¿Por qué no se manifiestan
públicamente los extraterrestres? ¿Por qué ninguna de sus naves se sitúa sobre
un estadio lleno de gente, y de este modo podríamos fotografiar sus ingenios tecnológicos?
¿Por qué ninguna delegación extraterrestre llega hasta la ONU para ese esperado
contacto oficial?... ¿Realmente han llegado los extraterrestres a la Tierra?
Sin duda las preguntas se agolpan rápidamente y las respuestas, estoy
convencido, las hallaremos si aplicamos una lógica “no humana”, evidentemente.
En los tiempos que corren, una gran parte de la población terrestre
siente cierta fascinación por aquello relacionado con la popularidad, “ser
famoso”, el exhibicionismo en suma; nuestra psique, alimentada por los medios
de comunicación, nos lleva a pensar que si nosotros mismos no somos famosos, si
no nos mostramos frente al resto, si no aparecemos en televisión, … sin esta condición,
no somos realmente nadie importantes para los demás. Aplicando esta misma
premisa, pensamos, tal vez inconscientemente, que los viajeros estelares, los
extraterrestres, aplicaran esa misma condición: Llegar a un planeta, la Tierra
por ejemplo, y mostrar todo su potencial tecnológico; y acto seguido, tomar posesión
de todos los recursos naturales, sometiendo a sus habitantes primitivos;
dominarlos y esclavizarlos (Como muchas películas tipo Independence
Day, nos quieren hacer creer).
Hasta la fecha de hoy, se han reportado infinidad de
avistamientos de OVNIS, naves extraterrestres surcando los cielos; pilotos civiles
y militares han dado prueba de ello, incluso se han enfrentado a sus naves con trágicas
consecuencias, tal como le ocurrió al capitán Thomas Mantell el 7 de
enero de 1948, cuando su caza se estrelló después de perseguir a un platillo
volante. En Internet existen infinidad de grabaciones y fotografías de naves
extraterrestres, por lo cual debemos partir de la premisa de que “efectivamente, los extraterrestres visitan
la Tierra en la actualidad y están ahí
por mucho que las autoridades lo nieguen”.
A mi personalmente, siempre me
ha llamado la atención la posición que toma el mundo académico y científico
frente este gran desafío. Por ejemplo, el físico Enrico Fermi, en 1950,
durante una conversación informal, dando por hecho la existencia de miles de civilizaciones
extraterrestres… se preguntó ¿porque no hay evidencia de ellas?, dando origen
a la "famosa paradoja"*. Tal vez el señor Fermi estaba poco informado, o quizás
se tomó pocas molestias de observar el cielo, pues ya por aquel entonces, las
naves extraterrestres surcaban los cielos, tal como la flotilla de OVNIS
fotografiada el 19 de julio de 1952 sobre el Capitolio de EE. UU.
*La paradoja de Fermi
es la aparente contradicción que hay entre las estimaciones que afirman que hay
una alta probabilidad de que existan otras civilizaciones inteligentes en el
universo observable, y la ausencia de evidencia de dichas civilizaciones. Surgió
en 1950 en medio de una conversación informal del físico Enrico Fermi con otros
físicos del laboratorio, pero ha tenido importantes implicaciones en los
proyectos de búsquedas de señales de civilizaciones extraterrestres (SETI).
![]() |
Capitán Thomas Mantell |
![]() |
Flotilla de OVNIS sobre el Capitolio, julio de 1952 |
La paradoja puede resumirse de la manera siguiente: La creencia común de que el Universo posee
numerosas civilizaciones avanzadas tecnológicamente, combinada con nuestras
observaciones que sugieren todo lo contrario es paradójica sugiriendo que
nuestro conocimiento o nuestras observaciones son defectuosas o incompletas.
![]() |
El físico Enrico Fermi |
Colonización
extraterrestre
Los seguidores del principio de Fermi dicen que, dado lo que
sabemos por la habilidad de la vida para sobreponerse a la adversidad y
colonizar nuevos hábitats en nuestro propio planeta, podemos asumir
razonablemente que la vida en otros lugares sigue los mismos principios. Si se
da esto, los seguidores del principio de Fermi postulan que cualquier
civilización avanzada casi con certeza buscará nuevos recursos y colonizará
primero su propio sistema solar, y después los sistemas solares circundantes.
Algunos escritores han tratado de estimar el tiempo que tardaría una
civilización tal en colonizar la galaxia entera. Han determinado que se
tardaría entre 5 y 50 millones de años en lograr este objetivo en gran
escala.2 Un tiempo relativamente pequeño a escala geológica; más aún, a escala
cosmológica. (FUENTE: Wikipedia https://es.wikipedia.org/wiki/Paradoja_de_Fermi)
Obviamente, si damos por hecho que los
extraterrestres están aquí y ahora en la Tierra y no se manifiestan públicamente, lógicamente deben tener poderosas y muy buenas razones para
no hacerlo, entre otras, una Ley Universal aplicable a todas las civilizaciones extraterrestres mas desarrolladas: No inferir en el libre albedrío de las menos avanzadas, ya que se entendería que romper la libertad, equivale a amputar la evolución necesaria hacia estadios superiores.
En esta ocasión, he traído un fragmento del libro Extraterrestres y Religión, de Salvador Freixedo, donde bajo mi punto de vista, se aproxima bastante a las “razones objetivas” que los extraterrestres aplicarían a nuestro planeta para no tomar ese esperado contacto oficial; pese a la impaciencia que muchos habitantes de la Tierra muestren, incluso frente a la frustración de algunos de ellos que no entenderían esa negativa persistente, ya que todos intuimos como los extraterrestres y su ciencia acabarían ciertamente con muchas de las enfermedades que asolan a los seres humanos. Sin embargo, una evolución, tanto individual como colectiva, requiere de un "tiempo de transito" en el cual desterremos definitivamente las guerras y desigualdades que nos asolan a nivel planetario, así como los egoísmos y el ansia de poder instaladas en una gran parte de la población, hechos que perversamente llevan a destrozar sistemáticamente el ecosistema natural de nuestro planeta azul.
¿POR QUE NO SE MANIFIESTAN?
Quisiéramos, ante todo, dejar clara la realidad del fenómeno
«OVNI». Sin esta convicción el lector no
sólo perdería su tiempo leyendo este libro, sino que se quedaría al margen de
unos horizontes maravillosos. Por ello, quisiéramos tratar en este capítulo de
una de las objeciones más fuertes y frecuentes que hay contra la existencia de
los «OVNIS».
La objeción más positiva y directa contra su realidad, es decir, que no existen
y que son pura imaginación, creemos que es más fácil de ser vencida en cuanto
se tenga un poco la mente libre de prejuicios y se tome uno el trabajo de
informarse seriamente acerca de los miles de casos investigados más allá de
toda duda posible.
Sin embargo, no deja de haber cierta lógica en la objeción que
contra todo el fenómeno tiene mucha gente: ¿por qué no se manifiestan? Si
pueden hacer tales acrobacias y son tan avanzados técnicamente como dicen, ¿por
qué no hacen una demostración de su presencia de modo que ya no le quede a nadie
duda de su realidad? Creemos que tiene muchas contestaciones esta objeción.
¿EL CONTACTO ALÍEN DEFINITIVO SE ESTÁ ACELERANDO? Algo Está Cambiando
ALGO GRANDE ESTÁN PREPARANDO LOS EXTRATERRESTRES: Revelaciones Importantes
Pero antes queremos poner nosotros por nuestra parte un poco
de duda sobre la objeción misma. ¿Es cierto que los «OVNIS» no se manifiestan?
Ciertamente no lo hacen de una manera clamorosa, como algunos quisieran, pero
de ninguna manera se puede decir que no se manifiestan. Ateniéndonos a los Estados
Unidos, entre 1947 y 1966 el número de comunicaciones a la oficina
gubernamental competente, de las cuales ésta se dio oficialmente por enterada,
fue exactamente de 10.147. Si tenemos en cuenta que el Gobierno de los Estados Unidos
sólo admite oficialmente en sus archivos el 1 por 100 de los avistamientos
reales y, por otra parte -según confesión de los mismos oficiales del «Proyecto
Blue Book», de las Fuerzas Aéreas, «desde el año 1960
al 1965 sólo se resolvieron satisfactoriamente (es decir, encontrando una causa
terrestre conocida) el 2 por 100 de los casos estudiados» («Times Herald-, Newport News,
Virginia, 1965), tendremos que concluir que los «OVNIS» se
manifiestan más de lo que mucha gente piensa.
Por otra parte, el internacionalmente famoso Instituto
Gallup hizo una encuesta sobre este particular y encontró que 34
millones de norteamericanos creían que los «OVNIS»
eran objetos reales y no ficciones o alucinaciones de la gente, y cinco millones de norteamericanos
dijeron que habían visto en el cielo algo -luces, objetos-que ellos
clasificaban como «volantes» y «sin identificar». Y no se puede
decir que en Estados Unidos tales manifestaciones sean más numerosas que en
otros países. Si de otros países no conocemos más datos es por falta de medios
de comunicación de tales países. Sabemos que en Australia son muy
abundantes y en concreto creemos que las manifestaciones en Estados
Unidos son sensiblemente inferiores en número y en calidad a las de
unas cuantas naciones de Sudamérica.
Por último, un hecho, no tan conocido, acaecido tras el «telón
de acero». El año 1967 un grupo de científicos rusos intentaron
crear una comisión civil para estudiar a fondo el problema de los «OVNIS».
Nombraron Presidente de la Comisión al General de Aviación Antolín
Stolinov, y, valiéndose de su influencia, solicitaron del Ministro
de Ciencia y Cultura de Rusia que les permitiera estudiar todos los
informes acerca de objetos volantes desconocidos que estuviesen archivados en
todas las bases militares de la Unión Soviética. Sin darle mayor
trascendencia, les concedieron la autorización, pero a las pocas semanas se la
cancelaron, disolvieron la comisión y crearon otra que quedó bajo los servicios
secretos soviéticos. ¿Qué había pasado? Las autoridades soviéticas se alarmaron
y vieron que se trataba de un asunto serio: en una semana habían llegado a la
comisión, procedentes de todas las bases militares, unas 16.000 observaciones.
Pero hay que reconocer que sus manifestaciones tienen algo
de extraño: son esquivas, preferentemente nocturnas y en lugares despoblados;
huyen al ser descubiertos, y cuando dan señales de querer entrar en contacto,
frecuentemente escogen a personas que no son las más cualificadas para dar a
conocer el hecho. Todo esto es ilógico... desde el punto de vista de nuestra
lógica humana y de nuestra manera de pensar. Pero tenemos que reflexionar,
partiendo únicamente de los medios de transporte en los que nos visitan, y no
tardaremos en admitir, con la mayor certeza, que individuos que han llegado a
tales adelantos técnicos tengan una manera de pensar y de reaccionar ante las
circunstancias, bastante diferentes de la nuestra.
Y si añadimos el hecho, cada vez más confirmado por testigos
oculares, de que las características somáticas de bastantes de ellos son muy
diferentes a las nuestras, tenemos que llegar a la conclusión de que muy
probablemente las cosas que para nosotros son lógicas, para ellos no lo son
tanto, porque su manera de actuar obedece a otras normas y a otras motivaciones
que son tan desconocidas para nosotros como lo son los medios de que se valen
para alcanzar esas fantásticas aceleraciones en pocos segundos, y para no sólo
dominar sin motores ruidosos la atracción de la Tierra, sino el mismo principio
de inercia.
Según nuestra vanidosa e infantil manera de pensar, a
nosotros nos parece lógico que unos seres que lleguen a nuestro planeta quieran
hacerse ver en seguida. Y según nuestra belicosa manera de pensar y de actuar,
nos parece en cierta manera lógico que vengan con ánimo «conquistador». Eso es
lo que los pueblos más adelantados de la Tierra han hecho siempre con los más
atrasados: los han avasallado, y les han impuesto sus estilos de vida Pero
precisamente con esta manera de actuar y de pensar estamos demostrando nuestro
atraso social, y, por el contrario, los tripulantes de los «OVNIS»
nos demuestran que no sólo técnicamente, sino moral y socialmente, están más
adelantados que nosotros al demostrar tal respeto por nuestra cultura y
nuestros derechos. Cuando nuestros productores de televisión pensaron en hacer
un programa interplanetario, lo primero que hicieron fue llamarle «Los
invasores», y en él proyectaron todos los complejos de violencia
propios de nuestra sociedad.
Una de las principales leyes que un naturalista que quiera
estudiar una colonia de hormigas tiene que observar, es el no interrumpir sus
hábitos normales de vida. A nuestro entender, ésta es una de las grandes
razones de por qué nuestros visitantes no se muestran con más claridad.
Naturalmente que al señalar las causas de su timidez o discreción estamos
haciendo conjeturas y corremos el peligro de equivocarnos en no pocas: lo
hacemos, tal como hemos dicho, para demostrar que su falta de exhibicionismo no
es una objeción insalvable.
En 1938, se hizo una famosa transmisión radial en la que se
hacía creer a los oyentes que la Tierra era invadida por seres de
otros planetas y los sociólogos tuvieron mucho que aprender con el pánico
enorme que la transmisión creó. Una razón obvia por la que creemos que los
extraterrestres no se pondrán más de manifiesto es el indudable terror que esto
crearía en innumerables personas. Los resultados de un pánico colectivo podrían
ser desastrosos para toda una nación o continente y a la larga para todo el
género humano. A poca inteligencia y buena voluntad que tengan nuestros
visitantes, tratarán de evitarlo a toda costa, y creemos que hasta ahora lo han
hecho muy bien. (Sin embargo, no faltan ejemplos de personas que han sufrido
profundos traumas psíquicos, y aun físicos, al ponerse más o menos en contacto
con el fenómeno «OVNI».)
Aun suponiendo por parte de ellos una total buena voluntad,
la historia nos demuestra que el encuentro de dos culturas completamente
diferentes (y más todavía si una es mucho más adelantada que la otra) es
destructiva para la más débil, que en este caso sería la nuestra.
Aparte de estas razones, hay otras más sencillas inherentes
al hecho mismo del aterrizaje o contacto con los humanos. La primera es la
misma comunicación en sí; aun suponiendo que hayan logrado aprender nuestras
lenguas al escuchar nuestras transmisiones radiadas, ellos tienen que saber
perfectamente que no sería nada normal el ver aparecer a un individuo vestido
de una manera extraña, probablemente con una constitución física y unos rasgos
faciales aún más extraños, hablando con un acento y un tono de voz nunca oídos.
La reacción de sus interlocutores sería muy poco positiva.
Otra dificultad, y no pequeña, proviene de las
peculiaridades de nuestra atmósfera, que probablemente dista mucho de las de
sus planetas en cuanto a presión y composición. Nos imaginamos que el solo
hecho de permanecer en nuestra atmósfera entraña para ellos serios peligros que
únicamente logran vencer gracias a sus grandes adelantos técnicos. Prueba de lo
que decimos son los varios casos conocidos de explosión o accidentes de algunos
«OVNIS»1.
1.Los casos de caídas de OVNIS
nunca han podido ser corroborados fuera de toda duda. Es una cosa curiosa, que
siempre suelen quedar envueltos en el velo del misterio, habiendo muchas
contradicciones entre los testigos.
También puede ser un motivo de retraimiento el miedo a la
contaminación. Contaminación de tipo físico (bacterias y virus desconocidos
para ellos y contra los que no están preparados) y puede ser también una
contaminación de tipo espiritual. Esto es una mera conjetura nuestra, avalada
por el parecer de otras personas interesadas en todo este fascinante problema. Sería
muy larga y probablemente demasiado subjetiva la explicación de esta, contaminación
espiritual.
Por último, una razón que podrá parecer desconcertante a
muchos, pero que tiene grandes probabilidades de ser real: sencillamente, no
están interesados en hacer contacto con nosotros, o por lo menos no lo están
tanto como nosotros creemos.
Entonces, ¿por qué vienen? Vienen porque tienen curiosidad
en conocer cómo somos, hasta dónde llegamos en nuestros medios destructivos y
ofensivos, etc., pero esto no implica el que estén interesados en entrar en
contacto con nosotros. Lo mismo que un sociólogo enviado a estudiar una tribu
primitiva y peligrosa podrá realizar eficientemente su trabajo sin tener que
entrar obligadamente en contacto con los indígenas, cuyo trato probablemente
evitará.
Muchos se imaginan que estarán ansiosos por darse a conocer,
por mostrarnos sus adelantos, por contamos sus aventuras del espacio o por
conocer todas las intimidades de nuestra historia o de nuestra cultura, y por eso no se explican
el que no desciendan inmediatamente y se pongan en contacto. Pero, en realidad,
nuestra civilización, además de ser muy diferente a la suya, es muy primitiva
para que pueda lograr atraerlos. Si es cierto que algunos individuos de la
especie humana, considerados individualmente, han logrado un desarrollo intelectual
o espiritual relativo, sin embargo, la especie humana considerada en conjunto,
en sus relaciones de pueblo a pueblo y en sus actitudes masivas, está todavía
en un grado de infantilidad que tiene que infundir lástima a nuestros
visitantes del espacio. Como no lo hagan por caridad, no creo que tengan
demasiado gusto en venir a respirar el humo de nuestras ciudades, a participar
de las masacres de nuestras carreteras o a contemplar el estado de violencia
social y política en que se encuentra nuestro mundo.
No nos olvidemos de que nuestros visitantes vienen de muchas
partes diferentes, a juzgar por sus vehículos y su constitución física, y, por
lo tanto, es lógico que en sus relaciones con nosotros actúen también de una
manera diferente. Si algunos de entre ellos tienen intención de entrar en mayor
contacto con nosotros, lo primero que nos demuestran es que no tienen gran
prisa. Y creemos que, de ser ésa su intención, lo están haciendo muy
sabiamente. Nos extrañamos de que no se pongan en contacto con las autoridades
oficiales, con los «grandes» del mundo, y vemos que en esto están
haciendo lo mismo que hizo Cristo, que se rodeó de auténticos hombres del
pueblo, que no parecían los más aptos para transmitir su mensaje. Sabía, por
una parte, que los grandes, «las autoridades», no lo recibirían, y, por otra,
sabía que, si su mensaje caía de primera intención en manos de los grandes,
éstos lo corromperían en seguida, acomodándolo a sus apetencias. Por eso
prefirió penetrar directamente en el pueblo para que la labor fuese más
genuina, aunque perdiese en rapidez o en espectacularidad.1
1. De hecho, en cuanto el
cristianismo, con el Emperador Teodosio, fue impuesto como la religión oficial
del Imperio, empezó inmediatamente a desvirtuarse por la cabeza. El roce de los
Papas y Obispos con los reyes y gobernantes hizo que aquéllos perdiesen muy
pronto la esencia de las enseñanzas de Jesús y se habituasen a una vida
pomposa, aunque de palabra siguiesen llamándose «pobres y humildes», Y se dio el caso de que, mientras el pueblo sencillo
y pobre vivía un verdadero cristianismo, muchos de los líderes religiosos vivían
de espaldas a la pobreza y a la sencillez evangélica.
En las muchas ocasiones que hemos tenido de hablar con personas
sencillas que dicen haber tenido una mayor aproximación a visitantes extraterrestres,
nos ha venido el pensamiento de si no se estará repitiendo el mismo fenómeno.
Los cultos, las autoridades, «los que saben», sistemáticamente rechazan
esta realidad. Pero entre el pueblo la idea va penetrando poco a poco y
preparando los ánimos. Se repite al pie de la letra lo que dice San Pablo:
«Dios escogió a los débiles para humillar a los fuertes, y escogió las cosas
que a los ojos de los hombres parecen necias para humillar a los sabios. (I
Coro 1,27).
![]() |
El investigador Salvador Freixedo |