Debido a una ECM, Mellen-Thomas Benedict
fue
expulsado al espacio, atravesando el centro de la galaxia: Aprendí que esta galaxia, y todo el
universo, es una explosión de diferentes variedades de vida. Vi muchos mundos.
¡La buena noticia es que no estamos solos en este universo!
Realmente… ¿Qué pueden decirnos los extraterrestres sobre el Mas Allá?: Básicamente que existen otras dimensiones; de igual modo que la vida es un camino, un propósito que inexorablemente nos llevaría finalmente a reencontrarnos con una Entidad Superior, un Creador que experimenta sobre Sí mismo en relación a un concepto claramente entendible: Amor.
Podría
decirse que la Creación misma
gira entorno a ese poderoso sentimiento como fuerza impulsora y determinante:
Si nos detuviésemos en nuestra vida cotidiana, observando aquellos que nos
rodean, veríamos a primera vista como algunos de ellos son más felices que
otros, incluso gentes con menos recursos parecen ser más afortunados que otros con
abundantes medios materiales y la razón viene dada porque que intrínsecamente,
la felicidad está condicionada por el Amor
o bien la ausencia de este…
Gracias al
testimonio de muchos contactados tales como el mexicano Alberto Zecua
sabemos que los extraterrestres son capaces de moverse a voluntad en
diferentes dimensiones; incluso pueden percibir, con su tecnología
avanzadísima, justo el preciso instante de la “muerte física” cuando aquello que se define como alma, es decir, “la energía astral” abandona nuestro cuerpo material: Tal y como le explicaron al contactado
italiano Giorgio Dibitonto,
los extraterrestres llaman a ese intervalo “paso”:
…Miré con curiosidad, y al rato me pareció como
si el hombre se estuviese desdoblando. Una imagen completamente semejante a la
suya, pero muy ligera, se alzó horizontalmente de la cama, dio la vuelta por el
aire de la habitación y se puso suavemente en pie sobre el pavimento. Al mismo
tiempo la otra figura, la que yacía en la cama, se quedó quieta, dejó de
respirar fatigosamente, y los familiares le cerraron los ojos y empezaron a
llorar y a lamentarse en alta voz. (Del libro Ángeles en astronave,
de Giorgio Dibitonto)
Ciertamente,
el instinto humano nos hace mirar de reojo el momento final, tal vez porque
instintivamente intentamos apartar de nuestros pensamientos aquello que tarde o
temprano sabemos llegara inexorablemente: Nos produce temor la incertidumbre y
el miedo a lo desconocido; y es por ello, que esta entrada en mi blog tiene un
significado especial, bien porque considero que he leído un número suficiente
de libros* respecto a las ECM (experiencias
cercanas a la muerte) como para dar
por hecho que el alma, el espíritu, es
transcendente y eterno aun cuando nosotros mismos no seamos conscientes de ello.
Se puede afirmar por tanto que existen otros planos de realidad donde la vida continua,
lugares donde “evolucionamos
en esa nueva realidad”; somos
por así decirlo, “una chispa
de Dios”, Entidad con quien finalmente nos reencontraremos…
*[Estoy bien, de JJ Benítez; Al otro lado del túnel, del Dr. José
Miguel Gaona Cartolano; La última
puerta, del Dr. Miguel Ángel Pertierre; Vida después de la vida, del Dr. Raymond A. Moody; Crónicas del Más Allá, de Sol
Blanco-Soler; La Prueba, de
Mado Martínez; Voces del Más Allá,
de Carlos G. Fernández.]
Si damos
por hecho que el Universo es un
lugar auto-contenido, donde
todos los sucesos quedan registrados y accesibles en un momento dado, el tiempo, tal y como lo percibimos distaría
mucho de la realidad que admitimos como oficial; me refiero concretamente a que
“el paso del tiempo es una percepción referida únicamente a seres biológicos”, al
contrario de otros ámbitos y dimensiones donde parece ser que funciona como una
totalidad: Quiere decirse con ello que pasado,
presente y futuro se concebirían a modo de singularidad única (En la
descripción de la Teoría Cuántica
se hace una aproximación a ese concepto ya que el tiempo podría correr hacia
atrás, e igualmente el futuro influiría en el pasado y presente. Respecto a la Teoría de la Relatividad se hace
mención a un tiempo impreciso y maleable; en la cual los tiempos de dos
personas que se desplazan una respecto a la otra no coinciden, aumentando esa
diferencia cuando la velocidad se hace mayor; llegando incluso a paralizarse
cuando se alcanzan velocidades iguales o superiores a la luz.)
Todo ello
nos lleva a pensar que a los seres humanos nos cuesta mucho entender
términos como eternidad o infinito, porque necesariamente buscamos
trazar un principio y fin, reflejando instintivamente en
ello el devenir de nuestra propia vida; olvidando a su vez que ya en la
actualidad muchos científicos de nuestro planeta atisban la existencia de otras
posibilidades que la mente se resiste a admitir… por ejemplo, el concepto de otras dimensiones o bien universos paralelos.
Bajo estas
premisas… ¿Existe una Inteligencia Creadora?...
La gran mayoría de los científicos no dudan en admitirlo, básicamente porque
los hombres de ciencia, analizando estadísticamente los Ajustes Finos del Universo (Fine-tuning ; Principio
Antrópico ; universo
deliberadamente diseñado) entienden que las probabilidades reales para
que el propio Universo haya sido
capaz de ordenarse por sí mismo adecuada y aleatoriamente son prácticamente
nulas; es decir, que las cuatro fuerzas fundamentales que lo componen, (nuclear fuerte, nuclear débil, electromagnetismo
y gravedad) no habrían sido capaces arbitrariamente de impulsar la
formación de galaxias, estrellas, planetas, así como finalmente la propia vida.
Ello viene dado porque, estadísticamente, los científicos ven imposible que
esos Ajustes Finos del Universo hayan
ocurrido por casualidad, deduciendo en este hecho la intervención de una Inteligencia Creadora, o tal vez,
una Suprema Fuerza Creadora
como llaman a esa Inteligencia la
gran mayoría de civilizaciones extraterrestres.
El
investigador Miguel Pedrero, en una conferencia, exponía…:
Sir Fred
Hoyle, profesor de astronomía
en la Universidad de Cambridge,
decía lo siguiente:
-Una
interpretación obvia de los hechos sugiere que una súper-inteligencia ha jugado
con la física, química y biología y que en la naturaleza no hay fuerzas ciegas
dignas de mención. Las cifras que calculamos a partir de los hechos me parecen
tan abrumadoras que ponen este asunto fuera de toda duda…
Está
hablando de la existencia de una Inteligencia
Creadora, él (Fred Hoyle)
siempre ponía un ejemplo:
-Esto es
como si, imaginaros que pasa un tornado por encima de un montón de basura y por
cuestiones del azar, cuando el tornado se ha ido, ha desaparecido, y ese montón
de basura acaba convertido en un Boeing 727 con combustible y pilotos dispuesto
para despegar, es absurdo, ¿no?
Él decía:
-Podéis
hacer todos los estudios estadísticos que queráis, hemos llegado a la
conclusión una posibilidad de 10 elevado a 10 elevado a 123, es decir, eso
nunca se produce, de hecho los estadísticos opinan que una cosa que pueda
suceder en una ocasión, que exista una posibilidad que pueda existir entre 10
elevado a 50 no ha sucedido nunca jamás en toda la historia del Universo, es
imposible.
(Fuente: Transcripción
parcial del video DIOS EXISTE, las mejores evidencias de una verdad transcendental,
(Mindalia Televisión, Miguel Pedrero, 2 de abril de 2017))
"DIOS EXISTE: LAS MEJORES EVIDENCIAS DE UNA VERDAD TRASCENDENTAL" MIGUEL PEDRERO. 8ª J.DESPIERTA
A continuación, una experiencia de ECM
(experiencia cercana a la muerte) recogida prodigiosamente en el libro La
Prueba, de Mado Martínez. En esa experiencia el protagonista es capaz de
interactuar con algún tipo de Inteligencia que le muestra el Universo de un
modo que jamás hubiese imaginado…
……..……….………..…………………………………………….
Del libro La Prueba, de Mado
Martinez
Mellen-Thomas Benedict, el vidriero
con cáncer cerebral terminal que se recuperó tras una ECM
El artista vidriero Mellen-Thomas Benedict,
residente en California, pasó por la década de 1970 terriblemente
preocupado por los problemas de la contaminación del planeta, hasta el punto de
pensar que los seres humanos eran un cáncer para la tierra. Así lo veía él: el
planeta era un organismo vivo comido por la invasión cancerosa de todos y cada
uno de los seres humanos. A principios de la década siguiente, Benedict perdía
la batalla contra un cáncer cerebral terminal. Se había convertido en lo que
pensaba que era, nunca mejor dicho: un cáncer. Según él mismo confesaba, su
negatividad fue lo que le llevó a aquel punto: «Eso es lo que me mató. Ten
cuidado con cuál es tu visión del mundo. Se puede volver contra ti si es una
visión negativa». Los médicos le habían dicho que su caso era inoperable.
Tampoco podían tratarle con quimioterapia porque, al parecer, no habría hecho
más que complicar su situación convirtiéndole en un vegetal. Le dieron ocho
meses de vida.
Un buen día, se despertó a las cuatro de la
madrugada con el convencimiento de que sería su última jornada en la tierra, y
en cierto modo así fue: «De súbito, me encontraba totalmente consciente y de
pie, pero mi cuerpo seguía en la cama. Estaba aquella oscuridad a mí alrededor.
Estar fuera del cuerpo era una experiencia aún más vívida que la ordinaria. Era
tan vívida que podía ver cada habitación de la casa, podía ver el techo de la
casa, podía ver los alrededores de la casa, podía ver por debajo de la casa. Vi
una luz brillante. Me volví hacia ella [...]. Era tan magnífica. Tangible. Se
la podía sentir. Era atractiva. Querías ir hacia ella como querrías hacerlo a
los brazos de tu madre o padre ideal. Cuando empecé a acercarme a la luz, supe
intuitivamente que, si iba hacia ella, moriría. Así que, mientras me acercaba,
dije: “Por favor, espera un momento. Quiero pensarlo; me gustaría decir algo
antes de partir”. Para mi sorpresa, toda la experiencia se paró en ese
punto. Tú controlas tu experiencia de vida tras la muerte. No vas montado en
una montaña rusa. Así que, mi petición fue atendida y tuve algunas
conversaciones con esa luz, que se iba transformando en diferentes figuras,
tales como Jesús, Buda, Krishna, mandalas, imágenes arquetípicas y signos. Le
pregunté a la luz: “¿Qué está pasando aquí? Por favor, luz, explícamelo. Quiero
saber la verdad”. En realidad no puedo reproducir las palabras exactas que
dije en ese momento, porque era una especie de telepatía».
A continuación, MelIen-Thomas fue
absorbido por aquella luz intensa. El amor que emanaba y lo contagiaba era
indescriptible. Entró ¿en otra dimensión?, un lugar que él describió como otro
«reino», en el que había otra luz todavía más brillante y poderosa, que, según
le indicaron, era el río de la vida. Le invitaron a beber de ella hasta que su
corazón se regocijara, y eso hizo: «Era como beber la vida misma. Estaba en
éxtasis». La sabia luz parecía saberlo todo de él, incluso era capaz de
adivinar sus deseos, y como respuesta a su deseo de conocer y explorar el
universo, MelIen-Thomas fue expulsado al espacio atravesando el centro de la
galaxia. Allí, siempre según su versión, adquirió nuevos conocimientos sobre el
universo: «Aprendí que esta galaxia, y todo el universo, es una explosión de
diferentes variedades de vida. Vi muchos mundos. ¡La buena noticia es que no
estamos solos en este universo! [ ... ] Al principio pensé que iba a algún
sitio, viajando realmente. ¡Pero entonces me di cuenta de que, a medida que la
corriente se expandía, mi consciencia también se expandía hasta englobar cada
cosa del universo! Toda la creación pasó por mí. ¡Era una maravilla
inimaginable! ¡Yo era realmente un niño maravilloso, un bebé en el País de las
Maravillas! Era como si todas las creaciones del universo desfilasen por mi
lado y se desvanecieran en una mancha de luz: Casi inmediatamente, una segunda
luz apareció ante mí. Venía de todas partes. Era tan diferente, una luz
compuesta de frecuencias más numerosas que las presentes en el universo. De
nuevo, sentí y oí múltiples dulces explosiones sonoras. Mi consciencia, o mi
ser, se expandía para entrelazarse con todo el universo holográfico y más
allá».
Los antiguos ya lo sospechaban. Ellos decían que Dios
creaba nuevos universos periódicamente al exhalar, y destruía otros tantos al
inspirar [...]. ¡El vacío es menos que nada, pero es más que todo lo que es! El
vacío es el cero absoluto; un caos formando todas las posibilidades. Es la
consciencia absoluta; mucho más incluso que la inteligencia universal [...]. El
vacío está dentro y fuera de todas las cosas. Tú, en este mismo momento,
mientras estás viviendo, eres permanente y simultáneamente, por dentro y por
fuera..., vacío. No tienes que trasladarte ni morirte ni ninguna otra cosa para
ir allí. El vacío es la vacuidad o la nada entre todas las manifestaciones
físicas. El espacio entre los átomos y sus componentes. La ciencia moderna ha
empezado a estudiar este espacio entre todo. [...] Lo que los místicos llaman «vacío» no es un vacío. Está repleto de
energía, una clase diferente de energía que ha creado todo lo que somos.
Después del Big Bang, todo es
vibración».
Vida después de la Vida: El Alucinante Caso de Mellen Thomas
Lo curioso es que, gracias al conocimiento que
adquirió en aquel increíble viaje a los confines del universo y la inteligencia
universal, Mellen-Thomas fue capaz de teorizar, desarrollar e
incluso patentar algunas tecnologías, tal y como le sucediera a otros
supervivientes de una ECM. ¿Realmente quienes viven esta suerte de
experiencias son personas privilegiadas, capaces de alcanzar unos sofisticados
niveles de conocimiento y verdad? No lo sé. Tal vez, algún día, lo sepamos
todos. Su relato puede parecernos demasiado fantástico, una historia de ciencia
ficción. Sin embargo, los que más estudiaron el caso de Mellen-Thomas
fueron los doctores Kenneth Hing y Janice Holden,
ambos con una gran trayectoria de rigurosidad en el estudio de las ECM y con un
exhaustivo trabajo de investigación a sus espaldas. Los dos expertos
encontraron pruebas suficientes para apoyar la credibilidad de la historia de Benedict.
DESCRIBIENDO EL MAS ALLÁ A TRAVÉS DE LA HIPNOSIS por Miguel Pedrero
Transcripción de mí entrevista con
Mellen-Thomas Benedict
YO. Tu caso me llamó mucho la atención porque
parece que tu ECM tuvo como consecuencia que te curaste de un
cáncer terminal. ¿Se suponía que debí as morir o te habían dado alguna
esperanza los médicos?
M. T. Me habían diagnosticado un cáncer cerebral terminal.
Me dieron ocho meses de vida. No había esperanza. Aun así, querían que me
sometiera a radiación, una operación... Pero, tras hablarlo con mi médico,
decidí que lo mejor era encontrar algún lugar donde morir. Acabé en un pequeño
centro de cuidados paliativos, que en Estados Unidos llamamos «hospice»,
una organización sin ánimo de lucro, un lugar al que puedes ir para quedarte y
recibir cuidados hasta el momento de tu muerte. Allí es donde tuve mi ECM.
YO. ¿Qué dirías que fue lo que más te impactó de
ese mundo al que fuiste?
M. T. Mi ECM tuvo lugar antes de la
generalización del uso de internet [...], fue bastante diferente a las que
usualmente se reportan ahora, en la era de las nuevas tecnologías. Hoy por hoy,
todos parecen tener el mismo tipo de experiencia, el túnel de luz y todo eso.
Antes de que llegase Internet, el túnel de luz no era un elemento común en las ECM.
Hay una gran diferencia entre las ECM anteriores y posteriores a
internet.
YO. ¿Así que internet ha influido en estos tipos de
experiencias?
M. T. Se ha vuelto un círculo cerrado. Antes de la
era de internet, una persona que había pasado por una ECM tardaba
cinco años en poder hablar de ello, mientras que ahora, estornudas, tienes una ECM
y escribes un libro. Es como ir a un parque de atracciones. Creo que cada
persona tiene un a ECM diferente dependiendo de su trasfondo
religioso o su experiencia vital, así que lo que yo esperaría es que cada uno tuviese
su propia experiencia única. Llevo treinta años investigando el fenómeno
alrededor del mundo, y siendo investigado asimismo. Trato de hacer entender a
la gente lo que está pasando, que es una experiencia natural, que no es física.
Algunos lo consideran casi religioso, cas i metafísico o espiritual. Y
realmente no es ninguna de estas cosas. Es un hecho muy natural. Doy
conferencias sobre la materia y puedo decirte que las ECM son tan
comunes en humanos como en plantas, animales y estrellas. Cuando una estrella
muere, crea otras estrellas nuevas. Eso es reencarnación. Yo fui el primero,
que se sepa, que detuvo la experiencia y empecé a interactuar con ella de un
modo completamente diferente.
Me di cuenta de que estaba teniendo una experiencia
que parecía interactiva, y por eso le pregunté a la luz: «Hey, ¿puedes parar
aquí? Tengo algunas preguntas». Y la luz dijo: «Sí, claro. ¿Cuáles son tus
preguntas?». Y así fue como tuvimos una larga conversación. No vi a nadie
que conociera, a ningún miembro de mi familia ni nada de eso, pero si me
encontré con un par de personas interesantes; eran patrones encarnacionales: Walter
Russell, un gran científico, y Ghadiali Dinshah, un
terapeuta famoso en los años veinte del siglo pasado. Me encontré a estos dos
al otro lado y me educaron. Le hice a la luz un montón de preguntas
significativas que jamás había hecho antes, y no sé muy bien por qué, pero como
yo creía que la humanidad era un asco y que íbamos a destruir el mundo, lo
primero que le pregunté fue por qué los humanos éramos tan oscuros, peligrosos
y malvados. Entonces la luz me puso dentro de ella, era como un mandala, y
entonces vi las almas humanas, porque sentí que podía ver en todas y cada una
de ellas, incluida la mía. ¡Jamás había visto mi propia alma! Lo que vi fue que
el alma humana no es oscura. No me importa quién eres, qué has hecho, tus
acciones oscuras... Todo está hecho de luz, ya seas Adolf Hitler o el Papa.
Todos tenemos esa pureza en nuestro interior, y no podemos corromperla. Esto me
dejó muy tocado, y empecé a ver la humanidad de otra manera, porque mientras
miraba estas almas estas almas, la luz me decía: «Oh, bellas almas», la luz nos
veía bellos.
![]() |
Walter Russell |
![]() |
Ghadiali Dinshah |
YO Sé que creaste algunas nuevas tecnologías
gracias al conocimiento que adquiriste durante tu ECM...
M. T. Me volví inventor tras mi ECM,
pero de niño siempre me gustaba arreglar los juguetes rotos del vecindario; yo
era el que siempre los reparaba, así que ya había algo de inventor en mí, no es
algo que me dieran por arte de magia. Cu ando le pregunté a la luz qué podría
hacer cuando volviera a mi nueva vida, me dijo que mi talento estaba en la
invención, ya fuera la escritura, el arte, inventar cosas... Lo que pasa es que
yo creía que no iba a volver a mi cuerpo, pensaba que iba a reencarnarme en un
nuevo ser.
YO_ ¿De veras? Así que al principio tú creías que
ibas a regresar en otro cuerpo.
M. T. Bueno, eso creía... La luz me explicó que
la reencarnación era la forma más natural a través de la cual el universo hace las
cosas. Por eso las plantas también tienen ECM, los animales... Todo el universo
está hecho para regenerar y reencarnar, de una forma u otra. Muchos sobreviven
a la muerte de diferentes formas hasta que entran en una nueva encarnación. Lo
que a mí me pasó es que, a pesar de que entendí de qué iba la reencarnación, no
volví en un cuerpo nuevo, sino que regresé al viejo.
Unos días más tarde, me encontraba pensando: «Vaya
tela, he tenido una experiencia de la leche, y aquí estoy otra vez. ¡justo
donde empecé! ».
![]() |
Mado Martínez, autora del libro La Prueba |
YO_ ¿No se sorprendieron los médicos cuando te
recuperaste? ¿Qué te dijeron? ¿Que era un milagro?
M. T. No. no dijeron nada de eso. Yo les había
dicho que no quería que me reanimasen si moría, y se dieron cuenta de que
estaba vivo porque, al volver en mí, traté de levantarme y me caí al suelo.
Entraron al oír el ruido. Mi cuidadora dijo que yo no dejaba de murmurar: « ¡Amo
mi vida!». Esa frase se convirtió en mi mantra. Estaban bastante sorprendidos.
No sé cómo empecé a sanar, si al tener la ECM o después, pero un
día me dijeron que ya no me iba a morir y que podía volver a casa. Me hicieron
pruebas. Yo no quería que me las hicieran porque acababa de tener una
experiencia maravillosa y ya no me importaba nada, porque me sentía genial. No
quería saber si todavía tenía cáncer o no, e incluso me negué durante meses a
que me hicieran pruebas, pero luego mis amigos me convencieron y me las hice.
Ni rastro de cáncer. Fui el único que dijo que aquello era un milagro. Pero los
médicos dijeron que no, que aquello no se llamaba «milagro», que ellos lo llamaban
«remisiones espontáneas». Pasa más de lo que piensas. Hay gente a la que le dan
un diagnóstico terminal y, de repente, el cáncer desaparece. Han pasado treinta
años y jamás he tenido una recaída.
III CONGRESO DE MISTERIO – MADO MARTÍNEZ – LA PRUEBA
YO. ¿Tienes alguna teoría sobre lo que son las ECM?
M. T. Sí. Lo que nos creó a nosotros fue la tierra. No fueron los extraterrestres, ni un dios, ni nada de eso. Somos una expresión natural del universo. Nuestra galaxia es una de las más antiguas, y somos más viejos de lo que pensamos. La luz no es Dios, y creo que esa palabra. «Dios», es un poco comodín y la gente la usa cuando no entiende lo que es el universo. Mueres y te reencarnas. Puedes influir en este hecho si te vuelves más consciente y aprendes cómo guiar tu consciencia, e incluso naces con más consciencia, cosa que estamos viendo mucho ahora con los llamados «niños indigo». En estos momentos estamos muriendo siendo más conscientes y naciendo siendo más conscientes que nunca. Se trata de un tema evolutivo. Cuando le pregunté a la luz cuál era el plan para poder seguirlo, me dijo que no había ningún plan. Debemos apreciar el universo, explorarlo, vivir nuestra magnífica vida. Ese es el regalo que tú le retornas al universo.
YO. Entonces, ¿qué dirías tú que es esa palabra que la gente tanto usa preguntándose si existe: el Mas Allá? ¿No hay un Más Allá?
M. T. Hay una cosa muy interesante que aprendí sobre el Más Allá: es la vida que estás viviendo ahora, Vivimos en el Más Allá a causa de la reencarnación. El otro lado es solo un punto de transición porque tu energía regresa adonde debe, que en nuestro caso, para los humanos, es el planeta Tierra, porque todavía no hemos terminado en este camino. Algún día puede que ya no necesitemos un cuerpo, y que tengamos un aspecto bastante distinto al que tenemos ahora… ¡Hace un millón de años también éramos bastante diferentes! Hemos evolucionado. Yo no quiero volver atrás. Solo quiero ir hacia delante. Por eso la luz dijo que debíamos amar esta vida que tenemos ahora tal y como la conocemos, porque es un gran logro.
………………………………………………………………….
Del libro Angeles en astronave, de Giorgio
Dibitonto
…Giorgio Dibitonto, después de
visiones inesperadas, emocionados encuentros e inolvidables viajes llevados a
cabo a bordo de vehículos extraterrestres, con los que se le dio la posibilidad
de descender a un maravilloso planeta, donde vivió una de las más
extraordinarias e impresionantes experiencias, nos relata con suma sencillez,
no sólo cuál es la verdadera y sublime identidad de Ramu, velada
por Adamski tras este nombre ficticio, sino también cuáles son
los fines altamente espirituales de este gran personaje, por el que fue “contactado”,
el cual, junto a otros Hermanos del Espacio, desde siempre obra y
se prodiga para ayudar a la humanidad sufriente de nuestro planeta (PROLOGO de Eufemio
del Buono).
EL SER DE LAS ALAS DE LUZ
…Aquella tarde me encontraba en casa. Alzando
casualmente la cabeza, entreví en la habitación una luz que se hizo cada vez
más fuerte hasta volverse más intensa que la natural. En medio de este
resplandor apareció la figura de un joven de una belleza extraordinaria. Lo
observé asombrado y vi que estaba un poco levantado del suelo. Sus pies estaban
desnudos, vestía una túnica brillante y tenía dos alas esplendentes. Continué admirándolo,
arrebatado por la dulzura y majestad de aquel rostro. La visión duró mucho
tiempo, hasta que se desvaneció como había venido.
…Una tarde, antes de Pascua, apenas
hube entrado en casa y me dispuse a dedicarme a mis cosas de costumbre, la
aparición volvió a dejarse ver, en el mismo punto y del mimo modo que la
primera vez.
Su luz se
difundía por toda la habitación y era como si me penetrase profundamente. La
radiante belleza de aquel Ser creaba en mí una dulce perturbación y el deseo de
que no se fuese. Completamente prendido de la visión, no conseguía moverme, ni
pensar en otra cosa.
Me animé, y
le pregunté quién era. Él sonrió y con voz suavísima, me respondió: “Yo soy
Rafael”. Expresé el deseo de saber algo más sobre él y me dijo: “En las
Escrituras encontrarás el libro de Tobías; a través de él te será dado
conocerme mejor. Me volverás a ver”.
Permaneció
aún delante de mí con sus ojos de luz penetrante y dulcísima. Luego
desapareció, y con él todo el resplandor fue diluyéndose poco a poco.
EL LUGAR PREELEGIDO PARA EL ENCUENTRO
Me encontraba en la cama para una breve siesta.
Estaba cogiendo el sueño, cuando una nítida visión apareció ante mis ojos. Veía
un bosque, sus árboles, los matorrales y la hierba dividida por un sendero.
Sentí que me invadía una profunda paz. Esperé comprender el significado de
cuanto me estaba sucediendo, y entonces oí la voz de Rafael que me dijo:
-“Observa bien el lugar. Lo reconocerás: ha sido
elegido de antemano para nuestro encuentro”.
Todo desapareció, y me quedó una calma serena.
Traté de indagar la naturaleza del encuentro que se me había prometido. Pensé
que la aparición se volvería a mostrar allí arriba en la naturaleza mejor que
entre las paredes de casa. Esta me pareció una respuesta; pero sentía que no
era todo. Recordé cuanto me había dicho Rafael: “Me volverás a
ver”. Decidí quedar tranquilo esperando.
La noche del 23 de Abril de 1980, el Angel
me comunicó:
-“Pasado mañana al empezar la tarde cogerás tu
automóvil y te trasladarás a Finale Ligure. Allí sabrás qué
hacer. Te saludo”.
Venciendo todo titubeo, el día establecido salí. La
costa se veía recorrida por turistas que habían decidido pasar el puente de
vacaciones en el mar.
Cuando llegué a Finale no tuve que
plantearme demasiados problemas porque la voz de Rafael llegó puntual para
indicarme el recorrido.
-“Debes trasladarte a Calice” -me dijo-,”y
desde allí proseguirás hacia la montaña. Se te darán otras indicaciones útiles
para conducirte al lugar del encuentro”.
Mientras mi auto subía las curvas del valle, no
lograba determinar si lo que me hacía seguir era del todo mi voluntad, o una
voluntad superior a mí, si era la curiosidad más fuerte que todo temor o la
alegría de un encuentro que mi ánimo presentía sublime.
Sin embargo el misterio era indiscutible: no
comprendía por qué había sido invitado a trasladarme hasta allá arriba.
Siguiendo las indicaciones telepáticas había girado hacia la derecha y ahora
iba flanqueando otro valle que se abría y se delineaba de modo irregular bajo
el sol de la tarde. Continué hasta que se me dijo que abandonase mi Fiat 500
y siguiese a pie. Entonces, después de haber aparcado el coche en un pequeño
descampado a la derecha de la carretera asfaltada, me encaminé hacia un sendero
que remontaba la costa, siempre siguiendo las indicaciones que, cuando dudaba,
se me comunicaban puntualmente.
Ahora subía la pendiente y me faltaba el aliento,
quizá porque no estaba habituado a tales escaladas, o quizá por, la emoción del
misterio a cuyo encuentro iba.
El corazón
me saltaba ahora en la garganta. Me detuve. La voz de Rafael me alcanzó
enseguida –“No hay nada que temer”, -me dijo-. “Respira profundamente. Descansa
un poco y continúa. Te sentirás bien”.
Obedecí
prontamente y me sentí invadido de un agradable calor que me devolvió el tono y
la fuerza. Reemprendí mi camino hacia la subida. A las espaldas tenía el sol,
delante de mí estaba la luna. Me pereció que me hacían compañía y pensé que
querían ser testigos de lo que me iba a suceder. Caminaba, y de vez en cuando
miraba al cielo. Estaba emocionado. El sendero se adentraba ahora por una zona
más abierta; a la derecha subía la montaña y a la izquierda veía aún el valle.
Reconocí el lugar que se me había mostrado en la
visión. Lo miré y me sorprendió haberlo visto ya tal como era. Mi emoción se
acrecentó.
-“Respira
profundamente y camina”, -dijo Rafael. Lo hice y volvió a inundarme
el calor tonificante y restaurador. Una agradable brisa ligera recorrió mi
persona. Me sentí tan sereno que en el ánimo apareció la alegría. La brisa
hacía temblar suavemente algunas hojas, y me pareció que también la naturaleza
participaba en aquella espera.
Me llegó la voz de Rafael.
–“Venimos por la parte del sol”, -dijo-; “estamos
muy cerca”.
Lo había oído muy claramente como si procediese de
un punto del cielo detrás de mis espaldas. Me volví y, contra el sol, sobre el
valle, note una mancha vaporosa que bajaba velozmente viniendo hacia mí. Oí que
emitía un ligero zumbido.
Experimenté un cierto temor, pero ello no me
impidió tener los ojos dirigidos al misterioso objeto. Se acercó moderando
suavemente la velocidad e inició una caída vertical hasta pararse en el aire a
pocas decenas de metros por encima de mi cabeza. Ahora lo veía bien: aparecía
como un gran disco plateado que en algunos trozos parecía vidrio fundido con
peltre.
Por todo alrededor tenía luces de varios colores, y
por abajo mostraba tres grandes esferas. Me sentí fuertemente atraído hacia lo
alto, mientras todo sentimiento de temor se desvanecía.
El objeto se
alejó nuevamente hacia el cielo y fue a detenerse sobre la copa de los árboles.
Ahora podía observarlo sin ningún impedimento. Mostraba en la parte superior
una gran cúpula, sobre cuya cima estaba encendida una luz blanquísima que
iluminaba el disco por todo alrededor. La cúpula tenía escotillas redondas que
giraban, por las que salía una luz semejante a la que irradiaba por encima.
Esta luz aumentó y en vez de deslumbrarme, me daba una sensación agradabilísima.
En comparación con ella el sol era ahora de un
amarillo descolorido. Fascinado, miraba fijamente esta luz y al mismo tiempo
sentía que una insólita alegría penetraba en mi ánimo, dándome una sensación de
felicidad. Desde aquel objeto luminoso oí la voz de Rafael que me hablaba.
-“No es la primera vez”, -dijo-, “que
encontramos a los hombres de la Tierra
de este modo. Desde siempre hablamos a vuestra humanidad desde nuestros medios
espaciales, desde los discos y desde las astronaves. En las Escrituras se lee
que el Señor hablaba al hombre de la Tierra
desde una nube: es lo que te sucede ahora a tí por primera vez y lo que se dio
a experimentar a vuestros padres de toda época”.
Mi estupor aumentaba. Comprendí que la experiencia
que estaba viviendo, muchos otros hombres de mi planeta ya la habían tenido
antes que yo. La voz de Rafael continuó haciéndose oír.
-“Venimos de las muchas moradas de la Casa
del Padre”, -dijo-. “Nuestros mundos pertenecen a la Fraternidad
del Amor Universal. Entre nosotros reinan una armonía y un grado de
conocimiento desconocido para vosotros. Desde siempre venimos del espacio para
traeros ayuda y salvación”.
Aquel lugar se había como trasformado por la luz
del disco y por las cosas que me decía aquel Ser. Experimentaba
un sentimiento de liberación y de grandeza que nunca había experimentado antes.
Era como si los estrechos límites de mi mente hubiesen sido removidos.
-“Hemos
querido este encuentro contigo”, -añadió la voz-. “Nuestra alegría es grande.
Estate siempre seguro de nuestro Amor por tí y por todos tus Hermanos
de la Tierra. Vendremos otra vez. Ahora te saludamos en el nombre del Padre
Universal”
Comprendí que hablaba también en nombre de los
otros que debían encontrarse en el disco. Hubiese querido preguntarles algunas
cosas que me urgían dentro, pero me pareció inoportuno, y me dije que no sabría
encontrar palabras adecuadas.
-“Pronto nos volveremos a ver", -dijo Rafael-;
“pero no estarás solo al encontrarnos. Te saludo”.
La luz que envolvía el disco cambió repentinamente
de color: de blanca se volvió violeta y después anaranjada. Hubo como un
relámpago, y en aquel momento vi nítidamente el interior del disco como si se
hubiese acercado y se hubiese vuelto transparente; el Angel estaba
en pie bajo aquella cúpula con los brazos abiertos y dirigidos hacia mí.
Llevaba una vestidura hasta los tobillos y tenía alrededor otras personas que
no podía ver claramente. El objeto suspendido era una gran luz, emitió un
zumbido más sonoro y se disparó como un rayo hacia la luna, desapareciendo en
un momento. Sobre los árboles quedó una nube vaporosa que lentamente se diluyó.
EL PRIMER ENCUENTRO
Allí estaba Rafael a unos cincuenta
metros de donde me encontraba. De cerca de un metro noventa de estatura,
demostraba una edad indefinible. Su rostro era el mismo que se me había
aparecido en casa. Tenía los mismos rasgos y resplandecía con la misma belleza.
Estaba de pie entre los olivos y se sonreía.
Me sentía atraído hacia su persona, y una alegría
indecible me penetró provocando en mí una viva emoción. Me saludó afablemente.
Le dije que era feliz al encontrarme con él, y habría querido decirle muchas
otras cosas, pero no lo conseguí por la emoción.
El me exhortó a que me quedara tranquilo, y me dijo
que tendríamos el tiempo y la manera de aclarar lo que más me importaba.
Entonces comprendí todo el esfuerzo que animaba a aquellos seres de otros
mundos en beneficio de la Tierra. No sabía qué hacían, pero estaba
seguro de que obraban el bien para los terrestres. Entonces experimenté un vivo
sentimiento de gratitud que se unía a la emoción que había experimentado
durante el primer encuentro con el disco volante.
-“Me mostré a ti en mi dimensión de la luz”,
-dijo con un gesto de la mano que indicaba a sí mismo-; “y ahora me muestro
en mi forma cósmica. Te haremos comprender estas realidades. Ya te dije que las
Escrituras describen una misión que yo cumplí sobre la Tierra.
Muchos creen que este relato es una fábula, pero tú puedes comprobar que es
realidad. Muchos hechos narrados en la Biblia se creen simbólicos y
abstractos, pero sucedieron realmente, y otros tendrán que suceder. Si los
hombres de la Tierra abrieran su mente y su corazón, podrían adquirir
mucho conocimiento y saber verdades que están ahora ocultas. Llegará un momento
en que todo vuestro planeta entrará en una era sin precedentes en su historia
milenaria”.
Me daba cuenta de que este ser ocultaba en su sencillez
y naturalidad una grandeza interior y un conocimiento de dimensiones
incalculables. Reflexioné con tristeza sobre el orgullo y la presunción de los
terrestres, incluido yo. ¡Quién sabe cuánto tiempo necesitaremos aún para
llegar a este estadio de bondad y de humildad!
-“Es muy bella” -dijo Rafael volviéndose a
mirar la llanura de abajo-. “Vuestro mundo es uno de los más bellos en el
Cosmos. Sin embargo, está en peligro a
causa del egoísmo y del orgullo de los que se arriesgan a arrastrar a la
humanidad a una destrucción sin precedentes. Siempre tratamos de ayudaros,
obramos para evitar que se realice el mal que estáis preparando sobre la
Tierra, influimos benéficamente sobre vosotros, y sobre vuestras acciones. Pero
lo hacemos respetando vuestra libre evolución. En nosotros no hay violencia, no
hay opresión”.
Sus palabras tenían un tono grave, pero no sentí en
ellas ningún rasgo de violencia, si acaso un gran dolor, no exento de un gran Amor.
Aunque no me consideraba a la altura de un dialogo sobre un tema tan
importante, me di valor y le pregunté:
-“¿Significa esto que nos ayudaréis, si suceden
cosas muy graves en la Tierra?”.
-“Somos todos hermanos”, -respondió-, “e hijos del Único
Padre Universal. Nuestro Amor es hacia todos sin condiciones,
también hacia los que quieren obstinarse en experimentar caminos de mal que
procuran dolor y muerte porque están desobedeciendo a las Leyes Universales del Creador.
Ellos no quieren comprender que “libertad”
significa recorrer los infinitos caminos del Amor. Porque sólo en esta dirección está la Vida.
Abusar de la magnanimidad de un Padre tan bueno es un gran mal y
ello significa provocar su Justicia, que nosotros adoramos
porque es divina”.
Su rostro había asumido una expresión pensativa,
sin que por esto hubiera perdido su serena majestad. Después se iluminó con una
sonrisa y dijo:
-“Queremos
instruirlos acerca de muchas cosas. Os haremos comprender que en todo lo creado
el Amor
es más fuerte que toda otra realidad. Tal es la magnanimidad del Padre
Dios. Los hombres de la Tierra deberán comprender lo peligroso que es
desobedecer a las Leyes Universales de su Amor y perturbar los principios que
rigen el Cosmos y hacen evolucionar la Vida por doquier. De otro
modo, en proporción a sus errores, experimentarán las fuerza purificadora del
dolor”.
![]() |
El contactado italiano Giorgio Dibitonto |
Dijo esto también con tristeza y sentimiento.
Después añadió:
-“Vete ahora y resguárdate como puedas porque va a
caer mucha lluvia”.
Entonces me di cuenta de que el tiempo, ya gris,
había empeorado y que los montes del Apenino Tosco-Emiliano habían
desaparecido con la humedad que la lluvia difundía por todas partes. Comenzó a llover, y a poco cayó sobre el
lugar tal aguacero que no conseguía ver nada. Mi carrera buscando resguardo junto a una
capillita cercana fue casi inútil: mi chaquetón de piel se empapó
completamente, y lo mismo mis cabellos. Los zapatos, el bolso que llevaba en
bandolera y mis pantalones quedaron calados.
Llovía a torrentes y mi disgusto creció hasta el
punto que pensé bajar en busca de un resguardo o de alguien que pudiese
ofrecerme ropa para cambiarme. Me sentía abandonado y luchaba conmigo mismo
porque me sentía dividido entre confiar en Rafael y esperar allí arriba en aquella
situación o bien buscar en otro sitio un refugio para evitar una enfermedad
seria. Tenía frio y estaba completamente mojado. Entregado al desánimo dirigí
mentalmente una súplica a mi visitador para que hiciese algo por mí, si le era
posible. Entonces oí su voz que llegaba de lo alto, en respuesta.
–“Eres un hombre de poca fe”, -me dijo-. “Dentro de
poco se abrirán las nubes y el sol te calentará”.
La lluvia empezó a disminuir como por efecto de
aquellas palabras. Poco a poco conseguí
ver cada vez más claramente los árboles y las colinas. Pasaron algunos minutos, y el sol se asomó
entre las nubes que filtraban sus rayos. El cielo fue aclarándose rápidamente.
Miraba con estupor aquella naturaleza que parecía ahora cuidarse de mí, después
de haberme puesto a dura prueba. Sin embargo tenía frío y no se me ocurría
pensar que aquel sol que iba ya próximo a su ocaso pudiese secarme.
Supliqué todavía a Rafael que me evitase una
enfermedad; después callé y quedé esperando. No pasó mucho tiempo (pocos minutos), cuando
vi llegar por la parte del sol una luz que, al acercarse, tomó la forma del
disco con una cúpula. Estaba elevado sobre la llanura y avanzó rápidamente
hasta detenerse por encima de mí. Después empezó otra vez a moverse lentamente
hasta balancearse ligero por encima de mi cabeza. Calculé una distancia de
algunas decenas de metros.
-“Otros hermanos de la Tierra", -dijo la
voz-, -“te acompañarán en los próximos encuentros. Y conmigo vendrán otros
hermanos. Pronto nos encontraremos. Adiós”.
El disco voló hacia lo alto, luego torció en
diagonal y describió en el cielo una increíble carrera hasta que desapareció.
Me miré; estaba completamente seco, como si no me hubiese rozado ni una gota de
agua. Me sentía bien.
De repente aparecieron en el cielo azul a gran
altura tres bandadas de discos volantes, perfectamente visibles, que en
perspectiva parecían ovalados. Desaparecieron detrás de las montañas.
DESCANSO EN EL ESPACIO
…El disco se detuvo en el inmenso espacio. Millones
y Millones de astros aparecían por doquier mayores de lo que nos parecen las
estrellas desde la Tierra: resplandecían palpitando como si emanasen con cada
palpitación una llamarada de varios colores.
La emoción era tan fuerte que, por momentos, una
sensación de temor me asaltaba: me sentía pequeño, pequeño frente aquel espectáculo
sin fin. Pensé en la infinita grandeza del Padre, Creador de todas aquellas
maravillas, y le rogué que me enseñase El mismo a amarlo en mis hermanos y en
las cosas creadas por Él.
Seguro de que me escucharía le dije que el mayor
deseo que experimentaba era poder tener suficiente conocimiento del Amor
Universal, de sus Leyes para poder atravesar todos los espacios del Cosmos
y superar la Barrera Celeste, y poderme asomar para contemplar su Belleza
Increada. Tuve un momento de duda: temí que mi oración me hubiese hecho
pecar de presunción frente a un Ser tan Inmenso. Rafael me miró con
benevolencia y me sonrió.
-“No”, -dijo-,
“no es presunción desear sinceramente alcanzar la Casa Celeste del Padre Dios.
El mayor deseo del Padre mismo es que todos sus hijos en camino por el Cosmos
retornen a Él”.
….El espacio cósmico que aparecía a mi vista no era
sólo una fiesta inmensa de luces palpitantes, sino que también estaba invadido
de fosforescencias en movimiento, cuerpos que seguían trayectorias como guiados
por una fuerza invisible, energías coloreadas que emergían del fondo oscuro del
espacio. Rafael indicó la enorme astronave en forma de cigarro que flotaba en
el espacio delante de nosotros, a no sé qué distancia; estaba inmersa en una
blanca fluorescencia atravesada por dos coloraciones, azul y anaranjado
intenso.
Las escotillas emitían una luz que aumentaba el
halo del cigarro. La forma de la astronave era menos panzuda que la que había
bajado a la Tierra en Spotorno: era un espectáculo
encantador.
Rafael nos anunció que entraríamos con el disco en
la astronave. Poco después, salimos a una estación interna donde se había
posado el disco. Noté que había como railes. A través de la puerta fuimos
introducidos en un saloncito. Había allí butacas y una mesa, aparentemente
hechas del mismo material, que relucía con una transparencia opaca. Al ir a
sentarme, tuve la impresión de que se trataba de un material resistente, pero
me di cuenta de que era de una agradable blandura.
La luz que se difundía en esta astronave producía
sensaciones y especiales efectos en nuestro ánimo, que no sabría explicar. Nos sentíamos más vivos que nunca, y todas
nuestras facultades gozaban de una paz indecible y al mismo tiempo estaban como
suavemente potenciadas. Estábamos en un estado de felicidad que había como
transformado y puesto en acción todas nuestras potencialidades. Estábamos llenos
de atención y penetración para cuanto nos decían y mostraban. Nuestro corazón
ardía con un Amor que no es dado experimentar en la Tierra.
…Entró Ilmuth con un hombre cuyo rostro suscitaba
admiración por su belleza y simpatía. Nos sentamos en semicírculo en el diván y
en las butacas. Aquel hombre nos miró
amablemente, y nos dijo:
-“Ahora está llegando el término de nuestra misión
querida de lo Alto para vosotros. Pero en esta ocasión podrías tener
experiencias y adquirir conocimientos que completen vuestra preparación. Hemos
de hablaros de muchas más cosas de las que ha sido posible, dado el breve
tiempo concedido y otros problemas que hemos tenido que afrontar por vosotros.
Esto no os tiene que preocupar, porque os ayudaremos siempre y os daremos la
luz y la ayuda que os sean indispensables”.
Entró también Orthon y con él vino Zuhl;
se sentaron en silencio, mientras el hombre continuaba su mensaje.
-“En la Tierra”,
-dijo con aspecto serio-, “amenazan
muchos problemas, graves y urgentes. El atraso de muchos pueblos causa el
hambre y la muerte por desnutrición y enfermedades, a consecuencia de la
miseria. Esto es un pecado muy grave que pesa sobre los pueblos que gozan de
florecimiento económico. Existen en la Tierra
tantos y tales recursos, que todos podrían estar bien. Sin embargo, el egoísmo
y la sed de enriquecimiento y de poder consiguen que los hermanos más
necesitados mueran y sufran horriblemente”.
Tina lo interrumpió y preguntó:
-“¿Por qué no intervenís vosotros para quitar el
hambre a aquellos pueblos?”. “¿Por qué no hacéis que los que tienen posibilidad
y lo quieren hacer pueden dedicarse a aliviar todo este mal?”.
El hombre arrugó la amplia frente y suspiró.
-“Nosotros
no podemos”, -aseveró-, “y esto nos
causa un gran sufrimiento. Si nosotros interfiriésemos tan concretamente en las
cosas de vuestro planeta, crearíamos problemas aún más serios y graves. Ya os
decimos que sólo conocéis una parte del problema; en realidad, en tal caso tendríamos
también que intervenir por la fuerza para imponer una justa distribución de los
bienes; y también tendríamos que intervenir en vuestros conflictos bélicos.
Todo cambiaría: nos veríamos complicados en la espiral de odio y de violencia
que reina en la Tierra y seríamos
violentos también. Por el contrario, las Leyes
Universales son capaces de extirpar definitivamente y de una vez por todas
el mal que hay en los hombres a través de caminos de paciencia. Los que sufren injustamente serán recompensados
infinitamente más de lo que puedan pensar”.
…En aquel momento entraron Rafael, Orthon y otros
cuatro hombres y tres mujeres. Se sentaron junto a nosotros, después de
habernos saludado. Rafael nos invitó a prestar atención porque se nos mostrarían
algunas escenas. La voz de Kalna prosiguió:
-“Ahora veréis algunas escenas”, -dijo-, “referentes
al suceso que llamáis muerte y que nosotros llamamos paso”.
De la habitual nube coloreada, se formaron unas
figuras como ya habíamos visto la vez anterior. Apareció la imagen de un hombre
enfermo en la cama de una habitación. Respiraba muy fatigosamente, y algunas
personas, seguramente los familiares, estaban junto a él en su cabecera".
-“Es una
escena terrestre”, -dijo Kalna-, “la que os mostramos. Está sucediendo
realmente en este momento en vuestro planeta. Tenemos la posibilidad de
mostraros escenas del pasado, del presente y tal vez del futuro. Observad ahora
lo que va a suceder”.
Miré con curiosidad, y al rato me pareció como si el hombre se estuviese desdoblando. Una imagen completamente semejante a la suya, pero muy ligera, se alzó horizontalmente de la cama, dio la vuelta por el aire de la habitación y se puso suavemente en pie sobre el pavimento. Al mismo tiempo la otra figura, la que yacía en la cama, se quedó quieta, dejó de respirar fatigosamente, y los familiares le cerraron los ojos y empezaron a llorar y a lamentarse en alta voz.
El cuerpo del hombre en la cama, inmóvil y sin
vida tenía ahora los ojos cerrados, mientras su doble miraba, con una expresión
de sorpresa, ya a su cuerpo en la cama, ya a los familiares llorando. El
intentaba consolar a los suyos, hacerles comprender que no estaba verdadera y
definitivamente “muerto”, pero ellos no lo notaban y proseguían sus
lamentaciones en torno al cuerpo de la cama.
-“Este hombre, este hermano de la Tierra, ha
terminado su existencia terrena”, -comentó Kalna- “Ahora él vive con
un nuevo cuerpo en un nuevo ritmo vibratorio vital. Está extrañado de ver
su cuerpo material muerto en la cama, y ha tardado algunos minutos en
comprender la verdad de las cosas. Querría comunicar con los parientes que
lloran su muerte física, pero no ha comprendido todavía que vive en una
dimensión distinta de la material. Este hermano está viviendo ahora dos
realidades en sí mismo: la maravillosa sorpresa de haber descubierto que se
vive también después de la muerte y ya sin el sufrimiento físico que le había
afligido hasta el tránsito, y la tristeza de no poder comunicar con los que aún
están en la vida material. Ahora ha comprendido que puede verlos y sentirlos,
mientras que ellos no pueden darse cuenta de su realidad”.
Kalna se interrumpió y nos dio la oportunidad de seguir la escena que mostraba sus inútiles esfuerzos para decir a aquellas personas que todavía estaba vivo y que la muerte física no quita la vida.
-“Ahora
veréis otra fase”, -anunció Kalna-; “éste es el primer contacto con Hermanos
de otras dimensiones que han sido traídos de otros mundos para acoger al
hermano que ha pasado de la dimensión material a otra forma de vida. Ya os lo
decimos: en toda la creación a nadie se deja abandonado”.
Vimos llegar
a aquel lugar, como a través de las paredes, algunos hombres y mujeres, cuya
edad parecía comprendida entre los quince y los cuarenta años, al menos en
apariencia. El más joven, un muchacho que parecía precisamente el de menos
edad, se acercó al hombre que acababa de morir, el cual aparentaba ahora unos cuarenta años, mientras su cuerpo
era mucho más viejo, y lo abrazó. Lo llamaba “papá”, y el hombre echó los brazos al cuello del muchacho
diciéndole:
-“¡Hijo mío
qué alegría volver a verte! ¡Cuánto te he echado de menos! ¿De dónde vienes?”
El muchacho
le dijo que estaba muy bien y que lo esperaba desde hacía tiempo. Hubo abrazos
y palabras de emoción entre el hombre y todos los que habían venido a
recibirle. El hombre miró su cuerpo,
todavía y quería hablar a los parientes que lo rodeaban llorando, pero los
demás le explicaron que no era posible, añadiendo que le enseñarían enseguida
cómo comunicar con el pensamiento y el Amor
con sus familiares dejados en la Tierra.
Estaba sorprendido, y oía también la voz de Tina
que repetía:
Paolo dijo algunas palabras que
expresaban emoción por aquella verdad.
-“Y pensar”,
-añadió-, “que los hombres de la Tierra esperan la muerte con terror y
lloran durante años a las personas queridas muertas”.
Mientras la escena estaba en aquel estadio todavía
pregunté a Kalna por qué una verdad así no se daba a conocer de algún modo
a los hombres de la Tierra.
-“Hay
razones”, -respondió-, “por las que
los hombres de la Tierra no pueden
ser informados de estas realidades. Ellos, a través del dolor y de la
ignorancia causados por su conciencia oscurecida y deteriorada, recuperan
valores y adquieren la conciencia necesaria para insertarse después
energéticamente en aquellas realidades vitales”.
Mientras
tanto, los Hermanos que habían venido
a acoger al terrestre fallecido, habían salido de allí con él, y se acercaban
hacia un lugar que no correspondía ya a la realidad de la casa y del ambiente
donde había sucedido la muerte.
-“Estáis viendo ya la realidad astral”, -explicó
otra vez Kalna-. “Es decir, ahora
veis la realidad energético vital relativa a aquel lugar en un ritmo vibratorio
más sutil”.
Hicieron
poco recorrido y me pareció que no caminaban, sino que avanzaban un poco
elevados sobre la tierra. Primero el hombre caminó, pero después, observando a
los demás, consiguió avanzar él también sin mover las piernas, un poco elevado
del suelo.
El grupo
llegó a un pequeño disco detector que tenía la portezuela abierta.
-“Ahora
entraremos en él”, -dijo el muchacho al hombre- “e iremos donde vivimos nosotros”.
Entraron, y
el disco se elevó de la Tierra
velozmente hasta desaparecer en el espacio.
La escena había terminado, y la luz volvió a aquella sala, que parecía
hecha de una madera blanda de tenues colores que estaban entre el nogal y el
haya.
Firkon volvió a tomar la palabra:
-“Os traemos
a los familiares, los amigos y los conocidos que os esperan en mundos más
evolucionados. Si estos ya habitan los planetas fuera de la Barrera
Celeste, son capaces de venir del espacio por su propia voluntad. Si se
encuentran en planetas no muy evolucionados todavía, tienen necesidad de
nuestra ayuda y nuestros medios espaciales para surcar el espacio. Tras la
muerte física se es llevado a otros mundos. El levantamiento de la Tierra
sin cuerpo material tiene lugar sobre medios como el disco o la astronave, o
por efecto de fuerza cósmica o mística, según el grado de evolución de la
conciencia del fallecido. En este
segundo caso se puede ser transportado en el espacio hasta el destino por una Ley de Afinidad; para que ello suceda,
se crea en torno al nuevo cuerpo astral y espiritual una envoltura energética
vital que conduce al hermano hacia su destino. Este medio de trasporte
puede ser usado fácilmente por nosotros también, cuando lo deseemos. Algunas
apariciones se realizan, de hecho, precisamente porque el visitador de otros
mundos se conduce hasta la persona de la Tierra con la que va a contactar de
este modo. Sin embargo, normalmente cuando se traslada un número de personas
mayor de dos, entonces es indispensable el medio espacial: esto ofrece mayores
garantías y posibilidades de inserción en las Leyes Cósmicas de la Energía
Vital”.
“A veces”, -explicó
Rafael-,
“podemos sacar a un terrestre del planeta sin que el disco se haya posado y sin
necesidad de que la persona que hemos elevado entre a través de la portezuela.
Se manda al hermano desde el disco una envoltura energética que lo atrae hasta
el interior del medio espacial, obrando sobre él una aceleración de su ritmo
vibratorio vital. Esa energía que
nosotros mandamos sobre él, lo envuelve, lo penetra y lo libera de las Leyes Físicas y de la gravedad del
planeta”.
Rafael se interrumpió. Una música
dulcísima y melodiosa se difundió en la estancia de la astronave. Tina conversaba
con Kalna,
y Paolo
con Orthon.
Firkon
me dijo que haríamos un pequeño intervalo. Me informó que la astronave no
estaba lejos del lugar adonde nos dirigíamos. Le hice varias preguntas, incluso
sobre temas de mi vida privada de hombre de la Tierra.
Respondió a todas mis preguntas con tal afabilidad
que en cierto momento me sentí conmovido y le dije:
-“¿Pero por qué nos amáis tanto?”.
Firkon alzó las manos hacia el cielo
y respondió:
-“¡Dios nos ama y nosotros os amamos!”.
Quedamos conversando todavía, hasta que Rafael
requirió nuestra atención:
-“La Escritura”, -dijo-, “os anuncia
que cuando lleguen momentos muy graves para la Tierra, todos los
terrestres verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo con gran
poder y gloria. “Él”, dice textualmente la Biblia, “mandará a sus ángeles con
una gran trompeta y reunirán a todos sus elegidos de los cuatro vientos, de un
extremo a otro de los cielos. También os dice: “Será como en los días de Noé.
En efecto, igual que en los días que precedieron al diluvio, comían y bebían,
tomaban mujer y marido, hasta que Noé entró en el arca, y no se dieron
cuenta de nada hasta que vino el diluvio, y se los tragó a todos, así será
también a la venida del Hijo del hombre”. -Os hemos recordado
ya, continuó Rafael, las palabras del Evangelio-: “Entonces dos hombres
estarán en el campo; uno será tomado y el otro dejado. Dos mujeres molerán en
la muela; una será tomada y la otra dejada”. Ahora vosotros sabéis lo que
significa ser tomados o llevados o levantados de la tierra. Habéis visto y
hemos explicado de qué modo puede suceder esto”.
Recordé la escena que habíamos visto y lo que Kalna
nos había explicado y después había acabado de aclarar Rafael.
-“Imaginad” -continuó Rafael-, “que las consecuencias
inmediatas de una guerra nuclear, como la que os mostramos en un contacto
cósmico, se cumplen en el planeta. He aquí que nosotros levantaremos de la Tierra
a los hermanos inmediatamente, pero no podremos hacer otro tanto con los
enemigos del Amor, ni aunque quisiéramos. En efecto, las energías de sus
cuerpos sutiles desordenados y contaminadas por efecto de su mala conciencia,
no nos permitirían levantarlos del suelo; y aunque pudiésemos lograrlo, sería
para ellos un mal mayor que ser dejados en la Tierra.
Por eso es por lo que Jesús os habló de fuego de la Gehenna, y de un infierno que experimentarán los fabricadores del mal y de la muerte y de todo pensamiento y acción mala, si no se purifican por el arrepentimiento, sentido y sincero, que tiene la función de purificar y reequilibrar, creando las premisas energético-vitales para una transformación ordenada del campo vital. Estos hermanos nos verían monstruosos, porque está deformada su conciencia y serían dañados después por las energías de nuestros discos y de nuestras astronaves, porque su realidad vital está desordenada y no se integraría con el orden armonioso e inalterable que reina entre nosotros. Este tormento de quien no está en orden con las Leyes Universales del Padre es todavía un medio de salvación, de reclamo más allá de toda obstinación, para que todos los hijos del Padre puedan comprender que la verdadera libertad está en el bien y en el Amor al Creador y a los Hermanos”.
Por eso es por lo que Jesús os habló de fuego de la Gehenna, y de un infierno que experimentarán los fabricadores del mal y de la muerte y de todo pensamiento y acción mala, si no se purifican por el arrepentimiento, sentido y sincero, que tiene la función de purificar y reequilibrar, creando las premisas energético-vitales para una transformación ordenada del campo vital. Estos hermanos nos verían monstruosos, porque está deformada su conciencia y serían dañados después por las energías de nuestros discos y de nuestras astronaves, porque su realidad vital está desordenada y no se integraría con el orden armonioso e inalterable que reina entre nosotros. Este tormento de quien no está en orden con las Leyes Universales del Padre es todavía un medio de salvación, de reclamo más allá de toda obstinación, para que todos los hijos del Padre puedan comprender que la verdadera libertad está en el bien y en el Amor al Creador y a los Hermanos”.