A-Lan, el
extraterrestre: La nave espacial en la cual vivimos, trabajamos y aprendemos es
bastante grande, comparada con sus grandes transatlánticos.
El siguiente testimonio corresponde al contactado Daniel
Walter Fry que sin duda es uno de los más relevantes en cuanto a información recibida. Como todo el mundo
sabe, en aquel año de 1950, Daniel W. Fry trabajaba como ingeniero experto en
cohetería en el White Sands Proving Ground (Campo de Pruebas Arenas Blancas), instalaciones que en la
actualidad se corresponden con White Sands
Missile Range ( WSMR ), (la instalación militar más grande que posee Estados Unidos en la actualidad), situada entre Las Cruces y Alamogordo, Nuevo México. Como ya
explicó este contactado en su libro White Sands Incident (todos sus
libros se encuentran en la página web http://danielfry.com/ ) las casualidades del destino llevaron a Daniel W. Friy a que precisamente aquel día diese un paseo por el desierto, en una de esas silenciosas y
estrelladas noches. Según narró posteriormente, una nave teledirigida vino a posarse justo a
unos pocos metros de donde él se encontraba y rápidamente se percató, como experto en cohetes, que aquel aparato no había sido fabricado por nadie de este
planeta.
Tras el susto inicial, su curiosidad científica le llevó a tocar la nave, pero entonces una voz le aconsejo que no lo hiciese ya que podría ocasionarle graves daños en su salud. Y básicamente este es el inicio de un extraordinario contacto con seres extraterrestres que posteriormente, Daniel W. Fry, repetiría en varias ocasiones. El alcance de toda la información que los seres de las estrellas le entregaron sobrepasa con mucho la conferida a otros muchos contactados, tal como fue el caso de George Adamski y que solo unos pocos como Sixto Paz Wells hubieran recibido en amplitud; si bien deberíamos puntualizar que a dicho contactado peruano la información recibida fuese principalmente del orden social y espiritual.
Tras el susto inicial, su curiosidad científica le llevó a tocar la nave, pero entonces una voz le aconsejo que no lo hiciese ya que podría ocasionarle graves daños en su salud. Y básicamente este es el inicio de un extraordinario contacto con seres extraterrestres que posteriormente, Daniel W. Fry, repetiría en varias ocasiones. El alcance de toda la información que los seres de las estrellas le entregaron sobrepasa con mucho la conferida a otros muchos contactados, tal como fue el caso de George Adamski y que solo unos pocos como Sixto Paz Wells hubieran recibido en amplitud; si bien deberíamos puntualizar que a dicho contactado peruano la información recibida fuese principalmente del orden social y espiritual.
White Sands Proving Ground |
En el primer momento del contacto establecido con Daniel W. Fry,
el extraterrestre A-Lan comunicó desde
una nave nodriza situada a 900 millas (1.444 km) de la superficie terrestre,
explicándole que en la actualidad su
civilización vivía permanentemente en naves de ese tipo, se entiende que de un modo
“errante” a como los seres humanos
llamarían a “vivir de un sitio a otro en
el espacio” (Haciendo una pequeña abstracción en relación con las
dimensiones de este tipo de naves nodriza, su tamaño excederá posiblemente lo
inimaginable; sirva como ejemplo aquellas otras naves de forma esférica detectadas en órbita terrestre por
dos astrónomos de Monte Palomar, allá por el año 1.955, cuyo diámetro
sobrepasaba los 10 kilómetros.). A-Lan explicó a su vez determinadas cuestiones
científicas y técnicas, tales como la antigravedad, relatividad
ó bien la comunicación telepática. También lo hizo en relación a ciertos aspectos sociológicos; motivos por
los cuales los seres humanos han equivocado el camino respecto a su propia
evolución, centrándose únicamente en el desarrollo tecnológico y olvidándose de avanzar previamente en cuestiones sociales y espirituales;
circunstancias similares que tiempo atrás llevaron a los ancestros de A-Lan a su propia autodestrucción y la consecuente desaparición de la faz de la
Tierra.
A-Lan razonó el motivo por el cual su civilización (y otras razas extraterrestres diferentes) no habrían establecido hasta ahora un “contacto oficial” con los seres de este planeta, circunstancia consecuente dada porque los dirigentes mundiales no muestran una colaboración adecuada, cuando se trata de seguir ciertos patrones de conducta marcados por la lógica universal de aquellas civilizaciones extraterrestres miles de años mas avanzadas; acciones lógicas como son la eliminación de guerras y la búsqueda de una humanidad sin desigualdades. Dicho de otra manera, que los seres humanos deberían evolucionar y presentarse frente a estas civilizaciones extraterrestres ó ante determinadas agrupaciones planetarias tales como la Confederación de Mundos, siendo un único planeta sin divisiones, ni fragmentado por competiciones territoriales inútiles a largo plazo. A-Lan le explicó que hasta el momento, las autoridades mundiales solo ambicionaban, en caso de contacto oficial con estas civilizaciones extraterrestres, cierta transferencia de su tecnología prodigiosa con el fin ultimo de perpetuarse en el poder y que ello lógicamente, contravenía el fin último de la mecánica social y espiritual universal: “ayudar a la verdadera y sincera evolución de los seres humanos”.
Y para terminar esta pequeña introducción, añadir que A-Lan aclaró
el concepto que los seres humanos tenemos respecto a la frase bíblica de “amaras a tu prójimo como a ti mismo”
cuando le dijo a Daniel W. Fry que lo verdadero es la “comprensión de tus semejantes”,
ponerse en lugar del otro “entendiendo”
sus problemas y aspiraciones. Sí una sociedad alcanza ese nivel de
entendimiento, los problemas se acabaran, nadie tendrá miedo del otro, no habrá
guerras ni desigualdades.
A continuación, un pequeño fragmento de “Ellos, los seres
extraterrestres” de Fabio Zerpa
El incidente del doctor Fry INCIDENTE DEL
DOCTOR
INTRODUCCIÓN
ESTA es la historia verdadera de un hecho único. Algunos creerán en
ella exactamente como está escrita. Deseo expresarles mi gratitud por ello.
Otros sonreirán y dirán: “suena interesante pero yo no lo creo”. Sin
embargo, créase o no, en la tarde del 4 de julio de 1950 tuve la experiencia de
ver, tocar y volar en una cápsula espacial de control remoto, no pisoteada, que
aterrizó cerca del Campo de Pruebas de White Sands en las afueras de la ciudad
de Las Cruces en Nuevo México. Pronto me di cuenta de que este asombroso
vehículo había sido, obviamente, creado por una tecnología considerablemente
más avanzada que ninguna otra conocida sobre la Tierra.
En esa época no se hizo reportaje público del hecho, en parte
porque el United States Missile Proving
Ground donde yo trabajaba estaba operando en el mayor secreto. Además la naturaleza
del acontecimiento era, a la mayoría, tan increíble, que parecía improbable que
fuese considerado más que producto de la fantasía.
Las Cruces, Nuevo Mexico |
En 1954 sin embargo, fui persuadido de hacer un reportaje público
de este hecho. Por la gran significación social y tecnológica que tiene la
llegada de estos artefactos extraterrestres, se me indujo a creer que el público
tenía derecho a conocer lo que había ocurrido. Y estaba convencido que debería
tener acceso a los datos técnicos y científicos ofrecidos por el “piloto” de la
cápsula espacial.
Desgraciadamente,
factores involucrados en las reglas de seguridad militar prohibieron la publicación
de una gran cantidad de los datos específicos que yo recibí. Muchos años han
transcurrido y los factores que impedían la publicación completa del hecho en
aquel momento han desaparecido, y toda la historia puede ser narrada en mayor
detalle.
Los años transcurridos han significado un tremendo adelanto en
nuestra propia tecnología espacial, y la exactitud de muchas de las
afirmaciones de mi reportaje original han sido demostradas en la actualidad.
Puesto que la información contenida en este libro* es auténtica,
muchos lectores la aceptarán por lo que es, un relato de hechos que realmente ocurrieron.
Otros lectores, sin embargo, pueden no aceptar este relato como un hecho, pero
encontrarán en sus páginas muchas cosas de interés. Y eventualmente, mucha de
la información probará ser de gran valor a nuestros científicos y a las
naciones del mundo.
Mientras tanto, se me ha pedido ir de costa a costa, aparecer en
radio y televisión y dar conferencias sobre el tema UFO, y me gustaría
invitarlos a escuchar cuando esté cerca de ustedes. Siempre se formulan
preguntas después de las conferencias y estoy seguro de que algunas de las
preguntas que usted tiene en mente serán realizadas y tendrán el placer de oír
su respuesta.
YO VI Y TOQUE UN PLATO VOLADOR
Esa noche, julio 4 de 1950, me uní al siempre creciente número de individuos
que, alrededor del mundo, son conocidos como "observadores de U.F.O.S.
No solamente he visto uno sino que lo he tocado, he entrado en él
y he hecho una especie de vuelo de prueba como pasajero. También me comuniqué,
en cierta extensión, con su operador.
Ahora que este extraño vehículo se ha ido, yo estoy de regreso en
mi cuarto en White Sands Proving Ground,
cerca de Las Cruces, en Nuevo México.
A muchos que lean este libro puede parecerles increíble que tal hecho haya realmente
ocurrido. Pero ocurrió.
No sería fácil de explicar. A menudo me he preguntado: “¿por qué,
con más de 2 billones de habitantes en este planeta, me eligió el
destino para hacerme beneficiario de este único e interesante hecho? (Un billón
equivale a un millón de millones en España e Inglaterra, y a mil millones en Estados
Unidos).
La improbabilidad matemática de este acontecimiento es tan grande,
que cuando tratara de convencer a alguien de que he viajado en un "Plato
Volador" y he conversado con un ser de algún lugar del espacio, podrían
sugerirme ser enviado al asilo más próximo.
Sin embargo es el acontecimiento más grande y más excitante de mi
vida y no puedo conservarlo exclusivamente para mí. Así que he decidido
escribir un relato detallado de este hecho, exactamente como ocurrió, mientras
todavía está claro y agudo en mi memoria.
Como era 4 de julio, había planeado ir a Las Cruces con otros
científicos e ingenieros del White Sands Proving Grounds, para
hacer una pequeña celebración y ver la exhibición de fuegos artificiales que
estaba planeada para esa tarde.
La mayoría del grupo Aerojet con el cual yo trabajaba había ido a Las Cruces
con el auto de la compañía durante la tarde. Como el auto estaba repleto,
decidí esperar y tomar el último ómnibus del día. Equivoqué la hora de partida,
perdí el último ómnibus, y me encontré varado en un campo casi desierto, sin
nada que hacer salvo el sentarme en mi habitación y leer.
Empecé con el libro de texto de James Cork sobre el tema
Transferencia del calor. El tema era bastante apropiado a las circunstancias,
porque aproximadamente a las ocho y media el ambiente estaba insoportablemente caluroso
y sofocante, y decidí hacer una caminata con la esperanza de que afuera
estuviera más fresco.
Aproximadamente a los dos tercios del camino al stand de pruebas,
una pequeña calle de tierra cruza la calle principal y conduce hasta la base de
las montañas de Organ. Cuando llegué a este punto, repentinamente decidí tomar por
la calle de tierra en vez de continuar hacia el stand de pruebas.
La calle era apenas más ancha que las huellas de un par de ruedas
en el desierto y serpenteaba entre las dunas. Eran menos de dos millas de
largo, pero era la única calle del área en la cual nunca había estado, y decidí
que siendo el ejercicio y el pasatiempo los únicos objetivos de la caminata,
este camino serviría como cualquier otro.
El sol se había puesto hacía cerca de una hora, pero en el aire
claro de esa elevada región desértico, siempre hay luz suficiente para una
confortable caminata en la noche, a menos que el cielo esté encapotado.
Mis ojos escudriñaban el cielo, y se detuvieron en un grupo de
estrellas especialmente brillantes sobre los picos de las montañas.
Repentinamente una de las estrellas desapareció. Esto llamó inmediatamente mi
atención, pues las estrellas no desaparecen, por lo menos en un cielo sin nubes.
Algo había eclipsado la estrella, pero yo no tenía idea de lo que podía ser. Un
aeroplano requeriría menos de un segundo en pasar por un punto dado, pero la
estrella no volvió a verse. Además en el silencio del desierto un aeroplano
podría oírse mucho antes de que pudiera verse, y no se escuchaba ningún sonido.
Los globos sonda no se sueltan de noche, y en cualquier caso un globo climático
se elevaría bastante rápidamente, por consiguiente sólo eclipsaría una estrella
por pocos segundos.
Luego, otra estrella, justo a la derecha de la primera,
desapareció, y pocos segundos más tarde, dos más situadas por debajo. Una
fuerte sensación punzante recorrió mi espina dorsal. Cualquier cosa que fuera
la estaba eclipsando la luz de las estrellas, estaba aumentando rápidamente su
diámetro aparente; y desde que el rumbo se mantenía constante, sólo podía
significar que el objeto estaba viniendo directamente hacia mí. Finalmente pude
ver de qué se trataba, y al mismo tiempo me di cuenta de por qué no había sido
capaz de verlo antes. Su color parecía casi idéntico al color del cielo de la
noche, así que aunque estaba bastante cerca,
era difícil divisar más que el contorno.
Como continuaba dirigiéndose hacia mí, sentí un fuerte impulso de echarme
a correr. Pero mi larga experiencia en explosiones y mi trabajo en cohetería me
habían enseñado que es una tontería correr cuando un objeto se está acercando,
hasta que uno no esté seguro de la trayectoria; porque no hay manera de juzgar
la trayectoria de un proyectil si uno está corriendo.
El objeto estaba ahora a menos de cien pies de distancia. Empezó a
moverse más lentamente, a no más de diez a quince millas por hora y pareció disminuir
la velocidad a un ritmo tal que pararía antes de alcanzar el suelo.
También pude ver que su forma era esferoide, achatada en los
polos, de aproximadamente 30 pies de diámetro en el ecuador o parte más ancha. Algo
tranquilizado por su movimiento más lento, permanecí donde estaba, observando
cómo se deslizaba, tan liviano como una semilla de cardo flotando en la brisa.
Se posó en tierra a unos setenta pies sin el menor golpe o sacudida.
Salvo el crujido de los matorrales debajo de él, no hizo ningún
sonido. Por casi un minuto permanecí sin movimiento. Una fantástica sensación
me sobrecogió, y permanecí mirando el objeto, desconcertado y hechizado como un
niño que estuviera observando una representación insólita en el circo.
Durante muchos años había estado empleado en el campo del diseño
de naves aéreas y espaciales, y había colaborado en el desarrollo de muchos proyectiles
guiados (dirigidos). A través de mi trabajo en White Sands Proving Grounds y
otros centros de desarrollo, me había familiarizado con la mayoría de los
adelantos recientes en aeronáutica. Pero aquel artefacto era tan adelantado con
respecto a cualquier cosa que yo hubiese jamás oído, que me sentí como aquel
granjero de la zona selvática que, cuando vio por primera vez una jirafa dijo:
"Yo la veo, pero no lo creo".
Mi primer pensamiento consciente fue: "Este aparato extraño podría ser alguna cosa diseñada secretamente
por la Unión Soviética". Nosotros sabíamos que Rusia clamaba estar a
la cabeza en el desarrollo de los grandes cohetes, pero esto obviamente no era
un cohete. Reflexioné un momento, y quedé convencido de que éste no podía ser
un dispositivo creado por la Unión Soviética o en cualquier otro lugar de la
Tierra.
La inteligencia y la tecnología que había diseñado y construido
esa nave había encontrado la respuesta a muchas preguntas que nuestros mejores
físicos no habían todavía aprendido a preguntar.
La maniobra de la nave fue silenciosa. Ninguna hélice azotó el
aire. No vi el destello ni oí el estruendo de gas incandescente lanzado desde
las toberas para producir empuje. La nave simplemente se deslizó silenciosamente
y se asentó suavemente sobre la tierra.
Antes de aterrizar había disminuido su velocidad a pocas millas
por hora, sin embargo no mostró signos de caída. Solamente un helicóptero o una
nave más liviana que el aire podría explicar este hecho. Pero en este vehículo
no había hélices. Y el hecho de que los matorrales fuesen aplastados debajo de
él cuando se asentó en la tierra, probaba concluyentemente que no era una nave más
liviana que el aire. Cualquier cosa que este vehículo pudiese ser, podía operar
eficientemente y sin esfuerzo, violando las leyes de gravedad.
Cuando todo esto atravesaba mi mente, me aproximé lentamente a la
nave. Mi instinto y mi razón me decían sin embargo, que debía poner la mayor distancia
posible entre mí y ese desconocido e impredecible artefacto.
Como la mayoría de los científicos ocupados en la investigación,
había sido dotado desde niño con una vehemente y activa curiosidad. Cuando el
objeto de esta curiosidad era de naturaleza científica, especialmente cuando
parecía tratarse de un adelanto importante de la tecnología, la curiosidad se transformaba
en una fuerza impulsara que barría con todas las razones.
Me aproximé a pocos pasos de la nave, y me detuve para mirar y
escuchar si algún signo de vida o sonido salía de su interior. Nada sucedió. Mientras
la nave estaba detenida silenciosa e inmóvil sobre la arena, di vueltas a su
alrededor y la examiné curiosamente. Era un esferoide considerablemente
aplanado en sus extremos superior e inferior. Su dimensión en sentido vertical
era de aproximadamente dieciséis pies, y su diámetro horizontal de unos treinta
pies en su parte más ancha, la cual estaba a unos siete pies del suelo.
Su curvatura era tal, que vista desde abajo y a unos 45 grados de
la vertical parecía tener la forma de platillo, aunque en realidad se parecía
más a un plato de sopa invertido sobre una fuente.
El color azul oscuro que había presentado al principio había
desaparecido. Una inspección más minuciosa demostró que la superficie metálica
estaba muy pulida y de un color plateado con un ligero violeta iridiscente.
Caminé alrededor de la nave sin ver ninguna señal de abertura o juntas. “Si hay
alguien adentro, pensé, debe entrar a través del extremo superior o inferior.”
¿Qué debería hacer?
¿Debería volver a la base e informar la llegada de la extraña nave?
Al principio eso me pareció la cosa más lógica, pero luego otro
pensamiento intervino: me tomaría unos tres cuartos de hora por lo menos
regresar a la base, encontrar a alguien autorizado y volver con otros
observadores.
¿Y si el aparato se iba mientras tanto? Sólo quedaría un parche de
pastos aplastados para corroborar mi historia. ¿Quién me creería? Y si alguien
me creyera, ¿estaría dispuesto a admitirlo?
Había leído que el ridículo había cubierto a aquellos que habían
afirmado haber visto objetos voladores no identificados en el aire. Mucho más
me hubiesen criticado a mí si afirmaba haber visto uno en tierra, y haber
estado tan cerca como para tocarlo. Sin embargo no tenía pruebas del hecho
salvo unos matorrales aplastados. Cuando me di cuenta de esto, aunque yo había estado
suficientemente cerca para tocar la nave por espacio de varios minutos, sin
embargo no lo había hecho. Quizás pudiese, por el tacto, aprender alguna cosa
respecto al material del que estaba construido. De todas maneras, podría apreciar
la temperatura.
Me acerqué y cuidadosamente toqué la superficie metálica. Era
apenas unos pocos grados más que la temperatura del aire e increíblemente
suave. Es difícil describir el grado de suavidad. Si pasara su dedo por encima
de una perla cubierta por una fina película de jabón, podría tener la sensación
en alguna manera similar a la que yo sentí cuando toqué el metal de la nave.
Froté la nave con la palma de mi mano y sentí un ligero pero
definido hormigueo en la punta de mis dedos y en el talón de mi mano. Luego
percibí una voz crispada en el aire, a mi lado:
- “¡Mejor no toque el casco,
compañero, todavía está caliente!”.
Yo no me había dado cuenta bajo qué enorme tensión estaba, hasta
que la voz rompió repentinamente el silencio. Di un salto hacia atrás, tropecé
con unas matas y caí en la arena cuan largo era. Percibí algo parecido a una
risa ahogada, y luego volví a oír la voz en un tono algo más amistoso.
Fobos |
- “Tómelo con calma,
compañero, está entre amigos.”
La humillación por mi poco graciosa postura, combinado con el
suave tono de la voz y sus frases familiares, sirvieron para barrer el miedo
que yo sentía y reemplazarlo por una ligera irritación. Me levanté, sacudí mis
ropas y me arranqué un abrojo que se había guarecido entre mis cabellos.
Miré de dónde podía proceder la voz, pero no vi ninguna persona ni
artefacto.
- “Podía haber bajado el
volumen”, rezongué.”No necesita reventarme
los oídos de esa manera. Usted me ha espantado para toda una semana”.
- “¿Reventarme los oídos?”
la voz hesitó. “Oh, ¿usted quiere significar que la amplitud de volumen de la
advertencia fue muy grande? Lo siento, pero usted estaba a punto de matarse y
no había tiempo que perder regulando los controles.”
-¿Quiere usted significar que el casco es altamente radiactivo?
-pregunté-.Si es así, yo estoy todavía demasiado cerca."
- "No, no es
radiactivo", fue la respuesta. "Usé el término ´caliente´ porque creo que es el que mejor puede
expresar la condición en su lenguaje. El casco tiene un campo a su alrededor
que rechaza toda materia. Sus físicos lo describirían como el ´anti´ aspecto de
la fuerza de atracción del átomo."
Cuando ciertos
elementos como el platino son adecuadamente preparados y expuestos hasta la
saturación, a una corriente de fotones de muy elevada energía, las partículas
de la fuerza de atracción se generarán por fuera del núcleo. Como las
partículas tienden a rechazarse unas a otras como hace toda la materia, ellas,
lo mismo que el electrón, tienden a migrar a la superficie del metal donde se
manifiestan como fuerza repelente.
Las partículas tienen
una vida media de varias semanas de vuestro tiempo, así que la radiación
cósmica normal recibida por la nave mientras está en el espacio, es suficiente
para mantener una carga efectiva. El campo es muy poderoso a distancias
moleculares pero disminuye en relación a la séptima potencia de la distancia,
así que la fuerza se vuelve insignificante a unos pocos micrones del casco.
“Quizás usted notó que
la superficie parecía suave y resbaladiza. Esto es porque en realidad su mano
no tocó el metal, sino que fue mantenida a corta distancia de la superficie por
el campo de repulsión. El uso de este
campo protege el casco de ser raspado o dañado durante el aterrizaje. También disminuye
tremendamente la fricción cuando se viaja a altas velocidades a través de la
atmósfera.”
- “Pero, ¿cómo podría
esto matarme?", pregunté. "Yo toqué
el casco y solamente sentí un ligero cosquilleo en mi mano. ¿Y qué quiso usted
significar con su observación sobre mi lenguaje? Si usted no es americano, pues
entonces yo nunca he escuchado a uno.”
A su primera pregunta,
replicó la voz, no lo hubiese matado inmediatamente. En realidad podría haber
tomado varios meses, pero hubiese sido tan cierto como si lo hubiese hecho en
forma instantánea.
La mejor manera que
puedo explicarlo es decir que la exposición de la piel humana a la fuerza del
campo que está alrededor de la nave produce lo que ustedes llaman “anticuerpos”
en la corriente sanguínea. Por alguna razón que todavía no nos es completamente
conocida, estos anticuerpos son absorbidos por el hígado, cuya función altera,
provocando el agrandamiento y la congestión del mismo.
Cuando la piel es
expuesta por un minuto o más, la muerte es prácticamente cierta. En su caso, yo
no creo que haya estado expuesto tiempo suficiente para un daño mayor, aunque
indudablemente usted sentirá algún efecto más tarde o más temprano, siempre que
sus funciones biológicas sean idénticas a las nuestras y nosotros tenemos
muchas razones para creer que esto es así.
A su segunda pregunta,
yo no soy un americano como usted, aunque mi actual misión requiere que yo me
transforme en uno. El hecho que usted me creyera uno de sus compatriotas es
testimonio de mi éxito en el esfuerzo que he gastado en estos dos últimos años
para aprender y practicar el uso de su lenguaje e idioma.
“La verdad es que
nunca he puesto un pie sobre su planeta. Requerirá cuatro años más para
adaptarme a la atmósfera y a la gravedad, e inmunizarme a sus agentes
biológicos (microorganismos)."
Estuve parado silenciosamente por lo que me pareció largo tiempo, tratando de asimilar el completo significado e implicaciones de sus palabras. Por fin dije lentamente:
- “Si no hubiese visto este
aparato con mis propios ojos venir y aterrizar, hubiese concluido que había
estado leyendo demasiadas novelas de ciencia ficción. Pero mi entrenamiento
científico y años de estudio sobre el espacio me han preparado para admitir la
posibilidad de casi cualquier cosa. Además, desde que el hecho de que yo esté
aquí y de que lo haya visto aterrizar es completamente accidental, es obvio que
mi credulidad o mi escepticismo no debe tener la menor importancia para usted”.
- “Por el contrario -replicó
la voz-. Es importante para nosotros que
usted tenga la oportunidad de conocer los hechos y que se forme su propia
opinión al respecto. "Uno de los principales propósitos de esta expedición
es determinar la adaptabilidad básica de aquellos que habitan la Tierra y
particularmente su habilidad para adaptar sus mentes serena y rápidamente a
concepciones que son completamente extrañas a sus costumbres y a su modo de
pensar”.
Las expediciones previas de nuestros antecesores en un período de
muchas centurias se encontraron con un fracaso casi total en este aspecto. Esta
vez hay la esperanza de que seremos capaces de encontrar mentes más entrenadas
y más receptivas para que nosotros podamos ayudarlos en el progreso de su raza.
En su propio caso, su conducta me ha gustado y ha sobrepasado nuestra mejor
expectación.
- Puedo ver, -dije-, que su raza, cualquiera que ella sea, y la
nuestra, tienen por lo menos una cosa en común: que el sarcasmo es la principal
forma de humor. Sin embargo usted no me puede molestar de esta manera. He sido satirizado
(tomado el pelo) por expertos.
Me doy cuenta de que
todo lo que hice desde el primer momento ha sido erróneo. En primer lugar, si
yo hubiese tenido sentido común, hubiese escapado cuando lo vi acercarse, en
vez de esperar y correr el riesgo de ser aplastado.
Cuando usted aterrizó,
en vez de irme o permanecer por lo menos a cierta distancia, me puse a husmear
alrededor de la nave. Luego cuando su voz de alarma llegó a través del parlante
o de lo que sea, en vez de aceptar la advertencia con calma y rápidamente,
salté como un conejo asustado y aterricé en la arena en una posición tan
indigna y ridícula como se pueda imaginar.
Por último y no lo
menos importante, usted aparentemente supone que yo creo las afirmaciones que
ha hecho. Como dije antes, yo estoy preparado para considerar la posibilidad de
que, sean verdad. También estoy preparado para considerar la posibilidad de que
no lo sean.
- Precisamente -replicó la voz-, permítame explicarle mi posición. No hubo la menor intención de
sarcasmo. Yo quise significar exactamente lo que dije. En primer lugar usted
manifestó que la curiosidad lo empujó a investigar la nave, sometiéndose a
riesgos desconocidos, en vez de buscar seguridad con la huida.
Esto representa la
lucha entre el deseo de conocimiento y el deseo de la propia seguridad. Creo
que es un viejo dicho entre ustedes que la propia conservación es la primera
ley de la naturaleza. Es estimulante notar que su deseo de conocimiento puede
ocasionalmente sobreponerse al instinto animal básico.
Cuando le di la voz de
alarma, su reacción no fue de miedo como usted parece pensar. La verdadera
reacción de miedo lo hubiera inmovilizado por lo menos por un momento. En
cambio usted reaccionó inmediatamente y de manera adecuada. El hecho es que, a
pesar de hallarse en circunstancias completamente únicas en su experiencia,
usted escuchó tranquilamente mi voz y replicó en forma lógica. Esta es la mejor
evidencia de que su mente es del tipo que nosotros esperamos encontrar.
Daniel Walter Fry |
¿Por qué a mí? ¿Porque
yo estaba accidentalmente aquí cuando usted aterrizó? Podría ponerlo en
contacto, aquí en el campo de pruebas de cohetes, con varios hombres dignos de
confianza que son considerados científicamente más avanzados que yo.
- “Cuando usted dice
que estaba aquí por mera casualidad, subestima nuestra habilidad para
seleccionar a quienes deseamos hablar, -fue la respuesta.- Los cerebros de muchos de
ustedes transmiten fácilmente, pero el suyo es uno de esos raros casos cuyo
cerebro también recibe bien”.
Hemos investigado cuidadosamente la mente de muchos de sus
científicos eminentes. En todos los casos encontramos que sus mentes se habían endurecido
en un molde basado en sus concepciones presentes. Sus mentes han avanzado hasta
un grado tal que ellos creen que lo conocen casi todo en el mundo científico.
Así ellos encuentran difícil cambiar sus puntos de vista o formarse nuevas
opiniones.
Yo quiero aclarar lo
que quiero significar, mediante una analogía. Un hombre que busca conocimiento
científico es como una hormiga que está subiendo por un árbol. Ella sabe que
está desplazándose hacia arriba, pero su visión es corta, y es incapaz de
abarcar todo el tronco. El resultado es que puede desviarse a una rama inferior
sin darse cuenta que se ha alejado del tronco principal.
Todo va bien por un
tiempo. Todavía puede subir más arriba y recoger unos pocos frutos de su
progreso; pero pronto comienza a confundirse cuando la sólida rama que creyó el
tronco, empieza a subdividirse en millares de pequeñas ramitas y hojas que
apuntan todas en distintas direcciones.
Así, el buscador de
conocimiento encuentra que la gran ley fundamental que creía inamovible, ahora
empieza a subdividirse y a apuntar en direcciones opuestas. Como resultado de
esta confusión los científicos llegan a la conclusión de que están llegando al
límite del conocimiento concebible y que todas las leyes físicas se vuelven, en
última instancia, puramente estadísticas.
Cuando ellas alcanzan
este punto, la única manera de que puedan hacer posteriormente progresos es
siguiendo la línea del razonamiento matemático abstracto.
Es como viajar en un
tren subterráneo. Uno puede llegar a su destino pero no sabe por dónde va. Así
que no hay manera de saber si podía haber elegido un camino más corto o más
fácil para llegar al mismo lugar.”Su ciencia está ahora en esta situación”.
Por ejemplo, sus científicos se sienten ahora obligados a afirmar que el electrón es al mismo tiempo una partícula y una onda de movimiento (movimiento ondulatorio). Ellos intentan racionalizar esto diciendo que el electrón es una partícula en una onda de probabilidad. Esta es una condición que no puede ser visualizada por la mente y los únicos medios que tienen de progresar es a través del subsuelo de las matemáticas abstractas.
Usted hallará que las
verdades fundamentales son siempre simples y comprensibles cuando son vistas
desde la perspectiva adecuada. Así que la rama del conocimiento que su pueblo
ha desarrollado es comprensible como rama, sólo si es vista desde arriba
mientras se mira el tronco principal.
En pocas palabras, si
su ciencia quiere seguir progresando, debe retroceder por la rama en la que
están atrapados hasta el tronco principal, y luego empezar a subir de nuevo. Esto
podemos y ayudaremos a su pueblo a hacerlo, pero solamente si ellos lo desean y
si son capaces de seguir el camino que nosotros les señalaremos más adelante.
Antes que nosotros
podamos ver de ayudar a su pueblo en la Tierra, dos cosas deberán ser llevadas
a cabo. Primero, nuestros cuerpos deberán adaptarse biológicamente a este
medio, así cuando nosotros vengamos entre ustedes seremos idénticos a su
pueblo. Esto, como dije antes, requerirá por lo menos cuatro años más.
El segundo es más
difícil.
Las tensiones
políticas que ahora existen entre muchas naciones de la Tierra deben ser
aliviadas. Si cualquiera de las naciones que actualmente domina a otra o a
otras en vuestro planeta, adquiriera superioridad científica concluyente sobre
las otras, probablemente, bajo nuestras presentes condiciones, seguiría una
guerra de exterminio.
Nosotros no estamos
aquí para ayudar a ninguna nación a hacer la guerra, sino a estimular cierto
grado de progreso que elimine las razones para la guerra en la Tierra, como
nosotros hace unos miles de años hemos suprimido las causas de los conflictos y
de los malos entendidos entre nuestros propios pueblos.
YO VIAJE EN UN PLATO VOLADOR
- Veo que se está
cansando, allí parado en la arena, escuchando estas disertaciones sobre ciencia
y sociología. Esto me recuerda mis deberes de anfitrión. ¿Le gustaría entrar en
la nave y quizás hacer un pequeño vuelo? Este es sólo un transportador de
control remoto, pero tiene un pequeño compartimiento de pasajeros con varios asientos
sencillos, pero bastante confortables.
- Me gustaría
ciertamente ver el interior de su nave -repliqué-. Y
daría cualquier cosa para que se me permita viajar en ella, pero, ¿cómo puedo entrar?
"He observado toda la nave y no he visto marcas de aberturas. Usted también
dijo que no estaban todavía acostumbrados a nuestra atmósfera. Si yo entro
llevaré mi atmósfera conmigo. ¿No afectará esto a usted?
- Como dije antes -replicó la voz- la nave es un transportador de carga de control
remoto. Yo no estoy en esta nave. Yo estoy en la unidad central, o en lo que
ustedes denominan la “nave madre”. Actualmente está a 900 millas sobre la
superficie de su planeta.
Esta nave es empleada
para traer muestras de su atmósfera para que nosotros podamos acostumbrarnos a
ella. La cámara de carga es evacuada, así cuando se abre la puerta de entrada,
la cámara se llena con la atmósfera de su planeta y la transporta a cualquier
condición de temperatura y presión que existe allí.
También trae las
bacterias que están en el aire para su estudio y producción de antitoxinas que
nosotros necesitamos para resistir sus enfermedades. “La abertura de admisión
de aire está en el extremo superior de la nave. La abriré ahora.”
Un sonido extraño quebró el silencio de la noche. Era en parte un
silbido y en parte un murmullo. Duró aproximadamente unos 15 segundos y
procedía del extremo superior. Me sorprendió el escaso volumen del sonido.
Cualquier puerta suficientemente grande para llenar de aire esa nave en 15
segundos, debería haber producido así un rugido. Luego me di cuenta de que el
casco era casi, si no enteramente, a prueba de ruidos; y como la mayoría del
sonido
del aire entrante se habría producido dentro del casco, muy poco
sería audible por fuera.
Luego oí un click que venía de la superficie de la nave, un
pequeño agudo click como el que podía producir la rama de un relay o de un
pequeño solenoide, y una pequeña porción de la parte inferior del casco justo a
mi izquierda se desplazó varias pulgadas hacia atrás y luego se movió hacia el costado,
desapareciendo dentro de la pared del casco, dejando una abertura
de forma ovalada de unos cinco pies de altura y tres de ancho. Me
moví hacia la puerta o compuerta, como quiera ser llamada, agaché ligeramente
mi cabeza y avancé dentro de la abertura. Debido a la curvatura del casco, por
supuesto, mi cabeza estaba dentro de la nave, mientras mis pies estaban todavía
en tierra.
El compartimiento que yo miraba ocupaba sólo una pequeña porción
del interior del vehículo. Era una habitación de unos 9 pies de profundidad y 7
pies de ancho, mientras el piso estaba a unas 16 pulgadas del suelo y el cielo raso
a algo más de seis pies del piso.
Las paredes eran ligeramente curvas y la intersección de las
paredes eran biseladas, así que no había ángulos ni rincones pronunciados. Por
supuesto, la pared más próxima a mí, a través de la cual estaba la abertura de
acceso, era el casco mismo y tenía la misma curvatura adentro que afuera. Esta pared
era aproximadamente cuatro pulgadas de gruesa y era la pared dentro
de la cual se habían deslizado la puerta o compuerta.
La habitación contenía cuatro asientos. Se parecían mucho a
nuestros asientos anatómicos excepto en que eran algo más pequeños de lo que nosotros
estamos acostumbrados. Los asientos miraban hacia la abertura en la cual yo
estaba parado y estaban dispuestos en dos hileras de dos asientos cada una, en
el centro del cuarto. Esto dejaba un espacio entre los asientos y cada pared.
En el centro de la pared de atrás, en donde ésta se unía con el
cielo raso, había una caja o gabinete con un tubo y lentes que parecía un
pequeño proyector cinematográfico, excepto que no había visible ningún carrete
de película u otra parte movible. La luz venía de esta lente. No era un haz de
luz como el que podría salir de un proyector de cine, sino un brillo suave y
difuso. A pesar de no parecer especialmente brillante, daba suficiente luz para
ver confortablemente. Los asientos y la luz parecían ser el único mobiliario en
esa desnuda habitación metálica.
- “Como dije antes, es
sencilla pero los asientos son confortables”, dijo la voz.”Entre
y tome asiento, si desea realizar un viaje. No tenemos demasiado tiempo.”
Casi automáticamente subí y me dirigí al asiento más próximo.
Antes que lo alcanzara oí el click de la puerta al salir de su receso. Me volví
instintivamente como para saltar hacia la comparativa seguridad del desierto abierto
detrás de mí, pero la puerta ya estaba cerrada. Si esto era una trampa, yo
estaba en ella y de nada valía ahora forcejear contra lo inevitable.
- “¿Adónde le gustaría
ir?”,
-dijo la voz. Esta vez no parecía venir de mi lado sino más bien de todo
alrededor mío, como si yo estuviera oyendo las palabras que yo mismo estuviera
pronunciando.
- “Yo no sé a qué
distancia puede usted llevarme en el tiempo de que dispone -repliqué-. Y desde que este compartimiento no tiene
ventanas, no importa adonde vayamos, no podré ver nada.”
- Usted podrá ver -fue la respuesta-, por lo menos lo que podría ver de noche desde
un vehículo en el aire. Si le agrada la sugestión, podemos llevarlo sobre la
ciudad de Nueva York y traerlo de vuelta en unos treinta minutos. Las luces de
Nueva York de noche, desde veinte millas de altura, han sido siempre uno de los
espectáculos más impresionantes para ser visto en vuestro planeta.
- A Nueva York y de
regreso en treinta minutos -dije-. O sea ocho mil
millas por hora. ¿Cómo pueden producir energía de tal magnitud en una nave como
ésta, y cómo puedo soportar la aceleración? Ni siquiera tienen cinturones estos
asientos.
- Usted no sentirá
ningún efecto desagradable de la aceleración para nada. Tome asiento y la nave
partirá. Le explicaré algunas de las cosas que lo tienen perplejo durante el
viaje.
Me senté en el asiento delantero izquierdo que estaba más cerca de
la puerta, y lo hallé verdaderamente confortable. Parecía hecho de espuma de goma
cubierto con vinílico. Sin embargo no se veían juntas o costuras como requieren
las cubiertas exteriores, así que cualquiera fuera el material había sido
moldeado en una sola operación.
Luego la voz irrumpió otra vez en mis pensamientos.
- “Apagaré la luz del compartimiento
y encenderé el rayo visor.”
Por un momento el sitio se volvió completamente oscuro. Luego el proyector
entró nuevamente en actividad. Pero esta vez no era un reflejo difuso, sino un
haz de luz como en el cine, o el de un proyector de diapositivas. El haz de
luz, o la parte que era completamente visible, era violeta profundo, bien en el
extremo tope del espectro visible. El rayo se esparció sobre la puerta a través
de la cual yo había entrado, y la puerta desapareció. No se deslizó dentro de
la pared como antes, simplemente había cesado de existir, por lo menos
visualmente. Era como si yo estuviera mirando a través de una lámina de vidrio.
- No hay tiempo para
darle una explicación completa de todas las cosas que usted quisiera saber
respecto de esta nave y respecto de nosotros; pero quizás le pueda explicar
algunos pocos principios básicos acerca de los cuales usted parece sentir mayor
curiosidad, -dijo la voz.
Recién empezaba a darme cuenta que las palabras que había estado
oyendo no llegaban a mi oído como ondas de sonido, sino más bien como si se estuvieran
originando directamente en mi cerebro.
- Como ve, -continuó la voz-, la puerta se ha vuelto transparente. Esto
lo sorprende porque están acostumbrados a pensar que los metales son completamente
opacos. El vidrio ordinario es tan denso como muchos metales y es más duro que
la mayoría, y, sin embargo, deja pasar la luz sin dificultad.
La mayoría de las
sustancias son opacas a la luz porque los fotones son capturados y absorbidos
en las órbitas de los electrones de los átomos a través de los cuales pasan.
Esta captura ocurrirá siempre que la frecuencia del fotón coincida con una de
las frecuencias del átomo. La energía así almacenada es luego reemitida, pero
habitualmente lo hace en la porción infrarrojo del espectro, que está por
debajo de la zona visible, y por consiguiente no puede ser percibido como luz.
Hay muchas maneras de
volver transparente casi cualquier sustancia, o por lo menos translúcida. Un
método es crear un campo protector entre los átomos que prevenga la absorción
del fotón. Tal campo protector o “matriz” se desarrolla en muchas sustancias
durante la cristalización. Otra posibilidad es aumentar la frecuencia del fotón
por encima de las más altas frecuencias de absorción de los átomos.
El rayo de energía que
ahora está actuando sobre el metal de la puerta, es lo que usted llamaría un multiplicador
de frecuencia. El rayo penetra el metal y actúa sobre toda luz que llegue hasta
él en tal manera que la frecuencia de la luz es multiplicada a niveles que
ustedes conocen como rayos X y rayos cósmicos del espectro.
A estas frecuencias,
las ondas pasan con facilidad a través del metal. Luego, cuando éstas dejan el
metal en la parte interior de la puerta, interactúan nuevamente con el rayo
visor, produciendo lo que ustedes llamarían frecuencias de batido que son
idénticas a las frecuencias originales de la luz.
Con una analogía
grosera, podríamos comparar el sistema a una onda portadora de una de sus
radioemisoras, en la cual la modulación es aplicada “aguas arriba” en vez de
hacerlo en la fuente de transmisión.
“Si usted está listo,
pondré en marcha la nave.”
Instintivamente me afirmé en el asiento y me así a los costados
con mis manos. Un momento más tarde la Tierra pareció caer desde la nave con increíble
rapidez. “Digo que la Tierra caía porque
yo no tuve la menor sensación de movimiento, y la nave parecía estar firme como
una roca. A pesar del hecho que nosotros debíamos haber estado acelerando a una
gran velocidad, no percibí ninguna tensión en mi cuerpo, y parecíamos estar
detenidos”.
Las luces de la base militar en el campo de pruebas, que habían
estado escondidas por una colina, aparecieron a la vista instantáneamente y empezaron
a juntarse como un grupo de polluelos cuando son llamados por la madre gallina.
Pocos segundos después las luces de la ciudad de Las Cruces aparecieron en el
extremo inferior izquierdo de la ventana, y me di cuenta de que nos habíamos
elevado por lo menos unos mil pies en dos o tres segundos.
La nave estaba girando ligeramente hacia mi izquierda a medida que
se elevaba; y pude ver también la ruta de Las Cruces a El Paso, una estrecha pero
brillante faja iluminada por los focos de muchos autos que iban por ella.
Ciudad Juarez , en la parte superior (Mexico) y El Paso, en la parte inferior (Texas) |
Aun pude distinguir la línea delgada y oscura del Río Grande que
separaba El Paso de su gemela, la Ciudad Juárez de México. Unos segundos más
tarde la nave giró hasta que las luces de estas ciudades desaparecieron de la
vista.
La pantalla visora estaba ahora apuntando hacia el sudeste y había
dejado de girar. La superficie de la Tierra parecía brillar con una suave
fosforescencia verdosa. Al mismo tiempo, el cielo, por fuera de la nave, se
volvía más oscuro y las estrellas parecían haber duplicado la intensidad de su
brillo.
Estratosfera terrestre |
- “Usted está a trece
millas encima de la superficie de la Tierra”, oí decir a la voz. “Y está ascendiendo aproximadamente media milla por segundo. Lo hemos
hecho ascender más bien lentamente para que usted pudiera apreciar mejor desde
el aire la vista de sus ciudades locales. Lo llevaré hasta treinta y cinco
millas de altura para el vuelo horizontal. A ese nivel, la atmósfera residual
es tan tenue que no ofrece resistencia al movimiento de la nave.”
- De paso, ¿qué le
ocurrió a la Luna? Debiera estar en algún lugar del cielo, pero todo parece muy
oscuro,
dije.
- Parece oscuro,-fue la respuesta-, porque
no hay suficiente atmósfera a este nivel para difundir la luz. Usted no tendría
ninguna evidencia de la luz de la Luna a menos que estuviera brillando
directamente sobre la pantalla visora.
Yo he tratado
expresamente de evitar esto, porque la luz es bastante intensa arriba de la
atmósfera, y sería difícil, si no imposible, ver alguna otra cosa mientras ella
está visible.
Ahora que está a
suficiente altura, puedo empezar a agregar un componente horizontal a su
movimiento vertical. Como habrá pocas cosas interesantes para ver en los
próximos minutos, le explicaré algunas pocas cosas que lo intrigan. En primer
lugar usted mencionó algo respecto a los cinturones de seguridad y dudaba si
podría soportar la aceleración. Esta es una pregunta que parece haber surgido
con frecuencia en la mente de los hombres de ciencia de su planeta.
Siempre que cualquiera
de ustedes ha observado nuestros vehículos y ha descrito las velocidades y
aceleraciones observadas, la incredulidad ha sido evidente. Hemos oído que la
mayoría de sus sabios han afirmado que: “Ningún
ser humano u otra forma elevada de vida, como nosotros la conocemos, podría sobrevivir
con aceleraciones de este orden”. Siempre ha sido causa de decepción para
nosotros en la evaluación de la inteligencia de los hombres de la Tierra.
UFOs - OVNIs sobrevolando el Capitolio, Washington, año 1952 |
A nosotros nos parece
que un hombre moderadamente inteligente con un conocimiento medio, debería ser
capaz de refutar esta afirmación al momento.
La respuesta es,
simplemente, que la fuerza que acelera el vehículo es de naturaleza idéntica a
la de un campo de gravitación. Ella, no sólo actúa sobre cada átomo del
vehículo sino que actúa también sobre cada átomo de la masa que está dentro de
él, incluyendo al piloto y los pasajeros.
En su aeroplano la
situación es completamente diferente. Ustedes tienen aviones a hélice, o
propulsión a chorro, que producen el empuje sobre una parte de la nave. El
empuje local acelera la nave pero no al
piloto. El piloto es acelerado únicamente por el empuje contra aquellas partes
de su cuerpo que están en contacto con el asiento sobre el cual se apoya.
Debido a la inercia del resto del organismo se produce una comprensión que da
la sensación de aceleración, o en casos extremos, desmayo o real aplastamiento
del cuerpo.
“Nuestro único límite a la aceleración es el límite de fuerza
disponible.”
- Pero, en este caso -pensé-, ¿por qué no estoy flotando por el aire como
se supone que hacen las cosas dentro de un proyectil cuando está en caída libre?
- La respuesta a esto
también es bastante obvia -fue la respuesta-. Antes que
la nave fuese puesta en movimiento, usted estaba descansando sobre el asiento.
Desde que la fuerza que acelera la nave y su cuerpo actúa en exacta relación a
la masa y desde que la gravedad de la Tierra actúa sobre ambos, la relación
original entre su cuerpo y el asiento permanecerá constante, excepto que
disminuirá a medida que la fuerza de gravedad del planeta disminuya con la
distancia.
Cuando se viaja entre
cuerpos planetarios, lejos de cualquier fuente natural de gravedad, es
necesario por razones prácticas reproducir esta fuerza artificialmente. “La
gravedad a la cual nosotros estamos acostumbrados es poco más que la mitad de
la que existe sobre la Tierra”. Esta es la principal razón por la que nos lleva
tanto tiempo volvernos miembros comunes de su raza.
“Si tuviéramos que aterrizar ahora sobre la superficie de la
Tierra y dejar la protección de nuestras naves, la gran fuerza de gravedad
sometería a nuestros organismos a severa prueba que produciría, en pocos días,
graves enfermedades y quizás la muerte.”
Esto no es mera
especulación. Sabemos que esto es verdad, porque ha sido intentado varias veces
en el pasado. Permaneciendo en nuestras naves, en donde podemos controlar la fuerza
a que estamos sometidos, e incrementarla poco a poco, nosotros podemos ir
fortaleciendo nuestros tejidos de sostén y nuestro sistema muscular hasta que
eventualmente, la gravedad de ustedes sea tan natural para nosotros como la
nuestra propia lo es ahora.
Cuando ese momento llegue, tenemos la esperanza que usted y unos pocos miembros de su raza que hayan gustosamente conservado su mente abierta, serán capaces de ayudarnos a vadear la gran distancia que existe entre nuestras culturas. Como le expliqué antes, nunca intentaremos forzar nuestro conocimiento y nuestra cultura sobre su gente, a menos que haya una evidencia sustancial de que ellos deseen nuestro asesoramiento, y tal evidencia no existe por el momento.
Es verdad que el
motivo de esta expedición no es enteramente filantrópico. Hay algunos
materiales en su planeta, que nosotros podríamos usar para beneficio de ambos
pueblos, que ustedes tienen en gran abundancia, pero que son más bien escasos
en el sistema solar. Aunque nosotros deseamos el uso de tales sustancias,
nuestra ayuda a su pueblo no estará supeditada a tal uso. Cualquier
conocimiento o asistencia que nosotros podamos darles, será libremente
ofrecido.
- ¿Puede explicarme el
funcionamiento de esta nave?,- pregunté-. ¿Cómo se produce
la tremenda cantidad de energía necesaria para acelerar una nave como ésta a
tan altas velocidades, y cómo aplica esa energía sin producir evidencia
exterior de su aplicación?
- Para hacer esto, yo
tendría que darle un entero nuevo concepto en Física Básica. Su ciencia
pretende tomar una de las ramas inferiores del árbol del conocimiento por el
árbol completo. El resultado de esto es que el conocimiento permanece limitado
y, de muchas maneras, excesivamente complicado. Luego, cuando los científicos
intentan aplicar estos conocimientos limitados a fines prácticos, el resultado
es un aparato engorroso y a menudo complejo.
Por ejemplo, ciertos
ingenieros y científicos de su país están ahora abocados en planear un submarino
impulsado por lo que ustedes llaman energía nuclear o atómica. Ellos planean
hacer esto mediante una pila en la cual los isótopos más livianos de la fisión
del uranio (235) liberan energía calórica y neutrones, que a su vez son
absorbidos por los isótopos más pesados del uranio (238) convirtiéndolo en el
próximo elemento más pesado de la serie transuránica, el cual, a su vez, es
fisionable (Pu-239).
Aunque tal método es más bien complicado, es todavía la fuente más potente de energía potencial que su pueblo haya producido; pero para convertir esta energía calórica en fuerza propulsara, ellos planean hacer circular un fluido a través de la pila para absorber el calor; hacer circular este fluido a través de un intercambiador de calor para convertir otro fluido en vapor a presión, pasar este vapor por una turbina para producir movimiento giratorio, y por la acción de éste sobre un generador, producir corriente eléctrica.
Si logran el
aprovechamiento de un treinta por ciento de la energía liberada será un gran
éxito de ingeniería porque está basado en sus limitados conocimientos actuales.
Si sus científicos e ingenieros fueran capaces de pensar en términos más simples,
podrían, con un poco más de lo que saben, construir una simple termopila basada
en la pila de fisión, y convertir la temperatura resultante directamente en
energía eléctrica, con una eficiencia de por lo menos noventa a noventa y
cuatro por ciento, sin partes movibles, a pequeño costo y con considerablemente
menos masa por unidad de energía producida. Comparado con nuestros métodos, aun
este sistema parecería antieconómicamente complejo.
Su mayor necesidad es
descubrir la completa simplicidad de las leyes y hechos fundamentales de la
naturaleza. Luego ustedes serán capaces de producir, fácilmente, efectos que
ahora les parecen imposibles.
DONDE ME EXPLICAN EL INTERIOR DE LA NAVE
- Me gustaría mucho
aprender algo más sobre el interior de la nave y cómo funciona -dije-. Si los detalles de su nave madre son
demasiado difíciles, ¿qué le parece si para empezar probamos con los detalles
de ésta dónde estoy? Si cierro los ojos y me concentro, ¿no sería posible para
usted darme una vista de la sección transversal de esta nave?
- Difícilmente, -replicó Alan un poco
secamente.- Usted está cometiendo el mismo
error que su gente hace a menudo cuando intenta definir lo que ustedes llaman
percepción extrasensorial.
En primer lugar no es
de ninguna manera extrasensorial. No es más que una parte del equipo normal de
percepción del cuerpo como sus otros cinco sentidos. Ha sido usado tan poco por
su gente, que está poco desarrollado y existe sólo en estado rudimentario.
Algunos de sus animales, sin embargo, y muchos de sus insectos, han
desarrollado este sentido en un grado mayor que los hombres.
Ustedes han sido
acostumbrados desde el nacimiento a recibir y a resolver todas las impresiones
visuales con ambos ojos abiertos. Recordará que cuando aprendió por primera vez
a usar el microscopio, le enseñaron que aunque había un solo objetivo, era
mejor mantener ambos ojos abiertos. Por consiguiente, no cierre sus ojos.
Apagaré el haz de luz para que no se distraiga.
En segundo lugar, no
se concentre. La concentración es la actitud de transmisión, y es casi una
barrera para la recepción. Para recibir impresiones fácilmente y en forma correcta,
debe lograr un estado de completa relajación.
Usted posee esta
habilidad, la cual es notable en uno de su raza. En realidad fue a través de
esta habilidad que yo hice el primer contacto con su mente. Hace tres noches
usted se había ido a la cama y no podía dormir porque la presión de los
acontecimientos del día había sido exageradamente grande. Usted empleó un
recurso mental, muy interesante para mí, por su simplicidad y eficacia. ¿Se
acuerda cuál era?
- Oh sí -dije-. Lo uso a menudo cuando el sueño no viene
enseguida. Simplemente visualizo una habitación completamente oscura, pero que
en la pared más alejada tiene diez números luminosos. Enfoco mi atención sobre estos
números hasta que todos los otros pensamientos son excluidos de mi conciencia.
Luego empiezo a borrar uno a uno los números manteniendo enfocada mi mente sobre los remanentes, pero
disminuyendo el grado de concentración con cada número que voy borrando.
Habitualmente me quedo dormido cuando todavía quedan varios números por borrar,
pero en ningún caso he permanecido consciente más de unos pocos segundos
después que el último se ha ido.
- Exactamente, -replicó Alan-. Este procedimiento no sólo relaja su mente consciente sino que manda
todos los pensamientos extraños a su correspondiente lugar en el recinto
inconsciente de la mente. En esas condiciones la mente inconsciente es capaz de
transmitir y recibir mucho más fácilmente que la mente consciente.
Y quizás debería
avergonzarme de admitirlo, pero en su caso la tentación era demasiado grande
para resistir, y me temo que escudriñé su mente como nunca lo había hecho
antes. Creo que puedo decir que conozco más respecto de usted que usted mismo.
Lo que encontré en su mente no era todo lo que podría ser deseable. Por
supuesto la vida ha sido bastante dura con usted a veces, y encontré muchas
cicatrices y heridas todavía a medio cicatrizar. También descubrí que estas
bofetadas del destino le han dado una profundidad y una amplitud de percepción
y comprensión no habituales. Decidí que usted sería un contacto ideal.
Pero otra vez nos
hemos desviado de nuestro proyecto. Voy a sugerirle que use su propio método
para relajar su mente. Mantenga sus ojos sobre la pantalla, que ahora está
oscura. Cuando su mente esté relajada, intentaré darle un cuadro mental de la
nave en la cual está viajando.
Nave nodriza, tipo cigarro puro |
Al quitar el último número, percibí sobre la pantalla un diseño
que no había notado antes. No apareció repentinamente. Parecía como si siempre
hubiese estado allí pero yo lo veía por primera vez.
En la porción izquierda e inferior del dibujo reconocí el
compartimiento donde yo viajaba, y me di cuenta que el croquis debía
representar el interior de toda la nave.
DESDE NUEVO MÉXICO A NUEVA YORK Y EL REGRESO A 800 MILLAS POR HORA
Si yo fuera escritor o poeta, podría quizás explicar en alguna
forma magnífica el espectáculo que vieron mis ojos cuando la gran metrópoli apareció
girando lentamente delante de mí. Pero, como no soy ni escritor ni poeta, sino
un técnico con un vocabulario limitado, me temo que tal descripción es
demasiado difícil de intentar.
Cuando descendimos a veinte millas sobre la ciudad de Nueva York,
las luces eran más brillantes y tenían más individualidad. Parecían una vasta colección
de millones de diamantes blanco azulados dispersos delante de mí, centelleantes
y fulgurantes sobre un fondo de terciopelo negro.
Las diferentes temperaturas de los distintos estratos de aire,
combinados con el rápido movimiento de la nave, provocaban un parpadeo violento
de las luces, y toda la ciudad parecía un mar de pulsantes destellos.
-“Si yo fuera un
artista
-pensé-, éste sería probablemente el
momento más grande de mi vida.” Pero el conocimiento era para mí, en ese
momento, más importante que el deseo de expresar un valor puramente estético.
Con todo lo hermosa
que es esta escena -pensé- y lo interesante que
ha sido este viaje, lo cambiaría gustosamente por un viaje de cinco minutos en
la nave madre.
- Lamento que no haya
tiempo suficiente para arreglar esa excursión, -fue la respuesta-. Pero usted recordará que nosotros no estamos todavía adaptados a
vuestra atmósfera, y como usted mismo dijo, si entrara en nuestra nave traería
su atmósfera con usted. Es verdad que con
tiempo suficiente podríamos haber preparado un traje como el que usa su gente
cuando baja al fondo del mar. Esto lo hubiese capacitado para entrar en nuestra
nave sin cambiar su atmósfera o la nuestra. Pero esto hubiera requerido
demasiado tiempo. A pesar de que nosotros no estamos tan esclavizados por el
tiempo como parecen estarlo ustedes, estamos a bordo de una nave que obtiene energía
principalmente de fuentes potenciales naturales y, como los hombres de su raza
que navegan en el mar, a menudo tenemos necesidad de viajar con la marea.
Debemos dejar esta
zona a corto plazo, pero regresaremos a este planeta dentro de unos pocos
meses. Hemos almacenado suficiente atmósfera para mezclarla con la nuestra para
cuando nos vayamos. Cuando regresemos haremos contacto con usted nuevamente.
- “Pero yo ya no estaré
en Proving Ground -dije-. Mi trabajo habrá terminado
y regresaré a California. Entre paréntesis, no conozco aún su nombre. ¿O no les
dan nombres?”
- Tenemos nombre,- fue la respuesta.-Aunque
raramente tenemos ocasión para usarlo entre nuestra propia gente. Si me
convierto en un hombre de su raza, usaré el nombre Alan, que es un nombre común
entre ustedes y es casi el mismo que el mío que es A-Lan.
Respecto a hallarse
usted en California a mi regreso, no tiene importancia para nuestra capacidad
de hacer contacto con usted. Como dije, su mente recibe bien. En efecto, si
usted tuviera un poco más de práctica en captar imágenes mentales, hubiese sido
posible haberle mostrado más detalles de nuestra propia nave sin necesidad de
que esté en ella.
Oí una voz que ahora venía de lejos. De alguna manera yo sabía que
era la voz de Alan aunque su timbre había cambiado completamente. La voz que había
estado oyendo era crispada y más bien penetrante. Esta otra era suave y fluida,
con una cualidad casi musical.
- Usted está viendo las
partes de la nave y de su mecanismo, que su mente es capaz de captar. La
estructura parecida a un tambor situada arriba del mamparo central, es el
acumulador de energía potencial. Es esencialmente una batería capaz de ser
cargada con cualquiera de las varias energías potenciales que pueden
conseguirse en la naturaleza.
Por ejemplo, en su estratosfera hay capas de gas ionizado que, aunque muy enrarecido, está muy cargado. Colocando la nave a este nivel en una órbita planetario, es capaz de acumular en cada revolución varias veces la energía potencial requerida para colocarlo en órbita. Y también recibiría del Sol un flujo continuo de electrones de elevado potencial energético.
Con la palabra “cargada”
entiendo meramente que entre los polos del acumulador se crea una diferencia de
potencial.
El material de los dos
polos puede obtener electrones libres en cantidades inconcebibles. El mecanismo
de control permite que estos electrones fluyan a través de los dos anillos de
fuerza que usted ve en los dos extremos superior e inferior de la nave. Usted
está suficientemente familiarizado con las leyes de la electrodinámica para
saber que un electrón que se mueve crea un campo magnético. La tremenda oleada
de electrones a través de los anillos de fuerza produce un campo magnético muy
intenso. Desde que la dirección y la magnitud del flujo pueden ser controlados
a través de cualquiera de los dos anillos, y en varias líneas a través de un
solo anillo, podemos producir un campo que oscila con modalidades muy precisas.
De esta manera podemos crear resonancias magnéticas entre los dos anillos o
entre los varios segmentos de un solo anillo.
Como usted también
sabe, cualquier campo magnético que cambia de intensidad crea un campo
eléctrico, el cual en todo momento es igual en amplitud y de signo opuesto y perpendicular
al campo magnético. Si los dos campos se vuelven recíprocamente resonantes, se
generará un sector de fuerza. El efecto es similar, y en realidad idéntico, a
un campo gravitacional.
Si el centro del campo
coincide con el centro de gravedad de la nave, su único efecto será aumentar la
inercia o la masa de la nave. Si el centro de gravedad no coincide con el
centro de fuerza, la nave empezará a acelerar hacia ese centro. Desde el
momento que el sistema que crea el campo forma parte de la nave, se desplazará
con ella, y sin interrupción continuará generando constantemente un campo cuyo
centro de atracción está justo por delante del centro de gravedad de la nave;
así, la nave continuará acelerando mientras el campo sea generado.
Una analogía muy
simple sería el niño que sujeta su perro a su carro de juguete, ata una salchicha
a un extremo de un palo y sostiene la salchicha delante de las narices de su
perro. El perro perseguirá la salchicha arrastrando el carro, pero como la
salchicha está fija con respecto al carro, el perro nunca la alcanzará.
Note que este sistema
no involucro “libre energía” o lo que
su pueblo llama movimiento perpetuo. Al arrastrar el vagón, el perro está
disipando considerable energía diferencial y, mientras no alcance la salchicha,
deberá ser alimentado regularmente para que el proceso continúe.
Para disminuir la
velocidad o detener la nave, los controles son ajustados en forma tal que el campo
es generado justo detrás del campo de gravedad, así que resultará una
aceleración negativa.
Usted puede haberse
preguntado por cuánto tiempo podría respirar el aire de este pequeño compartimiento
hasta que se volviera viciado y sofocante. Usted puede ver pequeñas aberturas
detrás de los dos asientos de atrás con un mecanismo para circular el aire
desde la bodega o celda de carga a través del compartimiento de pasajeros. No
hay medios de remover el aire, pero el gran volumen de la bodega supliría de
oxígeno en una emergencia, aun a cuatro pasajeros por muchas horas.
La caja que usted ve
encima del acumulador contiene el equipo de control. No hay ninguna razón
particular para entrar en esto porque usted está ya familiarizado con muchos
tipos de equipos de control remoto y servomecanismo. Mientras nuestros
controles son infinitamente más simples y más seguros que los de ustedes, aquí
también requeriría varias horas de reorientación en física para explicarle su
funcionamiento.
Nuestro tiempo se ha
ido. Hemos regresado a una velocidad en cierto grado mayor que el de un viaje
exterior. Usted está ahora casi directamente sobre el punto de partida. Desde
que su gente parece derivar un cierto grado de emoción, lo que ustedes llaman
estremecimiento, al experimentar amplias variaciones de gravedad podemos, si lo
desea, producir durante el descenso una condición que se aproxima a la Gravedad
Cero o lo que ustedes llaman “caída libre”.
Lograr completamente esta condición sería molesto y hasta cierto punto
peligroso, pero podemos aproximarnos lo suficiente para que, aun conservando
cierta estabilidad, experimente la sensación de falta de peso.
Al darme cuenta que el viaje estaba por llegar a su término, salí
del estado de semitrance en el que había permanecido desde que entré en la
nave.
Gravedad cero |
- Okey -dije-, continuemos. Por una vez probaré
cualquier cosa.
Instantáneamente se encendió la luz en el compartimiento. Después
del período de completa oscuridad la luz era enceguecedora. Mientras intentaba adaptar
mis ojos a la luz, bruscamente mi estómago saltó dentro de mi tórax. Por un
momento sentí mi corazón latir en el extremo inferior de mi garganta, mientras
mis pulmones y otros órganos superiores parecían querer salir a través de mis
oídos. Yo había entrado y salido de picadas muy pronunciadas en aeroplanos y
había viajado en muchos dispositivos de diversión calculados para producir
sensación de falta de peso, pero nunca había sentido nada semejante a eso hasta
entonces. No había sensación de caída. Sólo tenía la sensación de que todos mis
órganos, liberados de sus ataduras, estuvieran saltando hacia arriba como
bandas elásticas tensas que son liberadas de su tensión. Afortunadamente esta
sensación fue de corta duración. En pocos segundos volví a sentirme casi
normal.
- “No me siento sin
peso, ahora”, -pensé, y empujé violentamente hacia abajo con mis manos a ambos
lados del asiento. Me elevé en una lenta y más o menos graciosa curva casi
hasta el cielo raso. Mi ascensión hubiese sido más elegante, pero aparentemente
había aplicado la fuerza algo por detrás de mi centro de gravedad, así que mi
cuerpo se volcó hacia adelante rotando hacia la izquierda. Cuando empecé a caer
estaba casi cabeza abajo y me vi forzado a alcanzar y aferrarme al respaldo del
asiento para enderezarme. El resultado fue que yo quedé descansando con mis
rodillas sobre la silla, y mis ojos a pocas pulgadas del cojín del respaldo.
Fue entonces cuando vi algo que antes había pasado por alto en el momento
de entrar en la nave. Era sólo el diseño impreso en el material del asiento.
Pero yo reconocí el símbolo, y este reconocimiento debe haberme producido una
poderosa sacudida mental, que Alan interpretó como miedo o dolor, pues
inmediatamente normalizó la gravedad, haciendo que yo experimentara otro
momento desagradable cuando mis vísceras intentaron ocupar el espacio asignado
normalmente a los intestinos.
Sello mesopotamico de mas de 3000 años de antigüedad, donde se representa el árbol y una serpiente bicefala |
- “¿Qué sucede?” Oí la voz de Alan, y
por primera vez, me pareció algo preocupado. Luego dijo: “Oh, veo que notó el símbolo y reconoció su significado”.
- Sí,- dije-. Cualquiera que haya leído algo reconocería
el símbolo del árbol y la serpiente. Se encuentra en las inscripciones y
leyendas originales de todas las razas de la Tierra. Siempre me ha parecido que
es un símbolo peculiar de la Tierra y es sorprendente para mí verlo aparecer
desde las profundidades del espacio o de cualquier otro planeta que sea su
hogar.
- Estas son preguntas
que yo tenía la esperanza de contestar con más tiempo, -replicó Alan.- Es difícil aún sólo soslayar en pocos
segundos de discusión los acontecimientos de muchas centurias. Porque han
pasado centurias desde que hemos llamado hogar a todo planeta.
La nave espacial en la
cual vivimos, trabajamos y aprendemos ha sido nuestro único hogar por
generaciones. Es bastante grande comparada con sus grandes transatlánticos, y
desde hace mucho hemos desarrollado avances tecnológicos que nos hacen casi
independientes de cualquier planeta.
Nuestra nave es un sistema cerrado. Toda sustancia dentro de la nave queda dentro de ella; nada es
emitido, excretado o perdido. Hemos aprendido métodos simples para reducir
todos los compuestos a sus elementos y recombinar estos elementos para obtener
lo que necesitamos. Por ejemplo, respiramos en la misma manera que ustedes. Es
decir, nuestros pulmones toman oxígeno del aire y expulsan anhídrido carbónico.
Por consiguiente el aire de nuestra nave pasa constantemente a través de soluciones
que contienen organismos vegetales que absorben el anhídrido carbónico y
desprenden oxígeno, como hacen las plantas sobre la Tierra.
Los organismos
vegetales usan el carbono para su propio crecimiento. En ciertas ocasiones
estas plantas pueden transformarse en uno de nuestros alimentos. Las docenas de ciclos naturales a través de
los cuales la vida se crea y se mantiene sobre un planeta como el de ustedes
son duplicados dentro de nuestra nave. Desde que el tamaño de la nave que
contiene a nuestra raza es pequeño con respecto a un planeta, los ciclos deben
cumplirse más rápidamente y bajo condiciones de control muy precisas; pero en
cualquier otro aspecto los ciclos de vida y reproducción son los mismos.
Por supuesto, hay
pérdida de energía durante estos ciclos, que debe ser reemplazada de alguna
fuente externa. Cuando estamos en la proximidad de estrellas como el Sol,
podemos captar fácilmente más energía de lo necesario, así como su planeta
recibe del Sol más energía útil de la que emplean.
Durante nuestros
ocasionales viajes interestelares, nuestra nave puede viajar por varias
generaciones en regiones más bien remotas con respecto a cualquier estrella,
pero todavía podemos recoger pequeñas cantidades de energía que llegan de
millones de estrellas y galaxias remotas, y
también hay por supuesto otras fuentes de energía que están constantemente
disponibles a nuestro alcance, como la energía de los rayos cósmicos y las
diferencias de temperatura que también son aprovechables.
Puede ser difícil para usted concebir una raza de seres
inteligentes que pasan sus vidas dentro de los confines relativamente estrechos
de su nave espacial. Y dentro de su limitada comprensión, ustedes pueden
sentirse inclinados a tener piedad por tal raza. Nosotros, por nuestra parte,
nos sentimos inclinados a tener piedad por razas primitivas que todavía están
confinadas sobre la superficie de un solo planeta, donde son incapaces de poder
controlar muchas de las condiciones que los rodean y se vuelven víctimas
desamparadas de terremotos, inundaciones, tornados, mareas, nevadas, sequías y
otros riesgos que constantemente amenazan a los que viven en la superficie de
un planeta.
Cada aspecto de
nuestro medio ambiente es controlado con precisión. La temperatura es mantenida
constantemente dentro de una fracción de grado. La humedad, la presión
atmosférica y aun la fuerza gravitacional que nosotros creamos dentro de
nuestra nave son mantenidos exactamente en su punto óptimo.
Mientras nuestros
cuerpos raramente dejan la nave, nuestra tecnología nos ha provisto de una casi
ilimitada prolongación de nuestros sentidos, así que, con el propósito de
observación, aprendizaje y comprensión, podemos estar íntimamente presentes en
cualquier momento, en cualquier lugar que nosotros elijamos para observar o
visitar, siempre que el punto que deseemos alcanzar o ver esté a unos pocos
millones de millas de nuestra nave. A través de esta habilidad que puede
parecer extraña a ustedes pero que es bastante normal entre nosotros, somos
capaces de generar y aplicar fuerzas simples a distancias considerables de
nuestra nave.
Nuestras habilidades
pueden parecer algo sorprendentes e increíbles a su gente, pero son tan sorprendentes
e increíbles como vuestras actuales capacidades científicas comparadas con las
capacidades de vuestros propios antecesores hace unos pocos cientos de años. Cualquier
logro científico o técnico parece increíble a aquellos que todavía no lo han
alcanzado porque ellos no lo entienden.
Usted está perfectamente en lo cierto cuando señala que el símbolo
del árbol y de la serpiente es común en la historia y en las leyendas de su
planeta. También es común en el nuestro. La explicación es que tenemos, por lo menos
en parte, antecesores comunes.
Hace decenas de miles
de años, algunos de nuestros antecesores vivían en la Tierra. Había en esa
época un pequeño continente en una parte hoy cubierta por el mar que ustedes
llaman Océano Pacífico. Algunas de sus primitivas leyendas se refieren a esta
masa de tierra sumergida como el “Continente
Perdido de Mu o Lemuria”.
Nuestros antepasados
habían construido un gran imperio y una ciencia vigorosa sobre este continente.
En la misma época había otra raza que se desarrollaba rápidamente sobre otra
masa de tierra en el área central y sur del actual Océano Atlántico. En sus
leyendas este continente ha sido denominado Atlántida.
Había rivalidades
entre las dos culturas en sus progresos científicos. Al principio eran amistosas,
luego se volvieron más amargas con el correr de los años, y cada raza hacía
alarde de sus conquistas ante los otros.
En pocas centurias su
ciencia había sobrepasado el grado de desarrollo que existe ahora aquí. No
satisfechos con liberar pequeñas porciones de la energía del átomo, como hacen
en la actualidad sus físicos, ellos habían aprendido a rotar toda la masa sobre
su eje energético. De la rotación de un trozo de materia del tamaño de un
penique de cobre, resultaba la liberación de setenta y cinco millones de sus
kilovatios horas.
Con el constante aumento de la tirantez entre las dos razas y con el constante aumento de los recursos destructivos, era inevitable que eventualmente se destruyeran entre ellas. Las energías liberadas en esa destrucción fue más allá de toda imaginación humana. Ellas fueron suficientes para provocar el mayor cambio en la configuración superficial del planeta; y las radiaciones concomitantes fueron tan intensas y extendidas, que la superficie de la Tierra se volvió totalmente inhabitable para el ser humano durante varios miles de años.
Pero esta discusión
puede esperar hasta mi regreso. Nuestro tiempo ya está más que vencido. Requiere
demasiada energía mantener nuestra nave en su actual posición y no podemos abandonar
este vehículo de carga. Ya está en tierra y abriré la puerta. Hasta pronto,
Dan.
Baje y cuídese hasta nuestro regreso. Como una persona caminando
en sueños, descendí del piso de la nave y di una docena de pasos vacilantes
sobre la arena y luego me di vuelta para mirar. La puerta se había cerrado
detrás de mí, y una banda horizontal de luz anaranjada apareció en la parte
central del aparato y luego saltó hacia arriba como impulsado por una
catapulta. La ráfaga de aire que se precipitó a reemplazar el desplazado hacia
arriba, me empujó un largo paso hacia adelante y casi me hizo perder el
equilibrio.
Mantuve mis ojos sobre la nave mientras la banda de luz iba a
través de los colores del espectro, desde el naranja al violeta. En este
momento estaba varios miles de pies en el aire, y cuando la luz pasó por la
banda del violeta la nave desapareció enteramente de la vista. Una fuerte
depresión me dominó. Sentí como si todo el trabajo de mi vida hubiese perdido
su significado. Unas pocas horas antes era un ingeniero satisfecho que colocaba
instrumentos de prueba para uno de los más grandes motores cohete jamás
construido.
Aunque me daba cuenta de que mi participación en el programa de construcción
del cohete era pequeña, yo sentía que a través de mi trabajo por lo menos
marchaba a la vanguardia del progreso.
Ahora sabía que el motor para esos cohetes era lamentablemente
ineficiente y pronto sería anticuado. Me sentí como un pequeño e insignificante
engranaje en una ciencia anticuada y chapucera, que se estaba moviendo hacia su
propia destrucción. Por un largo rato permanecí parado en la arena, mirando
hacia las estrellas y preguntándome:
¿Volvería Alan
verdaderamente en pocos meses y entraría en contacto conmigo, como dijo?
"¿Volvería
verdaderamente o fue sólo un amable gesto de despedida? Seguramente debe haber
miles de personas en este país con más influencia y que podrían serles de más
ayuda que yo. Sólo puedo aguardar y esperar que, con el tiempo, comprenderé más
claramente.
INFORME DE ALAN A LOS HOMBRES DE LATIERRA DESDE EL ESPACIO CÓSMICO
El 28 de abril de 1954, Alan nuevamente estableció contacto
directo conmigo. Había apremio en su tono y sus palabras me impresionaron en
una forma que no lo habían hecho en anteriores discusiones. Insistió que el
mensaje que debía darme debía ser claro para que cualquiera en nuestro planeta
pudiese entenderlo.
Me explicó que por mis antecedentes en investigación, ciencias, conferencias
y enseñanza, estaba bien calificado para continuar con sus sugerencias.
- “Usted tiene el deber
personal y la responsabilidad de cooperar con los esfuerzos que nuestro pueblo
está haciendo para ayudar al pueblo de la Tierra a alterar el presente curso de
los acontecimientos e impedir el holocausto que de otra manera es inevitable.”
En las páginas
siguientes repetiré palabra por palabra, tan exactamente como lo permita mi memoria,
la conversación que tuvo lugar entre nosotros, en la esperanza de que el
mensaje que me dio este grupo de visitantes extraterrestres pueda ser tan claro
y comprensible como lo fue para mí.
En esa noche de abril había ido en coche desde el sur de
California a mi refugio especial en los bosques de Oregón, en la esperanza de que
tuviera lugar el encuentro. Sentía una tremenda necesidad de consejo y sabía
que Alan era el mejor, si no el único, que podía darme la respuesta que yo requería.
En los meses precedentes había sido presionado cada vez más para
relatar el aterrizaje en White Sands Proving Ground. Me sentía mal dispuesto a hacerlo porque consideraba imposible persuadir
a un número significativo de personas que el hecho había realmente ocurrido.
Y no se me habían dado razones convincentes de por qué debería intentarlo. La mayoría de los miembros de la raza humana
habían sido enseñados a creer que el hombre era el supremo producto del
Universo, así como la principal razón de su creación.
El pensamiento de que
podría existir una raza superior derrumbaría su agradable creencia. Y en sus
mentes, nosotros los hombres de la Tierra descenderíamos un escalón en la
escala de la evolución. Y éste es el lugar que el ego de muchas personas nunca
permitirá a su razón aceptar, no importa cuán cierta fuera la evidencia.
Yo pensaba que si fuera a intentar proveer esa evidencia, podía
perder mi posición profesional que había costado tanto lograr con mis años de
estudio e investigación en el campo de la ingeniería. También podía ser
expuesto al ridículo público y podía sufrir la pérdida de confianza y el
respeto de mis amigos.
No veía razones valederas para arriesgar la pérdida de prestigio
en un intento de convencer a millones de personas de hechos que la mayoría de
ellos no aceptarían como verdad.
Por otra parte, me fui
dando cuenta de que Alan me había dado una enorme cantidad de datos científicos
y técnicos que habían demostrado ser completamente válidos y que encontré
útiles cuando los apliqué a mi trabajo de ingeniería electrónica.
La verdad es que yo estaba en posesión de información científica
que podía ser más valiosa y útil al mundo de lo que sería para mí solo. Cuando
me percaté de esto, sentí que no tenía derecho a seguir ocultando esa
información por el solo hecho de que yo tenía miedo de lo que pudiese sucederme
con su publicación.
Mi refugio especial en el sur de Oregón está al final de un camino
de tierra que lleva a lo profundo del bosque. Parecía el lugar lógico para
esperar el encuentro. Había estado completamente solo por tres días y estaba
empezando a perder las esperanzas de que pudiera ocurrir un contacto: temprano
en la tarde del tercer día, la voz de Alan rompió abruptamente el silencio en
su forma habitual:
- “Bien, Dan, ¿hasta
cuándo va a tener oculta la luz del conocimiento, manteniendo su silencio?”.
A pesar del hecho que había recorrido 800 millas y había estado
esperando por tres días en la esperanza de establecer contacto, estaba tan
sorprendido como si hubiese oído la voz de Alan por primera vez. Miré
rápidamente a mi alrededor, medio esperando ver alguien parado en las sombras.
Mi razón me decía que nadie podía estar allí; pero Alan me había dado
previamente una explicación detallada y precisa de la modulación del rayo
electrónico del nervio auditivo, que permitía tal comunicación a distancias
considerables.
Finalmente me recuperé lo suficiente para hacer una pregunta,
aunque todo lo que pude decir fue:
- “¿Qué quiere usted decir?”.
- “Usted sabe lo que
quiero decir”,- replicó Alan.- En el gran
libro de sabiduría y filosofía que ustedes llaman Biblia, se dice que cuando un
hombre enciende una vela no debe ocultar su luz bajo un cubo, sino deberá
sostenerla en alto para que todos los hombres puedan ser guiados por ella.
“Hemos gastado tiempo considerable y paciencia en el esfuerzo de
encender unas pocas velas entre las muchas naciones de su planeta. Nuestra esperanza
ha sido que la luz de esas velas creciese en intensidad para poder iluminar el
terrible abismo hacia el cual se precipita ciegamente la humanidad”.
Le hemos dado
información de interés y de valor para su pueblo. ¿Por qué la guarda para usted
mismo?
- Pero, ¿qué puedo
hacer? Yo no soy un individuo ampliamente conocido. ¿Cómo puedo llegar hasta el
público? Y si pudiera, ¿quién me escucharía?
- Hay gente en todas partes que está buscando la verdad y ellos
reconocerán el valor de su mensaje, no importa quién sea el mensajero. Escriba
en un libro lo que ha aprendido de nosotros; usted ya encontró al hombre que se
lo publicará. Cuente la historia a través de los periódicos, la radio y la
televisión. Si es necesario grítelo desde las azoteas, pero hágalo saber al pueblo.
- “Usted no se da
cuenta de lo que me está pidiendo”,- dije-; si
yo llevo a cabo lo que usted me dice, muy poca gente me escuchará. Hay
demasiada gente en este mundo que todavía no está preparada para la verdad.
Ellos temen cualquier cosa que pueda cambiar el presente orden de cosas.
Si yo intentara hacer
pública la información que usted me ha dado, me veré enfrentado con el escarnio
y el ridículo. Algunos me llamarán mentiroso, otros dirán que estoy loco.
Muchos me creerán un charlatán. Si doy el relato a los periódicos, muy pocos
creerán en él. Muchos de ellos lo ignorarán completamente o imprimirán una
versión distorsionada que me hará aparecer estúpido y ridículo.
La voz de Alan me interrumpió en el tono paciente y ligeramente
forzado de un maestro que intenta explicar un hecho simple a algún estudiante
atrasado:
Cristobal Colon |
- Por supuesto, usted será
ridiculizado. El ridículo es la barrera que interponen los ignorantes entre
ellos y la verdad que los golpea o los molesta. Niegan la verdad
sistemáticamente, hasta que alguien se toma el tiempo suficiente para ayudarles
a entender. ¿Puede usted nombrarme a
alguien de su planeta que haya realizado alguna vez algo de gran valor para su
pueblo que no haya sido ridiculizado y despreciado por alguien?
Este es el precio
exigido de cada hombre o mujer que da un paso adelante con respecto a los que
viven a su alrededor. Considere qué difícil fue para Colón, Galileo, Pasteur y
Edison, ganarse la atención de sus semejantes cuando anunciaron sus
descubrimientos.
Hay un viejo dicho que
debería encabezar todos los libros de filosofía: “Es más fácil ridiculizar que investigar”. Pero nunca puede ser tan
provechoso.
Sí, algunos lo
llamarán a usted mentiroso, otros dirán que está loco. Si usted busca o acepta ayuda
financiera, no importa cuán pequeña sea, será acusado de mercantilismo. Sin
embargo la misma moneda es el requisito previo entre su gente si desea realizar
cualquier cosa. Hay muchos problemas que usted deberá encarar, pero recuerde
que no son de ninguna manera privativos de su posición. Con ellos se toparon y enfrentaron
todos los individuos que alguna vez ofrecieron sus servicios y conocimiento a
sus semejantes en un intento de mejorar la cultura y la comprensión de la raza
humana.
Galileo Galilei |
Recuerde también que
usted tiene amigos, más amigos de lo que usted cree. Y muchos más vendrán a
usted. Si bien es verdad que mucha gente teme cualquier cambio en sus vidas, hay muchos otros que comprenden los problemas críticos que existen en su civilización
y están buscando muy seriamente y en forma incansable una solución.
Esa gente entenderá su
deseo de propalar las verdades que yo voy a darle. Ellos le prestarán cortés
atención y expresarán el deseo de un mayor conocimiento, así que ellos pondrán
cuidado antes de reír. Y en cada uno que presta atención y desea comprender,
usted tendrá otro amigo. No se olvide de lo que le dije respecto al poder del
pensamiento. Cuando usted tiene amigos, nunca estará solo no importa donde
esté. Cada mente que está con usted permanecerá con usted y lo respetará. Y
esos amigos adicionales le darán valor y capacidad para sobreponerse a los
problemas que puedan presentarse.
- “Eso espero”, -dije.- “Tengo la sensación de que si hago lo que
usted dice, voy a necesitar abundancia de ambos”.Han transcurrido más de cuatro
años desde su primer contacto conmigo. Usted debería estar ya completamente
adaptado a nuestro ambiente. ¿Por qué no hace descender su nave sobre los
jardines de la Casa Blanca alguna mañana, pide que se le den facilidades para comunicarse
con el mundo entero y transmite inmediatamente su mensaje a todo el planeta?
- Una solución tan simple
sólo está dictada por el deseo, -replicó Alan.- Hemos discutido esto antes. Si usted piensa un poco verá que hay muchas
razones de orden general y específico por las cuales tal solución no daría resultado.
En primer lugar está el aspecto psicológico. Si nosotros apareciéramos como miembros de una raza superior
viniendo de arriba para conducir el pueblo de la Tierra, haríamos pedazos el equilibrio del ego de su civilización. Decenas
de millones de habitantes, en su desesperada necesidad de evitar ser desplazados
a un segundo lugar en el universo, llegarían a extremos inconcebibles para
negar nuestra existencia. Si nosotros
recurriéramos a medios para forzar en ellos la conciencia de nuestra real
existencia, aproximadamente el 30 por
ciento de esa gente insistiría en considerarnos dioses e intentarían
responsabilizarnos de su propio bienestar.
En el restante 70 por ciento, la mayoría nos consideraría como
tiranos potenciales que estuviéramos planeando esclavizar su mundo y muchos empezarían
inmediatamente a buscar recursos para destruirnos.
Si puede derivarse
algún bien importante y durable de nuestros esfuerzos, los líderes deberán ser
miembros de su propio pueblo u hombres indistinguibles de ellos. Es práctico
por consiguiente darse cuenta de que si nosotros fuéramos a aterrizar cerca de
la sede de su gobierno, seríamos inmediatamente rodeados y llevados por las
fuerzas militares, cuyo deber es proteger a sus gobernantes de todo posible
daño.
Luego seríamos
obligados a exponer nuestra superioridad en el dominio de la ciencia material. Una
vez demostrada nuestra superioridad en este campo, los jefes militares
considerarían imperativo que sus países adquirieran y protegieran ese
conocimiento científico avanzado.
La actitud de su
gobierno, común con la de los gobiernos de otras naciones adelantadas de su planeta,
es de que todo nuevo conocimiento, particularmente el conocimiento científico,
es propiedad del Estado. Será conservado secreto, o será diseminado cuando y en
la manera que ellos lo consideren necesario. Tal actitud no es defecto de un individuo
o de una fracción política. Es simplemente una filosofía de gobierno que se
desarrolló durante las dos últimas guerras mundiales. Recibió gran impulso en
su país por la necesidad de guardar en secreto el desarrollo de las armas
nucleares. Pero la “seguridad” militar debería basarse en la lógica y la razón.
Se ha transformado en muchos casos en un pretexto para ocultar cualquier cosa
que pueda molestar a uno o más miembros del cuerpo de gobierno. En realidad, la
mayoría de las tensiones que existen entre muchas naciones del globo son el resultado
directo de este excesivo secreto.
Con este presente,
usted puede darse cuenta de que cualquier información que su gobierno pueda
adquirir concerniente a nosotros, nuestra nave o nuestros conocimientos, será considerado
el más vital secreto militar jamás poseído.
- Pero supongamos que
ustedes aterricen, -dije. -Supongamos que
ustedes dieran a nuestro país los beneficios de la sabiduría, ¿no prevendría
esto el estallido de otra guerra?
- Seguramente usted no pensará
que nosotros seríamos tan bárbaros, que atacaríamos otro país simplemente
porque nos sentimos poseedores de medios para conquistarlos. De ninguna manera,-
replicó Alan,- permítame que aclare mi
punto de vista.
Si nosotros aterrizamos en su país, su gobierno trataría de
mantenerlo en secreto, pero no tendría más éxito que el que tuvo para guardar
en secreto sus armas nucleares. Tan pronto como el gobierno de la Unión
Soviética sepa que las fuerzas militares de Estados Unidos han adquirido
conocimientos altamente avanzados, decidirían que la única esperanza de evitar
el dominio de Estados Unidos sería lanzar un ataque inmediato. Recuerde la lección de Pearl Harbor, y se dará cuenta de esto
más claramente.
Si aterrizáramos en ambos países simultáneamente, el resultado más
probable sería una intensificación de la ya existente carrera de armamentos. Eventualmente
podría desencadenar el holocausto que estamos intentando prevenir.
Pearl Harbor |
Nosotros señalaremos
el camino y los ayudaremos a comprender la sabiduría del amor y la cooperación.
Les brindaremos nuestra ayuda en la medida que podamos, pero usted y la gente
que hemos contactado tendrán que difundir la palabra y ayudar al mundo a
comprender. “Si sus niños tendrán un futuro hacia el cual mirar, dependerá grandemente
del éxito o fracaso de sus propios esfuerzos”.
- Me doy cuenta el
peligro que plantea a nuestra civilización el riesgo de una guerra atómica, -dije-, cualquiera que trabaje en el campo técnico
lo sabe. Casi todos los científicos cumbres de nuestro país han hecho, en un
momento u otro, la afirmación que una guerra atómica en gran escala llevaría a
la virtual destrucción de nuestra civilización, pero nadie parece prestarle atención.
- Ello es porque sólo han
planteado el problema sin ofrecer una solución, -dijo Alan-. En realidad la posibilidad de una guerra
atómica no es el problema, sólo es un síntoma y nunca nadie ha curado una
enfermedad tratando únicamente los síntomas.
Su civilización está
enfrentando un gran problema, que durante los últimos años se ha vuelto
crítico. Su existencia no es culpa de ninguna raza, credo o fracción política,
sino el resultado de una debilidad básica de la naturaleza humana. La falta de
atención y la incertidumbre que ustedes manifiestan a menudo hacia la Fuerza Creadora
Suprema, y su fracaso en comprender cómo esta gran Fuerza Creadora Espiritual
puede ser usada para ayudarlos a expresar más amor y consideración hacia los
otros seres humanos.
Es un problema
extremadamente simple, y como la mayoría de las cosas simples, su importancia
ha sido pasada por alto por demasiada gente de su pueblo. Realmente la solución
descansa en una completa comprensión del problema. Para ayudarlo a usted a
comprenderlo a fondo, me expresaré en los términos más simples posibles.
Toda civilización en
el Universo, no importa dónde o cuándo se haya originado, se desarrolla primeramente
a través del continuo aumento del conocimiento y de la comprensión que resulta
de la exitosa prosecución de la ciencia. La palabra “Ciencia” ha sido definida en su diccionario como la búsqueda, ordenada
e inteligentemente dirigida, de la verdad. Bajo esta definición toda la ciencia
puede ser dividida, con el propósito de discutir y adquirir un mayor grado de
entendimiento, en tres partes principales.
Las tres partes
principales pueden ser definidas como sigue:
1) la ciencia material o física, que se
relaciona con las necesidades y deseos del cuerpo humano y con la naturaleza
del universo físico en el cual se desenvuelve. En esta división se encuentran
temas como física, matemáticas, astronomía, química, etc., así como la
fabricación y distribución de un número infinito de productos materiales
necesarios para el confort y el placer del hombre.
2) Las ciencias sociales, que tienen que
ver con la relación del hombre con sus semejantes, y los medios por los cuales
esta relación puede hacerse exitosa, productiva y progresiva. En esta división
se encuentran los estudios de sociología, gobierno, psicología, los aspectos no
materiales de la economía, etc.
3) Las ciencias espirituales, que tratan de
las relaciones entre el hombre y el gran poder creador y la inteligencia
infinita que penetra y controla toda la naturaleza. Este es el poder y la
inteligencia que su pueblo refiere como Dios.
Todas las ciencias del
Universo, toda la búsqueda de la verdad y la prosecución del conocimiento,
entrarán dentro de estas tres divisiones o encabezamientos. No podemos trazar una
línea neta divisoria entre ellas, porque a veces ellas se superponen; pero las
leyes fundamentales que rigen las tres divisiones son idénticas. Si una
civilización en el Universo quiere desarrollarse completa y exitosamente,
deberá desarrollar por igual las tres ramas de la ciencia.
Las ciencias
Espirituales y Sociales, sin embargo, deben venir antes. No puede haber desarrollo seguro en la ciencia material si no se han
construido antes los cimientos firmes de la ciencia espiritual y social. Esto
puede probarlo usted mismo si considera la diferencia entre el hombre y el
animal. Algunos han dicho que no existe una real diferencia. Arguyen que el
hombre es sólo un animal que ha adquirido mayor inteligencia que los demás y
así ha sido capaz de alcanzar la ciencia material.
A medida que su pueblo
aumente en sabiduría y comprensión, se dará cuenta de que hay varias
diferencias específicas entre el hombre y cualquiera de los animales. Los
animales no tienen ciencia espiritual o social. Consecuentemente nunca han
desarrollado una ciencia material y nunca lo harán porque no hay una base
segura sobre la cual erigir una ciencia material.
Unos pocos insectos
como la hormiga y la abeja, que ustedes llaman insectos sociales, han desarrollado una forma de ciencia social muy rudimentaria, hasta
el grado de que son capaces de vivir juntos en gran número. Ellas trabajan
juntas para su mutuo bienestar, y tienen una forma de disciplina que es común a
todas.
Como resultado de esto, han desarrollado una
forma limitada de ciencia social y han aprendido a levantar estructuras simples
y almacenar alimentos para las necesidades futuras. Sin embargo no tienen
ciencia espiritual y esta falta ha sido una barrera a cualquier progreso
ulterior. Como resultado de ello no han avanzado un solo paso en miles de años.
Y por supuesto nunca lo harán porque ya han alcanzado, desde mucho, los límites
de la estructura que puede ser erigida sobre sus presentes cimientos no
espirituales.
La especie humana, por otra parte, no importa dónde o cuándo
apareció, está dotada de la conciencia innata de que existe una inteligencia
infinita y un supremo poder que está más allá de la comprensión del hombre. Durante las muchas etapas de su desarrollo, la actitud del hombre
hacia ese poder puede variar desde el miedo y el resentimiento, hasta la
reverencia y el amor. Pero siempre ha tenido el instintivo deseo de aprender
más respecto al aspecto espiritual de su naturaleza y a la esfera creadora de
este poder.
No hay verdaderos
ateos entre la gente de su planeta y de ningún otro planeta. Aquellos que dicen “yo no creo en
Dios”, son hombres que están en rebelión contra un concepto determinado de la
deidad. La negación de ese concepto puede estar bien fundada, pero en el
calor de su emoción, o en lo íntimo de su ser, ellos pueden decir: “Si este
concepto no es válido no puede existir ningún otro concepto”. En sus corazones
saben mejor. No importa por cuánto tiempo o cuán fuerte un hombre proclame su
independencia y la creencia en la supremacía de su propia mente y ser,
eventualmente el momento de la verdad llegará.
Cuando tal hombre haya
agotado todos sus poderes y capacidades a través de la enfermedad, accidentes,
pérdida de dinero y de amigos, instintiva y automáticamente buscará la ayuda de
un Supremo Poder que todo hombre de mente clara sabe que no tiene limitaciones.
Así, la importancia y la eterna verdad de la ciencia espiritual permanece siempre
confiable desde los comienzos de la inteligencia humana. Esa es la razón por la
que debe ser considerada la rama principal de la ciencia. A medida que la mente del hombre gana en comprensión, y su conciencia espiritual
evoluciona, se vuelve consciente del hecho que sólo a través de la cooperación
con el hombre, y del Amor Espiritual de lo que él llama Dios, puede mejorar
efectivamente las condiciones de su vida diaria.
Debido a que el hombre
de la Tierra tan a menudo se resiste a obedecer tales leyes espirituales, puede
tomar miles de años antes que este simple principio se vuelva una actitud
diaria y normal que se manifestará a sí mismo continuamente en la conciencia de
todo individuo de su civilización. El conocimiento espiritual de este hecho
trajo la primera agrupación de gente en la tribu primitiva y representa el
comienzo de su ciencia social. De los cimientos que proveen las ciencias espirituales
y sociales emergen las bases necesarias para el desarrollo de la ciencia
material, y éste es el punto donde empiezan a solucionarse más fácilmente los
problemas que existen en nuestra civilización. Una vez que tomen conciencia de
esto el desarrollo de su ciencia material, constantemente estimulada por las
necesidades y deseos siempre en aumento del cuerpo humano, progresará de
acuerdo con un factor logarítmico de tiempo. No es un desarrollo lineal, sino
que se acelera constantemente.
Contaminación en Beijing (China) |
Usted puede
comprobarlo si considera las invenciones y el desarrollo material que ha
ocurrido en los últimos treinta años. Compárelos con el progreso de los previos
cien años, luego compare éstos con los previos trescientos años. Finalmente
compare ese progreso con los anteriores mil años. Usted verá inmediatamente que
la ciencia material en su planeta se desarrolla a un ritmo constantemente
acelerado. Sus ciencias espirituales y sociales, por otra parte, progresan
normalmente sólo en proporción directa o lineal con relación al tiempo. Y aun
este ritmo de progreso no es siempre constante. Su ciencia material es, en la
actualidad, una estructura enorme, masiva y dominante.
Crece a un ritmo
siempre acelerado; sin embargo, está sostenida por cimientos espirituales y sociales
que están creciendo a un ritmo mucho menor. Los cimientos espirituales,
especialmente, son demasiado débiles para sostener adecuadamente la ciencia
material. Y creemos que es importante hacer énfasis en este hecho: a menos que se encuentren las vías y los
medios para estimular el crecimiento de las ciencias espirituales y sociales
para la Tierra, inevitablemente
llegará un momento en que el mayor énfasis en los asuntos materiales con
respecto a los espirituales provocará el colapso de su civilización. Y esto
traerá luego la ruina y la destrucción de los aspectos espirituales y sociales.
Este colapso ha ocurrido antes en su planeta, y su civilización ha entrado
ahora en una etapa en que puede volver a ocurrir. Su raza está nuevamente en
constante riesgo de total destrucción por un agente que ha producido ella
misma.
¿Por qué debería un
pueblo verse amenazado por sus propias creaciones? Simplemente porque no han progresado suficientemente en las ciencias
sociales y espirituales para estar capacitados para determinar los usos
correctos que deben dar a sus creaciones. La mayoría de los pensadores de
su raza conocen muy bien el riesgo inherente al uso de las armas nucleares,
pero éste es otro aspecto del problema que no es generalmente reconocido. A
menos que se logre la unidad entre las distintas naciones, la existencia de
tales armas puede eventualmente traer el derrumbe de su civilización, aunque
ellas nunca sean usadas. La verdad de este hecho puede ser comprendida por
cualquiera que piense un poco.
Las civilizaciones están construidas y conservadas por hombres de visión que piensan y trabajan para el futuro. ¿Qué hombre deseará dedicar su vida y su trabajo para beneficiar a una generación no nacida, cuando el futuro expectable no se extiende más allá de las próximas veinticuatro horas?
A menos que se
disminuya en alguna forma la tensión existente, dentro de unas pocas décadas el
lema de los hombres en la Tierra podría ser: comamos, bebamos y casémonos,
porque mañana podemos morir. Ya han aparecido muchos artículos en sus diarios y
revistas comentando el rápido incremento de lo que se describe como
delincuencia juvenil. Algunos escritores inculpan a los padres, algunos a la
escuela, otros responsabilizan a la Iglesia y al Estado.
Realmente ninguno de ellos es responsable. La condición se debe principalmente
al hecho de que la mayoría de los jóvenes de su generación se sienten inseguros. Cualquiera de sus psicólogos puede verificar esto. La inseguridad
de su juventud se pondrá de manifiesto de muchas maneras, pero principalmente
bajo formas de protesta y rebelión contra los principios existentes,
instituciones y autoridades constituidas.
Ha sido públicamente admitido por uno de los más altos
funcionarios del gobierno, que la tensión militar y política entre su gobierno
y el gobierno de Rusia puede continuar en el presente nivel por los próximos
cuarenta años. Esto significaría que dos generaciones más nacerían y se
educarían bajo la constante amenaza de una destrucción inminente. Ninguna
civilización que el universo haya ya producido podría perdurar bajo tales
condiciones.
Yo lo interrumpí para decir:
- Creo que entiendo el
problema, pero ¿cuál es la solución? Hay mucha gente que presiente el peligro
de nuestra posición actual pero sus consejos varían. Algunos dicen que debemos
detener el desarrollo científico. Algunos han sugerido que debemos suspender el
trabajo sobre concepciones avanzadas de cualquier tipo y prohibir el estudio de
la física nuclear. Otros van aún más allá. Dicen que debemos destruir completamente
todo el material científico, volver a la naturaleza y vivir como los animales.
Alan replicó:
- Si usted deseara construir
un nuevo gran edificio, y de pronto descubre que por un mal cálculo, los
cimientos no son suficientemente fuertes para soportar toda la estructura, ¿qué
haría usted? ¿Lo tiraría abajo? No, seguramente. Usted miraría a su alrededor y
buscaría la manera de agrandar y fortalecer las bases. El progreso de su
ciencia material no puede ser detenido.
Tanto si marcha hacia adelante o si va hacia atrás. Si retrocede, colapsará
porque los miembros principales que la sostienen serán los primeros en
resentirse bajo un programa de retrogresión. No hay nada que sea intrínsecamente
erróneo en su ciencia material. Progresará y alcanzará horizontes jamás soñados
solamente si su pueblo provee las bases espirituales capaces de sostenerla.
- “¿Y si no?”, -pregunté-.
- Su civilización se derrumbará -replicó Alan lentamente-. Se
destruirá a sí misma en un holocausto que dejará pocos sobrevivientes. Los
pocos que sobrevivan no tendrán la habilidad ni el deseo de reconstruir esa
ciencia. En unas pocas generaciones, sus descendientes volverán al estado casi
animal. Luego el proceso de evolución empezará de nuevo. En diez o quince
mil años surgirá otra civilización. Y enfrentará el mismo problema y tendrá las
mismas oportunidades para su solución. Si falla, también se derrumbará. Esta es
una ley inmutable del universo que funciona de acuerdo con la libre elección de
la raza. Su raza y su cultura, sin embargo, no están sentenciadas a la
extinción. Ellas podrán continuar su avance hasta que hayan dejado atrás para
siempre ese peligro. La elección, ya ve, es de ustedes.
- Hay pocas dudas -dije yo- de la elección que haría el pueblo si
tuviera la suficiente capacidad de comprensión, y tuviera conciencia de las
alternativas de construcción y destrucción entre las cuales deberá elegir.
- Precisamente -replicó
Alan- ésta es la razón por la cual
nosotros estamos aquí, y usted está aquí. Como le dije antes, nuestros
antecesores fueron un grupo de sobrevivientes del último colapso completo de la
civilización de su planeta.
Hace más de treinta
mil años, según miden el tiempo en la actualidad, ellos habían desarrollado una
ciencia material que era, en algunos aspectos por lo menos, considerablemente
más avanzada que en el momento actual. Ellos siguieron las leyes naturales, en
vez de amenazarse unos contra otros como hace su ciencia. Sus máquinas eran por
consiguiente más simples.
Sin embargo pudieron realizar
cosas que ustedes no han sido capaces de hacer. Ellos también fracasaron en darse cuenta de la absoluta necesidad de un
desarrollo parejo de los valores espirituales y sociales. Entre las dos naciones
más importantes de esa era se desarrolló una fisura. La fricción entre ambas
aumentó año tras año hasta que explotó en una guerra de aniquilación. Armas
de energía absoluta fueron usadas por ambas naciones en contra de la otra,
armas cuyo poder destructivo era mil veces superior a la bomba H que amenaza a
su raza en la actualidad. No era cuestión de victoria o derrota. Simplemente se
destruyeron la una a la otra.
Hubo pocos sobrevivientes,
y las radiaciones a nivel de toda la superficie del planeta se habían elevado
más allá de la tolerancia humana. Esto no significó que todos los
sobrevivientes estuviesen condenados inmediatamente a muerte por las radiaciones,
pero significaba el deterioro progresivo de las funciones mentales y
biológicas. Esto, junto con el gran número de mutaciones en sucesivas generaciones,
eventualmente retrogradó su nivel de existencia casi al nivel de las bestias.
En una meseta elevada,
que ahora es el país del Tíbet, aterrizaron seis de nuestras naves aéreas y se
realizó un concilio para determinar si podía hacerse alguna cosa. Se sugirió
realizar un intento de llegar hasta otro planeta. Los aparatos aéreos en uso en
aquel tiempo eran capaces de viajar en el espacio y frecuentemente habían sido
usados para alcanzar unos pocos cientos de millas de altura sobre la Tierra.
Sin embargo, no se había hecho todavía ningún intento para salvar las enormes
distancias entre los planetas, y los miembros de la tripulación estaban muy
lejos de la certeza de que tal intento pudiese tener éxito.
El planeta que ustedes
conocen como Marte estaba entonces en
conjunción con la Tierra, y por esa época las condiciones de su atmósfera,
temperatura, agua, etc., eran mucho más apropiadas para la sobrevivencia del
hombre que las condiciones que sus astrónomos refieren existir en la
actualidad. Se realizó una votación, y
los miembros de la tripulación de cuatro de las naves eligieron llevar a cabo
la gran aventura, en la esperanza de preservar de ese modo, por lo menos una
parte de la cultura de su raza. La remanente tripulación optó por quedarse
en la Tierra. Ellos creían que debido a la elevación de la meseta en la cual
estaban reunidos y el comparativamente bajo nivel de radiación que existía
allí, podrían continuar viviendo en esa área sin sufrir completa degeneración
física y mental en ellos y sus descendientes.
Puedo ver la pregunta
que se forma en su mente, así es que le explicaré que nuestra raza había logrado
la perfecta igualdad de los dos sexos y ambos estaban igualmente representados
en el concilio. De las cuatro naves que
ensayaron el gran salto, tres llegaron a salvo a su destino. No hay noticias en
nuestra historia de la suerte de la cuarta. Por muchas generaciones la lucha
formidable para sobrevivir demandó todo el tiempo y la energía del pueblo. Esas
fueron las edades oscuras de la nueva raza, y tenemos comparativamente poco
conocimiento de ese período.
Los miembros de la
tripulación original, inmediatamente después de su llegada al nuevo planeta
compilaron una cuidadosa historia escrita de las razas de la Tierra, recalcando
las causas del derrumbe. A través de las centurias, esta historia fue
cuidadosamente conservada. Es conocida como “La
Gran Lección” y es la primera cosa que es enseñada a nuestros jóvenes
cuando empiezan a prepararse para la vida activa.
A medida que la batalla para la supervivencia era gradualmente ganada, el desarrollo de la ciencia material reasumió su ritmo normal. Con la lección del pasado constantemente delante de nuestro pueblo, hemos mantenido, siempre, los valores materiales en relación con los más importantes valores sociales y espirituales. Hemos visto que las tres ramas de la ciencia tienen las mismas leyes básicas naturales y hemos hecho un gran progreso al comprender esas leyes. Nosotros somos ahora esencialmente independientes de los planetas. Algunos de nuestros aparatos son muy grandes de acuerdo con sus normas. Ellos son varias veces el tamaño de sus más grandes barcos. Y nosotros tenemos el conocimiento y la habilidad de producir todo lo que necesitamos para el confort de nuestra vida física dentro de esas naves. Y desde que hemos resuelto el problema de la energía, no tenemos la necesidad personal de aterrizar en ningún planeta, excepto ocasionalmente para obtener materia bruta para nuevas construcciones. La satisfacción de nuestras necesidades físicas requiere poco tiempo y esfuerzo. Consecuentemente somos capaces de dirigir muchos de nuestros pensamientos y energías a la asistencia de aquellas razas que no han alcanzado el punto crítico de su desarrollo.
- ¿Puede darme algunas
instrucciones específicas? –dije-. ¿Alguna información
precisa que yo pueda transmitir a quien pueda persuadir de escucharme?
- Hay poca necesidad de
hacer eso -replicó Alan-. Sus
propios filósofos, tanto en el pasado como en el presente, han dado a su pueblo
amplias instrucciones, amplia sabiduría para capacitarlos a elegir su propia
senda. Si un hombre con una venda sobre los ojos corre hacia un precipicio,
requeriría un gran esfuerzo apartarlo del peligro. Pero si se le quita la
venda, no será necesario ningún otro esfuerzo, pues el hombre tendrá la
sabiduría suficiente para desviarse por su propia voluntad. Hay muchas
afirmaciones en sus libros de religión y filosofía que demuestran que los
grandes pensadores de su raza, a través de las edades, conocían muy bien los
riesgos de concentrarse en las ciencias materiales.
En el primer libro de
su Biblia está la historia de la Torre de Babel, de una raza que había perdido
enteramente el contacto con las ciencias espirituales y había intentado
alcanzar a Dios mediante el trabajo de sus manos. El intento terminó, por
supuesto, con la frustración y el caos, como concluyen siempre esos intentos.
El desarrollo de las ciencias sociales y espirituales se vuelve casi automático
si todos comprenden la necesidad vital de su desarrollo.
Reducido a los
términos más simples, la ciencia social es el estudio de la relación del hombre
con sus semejantes. La ciencia espiritual es el estudio de la relación del
hombre con lo que ustedes llaman Dios. El requisito indispensable para
progresar en cualquiera de estas ciencias es un sincero deseo de una mejor
comprensión.
Uno de los errores hechos en la traducción de su Biblia han sido
las palabras amor y caridad, las cuales, en el texto original, realmente significaban
“comprender” y “comprensión”. En la Biblia de ustedes se afirma que el
mandamiento más importante es que debes amar a Dios con todo el corazón, con
toda el alma, con toda la mente y con todas tus fuerzas. La traducción debería
haber sido “Debes esforzarte en comprender”. No es necesario ordenar al hombre
amar a Dios. Si los hombres comprenden a Dios, lo amarán continuamente. Nuevamente, hay la afirmación: “Aunque hable con la lengua de los
hombres y de los ángeles y no tenga caridad (comprensión) soy como un metal
sonoro o como un címbalo que tintinea (I Corintios 13:1)”.
Es evidente que no importa con cuánta fluidez un hombre se
exprese, sus palabras no tendrán significado real a menos que los demás
comprendan de lo que está hablando. Sus libros de filosofía afirman que el
hombre debe amar a su vecino y perdonar a sus enemigos. Nuestros libros, sin
embargo, dicen que si un hombre comprende a su vecino, y su vecino lo comprende
a él, nunca serán enemigos. Comprender al prójimo requiere la habilidad de
ponerse uno mismo en el lugar de él y ver las cosas como las ve él. “Hay una
gran diferencia entre conocimiento y comprensión”. El conocimiento procede de
la cabeza pero la comprensión brota del corazón. La necesidad vital de la gente
y de las naciones de su planeta es simplemente la comprensión. Hay poco valor
en un tratado o en un pacto o en una garantía entre gobiernos si falta la comprensión
entre los pueblos. Ustedes han
desarrollado los medios para una rápida comunicación mundial a través de la
radio, televisión, teléfono y telégrafo. Estos medios de comunicación debieran
ser consagrados en mayor extensión a aumentar la comprensión entre las
naciones.
Ustedes tienen unas pocas
estaciones de radio que han ayudado en muchas maneras a esparcir la verdad;
pero ellas son demasiado pocas y los programas que conducen consisten
principalmente en propaganda. La propaganda es meramente el medio de vender, a
otra persona o nación, una idea o una norma de proceder que ustedes creen que
debería ser seguida. Lo que su gente debe
reconocer es que las necesidades y deseos, las esperanzas y los temores de
todos los seres de la Tierra son en realidad idénticos. Cuando este hecho
sea comprendido por todos, usted tendrá sólidas bases para la formación de “Un
Mundo” del cual sus políticos hablan tan volublemente y sus líderes
espirituales con tanta ansiedad.
El Pueblo de su
nación, a través de su gobierno, está gastando todos los años, billones de
dólares en “ayuda exterior”. Ellos están simplemente tratando los síntomas, y
tales esfuerzos de ayuda nunca curarán la
enfermedad. Su país gasta decenas de billones cada año para protegerse contra
un conflicto global, el cual, si viene, sólo probará que la enfermedad se ha
vuelto fatal.
Si el diez por ciento de esta enorme cantidad de dinero fuera empleado
para ayudar a los pueblos a comprenderse los unos a los otros, ellos estarían
atacando la enfermedad en sí misma, y en unos pocos años la enfermedad habría
curado. Cuando las industrias de sus naciones se hayan liberado de la necesidad
de gastar tiempo y energía para producir medios de guerra y destrucción, ellas
tendrán el tiempo y la energía para elevar el estándar de vida de todos los
seres de la Tierra a un punto donde ellos estarían completamente libres de
necesidades.
Cuando estén libres de necesidades, estarán libres del miedo, y su
civilización habrá zanjado el punto crítico de su desarrollo. Su época más grande,
su “Edad de Oro”, descansa delante de usted. Ustedes tienen solamente que
atravesar la puerta correcta. Cuando aumenten su comprensión, ustedes acortarán
el tiempo en que alcanzarán la “Edad de Oro”.
Yo le he dado tanta
información e instrucción como usted es capaz de absorber en este momento. Como
dije antes, no tenemos ningún deseo de forzar nuestro conocimiento y nuestra
cultura sobre su raza, y no lo haremos. Tampoco podemos presentarnos delante de
su pueblo hasta que haya evidencias concretas de que la mayoría de su pueblo
comprende nuestros motivos y desea encontrarnos.
Lo dejaré a usted con
una cita final de su propia filosofía: “Examine
todas las cosas y adhiérase firmemente a lo que es bueno”.
Adiós, Dan, buena
suerte. Ayude a su pueblo a comprender la verdad respecto a ellos mismos, su
existencia y su futuro. Cuando haya hecho suficiente progreso, estableceremos
contacto con usted nuevamente.
NUEVAMENTE DANIEL FRY SE CONECTÓ CON ALAN
NUEVAMENTE DANIEL FRY SE CONECTÓ CON ALAN
- Voy a contarle algunos
hechos científicos que serán nuevos para ustedes, los seres terrestres. Una
forma distinta de ver algunos importantes fundamentos científicos que
revolucionarán el pensamiento de vuestro mundo.
- Pero, ¿por qué decírmelos a
mí? -protestó Fry.
- Porque usted es el hombre
que necesitamos -respondió Alan-. Usted
es un científico, y por lo tanto podrá interpretar la terminología empleada en
la explicación. Por cierto, para poder hacerla comprensible, sólo he de
referirme a descubrimientos hechos por científicos terrestres y no emplearé
conceptos que no sean conocidos por ustedes.
- ¿Qué tiene que
decirme? -pregunté interesado.
- Sería acertado -comenzó
Alan- dedicar primero un poco de tiempo
a la consideración de lo que podríamos llamar la “no-linealidad” de las leyes físicas.
Años atrás, vuestras leyes físicas estaban basadas en conceptos que partían de
líneas rectilíneas. Es decir, ustedes habían desarrollado por aproximación y
error, por observación y pruebas, una serie de leyes aparentemente verdaderas
para cada intervalo de segmento de naturaleza que eran capaces de observar por
vez.
Llegaban así a la
conclusión de que estas leyes seguían siendo ciertas en cualquier intervalo del
segmento, no importando cuán lejos se encontrara vuestro punto de observación.
Pero, cuando el estudio de la Física se adelantó en el macrocosmos, es decir,
cuando ustedes comenzaron a examinar el interior del átomo, se encontraron
frente a un conjunto de leyes que no concordaban con aquellas a las que están acostumbrados.
Aparentemente parecían ser lineales, pero operaban desde un punto de vista
distinto del que lo hacían las leyes establecidas.
La misma inquietante situación
fue descubierta en el macrocosmos. Cuando vuestros astrónomos desarrollaron
telescopios gigantes, capaces de aproximarlos millones de años luz en el
espacio. También encontraron allí una serie de leyes que, aparentemente,
operaban con una concepción distinta de las otras. Por un tiempo los hombres
trataron de acostumbrarse a la existencia de tres tipos de leyes físicas. Cada
equipo lineal con su propio campo de observación, pero cada uno operando
angularmente con respecto a los otros. Con el desarrollo de los principios de
la relatividad comenzaron a comprender, o al menos tendrían que haberío hecho,
que estos distintos tipos de leyes lineales no lo eran, ni tampoco eran
distintos equipos de leyes, sino que
simplemente eran segmentos de la gran curva de la ley natural.
Mientras trataron con
cantidades que podían ser observadas a simple vista, o con instrumentos
elementales, no lograron detectar la curvatura, ya que el segmento que observaban
constituía una porción tan pequeña de la curva, que su desviación de lo lineal
era demasiado ínfima como para detectarla. Inclusive, en las cosas más
prácticas conectadas con los mecanismos de la vida diaria, estas leyes son
consideradas todavía rectilíneas. Los cálculos son más simples al ser
considerados así. Y el error resultante es fruto de una cómoda negligencia.
Por la misma razón un
sujeto que esté observando un lote de terreno pequeño no encuentra necesario
tomar en consideración la curvatura de la Tierra, puesto que el error
resultante de esta negligencia no es detestable aun para el más sensible de sus
instrumentos. En cambio, si el observador debe realizar mediciones de
extensiones mayores, tales como de un Estado o un continente, le resultará
fundamental considerar la curvatura de la superficie terrestre y, para ello,
necesitará tener conocimientos sobre el radio de la curvatura de la Tierra.
La necesidad de una
determinación aproximada del radio de curvatura fue comprendida por el doctor
Einstein, que dedicó buena parte de su vida a ese estudio. Los resultados por
él obtenidos han sido de un inestimable valor para el progreso de las Ciencias
Físicas. Demostraron ser la clave que abría las puertas para la utilización de
la energía nuclear.
Y tan pronto como se logre
reducir estas fórmulas matemáticas a conceptos simples, fácilmente asimilables,
estos conceptos y las verdades adicionales que entonces serán evidentes por sí
mismas abrirán las puertas a los viajes espaciales con una seguridad y
facilidad que aún hoy les es difícil imaginar. La dificultad del actual enfoque matemático sobre el problema de la relatividad
no reside en un error de matemáticas en sí, sino en el hecho de que los métodos
y términos usados en el intento de explicarlo llevan a menudo a asumir formas
menos precisas de pensamiento. Por ejemplo, la ecuación más conocida, que
emergió del estudio de la relatividad, es: E
= mc2 que simplemente muestra que la cantidad de energía (en ergs)
inherente a cualquier masa, es igual al número de gramos de esa masa
multiplicado por el cuadrado de C. Los científicos consideran a C como una
constante, de hecho la única constante que ha sobrevivido en el mundo
relativista.
En la mayoría de los
libros de texto de Física con los que cuentan en la Tierra se dice que C representa
la velocidad de la luz (en cm recorrida por cada segundo), aunque cada
estudiante que haya estudiado el tema sabe que la velocidad de la luz no es una
constante. Es decir que de hecho la velocidad varía según el medio a través del
cual se propaga. Cualquier estudiante que haya hecho pasar un rayo de luz solar
a través de un prisma para producir un espectro de color, ha comprobado no sólo
que la luz varía en distintos medios sino que el cambio de la velocidad varía
algo con la frecuencia de la luz cuando se propaga en medios materiales. Este
es el principio sobre el cual todos los espectroscopios terrestres han sido
diseñados, a pesar de que la mayoría de los tratados al respecto especifican
que la luz se retractaba al pasar de un medio al otro.
Muchos estarán en desacuerdo
con que el cambio de la velocidad varía con la frecuencia, pero cuando hayan
realizado suficientes pruebas los resultados les indicarán en forma convincente
que es lo cierto.
- Es verdad, pero la cantidad
C está referida a la velocidad de la luz en un vacío perfecto. ¿Pero dónde, en
el Universo, podemos encontrar un vacío perfecto para comprobarlo? -objetó
Fry-. Los astrónomos y los físicos han estimado
que aun en los remotos espacios intergalácticos se hallarán probablemente de 3
a 7 partículas nucleares o atómicas por cm3. Un rayo de luz, viajando a una
velocidad aparente de 3 x 1010 cm/segundo, encontraría un gran número de tales
partículas en cada segundo de su viaje. A pesar de ser cierto que la proporción
decrece con la velocidad (por la simple
razón de que la velocidad de propagación, frecuencia y longitud de onda están
en íntima relación), es tan pequeña esa disminución
que no tendría que ser tomada en cuenta en un propósito práctico de medición.
Pero de todas maneras esto demuestra que hemos elegido como nuestra “constante”
una cantidad que actualmente no puede ser considerada como exacta, fija,
perfecta o acabada, en ninguna parte del Universo.
- Afortunadamente -respondió
Alan-, hay un valor al cual la cantidad
C puede asignársela como constante. Es más, el asignarla a ese factor hace posible
una mayor comprensión de las leyes naturales relacionadas con la propagación de
la energía. La cantidad C es,
actualmente, la energía cinética equivalente a la masa de energía de la materia.
Es decir, si tomamos un gramo, o cualquier otra cantidad de materia y masa
newtoniana, y la convertimos gradualmente en energía, de acuerdo con la fórmula
E = mc2, y si la energía resultante, cuando aparece, se aplica
constantemente a la materia que resta, de tal manera que la acelere
uniformemente en una dirección dada, cuando toda la materia haya sido así
convertida, usted hallará que tiene cero masa newtoniana, infinita masa
inercial y una velocidad resultante igual a la C o, aproximadamente, 3 x 1010
cm/segundo con respecto a la referencia dada o al punto de partida. La mayor
velocidad lograda será siempre la misma en relación a la cantidad de materia
con la cual se comenzó.
Este es un hecho que,
fácilmente, puede ser verificado por cualquier persona que se interese por la
matemática y que esté familiarizado con las leyes de aceleración. La energía requerida
para acelerar cada gramo de masa a la velocidad C, a través de la conversión de
la energía, es exactamente igual a la total energía inherente a cualquier materia
que tenga masa. Estos hechos conforman la verdadera base de la Física moderna, en la que la velocidad C es el máximo o
límite de velocidad, ya que representa la diferencia en energía cinética mayor
que puede existir entre dos puntos dados de referencia. Considerando que la
comprensión de este concepto es de gran importancia, me referiré nuevamente a
él y lo discutiremos cuando lleguemos a energía y materia.
Debe recordar siempre que las leyes físicas comunes, tal como son generalmente
expresadas, no se mantienen verdaderas cuando son llevadas a una dimensión que
permita medir el error, puesto que no siguen una línea recta hacia el infinito,
sino una curva de radio finito. En un
Universo con Tiempo, esta curva debe ser representada mediante un círculo, pero
ya que las leyes operan a través del Tiempo y el Espacio, la curva sería más
comprensible si se describiera una “onda sinusoide” (Onda de valor trigonométrico correspondiente a los senos). La línea de la base de la onda está representada por el cero, y los
trozos de curva, por encima y por debajo, representarían los aspectos positivos
y negativos de la luz.
Así veremos que hay puntos y condiciones en los cuales la ley
natural alcanza un valor cero con respecto a un punto dado de referencia, y que
debajo de ese punto las leyes devienen negativas. Sus efectos son reversibles con respecto al observador. La
constante repetición del término “respecto del observador” u “observador” es
necesaria para enfatizar el hecho, frecuentemente no reconocido, de que ninguno
de los factores básicos de la naturaleza tienen validez o significado cuando
son considerados desde una posición absoluta.
GRAVEDAD
Isaac Newton |
- Quizás el mayor obstáculo
que se ha presentado al hombre para realizar su sueño de viajar al espacio ha
sido un factor al que se le ha dado el nombre de “gravedad” -continuó Alan-. Su descubrimiento le es asignado a Isaac Newton, un matemático y físico
del siglo XVII.
...Si bien el hombre
descubre la gravedad al nacer, y ya la practica desde el origen de la
Humanidad, fue Newton el primero que en la Tierra hizo un análisis matemático
completo del tema. Sus conclusiones fueron compatibles con las pruebas y tests
que le siguieron y no tuvieron objeción hasta la llegada de la era relativista.
Newton estableció que
la gravedad es una cualidad inherente a toda materia y que se manifiesta como
una mutua atracción entre todos los cuerpos materiales. También se dijo que el
valor de esta atracción entre dos cuerpos dados era directamente proporcional
al cuadrado de la distancia entre ellos. Esa atracción entre la Tierra y un
objeto cerca de su superficie es conocida como el peso del cuerpo. Pero la dificultad en la afirmación de que
la fuerza varía inversamente con el cuadrado de la distancia reside en que esto
implica que si la distancia es cero, la fuerza tendría que ser infinita. (Esto, comprobado por “concepción” matemática).
Por lo tanto, pareciera que un hombre parado o acostado sobre la
superficie de la Tierra podría ser uno de los dos cuerpos entre los cuales la
distancia fuera cero; en consecuencia, el peso de ese hombre debería ser
infinitamente grande. La respuesta a este interrogante es que la fuerza actúa
como si fuera originada en el centro de la masa, llamada “centro de gravedad”,
y que el hombre en la superficie de la Tierra está a unas 400 millas de
distancia de su centro de gravedad.
Esta explicación crea un nuevo problema. Si la aceptamos
literalmente debemos creer que si hubiera un camino que llegara hasta el centro
de la Tierra y un hombre descendiera por él, su peso se iría incrementando a medida
que se acerca al centro de gravedad. Y al llegar a él sería infinito.
Cuando su centro de gravedad coincidiera con el de la Tierra, su
peso decrecería llegando a cero. Por lo
que nos vemos forzados a dar una explicación posterior. La gravedad no es propia de cuerpos sino de partículas de materia. Y puesto que un hombre en el centro de la
Tierra tendría un número de partículas igual de cada dirección, la resultante
de la fuerza será cero. Si asumimos la idea de que la gravedad reside
independientemente en cada átomo, nuestro problema en lo que respecta al hombre
y a la Tierra estaría resuelto. Pero si miramos el átomo mismo en un
intento de encontrar el punto donde la distancia sea cero y la fuerza infinita,
se nos presenta el mismo problema. No lo hemos resuelto sino que sólo hemos
cambiado nuestra escala de observaciones.
Hay evidencias concluyentes de que la atracción entre las partículas
newtonianas (protones y neutrones) es intensa, por encima de nuestra habilidad
para describirla. Esta fuerza por cierto no aumenta uniformemente con el
aumento de la masa, pero en ciertos puntos no sólo alcanza cero, sino que se
hace negativa.
Niveles de gravedad en el planeta Tierra expresados en metros por segundo al cuadrado, según la teoría terrestre, el máximo se alcanza sobre el núcleo externo a 10,4 metros/segundo al cuadrado. |
Podemos demostrar este hecho agregando una sola unidad de masa newtoniana,
un neutrón, al núcleo de un átomo de uranio 235. Cuando así lo hacemos,
encontramos que la fuerza gravitacional del núcleo en vez de aumentar se vuelve
negativa. Esto es, la atracción entre sus partes se vuelve repulsión y las partes
comienzan a separarse con considerable velocidad. Durante esa expansión se forman numerosos y
nuevos centros de gravedad, los que, en razón de la pequeña cantidad de masa de
cada uno, son fuertemente positivos. El resultado es que se han formado dos o
más simples átomos, más unos pocos neutrones que han adquirido una velocidad
demasiado grande para ser capturados por este proceso de reagrupamiento.
Este fenómeno, si es
cuidadosamente considerado y examinado, dará lugar a claves sobre la naturaleza
misma de la gravedad. Pero contentémonos por el momento con la observación que
demuestra que un campo gravitacional puede, bajo ciertas condiciones, devenir
negativo.
En razón de la forma
en que las leyes gravitacionales han sido expresadas, se ha creído comúnmente
que una fuerza gravitacional puede manifestarse sólo como una atracción entre
dos cuerpos. Esto, por cierto, no es una necesidad, ya que no hay razón lógica
para que necesariamente lo sea. De hecho, si así lo fuera, se tendría que los
campos gravitacionales, siendo los únicos campos de fuerza con los cuales
ustedes se hallan familiarizados, no producirían una atracción ni una repulsión
entre cuerpos de materia. La razón para asumir la atracción universal es
simplemente que todas vuestras primeras y limitadas observaciones indicaban que
esto era cierto. Pero, como ya he mencionado, cualquier número de observaciones
realizadas en una escala limitada no tenderá a indicar que la Tierra es
esférica.
Por muchos años existió una escuela de pensamiento que decía que
los campos gravitacionales, como todos los otros campos, debían poseer una polaridad
dual. Llamaban a estos polos “gravedad”
y “levedad”. Asumían que algunos
objetos materiales poseían normalmente la cualidad de la levedad, mientras que
otros la de gravedad. Un objeto que poseyera levedad sería repelido por todos
aquellos con gravedad. La teoría cayó en descrédito y fue casi universalmente
descartada. No porque fuera desaprobado, sino porque se habían realizado muchos
intentos de asignar la cualidad de levedad a objetos y materiales que no la
poseían. Por ejemplo, se creyó que gases como el H y el helio poseían levedad
puesto que podían ser contenidos en un recipiente sin peso y se observaba que
se elevaban contra el campo gravitacional.
Sin embargo, pronto se encontró que esa elevación era causada simplemente,
en razón de que su gravedad específica era menor que la del aire que
desplazaban. Luego de infructuosos intentos de asignarle la cualidad de levedad
a materiales específicos u objetos la teoría cayó en descrédito, a tal grado
que la misma palabra levedad (levitación) se transformó en sinónimo de humorísticas
tonterías. A pesar de todo esto los filósofos de la Tierra que desarrollaron
esta teoría no estaban errados en sus postulados primarios. Se equivocaron sólo
al no comprender que la gravedad y la levedad no son propiedades de materiales
específicos, sino formas o condiciones bajo las cuales toda la materia puede
encontrarse.
Hemos observado gravitaciones negativas tanto en el microcosmos
(interior del átomo), como en el macrocosmos (entre las galaxias). En años recientes son muchos los artículos que se han escrito en
relación al Universo en Expansión, pero aun así, ¿en cuál de ellos puede usted
encontrar alguna explicación o razón por la cual deba expandirse? Bajo la
teoría de la atracción universal, toda la materia del Universo debería haber
sufrido rápidamente una coalición, transformándose en una gigantesca bola. En cambio, encontramos que cada uno de los
grandes grupos de estrellas, que llamamos galaxias, se halla alejándose de los
otros a velocidades que aumentan con su distancia respecto al observador.
Se han calculado velocidades que exceden las 250 millas por segundo.
Se ha dado un número
interesante, pero poco convincente, de teorías intentando conciliar el estado
observado del Universo con el concepto existente de la atracción universal.
Algunos
teóricos han propuesto que en un tiempo toda
la materia del Universo estaba contenida en una sola e inmensa estrella o átomo.
Por alguna razón desconocida, ese átomo explotó muchos billones de años atrás,
lanzando fuera su materia, que se transformó en el componente de las estrellas,
impartiéndoles el movimiento que ahora observamos. Ya discutiré esta teoría más
tarde, sólo señalaré aquí que la misma no puede mantenerse cuando es examinada
bajo nuestro concepto lineal de la luz física.
En primer lugar, tal
increíble masa de materia, aun a las altísimas temperaturas que se le imaginó,
podría producir bajo las leyes newtonianas un campo gravitacional tan intenso
que ninguna velocidad menor que la de la luz misma podría estar en velocidad de
“escape”. De hecho, se ha calculado que aun la luz emitida por este inmenso Sol
no hubiera podido escapar completamente, sino que hubiera circulado en una
pequeña órbita alrededor de él.
A través del concepto de la curvatura de la ley física, por
cierto, vemos que la adición de masa a un cuerpo existente no aumenta
necesariamente la fuerza de atracción entre sus partes. Pero puede, bajo
ciertas condiciones, hacer que el campo devenga negativo y que la atracción se
transforme en repulsión. Los hechos observados
en el Universo al presente pueden explicarse postulando que existe una
atracción entre los cuerpos individuales de una galaxia, porque su masa total y
su distancia es tal, que están en la porción positiva de la curva gravitacional
con respecto a ellos mismos (sus masas).
En el vasto espacio entre las galaxias la curva cae por debajo de
la línea cero, con el resultado de que la repulsión existe entre las galaxias.
Esto también explicaría por qué la materia no está distribuida uniformemente en
el mundo conocido, pero se halla en concentraciones similares a distancias comparativamente
regulares.
- Esta explicación puede ser
muy interesante para el astrónomo o para el físico -dijo Fry-, ¿pero cómo puede ayudarnos a realizar viajes
espaciales?
- Debemos tener algunos
conocimientos de las leyes físicas antes de que podamos hacer uso apropiado de
ellas para nuestras ambiciones personales - respondió Alan-. En su
sueño de viajes espaciales, el hombre sólo ha considerado tres posibilidades de
escape de la Tierra:
1. La gravedad debe ser destruida, es decir
que el campo gravitacional debe cesar entre la nave espacial y la Tierra, de
tal manera que no moleste la partida de la nave. Mientras que un número
considerable de imaginativas historias han sido escritas a lo largo de esta
línea de pensamiento, no se ha podido llevar a experimentación ninguna de estas
teorías que pueda dar alguna esperanza de que tal condición pueda ser
alcanzada.
2. La gravedad debe ser interceptada. Algún
tipo de material debe ser interpuesto entre la nave y la Tierra para cortar o
absorber el campo gravitacional de forma tal que, aunque exista, no actúe sobre
la nave. Aquí también la imaginación aumentaba la esperanza y la realidad la destruía,
ya que no ha sido descubierto ningún material que cumpliera tal función.
3. La gravedad debe ser superada. Tendría
que aplicarse una fuerza mayor que se elevara por encima de la gravedad, aun
pagando un alto tributo por cada paso del proceso.
En este último plan,
los humanos han tenido algún éxito. Los cohetes se han abierto camino hacia
arriba contra la implacable e impersonal fuerza de la gravitación terrestre,
con distancias por encima de las 250 millas. Puesto que éste es un pequeño paso
hacia el total escape de la Tierra, el haberlo logrado ha estimulado la vieja
ambición y la ciencia ahora está esforzándose para lograr “escapar”.
Si bien es cierto
poder propeler un “bote a remo” tirando piedras desde la popa, no sería éste el
método que utilizaría un hombre inteligente si tuviera otras posibilidades. En
primer lugar, la piedra arrojada debe acelerar no sólo al bote sino a todas las
piedras que restan tirar. Si se planea un largo viaje, el mayor problema será
encontrar suficiente lugar en el bote para guardar las piedras necesarias.
Puesto que el empuje producido es igual a la masa de las rocas multiplicado por
la velocidad de eyección, es obvio que hay tres factores límites.
Primero está la masa
total de las rocas aprovechables, limitada por la medida del bote que las contiene.
Segundo, es la cantidad total de energía aprovechable (éste es un factor sólo
porque ustedes tienen una comprensión muy pequeña de la verdadera naturaleza de
la energía). El tercero, en el presente el más serio de los tres factores, es
la limitada fuerza del brazo que arroja.
En un cohete, las “piedras” están representadas por un gas
producido al combinar o “quemar” el combustible en la cámara de combustión. El gas, a altas temperaturas y presiones, es expelido a través
de una abertura o arrojado por la cola. Puesto que la cantidad de combustible
está limitada por el tamaño del cohete, el único modo de aumentar el empuje es
incrementando la velocidad de eyección. Pero esto sólo puede efectuarse
aumentando la temperatura y presión del gas en el interior de la cámara de
combustión. Con toda la energía que se necesita, la cantidad de empuje que
puede ser producida está limitada a la habilidad de la cámara para soportar las
temperaturas y presiones a las cuales está sometida.
Como estos límites son
alcanzados, y a menudo excedidos, por energía química ordinaria, está claro que
las mayores energías requeridas en reacciones nucleares son, en el presente,
sólo de interés académico para ingenieros en cohetería. En el caso de aparatos
que quedan dentro de la atmósfera, se puede "llevar unas piedras" a
la nave mientras está en vuelo, vaciando la atmósfera a través de la cual la
nave viaja, permitiendo a la energía sobrante que actúe sobre ella. En viajes
espaciales, esto no es posible y es difícil que la eficiencia de los motores de
los cohetes pueda llegar a ser incrementada suficientemente en un futuro
cercano para permitir viajes espaciales económicos o prácticos.
En la actualidad el
cohete sigue siendo anticuado. No ha habido en su concepto ningún avance desde
1214, cuando las hordas del Gengis Khan
se enfrentaron con la artillería de cohetes de los defensores chinos
parapetados en sus ciudades amuralladas más de 700 años atrás. Ciertamente, ustedes han producido cámaras
de combustión más poderosas, han avanzado desarrollando combustibles con un
impulso específico más elevado, pero no han avanzado nada en relación a
conceptos básicos. Siguen haciendo avanzar el bote tirando piedras desde la
popa. Los hombres de la Tierra pondrán el pie en Marte y Venus, pero no lo
harán llegando en cohetes. Hay otras formas mejores y más simples.
Apolo XV |
Es hora de que
reexaminemos vuestra posición para comprobar si no hay algo que han pasado por
alto. Ustedes han olvidado el viejo refrán: “si
no lo puedes vencer, únete a él”. Por centurias el hombre trató de vencer
la fuerza de la gravedad, de destruirla, y fracasó. Se pretendió encontrar
algún método que los escudara de sus efectos, sin encontrarlo. Trataron de
vencerla oponiéndole una fuerza mayor, descubriendo que es un proceso molesto. Creo que es tiempo de que destierren la idea
de luchar contra la fuerza de gravedad y que comiencen a pensar en la
posibilidad de hacer uso de ella.
Han aprendido que la gravedad, como todos los factores naturales,
tiene un valor negativo como también uno positivo. Si luego de construir los
aparatos espaciales pueden arreglarse las condiciones de manera que la nave se
halle en la porción negativa de la curva de la gravedad, caerá de la Tierra en
una forma tan sencilla y natural como una piedra cae si se la lanza desde la
torre de un edificio.
- Sí -objetó Fry-, pero aunque los campos gravitacionales
negativos han demostrado existir, sólo se han encontrado en el átomo y a
distancias intergalácticas, ¿cómo podemos colocar una nave espacial en la
porción negativa de la curva con respecto a la Tierra?
- Las leyes naturales no son absolutas sino relativas -respondió
Alan-, es decir que la medida y forma de la curva de una ley depende del valor
y posición de las otras. Hemos
visto que el núcleo del Uranio 235 se hunde bajo la línea cero con la adición
de sólo una masa de unidad, haciendo un total de 236. Aunque el núcleo del
Uranio 238, a pesar de estar cerca de cero, está todavía en la parte positiva
de la curva en razón del hecho de que la forma de la curva gravitacional es
modificada, no solamente por la masa presente, sino también por el número y posición
de las cargas eléctricas.
- Pero existe el mismo
número de electrones (92) en cada uno de los átomos -apuntó Fry.
- Me referiré a las cargas no sólo de la parte externa del átomo, sino a
las internas –respondió Alan-, y especialmente al hecho no siempre
comprendido de que el neutrón posee tanto una carga positiva como una negativa.
A pesar de estar unidas en el neutrón,
no son discernibles como cargas, pero existen como energía que producen los
campos gravitacionales. Cuando adquieran una mayor comprensión de las leyes
producirán cualquier forma de curva que deseen en la Tierra, tomando a ésta
como un punto de referencia y a la nave espacial como otro.
Suponga que usted da
una barra imantada y otra similar de hierro a un hombre inteligente, pero sin
educación, con la misión de que las examine y determine sus propiedades. Una de
ellas, que este investigador encontrará, será la propiedad “inherente” de mutua
atracción entre los dos objetos.
Observará que cuando
cualquiera de los extremos de una barra se acerca a uno de los extremos de la
otra, existe una atracción. Probablemente llegará a la conclusión de que la
atracción es una cualidad inherente a estos objetos y que continuará
persistiendo a pesar de lo que se pueda hacer. Sabemos, por cierto, que si el
extremo aislante de un alambre es colocado alrededor de la barra de hierro y
una corriente de electrones es introducida en esta arrolladora, las dos barras
mostrarán una repulsión tan real como la atracción.
Nótese que en este
caso no hemos destruido el campo imantado ni lo hemos sobrepasado, simplemente
hemos producido un campo que está en oposición con él o, para mostrar las cosas
más concisamente, hemos polarizado el campo colocando un extremo de la barra de
hierro en la porción negativa de la curva magnética con respecto a cada extremo
del imán permanente que está ya así polarizado.
La misma posibilidad
existe en relación a cargas gravitacionales, excepto que los resultados no se
obtienen de la misma manera. No es muy difícil llegar a polarizar un campo
magnético, una vez que hayamos descartado la vieja creencia de que es
imposible.
- Oh -dijo Fry-, ¿podría usted resumir lo que me ha dicho
hasta ahora sobre la gravedad, antes de continuar?
- Buena idea -respondió
Alan-. Aquí va. Estas son las siete correcciones y adiciones a la teoría
gravitacional, tal como hoy se la conoce en la Tierra:
1. La ley de Gravedad no es una ley lineal, sino que sigue una
curva común a todos los otros factores de la naturaleza.
2. El campo
gravitacional no disminuye precisamente
con el cuadrado de la distancia, como Newton creía, sino porque en razón de
la curvatura de la ley natural disminuye normalmente con una valuación
ligeramente mayor hasta llegar al valor cero, no al infinito como usualmente se
cree sino a una distancia finita (o grado cero de separación). Por debajo de
esta distancia o grado de separación, la fuerza es negativa.
3. Podemos definir a
un campo gravitacional negativo, cuando la aplicación del factor llamado tiempo
tiende a incrementar el grado de separación entre cualquiera de dos diferentes
puntos del factor llamado materia.
4. El valor del campo
gravitacional en cualquier punto es controlado por los valores de los otros
factores de la naturaleza en ese punto.
5. Las cargas
eléctricas en el átomo son un factor que modula la forma de la curvatura
gravitacional del núcleo.
6. La gravedad no es
el enemigo de los viajes espaciales. Es un amigo, pero debe haber una verdadera
comprensión antes que la amistad pueda dar sus frutos.
7. Es perfectamente
posible producir un campo gravitacional negativo entre la Tierra y un objeto
dado sobre o cerca de su superficie, por la aplicación apropiada de cargas
eléctricas movibles. Tal campo sería efectivo solamente con respecto al objeto
dado. Todas las otras materias en la vecindad quedarían en la posición positiva
de la curva.
¿COMO SE COMUNICAN CON NOSOTROS DESDE EL ESPACIO EXTERIOR?
Muchos de los que han leído el relato original del incidente de
White Sands me han preguntado si los medios de comunicación empleados por Alan
podían ser descriptos como telepatía. La pregunta es difícil de responder
debido a la naturaleza indefinida del término.
El diccionario de Webster define el término “telepatía” como la “Comunicación entre mentes por medios distintos
que los normales ordinarios”. Desde que los medios normales ordinarios no se
mencionan ni definen, la definición anterior deja mucho por explicar. La
vaguedad de la definición ha creado en las mentes de muchos estudiantes y en la
mayoría del público en general, la impresión de que tal fenómeno telepático no
puede ser explicado satisfactoriamente en términos físicos ordinarios. El
resultado es que la telepatía es habitualmente relegada a un área de la
metapsíquica, que está más allá de la definición y comprensión del individuo
medio, y está tan alejada de la realidad que se duda de cualquier texto que
emplee ese término.
Sin embargo, la palabra telepatía es empleada cada vez más frecuentemente,
y un número creciente de personas, científicos y legos, están empezando a
considerar que el término tiene validez básica. Uno de los mejores libros de
texto que he leído sobre el tema es ESP and Your Super- Conscious, del doctor Gilbert N.
Holloway, Ph. D., que es uno de los más destacados exponentes mundiales en ESP
(Percepción extrasensorial). Este libro fascinante explica la telepatía de una
manera clara no habitual. También explica la Percepción Extrasensorial y cómo
se lleva a cabo. En su libro, el doctor Holloway llama la atención porque
nuestro gobierno, nuestras escuelas y nuestras universidades deberían
profundizar el estudio de la ESP, y muestra cómo la ESP puede ser empleada para
hacer contacto con nuestros astronautas en el espacio. Luego explica cómo y por
qué los hombres de los “Platos Voladores” han desarrollado la ESP en tan alto
grado. De hecho el libro del doctor Holloway apoya y hace más clara mucha de la
información contenida en este libro.
Los resultados de decenas de miles de ensayos específicos,
realizados bajo condiciones rígidamente controladas, dejan poco lugar a dudas
que la transmisión directa del pensamiento y de datos específicos de una mente
a otra o a otras mentes de hecho ocurre, en cierta medida y bajo ciertas condiciones.
Pero, mientras miles de horas-hombre de esfuerzo han sido empleadas para
demostrar el hecho de que la transmisión del pensamiento puede y tiene lugar,
pocos esfuerzos han sido dirigidos a descubrir los medios reales por las cuales
dicha transmisión y recepción se realizan. En
la actualidad se sabe que todas las funciones motoras y sensoriales del cuerpo son
de naturaleza eléctrica. Todo el sistema nervioso del cuerpo es una masa de
circuitos eléctricos sumamente complejos. Estudios continuados han demostrado
que casi todas las funciones que puedan ser realizadas por un circuito
eléctrico o electrónico están presentes en algún lugar del cuerpo humano. Las
corrientes galvánicas producidas en el cerebro han sido estudiadas por muchos
años a través del electroencefalógrafo. Pero lo que no
es tan bien conocido es que esas corrientes moduladas que emplean
los nervios como conductores también producen ondas electromagnéticas (como lo
hacen todas las corrientes moduladas cuando se mueven a través de conductores).
Estas ondas pueden, mediante el uso de equipos suficientemente sensitivos, ser
detectadas, amplificadas y puestas en evidencia a través de un osciloscopio de
rayos catódicos. Desde que se ha demostrado que el sistema humano posee un
equipo que crea, modula y emite ondas radiales, es razonable admitir que también
pueda contener equipo para la recepción y traslación de este tipo de onda de
radio.
En la comunicación que tuvo lugar entre Alan y el autor de este
testimonio, las palabras habladas eran netas y claras como si el que hablaba
estuviera a pocos pies de distancia y no a muchas millas como ocurría en
realidad (el doctor Holloway en el libro mencionado recalca cómo, esto, puede
fácilmente ser hecho por aquellos que saben cómo hacerlo). En ocasión del
segundo contacto, Alan hizo un esfuerzo, parcialmente exitoso, de explicar en
términos comprensibles para mí los mecanismos del sistema de comunicación que estaba
siendo usado.
Empezó señalando que
el cerebro no puede percibir las ondas sonoras que chocan contra el oído hasta
que éste haya convertido las ondas en impulsos galvánicos mínimos que viajan desde
el oído hasta el cerebro a través del nervio auditivo. En realidad toda la
función del oído consiste en convertir las ondas sonoras en corrientes
eléctricas débiles que son los únicos impulsos que el cerebro puede percibir.
También explicó que el cuerpo humano puede y absorbe ondas de radio, y por sus
ligeras diferencias de masa y dimensiones cada cuerpo entrará en resonancia con
tales ondas a cierta frecuencia precisa, la cual es típica para cada cuerpo.
El sistema empleado
por Alan con el propósito de comunicarse consistió en una onda portadora
rectilíneo sintonizada en la precisa frecuencia del individuo que recibe la
señal. La modulación de la voz es impresa sobre la onda portadora en cierta
manera similar a la que nuestras emisoras de radio imprimen la señal de audio
sobre la onda portadora de radiofrecuencia.
Cuando el cuerpo
receptor está en resonancia con la onda portadora, se generará una pequeña pero
adecuada señal audible (audioseñal), no solamente sobre el nervio auditivo sino
también sobre otros nervios que se extienden a varias partes del cuerpo, pero
terminan cerca o en el centro auditivo mismo del cerebro. El proceso puede ser
descripto como “modulación electrónica del sistema auditivo”. El resultado
final es que el individuo “oye” la palabra hablada en los receptores finales,
de la misma manera como lo haría si las ondas sonoras originales llegaran a su
oído. Desde que el cuerpo está en resonancia con la onda portadora, una parte de
la onda será remitida por el cuerpo. Cuando se formula una réplica a la señal
original, esa onda reemitida por el cuerpo será modulada en cierta medida por
las corrientes nerviosas generadas en el cerebro del receptor. Por lo tanto,
esta comunicación bidireccional es posible aunque la onda portadora es generada
en uno solo de los extremos del sistema.
Nuestro sistema de radar puede ser usado como una analogía
aproximada. También aquí una onda es emitida en cierta dirección por un rayo
transmisor. Cualquier objeto con que tropiece la onda reflejará una porción de
ella hacia el transmisor. Estas señales de retorno son captadas por la estación
transmisora, amplificadas y desplegadas a través de un tubo de rayos catódicos,
pudiéndose así determinar la forma, el tamaño y la naturaleza general del
objeto.
Mientras el sistema empleado por Alan es considerablemente más
preciso y algo más complejo que nuestros sistemas de radar, es un dispositivo
que podría, con un poco de estudio, ser comprendido y probablemente duplicado por
nuestra propia tecnología.
Hay sin embargo dudas considerables de que tal sistema fuera
deseable. Y es improbable que contribuyera a nuestro bienestar durante nuestro
presente estado limitado de desarrollo. A medida que sepamos más,
comprenderemos más. Por consiguiente nuestra sabiduría y nuestro sentido común
aumentarán.
RESPUESTAS LÓGICAS A MUCHAS PREGUNTAS SOBRE OVNI
Cuando viajé a través de los Estados Unidos y Europa dando
conferencias sobre Objetos Voladores No Identificados, pedía a la audiencia que
formulara las preguntas que quisiera. Como regla general, todas las preguntas
caían dentro de una lista común, y éste es un intento de contestar brevemente
las preguntas que fueron formuladas con más frecuencia.
Casi todo lo que he visto escrito sobre Objetos Voladores No
Identificados ha sido enunciado por uno o dos grupos distintos de individuos.
Un grupo está
representado por creyentes entusiastas inclinados a aceptar virtualmente al pie
de la letra cualquier dato comunicado. El grupo opuesto está principalmente
compuesto por escépticos que miran con aire superior y autoritario.
Cada escritor escribe su artículo desde su punto de vista y
principalmente con el propósito de justificar su propia posición. Siempre hay
en estos trabajos una gran parcialidad.
Si fuera posible conseguir que la gente considerara el tema en
forma fría e imparcial, la aplicación de la lógica desapasionada a las muchas
preguntas que surgen podría suministrar información de considerable valor y,
por consiguiente, reducir el grado de confusión pública provocado por el
continuo y a menudo mordaz debate entre los dos extremos.
Las posiciones de los dos grupos opuestos son esencialmente éstas:
El primer grupo cree e
intenta demostrar que hay amplia evidencia para justificar la aceptación pública
del postulado de que la Tierra está siendo observada o visitada, de tiempo en
tiempo, por seres inteligentes que no son nativos de este planeta. Si esta suposición es
verdad, obviamente el progreso científico de tal raza estaría en un nivel
considerablemente más avanzado que el nuestro. Su cultura podría por consiguiente
hacer valiosas contribuciones a la nuestra, y nosotros deberíamos hacer todos
los esfuerzos posibles para establecer contacto permanente con tales seres,
para nuestro propio bienestar y desarrollo si no por otros motivos.
Los miembros del segundo
grupo habitualmente insisten en que todo esto no tiene sentido. Ellos afirman
que no existe evidencia segura que pruebe que seres inteligentes procedentes de
algún lugar del espacio hayan alguna vez visitado la Tierra. Aun en el caso de que
tales seres existan, están seguros de que se encuentran demasiado lejos de la
Tierra para tener cualquier interés, ya sea en observarnos o en visitar este
planeta.
Este grupo también afirma y trata de probar que todo relato de
observación de OVNI puede, con adecuado manipuleo, correcciones y juiciosas
escisiones de los datos aportados, ser adecuadamente explicado en términos de fenómenos
terrestres Sin embargo, en toda controversia donde contienden puntos de vista
diametralmente opuestos, la verdad será hallada, habitualmente a medio camino
entre los dos extremos.
No es el propósito de este capítulo argüir en pro de uno u otro lado de la controversia, sino examinar tan imparcialmente como sea posible algunas de las muchas preguntas que se presentan.
Siempre que un objeto desconocido OVNI es avistado en nuestro
cielo, y su naturaleza y funcionamiento no puede ser correlacionado
inmediatamente con un objeto terrestre conocido, alguien expresará la
posibilidad de que podría tratarse de una nave espacial trayendo visitantes de
algún otro planeta.
Tal sugerencia no encuentra la aprobación de ciertos individuos
que, de una manera egocéntrica, creen que el hombre es lo más importante y
nadie puede igualarlo o sobrepasarlo. Ellos tratan, por consiguiente, de negar
o refutar cualquier posibilidad de este tipo.
La mayoría de nosotros ha nacido y ha sido educado en la creencia,
muy satisfactoria para el propio ego, de que el hombre de la Tierra es la
suprema creación del Universo, así como la razón principal para su creación. Por
consiguiente, la existencia de cualquier inteligencia superior invalidaría esta
creencia y nos colocaría por lo menos un escalón por debajo de ellos. Este es un lugar donde el ego de muchas
personas no permitirá jamás ser colocado, por más cierta que sea la evidencia.
Hay otros individuos, sin embargo, que son capaces de aceptar la posibilidad
de tales formas de vida superiores pero se consuelan a sí mismos con la
convicción de que ellas deben estar necesariamente tan lejos que nunca habrá
posibilidades de encontrarnos con ellos.
Un considerable porcentaje de modernos científicos cae en esta
última categoría. La mayoría de nuestros actuales astrónomos acepta esta abrumadora
probabilidad estadística de vida inteligente extraterrestre.
Pueden aceptar esta probabilidad con perfecta tranquilidad
mientras esa vida se quede en su propio lugar de origen o por lo menos a unos
pocos años-luz de nosotros.
Pero, si surge cualquier evidencia que parezca indicar que algunas
de estas inteligencias de otro planeta puedan estar observándonos desde nuestra
propia estratosfera, la situación cambia inmediatamente, y la evidencia debe ser
explicada de cualquier manera prescindiendo de la lógica y la razón.
Por eso es que hay una gran dosis de verdad en un dicho que afirma:
“El
YO del hombre es la mayor barrera a la comprensión humana”.
Desde que nuestros astronautas han empezado a penetrar los
confines del espacio, gradualmente se ha producido un cambio en la manera de
pensar de mucha gente. Se ha vuelto obvio que las generaciones venideras
saldrán al espacio expandiendo constantemente el área de exploración y descubrimientos.
Si el hombre de la
Tierra puede hacer esto, luego es posible que otros seres de otros planetas puedan
ya estar haciendo lo mismo. Consecuentemente, un siempre creciente grupo de gente es capaz de
aceptar la posibilidad estadística de que el hombre de la Tierra no es el único
en el Universo, y que nosotros podemos no ser el exponente supremo de la vida
inteligente.
Cuando aparecen objetos en el cielo que son difíciles de explicar
en términos terrestres, esta gente empieza a hacerse preguntas, a sí mismos y a
otros que puedan tener interés en el tema. Ellos no ignoran los relatos considerándolos
ridículos, ni se esfuerzan desesperadamente en crear explicaciones terrestres.
Las preguntas, casi invariablemente, son del mismo tipo y son
hechas de la misma manera por todos. Muchas de las preguntas no pueden ser
contestadas de una manera directa o simple, porque la pregunta en sí misma es
una pobre simplificación del problema que la origina.
Por ejemplo, la primera pregunta es habitualmente expresada de la siguiente
manera: “Si algunos de estos Objetos No
Identificados son realmente máquinas, creadas y dirigidas por seres
inteligentes extraterrestres, ¿de dónde vienen?”
Por la forma en que está expresada la pregunta, es obvio que el
que inquiere piensa en términos de una sola posible procedencia; mientras que
el consenso general de la opinión científica actual es que hay unos cuantos
miles, si no decenas de miles de planetas, sólo en nuestra galaxia, que pueden
albergar vida inteligente, de los cuales muchos pueden haber alcanzado niveles científicos
mucho más allá de nuestra actual capacidad de comprensión.
Hay muchas evidencias de la casi universal aceptación de este
postulado por los hombres de ciencia. Uno de los informes más explícitos fue
publicado por Associated Press el 13 de setiembre de 1964. Procedía de
Pasadena, California, y decía que “un científico que ocupaba un alto cargo
había dicho: los miles de planetas de nuestra propia galaxia, la Vía Láctea,
podían ser habitados por criaturas inteligentes como el hombre”.
Harrison Brown, del Instituto de Tecnología Geoquímica de
California, después de un estudio financiado por la Aeronáutica Nacional y Administración
Espacial dijo que: “Las condiciones favorables para la vida podían ser mucho más
abundantes de lo que generalmente se creía posible”. Considerando que puede
haber cientos de millones de planetas en la Vía Láctea, y que muchos de ellos son
bañados por la luz de sus soles que les dan vida, Brown dijo: Se puede concluir que el hombre no está solo
en la galaxia.
La búsqueda de evidencias de tales formas de vida inteligente
puede ser verdaderamente provechosa y excitante. Nótese que la información
anterior no representa la opinión de un solo científico. Es el resultado de un
estudio más bien amplio de la pregunta, y un examen panorámico de la opinión de
los científicos de todo el mundo. Vemos que nuestra renuencia y mala voluntad
en aceptar la posibilidad de una fuente única de vida extraterrestre debe
extenderse y abarcar la galaxia entera, que puede rebosar de vida inteligente
en todas direcciones.
Es evidente que la pregunta “¿De
dónde vienen?” sólo puede ser contestada si se han obtenido informaciones
específicas de los viajeros mismos.
La segunda pregunta es múltiple y se relaciona con la logística
del viaje espacial. “¿Cómo pueden cruzar
distancias casi inconcebibles entre estrellas, cuando tales viajes requerirían años,
aun a la velocidad de la luz? ¿Qué comerían? ¿Cómo podrían respirar durante
esos largos períodos en el espacio? ¿Cómo pueden sobrevivir a las aceleraciones
extremas de sus naves?”
Estas y docenas de preguntas similares, todas relacionadas con el
hecho de que los viajeros del espacio, si existen, ciertamente deben haber
adquirido muchas habilidades que no comprendemos y somos, por el momento, incapaces
de reproducir.
La respuesta a estas
preguntas es, simplemente, que la posesión de habilidades extraordinarias sería
normal y predecible en cualquier cultura extraterrestre que ha progresado más
allá de nuestra etapa de desarrollo, justo como nuestras habilidades
científicas aumentan y se extienden con cada año que pasa.
Es generalmente aceptado como un hecho astronómico que nuestro Sol
es una estrella relativamente nueva en nuestra galaxia, y sus planetas, incluyendo
nuestra pequeña Tierra, son cuerpos celestes comparativamente jóvenes.
Parecería, por consiguiente, haber una certeza estadística, de que
muchos, si no todos los planetas habitados de nuestra galaxia, contienen formas
de vida inteligentes que han tenido períodos de evolución más largos que nosotros,
así que podría esperarse que posean poderes y conocimientos que nosotros
todavía no hemos logrado y ni aún siquiera imaginado.
La tercera serie de preguntas se refiere a las acciones que
podríamos esperar de los nuevos visitantes del espacio. Las preguntas
habitualmente empiezan como sigue: “Si
cualquiera de estos objetos observados son realmente naves espaciales, creadas
y guiadas por seres extraterrestres, ¿por qué no manifiestan su presencia de
alguna manera indudable? Por ejemplo, ¿por qué no aterrizan en los jardines
de la Casa Blanca, no salen de su nave y dicen “Aquí estamos, afortunados
habitantes de la Tierra. Hemos venido a hacernos cargo de su atrasado planeta y
a desenredar el tremendo lío que ustedes han hecho de las cosas”?.
Otra gente dice: “¿Por qué
no aterrizan en el Pentágono y tratan de establecer acuerdos comerciales para
que pueda realizarse intercambio entre las dos razas?”.
Otros todavía hacen notar que si los visitantes han adquirido
conocimientos científicos mayores que los nuestros, con toda probabilidad
también poseerán armas superiores a las cuales no podríamos resistir. Ellos no
tendrían ninguna necesidad de comerciar desde que, fácilmente, podrían tomar lo
que quisieran o necesitaran.
En vez de intentar
contestar a cada una de estas preguntas por separado, podemos crear una simple
analogía para ilustrar la posición en la cual se encontrarían los visitantes. La analogía es fácil
de entender. Y capacitaría a cada lector para contestar las anteriores preguntas
sin otra explicación, especialmente si podemos asumir que tales visitantes del espacio
han desarrollado un mayor grado de conocimiento técnico que nosotros.
Empezaremos por recalcar el hecho de que, en nuestro planeta, por
lo menos en dos áreas, una en Sudamérica y otra en Australia Central, todavía hay
razas de seres que no han logrado llegar al arco y la flecha. Estas tribus viven
de una manera que recuerda la Edad de Piedra y, desde el punto de vista del
desarrollo científico, están muchos miles de años detrás nuestro, a pesar de
que viven en zonas que están a pocas horas por aire de nuestros centros
civilizados.
Desierto australiano |
Nosotros conocemos algo respecto de estas tribus porque unos pocos
de nuestros exploradores y misioneros han penetrado brevemente en sus dominios
y los relatos que ellos han escrito están al alcance de cualquiera interesado
en la cuestión.
Las culturas más primitivas, por otra parte, no tienen lenguaje
escrito, ni medios de comunicación masiva, ni manera de perpetuar la
información. Consecuentemente, ellos no conocen nada con respecto a los que
vivimos en áreas más progresistas, y serían incapaces de entender cómo vivimos nosotros y lo que
sabemos, aun si les fuera dicho. Sin embargo, nosotros tenemos aviones a
propulsión a chorro que vuelan en zonas donde esa gente vive, y ocasionalmente
ellos pueden verlos.
Permítanme que describa una aldea establecida en la jungla, que
por un lado linda con una planicie ondulada. Imaginen que uno de los cazadores
de la tribu ha herido a un antílope y ha perseguido a su presa herida por
varias millas sobre la planicie ondulada. Mientras está allí solo, un gran
avión a chorro pasa con estrépito sobre su cabeza volando bastante bajo. Después
de unos pocos minutos, se precipitará excitado hacia la aldea con la increíble
historia de su experiencia.
“Amigos”, quizás él podría decir: “Cuando hoy estaba en la planicie un pájaro gigante pasó sobre mi
cabeza. Jamás he visto algo como eso. Tenía una envergadura de varios cientos
de pies. Sus alas y todo su enorme cuerpo brillaba a la luz del sol como si
estuviera hecho de plata. Al pasar sobre mi cabeza hizo un estrépito retumbante
que parecía sacudir la tierra, y de su cola salía una columna de humo negro.”
En este punto de la historia, sus amigos sacudirían la cabeza y su
mejor amigo le diría con voz suave: Cálmate,
¿por qué no vuelves a tu choza y duermes un poco? Nosotros sabemos que los jugos
fermentados llegan más temprano o más tarde; pero tú insultas nuestra
inteligencia. Nosotros conocemos todos los pájaros de esta zona, los hemos
observado y perseguido por muchos años.
El pájaro más grande es el cóndor. Su envergadura es de ocho a nueve
pies. Pero ningún pájaro mide cien pies. Y sabemos que tales pájaros tienen muchos
colores, pero ninguno es de color plateado. Los pájaros emiten distintos
sonidos, pero ningún pájaro ha rugido ni sacudido la tierra. Ni siquiera el
león puede hacerlo. Todas las cosas que
dijiste son contrarias a lo que nosotros sabemos que es verdad; sin embargo
haces la historia más ridícula aún diciendo que salía humo de la cola del
pájaro. ¡Qué tontería! Vuelve a tu choza hasta que hayas recuperado un poco
de cordura, y después hablaremos de otras cosas. El resultado sería que no se
hubiera tomado en consideración el relato del cazador. Hubiese sido descartado
como alucinación o fantasía.
Supongan sin embargo que unos días más tarde, otro cazador llegara
sin aliento a la aldea y dijera: “Yo
también vi uno de esos enormes pájaros”. Si esto ocurriera bastante a
menudo, eventualmente se aceptaría que habría alguna cosa extraña volando sobre
ellos, y al principio se harían especulaciones públicas sobre lo que podría
ser.
A este punto, uno de los nativos más inteligentes podría
aventurarse a sugerir que en vez de ser un pájaro podría ser una máquina. Esto sería una idea difícil de expresar. Las
tribus primitivas no tienen palabras en su lenguaje para expresar “máquina”,
porque no tienen máquinas. Sin embargo el pensador podría ser capaz de
expresar la idea de que en algún lugar del mundo puede haber una raza de seres
humanos que se han desarrollado tanto que pueden construir cosas en las cuales
ellos pueden volar.
Sería una idea tremenda y difícil de aferrar para un nativo medio.
Sus amigos se rascarían la cabeza y dirían: “Yo
no sé, es una idea bastante descabellada. Ustedes están hablando de gente que
hace cosas que son imposibles. Aunque lo que ustedes dicen fuera verdad, no
sería una explicación lógica para las cosas que ustedes dicen haber visto en el
cielo”.
Es obvio que si esas cosas fueran máquinas y hubiera gente dentro
de ellas, mirarían hacia abajo y verían la aldea. Ellos querrían descender con
su máquina en medio de la aldea, saltarían de ella diciendo: “Llévenme hasta su jefe. Deseamos establecer
relaciones comerciales y queremos tener intercambio con su pueblo. Deseamos
conseguir algunos de esos huesos preciosos que su gente usa en la nariz,
algunos de esos anillos de cobre que se colocan alrededor del cuello y algunos
de esos sabrosos gusanos que tienen por almuerzo”. Ninguno de esos grandes
pájaros jamás ha aterrizado en la aldea; así que es ilógico suponer que haya
seres inteligentes dentro de ellas.
Otro de los pensadores de la tribu podría interrumpir para
puntualizar que cualquier raza que pueda construir máquinas en las cuales se
pueda volar, ciertamente debe poseer armas mucho más complicadas y mortíferas
que la lanza y los cuchillos de piedra de la aldea de cazadores.
“¿Por qué comerciarían
ellos con nosotros?”, preguntarían. “Ellos simplemente
podrían aterrizar, conquistarnos, hacernos sus esclavos y luego tomar lo que
quisieran. Pero ellos no lo han hecho, así que tiene razón: es ilógico suponer
que pueda haber seres inteligentes dentro de esos grandes pájaros.”
Aborígenes australianos |
Con respecto a las
armas superiores, las tenemos por supuesto, y podríamos si quisiéramos conquistar
la tribu primitiva. Sin embargo no hay razón terrestre para hacerlo desde que
no necesitamos y no podríamos usar ninguna de sus posesiones o productos. Ellos
no podrían contribuir de ninguna manera a mejorar nuestro bienestar y se
transformarían en una nación más a la que deberíamos enviar todos los meses “ayuda
exterior”.
La aldea aborigen no corre el menor riesgo de ser invadida por
nosotros, ni es probable que se vuelva un centro de comercio. Si algunos de los
miembros de nuestra cultura visitaran la aldea, probablemente deberían ir como
misioneros al servicio de la humanidad, y ellos ofrecerían trozos de nuestros
conocimientos en la medida que pudiera ser útil a los pobladores y que pudiese
ser aceptada por ellos.
Si los misioneros desearan evitar ser cocinados en la olla de la
aldea, o ser ofrecidos a los dioses de la tribu, deberían proceder lenta y
cuidadosamente.
Si una cultura
avanzada de otro planeta decidiera enviar misioneros a nuestro planeta Tierra, ellos
deberían ser bien asesorados para proceder de la misma manera. En verdad, una cuidadosa
lectura de las páginas frontales de nuestros diarios metropolitanos sería
suficiente para hacerlos renunciar a su proyecto por demasiado difícil de
llevar a cabo, y ellos partirían inmediatamente de regreso a sus hogares.
El intento de aplicar
generalidades a los relatos de OVNIs sólo produce un aumento de confusión, pues
cada caso es un hecho separado y distinto que debe ser juzgado estrictamente
por propios méritos. Ningún estudio del fenómeno OVNI tendrá algún valor o
significación a menos que el estudiante deje su ego y sus emociones en el
guardarropa antes de entrar al aula de estudio, y aún luego, la única
conclusión firme a la que el estudiante pueda posiblemente llegar es que ninguna
deducción es válida con certeza, en un área donde las posibilidades son tan
infinitas como el Universo mismo.
LO QUE DICEN OTROS
El doctor J. Allen Hynek, astrónomo en Northwester University, ha investigado
los OVNI para la Fuerza Aérea de los Estados Unidos por 18 años. El doctor
Hynek dice: “Ha habido mucha gente sincera e inteligente que me ha dicho casi
apologéticamente haber visto cosas que no podían explicar. Creo que es tiempo
que nos preguntemos cuáles son los 25 mejores y más auténticos casos de OVNIS.
Luego pedir al gobierno que designe un panel de astrónomos, físicos, psicólogos
y expertos para evaluarlos. Después de todo, esta manía ha ido en aumento por
casi 20 años. Su persistencia misma merece una evaluación científica. El
público se sentiría mejor si viera aplicar cuidadosamente un método científico.
El ridículo no es ciertamente científico”.
El brigadier general John A. Mc David, USAF, director de
Comunicaciones Electrónicas para el Joint Chiefs of Staff, dijo en una charla
aprobada por la Fuerza Aérea dada en la Milliken University, Decatur, Illinois,
Estados Unidos de Norteamérica: “Debemos estar preparados para el futuro.
Nuestra relación con otros seres en el universo es parte de ese futuro, pues el
doctor Arthur C. Clarke, científico de la British Interplanetary y autor, cree
que hay pocas dudas de que entraremos en contacto en el espacio con razas más
inteligentes que nosotros mismos. “Antes
de mucho, la gente estará obligada a darse cuenta y aceptar como un hecho que
esta Tierra es sólo un grano de arena infinitesimal en un Universo infinito, y
nuestra vida humana en la Tierra es solamente una de muchas formas de vida con
las que tiene que ver Dios, y que hay otras que son, en muchas maneras,
superiores a nosotros”.
Doctor Hynek |
“Y, si esto es verdad, nuestro encuentro con otros tipos de
existencia en otros lugares del Universo, bastante probablemente, aumentará el
elemento potencial de conflicto en vez de disminuirlo. Esto impone una carga
aún mayor a los conductores de nuestras presentes y futuras generaciones.”
Al reverendo F. Vera Hodge, vicario de la Iglesia de Inglaterra,
le fue concedida la cruz militar en 1943. En un llamado a sus 5000 feligreses
dijo: Yo creo en “estos platos voladores”. Aunque nunca he visto uno yo mismo, pienso
que es bueno oír hablar de ellos y acostumbrarnos a la idea de visitantes
espaciales.
Así cuando ellos aterricen en calidad, lo cual creo bastante
probable, nosotros podremos aceptarlos como amistosos visitantes, y no agarrar
un arma y empezar una guerra terrible con gente que, probablemente, son más amantes
de la paz que nosotros.
Pienso que los propietarios de estas máquinas volantes,
probablemente de Venus o Marte, están preocupados porque estamos expuestos a
estallar en pedazos y, al mismo tiempo, podemos dañar de alguna manera a otros mundos.
La señora Hodge dijo: “Estoy de acuerdo con mi marido en que la gente
debería estar preparada para esperar un aterrizaje de seres procedentes de otros
planetas. Si un marciano aterrizara en mi jardín esta noche, haría lo que hago
siempre con mis visitantes: invitarlo a tomar una taza de té”.
El reverendo Yasuo Sakurai, presidente de Oomato (Universal Love
and Brotherhod Association), dio una
conferencia en Tokio en agosto de 1962 en la cual dijo: “La entera creación es
un enorme cuerpo viviente basado en el impulso creador cósmico”. Más aún, su actividad
obedece a una ley establecida, y una existencia sin ley no es posible.
En vista que en ese gran Universo no son permitidas las
actividades y la existencia sin ley, la sociedad humana deberá adaptarse a las
concepciones de los principios guías de la Federación Mundial.
La vida humana ha sido dada por Dios, que es el Creador del
Universo. Esta vida otorga igual dignidad. Dañarla o destruirla es la mayor
felonía. Cuando reflexionamos en la historia pasada de la sociedad humana, en relación
con este principio básico debemos admitir el hecho de que han sido cometidas
una gran cantidad de equivocaciones.
Más aún, el hombre no puede vivir solo. Mientras que la vida de
otros depende de él, su existencia sólo es posible con la ayuda de otros
poderes. Deberá, pues, ser creada una estructura social basada en la
correspondencia recíproca de todos sus miembros.
Aquí descansa la moral social, y debe estipularse una regulación
por “ley” del principio de vivir y dejar vivir. Pero la moral y “la ley” no
deben ser tales para deformar o suprimir la vida.
Es amor y sabiduría que yace en las raíces de la actividad humana.
El crecimiento y la conservación de la vida, y el desarrollo del poder vital
progresa por ellos. El amor y la sabiduría no deben volverse egoístas, sino ser
amor universal y altruista.
En la comunidad humana la paz social no puede lograrse sin la
prioridad del amor universal. Por consiguiente, la sociedad humana debe adoptar
“leyes naturales” basadas en los principios cósmicos -como fundamentos de la
ley- y en el amor universal -alcanzado por amor y sabiduría-. De esta manera,
el amor universal y la confraternidad pueden ser moralmente observadas como un
criterio común. Esta actitud creará luego “la justicia” en la sociedad humana.
El doctor Holloway, en la página 34 de su libro ESP and Your
Super- Conscious, escribe: “Mi percepción extrasensorial me indica que la historia
de los “platos voladores” no está terminada. En realidad el estudio de los OVNI
apenas ha empezado, ganará un impulso tremendo a medida que avance el siglo XX
y llegará hacia su momento más culminante”.
Si usted se despierta cierta mañana, mira por la ventana y ve el
cielo lleno de OVNIS, no les tema. En cambio deberá preguntarse qué
manifestaciones ocurrirán en las cancillerías de la especie humana. Ellos pueden
transformarse en la mayor esperanza de la humanidad. Y las Fuerzas de la luz de
Cristo los usarán de manera más allá de nuestra presente capacidad de comprensión,
para salvaguardar lo que tiene valor de nuestra espiritualmente débil
civilización actual.”
Hay numerosos pasajes de la Biblia que aluden directa o
indirectamente a visitantes del espacio, especialmente cuando se considera que
los escritores de esa época describían lo que veían con el lenguaje de su
propia era, y que las nubes, carros ardientes, y las columnas de fuego, bien
podrían haber sido en aquellos días lo que nosotros en la actualidad referimos
como platos voladores, Objetos Voladores No Identificados y naves
extraterrestres. Más abajo se citan algunos pasajes de la Biblia que muchos
estudiosos miran como pruebas de que los Objetos Voladores No Identificados
existieron hace varios cientos de años en los días bíblicos y son similares a
los muchos observados tan a menudo hoy en día.
Ezequiel 1:4-5; Ezequiel 1:28 y 2:1; Zacarías 5:1-2, Zacarías 1:9
y 10; San
Mateo 2:9; 2º Reyes 2:11; Hechos de los Apóstoles 1:9-10-11.
Fabio Zerpa, el genial investigador argentino |
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