una cosa: ninguno de
nosotros había visto nada así antes. Iluminó el cielo en un centenar y medio de
kilómetros.»
Tras comprobar el informe del aeropuerto de
Hartford por medio de la FAA (Administración Federal de
Aviación), llamé a un contacto privado que tenía en el Pentágono, un
oficial de la Fuerza Aérea que me había ayudado cuando podía
hacerlo sin violar la seguridad nacional. Pero cuando comencé a hablarle del
misterioso destello sobre Connecticut me interrumpió en seguida:
-Estoy ocupado... ya te llamaré.
Me telefoneó una hora más tarde.
-Te llamo desde el exterior. Lamento haber tenido
que interrumpirte, pero ya me he jugado bastante el cuello con este asunto de
los OVNI.
-Debería haber esperado y haberte llamado a casa
-le dije. Luego le hablé de los detalles suministrados por el informe del capitán
Call-. Creí que quizá pudieras darme alguna pista que no fuera secreta.
Aquella noche persiguieron un OVNI sobre Connecticut. Tengo un
informe privado sobre esa alarma... fue unos doce minutos antes de aquel
terrible destello.
- ¿Crees que ambas cosas están ligadas? -dijo el
miembro de la Fuerza Aérea. -No lo sé. Pero podría ser... tal vez
un piloto alcanzase al fin a un OVNI y lo hiciera estallar.
-Si hubiera pasado algo así es probable que yo nunca
me enterase de ello. Estoy autorizado a ver documentos de alto secreto, ya lo
sabes. Pero cualquier cosa tan importante como ésa estaría clasificada en un
lugar mucho más alto. Honestamente te diré que no sé nada. Pudo haber pasado.
Un piloto pudo haber hecho un blanco perfecto con un cohete... o un proyectil
dirigido haber sido lanzado desde el suelo. Pero yo espero que fuera un
accidente a bordo. Algo que causase una explosión. La situación ya es bastante
grave tal como está.
Era la primera vez que había oído a una fuente de
la Fuerza Aérea sugerir que se había llevado a cabo un ataque con
proyectiles dirigidos contra un OVNI. Habían surgido varios otros
informes, pero la mayor parte de ellos parecían ser falsos. La única excepción
(un caso aún sin probar) era un informe que me había sido transmitido por el
difunto Frank Edwards, locutor de noticias bien conocido y
consejero en relaciones públicas del NICAP (Comité Nacional de
Investigaciones sobre los Fenómenos Aéreos).
La fuente de este informe era un oficial de
un barco lanzacohetes que, personalmente, le hizo a Edwards
una narración de lo sucedido. Un día, en 1963, cuando la nave se hallaba
estacionada en el Atlántico Sur, un OVNI se aproximó al barco y -luego se
detuvo, flotando a unos seis kilómetros y medio por encima de él. Según el
oficial, fue enviado un informe de emergencia en código secreto al Departamento
de la Armada, quien ordenó que se realizase un ataque. Fue lanzado un proyectil
superficie/aire, logrando un impacto de pleno y destruyendo por completo el
OVNI.
Tras una detallada discusión con Edwards,
al que conocía desde hacía años, yo sabía que él estaba convencido de la
veracidad de este informe. Pero me dijo que el oficial del lanzacohetes había
insistido en que su nombre no fuera mencionado. Como director del NICAP
había intentado comprobar la historia, pero no pude verificar esta información,
ni siquiera de un modo confidencial.
Aparte de este informe de ataque con cohetes,
el número de accidentes de los OVNI ha convencido a algunos oficiales del
Cuartel General de que, eventualmente, la Fuerza Aérea capturará una de las
espacionaves alienígenas.
A principios de los sesenta, el fracaso de los
intentos de captura fue temporalmente subsanado por los informes optimistas que
llegaban de los proyectos antigravitatorios. Algunos investigadores creían que
pronto seríamos capaces de duplicar los OVNI. Varios jefes de
proyectos habían hecho ya declaraciones, antes que la censura corriese un
tupido velo sobre el tema. Walter Dornberger, presidente de la
compañía Bell Aerospace, había predicho velocidades de al menos
15 000 km por hora para los aviones de pasajeros. G. S. Trimble,
director del gran proyecto antigravedad de la Martin Aircraft
habló de más de 22 000 km por hora. El diseñador de aeroplanos Alexander
D. Sversky predijo viajes a la Luna en tres horas y
media, a Venus en treinta y seis, a Marte en dos
días y al lejano Júpiter en seis.
Hacia 1964 siete compañías aeroespaciales tenían
proyectos antigravitatorios considerados como alto secreto: la Bell, la
Boeing, la Convair, la Douglas, la Hughes, la Lockheed y la
Martin. Otros proyectos acerca de la teoría básica y los aparatos de
prueba de la antigravedad, listados por el Intercambio de Información
Científica, incluían el Laboratorio de Dinámica de Vuelo de la
Fuerza Aérea, la Investigación Física General de la Fuerza Aérea,
la RCA, el Massachusetts Institute of Technology e
importantes investigadores de veintiuna universidades estadounidenses y
extranjeras, entre los que se encontraban el doctor Thomas Gold de Cornell,
el doctor Bryce DeWitt en Carolina del Norte, el doctor
R. H. Dicke de Princeton y el doctor Herman
Bondi en el Kings's College de Londres.
Por aquel tiempo, se difundió una imagen casi
increíble de los descubrimientos y predicciones de los investigadores y los
datos verificados acerca de los OVNI:
Vuelos de pasajeros alrededor del mundo en menos de
dos horas; exploraciones espaciales realizadas a fantásticas velocidades y una
situación militar estremecedora con bombarderos y proyectiles OVNI capaces de
efectuar ataques por sorpresa a 15 000 km de distancia en 30 minutos o menos.
Además, cualquier tipo de hostilidad extraterrestre podría ser evitada... si es
que nos permitían construir una fuerza de OVNI.
Pero en 1966 se desvaneció esta imagen optimista.
Aunque los investigadores de los proyectos seguían trabajando muy duro, no se
acercaban ni con mucho al control de la gravedad. Cuando los principales
científicos admitieron que no sabían por dónde iban, la Fuerza Aérea
intensificó de nuevo sus intentos de capturar un OVNI.
Cosa extraña, a pesar de todas las persecuciones y
ataques, los OVNI habían hecho breves aterrizajes en los Estados Unidos
y otros países. Probablemente los primeros fueran pruebas de aterrizaje. En los
que siguieron es posible que los alienígenas quisiesen mostrar una buena
disposición hacia unos encuentros pacíficos, esperando que terminásemos
nuestras operaciones agresivas. Fueran cuales fuesen las razones, está claro
que se dedicaron a hacer aterrizajes y a aproximarse a los aeropuertos.
En julio de 1962 un extraño objeto volador
descendió hacia el aeropuerto de Camba Punta en Argentina.
El director del aeropuerto, Luis Harvey, ordenó inmediatamente
que se despejase la pista de aterrizaje. En unos pocos momentos un OVNI
descrito como un «objeto perfectamente redondo» se aproximó a
alta velocidad. Luego se detuvo y permaneció estacionario en el aire durante
tres minutos. A pesar de que la Fuerza Aérea argentina había sido
alertada, no fue intentada ninguna intercepción. Pero desgraciadamente, algunos
testigos excitados corrieron hacia el objeto para efectuar una inspección más
de cerca y el disco volador despegó a toda prisa.
![]() |
Aeropuerto de Camba Punta, Argentina. |
![]() |
Aeropuerto Internacional de Ezeiza, Buenos Aires. |
Cuando el capitán llamó a la torre, un controlador
de tráfico le dijo que aquel artefacto acababa de aterrizar. Dado que el
OVNI estaba bloqueando la pista, el capitán hizo subir su aparato, para iniciar
una órbita alrededor del campo. Durante un minuto más el aparato
desconocido permaneció en tierra, iluminado por las luces de aterrizaje. Los
pilotos del DC-8 esperaban ver cómo los coches del aeropuerto corrían a lo
largo de la pista... o al menos se acercaban cuidadosamente al OVNI.
Pero, sin que nadie apareciera, el disco se alzó lentamente y subió hasta
perderse de vista.
Desde entonces, se han realizado «aterrizajes
relámpagos» en diversos países extranjeros. En un caso verificado, un
OVNI permaneció en tierra casi media hora: el aterrizaje más largo del que
se tenga noticia. El informe de este hecho inusitado, que tuvo lugar en
Australia, fue aceptado como genuino por el director regional de
la Aviación Civil.
Poco después de la medianoche del 24 de mayo de
1965, un objeto redondo y brillante se aproximó a Eton Range,
situada a unos 68 km de Mackay. Fue visto por tres testigos en un
hotel de vacaciones aislado: J. W. Tilse, Eric Judin
y John Burgess. Tilse era un veterano piloto civil
australiano, con once mil quinientas horas de vuelo.
El OVNI, tal como lo describiría más
tarde Tilse, era sólido, de aspecto metálico y de al menos diez
metros de diámetro. Bajo una plataforma circular había una hilera de luces.
Los aterrados testigos contemplaron cómo la máquina
se aproximaba por encima de las copas de los árboles. Burgess,
veterano de la Segunda Guerra Mundial, trató de ir por un rifle
para disparar contra el artefacto que descendía, pero Tilse le advirtió
que no lo intentase. Cuando el disco aterrizó disminuyó el brillo, pero no lo
bastante como para saber si habían portillos o ventanillas. No sabiendo lo que
podía pasar, los tres hombres mantuvieron su distancia.
Durante unos treinta minutos el OVNI
permaneció en tierra. Cuando se alzó, se pudo ver brevemente un tren de
aterrizaje de trípode, antes que fuera retraído. El disco volador aceleró
desapareciendo con rapidez. Donde había aterrizado se veía un anillo de 90
centímetros de anchura, cuyo diámetro interior era de 7 metros. Además, las
copas de los árboles habían sido chamuscadas por el paso cercano del OVNI.
«Siempre me he burlado de esos informes
-admitió luego Tilse-. Pero todos lo vimos. Estaba bajo el control de
alguna inteligencia, y desde luego no era ningún aparato aéreo conocido.»
El informe y las evidencias del aterrizaje fueron
comprobados y confirmados por el investigador del NICAP (Comité Nacional
de Investigaciones sobre los Fenómenos Aéreos) Paul Norman,
un ingeniero estadounidense residente en Australia.
En los Estados Unidos han sido
llevados a cabo varios aterrizajes verificados. Uno fue en 1964, a algunos
kilómetros de Socorro, Nuevo México. El agente de
policía Lonnie Zamora estaba persiguiendo a un automovilista que
había excedido el límite de velocidad cuando vio un artefacto de forma ovalada
en una quebrada situada junto a la autopista.
Abandonando la persecución, se dirigió hacia
el OVNI, pero, cuando se detuvo junto a él, surgió una llamarada, parecida a la
que lanza un cohete al despegar, de su parte inferior, y la nave desapareció
con rapidez.
Cuando la Fuerza Aérea investigó, comprobando las
evidencias halladas en aquel lugar, nadie esperaba otra cosa que la habitual
ridiculización y explicaciones. En lugar de eso, fue admitido que el agente
Zamora había visto un «vehículo desconocido». La
declaración oficial, firmada por uno de los portavoces del Cuartel
General, el mayor Maston M. Jacks, asombró a mucha gente
que conocía la política de negativas de la Fuerza Aérea. Aún hoy
sigue siendo un misterio el porqué fue hecha tal declaración.
Desde hace algún tiempo, varios consejeros del NICAP
y otros investigadores serios han presionado para que el público sea preparado
para eventuales contactos con seres de otros mundos. Una persona que apoya con
todas sus fuerzas esta opinión es un profesor de la Universidad de
Stanford, el doctor Magoroh Maruyama, que tiene una gran
experiencia en antropología, psicología y comunicaciones.
Hasta ahora, las persecuciones de los reactores de
la Fuerza Aérea y las negativas de la existencia de los OVNI han
hecho que sea casi imposible iniciar un programa de preparación.
Pero las recientes investigaciones sobre
aterrizajes confirmados hechas por miembros de la Fuerza Aérea
que se oponen a los intentos de captura, han dado lugar a sólidos argumentos
para que se inicie una nueva operación:
1) En todos estos años, las persecuciones han
fracasado.
2) Incluso si los alienígenas de los OVNI
deseasen tener contactos pacíficos, los ataques continuados podrían llevar a
una hostilidad abierta.
3) ¿Por qué no intentar un nuevo tipo de operación:
dar a los alienígenas una oportunidad de aterrizar sin ser molestados? Detener
todas las cacerías y ordenar a todos los pilotos que se mantengan alejados de
los OVNI. Advertir a todas las bases navales y militares y a
todos los aeropuertos para que no se produzcan intentos de tender una trampa.
Probablemente se necesite el paso de un cierto tiempo, después de todos esos
ataques, pero dado que los alienígenas ya han aterrizado, quizás estén
dispuestos a intentarlo de nuevo. Esto podría llevar, eventualmente, a que nos
enterásemos de la tecnología de los OVNI, sin ninguna nueva agresión.
Hasta ahora, los altos planificadores han resistido
a estas presiones. Algunos de ellos temen que los alienígenas no aterricen para
establecer contacto... o que esto lleve demasiado tiempo. Mientras tanto,
alguna otra nación (quizás un enemigo conocido) podría forzar a aterrizar a un OVNI
y lograr los secretos que le dan su superioridad.
![]() |
OVNI de origen pleyadiano, fotografiado por el contactado suizo Eduard Billy Meier |
Pero aun si nuestra Fuerza Aérea capturase un OVNI,
los resultados podrían ser desastrosos... especialmente si hubiera seres
alienígenas a bordo. Para mantener en secreto la captura, es indudable que la Fuerza
Aérea trataría de acordonar el área, tal como hizo cuando se informó de
que espacionaves que iban volando a baja altura habían aterrizado en
Pennsylvania y Nuevo México. Aparte de esto, no hay un verdadero
plan para tratar a los seres espaciales.
Sin saber cómo son, o al menos tener una idea
aproximada, no podemos llevar a cabo ningún plan realista. Sin este
conocimiento y cuidadosas preparaciones, resultaría terriblemente difícil el
comprender a tales criaturas espaciales.
En un estudio especial realizado para la NASA,
el Instituto Brookins ha advertido que una raza superior del
espacio puede estar tan avanzada que ni siquiera nos sea posible comunicarnos
con ella. Pero otros que han estudiado cuidadosamente la situación de los OVNI
rechazan este sombrío panorama.
Podemos intentar vernos, tanto a nosotros como a
nuestro mundo, de la manera en que nos ven los alienígenas de los OVNI.
No es fácil. La mayor parte de nosotros ni siquiera
nos podemos ver tal como realmente somos. Pero, en los últimos años, se ha
llevado a cabo un trabajo serio al respecto por parte de lingüistas, ingenieros
en comunicaciones, psicólogos, biólogos y otros especialistas preocupados por
nuestro actual dilema. En estas discusiones privadas he oído serias opiniones
basadas en nuestros propios planes de exploración espacial, estudios acerca de
la posible vida extraterrestre, la evidencia de los OVNI y las emisiones de
televisión y radio que los alienígenas pueden haber captado durante estos años.
El principal propósito es tratar de responder a estas preguntas: ¿qué es lo que
saben acerca de nosotros esos seres de los OVNI... o qué es lo que piensan
después de observarnos durante todo este tiempo? Algunos de los resultados son
asombrosos.
Quizá crea que es imposible imaginarse a usted
mismo en el lugar de un ser espacial desconocido.
Pero, si hace la prueba, al menos podrá ver las
dificultades que una raza, incluso avanzada, puede tener en el intento de
comprender a los habitantes del planeta Tierra. Tal vez pueda
llegar a dar una ojeada, a través de los ojos de los seres espaciales, a la
raza humana... y a nuestra llamada civilización.