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viernes, 7 de marzo de 2014

A-Lan, el extraterrestre: La nave espacial en la cual vivimos, trabajamos y aprendemos es bastante grande, comparada con sus grandes transatlánticos.

A-Lan, el extraterrestre: La nave espacial en la cual vivimos, trabajamos y aprendemos es bastante grande, comparada con sus grandes transatlánticos.



El siguiente testimonio corresponde al contactado Daniel Walter Fry que sin duda es uno de los más relevantes en cuanto a información recibida.  Como todo el mundo sabe, en aquel año de 1950, Daniel W. Fry trabajaba como ingeniero experto en cohetería en  el White Sands Proving Ground  (Campo de Pruebas Arenas Blancas), instalaciones que en la actualidad se corresponden con White Sands Missile Range ( WSMR ), (la instalación militar más grande que posee Estados Unidos en la actualidad), situada entre Las Cruces y Alamogordo, Nuevo México. Como ya explicó este contactado en su libro White Sands Incident (todos sus libros se encuentran en la página web http://danielfry.com/ ) las casualidades del destino llevaron a Daniel W. Friy a que precisamente aquel día diese un paseo por el desierto, en una de esas silenciosas y estrelladas noches. Según narró posteriormente, una nave teledirigida vino a posarse justo a unos pocos metros de donde él se encontraba y rápidamente se percató, como experto en cohetes, que aquel aparato no había sido fabricado por nadie de este planeta.

Tras el susto inicial, su curiosidad científica le llevó a tocar la nave, pero entonces una voz le aconsejo que no lo hiciese  ya que podría ocasionarle graves daños en su salud. Y básicamente este es el inicio de un extraordinario contacto con seres extraterrestres que posteriormente, Daniel W. Fry, repetiría en varias ocasiones. El alcance de toda la información que los seres de las estrellas le entregaron sobrepasa con mucho la conferida a otros muchos contactados, tal como fue el caso de George Adamski y que solo unos pocos como Sixto Paz Wells hubieran recibido en amplitud; si bien deberíamos puntualizar que a dicho contactado peruano la información recibida fuese principalmente del orden social y espiritual.

White Sands Proving Ground
En esta ocasión he traído un fragmento de lo escrito por el genial investigador Fabio Zerpa en Ellos, los seres extraterrestres (Esta nueva entrada se correspondería con una ampliación de otra anterior en este mismo blog titulada “Seis de nuestras naves aterrizaron  en el Tibet” http://elmensajedeotrosmundos.blogspot.com.es/2013/05/seis-de-nuestras-naves-aterrizaron-en.html ) .Al parecer, pasados cuatro años desde la primera comunicación, A-Lan el extraterrestre presionó en cierta medida para que  Daniel W. Fry hiciese pública toda la información recibida, considerando que por aquellas fechas el planeta Tierra estaba sometido a una deriva armamentística; rivalizando las grandes potencias en la conocida como “Guerra Fría” ó lo que es lo mismo, la competición de USA y URSS por el desarrollo de misiles y armas nucleares altamente destructivas. Como le explico A-Lan a Daniel W. Fry, sus antecesores se convirtieron en unos de los pocos sobrevivientes tras una guerra de aniquilación nuclear acontecida hace ya mas de 30.000 años terrestres entre las potencias antagonistas de aquel momento: Atlantida  y Mu (Lemuria). Analizando estos hechos, se deduce de ahí la preocupación que muchas civilizaciones extraterrestres muestran respecto a la espiral armamentista, cuando de armamento nuclear se trata.

En el primer momento del contacto establecido con Daniel W. Fry, el extraterrestre A-Lan comunicó desde una nave nodriza situada a 900 millas (1.444 km) de la superficie terrestre, explicándole  que en la actualidad su civilización vivía permanentemente en naves de ese tipo, se entiende que de un modo “errante” a como los seres humanos llamarían a “vivir de un sitio a otro en el espacio” (Haciendo una pequeña abstracción en relación con las dimensiones de este tipo de naves nodriza, su tamaño excederá posiblemente lo inimaginable;  sirva como ejemplo aquellas otras naves de forma esférica detectadas en órbita terrestre por dos astrónomos de Monte Palomar, allá por el año 1.955, cuyo diámetro sobrepasaba los 10 kilómetros.). A-Lan explicó a su vez determinadas cuestiones científicas y técnicas, tales como la antigravedad, relatividad ó bien la comunicación telepática. También lo hizo en relación a ciertos aspectos sociológicos; motivos por los cuales los seres humanos han equivocado el camino respecto a su propia evolución, centrándose únicamente en el desarrollo tecnológico y olvidándose de avanzar previamente en cuestiones sociales y espirituales; circunstancias similares que tiempo atrás llevaron a los ancestros de A-Lan  a su propia autodestrucción y la  consecuente desaparición de la faz de la Tierra.


A-Lan razonó el motivo por el cual su civilización (y otras razas extraterrestres diferentes) no habrían establecido hasta ahora  un “contacto oficial” con los seres de este planeta, circunstancia consecuente dada porque los dirigentes mundiales no muestran una colaboración adecuada, cuando se trata de seguir ciertos patrones de conducta marcados por la lógica universal de aquellas civilizaciones extraterrestres miles de años mas avanzadas; acciones lógicas como son la eliminación de guerras y la búsqueda de una humanidad sin desigualdades. Dicho de otra manera, que los seres humanos deberían evolucionar y presentarse frente a estas civilizaciones extraterrestres ó ante determinadas agrupaciones planetarias tales como la Confederación de Mundos, siendo un único planeta sin divisiones, ni fragmentado por competiciones territoriales inútiles a largo plazo. A-Lan le explicó que hasta el momento, las autoridades mundiales solo ambicionaban, en caso de contacto oficial con estas civilizaciones extraterrestres, cierta transferencia de su tecnología prodigiosa con el fin ultimo de perpetuarse en el poder y que ello lógicamente, contravenía el fin último de la mecánica social y espiritual universal: “ayudar a la verdadera y sincera evolución de los seres humanos”.


Y para terminar esta pequeña introducción, añadir que A-Lan aclaró el concepto que los seres humanos tenemos respecto a la frase bíblica de “amaras a tu prójimo como a ti mismo” cuando le dijo a Daniel W. Fry que lo verdadero es la “comprensión de tus semejantes”, ponerse en lugar del otro “entendiendo” sus problemas y aspiraciones. Sí una sociedad alcanza ese nivel de entendimiento, los problemas se acabaran, nadie tendrá miedo del otro, no habrá guerras ni desigualdades.


A continuación, un pequeño fragmento de “Ellos, los seres extraterrestres” de Fabio Zerpa

El incidente del doctor Fry  INCIDENTE DEL DOCTOR

INTRODUCCIÓN

ESTA es la historia verdadera de un hecho único. Algunos creerán en ella exactamente como está escrita. Deseo expresarles mi gratitud por ello. Otros sonreirán y dirán: “suena interesante pero yo no lo creo”. Sin embargo, créase o no, en la tarde del 4 de julio de 1950 tuve la experiencia de ver, tocar y volar en una cápsula espacial de control remoto, no pisoteada, que aterrizó cerca del Campo de Pruebas de White Sands en las afueras de la ciudad de Las Cruces en Nuevo México. Pronto me di cuenta de que este asombroso vehículo había sido, obviamente, creado por una tecnología considerablemente más avanzada que ninguna otra conocida sobre la Tierra.


Las Cruces, Nuevo Mexico
En esa época no se hizo reportaje público del hecho, en parte porque el United States Missile Proving Ground donde yo trabajaba estaba operando en el mayor secreto. Además la naturaleza del acontecimiento era, a la mayoría, tan increíble, que parecía improbable que fuese considerado más que producto de la fantasía.
En 1954 sin embargo, fui persuadido de hacer un reportaje público de este hecho. Por la gran significación social y tecnológica que tiene la llegada de estos artefactos extraterrestres, se me indujo a creer que el público tenía derecho a conocer lo que había ocurrido. Y estaba convencido que debería tener acceso a los datos técnicos y científicos ofrecidos por el “piloto” de la cápsula espacial.

Desgraciadamente, factores involucrados en las reglas de seguridad militar prohibieron la publicación de una gran cantidad de los datos específicos que yo recibí. Muchos años han transcurrido y los factores que impedían la publicación completa del hecho en aquel momento han desaparecido, y toda la historia puede ser narrada en mayor detalle.
Los años transcurridos han significado un tremendo adelanto en nuestra propia tecnología espacial, y la exactitud de muchas de las afirmaciones de mi reportaje original han sido demostradas en la actualidad.

Puesto que la información contenida en este libro* es auténtica, muchos lectores la aceptarán por lo que es, un relato de hechos que realmente ocurrieron. Otros lectores, sin embargo, pueden no aceptar este relato como un hecho, pero encontrarán en sus páginas muchas cosas de interés. Y eventualmente, mucha de la información probará ser de gran valor a nuestros científicos y a las naciones del mundo.

Mientras tanto, se me ha pedido ir de costa a costa, aparecer en radio y televisión y dar conferencias sobre el tema UFO, y me gustaría invitarlos a escuchar cuando esté cerca de ustedes. Siempre se formulan preguntas después de las conferencias y estoy seguro de que algunas de las preguntas que usted tiene en mente serán realizadas y tendrán el placer de oír su respuesta.



YO VI Y TOQUE UN PLATO VOLADOR

Esa noche, julio 4 de 1950, me uní al siempre creciente número de individuos que, alrededor del mundo, son conocidos como "observadores de U.F.O.S.
No solamente he visto uno sino que lo he tocado, he entrado en él y he hecho una especie de vuelo de prueba como pasajero. También me comuniqué, en cierta extensión, con su operador.
Ahora que este extraño vehículo se ha ido, yo estoy de regreso en mi cuarto en White Sands Proving Ground, cerca de Las Cruces, en Nuevo México. A muchos que lean este libro puede parecerles increíble que tal hecho haya realmente ocurrido. Pero ocurrió.
No sería fácil de explicar. A menudo me he preguntado: “¿por qué, con más de 2 billones de habitantes en este planeta, me eligió el destino para hacerme beneficiario de este único e interesante hecho? (Un billón equivale a un millón de millones en España e Inglaterra, y a mil millones en Estados Unidos).
La improbabilidad matemática de este acontecimiento es tan grande, que cuando tratara de convencer a alguien de que he viajado en un "Plato Volador" y he conversado con un ser de algún lugar del espacio, podrían sugerirme ser enviado al asilo más próximo.

Sin embargo es el acontecimiento más grande y más excitante de mi vida y no puedo conservarlo exclusivamente para mí. Así que he decidido escribir un relato detallado de este hecho, exactamente como ocurrió, mientras todavía está claro y agudo en mi memoria.


Como era 4 de julio, había planeado ir a Las Cruces con otros científicos e ingenieros del White Sands Proving Grounds, para hacer una pequeña celebración y ver la exhibición de fuegos artificiales que estaba planeada para esa tarde.
La mayoría del grupo Aerojet con el cual yo trabajaba había ido a Las Cruces con el auto de la compañía durante la tarde. Como el auto estaba repleto, decidí esperar y tomar el último ómnibus del día. Equivoqué la hora de partida, perdí el último ómnibus, y me encontré varado en un campo casi desierto, sin nada que hacer salvo el sentarme en mi habitación y leer.
Empecé con el libro de texto de James Cork sobre el tema Transferencia del calor. El tema era bastante apropiado a las circunstancias, porque aproximadamente a las ocho y media el ambiente estaba insoportablemente caluroso y sofocante, y decidí hacer una caminata con la esperanza de que afuera estuviera más fresco.

Me dirigí primero en dirección del viejo stand estático de pruebas de las V2, en el cual habíamos estado montando nuestro gran motor de cohete para probarlo. El stand está aproximadamente a milla y media del grupo de edificios que forma el núcleo del campo de prueba, y la distancia era justo para una caminata en la tarde relativamente fresca.
Aproximadamente a los dos tercios del camino al stand de pruebas, una pequeña calle de tierra cruza la calle principal y conduce hasta la base de las montañas de Organ. Cuando llegué a este punto, repentinamente decidí tomar por la calle de tierra en vez de continuar hacia el stand de pruebas.

La calle era apenas más ancha que las huellas de un par de ruedas en el desierto y serpenteaba entre las dunas. Eran menos de dos millas de largo, pero era la única calle del área en la cual nunca había estado, y decidí que siendo el ejercicio y el pasatiempo los únicos objetivos de la caminata, este camino serviría como cualquier otro.
El sol se había puesto hacía cerca de una hora, pero en el aire claro de esa elevada región desértico, siempre hay luz suficiente para una confortable caminata en la noche, a menos que el cielo esté encapotado.

Mis ojos escudriñaban el cielo, y se detuvieron en un grupo de estrellas especialmente brillantes sobre los picos de las montañas. Repentinamente una de las estrellas desapareció. Esto llamó inmediatamente mi atención, pues las estrellas no desaparecen, por lo menos en un cielo sin nubes. Algo había eclipsado la estrella, pero yo no tenía idea de lo que podía ser. Un aeroplano requeriría menos de un segundo en pasar por un punto dado, pero la estrella no volvió a verse. Además en el silencio del desierto un aeroplano podría oírse mucho antes de que pudiera verse, y no se escuchaba ningún sonido. Los globos sonda no se sueltan de noche, y en cualquier caso un globo climático se elevaría bastante rápidamente, por consiguiente sólo eclipsaría una estrella por pocos segundos.

Luego, otra estrella, justo a la derecha de la primera, desapareció, y pocos segundos más tarde, dos más situadas por debajo. Una fuerte sensación punzante recorrió mi espina dorsal. Cualquier cosa que fuera la estaba eclipsando la luz de las estrellas, estaba aumentando rápidamente su diámetro aparente; y desde que el rumbo se mantenía constante, sólo podía significar que el objeto estaba viniendo directamente hacia mí. Finalmente pude ver de qué se trataba, y al mismo tiempo me di cuenta de por qué no había sido capaz de verlo antes. Su color parecía casi idéntico al color del cielo de la noche, así que aunque estaba bastante cerca,
era difícil divisar más que el contorno.
Como continuaba dirigiéndose hacia mí, sentí un fuerte impulso de echarme a correr. Pero mi larga experiencia en explosiones y mi trabajo en cohetería me habían enseñado que es una tontería correr cuando un objeto se está acercando, hasta que uno no esté seguro de la trayectoria; porque no hay manera de juzgar la trayectoria de un proyectil si uno está corriendo.

El objeto estaba ahora a menos de cien pies de distancia. Empezó a moverse más lentamente, a no más de diez a quince millas por hora y pareció disminuir la velocidad a un ritmo tal que pararía antes de alcanzar el suelo.
También pude ver que su forma era esferoide, achatada en los polos, de aproximadamente 30 pies de diámetro en el ecuador o parte más ancha. Algo tranquilizado por su movimiento más lento, permanecí donde estaba, observando cómo se deslizaba, tan liviano como una semilla de cardo flotando en la brisa. Se posó en tierra a unos setenta pies sin el menor golpe o sacudida.

Salvo el crujido de los matorrales debajo de él, no hizo ningún sonido. Por casi un minuto permanecí sin movimiento. Una fantástica sensación me sobrecogió, y permanecí mirando el objeto, desconcertado y hechizado como un niño que estuviera observando una representación insólita en el circo.
Durante muchos años había estado empleado en el campo del diseño de naves aéreas y espaciales, y había colaborado en el desarrollo de muchos proyectiles guiados (dirigidos). A través de mi trabajo en White Sands Proving Grounds y otros centros de desarrollo, me había familiarizado con la mayoría de los adelantos recientes en aeronáutica. Pero aquel artefacto era tan adelantado con respecto a cualquier cosa que yo hubiese jamás oído, que me sentí como aquel granjero de la zona selvática que, cuando vio por primera vez una jirafa dijo: "Yo la veo, pero no lo creo".


Mi primer pensamiento consciente fue: "Este aparato extraño podría ser alguna cosa diseñada secretamente por la Unión Soviética". Nosotros sabíamos que Rusia clamaba estar a la cabeza en el desarrollo de los grandes cohetes, pero esto obviamente no era un cohete. Reflexioné un momento, y quedé convencido de que éste no podía ser un dispositivo creado por la Unión Soviética o en cualquier otro lugar de la Tierra.
La inteligencia y la tecnología que había diseñado y construido esa nave había encontrado la respuesta a muchas preguntas que nuestros mejores físicos no habían todavía aprendido a preguntar.

La maniobra de la nave fue silenciosa. Ninguna hélice azotó el aire. No vi el destello ni oí el estruendo de gas incandescente lanzado desde las toberas para producir empuje. La nave simplemente se deslizó silenciosamente y se asentó suavemente sobre la tierra.

Antes de aterrizar había disminuido su velocidad a pocas millas por hora, sin embargo no mostró signos de caída. Solamente un helicóptero o una nave más liviana que el aire podría explicar este hecho. Pero en este vehículo no había hélices. Y el hecho de que los matorrales fuesen aplastados debajo de él cuando se asentó en la tierra, probaba concluyentemente que no era una nave más liviana que el aire. Cualquier cosa que este vehículo pudiese ser, podía operar eficientemente y sin esfuerzo, violando las leyes de gravedad.
Cuando todo esto atravesaba mi mente, me aproximé lentamente a la nave. Mi instinto y mi razón me decían sin embargo, que debía poner la mayor distancia posible entre mí y ese desconocido e impredecible artefacto.

Como la mayoría de los científicos ocupados en la investigación, había sido dotado desde niño con una vehemente y activa curiosidad. Cuando el objeto de esta curiosidad era de naturaleza científica, especialmente cuando parecía tratarse de un adelanto importante de la tecnología, la curiosidad se transformaba en una fuerza impulsara que barría con todas las razones.
Me aproximé a pocos pasos de la nave, y me detuve para mirar y escuchar si algún signo de vida o sonido salía de su interior. Nada sucedió. Mientras la nave estaba detenida silenciosa e inmóvil sobre la arena, di vueltas a su alrededor y la examiné curiosamente. Era un esferoide considerablemente aplanado en sus extremos superior e inferior. Su dimensión en sentido vertical era de aproximadamente dieciséis pies, y su diámetro horizontal de unos treinta pies en su parte más ancha, la cual estaba a unos siete pies del suelo.
Su curvatura era tal, que vista desde abajo y a unos 45 grados de la vertical parecía tener la forma de platillo, aunque en realidad se parecía más a un plato de sopa invertido sobre una fuente.

El color azul oscuro que había presentado al principio había desaparecido. Una inspección más minuciosa demostró que la superficie metálica estaba muy pulida y de un color plateado con un ligero violeta iridiscente. Caminé alrededor de la nave sin ver ninguna señal de abertura o juntas. “Si hay alguien adentro, pensé, debe entrar a través del extremo superior o inferior.”


Me detuve luego para mejor evaluar mi situación.
¿Qué debería hacer? ¿Debería volver a la base e informar la llegada de la extraña nave?
Al principio eso me pareció la cosa más lógica, pero luego otro pensamiento intervino: me tomaría unos tres cuartos de hora por lo menos regresar a la base, encontrar a alguien autorizado y volver con otros observadores.
¿Y si el aparato se iba mientras tanto? Sólo quedaría un parche de pastos aplastados para corroborar mi historia. ¿Quién me creería? Y si alguien me creyera, ¿estaría dispuesto a admitirlo?
Había leído que el ridículo había cubierto a aquellos que habían afirmado haber visto objetos voladores no identificados en el aire. Mucho más me hubiesen criticado a mí si afirmaba haber visto uno en tierra, y haber estado tan cerca como para tocarlo. Sin embargo no tenía pruebas del hecho salvo unos matorrales aplastados. Cuando me di cuenta de esto, aunque yo había estado suficientemente cerca para tocar la nave por espacio de varios minutos, sin embargo no lo había hecho. Quizás pudiese, por el tacto, aprender alguna cosa respecto al material del que estaba construido. De todas maneras, podría apreciar la temperatura.

Me acerqué y cuidadosamente toqué la superficie metálica. Era apenas unos pocos grados más que la temperatura del aire e increíblemente suave. Es difícil describir el grado de suavidad. Si pasara su dedo por encima de una perla cubierta por una fina película de jabón, podría tener la sensación en alguna manera similar a la que yo sentí cuando toqué el metal de la nave.
Froté la nave con la palma de mi mano y sentí un ligero pero definido hormigueo en la punta de mis dedos y en el talón de mi mano. Luego percibí una voz crispada en el aire, a mi lado:
-  “¡Mejor no toque el casco, compañero, todavía está caliente!”.


Fobos
Yo no me había dado cuenta bajo qué enorme tensión estaba, hasta que la voz rompió repentinamente el silencio. Di un salto hacia atrás, tropecé con unas matas y caí en la arena cuan largo era. Percibí algo parecido a una risa ahogada, y luego volví a oír la voz en un tono algo más amistoso.
-  “Tómelo con calma, compañero, está entre amigos.”
La humillación por mi poco graciosa postura, combinado con el suave tono de la voz y sus frases familiares, sirvieron para barrer el miedo que yo sentía y reemplazarlo por una ligera irritación. Me levanté, sacudí mis ropas y me arranqué un abrojo que se había guarecido entre mis cabellos.
Miré de dónde podía proceder la voz, pero no vi ninguna persona ni artefacto.
-   “Podía haber bajado el volumen”, rezongué.”No necesita reventarme los oídos de esa manera. Usted me ha espantado para toda una semana”.
-  “¿Reventarme los oídos?” la voz hesitó. “Oh, ¿usted quiere significar que la amplitud de volumen de la advertencia fue muy grande? Lo siento, pero usted estaba a punto de matarse y no había tiempo que perder regulando los controles.”
-¿Quiere usted significar que el casco es altamente radiactivo? -pregunté-.Si es así, yo estoy todavía demasiado cerca."
-  "No, no es radiactivo", fue la respuesta. "Usé el término ´caliente´ porque creo que es el que mejor puede expresar la condición en su lenguaje. El casco tiene un campo a su alrededor que rechaza toda materia. Sus físicos lo describirían como el ´anti´ aspecto de la fuerza de atracción del átomo."

Cuando ciertos elementos como el platino son adecuadamente preparados y expuestos hasta la saturación, a una corriente de fotones de muy elevada energía, las partículas de la fuerza de atracción se generarán por fuera del núcleo. Como las partículas tienden a rechazarse unas a otras como hace toda la materia, ellas, lo mismo que el electrón, tienden a migrar a la superficie del metal donde se manifiestan como fuerza repelente.

Las partículas tienen una vida media de varias semanas de vuestro tiempo, así que la radiación cósmica normal recibida por la nave mientras está en el espacio, es suficiente para mantener una carga efectiva. El campo es muy poderoso a distancias moleculares pero disminuye en relación a la séptima potencia de la distancia, así que la fuerza se vuelve insignificante a unos pocos micrones del casco.

“Quizás usted notó que la superficie parecía suave y resbaladiza. Esto es porque en realidad su mano no tocó el metal, sino que fue mantenida a corta distancia de la superficie por el campo de repulsión. El uso de este campo protege el casco de ser raspado o dañado durante el aterrizaje. También disminuye tremendamente la fricción cuando se viaja a altas velocidades a través de la atmósfera.”



-  “Pero, ¿cómo podría esto matarme?", pregunté. "Yo toqué el casco y solamente sentí un ligero cosquilleo en mi mano. ¿Y qué quiso usted significar con su observación sobre mi lenguaje? Si usted no es americano, pues entonces yo nunca he escuchado a uno.”

A su primera pregunta, replicó la voz, no lo hubiese matado inmediatamente. En realidad podría haber tomado varios meses, pero hubiese sido tan cierto como si lo hubiese hecho en forma instantánea.
La mejor manera que puedo explicarlo es decir que la exposición de la piel humana a la fuerza del campo que está alrededor de la nave produce lo que ustedes llaman “anticuerpos” en la corriente sanguínea. Por alguna razón que todavía no nos es completamente conocida, estos anticuerpos son absorbidos por el hígado, cuya función altera, provocando el agrandamiento y la congestión del mismo.

Cuando la piel es expuesta por un minuto o más, la muerte es prácticamente cierta. En su caso, yo no creo que haya estado expuesto tiempo suficiente para un daño mayor, aunque indudablemente usted sentirá algún efecto más tarde o más temprano, siempre que sus funciones biológicas sean idénticas a las nuestras y nosotros tenemos muchas razones para creer que esto es así.
A su segunda pregunta, yo no soy un americano como usted, aunque mi actual misión requiere que yo me transforme en uno. El hecho que usted me creyera uno de sus compatriotas es testimonio de mi éxito en el esfuerzo que he gastado en estos dos últimos años para aprender y practicar el uso de su lenguaje e idioma.
“La verdad es que nunca he puesto un pie sobre su planeta. Requerirá cuatro años más para adaptarme a la atmósfera y a la gravedad, e inmunizarme a sus agentes biológicos (microorganismos)."


Estuve parado silenciosamente por lo que me pareció largo tiempo, tratando de asimilar el completo significado e implicaciones de sus palabras. Por fin dije lentamente:
-  “Si no hubiese visto este aparato con mis propios ojos venir y aterrizar, hubiese concluido que había estado leyendo demasiadas novelas de ciencia ficción. Pero mi entrenamiento científico y años de estudio sobre el espacio me han preparado para admitir la posibilidad de casi cualquier cosa. Además, desde que el hecho de que yo esté aquí y de que lo haya visto aterrizar es completamente accidental, es obvio que mi credulidad o mi escepticismo no debe tener la menor importancia para usted”.

-  “Por el contrario -replicó la voz-. Es importante para nosotros que usted tenga la oportunidad de conocer los hechos y que se forme su propia opinión al respecto. "Uno de los principales propósitos de esta expedición es determinar la adaptabilidad básica de aquellos que habitan la Tierra y particularmente su habilidad para adaptar sus mentes serena y rápidamente a concepciones que son completamente extrañas a sus costumbres y a su modo de pensar”.
Las expediciones previas de nuestros antecesores en un período de muchas centurias se encontraron con un fracaso casi total en este aspecto. Esta vez hay la esperanza de que seremos capaces de encontrar mentes más entrenadas y más receptivas para que nosotros podamos ayudarlos en el progreso de su raza. En su propio caso, su conducta me ha gustado y ha sobrepasado nuestra mejor expectación.

-  Puedo ver, -dije-, que su raza, cualquiera que ella sea, y la nuestra, tienen por lo menos una cosa en común: que el sarcasmo es la principal forma de humor. Sin embargo usted no me puede molestar de esta manera. He sido satirizado (tomado el pelo) por expertos.
Me doy cuenta de que todo lo que hice desde el primer momento ha sido erróneo. En primer lugar, si yo hubiese tenido sentido común, hubiese escapado cuando lo vi acercarse, en vez de esperar y correr el riesgo de ser aplastado.
Cuando usted aterrizó, en vez de irme o permanecer por lo menos a cierta distancia, me puse a husmear alrededor de la nave. Luego cuando su voz de alarma llegó a través del parlante o de lo que sea, en vez de aceptar la advertencia con calma y rápidamente, salté como un conejo asustado y aterricé en la arena en una posición tan indigna y ridícula como se pueda imaginar.
Por último y no lo menos importante, usted aparentemente supone que yo creo las afirmaciones que ha hecho. Como dije antes, yo estoy preparado para considerar la posibilidad de que, sean verdad. También estoy preparado para considerar la posibilidad de que no lo sean.
-  Precisamente -replicó la voz-, permítame explicarle mi posición. No hubo la menor intención de sarcasmo. Yo quise significar exactamente lo que dije. En primer lugar usted manifestó que la curiosidad lo empujó a investigar la nave, sometiéndose a riesgos desconocidos, en vez de buscar seguridad con la huida.
Esto representa la lucha entre el deseo de conocimiento y el deseo de la propia seguridad. Creo que es un viejo dicho entre ustedes que la propia conservación es la primera ley de la naturaleza. Es estimulante notar que su deseo de conocimiento puede ocasionalmente sobreponerse al instinto animal básico.
Cuando le di la voz de alarma, su reacción no fue de miedo como usted parece pensar. La verdadera reacción de miedo lo hubiera inmovilizado por lo menos por un momento. En cambio usted reaccionó inmediatamente y de manera adecuada. El hecho es que, a pesar de hallarse en circunstancias completamente únicas en su experiencia, usted escuchó tranquilamente mi voz y replicó en forma lógica. Esta es la mejor evidencia de que su mente es del tipo que nosotros esperamos encontrar.

Daniel Walter Fry
-  Gracias por sus cumplidos, -dije.- Me gustaría creer que los merezco; pero su afirmación implica que usted se propone usarme en algún proyecto que involucro adelanto científico para el pueblo que vive ahora en la Tierra.
¿Por qué a mí? ¿Porque yo estaba accidentalmente aquí cuando usted aterrizó? Podría ponerlo en contacto, aquí en el campo de pruebas de cohetes, con varios hombres dignos de confianza que son considerados científicamente más avanzados que yo.

-  “Cuando usted dice que estaba aquí por mera casualidad, subestima nuestra habilidad para seleccionar a quienes deseamos hablar, -fue la respuesta.- Los cerebros de muchos de ustedes transmiten fácilmente, pero el suyo es uno de esos raros casos cuyo cerebro también recibe bien”.
Hemos investigado cuidadosamente la mente de muchos de sus científicos eminentes. En todos los casos encontramos que sus mentes se habían endurecido en un molde basado en sus concepciones presentes. Sus mentes han avanzado hasta un grado tal que ellos creen que lo conocen casi todo en el mundo científico. Así ellos encuentran difícil cambiar sus puntos de vista o formarse nuevas opiniones.

Yo quiero aclarar lo que quiero significar, mediante una analogía. Un hombre que busca conocimiento científico es como una hormiga que está subiendo por un árbol. Ella sabe que está desplazándose hacia arriba, pero su visión es corta, y es incapaz de abarcar todo el tronco. El resultado es que puede desviarse a una rama inferior sin darse cuenta que se ha alejado del tronco principal.
Todo va bien por un tiempo. Todavía puede subir más arriba y recoger unos pocos frutos de su progreso; pero pronto comienza a confundirse cuando la sólida rama que creyó el tronco, empieza a subdividirse en millares de pequeñas ramitas y hojas que apuntan todas en distintas direcciones.

Así, el buscador de conocimiento encuentra que la gran ley fundamental que creía inamovible, ahora empieza a subdividirse y a apuntar en direcciones opuestas. Como resultado de esta confusión los científicos llegan a la conclusión de que están llegando al límite del conocimiento concebible y que todas las leyes físicas se vuelven, en última instancia, puramente estadísticas.
Cuando ellas alcanzan este punto, la única manera de que puedan hacer posteriormente progresos es siguiendo la línea del razonamiento matemático abstracto.
Es como viajar en un tren subterráneo. Uno puede llegar a su destino pero no sabe por dónde va. Así que no hay manera de saber si podía haber elegido un camino más corto o más fácil para llegar al mismo lugar.”Su ciencia está ahora en esta situación”.



Por ejemplo, sus científicos se sienten ahora obligados a afirmar que el electrón es al mismo tiempo una partícula y una onda de movimiento (movimiento ondulatorio). Ellos intentan racionalizar esto diciendo que el electrón es una partícula en una onda de probabilidad. Esta es una condición que no puede ser visualizada por la mente y los únicos medios que tienen de progresar es a través del subsuelo de las matemáticas abstractas.
Usted hallará que las verdades fundamentales son siempre simples y comprensibles cuando son vistas desde la perspectiva adecuada. Así que la rama del conocimiento que su pueblo ha desarrollado es comprensible como rama, sólo si es vista desde arriba mientras se mira el tronco principal.
En pocas palabras, si su ciencia quiere seguir progresando, debe retroceder por la rama en la que están atrapados hasta el tronco principal, y luego empezar a subir de nuevo. Esto podemos y ayudaremos a su pueblo a hacerlo, pero solamente si ellos lo desean y si son capaces de seguir el camino que nosotros les señalaremos más adelante.

Antes que nosotros podamos ver de ayudar a su pueblo en la Tierra, dos cosas deberán ser llevadas a cabo. Primero, nuestros cuerpos deberán adaptarse biológicamente a este medio, así cuando nosotros vengamos entre ustedes seremos idénticos a su pueblo. Esto, como dije antes, requerirá por lo menos cuatro años más.




El segundo es más difícil.
Las tensiones políticas que ahora existen entre muchas naciones de la Tierra deben ser aliviadas. Si cualquiera de las naciones que actualmente domina a otra o a otras en vuestro planeta, adquiriera superioridad científica concluyente sobre las otras, probablemente, bajo nuestras presentes condiciones, seguiría una guerra de exterminio.
Nosotros no estamos aquí para ayudar a ninguna nación a hacer la guerra, sino a estimular cierto grado de progreso que elimine las razones para la guerra en la Tierra, como nosotros hace unos miles de años hemos suprimido las causas de los conflictos y de los malos entendidos entre nuestros propios pueblos.



YO VIAJE EN UN PLATO VOLADOR

-  Veo que se está cansando, allí parado en la arena, escuchando estas disertaciones sobre ciencia y sociología. Esto me recuerda mis deberes de anfitrión. ¿Le gustaría entrar en la nave y quizás hacer un pequeño vuelo? Este es sólo un transportador de control remoto, pero tiene un pequeño compartimiento de pasajeros con varios asientos sencillos, pero bastante confortables.
-   Me gustaría ciertamente ver el interior de su nave -repliqué-. Y daría cualquier cosa para que se me permita viajar en ella, pero, ¿cómo puedo entrar? "He observado toda la nave y no he visto marcas de aberturas. Usted también dijo que no estaban todavía acostumbrados a nuestra atmósfera. Si yo entro llevaré mi atmósfera conmigo. ¿No afectará esto a usted?

-  Como dije antes -replicó la voz- la nave es un transportador de carga de control remoto. Yo no estoy en esta nave. Yo estoy en la unidad central, o en lo que ustedes denominan la “nave madre”. Actualmente está a 900 millas sobre la superficie de su planeta.
Esta nave es empleada para traer muestras de su atmósfera para que nosotros podamos acostumbrarnos a ella. La cámara de carga es evacuada, así cuando se abre la puerta de entrada, la cámara se llena con la atmósfera de su planeta y la transporta a cualquier condición de temperatura y presión que existe allí.
También trae las bacterias que están en el aire para su estudio y producción de antitoxinas que nosotros necesitamos para resistir sus enfermedades. “La abertura de admisión de aire está en el extremo superior de la nave. La abriré ahora.”

Un sonido extraño quebró el silencio de la noche. Era en parte un silbido y en parte un murmullo. Duró aproximadamente unos 15 segundos y procedía del extremo superior. Me sorprendió el escaso volumen del sonido. Cualquier puerta suficientemente grande para llenar de aire esa nave en 15 segundos, debería haber producido así un rugido. Luego me di cuenta de que el casco era casi, si no enteramente, a prueba de ruidos; y como la mayoría del sonido
del aire entrante se habría producido dentro del casco, muy poco sería audible por fuera.

Luego oí un click que venía de la superficie de la nave, un pequeño agudo click como el que podía producir la rama de un relay o de un pequeño solenoide, y una pequeña porción de la parte inferior del casco justo a mi izquierda se desplazó varias pulgadas hacia atrás y luego se movió hacia el costado, desapareciendo dentro de la pared del casco, dejando una abertura
de forma ovalada de unos cinco pies de altura y tres de ancho. Me moví hacia la puerta o compuerta, como quiera ser llamada, agaché ligeramente mi cabeza y avancé dentro de la abertura. Debido a la curvatura del casco, por supuesto, mi cabeza estaba dentro de la nave, mientras mis pies estaban todavía en tierra.

El compartimiento que yo miraba ocupaba sólo una pequeña porción del interior del vehículo. Era una habitación de unos 9 pies de profundidad y 7 pies de ancho, mientras el piso estaba a unas 16 pulgadas del suelo y el cielo raso a algo más de seis pies del piso.
Las paredes eran ligeramente curvas y la intersección de las paredes eran biseladas, así que no había ángulos ni rincones pronunciados. Por supuesto, la pared más próxima a mí, a través de la cual estaba la abertura de acceso, era el casco mismo y tenía la misma curvatura adentro que afuera. Esta pared era aproximadamente cuatro pulgadas de gruesa y era la pared dentro
de la cual se habían deslizado la puerta o compuerta.
La habitación contenía cuatro asientos. Se parecían mucho a nuestros asientos anatómicos excepto en que eran algo más pequeños de lo que nosotros estamos acostumbrados. Los asientos miraban hacia la abertura en la cual yo estaba parado y estaban dispuestos en dos hileras de dos asientos cada una, en el centro del cuarto. Esto dejaba un espacio entre los asientos y cada pared.

En el centro de la pared de atrás, en donde ésta se unía con el cielo raso, había una caja o gabinete con un tubo y lentes que parecía un pequeño proyector cinematográfico, excepto que no había visible ningún carrete de película u otra parte movible. La luz venía de esta lente. No era un haz de luz como el que podría salir de un proyector de cine, sino un brillo suave y difuso. A pesar de no parecer especialmente brillante, daba suficiente luz para ver confortablemente. Los asientos y la luz parecían ser el único mobiliario en esa desnuda habitación metálica.

New York, desde el espacio
-  “No es una cabina muy invitadora,- pensé,- parece más bien una celda”.
-  “Como dije antes, es sencilla pero los asientos son confortables”, dijo la voz.”Entre y tome asiento, si desea realizar un viaje. No tenemos demasiado tiempo.”
Casi automáticamente subí y me dirigí al asiento más próximo. Antes que lo alcanzara oí el click de la puerta al salir de su receso. Me volví instintivamente como para saltar hacia la comparativa seguridad del desierto abierto detrás de mí, pero la puerta ya estaba cerrada. Si esto era una trampa, yo estaba en ella y de nada valía ahora forcejear contra lo inevitable.
-  “¿Adónde le gustaría ir?”, -dijo la voz. Esta vez no parecía venir de mi lado sino más bien de todo alrededor mío, como si yo estuviera oyendo las palabras que yo mismo estuviera pronunciando.
-  “Yo no sé a qué distancia puede usted llevarme en el tiempo de que dispone -repliqué-. Y desde que este compartimiento no tiene ventanas, no importa adonde vayamos, no podré ver nada.”
-  Usted podrá ver -fue la respuesta-, por lo menos lo que podría ver de noche desde un vehículo en el aire. Si le agrada la sugestión, podemos llevarlo sobre la ciudad de Nueva York y traerlo de vuelta en unos treinta minutos. Las luces de Nueva York de noche, desde veinte millas de altura, han sido siempre uno de los espectáculos más impresionantes para ser visto en vuestro planeta.
-  A Nueva York y de regreso en treinta minutos -dije-. O sea ocho mil millas por hora. ¿Cómo pueden producir energía de tal magnitud en una nave como ésta, y cómo puedo soportar la aceleración? Ni siquiera tienen cinturones estos asientos.
-  Usted no sentirá ningún efecto desagradable de la aceleración para nada. Tome asiento y la nave partirá. Le explicaré algunas de las cosas que lo tienen perplejo durante el viaje.

Me senté en el asiento delantero izquierdo que estaba más cerca de la puerta, y lo hallé verdaderamente confortable. Parecía hecho de espuma de goma cubierto con vinílico. Sin embargo no se veían juntas o costuras como requieren las cubiertas exteriores, así que cualquiera fuera el material había sido moldeado en una sola operación.
Luego la voz irrumpió otra vez en mis pensamientos.
-  “Apagaré la luz del compartimiento y encenderé el rayo visor.”

Por un momento el sitio se volvió completamente oscuro. Luego el proyector entró nuevamente en actividad. Pero esta vez no era un reflejo difuso, sino un haz de luz como en el cine, o el de un proyector de diapositivas. El haz de luz, o la parte que era completamente visible, era violeta profundo, bien en el extremo tope del espectro visible. El rayo se esparció sobre la puerta a través de la cual yo había entrado, y la puerta desapareció. No se deslizó dentro de la pared como antes, simplemente había cesado de existir, por lo menos visualmente. Era como si yo estuviera mirando a través de una lámina de vidrio.

-  No hay tiempo para darle una explicación completa de todas las cosas que usted quisiera saber respecto de esta nave y respecto de nosotros; pero quizás le pueda explicar algunos pocos principios básicos acerca de los cuales usted parece sentir mayor curiosidad, -dijo la voz.
Recién empezaba a darme cuenta que las palabras que había estado oyendo no llegaban a mi oído como ondas de sonido, sino más bien como si se estuvieran originando directamente en mi cerebro.
-  Como ve, -continuó la voz-, la puerta se ha vuelto transparente. Esto lo sorprende porque están acostumbrados a pensar que los metales son completamente opacos. El vidrio ordinario es tan denso como muchos metales y es más duro que la mayoría, y, sin embargo, deja pasar la luz sin dificultad.
La mayoría de las sustancias son opacas a la luz porque los fotones son capturados y absorbidos en las órbitas de los electrones de los átomos a través de los cuales pasan. Esta captura ocurrirá siempre que la frecuencia del fotón coincida con una de las frecuencias del átomo. La energía así almacenada es luego reemitida, pero habitualmente lo hace en la porción infrarrojo del espectro, que está por debajo de la zona visible, y por consiguiente no puede ser percibido como luz.


Hay muchas maneras de volver transparente casi cualquier sustancia, o por lo menos translúcida. Un método es crear un campo protector entre los átomos que prevenga la absorción del fotón. Tal campo protector o “matriz” se desarrolla en muchas sustancias durante la cristalización. Otra posibilidad es aumentar la frecuencia del fotón por encima de las más altas frecuencias de absorción de los átomos.
El rayo de energía que ahora está actuando sobre el metal de la puerta, es lo que usted llamaría un multiplicador de frecuencia. El rayo penetra el metal y actúa sobre toda luz que llegue hasta él en tal manera que la frecuencia de la luz es multiplicada a niveles que ustedes conocen como rayos X y rayos cósmicos del espectro.

A estas frecuencias, las ondas pasan con facilidad a través del metal. Luego, cuando éstas dejan el metal en la parte interior de la puerta, interactúan nuevamente con el rayo visor, produciendo lo que ustedes llamarían frecuencias de batido que son idénticas a las frecuencias originales de la luz.
Con una analogía grosera, podríamos comparar el sistema a una onda portadora de una de sus radioemisoras, en la cual la modulación es aplicada “aguas arriba” en vez de hacerlo en la fuente de transmisión.
“Si usted está listo, pondré en marcha la nave.”

Instintivamente me afirmé en el asiento y me así a los costados con mis manos. Un momento más tarde la Tierra pareció caer desde la nave con increíble rapidez. “Digo que la Tierra caía porque yo no tuve la menor sensación de movimiento, y la nave parecía estar firme como una roca. A pesar del hecho que nosotros debíamos haber estado acelerando a una gran velocidad, no percibí ninguna tensión en mi cuerpo, y parecíamos estar detenidos”.

Las luces de la base militar en el campo de pruebas, que habían estado escondidas por una colina, aparecieron a la vista instantáneamente y empezaron a juntarse como un grupo de polluelos cuando son llamados por la madre gallina. Pocos segundos después las luces de la ciudad de Las Cruces aparecieron en el extremo inferior izquierdo de la ventana, y me di cuenta de que nos habíamos elevado por lo menos unos mil pies en dos o tres segundos.
La nave estaba girando ligeramente hacia mi izquierda a medida que se elevaba; y pude ver también la ruta de Las Cruces a El Paso, una estrecha pero brillante faja iluminada por los focos de muchos autos que iban por ella.

Ciudad Juarez , en la parte superior (Mexico) y El Paso, en la parte inferior (Texas)
Las luces de El Paso y de Ciudad Juárez, México, brillaban en forma compacta en el horizonte, pero a medida que nos elevábamos se rompían en parches de brillo variable. Pude ver los cientos de luces de Fort Bliss, la mancha que representaba el área del presidio y la zona intensamente brillante del centro comercial de El Paso.

Aun pude distinguir la línea delgada y oscura del Río Grande que separaba El Paso de su gemela, la Ciudad Juárez de México. Unos segundos más tarde la nave giró hasta que las luces de estas ciudades desaparecieron de la vista.
La pantalla visora estaba ahora apuntando hacia el sudeste y había dejado de girar. La superficie de la Tierra parecía brillar con una suave fosforescencia verdosa. Al mismo tiempo, el cielo, por fuera de la nave, se volvía más oscuro y las estrellas parecían haber duplicado la intensidad de su brillo.

Estratosfera terrestre
-  Debemos haber entrado en la estratosfera, -pensé-. Si es así, nos hemos elevado más de 10 millas en no más de quince o veinte segundos; sin embargo no he sentido el menor efecto de la aceleración.
-  “Usted está a trece millas encima de la superficie de la Tierra”, oí decir a la voz. “Y está ascendiendo aproximadamente media milla por segundo. Lo hemos hecho ascender más bien lentamente para que usted pudiera apreciar mejor desde el aire la vista de sus ciudades locales. Lo llevaré hasta treinta y cinco millas de altura para el vuelo horizontal. A ese nivel, la atmósfera residual es tan tenue que no ofrece resistencia al movimiento de la nave.”
-  De paso, ¿qué le ocurrió a la Luna? Debiera estar en algún lugar del cielo, pero todo parece muy oscuro, dije.
-  Parece oscuro,-fue la respuesta-, porque no hay suficiente atmósfera a este nivel para difundir la luz. Usted no tendría ninguna evidencia de la luz de la Luna a menos que estuviera brillando directamente sobre la pantalla visora.
Yo he tratado expresamente de evitar esto, porque la luz es bastante intensa arriba de la atmósfera, y sería difícil, si no imposible, ver alguna otra cosa mientras ella está visible.
Ahora que está a suficiente altura, puedo empezar a agregar un componente horizontal a su movimiento vertical. Como habrá pocas cosas interesantes para ver en los próximos minutos, le explicaré algunas pocas cosas que lo intrigan. En primer lugar usted mencionó algo respecto a los cinturones de seguridad y dudaba si podría soportar la aceleración. Esta es una pregunta que parece haber surgido con frecuencia en la mente de los hombres de ciencia de su planeta.


UFOs - OVNIs sobrevolando el Capitolio, Washington, año 1952
Siempre que cualquiera de ustedes ha observado nuestros vehículos y ha descrito las velocidades y aceleraciones observadas, la incredulidad ha sido evidente. Hemos oído que la mayoría de sus sabios han afirmado que: “Ningún ser humano u otra forma elevada de vida, como nosotros la conocemos, podría sobrevivir con aceleraciones de este orden”. Siempre ha sido causa de decepción para nosotros en la evaluación de la inteligencia de los hombres de la Tierra.
A nosotros nos parece que un hombre moderadamente inteligente con un conocimiento medio, debería ser capaz de refutar esta afirmación al momento.
La respuesta es, simplemente, que la fuerza que acelera el vehículo es de naturaleza idéntica a la de un campo de gravitación. Ella, no sólo actúa sobre cada átomo del vehículo sino que actúa también sobre cada átomo de la masa que está dentro de él, incluyendo al piloto y los pasajeros.
En su aeroplano la situación es completamente diferente. Ustedes tienen aviones a hélice, o propulsión a chorro, que producen el empuje sobre una parte de la nave. El empuje local acelera la nave pero no al piloto. El piloto es acelerado únicamente por el empuje contra aquellas partes de su cuerpo que están en contacto con el asiento sobre el cual se apoya. Debido a la inercia del resto del organismo se produce una comprensión que da la sensación de aceleración, o en casos extremos, desmayo o real aplastamiento del cuerpo.
“Nuestro único límite a la aceleración es el límite de fuerza disponible.”
-  Pero, en este caso -pensé-, ¿por qué no estoy flotando por el aire como se supone que hacen las cosas dentro de un proyectil cuando está en caída libre?
-  La respuesta a esto también es bastante obvia -fue la respuesta-. Antes que la nave fuese puesta en movimiento, usted estaba descansando sobre el asiento. Desde que la fuerza que acelera la nave y su cuerpo actúa en exacta relación a la masa y desde que la gravedad de la Tierra actúa sobre ambos, la relación original entre su cuerpo y el asiento permanecerá constante, excepto que disminuirá a medida que la fuerza de gravedad del planeta disminuya con la distancia.
Cuando se viaja entre cuerpos planetarios, lejos de cualquier fuente natural de gravedad, es necesario por razones prácticas reproducir esta fuerza artificialmente. “La gravedad a la cual nosotros estamos acostumbrados es poco más que la mitad de la que existe sobre la Tierra”. Esta es la principal razón por la que nos lleva tanto tiempo volvernos miembros comunes de su raza.
“Si tuviéramos que aterrizar ahora sobre la superficie de la Tierra y dejar la protección de nuestras naves, la gran fuerza de gravedad sometería a nuestros organismos a severa prueba que produciría, en pocos días, graves enfermedades y quizás la muerte.”
Esto no es mera especulación. Sabemos que esto es verdad, porque ha sido intentado varias veces en el pasado. Permaneciendo en nuestras naves, en donde podemos controlar la fuerza a que estamos sometidos, e incrementarla poco a poco, nosotros podemos ir fortaleciendo nuestros tejidos de sostén y nuestro sistema muscular hasta que eventualmente, la gravedad de ustedes sea tan natural para nosotros como la nuestra propia lo es ahora.


Cuando ese momento llegue, tenemos la esperanza que usted y unos pocos miembros de su raza que hayan gustosamente conservado su mente abierta, serán capaces de ayudarnos a vadear la gran distancia que existe entre nuestras culturas. Como le expliqué antes, nunca intentaremos forzar nuestro conocimiento y nuestra cultura sobre su gente, a menos que haya una evidencia sustancial de que ellos deseen nuestro asesoramiento, y tal evidencia no existe por el momento.
Es verdad que el motivo de esta expedición no es enteramente filantrópico. Hay algunos materiales en su planeta, que nosotros podríamos usar para beneficio de ambos pueblos, que ustedes tienen en gran abundancia, pero que son más bien escasos en el sistema solar. Aunque nosotros deseamos el uso de tales sustancias, nuestra ayuda a su pueblo no estará supeditada a tal uso. Cualquier conocimiento o asistencia que nosotros podamos darles, será libremente ofrecido.
-  ¿Puede explicarme el funcionamiento de esta nave?,- pregunté-. ¿Cómo se produce la tremenda cantidad de energía necesaria para acelerar una nave como ésta a tan altas velocidades, y cómo aplica esa energía sin producir evidencia exterior de su aplicación?
-  Para hacer esto, yo tendría que darle un entero nuevo concepto en Física Básica. Su ciencia pretende tomar una de las ramas inferiores del árbol del conocimiento por el árbol completo. El resultado de esto es que el conocimiento permanece limitado y, de muchas maneras, excesivamente complicado. Luego, cuando los científicos intentan aplicar estos conocimientos limitados a fines prácticos, el resultado es un aparato engorroso y a menudo complejo.
Por ejemplo, ciertos ingenieros y científicos de su país están ahora abocados en planear un submarino impulsado por lo que ustedes llaman energía nuclear o atómica. Ellos planean hacer esto mediante una pila en la cual los isótopos más livianos de la fisión del uranio (235) liberan energía calórica y neutrones, que a su vez son absorbidos por los isótopos más pesados del uranio (238) convirtiéndolo en el próximo elemento más pesado de la serie transuránica, el cual, a su vez, es fisionable (Pu-239).


Aunque tal método es más bien complicado, es todavía la fuente más potente de energía potencial que su pueblo haya producido; pero para convertir esta energía calórica en fuerza propulsara, ellos planean hacer circular un fluido a través de la pila para absorber el calor; hacer circular este fluido a través de un intercambiador de calor para convertir otro fluido en vapor a presión, pasar este vapor por una turbina para producir movimiento giratorio, y por la acción de éste sobre un generador, producir corriente eléctrica.
Si logran el aprovechamiento de un treinta por ciento de la energía liberada será un gran éxito de ingeniería porque está basado en sus limitados conocimientos actuales. Si sus científicos e ingenieros fueran capaces de pensar en términos más simples, podrían, con un poco más de lo que saben, construir una simple termopila basada en la pila de fisión, y convertir la temperatura resultante directamente en energía eléctrica, con una eficiencia de por lo menos noventa a noventa y cuatro por ciento, sin partes movibles, a pequeño costo y con considerablemente menos masa por unidad de energía producida. Comparado con nuestros métodos, aun este sistema parecería antieconómicamente complejo.

Su mayor necesidad es descubrir la completa simplicidad de las leyes y hechos fundamentales de la naturaleza. Luego ustedes serán capaces de producir, fácilmente, efectos que ahora les parecen imposibles.

DONDE ME EXPLICAN EL INTERIOR DE LA NAVE

-  Me gustaría mucho aprender algo más sobre el interior de la nave y cómo funciona -dije-. Si los detalles de su nave madre son demasiado difíciles, ¿qué le parece si para empezar probamos con los detalles de ésta dónde estoy? Si cierro los ojos y me concentro, ¿no sería posible para usted darme una vista de la sección transversal de esta nave?
-  Difícilmente, -replicó Alan un poco secamente.- Usted está cometiendo el mismo error que su gente hace a menudo cuando intenta definir lo que ustedes llaman percepción extrasensorial.
En primer lugar no es de ninguna manera extrasensorial. No es más que una parte del equipo normal de percepción del cuerpo como sus otros cinco sentidos. Ha sido usado tan poco por su gente, que está poco desarrollado y existe sólo en estado rudimentario. Algunos de sus animales, sin embargo, y muchos de sus insectos, han desarrollado este sentido en un grado mayor que los hombres.


Ustedes han sido acostumbrados desde el nacimiento a recibir y a resolver todas las impresiones visuales con ambos ojos abiertos. Recordará que cuando aprendió por primera vez a usar el microscopio, le enseñaron que aunque había un solo objetivo, era mejor mantener ambos ojos abiertos. Por consiguiente, no cierre sus ojos. Apagaré el haz de luz para que no se distraiga.
En segundo lugar, no se concentre. La concentración es la actitud de transmisión, y es casi una barrera para la recepción. Para recibir impresiones fácilmente y en forma correcta, debe lograr un estado de completa relajación.
Usted posee esta habilidad, la cual es notable en uno de su raza. En realidad fue a través de esta habilidad que yo hice el primer contacto con su mente. Hace tres noches usted se había ido a la cama y no podía dormir porque la presión de los acontecimientos del día había sido exageradamente grande. Usted empleó un recurso mental, muy interesante para mí, por su simplicidad y eficacia. ¿Se acuerda cuál era?
-  Oh sí -dije-. Lo uso a menudo cuando el sueño no viene enseguida. Simplemente visualizo una habitación completamente oscura, pero que en la pared más alejada tiene diez números luminosos. Enfoco mi atención sobre estos números hasta que todos los otros pensamientos son excluidos de mi conciencia. Luego empiezo a borrar uno a uno los números manteniendo enfocada mi mente sobre los remanentes, pero disminuyendo el grado de concentración con cada número que voy borrando. Habitualmente me quedo dormido cuando todavía quedan varios números por borrar, pero en ningún caso he permanecido consciente más de unos pocos segundos después que el último se ha ido.
-  Exactamente, -replicó Alan-. Este procedimiento no sólo relaja su mente consciente sino que manda todos los pensamientos extraños a su correspondiente lugar en el recinto inconsciente de la mente. En esas condiciones la mente inconsciente es capaz de transmitir y recibir mucho más fácilmente que la mente consciente.
Y quizás debería avergonzarme de admitirlo, pero en su caso la tentación era demasiado grande para resistir, y me temo que escudriñé su mente como nunca lo había hecho antes. Creo que puedo decir que conozco más respecto de usted que usted mismo. Lo que encontré en su mente no era todo lo que podría ser deseable. Por supuesto la vida ha sido bastante dura con usted a veces, y encontré muchas cicatrices y heridas todavía a medio cicatrizar. También descubrí que estas bofetadas del destino le han dado una profundidad y una amplitud de percepción y comprensión no habituales. Decidí que usted sería un contacto ideal.
Pero otra vez nos hemos desviado de nuestro proyecto. Voy a sugerirle que use su propio método para relajar su mente. Mantenga sus ojos sobre la pantalla, que ahora está oscura. Cuando su mente esté relajada, intentaré darle un cuadro mental de la nave en la cual está viajando.

Nave nodriza, tipo cigarro puro
No fue necesario visualizar la habitación oscura, pues el sitio estaba completamente a oscuras. Tampoco tuve dificultad en visualizar los números luminosos sobre la pantalla, pero cuando intenté excluir las docenas de preguntas que repiqueteaban con insistencia en los límites de mi conciencia, lo encontré prácticamente imposible. Eventualmente, renuncié a tratar de excluirlos completamente, los barrí lo más lejos posible, y empecé a borrar los números. Mi mente se aclaró y al llegar al último número, estaba casi dormido.
Al quitar el último número, percibí sobre la pantalla un diseño que no había notado antes. No apareció repentinamente. Parecía como si siempre hubiese estado allí pero yo lo veía por primera vez.
En la porción izquierda e inferior del dibujo reconocí el compartimiento donde yo viajaba, y me di cuenta que el croquis debía representar el interior de toda la nave.


DESDE NUEVO MÉXICO A NUEVA YORK Y EL REGRESO A 800 MILLAS POR HORA

Si yo fuera escritor o poeta, podría quizás explicar en alguna forma magnífica el espectáculo que vieron mis ojos cuando la gran metrópoli apareció girando lentamente delante de mí. Pero, como no soy ni escritor ni poeta, sino un técnico con un vocabulario limitado, me temo que tal descripción es demasiado difícil de intentar.
Cuando descendimos a veinte millas sobre la ciudad de Nueva York, las luces eran más brillantes y tenían más individualidad. Parecían una vasta colección de millones de diamantes blanco azulados dispersos delante de mí, centelleantes y fulgurantes sobre un fondo de terciopelo negro.

Las diferentes temperaturas de los distintos estratos de aire, combinados con el rápido movimiento de la nave, provocaban un parpadeo violento de las luces, y toda la ciudad parecía un mar de pulsantes destellos.
-“Si yo fuera un artista -pensé-, éste sería probablemente el momento más grande de mi vida.” Pero el conocimiento era para mí, en ese momento, más importante que el deseo de expresar un valor puramente estético.
Con todo lo hermosa que es esta escena -pensé- y lo interesante que ha sido este viaje, lo cambiaría gustosamente por un viaje de cinco minutos en la nave madre.

-  Lamento que no haya tiempo suficiente para arreglar esa excursión, -fue la respuesta-. Pero usted recordará que nosotros no estamos todavía adaptados a vuestra atmósfera, y como usted mismo dijo, si entrara en nuestra nave traería su atmósfera con usted. Es verdad que con tiempo suficiente podríamos haber preparado un traje como el que usa su gente cuando baja al fondo del mar. Esto lo hubiese capacitado para entrar en nuestra nave sin cambiar su atmósfera o la nuestra. Pero esto hubiera requerido demasiado tiempo. A pesar de que nosotros no estamos tan esclavizados por el tiempo como parecen estarlo ustedes, estamos a bordo de una nave que obtiene energía principalmente de fuentes potenciales naturales y, como los hombres de su raza que navegan en el mar, a menudo tenemos necesidad de viajar con la marea.

Debemos dejar esta zona a corto plazo, pero regresaremos a este planeta dentro de unos pocos meses. Hemos almacenado suficiente atmósfera para mezclarla con la nuestra para cuando nos vayamos. Cuando regresemos haremos contacto con usted nuevamente.
-  “Pero yo ya no estaré en Proving Ground -dije-. Mi trabajo habrá terminado y regresaré a California. Entre paréntesis, no conozco aún su nombre. ¿O no les dan nombres?”
-  Tenemos nombre,- fue la respuesta.-Aunque raramente tenemos ocasión para usarlo entre nuestra propia gente. Si me convierto en un hombre de su raza, usaré el nombre Alan, que es un nombre común entre ustedes y es casi el mismo que el mío que es A-Lan.
Respecto a hallarse usted en California a mi regreso, no tiene importancia para nuestra capacidad de hacer contacto con usted. Como dije, su mente recibe bien. En efecto, si usted tuviera un poco más de práctica en captar imágenes mentales, hubiese sido posible haberle mostrado más detalles de nuestra propia nave sin necesidad de que esté en ella.

Oí una voz que ahora venía de lejos. De alguna manera yo sabía que era la voz de Alan aunque su timbre había cambiado completamente. La voz que había estado oyendo era crispada y más bien penetrante. Esta otra era suave y fluida, con una cualidad casi musical.
-  Usted está viendo las partes de la nave y de su mecanismo, que su mente es capaz de captar. La estructura parecida a un tambor situada arriba del mamparo central, es el acumulador de energía potencial. Es esencialmente una batería capaz de ser cargada con cualquiera de las varias energías potenciales que pueden conseguirse en la naturaleza.


Por ejemplo, en su estratosfera hay capas de gas ionizado que, aunque muy enrarecido, está muy cargado. Colocando la nave a este nivel en una órbita planetario, es capaz de acumular en cada revolución varias veces la energía potencial requerida para colocarlo en órbita. Y también recibiría del Sol un flujo continuo de electrones de elevado potencial energético.
Con la palabra “cargada” entiendo meramente que entre los polos del acumulador se crea una diferencia de potencial.

El material de los dos polos puede obtener electrones libres en cantidades inconcebibles. El mecanismo de control permite que estos electrones fluyan a través de los dos anillos de fuerza que usted ve en los dos extremos superior e inferior de la nave. Usted está suficientemente familiarizado con las leyes de la electrodinámica para saber que un electrón que se mueve crea un campo magnético. La tremenda oleada de electrones a través de los anillos de fuerza produce un campo magnético muy intenso. Desde que la dirección y la magnitud del flujo pueden ser controlados a través de cualquiera de los dos anillos, y en varias líneas a través de un solo anillo, podemos producir un campo que oscila con modalidades muy precisas. De esta manera podemos crear resonancias magnéticas entre los dos anillos o entre los varios segmentos de un solo anillo.

Como usted también sabe, cualquier campo magnético que cambia de intensidad crea un campo eléctrico, el cual en todo momento es igual en amplitud y de signo opuesto y perpendicular al campo magnético. Si los dos campos se vuelven recíprocamente resonantes, se generará un sector de fuerza. El efecto es similar, y en realidad idéntico, a un campo gravitacional.
Si el centro del campo coincide con el centro de gravedad de la nave, su único efecto será aumentar la inercia o la masa de la nave. Si el centro de gravedad no coincide con el centro de fuerza, la nave empezará a acelerar hacia ese centro. Desde el momento que el sistema que crea el campo forma parte de la nave, se desplazará con ella, y sin interrupción continuará generando constantemente un campo cuyo centro de atracción está justo por delante del centro de gravedad de la nave; así, la nave continuará acelerando mientras el campo sea generado.

Una analogía muy simple sería el niño que sujeta su perro a su carro de juguete, ata una salchicha a un extremo de un palo y sostiene la salchicha delante de las narices de su perro. El perro perseguirá la salchicha arrastrando el carro, pero como la salchicha está fija con respecto al carro, el perro nunca la alcanzará.
Note que este sistema no involucro “libre energía” o lo que su pueblo llama movimiento perpetuo. Al arrastrar el vagón, el perro está disipando considerable energía diferencial y, mientras no alcance la salchicha, deberá ser alimentado regularmente para que el proceso continúe.

Para disminuir la velocidad o detener la nave, los controles son ajustados en forma tal que el campo es generado justo detrás del campo de gravedad, así que resultará una aceleración negativa.
Usted puede haberse preguntado por cuánto tiempo podría respirar el aire de este pequeño compartimiento hasta que se volviera viciado y sofocante. Usted puede ver pequeñas aberturas detrás de los dos asientos de atrás con un mecanismo para circular el aire desde la bodega o celda de carga a través del compartimiento de pasajeros. No hay medios de remover el aire, pero el gran volumen de la bodega supliría de oxígeno en una emergencia, aun a cuatro pasajeros por muchas horas.

La caja que usted ve encima del acumulador contiene el equipo de control. No hay ninguna razón particular para entrar en esto porque usted está ya familiarizado con muchos tipos de equipos de control remoto y servomecanismo. Mientras nuestros controles son infinitamente más simples y más seguros que los de ustedes, aquí también requeriría varias horas de reorientación en física para explicarle su funcionamiento.

Nuestro tiempo se ha ido. Hemos regresado a una velocidad en cierto grado mayor que el de un viaje exterior. Usted está ahora casi directamente sobre el punto de partida. Desde que su gente parece derivar un cierto grado de emoción, lo que ustedes llaman estremecimiento, al experimentar amplias variaciones de gravedad podemos, si lo desea, producir durante el descenso una condición que se aproxima a la Gravedad Cero o lo que ustedes llaman “caída libre”. Lograr completamente esta condición sería molesto y hasta cierto punto peligroso, pero podemos aproximarnos lo suficiente para que, aun conservando cierta estabilidad, experimente la sensación de falta de peso.


Gravedad cero
Al darme cuenta que el viaje estaba por llegar a su término, salí del estado de semitrance en el que había permanecido desde que entré en la nave.
-  Okey -dije-, continuemos. Por una vez probaré cualquier cosa.

Instantáneamente se encendió la luz en el compartimiento. Después del período de completa oscuridad la luz era enceguecedora. Mientras intentaba adaptar mis ojos a la luz, bruscamente mi estómago saltó dentro de mi tórax. Por un momento sentí mi corazón latir en el extremo inferior de mi garganta, mientras mis pulmones y otros órganos superiores parecían querer salir a través de mis oídos. Yo había entrado y salido de picadas muy pronunciadas en aeroplanos y había viajado en muchos dispositivos de diversión calculados para producir sensación de falta de peso, pero nunca había sentido nada semejante a eso hasta entonces. No había sensación de caída. Sólo tenía la sensación de que todos mis órganos, liberados de sus ataduras, estuvieran saltando hacia arriba como bandas elásticas tensas que son liberadas de su tensión. Afortunadamente esta sensación fue de corta duración. En pocos segundos volví a sentirme casi normal.

-  “No me siento sin peso, ahora”, -pensé, y empujé violentamente hacia abajo con mis manos a ambos lados del asiento. Me elevé en una lenta y más o menos graciosa curva casi hasta el cielo raso. Mi ascensión hubiese sido más elegante, pero aparentemente había aplicado la fuerza algo por detrás de mi centro de gravedad, así que mi cuerpo se volcó hacia adelante rotando hacia la izquierda. Cuando empecé a caer estaba casi cabeza abajo y me vi forzado a alcanzar y aferrarme al respaldo del asiento para enderezarme. El resultado fue que yo quedé descansando con mis rodillas sobre la silla, y mis ojos a pocas pulgadas del cojín del respaldo.

Sello mesopotamico de mas de 3000 años de antigüedad, donde se representa el árbol y una serpiente bicefala
Fue entonces cuando vi algo que antes había pasado por alto en el momento de entrar en la nave. Era sólo el diseño impreso en el material del asiento. Pero yo reconocí el símbolo, y este reconocimiento debe haberme producido una poderosa sacudida mental, que Alan interpretó como miedo o dolor, pues inmediatamente normalizó la gravedad, haciendo que yo experimentara otro momento desagradable cuando mis vísceras intentaron ocupar el espacio asignado normalmente a los intestinos.
-  “¿Qué sucede?” Oí la voz de Alan, y por primera vez, me pareció algo preocupado. Luego dijo: “Oh, veo que notó el símbolo y reconoció su significado”.
-  Sí,- dije-. Cualquiera que haya leído algo reconocería el símbolo del árbol y la serpiente. Se encuentra en las inscripciones y leyendas originales de todas las razas de la Tierra. Siempre me ha parecido que es un símbolo peculiar de la Tierra y es sorprendente para mí verlo aparecer desde las profundidades del espacio o de cualquier otro planeta que sea su hogar.
-  Estas son preguntas que yo tenía la esperanza de contestar con más tiempo, -replicó Alan.- Es difícil aún sólo soslayar en pocos segundos de discusión los acontecimientos de muchas centurias. Porque han pasado centurias desde que hemos llamado hogar a todo planeta.



La nave espacial en la cual vivimos, trabajamos y aprendemos ha sido nuestro único hogar por generaciones. Es bastante grande comparada con sus grandes transatlánticos, y desde hace mucho hemos desarrollado avances tecnológicos que nos hacen casi independientes de cualquier planeta.
Nuestra nave es un sistema cerrado. Toda sustancia dentro de la nave queda dentro de ella; nada es emitido, excretado o perdido. Hemos aprendido métodos simples para reducir todos los compuestos a sus elementos y recombinar estos elementos para obtener lo que necesitamos. Por ejemplo, respiramos en la misma manera que ustedes. Es decir, nuestros pulmones toman oxígeno del aire y expulsan anhídrido carbónico. Por consiguiente el aire de nuestra nave pasa constantemente a través de soluciones que contienen organismos vegetales que absorben el anhídrido carbónico y desprenden oxígeno, como hacen las plantas sobre la Tierra.

Los organismos vegetales usan el carbono para su propio crecimiento. En ciertas ocasiones estas plantas pueden transformarse en uno de nuestros alimentos. Las docenas de ciclos naturales a través de los cuales la vida se crea y se mantiene sobre un planeta como el de ustedes son duplicados dentro de nuestra nave. Desde que el tamaño de la nave que contiene a nuestra raza es pequeño con respecto a un planeta, los ciclos deben cumplirse más rápidamente y bajo condiciones de control muy precisas; pero en cualquier otro aspecto los ciclos de vida y reproducción son los mismos.
Por supuesto, hay pérdida de energía durante estos ciclos, que debe ser reemplazada de alguna fuente externa. Cuando estamos en la proximidad de estrellas como el Sol, podemos captar fácilmente más energía de lo necesario, así como su planeta recibe del Sol más energía útil de la que emplean.

Durante nuestros ocasionales viajes interestelares, nuestra nave puede viajar por varias generaciones en regiones más bien remotas con respecto a cualquier estrella, pero todavía podemos recoger pequeñas cantidades de energía que llegan de millones de estrellas y galaxias remotas, y también hay por supuesto otras fuentes de energía que están constantemente disponibles a nuestro alcance, como la energía de los rayos cósmicos y las diferencias de temperatura que también son aprovechables.

Puede ser difícil para usted concebir una raza de seres inteligentes que pasan sus vidas dentro de los confines relativamente estrechos de su nave espacial. Y dentro de su limitada comprensión, ustedes pueden sentirse inclinados a tener piedad por tal raza. Nosotros, por nuestra parte, nos sentimos inclinados a tener piedad por razas primitivas que todavía están confinadas sobre la superficie de un solo planeta, donde son incapaces de poder controlar muchas de las condiciones que los rodean y se vuelven víctimas desamparadas de terremotos, inundaciones, tornados, mareas, nevadas, sequías y otros riesgos que constantemente amenazan a los que viven en la superficie de un planeta.


Cada aspecto de nuestro medio ambiente es controlado con precisión. La temperatura es mantenida constantemente dentro de una fracción de grado. La humedad, la presión atmosférica y aun la fuerza gravitacional que nosotros creamos dentro de nuestra nave son mantenidos exactamente en su punto óptimo.

Mientras nuestros cuerpos raramente dejan la nave, nuestra tecnología nos ha provisto de una casi ilimitada prolongación de nuestros sentidos, así que, con el propósito de observación, aprendizaje y comprensión, podemos estar íntimamente presentes en cualquier momento, en cualquier lugar que nosotros elijamos para observar o visitar, siempre que el punto que deseemos alcanzar o ver esté a unos pocos millones de millas de nuestra nave. A través de esta habilidad que puede parecer extraña a ustedes pero que es bastante normal entre nosotros, somos capaces de generar y aplicar fuerzas simples a distancias considerables de nuestra nave.

Nuestras habilidades pueden parecer algo sorprendentes e increíbles a su gente, pero son tan sorprendentes e increíbles como vuestras actuales capacidades científicas comparadas con las capacidades de vuestros propios antecesores hace unos pocos cientos de años. Cualquier logro científico o técnico parece increíble a aquellos que todavía no lo han alcanzado porque ellos no lo entienden.

Usted está perfectamente en lo cierto cuando señala que el símbolo del árbol y de la serpiente es común en la historia y en las leyendas de su planeta. También es común en el nuestro. La explicación es que tenemos, por lo menos en parte, antecesores comunes.


Hace decenas de miles de años, algunos de nuestros antecesores vivían en la Tierra. Había en esa época un pequeño continente en una parte hoy cubierta por el mar que ustedes llaman Océano Pacífico. Algunas de sus primitivas leyendas se refieren a esta masa de tierra sumergida como el “Continente Perdido de Mu o Lemuria”.
Nuestros antepasados habían construido un gran imperio y una ciencia vigorosa sobre este continente. En la misma época había otra raza que se desarrollaba rápidamente sobre otra masa de tierra en el área central y sur del actual Océano Atlántico. En sus leyendas este continente ha sido denominado Atlántida.

Había rivalidades entre las dos culturas en sus progresos científicos. Al principio eran amistosas, luego se volvieron más amargas con el correr de los años, y cada raza hacía alarde de sus conquistas ante los otros.
En pocas centurias su ciencia había sobrepasado el grado de desarrollo que existe ahora aquí. No satisfechos con liberar pequeñas porciones de la energía del átomo, como hacen en la actualidad sus físicos, ellos habían aprendido a rotar toda la masa sobre su eje energético. De la rotación de un trozo de materia del tamaño de un penique de cobre, resultaba la liberación de setenta y cinco millones de sus kilovatios horas.


Con el constante aumento de la tirantez entre las dos razas y con el constante aumento de los recursos destructivos, era inevitable que eventualmente se destruyeran entre ellas. Las energías liberadas en esa destrucción fue más allá de toda imaginación humana. Ellas fueron suficientes para provocar el mayor cambio en la configuración superficial del planeta; y las radiaciones concomitantes fueron tan intensas y extendidas, que la superficie de la Tierra se volvió totalmente inhabitable para el ser humano durante varios miles de años.

Pero esta discusión puede esperar hasta mi regreso. Nuestro tiempo ya está más que vencido. Requiere demasiada energía mantener nuestra nave en su actual posición y no podemos abandonar este vehículo de carga. Ya está en tierra y abriré la puerta. Hasta pronto, Dan.

Baje y cuídese hasta nuestro regreso. Como una persona caminando en sueños, descendí del piso de la nave y di una docena de pasos vacilantes sobre la arena y luego me di vuelta para mirar. La puerta se había cerrado detrás de mí, y una banda horizontal de luz anaranjada apareció en la parte central del aparato y luego saltó hacia arriba como impulsado por una catapulta. La ráfaga de aire que se precipitó a reemplazar el desplazado hacia arriba, me empujó un largo paso hacia adelante y casi me hizo perder el equilibrio.

Mantuve mis ojos sobre la nave mientras la banda de luz iba a través de los colores del espectro, desde el naranja al violeta. En este momento estaba varios miles de pies en el aire, y cuando la luz pasó por la banda del violeta la nave desapareció enteramente de la vista. Una fuerte depresión me dominó. Sentí como si todo el trabajo de mi vida hubiese perdido su significado. Unas pocas horas antes era un ingeniero satisfecho que colocaba instrumentos de prueba para uno de los más grandes motores cohete jamás construido.
Aunque me daba cuenta de que mi participación en el programa de construcción del cohete era pequeña, yo sentía que a través de mi trabajo por lo menos marchaba a la vanguardia del progreso.

Ahora sabía que el motor para esos cohetes era lamentablemente ineficiente y pronto sería anticuado. Me sentí como un pequeño e insignificante engranaje en una ciencia anticuada y chapucera, que se estaba moviendo hacia su propia destrucción. Por un largo rato permanecí parado en la arena, mirando hacia las estrellas y preguntándome:
¿Volvería Alan verdaderamente en pocos meses y entraría en contacto conmigo, como dijo?
"¿Volvería verdaderamente o fue sólo un amable gesto de despedida? Seguramente debe haber miles de personas en este país con más influencia y que podrían serles de más ayuda que yo. Sólo puedo aguardar y esperar que, con el tiempo, comprenderé más claramente.



INFORME DE ALAN A LOS HOMBRES DE LATIERRA DESDE EL ESPACIO CÓSMICO

El 28 de abril de 1954, Alan nuevamente estableció contacto directo conmigo. Había apremio en su tono y sus palabras me impresionaron en una forma que no lo habían hecho en anteriores discusiones. Insistió que el mensaje que debía darme debía ser claro para que cualquiera en nuestro planeta pudiese entenderlo.
Me explicó que por mis antecedentes en investigación, ciencias, conferencias y enseñanza, estaba bien calificado para continuar con sus sugerencias.
-  “Usted tiene el deber personal y la responsabilidad de cooperar con los esfuerzos que nuestro pueblo está haciendo para ayudar al pueblo de la Tierra a alterar el presente curso de los acontecimientos e impedir el holocausto que de otra manera es inevitable.”

En las páginas siguientes repetiré palabra por palabra, tan exactamente como lo permita mi memoria, la conversación que tuvo lugar entre nosotros, en la esperanza de que el mensaje que me dio este grupo de visitantes extraterrestres pueda ser tan claro y comprensible como lo fue para mí.
En esa noche de abril había ido en coche desde el sur de California a mi refugio especial en los  bosques de Oregón, en la esperanza de que tuviera lugar el encuentro. Sentía una tremenda necesidad de consejo y sabía que Alan era el mejor, si no el único, que podía darme la respuesta que yo requería.

En los meses precedentes había sido presionado cada vez más para relatar el aterrizaje en White Sands Proving Ground. Me sentía mal dispuesto a hacerlo porque consideraba imposible persuadir a un número significativo de personas que el hecho había realmente ocurrido. Y no se me habían dado razones convincentes de por qué debería intentarlo. La mayoría de los miembros de la raza humana habían sido enseñados a creer que el hombre era el supremo producto del Universo, así como la principal razón de su creación.
El pensamiento de que podría existir una raza superior derrumbaría su agradable creencia. Y en sus mentes, nosotros los hombres de la Tierra descenderíamos un escalón en la escala de la evolución. Y éste es el lugar que el ego de muchas personas nunca permitirá a su razón aceptar, no importa cuán cierta fuera la evidencia.

Yo pensaba que si fuera a intentar proveer esa evidencia, podía perder mi posición profesional que había costado tanto lograr con mis años de estudio e investigación en el campo de la ingeniería. También podía ser expuesto al ridículo público y podía sufrir la pérdida de confianza y el respeto de mis amigos.
No veía razones valederas para arriesgar la pérdida de prestigio en un intento de convencer a millones de personas de hechos que la mayoría de ellos no aceptarían como verdad.
Por otra parte, me fui dando cuenta de que Alan me había dado una enorme cantidad de datos científicos y técnicos que habían demostrado ser completamente válidos y que encontré útiles cuando los apliqué a mi trabajo de ingeniería electrónica.

La verdad es que yo estaba en posesión de información científica que podía ser más valiosa y útil al mundo de lo que sería para mí solo. Cuando me percaté de esto, sentí que no tenía derecho a seguir ocultando esa información por el solo hecho de que yo tenía miedo de lo que pudiese sucederme con su publicación.


Mi refugio especial en el sur de Oregón está al final de un camino de tierra que lleva a lo profundo del bosque. Parecía el lugar lógico para esperar el encuentro. Había estado completamente solo por tres días y estaba empezando a perder las esperanzas de que pudiera ocurrir un contacto: temprano en la tarde del tercer día, la voz de Alan rompió abruptamente el silencio en su forma habitual: 
-  “Bien, Dan, ¿hasta cuándo va a tener oculta la luz del conocimiento, manteniendo su silencio?”.

A pesar del hecho que había recorrido 800 millas y había estado esperando por tres días en la esperanza de establecer contacto, estaba tan sorprendido como si hubiese oído la voz de Alan por primera vez. Miré rápidamente a mi alrededor, medio esperando ver alguien parado en las sombras. Mi razón me decía que nadie podía estar allí; pero Alan me había dado previamente una explicación detallada y precisa de la modulación del rayo electrónico del nervio auditivo, que permitía tal comunicación a distancias considerables.
Finalmente me recuperé lo suficiente para hacer una pregunta, aunque todo lo que pude decir fue:
-  “¿Qué quiere usted decir?”.
-  “Usted sabe lo que quiero decir”,- replicó Alan.- En el gran libro de sabiduría y filosofía que ustedes llaman Biblia, se dice que cuando un hombre enciende una vela no debe ocultar su luz bajo un cubo, sino deberá sostenerla en alto para que todos los hombres puedan ser guiados por ella.

 “Hemos gastado tiempo considerable y paciencia en el esfuerzo de encender unas pocas velas entre las muchas naciones de su planeta. Nuestra esperanza ha sido que la luz de esas velas creciese en intensidad para poder iluminar el terrible abismo hacia el cual se precipita ciegamente la humanidad”.
Le hemos dado información de interés y de valor para su pueblo. ¿Por qué la guarda para usted mismo?
-  Pero, ¿qué puedo hacer? Yo no soy un individuo ampliamente conocido. ¿Cómo puedo llegar hasta el público? Y si pudiera, ¿quién me escucharía?
-  Hay gente en todas partes que está buscando la verdad y ellos reconocerán el valor de su mensaje, no importa quién sea el mensajero. Escriba en un libro lo que ha aprendido de nosotros; usted ya encontró al hombre que se lo publicará. Cuente la historia a través de los periódicos, la radio y la televisión. Si es necesario grítelo desde las azoteas, pero hágalo saber al pueblo.
-  “Usted no se da cuenta de lo que me está pidiendo”,- dije-; si yo llevo a cabo lo que usted me dice, muy poca gente me escuchará. Hay demasiada gente en este mundo que todavía no está preparada para la verdad. Ellos temen cualquier cosa que pueda cambiar el presente orden de cosas.
Si yo intentara hacer pública la información que usted me ha dado, me veré enfrentado con el escarnio y el ridículo. Algunos me llamarán mentiroso, otros dirán que estoy loco. Muchos me creerán un charlatán. Si doy el relato a los periódicos, muy pocos creerán en él. Muchos de ellos lo ignorarán completamente o imprimirán una versión distorsionada que me hará aparecer estúpido y ridículo.


Cristobal Colon
La voz de Alan me interrumpió en el tono paciente y ligeramente forzado de un maestro que intenta explicar un hecho simple a algún estudiante atrasado:
-  Por supuesto, usted será ridiculizado. El ridículo es la barrera que interponen los ignorantes entre ellos y la verdad que los golpea o los molesta. Niegan la verdad sistemáticamente, hasta que alguien se toma el tiempo suficiente para ayudarles a entender. ¿Puede usted nombrarme a alguien de su planeta que haya realizado alguna vez algo de gran valor para su pueblo que no haya sido ridiculizado y despreciado por alguien?
Este es el precio exigido de cada hombre o mujer que da un paso adelante con respecto a los que viven a su alrededor. Considere qué difícil fue para Colón, Galileo, Pasteur y Edison, ganarse la atención de sus semejantes cuando anunciaron sus descubrimientos.
Hay un viejo dicho que debería encabezar todos los libros de filosofía: “Es más fácil ridiculizar que investigar”. Pero nunca puede ser tan provechoso.


Galileo Galilei
Sí, algunos lo llamarán a usted mentiroso, otros dirán que está loco. Si usted busca o acepta ayuda financiera, no importa cuán pequeña sea, será acusado de mercantilismo. Sin embargo la misma moneda es el requisito previo entre su gente si desea realizar cualquier cosa. Hay muchos problemas que usted deberá encarar, pero recuerde que no son de ninguna manera privativos de su posición. Con ellos se toparon y enfrentaron todos los individuos que alguna vez ofrecieron sus servicios y conocimiento a sus semejantes en un intento de mejorar la cultura y la comprensión de la raza humana.

Recuerde también que usted tiene amigos, más amigos de lo que usted cree. Y muchos más vendrán a usted. Si bien es verdad que mucha gente teme cualquier cambio en sus vidas, hay muchos otros que comprenden los problemas críticos que existen en su civilización y están buscando muy seriamente y en forma incansable una solución.

Esa gente entenderá su deseo de propalar las verdades que yo voy a darle. Ellos le prestarán cortés atención y expresarán el deseo de un mayor conocimiento, así que ellos pondrán cuidado antes de reír. Y en cada uno que presta atención y desea comprender, usted tendrá otro amigo. No se olvide de lo que le dije respecto al poder del pensamiento. Cuando usted tiene amigos, nunca estará solo no importa donde esté. Cada mente que está con usted permanecerá con usted y lo respetará. Y esos amigos adicionales le darán valor y capacidad para sobreponerse a los problemas que puedan presentarse.
-  “Eso espero”, -dije.- “Tengo la sensación de que si hago lo que usted dice, voy a necesitar abundancia de ambos”.Han transcurrido más de cuatro años desde su primer contacto conmigo. Usted debería estar ya completamente adaptado a nuestro ambiente. ¿Por qué no hace descender su nave sobre los jardines de la Casa Blanca alguna mañana, pide que se le den facilidades para comunicarse con el mundo entero y transmite inmediatamente su mensaje a todo el planeta?
-  Una solución tan simple sólo está dictada por el deseo, -replicó Alan.- Hemos discutido esto antes. Si usted piensa un poco verá que hay muchas razones de orden general y específico por las cuales tal solución no daría resultado.

En primer lugar está el aspecto psicológico. Si nosotros apareciéramos como miembros de una raza superior viniendo de arriba para conducir el pueblo de la Tierra, haríamos pedazos el equilibrio del ego de su civilización. Decenas de millones de habitantes, en su desesperada necesidad de evitar ser desplazados a un segundo lugar en el universo, llegarían a extremos inconcebibles para negar nuestra existencia. Si nosotros recurriéramos a medios para forzar en ellos la conciencia de nuestra real existencia, aproximadamente el 30 por ciento de esa gente insistiría en considerarnos dioses e intentarían responsabilizarnos de su propio bienestar.
En el restante 70 por ciento, la mayoría nos consideraría como tiranos potenciales que estuviéramos planeando esclavizar su mundo y muchos empezarían inmediatamente a buscar recursos para destruirnos.

Si puede derivarse algún bien importante y durable de nuestros esfuerzos, los líderes deberán ser miembros de su propio pueblo u hombres indistinguibles de ellos. Es práctico por consiguiente darse cuenta de que si nosotros fuéramos a aterrizar cerca de la sede de su gobierno, seríamos inmediatamente rodeados y llevados por las fuerzas militares, cuyo deber es proteger a sus gobernantes de todo posible daño.
Seríamos interrogados por horas, quizás días antes de atender cualquier pedido nuestro.



Luego seríamos obligados a exponer nuestra superioridad en el dominio de la ciencia material. Una vez demostrada nuestra superioridad en este campo, los jefes militares considerarían imperativo que sus países adquirieran y protegieran ese conocimiento científico avanzado.

La actitud de su gobierno, común con la de los gobiernos de otras naciones adelantadas de su planeta, es de que todo nuevo conocimiento, particularmente el conocimiento científico, es propiedad del Estado. Será conservado secreto, o será diseminado cuando y en la manera que ellos lo consideren necesario. Tal actitud no es defecto de un individuo o de una fracción política. Es simplemente una filosofía de gobierno que se desarrolló durante las dos últimas guerras mundiales. Recibió gran impulso en su país por la necesidad de guardar en secreto el desarrollo de las armas nucleares. Pero la “seguridad” militar debería basarse en la lógica y la razón. Se ha transformado en muchos casos en un pretexto para ocultar cualquier cosa que pueda molestar a uno o más miembros del cuerpo de gobierno. En realidad, la mayoría de las tensiones que existen entre muchas naciones del globo son el resultado directo de este excesivo secreto.

Con este presente, usted puede darse cuenta de que cualquier información que su gobierno pueda adquirir concerniente a nosotros, nuestra nave o nuestros conocimientos, será considerado el más vital secreto militar jamás poseído.

-  Pero supongamos que ustedes aterricen, -dije. -Supongamos que ustedes dieran a nuestro país los beneficios de la sabiduría, ¿no prevendría esto el estallido de otra guerra?

-  Seguramente usted no pensará que nosotros seríamos tan bárbaros, que atacaríamos otro país simplemente porque nos sentimos poseedores de medios para conquistarlos. De ninguna manera,- replicó Alan,- permítame que aclare mi punto de vista.

Si nosotros aterrizamos en su país, su gobierno trataría de mantenerlo en secreto, pero no tendría más éxito que el que tuvo para guardar en secreto sus armas nucleares. Tan pronto como el gobierno de la Unión Soviética sepa que las fuerzas militares de Estados Unidos han adquirido conocimientos altamente avanzados, decidirían que la única esperanza de evitar el dominio de Estados Unidos sería lanzar un ataque inmediato. Recuerde la lección de Pearl Harbor, y se dará cuenta de esto más claramente.


Pearl Harbor
Si aterrizáramos en ambos países simultáneamente, el resultado más probable sería una intensificación de la ya existente carrera de armamentos. Eventualmente podría desencadenar el holocausto que estamos intentando prevenir.

Nosotros señalaremos el camino y los ayudaremos a comprender la sabiduría del amor y la cooperación. Les brindaremos nuestra ayuda en la medida que podamos, pero usted y la gente que hemos contactado tendrán que difundir la palabra y ayudar al mundo a comprender. “Si sus niños tendrán un futuro hacia el cual mirar, dependerá grandemente del éxito o fracaso de sus propios esfuerzos”.

-  Me doy cuenta el peligro que plantea a nuestra civilización el riesgo de una guerra atómica, -dije-, cualquiera que trabaje en el campo técnico lo sabe. Casi todos los científicos cumbres de nuestro país han hecho, en un momento u otro, la afirmación que una guerra atómica en gran escala llevaría a la virtual destrucción de nuestra civilización, pero nadie parece prestarle atención.

-  Ello es porque sólo han planteado el problema sin ofrecer una solución, -dijo Alan-. En realidad la posibilidad de una guerra atómica no es el problema, sólo es un síntoma y nunca nadie ha curado una enfermedad tratando únicamente los síntomas.
Su civilización está enfrentando un gran problema, que durante los últimos años se ha vuelto crítico. Su existencia no es culpa de ninguna raza, credo o fracción política, sino el resultado de una debilidad básica de la naturaleza humana. La falta de atención y la incertidumbre que ustedes manifiestan a menudo hacia la Fuerza Creadora Suprema, y su fracaso en comprender cómo esta gran Fuerza Creadora Espiritual puede ser usada para ayudarlos a expresar más amor y consideración hacia los otros seres humanos.

Es un problema extremadamente simple, y como la mayoría de las cosas simples, su importancia ha sido pasada por alto por demasiada gente de su pueblo. Realmente la solución descansa en una completa comprensión del problema. Para ayudarlo a usted a comprenderlo a fondo, me expresaré en los términos más simples posibles.
Toda civilización en el Universo, no importa dónde o cuándo se haya originado, se desarrolla primeramente a través del continuo aumento del conocimiento y de la comprensión que resulta de la exitosa prosecución de la ciencia. La palabra “Ciencia” ha sido definida en su diccionario como la búsqueda, ordenada e inteligentemente dirigida, de la verdad. Bajo esta definición toda la ciencia puede ser dividida, con el propósito de discutir y adquirir un mayor grado de entendimiento, en tres partes principales.



Las tres partes principales pueden ser definidas como sigue:
1) la ciencia material o física, que se relaciona con las necesidades y deseos del cuerpo humano y con la naturaleza del universo físico en el cual se desenvuelve. En esta división se encuentran temas como física, matemáticas, astronomía, química, etc., así como la fabricación y distribución de un número infinito de productos materiales necesarios para el confort y el placer del hombre.
2) Las ciencias sociales, que tienen que ver con la relación del hombre con sus semejantes, y los medios por los cuales esta relación puede hacerse exitosa, productiva y progresiva. En esta división se encuentran los estudios de sociología, gobierno, psicología, los aspectos no materiales de la economía, etc.
3) Las ciencias espirituales, que tratan de las relaciones entre el hombre y el gran poder creador y la inteligencia infinita que penetra y controla toda la naturaleza. Este es el poder y la inteligencia que su pueblo refiere como Dios.

Todas las ciencias del Universo, toda la búsqueda de la verdad y la prosecución del conocimiento, entrarán dentro de estas tres divisiones o encabezamientos. No podemos trazar una línea neta divisoria entre ellas, porque a veces ellas se superponen; pero las leyes fundamentales que rigen las tres divisiones son idénticas. Si una civilización en el Universo quiere desarrollarse completa y exitosamente, deberá desarrollar por igual las tres ramas de la ciencia.


Las ciencias Espirituales y Sociales, sin embargo, deben venir antes. No puede haber desarrollo seguro en la ciencia material si no se han construido antes los cimientos firmes de la ciencia espiritual y social. Esto puede probarlo usted mismo si considera la diferencia entre el hombre y el animal. Algunos han dicho que no existe una real diferencia. Arguyen que el hombre es sólo un animal que ha adquirido mayor inteligencia que los demás y así ha sido capaz de alcanzar la ciencia material.

A medida que su pueblo aumente en sabiduría y comprensión, se dará cuenta de que hay varias diferencias específicas entre el hombre y cualquiera de los animales. Los animales no tienen ciencia espiritual o social. Consecuentemente nunca han desarrollado una ciencia material y nunca lo harán porque no hay una base segura sobre la cual erigir una ciencia material.

Unos pocos insectos como la hormiga y la abeja, que ustedes llaman insectos sociales, han desarrollado una forma de ciencia social muy rudimentaria, hasta el grado de que son capaces de vivir juntos en gran número. Ellas trabajan juntas para su mutuo bienestar, y tienen una forma de disciplina que es común a todas.
 Como resultado de esto, han desarrollado una forma limitada de ciencia social y han aprendido a levantar estructuras simples y almacenar alimentos para las necesidades futuras. Sin embargo no tienen ciencia espiritual y esta falta ha sido una barrera a cualquier progreso ulterior. Como resultado de ello no han avanzado un solo paso en miles de años. Y por supuesto nunca lo harán porque ya han alcanzado, desde mucho, los límites de la estructura que puede ser erigida sobre sus presentes cimientos no espirituales.

La especie humana, por otra parte, no importa dónde o cuándo apareció, está dotada de la conciencia innata de que existe una inteligencia infinita y un supremo poder que está más allá de la comprensión del hombre. Durante las muchas etapas de su desarrollo, la actitud del hombre hacia ese poder puede variar desde el miedo y el resentimiento, hasta la reverencia y el amor. Pero siempre ha tenido el instintivo deseo de aprender más respecto al aspecto espiritual de su naturaleza y a la esfera creadora de este poder.



No hay verdaderos ateos entre la gente de su planeta y de ningún otro planeta. Aquellos que dicen “yo no creo en Dios”, son hombres que están en rebelión contra un concepto determinado de la deidad. La negación de ese concepto puede estar bien fundada, pero en el calor de su emoción, o en lo íntimo de su ser, ellos pueden decir: “Si este concepto no es válido no puede existir ningún otro concepto”. En sus corazones saben mejor. No importa por cuánto tiempo o cuán fuerte un hombre proclame su independencia y la creencia en la supremacía de su propia mente y ser, eventualmente el momento de la verdad llegará.

Cuando tal hombre haya agotado todos sus poderes y capacidades a través de la enfermedad, accidentes, pérdida de dinero y de amigos, instintiva y automáticamente buscará la ayuda de un Supremo Poder que todo hombre de mente clara sabe que no tiene limitaciones. Así, la importancia y la eterna verdad de la ciencia espiritual permanece siempre confiable desde los comienzos de la inteligencia humana. Esa es la razón por la que debe ser considerada la rama principal de la ciencia. A medida que la mente del hombre gana en comprensión, y su conciencia espiritual evoluciona, se vuelve consciente del hecho que sólo a través de la cooperación con el hombre, y del Amor Espiritual de lo que él llama Dios, puede mejorar efectivamente las condiciones de su vida diaria.


Contaminación en Beijing (China)
Debido a que el hombre de la Tierra tan a menudo se resiste a obedecer tales leyes espirituales, puede tomar miles de años antes que este simple principio se vuelva una actitud diaria y normal que se manifestará a sí mismo continuamente en la conciencia de todo individuo de su civilización. El conocimiento espiritual de este hecho trajo la primera agrupación de gente en la tribu primitiva y representa el comienzo de su ciencia social. De los cimientos que proveen las ciencias espirituales y sociales emergen las bases necesarias para el desarrollo de la ciencia material, y éste es el punto donde empiezan a solucionarse más fácilmente los problemas que existen en nuestra civilización. Una vez que tomen conciencia de esto el desarrollo de su ciencia material, constantemente estimulada por las necesidades y deseos siempre en aumento del cuerpo humano, progresará de acuerdo con un factor logarítmico de tiempo. No es un desarrollo lineal, sino que se acelera constantemente.

Usted puede comprobarlo si considera las invenciones y el desarrollo material que ha ocurrido en los últimos treinta años. Compárelos con el progreso de los previos cien años, luego compare éstos con los previos trescientos años. Finalmente compare ese progreso con los anteriores mil años. Usted verá inmediatamente que la ciencia material en su planeta se desarrolla a un ritmo constantemente acelerado. Sus ciencias espirituales y sociales, por otra parte, progresan normalmente sólo en proporción directa o lineal con relación al tiempo. Y aun este ritmo de progreso no es siempre constante. Su ciencia material es, en la actualidad, una estructura enorme, masiva y dominante.

Crece a un ritmo siempre acelerado; sin embargo, está sostenida por cimientos espirituales y sociales que están creciendo a un ritmo mucho menor. Los cimientos espirituales, especialmente, son demasiado débiles para sostener adecuadamente la ciencia material. Y creemos que es importante hacer énfasis en este hecho: a menos que se encuentren las vías y los medios para estimular el crecimiento de las ciencias espirituales y sociales para la Tierra, inevitablemente llegará un momento en que el mayor énfasis en los asuntos materiales con respecto a los espirituales provocará el colapso de su civilización. Y esto traerá luego la ruina y la destrucción de los aspectos espirituales y sociales. Este colapso ha ocurrido antes en su planeta, y su civilización ha entrado ahora en una etapa en que puede volver a ocurrir. Su raza está nuevamente en constante riesgo de total destrucción por un agente que ha producido ella misma.

¿Por qué debería un pueblo verse amenazado por sus propias creaciones? Simplemente porque no han progresado suficientemente en las ciencias sociales y espirituales para estar capacitados para determinar los usos correctos que deben dar a sus creaciones. La mayoría de los pensadores de su raza conocen muy bien el riesgo inherente al uso de las armas nucleares, pero éste es otro aspecto del problema que no es generalmente reconocido. A menos que se logre la unidad entre las distintas naciones, la existencia de tales armas puede eventualmente traer el derrumbe de su civilización, aunque ellas nunca sean usadas. La verdad de este hecho puede ser comprendida por cualquiera que piense un poco.


Las civilizaciones están construidas y conservadas por hombres de visión que piensan y trabajan para el futuro. ¿Qué hombre deseará dedicar su vida y su trabajo para beneficiar a una generación no nacida, cuando el futuro expectable no se extiende más allá de las próximas veinticuatro horas?

A menos que se disminuya en alguna forma la tensión existente, dentro de unas pocas décadas el lema de los hombres en la Tierra podría ser: comamos, bebamos y casémonos, porque mañana podemos morir. Ya han aparecido muchos artículos en sus diarios y revistas comentando el rápido incremento de lo que se describe como delincuencia juvenil. Algunos escritores inculpan a los padres, algunos a la escuela, otros responsabilizan a la Iglesia y al Estado.
Realmente ninguno de ellos es responsable. La condición se debe principalmente al hecho de que la mayoría de los jóvenes de su generación se sienten inseguros. Cualquiera de sus psicólogos puede verificar esto. La inseguridad de su juventud se pondrá de manifiesto de muchas maneras, pero principalmente bajo formas de protesta y rebelión contra los principios existentes, instituciones y autoridades constituidas.

Ha sido públicamente admitido por uno de los más altos funcionarios del gobierno, que la tensión militar y política entre su gobierno y el gobierno de Rusia puede continuar en el presente nivel por los próximos cuarenta años. Esto significaría que dos generaciones más nacerían y se educarían bajo la constante amenaza de una destrucción inminente. Ninguna civilización que el universo haya ya producido podría perdurar bajo tales condiciones.

Yo lo interrumpí para decir:
-  Creo que entiendo el problema, pero ¿cuál es la solución? Hay mucha gente que presiente el peligro de nuestra posición actual pero sus consejos varían. Algunos dicen que debemos detener el desarrollo científico. Algunos han sugerido que debemos suspender el trabajo sobre concepciones avanzadas de cualquier tipo y prohibir el estudio de la física nuclear. Otros van aún más allá. Dicen que debemos destruir completamente todo el material científico, volver a la naturaleza y vivir como los animales.



Alan replicó:
-  Si usted deseara construir un nuevo gran edificio, y de pronto descubre que por un mal cálculo, los cimientos no son suficientemente fuertes para soportar toda la estructura, ¿qué haría usted? ¿Lo tiraría abajo? No, seguramente. Usted miraría a su alrededor y buscaría la manera de agrandar y fortalecer las bases. El progreso de su ciencia material no puede ser detenido. Tanto si marcha hacia adelante o si va hacia atrás. Si retrocede, colapsará porque los miembros principales que la sostienen serán los primeros en resentirse bajo un programa de retrogresión. No hay nada que sea intrínsecamente erróneo en su ciencia material. Progresará y alcanzará horizontes jamás soñados solamente si su pueblo provee las bases espirituales capaces de sostenerla.

-  “¿Y si no?”, -pregunté-.

-  Su civilización se derrumbará -replicó Alan lentamente-. Se destruirá a sí misma en un holocausto que dejará pocos sobrevivientes. Los pocos que sobrevivan no tendrán la habilidad ni el deseo de reconstruir esa ciencia. En unas pocas generaciones, sus descendientes volverán al estado casi animal. Luego el proceso de evolución empezará de nuevo. En diez o quince mil años surgirá otra civilización. Y enfrentará el mismo problema y tendrá las mismas oportunidades para su solución. Si falla, también se derrumbará. Esta es una ley inmutable del universo que funciona de acuerdo con la libre elección de la raza. Su raza y su cultura, sin embargo, no están sentenciadas a la extinción. Ellas podrán continuar su avance hasta que hayan dejado atrás para siempre ese peligro. La elección, ya ve, es de ustedes.

-  Hay pocas dudas -dije yo- de la elección que haría el pueblo si tuviera la suficiente capacidad de comprensión, y tuviera conciencia de las alternativas de construcción y destrucción entre las cuales deberá elegir.

-  Precisamente -replicó Alan- ésta es la razón por la cual nosotros estamos aquí, y usted está aquí. Como le dije antes, nuestros antecesores fueron un grupo de sobrevivientes del último colapso completo de la civilización de su planeta.

Hace más de treinta mil años, según miden el tiempo en la actualidad, ellos habían desarrollado una ciencia material que era, en algunos aspectos por lo menos, considerablemente más avanzada que en el momento actual. Ellos siguieron las leyes naturales, en vez de amenazarse unos contra otros como hace su ciencia. Sus máquinas eran por consiguiente más simples.

Sin embargo pudieron realizar cosas que ustedes no han sido capaces de hacer. Ellos también fracasaron en darse cuenta de la absoluta necesidad de un desarrollo parejo de los valores espirituales y sociales. Entre las dos naciones más importantes de esa era se desarrolló una fisura. La fricción entre ambas aumentó año tras año hasta que explotó en una guerra de aniquilación. Armas de energía absoluta fueron usadas por ambas naciones en contra de la otra, armas cuyo poder destructivo era mil veces superior a la bomba H que amenaza a su raza en la actualidad. No era cuestión de victoria o derrota. Simplemente se destruyeron la una a la otra.

Hubo pocos sobrevivientes, y las radiaciones a nivel de toda la superficie del planeta se habían elevado más allá de la tolerancia humana. Esto no significó que todos los sobrevivientes estuviesen condenados inmediatamente a muerte por las radiaciones, pero significaba el deterioro progresivo de las funciones mentales y biológicas. Esto, junto con el gran número de mutaciones en sucesivas generaciones, eventualmente retrogradó su nivel de existencia casi al nivel de las bestias.

En una meseta elevada, que ahora es el país del Tíbet, aterrizaron seis de nuestras naves aéreas y se realizó un concilio para determinar si podía hacerse alguna cosa. Se sugirió realizar un intento de llegar hasta otro planeta. Los aparatos aéreos en uso en aquel tiempo eran capaces de viajar en el espacio y frecuentemente habían sido usados para alcanzar unos pocos cientos de millas de altura sobre la Tierra. Sin embargo, no se había hecho todavía ningún intento para salvar las enormes distancias entre los planetas, y los miembros de la tripulación estaban muy lejos de la certeza de que tal intento pudiese tener éxito.

El planeta que ustedes conocen como Marte estaba entonces en conjunción con la Tierra, y por esa época las condiciones de su atmósfera, temperatura, agua, etc., eran mucho más apropiadas para la sobrevivencia del hombre que las condiciones que sus astrónomos refieren existir en la actualidad. Se realizó una votación, y los miembros de la tripulación de cuatro de las naves eligieron llevar a cabo la gran aventura, en la esperanza de preservar de ese modo, por lo menos una parte de la cultura de su raza. La remanente tripulación optó por quedarse en la Tierra. Ellos creían que debido a la elevación de la meseta en la cual estaban reunidos y el comparativamente bajo nivel de radiación que existía allí, podrían continuar viviendo en esa área sin sufrir completa degeneración física y mental en ellos y sus descendientes.

Puedo ver la pregunta que se forma en su mente, así es que le explicaré que nuestra raza había logrado la perfecta igualdad de los dos sexos y ambos estaban igualmente representados en el concilio. De las cuatro naves que ensayaron el gran salto, tres llegaron a salvo a su destino. No hay noticias en nuestra historia de la suerte de la cuarta. Por muchas generaciones la lucha formidable para sobrevivir demandó todo el tiempo y la energía del pueblo. Esas fueron las edades oscuras de la nueva raza, y tenemos comparativamente poco conocimiento de ese período.

Los miembros de la tripulación original, inmediatamente después de su llegada al nuevo planeta compilaron una cuidadosa historia escrita de las razas de la Tierra, recalcando las causas del derrumbe. A través de las centurias, esta historia fue cuidadosamente conservada. Es conocida como “La Gran Lección” y es la primera cosa que es enseñada a nuestros jóvenes cuando empiezan a prepararse para la vida activa.


A medida que la batalla para la supervivencia era gradualmente ganada, el desarrollo de la ciencia material reasumió su ritmo normal. Con la lección del pasado constantemente delante de nuestro pueblo, hemos mantenido, siempre, los valores materiales en relación con los más importantes valores sociales y espirituales. Hemos visto que las tres ramas de la ciencia tienen las mismas leyes básicas naturales y hemos hecho un gran progreso al comprender esas leyes. Nosotros somos ahora esencialmente independientes de los planetas. Algunos de nuestros aparatos son muy grandes de acuerdo con sus normas. Ellos son varias veces el tamaño de sus más grandes barcos. Y nosotros tenemos el conocimiento y la habilidad de producir todo lo que necesitamos para el confort de nuestra vida física dentro de esas naves. Y desde que hemos resuelto el problema de la energía, no tenemos la necesidad personal de aterrizar en ningún planeta, excepto ocasionalmente para obtener materia bruta para nuevas construcciones. La satisfacción de nuestras necesidades físicas requiere poco tiempo y esfuerzo. Consecuentemente somos capaces de dirigir muchos de nuestros pensamientos y energías a la asistencia de aquellas razas que no han alcanzado el punto crítico de su desarrollo.

-  ¿Puede darme algunas instrucciones específicas? –dije-. ¿Alguna información precisa que yo pueda transmitir a quien pueda persuadir de escucharme?

-  Hay poca necesidad de hacer eso -replicó Alan-. Sus propios filósofos, tanto en el pasado como en el presente, han dado a su pueblo amplias instrucciones, amplia sabiduría para capacitarlos a elegir su propia senda. Si un hombre con una venda sobre los ojos corre hacia un precipicio, requeriría un gran esfuerzo apartarlo del peligro. Pero si se le quita la venda, no será necesario ningún otro esfuerzo, pues el hombre tendrá la sabiduría suficiente para desviarse por su propia voluntad. Hay muchas afirmaciones en sus libros de religión y filosofía que demuestran que los grandes pensadores de su raza, a través de las edades, conocían muy bien los riesgos de concentrarse en las ciencias materiales.

En el primer libro de su Biblia está la historia de la Torre de Babel, de una raza que había perdido enteramente el contacto con las ciencias espirituales y había intentado alcanzar a Dios mediante el trabajo de sus manos. El intento terminó, por supuesto, con la frustración y el caos, como concluyen siempre esos intentos. El desarrollo de las ciencias sociales y espirituales se vuelve casi automático si todos comprenden la necesidad vital de su desarrollo.

Reducido a los términos más simples, la ciencia social es el estudio de la relación del hombre con sus semejantes. La ciencia espiritual es el estudio de la relación del hombre con lo que ustedes llaman Dios. El requisito indispensable para progresar en cualquiera de estas ciencias es un sincero deseo de una mejor comprensión.
Uno de los errores hechos en la traducción de su Biblia han sido las palabras amor y caridad, las cuales, en el texto original, realmente significaban “comprender” y “comprensión”. En la Biblia de ustedes se afirma que el mandamiento más importante es que debes amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente y con todas tus fuerzas. La traducción debería haber sido “Debes esforzarte en comprender”. No es necesario ordenar al hombre amar a Dios. Si los hombres comprenden a Dios, lo amarán continuamente. Nuevamente, hay la afirmación: “Aunque hable con la lengua de los hombres y de los ángeles y no tenga caridad (comprensión) soy como un metal sonoro o como un címbalo que tintinea (I Corintios 13:1)”.



Es evidente que no importa con cuánta fluidez un hombre se exprese, sus palabras no tendrán significado real a menos que los demás comprendan de lo que está hablando. Sus libros de filosofía afirman que el hombre debe amar a su vecino y perdonar a sus enemigos. Nuestros libros, sin embargo, dicen que si un hombre comprende a su vecino, y su vecino lo comprende a él, nunca serán enemigos. Comprender al prójimo requiere la habilidad de ponerse uno mismo en el lugar de él y ver las cosas como las ve él. “Hay una gran diferencia entre conocimiento y comprensión”. El conocimiento procede de la cabeza pero la comprensión brota del corazón. La necesidad vital de la gente y de las naciones de su planeta es simplemente la comprensión. Hay poco valor en un tratado o en un pacto o en una garantía entre gobiernos si falta la comprensión entre los pueblos. Ustedes han desarrollado los medios para una rápida comunicación mundial a través de la radio, televisión, teléfono y telégrafo. Estos medios de comunicación debieran ser consagrados en mayor extensión a aumentar la comprensión entre las naciones.

Ustedes tienen unas pocas estaciones de radio que han ayudado en muchas maneras a esparcir la verdad; pero ellas son demasiado pocas y los programas que conducen consisten principalmente en propaganda. La propaganda es meramente el medio de vender, a otra persona o nación, una idea o una norma de proceder que ustedes creen que debería ser seguida. Lo que su gente debe reconocer es que las necesidades y deseos, las esperanzas y los temores de todos los seres de la Tierra son en realidad idénticos. Cuando este hecho sea comprendido por todos, usted tendrá sólidas bases para la formación de “Un Mundo” del cual sus políticos hablan tan volublemente y sus líderes espirituales con tanta ansiedad.

El Pueblo de su nación, a través de su gobierno, está gastando todos los años, billones de dólares en “ayuda exterior”. Ellos están simplemente tratando los síntomas, y tales esfuerzos de ayuda nunca curarán la enfermedad. Su país gasta decenas de billones cada año para protegerse contra un conflicto global, el cual, si viene, sólo probará que la enfermedad se ha vuelto fatal.

Si el diez por ciento de esta enorme cantidad de dinero fuera empleado para ayudar a los pueblos a comprenderse los unos a los otros, ellos estarían atacando la enfermedad en sí misma, y en unos pocos años la enfermedad habría curado. Cuando las industrias de sus naciones se hayan liberado de la necesidad de gastar tiempo y energía para producir medios de guerra y destrucción, ellas tendrán el tiempo y la energía para elevar el estándar de vida de todos los seres de la Tierra a un punto donde ellos estarían completamente libres de necesidades.

Cuando estén libres de necesidades, estarán libres del miedo, y su civilización habrá zanjado el punto crítico de su desarrollo. Su época más grande, su “Edad de Oro”, descansa delante de usted. Ustedes tienen solamente que atravesar la puerta correcta. Cuando aumenten su comprensión, ustedes acortarán el tiempo en que alcanzarán la “Edad de Oro”.

Yo le he dado tanta información e instrucción como usted es capaz de absorber en este momento. Como dije antes, no tenemos ningún deseo de forzar nuestro conocimiento y nuestra cultura sobre su raza, y no lo haremos. Tampoco podemos presentarnos delante de su pueblo hasta que haya evidencias concretas de que la mayoría de su pueblo comprende nuestros motivos y desea encontrarnos.

Lo dejaré a usted con una cita final de su propia filosofía: “Examine todas las cosas y adhiérase firmemente a lo que es bueno”.
Adiós, Dan, buena suerte. Ayude a su pueblo a comprender la verdad respecto a ellos mismos, su existencia y su futuro. Cuando haya hecho suficiente progreso, estableceremos contacto con usted nuevamente.



NUEVAMENTE DANIEL FRY SE CONECTÓ CON ALAN

-  Voy a contarle algunos hechos científicos que serán nuevos para ustedes, los seres terrestres. Una forma distinta de ver algunos importantes fundamentos científicos que revolucionarán el pensamiento de vuestro mundo.
-  Pero, ¿por qué decírmelos a mí? -protestó Fry.
-  Porque usted es el hombre que necesitamos -respondió Alan-. Usted es un científico, y por lo tanto podrá interpretar la terminología empleada en la explicación. Por cierto, para poder hacerla comprensible, sólo he de referirme a descubrimientos hechos por científicos terrestres y no emplearé conceptos que no sean conocidos por ustedes.
-  ¿Qué tiene que decirme? -pregunté interesado.
-  Sería acertado -comenzó Alan- dedicar primero un poco de tiempo a la consideración de lo que podríamos llamar la “no-linealidad” de las leyes físicas. Años atrás, vuestras leyes físicas estaban basadas en conceptos que partían de líneas rectilíneas. Es decir, ustedes habían desarrollado por aproximación y error, por observación y pruebas, una serie de leyes aparentemente verdaderas para cada intervalo de segmento de naturaleza que eran capaces de observar por vez.

Llegaban así a la conclusión de que estas leyes seguían siendo ciertas en cualquier intervalo del segmento, no importando cuán lejos se encontrara vuestro punto de observación. Pero, cuando el estudio de la Física se adelantó en el macrocosmos, es decir, cuando ustedes comenzaron a examinar el interior del átomo, se encontraron frente a un conjunto de leyes que no concordaban con aquellas a las que están acostumbrados. Aparentemente parecían ser lineales, pero operaban desde un punto de vista distinto del que lo hacían las leyes establecidas.

La misma inquietante situación fue descubierta en el macrocosmos. Cuando vuestros astrónomos desarrollaron telescopios gigantes, capaces de aproximarlos millones de años luz en el espacio. También encontraron allí una serie de leyes que, aparentemente, operaban con una concepción distinta de las otras. Por un tiempo los hombres trataron de acostumbrarse a la existencia de tres tipos de leyes físicas. Cada equipo lineal con su propio campo de observación, pero cada uno operando angularmente con respecto a los otros. Con el desarrollo de los principios de la relatividad comenzaron a comprender, o al menos tendrían que haberío hecho, que estos distintos tipos de leyes lineales no lo eran, ni tampoco eran distintos equipos de leyes, sino que simplemente eran segmentos de la gran curva de la ley natural.

Mientras trataron con cantidades que podían ser observadas a simple vista, o con instrumentos elementales, no lograron detectar la curvatura, ya que el segmento que observaban constituía una porción tan pequeña de la curva, que su desviación de lo lineal era demasiado ínfima como para detectarla. Inclusive, en las cosas más prácticas conectadas con los mecanismos de la vida diaria, estas leyes son consideradas todavía rectilíneas. Los cálculos son más simples al ser considerados así. Y el error resultante es fruto de una cómoda negligencia.

Por la misma razón un sujeto que esté observando un lote de terreno pequeño no encuentra necesario tomar en consideración la curvatura de la Tierra, puesto que el error resultante de esta negligencia no es detestable aun para el más sensible de sus instrumentos. En cambio, si el observador debe realizar mediciones de extensiones mayores, tales como de un Estado o un continente, le resultará fundamental considerar la curvatura de la superficie terrestre y, para ello, necesitará tener conocimientos sobre el radio de la curvatura de la Tierra.
La necesidad de una determinación aproximada del radio de curvatura fue comprendida por el doctor Einstein, que dedicó buena parte de su vida a ese estudio. Los resultados por él obtenidos han sido de un inestimable valor para el progreso de las Ciencias Físicas. Demostraron ser la clave que abría las puertas para la utilización de la energía nuclear.



Y tan pronto como se logre reducir estas fórmulas matemáticas a conceptos simples, fácilmente asimilables, estos conceptos y las verdades adicionales que entonces serán evidentes por sí mismas abrirán las puertas a los viajes espaciales con una seguridad y facilidad que aún hoy les es difícil imaginar. La dificultad del actual enfoque matemático sobre el problema de la relatividad no reside en un error de matemáticas en sí, sino en el hecho de que los métodos y términos usados en el intento de explicarlo llevan a menudo a asumir formas menos precisas de pensamiento. Por ejemplo, la ecuación más conocida, que emergió del estudio de la relatividad, es: E = mc2  que simplemente muestra que la cantidad de energía (en ergs) inherente a cualquier masa, es igual al número de gramos de esa masa multiplicado por el cuadrado de C. Los científicos consideran a C como una constante, de hecho la única constante que ha sobrevivido en el mundo relativista.

En la mayoría de los libros de texto de Física con los que cuentan en la Tierra se dice que C representa la velocidad de la luz (en cm recorrida por cada segundo), aunque cada estudiante que haya estudiado el tema sabe que la velocidad de la luz no es una constante. Es decir que de hecho la velocidad varía según el medio a través del cual se propaga. Cualquier estudiante que haya hecho pasar un rayo de luz solar a través de un prisma para producir un espectro de color, ha comprobado no sólo que la luz varía en distintos medios sino que el cambio de la velocidad varía algo con la frecuencia de la luz cuando se propaga en medios materiales. Este es el principio sobre el cual todos los espectroscopios terrestres han sido diseñados, a pesar de que la mayoría de los tratados al respecto especifican que la luz se retractaba al pasar de un medio al otro.



Muchos estarán en desacuerdo con que el cambio de la velocidad varía con la frecuencia, pero cuando hayan realizado suficientes pruebas los resultados les indicarán en forma convincente que es lo cierto.
-  Es verdad, pero la cantidad C está referida a la velocidad de la luz en un vacío perfecto. ¿Pero dónde, en el Universo, podemos encontrar un vacío perfecto para comprobarlo? -objetó Fry-. Los astrónomos y los físicos han estimado que aun en los remotos espacios intergalácticos se hallarán probablemente de 3 a 7 partículas nucleares o atómicas por cm3. Un rayo de luz, viajando a una velocidad aparente de 3 x 1010 cm/segundo, encontraría un gran número de tales partículas en cada segundo de su viaje. A pesar de ser cierto que la proporción decrece con la velocidad  (por la simple razón de que la velocidad de propagación, frecuencia y longitud de onda están en íntima relación), es tan pequeña esa disminución que no tendría que ser tomada en cuenta en un propósito práctico de medición. Pero de todas maneras esto demuestra que hemos elegido como nuestra “constante” una cantidad que actualmente no puede ser considerada como exacta, fija, perfecta o acabada, en ninguna parte del Universo.
-  Afortunadamente -respondió Alan-, hay un valor al cual la cantidad C puede asignársela como constante. Es más, el asignarla a ese factor hace posible una mayor comprensión de las leyes naturales relacionadas con la propagación de la energía. La cantidad C es, actualmente, la energía cinética equivalente a la masa de energía de la materia. Es decir, si tomamos un gramo, o cualquier otra cantidad de materia y masa newtoniana, y la convertimos gradualmente en energía, de acuerdo con la fórmula E = mc2, y si la energía resultante, cuando aparece, se aplica constantemente a la materia que resta, de tal manera que la acelere uniformemente en una dirección dada, cuando toda la materia haya sido así convertida, usted hallará que tiene cero masa newtoniana, infinita masa inercial y una velocidad resultante igual a la C o, aproximadamente, 3 x 1010 cm/segundo con respecto a la referencia dada o al punto de partida. La mayor velocidad lograda será siempre la misma en relación a la cantidad de materia con la cual se comenzó.

Este es un hecho que, fácilmente, puede ser verificado por cualquier persona que se interese por la matemática y que esté familiarizado con las leyes de aceleración. La energía requerida para acelerar cada gramo de masa a la velocidad C, a través de la conversión de la energía, es exactamente igual a la total energía inherente a cualquier materia que tenga masa. Estos hechos conforman la verdadera base de la Física moderna, en la que la velocidad C es el máximo o límite de velocidad, ya que representa la diferencia en energía cinética mayor que puede existir entre dos puntos dados de referencia. Considerando que la comprensión de este concepto es de gran importancia, me referiré nuevamente a él y lo discutiremos cuando lleguemos a energía y materia.

Debe recordar siempre que las leyes físicas comunes, tal como son generalmente expresadas, no se mantienen verdaderas cuando son llevadas a una dimensión que permita medir el error, puesto que no siguen una línea recta hacia el infinito, sino una curva de radio finito. En un Universo con Tiempo, esta curva debe ser representada mediante un círculo, pero ya que las leyes operan a través del Tiempo y el Espacio, la curva sería más comprensible si se describiera una “onda sinusoide” (Onda de valor trigonométrico correspondiente a los senos). La línea de la base de la onda está representada por el cero, y los trozos de curva, por encima y por debajo, representarían los aspectos positivos y negativos de la luz.
Así veremos que hay puntos y condiciones en los cuales la ley natural alcanza un valor cero con respecto a un punto dado de referencia, y que debajo de ese punto las leyes devienen negativas. Sus efectos son reversibles con respecto al observador. La constante repetición del término “respecto del observador” u “observador” es necesaria para enfatizar el hecho, frecuentemente no reconocido, de que ninguno de los factores básicos de la naturaleza tienen validez o significado cuando son considerados desde una posición absoluta.


Isaac Newton
GRAVEDAD

-  Quizás el mayor obstáculo que se ha presentado al hombre para realizar su sueño de viajar al espacio ha sido un factor al que se le ha dado el nombre de “gravedad” -continuó Alan-. Su descubrimiento le es asignado a Isaac Newton, un matemático y físico del siglo XVII.
...Si bien el hombre descubre la gravedad al nacer, y ya la practica desde el origen de la Humanidad, fue Newton el primero que en la Tierra hizo un análisis matemático completo del tema. Sus conclusiones fueron compatibles con las pruebas y tests que le siguieron y no tuvieron objeción hasta la llegada de la era relativista.

Newton estableció que la gravedad es una cualidad inherente a toda materia y que se manifiesta como una mutua atracción entre todos los cuerpos materiales. También se dijo que el valor de esta atracción entre dos cuerpos dados era directamente proporcional al cuadrado de la distancia entre ellos. Esa atracción entre la Tierra y un objeto cerca de su superficie es conocida como el peso del cuerpo. Pero la dificultad en la afirmación de que la fuerza varía inversamente con el cuadrado de la distancia reside en que esto implica que si la distancia es cero, la fuerza tendría que ser infinita. (Esto, comprobado por “concepción” matemática).

Por lo tanto, pareciera que un hombre parado o acostado sobre la superficie de la Tierra podría ser uno de los dos cuerpos entre los cuales la distancia fuera cero; en consecuencia, el peso de ese hombre debería ser infinitamente grande. La respuesta a este interrogante es que la fuerza actúa como si fuera originada en el centro de la masa, llamada “centro de gravedad”, y que el hombre en la superficie de la Tierra está a unas 400 millas de distancia de su centro de gravedad.

Esta explicación crea un nuevo problema. Si la aceptamos literalmente debemos creer que si hubiera un camino que llegara hasta el centro de la Tierra y un hombre descendiera por él, su peso se iría incrementando a medida que se acerca al centro de gravedad. Y al llegar a él sería infinito.


Niveles de gravedad en el planeta Tierra expresados en metros por segundo al cuadrado, según la teoría terrestre, el máximo se alcanza sobre el núcleo externo a 10,4 metros/segundo al cuadrado.
Cuando su centro de gravedad coincidiera con el de la Tierra, su peso decrecería llegando a cero. Por lo que nos vemos forzados a dar una explicación posterior. La gravedad no es propia de cuerpos sino de partículas de materia. Y puesto que un hombre en el centro de la Tierra tendría un número de partículas igual de cada dirección, la resultante de la fuerza será cero. Si asumimos la idea de que la gravedad reside independientemente en cada átomo, nuestro problema en lo que respecta al hombre y a la Tierra estaría resuelto. Pero si miramos el átomo mismo en un intento de encontrar el punto donde la distancia sea cero y la fuerza infinita, se nos presenta el mismo problema. No lo hemos resuelto sino que sólo hemos cambiado nuestra escala de observaciones. Hay evidencias concluyentes de que la atracción entre las partículas newtonianas (protones y neutrones) es intensa, por encima de nuestra habilidad para describirla. Esta fuerza por cierto no aumenta uniformemente con el aumento de la masa, pero en ciertos puntos no sólo alcanza cero, sino que se hace negativa.



Podemos demostrar este hecho agregando una sola unidad de masa newtoniana, un neutrón, al núcleo de un átomo de uranio 235. Cuando así lo hacemos, encontramos que la fuerza gravitacional del núcleo en vez de aumentar se vuelve negativa. Esto es, la atracción entre sus partes se vuelve repulsión y las partes comienzan a separarse con considerable velocidad. Durante esa expansión se forman numerosos y nuevos centros de gravedad, los que, en razón de la pequeña cantidad de masa de cada uno, son fuertemente positivos. El resultado es que se han formado dos o más simples átomos, más unos pocos neutrones que han adquirido una velocidad demasiado grande para ser capturados por este proceso de reagrupamiento.
Este fenómeno, si es cuidadosamente considerado y examinado, dará lugar a claves sobre la naturaleza misma de la gravedad. Pero contentémonos por el momento con la observación que demuestra que un campo gravitacional puede, bajo ciertas condiciones, devenir negativo.

En razón de la forma en que las leyes gravitacionales han sido expresadas, se ha creído comúnmente que una fuerza gravitacional puede manifestarse sólo como una atracción entre dos cuerpos. Esto, por cierto, no es una necesidad, ya que no hay razón lógica para que necesariamente lo sea. De hecho, si así lo fuera, se tendría que los campos gravitacionales, siendo los únicos campos de fuerza con los cuales ustedes se hallan familiarizados, no producirían una atracción ni una repulsión entre cuerpos de materia. La razón para asumir la atracción universal es simplemente que todas vuestras primeras y limitadas observaciones indicaban que esto era cierto. Pero, como ya he mencionado, cualquier número de observaciones realizadas en una escala limitada no tenderá a indicar que la Tierra es esférica.

Por muchos años existió una escuela de pensamiento que decía que los campos gravitacionales, como todos los otros campos, debían poseer una polaridad dual. Llamaban a estos polos “gravedad” y “levedad”. Asumían que algunos objetos materiales poseían normalmente la cualidad de la levedad, mientras que otros la de gravedad. Un objeto que poseyera levedad sería repelido por todos aquellos con gravedad. La teoría cayó en descrédito y fue casi universalmente descartada. No porque fuera desaprobado, sino porque se habían realizado muchos intentos de asignar la cualidad de levedad a objetos y materiales que no la poseían. Por ejemplo, se creyó que gases como el H y el helio poseían levedad puesto que podían ser contenidos en un recipiente sin peso y se observaba que se elevaban contra el campo gravitacional.
Sin embargo, pronto se encontró que esa elevación era causada simplemente, en razón de que su gravedad específica era menor que la del aire que desplazaban. Luego de infructuosos intentos de asignarle la cualidad de levedad a materiales específicos u objetos la teoría cayó en descrédito, a tal grado que la misma palabra levedad (levitación) se transformó en sinónimo de humorísticas tonterías. A pesar de todo esto los filósofos de la Tierra que desarrollaron esta teoría no estaban errados en sus postulados primarios. Se equivocaron sólo al no comprender que la gravedad y la levedad no son propiedades de materiales específicos, sino formas o condiciones bajo las cuales toda la materia puede encontrarse.

Hemos observado gravitaciones negativas tanto en el microcosmos (interior del átomo), como en el macrocosmos (entre las galaxias). En años recientes son muchos los artículos que se han escrito en relación al Universo en Expansión, pero aun así, ¿en cuál de ellos puede usted encontrar alguna explicación o razón por la cual deba expandirse? Bajo la teoría de la atracción universal, toda la materia del Universo debería haber sufrido rápidamente una coalición, transformándose en una gigantesca bola. En cambio, encontramos que cada uno de los grandes grupos de estrellas, que llamamos galaxias, se halla alejándose de los otros a velocidades que aumentan con su distancia respecto al observador. Se han calculado velocidades que exceden las 250 millas por segundo.



Se ha dado un número interesante, pero poco convincente, de teorías intentando conciliar el estado observado del Universo con el concepto existente de la atracción universal. Algunos teóricos han propuesto que en un tiempo toda la materia del Universo estaba contenida en una sola e inmensa estrella o átomo. Por alguna razón desconocida, ese átomo explotó muchos billones de años atrás, lanzando fuera su materia, que se transformó en el componente de las estrellas, impartiéndoles el movimiento que ahora observamos. Ya discutiré esta teoría más tarde, sólo señalaré aquí que la misma no puede mantenerse cuando es examinada bajo nuestro concepto lineal de la luz física.

En primer lugar, tal increíble masa de materia, aun a las altísimas temperaturas que se le imaginó, podría producir bajo las leyes newtonianas un campo gravitacional tan intenso que ninguna velocidad menor que la de la luz misma podría estar en velocidad de “escape”. De hecho, se ha calculado que aun la luz emitida por este inmenso Sol no hubiera podido escapar completamente, sino que hubiera circulado en una pequeña órbita alrededor de él.

A través del concepto de la curvatura de la ley física, por cierto, vemos que la adición de masa a un cuerpo existente no aumenta necesariamente la fuerza de atracción entre sus partes. Pero puede, bajo ciertas condiciones, hacer que el campo devenga negativo y que la atracción se transforme en repulsión. Los hechos observados en el Universo al presente pueden explicarse postulando que existe una atracción entre los cuerpos individuales de una galaxia, porque su masa total y su distancia es tal, que están en la porción positiva de la curva gravitacional con respecto a ellos mismos (sus masas).

En el vasto espacio entre las galaxias la curva cae por debajo de la línea cero, con el resultado de que la repulsión existe entre las galaxias. Esto también explicaría por qué la materia no está distribuida uniformemente en el mundo conocido, pero se halla en concentraciones similares a distancias comparativamente regulares.
-  Esta explicación puede ser muy interesante para el astrónomo o para el físico -dijo Fry-, ¿pero cómo puede ayudarnos a realizar viajes espaciales?
-  Debemos tener algunos conocimientos de las leyes físicas antes de que podamos hacer uso apropiado de ellas para nuestras ambiciones personales - respondió Alan-. En su sueño de viajes espaciales, el hombre sólo ha considerado tres posibilidades de escape de la Tierra:
1. La gravedad debe ser destruida, es decir que el campo gravitacional debe cesar entre la nave espacial y la Tierra, de tal manera que no moleste la partida de la nave. Mientras que un número considerable de imaginativas historias han sido escritas a lo largo de esta línea de pensamiento, no se ha podido llevar a experimentación ninguna de estas teorías que pueda dar alguna esperanza de que tal condición pueda ser alcanzada.
2. La gravedad debe ser interceptada. Algún tipo de material debe ser interpuesto entre la nave y la Tierra para cortar o absorber el campo gravitacional de forma tal que, aunque exista, no actúe sobre la nave. Aquí también la imaginación aumentaba la esperanza y la realidad la destruía, ya que no ha sido descubierto ningún material que cumpliera tal función.
3. La gravedad debe ser superada. Tendría que aplicarse una fuerza mayor que se elevara por encima de la gravedad, aun pagando un alto tributo por cada paso del proceso.

En este último plan, los humanos han tenido algún éxito. Los cohetes se han abierto camino hacia arriba contra la implacable e impersonal fuerza de la gravitación terrestre, con distancias por encima de las 250 millas. Puesto que éste es un pequeño paso hacia el total escape de la Tierra, el haberlo logrado ha estimulado la vieja ambición y la ciencia ahora está esforzándose para lograr “escapar”.
Si bien es cierto poder propeler un “bote a remo” tirando piedras desde la popa, no sería éste el método que utilizaría un hombre inteligente si tuviera otras posibilidades. En primer lugar, la piedra arrojada debe acelerar no sólo al bote sino a todas las piedras que restan tirar. Si se planea un largo viaje, el mayor problema será encontrar suficiente lugar en el bote para guardar las piedras necesarias. Puesto que el empuje producido es igual a la masa de las rocas multiplicado por la velocidad de eyección, es obvio que hay tres factores límites.
Primero está la masa total de las rocas aprovechables, limitada por la medida del bote que las contiene. Segundo, es la cantidad total de energía aprovechable (éste es un factor sólo porque ustedes tienen una comprensión muy pequeña de la verdadera naturaleza de la energía). El tercero, en el presente el más serio de los tres factores, es la limitada fuerza del brazo que arroja.

En un cohete, las “piedras” están representadas por un gas producido al combinar o “quemar” el combustible en la cámara de combustión. El gas, a altas temperaturas y presiones, es expelido a través de una abertura o arrojado por la cola. Puesto que la cantidad de combustible está limitada por el tamaño del cohete, el único modo de aumentar el empuje es incrementando la velocidad de eyección. Pero esto sólo puede efectuarse aumentando la temperatura y presión del gas en el interior de la cámara de combustión. Con toda la energía que se necesita, la cantidad de empuje que puede ser producida está limitada a la habilidad de la cámara para soportar las temperaturas y presiones a las cuales está sometida.

Como estos límites son alcanzados, y a menudo excedidos, por energía química ordinaria, está claro que las mayores energías requeridas en reacciones nucleares son, en el presente, sólo de interés académico para ingenieros en cohetería. En el caso de aparatos que quedan dentro de la atmósfera, se puede "llevar unas piedras" a la nave mientras está en vuelo, vaciando la atmósfera a través de la cual la nave viaja, permitiendo a la energía sobrante que actúe sobre ella. En viajes espaciales, esto no es posible y es difícil que la eficiencia de los motores de los cohetes pueda llegar a ser incrementada suficientemente en un futuro cercano para permitir viajes espaciales económicos o prácticos.


Apolo XV
En la actualidad el cohete sigue siendo anticuado. No ha habido en su concepto ningún avance desde 1214, cuando las hordas del Gengis Khan se enfrentaron con la artillería de cohetes de los defensores chinos parapetados en sus ciudades amuralladas más de 700 años atrás. Ciertamente, ustedes han producido cámaras de combustión más poderosas, han avanzado desarrollando combustibles con un impulso específico más elevado, pero no han avanzado nada en relación a conceptos básicos. Siguen haciendo avanzar el bote tirando piedras desde la popa. Los hombres de la Tierra pondrán el pie en Marte y Venus, pero no lo harán llegando en cohetes. Hay otras formas mejores y más simples.

Es hora de que reexaminemos vuestra posición para comprobar si no hay algo que han pasado por alto. Ustedes han olvidado el viejo refrán: “si no lo puedes vencer, únete a él”. Por centurias el hombre trató de vencer la fuerza de la gravedad, de destruirla, y fracasó. Se pretendió encontrar algún método que los escudara de sus efectos, sin encontrarlo. Trataron de vencerla oponiéndole una fuerza mayor, descubriendo que es un proceso molesto. Creo que es tiempo de que destierren la idea de luchar contra la fuerza de gravedad y que comiencen a pensar en la posibilidad de hacer uso de ella.

Han aprendido que la gravedad, como todos los factores naturales, tiene un valor negativo como también uno positivo. Si luego de construir los aparatos espaciales pueden arreglarse las condiciones de manera que la nave se halle en la porción negativa de la curva de la gravedad, caerá de la Tierra en una forma tan sencilla y natural como una piedra cae si se la lanza desde la torre de un edificio.
-  Sí -objetó Fry-, pero aunque los campos gravitacionales negativos han demostrado existir, sólo se han encontrado en el átomo y a distancias intergalácticas, ¿cómo podemos colocar una nave espacial en la porción negativa de la curva con respecto a la Tierra?
-  Las leyes naturales no son absolutas sino relativas -respondió Alan-, es decir que la medida y forma de la curva de una ley depende del valor y posición de las otras. Hemos visto que el núcleo del Uranio 235 se hunde bajo la línea cero con la adición de sólo una masa de unidad, haciendo un total de 236. Aunque el núcleo del Uranio 238, a pesar de estar cerca de cero, está todavía en la parte positiva de la curva en razón del hecho de que la forma de la curva gravitacional es modificada, no solamente por la masa presente, sino también por el número y posición de las cargas eléctricas.
-  Pero existe el mismo número de electrones (92) en cada uno de los átomos -apuntó Fry.
-  Me referiré a las cargas no sólo de la parte externa del átomo, sino a las internas –respondió Alan-, y especialmente al hecho no siempre comprendido de que el neutrón posee tanto una carga positiva como una negativa. A pesar de estar unidas en el neutrón, no son discernibles como cargas, pero existen como energía que producen los campos gravitacionales. Cuando adquieran una mayor comprensión de las leyes producirán cualquier forma de curva que deseen en la Tierra, tomando a ésta como un punto de referencia y a la nave espacial como otro.

Suponga que usted da una barra imantada y otra similar de hierro a un hombre inteligente, pero sin educación, con la misión de que las examine y determine sus propiedades. Una de ellas, que este investigador encontrará, será la propiedad “inherente” de mutua atracción entre los dos objetos.
Observará que cuando cualquiera de los extremos de una barra se acerca a uno de los extremos de la otra, existe una atracción. Probablemente llegará a la conclusión de que la atracción es una cualidad inherente a estos objetos y que continuará persistiendo a pesar de lo que se pueda hacer. Sabemos, por cierto, que si el extremo aislante de un alambre es colocado alrededor de la barra de hierro y una corriente de electrones es introducida en esta arrolladora, las dos barras mostrarán una repulsión tan real como la atracción.

Nótese que en este caso no hemos destruido el campo imantado ni lo hemos sobrepasado, simplemente hemos producido un campo que está en oposición con él o, para mostrar las cosas más concisamente, hemos polarizado el campo colocando un extremo de la barra de hierro en la porción negativa de la curva magnética con respecto a cada extremo del imán permanente que está ya así polarizado.
La misma posibilidad existe en relación a cargas gravitacionales, excepto que los resultados no se obtienen de la misma manera. No es muy difícil llegar a polarizar un campo magnético, una vez que hayamos descartado la vieja creencia de que es imposible.
-  Oh -dijo Fry-, ¿podría usted resumir lo que me ha dicho hasta ahora sobre la gravedad, antes de continuar?
-  Buena idea -respondió Alan-. Aquí va. Estas son las siete correcciones y adiciones a la teoría gravitacional, tal como hoy se la conoce en la Tierra:
1. La ley de Gravedad no es una ley lineal, sino que sigue una curva común a todos los otros factores de la naturaleza.
2. El campo gravitacional no disminuye precisamente con el cuadrado de la distancia, como Newton creía, sino porque en razón de la curvatura de la ley natural disminuye normalmente con una valuación ligeramente mayor hasta llegar al valor cero, no al infinito como usualmente se cree sino a una distancia finita (o grado cero de separación). Por debajo de esta distancia o grado de separación, la fuerza es negativa.
3. Podemos definir a un campo gravitacional negativo, cuando la aplicación del factor llamado tiempo tiende a incrementar el grado de separación entre cualquiera de dos diferentes puntos del factor llamado materia.
4. El valor del campo gravitacional en cualquier punto es controlado por los valores de los otros factores de la naturaleza en ese punto.
5. Las cargas eléctricas en el átomo son un factor que modula la forma de la curvatura gravitacional del núcleo.
6. La gravedad no es el enemigo de los viajes espaciales. Es un amigo, pero debe haber una verdadera comprensión antes que la amistad pueda dar sus frutos.
7. Es perfectamente posible producir un campo gravitacional negativo entre la Tierra y un objeto dado sobre o cerca de su superficie, por la aplicación apropiada de cargas eléctricas movibles. Tal campo sería efectivo solamente con respecto al objeto dado. Todas las otras materias en la vecindad quedarían en la posición positiva de la curva.



¿COMO SE COMUNICAN CON NOSOTROS DESDE EL ESPACIO EXTERIOR?

Muchos de los que han leído el relato original del incidente de White Sands me han preguntado si los medios de comunicación empleados por Alan podían ser descriptos como telepatía. La pregunta es difícil de responder debido a la naturaleza indefinida del término.

El diccionario de Webster define el término “telepatía” como la “Comunicación entre mentes por medios distintos que los normales ordinarios”. Desde que los medios normales ordinarios no se mencionan ni definen, la definición anterior deja mucho por explicar. La vaguedad de la definición ha creado en las mentes de muchos estudiantes y en la mayoría del público en general, la impresión de que tal fenómeno telepático no puede ser explicado satisfactoriamente en términos físicos ordinarios. El resultado es que la telepatía es habitualmente relegada a un área de la metapsíquica, que está más allá de la definición y comprensión del individuo medio, y está tan alejada de la realidad que se duda de cualquier texto que emplee ese término.

Sin embargo, la palabra telepatía es empleada cada vez más frecuentemente, y un número creciente de personas, científicos y legos, están empezando a considerar que el término tiene validez básica. Uno de los mejores libros de texto que he leído sobre el tema es ESP and Your Super- Conscious, del doctor Gilbert N. Holloway, Ph. D., que es uno de los más destacados exponentes mundiales en ESP (Percepción extrasensorial). Este libro fascinante explica la telepatía de una manera clara no habitual. También explica la Percepción Extrasensorial y cómo se lleva a cabo. En su libro, el doctor Holloway llama la atención porque nuestro gobierno, nuestras escuelas y nuestras universidades deberían profundizar el estudio de la ESP, y muestra cómo la ESP puede ser empleada para hacer contacto con nuestros astronautas en el espacio. Luego explica cómo y por qué los hombres de los “Platos Voladores” han desarrollado la ESP en tan alto grado. De hecho el libro del doctor Holloway apoya y hace más clara mucha de la información contenida en este libro.

Los resultados de decenas de miles de ensayos específicos, realizados bajo condiciones rígidamente controladas, dejan poco lugar a dudas que la transmisión directa del pensamiento y de datos específicos de una mente a otra o a otras mentes de hecho ocurre, en cierta medida y bajo ciertas condiciones. Pero, mientras miles de horas-hombre de esfuerzo han sido empleadas para demostrar el hecho de que la transmisión del pensamiento puede y tiene lugar, pocos esfuerzos han sido dirigidos a descubrir los medios reales por las cuales dicha transmisión y recepción se realizan. En la actualidad se sabe que todas las funciones motoras y sensoriales del cuerpo son de naturaleza eléctrica. Todo el sistema nervioso del cuerpo es una masa de circuitos eléctricos sumamente complejos. Estudios continuados han demostrado que casi todas las funciones que puedan ser realizadas por un circuito eléctrico o electrónico están presentes en algún lugar del cuerpo humano. Las corrientes galvánicas producidas en el cerebro han sido estudiadas por muchos años a través del electroencefalógrafo. Pero lo que no
es tan bien conocido es que esas corrientes moduladas que emplean los nervios como conductores también producen ondas electromagnéticas (como lo hacen todas las corrientes moduladas cuando se mueven a través de conductores). Estas ondas pueden, mediante el uso de equipos suficientemente sensitivos, ser detectadas, amplificadas y puestas en evidencia a través de un osciloscopio de rayos catódicos. Desde que se ha demostrado que el sistema humano posee un equipo que crea, modula y emite ondas radiales, es razonable admitir que también pueda contener equipo para la recepción y traslación de este tipo de onda de radio.

En la comunicación que tuvo lugar entre Alan y el autor de este testimonio, las palabras habladas eran netas y claras como si el que hablaba estuviera a pocos pies de distancia y no a muchas millas como ocurría en realidad (el doctor Holloway en el libro mencionado recalca cómo, esto, puede fácilmente ser hecho por aquellos que saben cómo hacerlo). En ocasión del segundo contacto, Alan hizo un esfuerzo, parcialmente exitoso, de explicar en términos comprensibles para mí los mecanismos del sistema de comunicación que estaba siendo usado.


Empezó señalando que el cerebro no puede percibir las ondas sonoras que chocan contra el oído hasta que éste haya convertido las ondas en impulsos galvánicos mínimos que viajan desde el oído hasta el cerebro a través del nervio auditivo. En realidad toda la función del oído consiste en convertir las ondas sonoras en corrientes eléctricas débiles que son los únicos impulsos que el cerebro puede percibir. También explicó que el cuerpo humano puede y absorbe ondas de radio, y por sus ligeras diferencias de masa y dimensiones cada cuerpo entrará en resonancia con tales ondas a cierta frecuencia precisa, la cual es típica para cada cuerpo.

El sistema empleado por Alan con el propósito de comunicarse consistió en una onda portadora rectilíneo sintonizada en la precisa frecuencia del individuo que recibe la señal. La modulación de la voz es impresa sobre la onda portadora en cierta manera similar a la que nuestras emisoras de radio imprimen la señal de audio sobre la onda portadora de radiofrecuencia.
Cuando el cuerpo receptor está en resonancia con la onda portadora, se generará una pequeña pero adecuada señal audible (audioseñal), no solamente sobre el nervio auditivo sino también sobre otros nervios que se extienden a varias partes del cuerpo, pero terminan cerca o en el centro auditivo mismo del cerebro. El proceso puede ser descripto como “modulación electrónica del sistema auditivo”. El resultado final es que el individuo “oye” la palabra hablada en los receptores finales, de la misma manera como lo haría si las ondas sonoras originales llegaran a su oído. Desde que el cuerpo está en resonancia con la onda portadora, una parte de la onda será remitida por el cuerpo. Cuando se formula una réplica a la señal original, esa onda reemitida por el cuerpo será modulada en cierta medida por las corrientes nerviosas generadas en el cerebro del receptor. Por lo tanto, esta comunicación bidireccional es posible aunque la onda portadora es generada en uno solo de los extremos del sistema.

Nuestro sistema de radar puede ser usado como una analogía aproximada. También aquí una onda es emitida en cierta dirección por un rayo transmisor. Cualquier objeto con que tropiece la onda reflejará una porción de ella hacia el transmisor. Estas señales de retorno son captadas por la estación transmisora, amplificadas y desplegadas a través de un tubo de rayos catódicos, pudiéndose así determinar la forma, el tamaño y la naturaleza general del objeto.

Mientras el sistema empleado por Alan es considerablemente más preciso y algo más complejo que nuestros sistemas de radar, es un dispositivo que podría, con un poco de estudio, ser comprendido y probablemente duplicado por nuestra propia tecnología.
Hay sin embargo dudas considerables de que tal sistema fuera deseable. Y es improbable que contribuyera a nuestro bienestar durante nuestro presente estado limitado de desarrollo. A medida que sepamos más, comprenderemos más. Por consiguiente nuestra sabiduría y nuestro sentido común aumentarán.


RESPUESTAS LÓGICAS A MUCHAS PREGUNTAS SOBRE OVNI

Cuando viajé a través de los Estados Unidos y Europa dando conferencias sobre Objetos Voladores No Identificados, pedía a la audiencia que formulara las preguntas que quisiera. Como regla general, todas las preguntas caían dentro de una lista común, y éste es un intento de contestar brevemente las preguntas que fueron formuladas con más frecuencia.
Casi todo lo que he visto escrito sobre Objetos Voladores No Identificados ha sido enunciado por uno o dos grupos distintos de individuos.
Un grupo está representado por creyentes entusiastas inclinados a aceptar virtualmente al pie de la letra cualquier dato comunicado. El grupo opuesto está principalmente compuesto por escépticos que miran con aire superior y autoritario.
Cada escritor escribe su artículo desde su punto de vista y principalmente con el propósito de justificar su propia posición. Siempre hay en estos trabajos una gran parcialidad.
Si fuera posible conseguir que la gente considerara el tema en forma fría e imparcial, la aplicación de la lógica desapasionada a las muchas preguntas que surgen podría suministrar información de considerable valor y, por consiguiente, reducir el grado de confusión pública provocado por el continuo y a menudo mordaz debate entre los dos extremos.

Las posiciones de los dos grupos opuestos son esencialmente éstas:
El primer grupo cree e intenta demostrar que hay amplia evidencia para justificar la aceptación pública del postulado de que la Tierra está siendo observada o visitada, de tiempo en tiempo, por seres inteligentes que no son nativos de este planeta. Si esta suposición es verdad, obviamente el progreso científico de tal raza estaría en un nivel considerablemente más avanzado que el nuestro. Su cultura podría por consiguiente hacer valiosas contribuciones a la nuestra, y nosotros deberíamos hacer todos los esfuerzos posibles para establecer contacto permanente con tales seres, para nuestro propio bienestar y desarrollo si no por otros motivos.
Los miembros del segundo grupo habitualmente insisten en que todo esto no tiene sentido. Ellos afirman que no existe evidencia segura que pruebe que seres inteligentes procedentes de algún lugar del espacio hayan alguna vez visitado la Tierra. Aun en el caso de que tales seres existan, están seguros de que se encuentran demasiado lejos de la Tierra para tener cualquier interés, ya sea en observarnos o en visitar este planeta.
Este grupo también afirma y trata de probar que todo relato de observación de OVNI puede, con adecuado manipuleo, correcciones y juiciosas escisiones de los datos aportados, ser adecuadamente explicado en términos de fenómenos terrestres Sin embargo, en toda controversia donde contienden puntos de vista diametralmente opuestos, la verdad será hallada, habitualmente a medio camino entre los dos extremos.


No es el propósito de este capítulo argüir en pro de uno u otro lado de la controversia, sino examinar tan imparcialmente como sea posible algunas de las muchas preguntas que se presentan.
Siempre que un objeto desconocido OVNI es avistado en nuestro cielo, y su naturaleza y funcionamiento no puede ser correlacionado inmediatamente con un objeto terrestre conocido, alguien expresará la posibilidad de que podría tratarse de una nave espacial trayendo visitantes de algún otro planeta.
Tal sugerencia no encuentra la aprobación de ciertos individuos que, de una manera egocéntrica, creen que el hombre es lo más importante y nadie puede igualarlo o sobrepasarlo. Ellos tratan, por consiguiente, de negar o refutar cualquier posibilidad de este tipo.
La mayoría de nosotros ha nacido y ha sido educado en la creencia, muy satisfactoria para el propio ego, de que el hombre de la Tierra es la suprema creación del Universo, así como la razón principal para su creación. Por consiguiente, la existencia de cualquier inteligencia superior invalidaría esta creencia y nos colocaría por lo menos un escalón por debajo de ellos. Este es un lugar donde el ego de muchas personas no permitirá jamás ser colocado, por más cierta que sea la evidencia.

Hay otros individuos, sin embargo, que son capaces de aceptar la posibilidad de tales formas de vida superiores pero se consuelan a sí mismos con la convicción de que ellas deben estar necesariamente tan lejos que nunca habrá posibilidades de encontrarnos con ellos.
Un considerable porcentaje de modernos científicos cae en esta última categoría. La mayoría de nuestros actuales astrónomos acepta esta abrumadora probabilidad estadística de vida inteligente extraterrestre.
Pueden aceptar esta probabilidad con perfecta tranquilidad mientras esa vida se quede en su propio lugar de origen o por lo menos a unos pocos años-luz de nosotros.
Pero, si surge cualquier evidencia que parezca indicar que algunas de estas inteligencias de otro planeta puedan estar observándonos desde nuestra propia estratosfera, la situación cambia inmediatamente, y la evidencia debe ser explicada de cualquier manera prescindiendo de la lógica y la razón.
Por eso es que hay una gran dosis de verdad en un dicho que afirma: “El YO del hombre es la mayor barrera a la comprensión humana”.

Desde que nuestros astronautas han empezado a penetrar los confines del espacio, gradualmente se ha producido un cambio en la manera de pensar de mucha gente. Se ha vuelto obvio que las generaciones venideras saldrán al espacio expandiendo constantemente el área de exploración y descubrimientos.
Si el hombre de la Tierra puede hacer esto, luego es posible que otros seres de otros planetas puedan ya estar haciendo lo mismo. Consecuentemente, un siempre creciente grupo de gente es capaz de aceptar la posibilidad estadística de que el hombre de la Tierra no es el único en el Universo, y que nosotros podemos no ser el exponente supremo de la vida inteligente.
Cuando aparecen objetos en el cielo que son difíciles de explicar en términos terrestres, esta gente empieza a hacerse preguntas, a sí mismos y a otros que puedan tener interés en el tema. Ellos no ignoran los relatos considerándolos ridículos, ni se esfuerzan desesperadamente en crear explicaciones terrestres.


Las preguntas, casi invariablemente, son del mismo tipo y son hechas de la misma manera por todos. Muchas de las preguntas no pueden ser contestadas de una manera directa o simple, porque la pregunta en sí misma es una pobre simplificación del problema que la origina.
Por ejemplo, la primera pregunta es habitualmente expresada de la siguiente manera: “Si algunos de estos Objetos No Identificados son realmente máquinas, creadas y dirigidas por seres inteligentes extraterrestres, ¿de dónde vienen?”
Por la forma en que está expresada la pregunta, es obvio que el que inquiere piensa en términos de una sola posible procedencia; mientras que el consenso general de la opinión científica actual es que hay unos cuantos miles, si no decenas de miles de planetas, sólo en nuestra galaxia, que pueden albergar vida inteligente, de los cuales muchos pueden haber alcanzado niveles científicos mucho más allá de nuestra actual capacidad de comprensión.

Hay muchas evidencias de la casi universal aceptación de este postulado por los hombres de ciencia. Uno de los informes más explícitos fue publicado por Associated Press el 13 de setiembre de 1964. Procedía de Pasadena, California, y decía que “un científico que ocupaba un alto cargo había dicho: los miles de planetas de nuestra propia galaxia, la Vía Láctea, podían ser habitados por criaturas inteligentes como el hombre”.

Harrison Brown, del Instituto de Tecnología Geoquímica de California, después de un estudio financiado por la Aeronáutica Nacional y Administración Espacial dijo que: “Las condiciones favorables para la vida podían ser mucho más abundantes de lo que generalmente se creía posible”. Considerando que puede haber cientos de millones de planetas en la Vía Láctea, y que muchos de ellos son bañados por la luz de sus soles que les dan vida, Brown dijo:  Se puede concluir que el hombre no está solo en la galaxia.

La búsqueda de evidencias de tales formas de vida inteligente puede ser verdaderamente provechosa y excitante. Nótese que la información anterior no representa la opinión de un solo científico. Es el resultado de un estudio más bien amplio de la pregunta, y un examen panorámico de la opinión de los científicos de todo el mundo. Vemos que nuestra renuencia y mala voluntad en aceptar la posibilidad de una fuente única de vida extraterrestre debe extenderse y abarcar la galaxia entera, que puede rebosar de vida inteligente en todas direcciones.
Es evidente que la pregunta “¿De dónde vienen?” sólo puede ser contestada si se han obtenido informaciones específicas de los viajeros mismos.
La segunda pregunta es múltiple y se relaciona con la logística del viaje espacial. “¿Cómo pueden cruzar distancias casi inconcebibles entre estrellas, cuando tales viajes requerirían años, aun a la velocidad de la luz? ¿Qué comerían? ¿Cómo podrían respirar durante esos largos períodos en el espacio? ¿Cómo pueden sobrevivir a las aceleraciones extremas de sus naves?”
Estas y docenas de preguntas similares, todas relacionadas con el hecho de que los viajeros del espacio, si existen, ciertamente deben haber adquirido muchas habilidades que no comprendemos y somos, por el momento, incapaces de reproducir.

La respuesta a estas preguntas es, simplemente, que la posesión de habilidades extraordinarias sería normal y predecible en cualquier cultura extraterrestre que ha progresado más allá de nuestra etapa de desarrollo, justo como nuestras habilidades científicas aumentan y se extienden con cada año que pasa.

Es generalmente aceptado como un hecho astronómico que nuestro Sol es una estrella relativamente nueva en nuestra galaxia, y sus planetas, incluyendo nuestra pequeña Tierra, son cuerpos celestes comparativamente jóvenes.
Parecería, por consiguiente, haber una certeza estadística, de que muchos, si no todos los planetas habitados de nuestra galaxia, contienen formas de vida inteligentes que han tenido períodos de evolución más largos que nosotros, así que podría esperarse que posean poderes y conocimientos que nosotros todavía no hemos logrado y ni aún siquiera imaginado.

La tercera serie de preguntas se refiere a las acciones que podríamos esperar de los nuevos visitantes del espacio. Las preguntas habitualmente empiezan como sigue: “Si cualquiera de estos objetos observados son realmente naves espaciales, creadas y guiadas por seres extraterrestres, ¿por qué no manifiestan su presencia de alguna manera indudable? Por ejemplo, ¿por qué no aterrizan en los jardines de la Casa Blanca, no salen de su nave y dicen “Aquí estamos, afortunados habitantes de la Tierra. Hemos venido a hacernos cargo de su atrasado planeta y a desenredar el tremendo lío que ustedes han hecho de las cosas”?.

Otra gente dice: “¿Por qué no aterrizan en el Pentágono y tratan de establecer acuerdos comerciales para que pueda realizarse intercambio entre las dos razas?”.

Otros todavía hacen notar que si los visitantes han adquirido conocimientos científicos mayores que los nuestros, con toda probabilidad también poseerán armas superiores a las cuales no podríamos resistir. Ellos no tendrían ninguna necesidad de comerciar desde que, fácilmente, podrían tomar lo que quisieran o necesitaran.

En vez de intentar contestar a cada una de estas preguntas por separado, podemos crear una simple analogía para ilustrar la posición en la cual se encontrarían los visitantes. La analogía es fácil de entender. Y capacitaría a cada lector para contestar las anteriores preguntas sin otra explicación, especialmente si podemos asumir que tales visitantes del espacio han desarrollado un mayor grado de conocimiento técnico que nosotros.

Desierto australiano
Empezaremos por recalcar el hecho de que, en nuestro planeta, por lo menos en dos áreas, una en Sudamérica y otra en Australia Central, todavía hay razas de seres que no han logrado llegar al arco y la flecha. Estas tribus viven de una manera que recuerda la Edad de Piedra y, desde el punto de vista del desarrollo científico, están muchos miles de años detrás nuestro, a pesar de que viven en zonas que están a pocas horas por aire de nuestros centros civilizados.
Nosotros conocemos algo respecto de estas tribus porque unos pocos de nuestros exploradores y misioneros han penetrado brevemente en sus dominios y los relatos que ellos han escrito están al alcance de cualquiera interesado en la cuestión.

Las culturas más primitivas, por otra parte, no tienen lenguaje escrito, ni medios de comunicación masiva, ni manera de perpetuar la información. Consecuentemente, ellos no conocen nada con respecto a los que vivimos en áreas más progresistas, y serían incapaces de  entender cómo vivimos nosotros y lo que sabemos, aun si les fuera dicho. Sin embargo, nosotros tenemos aviones a propulsión a chorro que vuelan en zonas donde esa gente vive, y ocasionalmente ellos pueden verlos.

Permítanme que describa una aldea establecida en la jungla, que por un lado linda con una planicie ondulada. Imaginen que uno de los cazadores de la tribu ha herido a un antílope y ha perseguido a su presa herida por varias millas sobre la planicie ondulada. Mientras está allí solo, un gran avión a chorro pasa con estrépito sobre su cabeza volando bastante bajo. Después de unos pocos minutos, se precipitará excitado hacia la aldea con la increíble historia de su experiencia.
“Amigos”, quizás él podría decir: “Cuando hoy estaba en la planicie un pájaro gigante pasó sobre mi cabeza. Jamás he visto algo como eso. Tenía una envergadura de varios cientos de pies. Sus alas y todo su enorme cuerpo brillaba a la luz del sol como si estuviera hecho de plata. Al pasar sobre mi cabeza hizo un estrépito retumbante que parecía sacudir la tierra, y de su cola salía una columna de humo negro.”
En este punto de la historia, sus amigos sacudirían la cabeza y su mejor amigo le diría con voz suave: Cálmate, ¿por qué no vuelves a tu choza y duermes un poco? Nosotros sabemos que los jugos fermentados llegan más temprano o más tarde; pero tú insultas nuestra inteligencia. Nosotros conocemos todos los pájaros de esta zona, los hemos observado y perseguido por muchos años.


El pájaro más grande es el cóndor. Su envergadura es de ocho a nueve pies. Pero ningún pájaro mide cien pies. Y sabemos que tales pájaros tienen muchos colores, pero ninguno es de color plateado. Los pájaros emiten distintos sonidos, pero ningún pájaro ha rugido ni sacudido la tierra. Ni siquiera el león puede hacerlo. Todas las cosas que dijiste son contrarias a lo que nosotros sabemos que es verdad; sin embargo haces la historia más ridícula aún diciendo que salía humo de la cola del pájaro. ¡Qué tontería! Vuelve a tu choza hasta que hayas recuperado un poco de cordura, y después hablaremos de otras cosas. El resultado sería que no se hubiera tomado en consideración el relato del cazador. Hubiese sido descartado como alucinación o fantasía.

Supongan sin embargo que unos días más tarde, otro cazador llegara sin aliento a la aldea y dijera: “Yo también vi uno de esos enormes pájaros”. Si esto ocurriera bastante a menudo, eventualmente se aceptaría que habría alguna cosa extraña volando sobre ellos, y al principio se harían especulaciones públicas sobre lo que podría ser.

A este punto, uno de los nativos más inteligentes podría aventurarse a sugerir que en vez de ser un pájaro podría ser una máquina. Esto sería una idea difícil de expresar. Las tribus primitivas no tienen palabras en su lenguaje para expresar “máquina”, porque no tienen máquinas. Sin embargo el pensador podría ser capaz de expresar la idea de que en algún lugar del mundo puede haber una raza de seres humanos que se han desarrollado tanto que pueden construir cosas en las cuales ellos pueden volar.

Sería una idea tremenda y difícil de aferrar para un nativo medio. Sus amigos se rascarían la cabeza y dirían: “Yo no sé, es una idea bastante descabellada. Ustedes están hablando de gente que hace cosas que son imposibles. Aunque lo que ustedes dicen fuera verdad, no sería una explicación lógica para las cosas que ustedes dicen haber visto en el cielo”.
Es obvio que si esas cosas fueran máquinas y hubiera gente dentro de ellas, mirarían hacia abajo y verían la aldea. Ellos querrían descender con su máquina en medio de la aldea, saltarían de ella diciendo: “Llévenme hasta su jefe. Deseamos establecer relaciones comerciales y queremos tener intercambio con su pueblo. Deseamos conseguir algunos de esos huesos preciosos que su gente usa en la nariz, algunos de esos anillos de cobre que se colocan alrededor del cuello y algunos de esos sabrosos gusanos que tienen por almuerzo”. Ninguno de esos grandes pájaros jamás ha aterrizado en la aldea; así que es ilógico suponer que haya seres inteligentes dentro de ellas.

Otro de los pensadores de la tribu podría interrumpir para puntualizar que cualquier raza que pueda construir máquinas en las cuales se pueda volar, ciertamente debe poseer armas mucho más complicadas y mortíferas que la lanza y los cuchillos de piedra de la aldea de cazadores.
“¿Por qué comerciarían ellos con nosotros?”, preguntarían. “Ellos simplemente podrían aterrizar, conquistarnos, hacernos sus esclavos y luego tomar lo que quisieran. Pero ellos no lo han hecho, así que tiene razón: es ilógico suponer que pueda haber seres inteligentes dentro de esos grandes pájaros.”

Aborígenes australianos
La lógica de los pobladores es perfectamente correcta dentro de nuestro propio punto de vista. Ellos simplemente suponen que nosotros haríamos exactamente las mismas cosas que ellos harían si estuvieran en el aeroplano. El único error de su lógica radica en no darse cuenta de que nosotros no usamos más huesos en la nariz, y que cuando deseamos comer no elegimos gusanos sino que vamos al supermercado más próximo y seleccionamos una amplia variedad de alimentos completamente desconocidos para ellos.
Con respecto a las armas superiores, las tenemos por supuesto, y podríamos si quisiéramos conquistar la tribu primitiva. Sin embargo no hay razón terrestre para hacerlo desde que no necesitamos y no podríamos usar ninguna de sus posesiones o productos. Ellos no podrían contribuir de ninguna manera a mejorar nuestro bienestar y se transformarían en una nación más a la que deberíamos enviar todos los meses “ayuda exterior”.

La aldea aborigen no corre el menor riesgo de ser invadida por nosotros, ni es probable que se vuelva un centro de comercio. Si algunos de los miembros de nuestra cultura visitaran la aldea, probablemente deberían ir como misioneros al servicio de la humanidad, y ellos ofrecerían trozos de nuestros conocimientos en la medida que pudiera ser útil a los pobladores y que pudiese ser aceptada por ellos.
Si los misioneros desearan evitar ser cocinados en la olla de la aldea, o ser ofrecidos a los dioses de la tribu, deberían proceder lenta y cuidadosamente.

Si una cultura avanzada de otro planeta decidiera enviar misioneros a nuestro planeta Tierra, ellos deberían ser bien asesorados para proceder de la misma manera. En verdad, una cuidadosa lectura de las páginas frontales de nuestros diarios metropolitanos sería suficiente para hacerlos renunciar a su proyecto por demasiado difícil de llevar a cabo, y ellos partirían inmediatamente de regreso a sus hogares.

El intento de aplicar generalidades a los relatos de OVNIs sólo produce un aumento de confusión, pues cada caso es un hecho separado y distinto que debe ser juzgado estrictamente por propios méritos. Ningún estudio del fenómeno OVNI tendrá algún valor o significación a menos que el estudiante deje su ego y sus emociones en el guardarropa antes de entrar al aula de estudio, y aún luego, la única conclusión firme a la que el estudiante pueda posiblemente llegar es que ninguna deducción es válida con certeza, en un área donde las posibilidades son tan infinitas como el Universo mismo.



LO QUE DICEN OTROS

El doctor J. Allen Hynek, astrónomo en Northwester University, ha investigado los OVNI para la Fuerza Aérea de los Estados Unidos por 18 años. El doctor Hynek dice: “Ha habido mucha gente sincera e inteligente que me ha dicho casi apologéticamente haber visto cosas que no podían explicar. Creo que es tiempo que nos preguntemos cuáles son los 25 mejores y más auténticos casos de OVNIS. Luego pedir al gobierno que designe un panel de astrónomos, físicos, psicólogos y expertos para evaluarlos. Después de todo, esta manía ha ido en aumento por casi 20 años. Su persistencia misma merece una evaluación científica. El público se sentiría mejor si viera aplicar cuidadosamente un método científico. El ridículo no es ciertamente científico”.

Doctor Hynek
El brigadier general John A. Mc David, USAF, director de Comunicaciones Electrónicas para el Joint Chiefs of Staff, dijo en una charla aprobada por la Fuerza Aérea dada en la Milliken University, Decatur, Illinois, Estados Unidos de Norteamérica: “Debemos estar preparados para el futuro. Nuestra relación con otros seres en el universo es parte de ese futuro, pues el doctor Arthur C. Clarke, científico de la British Interplanetary y autor, cree que hay pocas dudas de que entraremos en contacto en el espacio con razas más inteligentes que nosotros mismos. “Antes de mucho, la gente estará obligada a darse cuenta y aceptar como un hecho que esta Tierra es sólo un grano de arena infinitesimal en un Universo infinito, y nuestra vida humana en la Tierra es solamente una de muchas formas de vida con las que tiene que ver Dios, y que hay otras que son, en muchas maneras, superiores a nosotros”.
“Y, si esto es verdad, nuestro encuentro con otros tipos de existencia en otros lugares del Universo, bastante probablemente, aumentará el elemento potencial de conflicto en vez de disminuirlo. Esto impone una carga aún mayor a los conductores de nuestras presentes y futuras generaciones.”

Al reverendo F. Vera Hodge, vicario de la Iglesia de Inglaterra, le fue concedida la cruz militar en 1943. En un llamado a sus 5000 feligreses dijo: Yo creo en “estos platos voladores”. Aunque nunca he visto uno yo mismo, pienso que es bueno oír hablar de ellos y acostumbrarnos a la idea de visitantes espaciales.
Así cuando ellos aterricen en calidad, lo cual creo bastante probable, nosotros podremos aceptarlos como amistosos visitantes, y no agarrar un arma y empezar una guerra terrible con gente que, probablemente, son más amantes de la paz que nosotros.
Pienso que los propietarios de estas máquinas volantes, probablemente de Venus o Marte, están preocupados porque estamos expuestos a estallar en pedazos y, al mismo tiempo, podemos dañar de alguna manera a otros mundos.
La señora Hodge dijo: “Estoy de acuerdo con mi marido en que la gente debería estar preparada para esperar un aterrizaje de seres procedentes de otros planetas. Si un marciano aterrizara en mi jardín esta noche, haría lo que hago siempre con mis visitantes: invitarlo a  tomar una taza de té”.

El reverendo Yasuo Sakurai, presidente de Oomato (Universal Love and Brotherhod  Association), dio una conferencia en Tokio en agosto de 1962 en la cual dijo: “La entera creación es un enorme cuerpo viviente basado en el impulso creador cósmico”. Más aún, su actividad obedece a una ley establecida, y una existencia sin ley no es posible.
En vista que en ese gran Universo no son permitidas las actividades y la existencia sin ley, la sociedad humana deberá adaptarse a las concepciones de los principios guías de la Federación Mundial.
La vida humana ha sido dada por Dios, que es el Creador del Universo. Esta vida otorga igual dignidad. Dañarla o destruirla es la mayor felonía. Cuando reflexionamos en la historia pasada de la sociedad humana, en relación con este principio básico debemos admitir el hecho de que han sido cometidas una gran cantidad de equivocaciones.
Más aún, el hombre no puede vivir solo. Mientras que la vida de otros depende de él, su existencia sólo es posible con la ayuda de otros poderes. Deberá, pues, ser creada una estructura social basada en la correspondencia recíproca de todos sus miembros.
Aquí descansa la moral social, y debe estipularse una regulación por “ley” del principio de vivir y dejar vivir. Pero la moral y “la ley” no deben ser tales para deformar o suprimir la vida.
Es amor y sabiduría que yace en las raíces de la actividad humana. El crecimiento y la conservación de la vida, y el desarrollo del poder vital progresa por ellos. El amor y la sabiduría no deben volverse egoístas, sino ser amor universal y altruista.

En la comunidad humana la paz social no puede lograrse sin la prioridad del amor universal. Por consiguiente, la sociedad humana debe adoptar “leyes naturales” basadas en los principios cósmicos -como fundamentos de la ley- y en el amor universal -alcanzado por amor y sabiduría-. De esta manera, el amor universal y la confraternidad pueden ser moralmente observadas como un criterio común. Esta actitud creará luego “la justicia” en la sociedad humana.
El doctor Holloway, en la página 34 de su libro ESP and Your Super- Conscious, escribe: “Mi percepción extrasensorial me indica que la historia de los “platos voladores” no está terminada. En realidad el estudio de los OVNI apenas ha empezado, ganará un impulso tremendo a medida que avance el siglo XX y llegará hacia su momento más culminante”.
Si usted se despierta cierta mañana, mira por la ventana y ve el cielo lleno de OVNIS, no les tema. En cambio deberá preguntarse qué manifestaciones ocurrirán en las cancillerías de la especie humana. Ellos pueden transformarse en la mayor esperanza de la humanidad. Y las Fuerzas de la luz de Cristo los usarán de manera más allá de nuestra presente capacidad de comprensión, para salvaguardar lo que tiene valor de nuestra espiritualmente débil civilización actual.”

Hay numerosos pasajes de la Biblia que aluden directa o indirectamente a visitantes del espacio, especialmente cuando se considera que los escritores de esa época describían lo que veían con el lenguaje de su propia era, y que las nubes, carros ardientes, y las columnas de fuego, bien podrían haber sido en aquellos días lo que nosotros en la actualidad referimos como platos voladores, Objetos Voladores No Identificados y naves extraterrestres. Más abajo se citan algunos pasajes de la Biblia que muchos estudiosos miran como pruebas de que los Objetos Voladores No Identificados existieron hace varios cientos de años en los días bíblicos y son similares a los muchos observados tan a menudo hoy en día.
Ezequiel 1:4-5; Ezequiel 1:28 y 2:1; Zacarías 5:1-2, Zacarías 1:9 y 10; San

Mateo 2:9; 2º Reyes 2:11; Hechos de los Apóstoles 1:9-10-11.


Fabio Zerpa, el genial investigador argentino







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