Flota rusa del mar Negro: Durante una
misión para recuperar torpedos secretos sin explotar, su barco localizó uno de
ellos. Entonces, inesperadamente, un OVNI con forma de campana apareció por
detrás de las nubes y descendió lentamente; situándose justo encima del artefacto.
Una voz dijo, en un ruso bien claro, que no les sucedería nada malo y que todos
debían quedarse donde estaban y una plataforma circular se extendió desde la
base de la nave espacial atrayendo el torpedo hacia arriba como si fuese un
imán; desapareciendo velozmente. (Parte
2- La Unión Soviética y los extraterrestres.)
¿Qué pueden
hacer los extraterrestres respecto a la Tierra? Esperar hasta que las cosas
cambien, sin duda. Tal vez, cuando los gobiernos entiendan definitivamente que
ocultar su presencia a la población que administran es una quimera inútil. Podríamos
hacer una abstracción; supongamos que el motivo de la ocultación y el engaño se
corresponde con el deseo de poseer la tan ansiada tecnología extraterrestre y
que las diferentes potencias, (incluida la Unión Soviética en su momento)
lograsen hipotéticamente mediante tecnología inversa, fabricar naves de guerra
parecidas ó iguales a los platillos volantes: ¿serviría para algo? Mi opinión
es que para nada en absoluto, por alguna
o varias de las hipótesis
siguientes:
A: Un solo país logra desarrollar esa tecnología
prodigiosa: Nunca podría mostrarla al resto de potencias mundiales ya que estas
se sentirán vulnerables y el inicio de una guerra global seria solo cuestión de
un corto espacio de tiempo.
B: Varias potencias consiguen simultáneamente la
tan ansiada tecnología inversa extraterrestre: Dichas potencias intentarían
desarrollarla de modo individual y en secreto, ambicionando cada una de ellas
lograr un máximo punto de superioridad frente al adversario. Estarían condicionados
todos estos países porque de ningún modo podrían utilizarla visiblemente; de lo contrario se delatarían.
C: Un país logra desarrollar tecnología
extraterrestre estudiando naves estrelladas y pretende erigirse como
representante de la Tierra, precisamente, frente a esas civilizaciones
no-terrestres que visitan y coexisten con este planeta: La lógica dice que esas
mismas civilizaciones nunca admitirían que el conjunto de la población
terrestre fuese representada por un solo país, por muy poderoso que este fuese.
D: Todas las naciones más poderosas de la Tierra
conocen simultáneamente de la existencia extraterrestre y buscan beneficiarse
al desarrollar cierta tecnología inversa: Este grupo de países juega al unisonó
negando esta realidad a la población en general, mientras que parte de dicha
tecnología recuperada es puesta “en circulación” parcialmente, como por ejemplo
el laser, los chips electrónicos, la fibra óptica, etc.. (según afirman algunos
investigadores, esa tecnología fue recuperada del OVNI estrellado en Roswell, Nuevo México).
E: Una superpotencia, da por hecho que el resto
de países poderosos tienen constancia de la realidad extraterrestre y para
evitar que alguno de ellos tome la decisión de comunicarlo a la población,
esgrime el “argumento sobre la necesaria
ocultación” señalando que si acaso esta noticia es conocida, la civilización
que conocemos, la sociedad, se vendría abajo y pone como ejemplo la
colonización de países más primitivos por otros más desarrollados, tal como la
conquista del Oeste americano por los colonos blancos. Actualmente, esta parece ser la tesis aceptada por la mayoría de países…:
La realidad indica, que el argumento real para la ocultación viene dada por el
hecho en el cual los poderes económicos
mundiales de ningún modo tienen intención ni quieren cambiar su status de
dominio y poder (200 familias controlan la economía mundial) y admitir de facto la presencia extraterrestre conllevaría
un cambio radical en la sociedad, es decir, que el eterno ciclo de la
destrucción-construcción que arrastramos los seres humanos impulsado por
guerras y desequilibrios sociales, llegaría a su fin.
La tecnología inversa, procedente de naves estrelladas, es codiciada por los gobiernos de la Tierra. |
Leyendo el libro Expediente SOVIET UFO,
de Philip Mantle y Paul Stonehill, se percibe claramente el interés de
los gobiernos por todo aquello relacionado con los extraterrestres a la vez que
se afanan por ocultarlo a la población que administran y siempre con la
esperanza (las élites gobernantes) de “saber mas y mas para sí mismos” podemos llegar a la conclusión que nos
encontramos en un “tiempo neutro”, mejor dicho, “tiempo perdido”: Si damos por
cierto que los extraterrestres “estudian con lupa” todos los avances militares
y aun mas, los relacionados con armamento nuclear, se entiende que desconfían
de los seres humanos y nos ven como una civilización peligrosa para nuestro
propio planeta.
Durante décadas, en la Unión Soviética, hubo miles de avistamientos e incidentes
relacionados con naves extraterrestres, pero el dictador Iósif Vissariónovich Stalin* decretó desde el principio secreto absoluto
sobre este tema y utilizo como herramienta para llevarlo a cabo la muy temida KGB, las purgas políticas,
deportaciones y los GULAGs (Campos de trabajos forzados dirigidos por la
temida NKVD). (Curiosamente desde que Stalin tuvo conocimiento del estrellamiento de un
OVNI en Roswell, Nuevo México, se sintió siempre muy interesado por el tema,
creando una sección secreta de la KGB que lo mantenía informado en todo
momento).
Stalin pasara a la historia, al igual que Hitler, como uno de los mayores genocidas del Siglo XX. |
Cuando Stalin murió en 1953 otros dirigentes como Nikita Jrushchov, Leonid Brézhnev, Yuri Andropov, Konstantin Chernenko y
Boris Yeltsin entre otros, siguieron en la misma línea de
ocultación (Cosmonautas, militares, científicos, todos debían guardar
silencio….) hasta la llegada del glasnot
(transparencia) desde 1985 hasta 1991 impulsada por Mijail Gorbachov, que permitió la apertura a occidente y el
flujo de información sobre la realidad extraterrestre en el territorio soviético.
Los gulags, campos de exterminio soviéticos, constituyeron una herramienta utilizada por el genocida Josef Stalin para eliminar miles de oponentes. |
*(Según estimaciones de algunos
investigadores, durante los años de terror del dictador y genocida Jofef Stalin, murieron asesinadas
entre 30 y 60 millones de personas por deportaciones y purgas políticas
ordenadas por él.: FUENTE: Wikipedia)
Mas información de los crímenes stalinistas:
Procesos de Moscú: https://es.wikipedia.org/wiki/Gran_Purga#Procesos_de_Mosc.C3.BA
Purga del Ejercito: https://es.wikipedia.org/wiki/Gran_Purga#Purga_del_ej.C3.A9rcito
A continuación un pequeño fragmento del libro: Expediente SOVIET UFO, de Philip Mantle y Paul Stonehill
SUBMARINOS Y SECRETOS
En aquellos años en que los ufólogos soviéticos
estaban sometidos a la persecución del Estado todopoderoso, y el propio tema de
los ovnis era tabú, Vladimir Georgiyevich Ajaja fue uno de los primeros soviéticos
en estudiar el aspecto hidrosférico
del fenómeno. En una ocasión, en su vida larga y tumultuosa, el señor Ajaja,
aspirante de Ciencias Técnicas, estuvo a cargo de la expedición de exploración
subacuática a bordo del submarino soviético Severyanka. Tanto él como la tripulación del
submarino habían divisado una criatura muy extraña durante una de sus
inmersiones. Cuando su interés por investigar y discutir el tema prohibido de
los ovnis le costó perder su trabajo, la Armada soviética le dio empleo y la
oportunidad envidiable de estudiarlos. Como sirvió en la Armada en su juventud
y más tarde participó en investigaciones oceanográficas, hizo amigos de
confianza. Hasta tuvo la ocasión de interrogar a oficiales de Inteligencia
Naval, responsables de los estudios sobre ovnis de la Armada, y de escribir una
monografía sobre el tema para esa fuerza soviética.
En 1976 Ajaja tuvo una reunión interesante
en el Departamento de Investigación Subacuática de la Comisión
Oceanográfica de la Academia de Ciencias de la Unión Soviética. Fue el
17 de noviembre, y entre los presentes estaban P. Borovikov, presidente
del departamento, E. Kukharkov, su asistente, y 29 personas más. Habían venido a
escuchar la conferencia de V. Ajaja sobre los ovnis y los
fenómenos subacuáticos relacionados con estos. En ese entonces, Ajaja era
asistente del presidente P. Borovikov. Después de su conferencia,
los presentes decidieron incluir el total de avistamientos de ovnis -sobre
cuerpos de agua y profundidades de la hidrosfera-dentro de las actividades del
Departamento. Se compiló la información y se analizó.
Sin embargo, es muy posible que Ajaja
tampoco haya revelado todo lo que sabe sobre el fenómeno de los ovnis
subacuáticos. En 1966 publicó, junto con otros autores, un curioso libro cuyo
título en castellano sería «Los submarinos en la investigación
científica», (Nauta, 1966). En él se menciona brevemente que V. G.
Ajaja, N. I. Tarasov, A. K. Tokarev, y E. V.
Shishkov realizaron investigaciones intrigantes en el área de la
hidrobiología. Ajaja nunca dio a
conocer de qué se trataban esas investigaciones misteriosas; obviamente,
algunas cuestiones de los fenómenos ovni rusos permanecen tan secretos
hoy como durante el régimen del Politburó.
Un episodio interesante, que Ajaja mencionó varias
veces en diferentes publicaciones -la última, en 1999, en la revista NLO (abreviatura rusa de
ovni)-, ocurrió el 7 de octubre de 1977. Una
base de servicio flotante para submarinos en el mar de Barents recibió la visita de nueve extraños discos brillantes. Los
ovnis descendieron y circularon alrededor de la base. Los oficiales de la
Armada soviética, desesperados, no podían enviar ni recibir señales de radio.
Esta danza continuó durante 18 minutos hasta que los ovnis desaparecieron.
Un pequeño periódico ruso, Podmoskovie-Nedelya, publicó un artículo muy
interesante en su edición del 8 de agosto de 2001. El autor era Vadim
Kulichenko, un oficial submarinista retirado de la Armada soviética.
Los soviéticos tenían un nombre especial para un
fenómeno anormal que aun en nuestros días no tiene explicación. Llamaban kwakeri a los objetos
misteriosos que detectaban los rompehielos
nucleares soviéticos. Kvakat
en ruso significa «croar». La palabra también
significa «cuáqueros», pero este uso particular del término no tiene conexión
con ese sentido.
Algunos investigadores militares soviéticos creían
que los kvakeri eran
ovnis subacuáticos. Sin embargo, la mayoría de los especialistas de los grupos
de investigación que habían estudiado el fenómeno no estaban de acuerdo con
esta conclusión.
El misterioso fenómeno en cuestión se descubrió en
las décadas de los sesenta y setenta. Los
submarinos nucleares soviéticos detectaban sonidos extraños procedentes de
objetos que se movían a gran
profundidad. La tarea de escuchar sonidos subacuáticos se conoce como monitoreo
hidroacústico.
Los monitores soviéticos registraban señales
extrañas que semejaban el croar de las ranas. A los objetos que los emitían los
llamaron kvakeri, y el
término se aceptó oficialmente en los documentos navales.
La Unión Soviética, posteriormente Rusia, construyó 248 submarinos nucleares entre
1950 y 2001. Algunos de estos submarinos deben haber llamado la atención de
los kvakeri, ya que los indicadores de curso y dirección
de los buques navales soviéticos demostraban que los objetos se movían en
círculos alrededor de los submarinos, lo que cambiaba la frecuencia y tonalidad
de la señal. Era como si los objetos invitaran a los submarinos a establecer una
especie de conversación. Los kvakeri
reaccionaban de forma especialmente activa -aunque nunca agresiva-ante las
emisiones acústicas de los submarinos. Acompañaban a los submarinos soviéticos
hasta que salían de determinada zona. Luego, los objetos “croaban” por última
vez y desaparecían. Si bien durante los largos años de interacción con los
objetos nunca existió una confrontación, el estrés y los nervios afectaban a
los comandantes y a la tripulación de los submarinos soviéticos cuando los kvakeri
acompañaban a los buques.
A finales de los años sesenta la Guerra
Fría era incontenible, y los fenómenos subacuáticos extraños llamaron
la atención del alto mando de la Armada soviética. Los submarinos nucleares
protagonizaron la etapa más violenta de la carrera armamentista. De ahí que se
crearan grupos de investigación especiales para estudiar el fenómeno. Las
respuestas que debían encontrar no eran sencillas: qué objetos subacuáticos emitían los sonidos misteriosos, cuál era su
naturaleza, y si se trataba de un invento secreto de los estadounidenses que
les permitía seguir y espiar a los submarinos soviéticos.
Varios buques equipados especialmente se enviaron a
la zona de los encuentros. A finales de la década de los setenta se llevó a
cabo una conferencia científica sobre los kvakeri
en la Armada soviética, pero los participantes no pudieron llegar a ninguna
conclusión definitiva.
A principios de los años ochenta, el programa Kvakeri
se canceló en forma abrupta. Se disolvieron los grupos de investigación
especiales, ya los funcionarios que habían trabajado allí se les asignaron
otras tareas. Toda la información y los datos reunidos se clasificaron como
ultrasecretos y se guardaron bajo llave en los archivos de la Armada.
Ni Vadim Kulinchenko ni otros antiguos
funcionarios soviéticos de su rango saben por qué se canceló el programa. Las
razones por las que los resultados de la investigación se consideran reservados
son bastante obvias. El ex-submarinista Kulinchenko intentó reunir toda la
información disponible a falta de la apertura de los archivos secretos. Doce
años después de la caída de la Unión Soviética, todavía es muy poca
la información sobre los kvakeri que se filtró. Incluso aquellos que
investigaron el fenómeno tienen opiniones diferentes acerca de su naturaleza.
Aparentemente, el fenómeno no se está investigando en forma oficial en la
actualidad, pero en Rusia existen personas dedicadas a descubrir la verdad. A
pesar de todo, los kvakeri no han dejado de “croar” y siguen
acompañando a las embarcaciones rusas sin agredir a los submarinos ni a la
tripulación.
A finales de la Guerra Fría (1989) había más
de cuatrocientos submarinos a propulsión nuclear en funcionamiento o en proceso
de fabricación. Aproximadamente
doscientos cincuenta se transformaron en chatarra y otros, que estaban
encargados, se cancelaron, en gran medida debido a los programas de desarme.
Estados Unidos, Rusia, Gran Bretaña, Francia y China poseen, en total, 160
submarinos de ese tipo en la actualidad.
La contaminación radioactiva originada por las
actividades industriales y nucleares del pasado es uno de los problemas más
complicados e inciertos en Rusia.
El Ártico se convirtió en un cementerio
para la otrora poderosa y temida flota soviética de submarinos a propulsión
nuclear.
Tal vez los submarinos nucleares atrajeron a los kvakeri
debido a los impredecibles peligros ecológicos que estos buques suponían
para el medio ambiente. Los submarinos
nucleares son extremadamente propensos a ocasionar desastres. Después de todo,
los submarinos soviéticos y rusos de esta clase utilizan uranio enriquecido como combustible -a veces enriquecido hasta en
un 90 por ciento. El combustible usado es muy radiactivo y contiene uranio
altamente enriquecido no quemado, plutonio y productos de fisión. Los
submarinos rusos se corroen y hunden en el Ártico mientras el compartimiento de
sus reactores se llena de agua, lo que presagia una catástrofe ecológica.
Es posible que la siguiente información pueda
servir como confirmación del fenómeno kvakeri.
Los archivos secretos de la Armada Soviética
contienen información muy valiosa sobre el avistamiento de ovnis. Los
investigadores militares soviéticos trabajaban de manera consciente y
minuciosa. Valentin Vladimirovich Krapiva, un investigador ucraniano
reconocido, ha reunido y publicado información sobre el aspecto hidrosférico del fenómeno
ovni.
Durante la década de los sesenta, Krapiva
acudió a conferencias impartidas por oficiales veteranos que habían servido a
bordo de submarinos extraño y muy intenso mientras el ovni se sumergía, pero este
sonido cesó muy pronto.
El 26 de diciembre de 2002, el periódico ruso Zhizn publicó un artículo
sobre observaciones soviéticas de ovnis. El presidente de la Comisión
de Fenómenos Anómalos de la Sociedad Geográfica Rusa en San
Petersburgo hizo una presentación en el encuentro mensual de diciembre
de la sociedad. Esta institución estudió
decenas de miles de casos de avistamientos de ovnis y llegó a la conclusión de
que estos objetos eran reales. El presidente, Yevgeny Litvinov, recordó
que su experiencia con los ovnis había comenzado cuando era un oficial naval
soviético y no tomaba en serio ninguna información publicada en relación con
dichos objetos. Después, en el invierno de 1979-1980 sucedieron varios incidentes
que conmocionaron a la Flota del Norte y obligaron al
Estado Mayor soviético a tomar los ovnis en serio. Todas Las semanas, durante un
período de seis meses, los ovnis habían visitado una base de submarinos
soviética en el río Dvina occidental. Las naves tenían forma de disco y sobrevolaban
los lugares de preparación de armamento -minas, torpedos, armas nucleares- Los
ovnis también volaban sobre la ciudad militar secreta. Mientras el personal
militar en tierra observaba libremente los platillos volantes, los radares
antiaéreos no registraban nada. El capitán Beregovoy, a cargo de la
inteligencia naval de la Flota del Norte, ordenó que se
tomaran fotografías de los ovnis, pero fue en vano porque, sin advertirlo, la
película se veló en todas las oportunidades. Los soviéticos estaban ocupados en
tratar de descubrir qué eran los ovnis que volaban sobre sus cabezas. Al principio sospecharon de la OTAN, pero después se les explicó que
sus posibles adversarios no poseían tal tecnología. Para evitar el pánico,
le dijeron al personal militar que los ovnis eran naves de fabricación
soviética en proceso de prueba. Por supuesto, los oficiales de alto rango
sabían que no era así y estaban aterrados por la incertidumbre. Por entonces se
abrió una causa penal por cuatro cerdos que habían desaparecido de una jaula al
aire libre.
Unos marineros le dijeron al investigador
que un objeto con forma de disco había sobrevolado la jaula y había emitido
unos rayos azules. Los cerdos se elevaron en el aire desde la jaula y luego los
subieron a bordo de la nave. El contramaestre responsable de la jaula confirmó
la historia. Los investigadores estaban convencidos de que los
marineros no mentían porque este había comunicado a sus superiores la
desaparición de los cerdos, nunca se encontraron rastros del robo, y los
marineros estaban sobrios después del incidente. El caso penal se cerró. Pero
sucedieron hechos más graves ese invierno.
La tripulación de un submarino del proyecto
soviético 671 -clase Víctor, según la clasificación de la OTAN-tuvo
un encuentro con un ovni. El comandante del submarino era Aleksey Korzhev. El
submarino estaba arribando a la base; algunas veces salía a la superficie y
otras descendía hasta los 200 metros. Quería evitar que los satélites espías lo
detectaran. Entonces llegó un informe acerca de un avión que se había avistado
más adelante. El comandante se sorprendió porque el clima ese día no era en
absoluto propicio para vuelos. Pero a 50 metros del submarino, un disco
plateado se mantenía en el aire y se movía despacio con el barco, manteniendo
cierta distancia hacia adelante. La tripulación lo observaba como hipnotizada.
Entonces, el ovni emitió un rayo de luz, pero este haz de luz blanca brillante
no alcanzó la superficie del agua de inmediato, sino que, en contra de las
leyes de la física, descendió lentamente. Korzhev ordenó de inmediato un
cambio d curso. El disco ascendió lentamente y desapareció entre las nubes. Utvinov
dijo que los soviéticos especularon que el ovni quería examinar el submarino,
que, de hecho, llevaba a bordo lo más nuevo en armas.
Submarino soviético clase Víctor |
Más adelante, cuando Litvinov formaba parte de
la Comisión
Especial del Estado Mayor de la Armada soviética, pudo leer docenas de
informes sobre ovnis que provenían de los canales de inteligencia. Un informe describía el aterrizaje de un
ovni en la bahía de Motovsky, en el
mar de Barents. Años más tarde,
se produjo una pérdida de residuos radiactivos líquidos en un depósito de
combustible usado en la bahía de Motovsky y en el fiordo de Utsa.
En 1996, aproximadamente ciento treinta submarinos atómicos con reactores aún
llenos esperaban para ser desmantelados y descontaminados. Hasta ese año, solo
doce submarinos atómicos habían pasado por el procedimiento mediante el que se
separaban la proa y la popa sin descargar el núcleo. No sabemos con exactitud
qué sucedía en realidad durante el régimen soviético. Ningún radar cercano
registró el ovni. Los expertos soviéticos supusieron que lo envolvía una nube
ionizada.
INFORMES
y TESTIMONIOS
Hace algunos años, V. V. Krapiva se reunió
con el profesor Korsakov de la Universidad de Odessa. El profesor Korsakov
le contó acerca de una conversación que había tenido con un amigo, un oficial
de la Armada soviética que había prestado servicio en la base naval de Sebastopol.
En
los años cincuenta, este oficial había visto un ovni. El objeto se había
elevado por detrás del crucero de batalla, y el oficial tuvo la impresión de
que había surgido desde las profundidades del mar Negro. Korsakov posee una fotografía del
objeto.
A mediados de los años setenta, Félix
Zigel destacó que sus investigaciones incluían información acerca de
platillos volantes que salían del mar y entraban en él. Según él, había tres
tipos de ovni según su origen: montañosos, oceánicos y cósmicos.
El Centro Ruso de Investigación Ufológica
posee una colección de avistamientos de objetos relacionados con el aspecto hidrosféfico del fenómeno.
En agosto de 1965, la tripulación del buque a vapor
Raduga observó un
fenómeno fuera de lo común mientras navegaba por el mar Rojo. A
unos tres kilómetros, una esfera en llamas salió expulsada del agua, sobrevoló
la superficie del mar y lo iluminó. La esfera tenía 60 metros de diámetro y se
mantuvo suspendida en el aire a una altitud de 150 metros sobre la superficie
del mar. Cuando emergió, se formó una gran columna de agua ascendente y, unos
momentos después, se desplomó.
En 1977, la revista soviética Sudostroyeniye publicó un artículo de M. I.
Girs en el que describía un episodio ocurrido a principios de los años
setenta, visto desde el barco Trinto-2.
Todo sucedió en noviembre, en el océano
Atlántico. Por la noche, mientras la
oscuridad caía sobre el océano, los marinos vieron una nube luminosa
gigantesca. Se encontraba apenas sobre la línea del horizonte y su forma
circular era casi perfecta. En el centro de la nube vieron un
punto con una especie de cola que se movía de manera desordenada. La nube
aumentaba de tamaño mientras la cola del punto se movía constantemente. Cuando
la primera nube se disipó, una segunda nube surgió en su lugar y luego vino una
tercera. En un determinado momento, una cubría a la otra. Las nubes
eran luminiscentes y se asemejaban a la luna, pero no eran tan brillantes. La
transmisión de radio no se vio afectada y tampoco hubo inconvenientes con las
brújulas magnéticas de la embarcación.
El año 1977 fue muy interesante para el
avistamiento de ovnis. Un ejemplo muy ilustrativo es el que se describe en una
carta dirigida a la Academia de Ciencias de la Unión Soviética, cuyo resumen
incluimos en este libro. Era el 7 de julio de 1977, precisamente a las 16.00,
hora de Moscú. El buque a motor Nikolay
Ostrovsky navegaba a través del estrecho de Tatarsky desde el puerto
de Vanino
y atravesaba el estrecho de La Pérouse hacia el puerto de Providence.
Durante los siguientes 32 minutos ocurrió algo fuera de lo normal. Estaba
nublado y la visibilidad era de entre ocho y once kilómetros. A unos
trescientos ó cuatrocientos metros al este de la embarcación, los tripulantes
vieron una formación similar a una nube. Tenía forma de paralelogramo. O. M.
Dereza, uno de los testigos presenciales y jefe de la estación de radio
de a bordo, declaró en la carta que se estremeció con solo pensar que lo que
estuviera dentro de la formación nubosa -que se movía a la misma velocidad que
la embarcación-podría haber visto y estudiado de manera exhaustiva a los
tripulantes. No podía ver a nadie en la nube, pero de algún modo sentía que esos
seres podían oír y entender el idioma ruso e, incluso, leer los pensamientos de
la tripulación a la distancia. Se le ocurrió que ese perfecto paralelogramo
nuboso podía ser una nave espacial de otro planeta. Fuese lo que fuese,
la formación nubosa desapareció a las 16.32, hora de Moscú.
De las islas
Georgias
del Sur llegaron algunos informes por completo fascinantes. Al sudeste
de las islas Malvinas y perdidas en el medio del océano Antártico, en una de las regiones más remotas del planeta, se
encuentran las islas Georgias
del Sur, bajo control británico. El continente antártico se encuentra a
unos mil seiscientos kilómetros hacia el sur. Las islas Georgias del Sur están ubicadas entre 35.47' y 38.01' al
oeste y 53.58' Y 54.53' al sur, dentro del frente polar. Más de la mitad de la
isla principal está cubierta por glaciares.
Los capitanes de embarcaciones soviéticas informaron que una nube oscura y cónica sobrevolaba constantemente la isla. Se adjuntó una fotografía a los informes en la que se veía el vuelo de un platillo que surgía de la base de la superficie del océano. El objeto no se parecía a un misil ni a un torpedo. Justo después de su ascenso, el objeto se volvía invisible para los radares, como si estos quedaran ciegos.
Los capitanes de embarcaciones soviéticas informaron que una nube oscura y cónica sobrevolaba constantemente la isla. Se adjuntó una fotografía a los informes en la que se veía el vuelo de un platillo que surgía de la base de la superficie del océano. El objeto no se parecía a un misil ni a un torpedo. Justo después de su ascenso, el objeto se volvía invisible para los radares, como si estos quedaran ciegos.
En diciembre de 1977, no muy lejos de las islas Georgias
del Sur, la tripulación del barco pesquero Vasify Kisefev también observó algo asombroso: un
objeto con forma de rosquilla que se elevaba desde las profundidades del agua.
Tenía un diámetro de entre 300 y 500 metros. Se mantenía a flote en el aire a
una altitud de cuatro mil ó cinco mil metros. El radar del pesquero dejó de
funcionar de inmediato. El objeto sobrevoló la zona durante tres horas y luego
desapareció instantáneamente.
La revista Zagadki
Sfinksa (número 3, Odessa, 1992) publicó el testimonio de Alexander
G. Globa, tripulante del Gori,
un buque cisterna soviético. En junio de 1984, la embarcación Gori se
encontraba en el mar Mediterráneo, a 20 millas náuticas del estrecho de Gibraltar. A
las 16.00, Globa estaba de servicio. Con él se encontraba el segundo a cargo, S.
Bolotov. Los dos estaban de guardia en el puente de mando izquierdo cuando
vieron un objeto policromático extraño. Cuando el objeto se encontraba
en la parte de atrás del barco, se detuvo repentinamente. S. Bolotov estaba
alborotado y sacudía los binoculares y gritaba: « ¡Un platillo volante, un
verdadero platillo volante; Dios mío, apúrate, mira!».
Globa miró a través de sus binoculares y vio, a la
distancia, sobre la popa, un objeto achatado que le recordó a un sartén
bocabajo. El ovni tenía un brillo gris metalizado. La parte inferior de la nave
era de forma redondeada bien definida y su diámetro no era superior a los
veinte metros. En el enchapado de la parte inferior, Globa también vio protuberancias
con forma de olas.
La base del objeto consistía en dos medios
discos, el de arriba más pequeño, que giraban en direcciones opuestas. En la
circunferencia del disco inferior, Globa vio numerosas luces brillantes con
forma de cuentas. La atención de los marinos estaba centrada en la parte
inferior del ovni. Parecía totalmente pareja y suave, del color de la yema de
huevo. En el centro, Globa distinguió una mancha redonda, algo así como un núcleo.
En
el borde de la parte inferior del ovni, que era bastante visible, había algo
similar a una tubería. Brillaba con un tono rosado que no parecía natural, como
una luz de neón. La parte superior del disco del medio estaba coronado por algo
con forma triangular. Parecía moverse en la misma dirección que el disco
inferior, pero mucho más despacio.
De pronto, el ovni dio varios saltos, como
si estuviese a merced de una ola invisible. Muchas luces iluminaron la parte
inferior. La tripulación del Gori
intentó atraer la atención del objeto con un proyector de señales. En aquel
momento, el capitán Sokolovsky estaba en cubierta con sus hombres. Tanto él como el
segundo a cargo no perdían de vista el objeto. Sin embargo, otra embarcación
que se acercaba al puerto atrajo la atención del ovni. Se trataba de un buque
de carga seca árabe que se dirigía a Grecia. Los árabes confirmaron que
el objeto sobrevoló su embarcación. Un minuto y medio después, el objeto cambió
su trayectoria, giró hacia la derecha, cobró velocidad y ascendió rápidamente.
Los marinos soviéticos vieron que cuando llegó a las nubes, mientras aparecía y
desaparecía, brillaba con los rayos del sol. Luego, la nave se encendió como
una chispa y desapareció en el acto.
Yerokhin recuerda el artículo
publicado en el diario soviético Nedefya (número 18, 1977).
Científicos a bordo del navío Vladimir Vorobyev informaron de
haber visto un punto blanco brillante que giraba en torno a la embarcación a una
profundidad de 170 metros. Tenía un radio de entre ciento cincuenta y
doscientos metros; giraba en el sentido contrario a las agujas del reloj y
estaba separado en ocho porciones. La sonda sónica registró la presencia de
algo a una profundidad de 20 metros por debajo de la quilla. La luz se movía
como en oleadas, en forma de ocho rayos que giraban y se curvaban como las
aspas de una turbina.
OBSERVADORES
NAVALES SOVIÉTICOS
El periódico Krasnaya Z vezda -el periódico
portavoz de las Fuerzas Armadas soviéticas-publicó un curioso informe en el
número del 23 de octubre de 1985. El avistamiento se produjo en las regiones
polares soviéticas. Algunos marinos informaron haber visto un objeto muy
brillante, amarillento y del tamaño de una moneda de 25 centavos de dólar
volando a poca altura sobre el horizonte. Había otros tres objetos similares,
equidistantes del primero. Un teniente que regresaba de su guardia también se
percató y declaró, sin ninguna duda, que no se trataba de helicópteros. El
artículo terminaba más o menos como siempre: sin explicar la presencia de los ovnis vistos por todos, el teniente
fue avergonzado por un oficial de un buque insignia que identificó de manera
errónea al ovni como el planeta Júpiter.
Los años pasaron y las políticas de Gorbachov
cambiaron el enorme país.
Antes de la caída de la Unión Soviética, un
oficial de la Armada publicó un artículo sobre avistamientos militares de
ovnis. Como muchos otros oficiales rusos, Nikolay Dyomin no consideraba que
los ovnis fueran meras ilusiones ópticas. Los ovnis avistados eran los mismos
platillos, bolas y rayos que se habían observado en otras partes del mundo a lo
largo de la historia, pero registrados con la precisión y la imparcialidad de
un informe militar. A menudo, observadores navales utilizaban métodos técnicos
especiales. En algunos casos, se observaron y registraron objetos desde
distintos puntos de su dinámica de vuelo. Según los avistamientos, el control y
verificación de los oficiales meteorólogos de la Flota soviética
demostraron fehacientemente que los objetos avistados no eran el resultado de
ilusiones ópticas o de alguna actividad tecnogénica humana. La revista A-Ytz (número 2,
Estonia, 1991) publicó un artículo que incluía el avistamiento de un ovni por
parte de Dyomin en 1976 en Estonia.
Cabe mencionar que la Armada soviética
guardó sus secretos cuidadosamente y declaró su postura en contra de quienes
publicaban opiniones alternativas acerca de los ovnis y osnis en la Unión
Soviética. Esa fue la reacción del contralmirante M. Rudnitsky ante un
artículo publicado en el número 9 de 1972 de la revista Tekhnika-Molodezhy. El oficial de la Armada soviética
expresó varios argumentos, entre los que se encontraba el hecho de que si seres
inteligentes hubieran vivido bajo el agua durante miles de años, sin duda
habrían intentado tener contacto con los seres humanos. Sin embargo, no hay
registros de dichos intentos en la historia. No obstante, Yerokhin considera que
esa fluorescencia misteriosa que se vio en el mar pudo tratarse de un intento
de comunicación con nosotros por parte de una civilización subacuática.
Pero estos fenómenos no pueden descartarse sin más.
En su libro Iz sekretnikh arkhivov
razvedok mira (Moscú, 1998) (Desde
los archivos secretos del mundo), Nikolai Nepomnyaschy menciona el profundo interés que tuvieron los
soviéticos en un objeto subacuático que fue bombardeado por la Armada argentina
en 1960. Nikita Khruschev, por entonces secretario general del comité
central del Partido Comunista de la Unión Soviética, le pidió una investigación
al agregado soviético en Argentina. Sin embargo, los intentos argentinos de capturar los osnis fracasaron.
El 28 de agosto de 1989, ocurrió un avistamiento
muy interesante en la zona de la península de Kola que fue publicado en
el periódico de la Armada soviética Flag
Rodini, en Sebastopol,
el 11 de noviembre de 1990. El navío soviético de investigación científica Akademik Aleksye Krilov se
encontraba a unos ocho kilómetros de la península cuando su tripulación observó
un ovni durante aproximadamente cuatro minutos. Se trataba de una nube
luminiscente con algo que centelleaba en su interior. El ovni se movía a la
velocidad de un avión, bien alto en el cielo. De pronto, eso que titilaba se
separó del ovni y, a una distancia considerable, desapareció. El ovni sufrió
una explosión y emitió gases, y unos segundos después hubo otra explosión.
En el periódico Zhizn se publicó otro artículo acerca de la misma
zona; estaba escrito por Grigory Tel´nov y su título era «NLO»
(siglas de ovni en ruso). Tel'nov escribió que durante los
años ochenta hubo avistamientos de una gran cantidad de objetos subacuáticos en
los mares del norte de la Unión Soviética. Los ufólogos soviéticos habían analizado
dichos avistamientos, cuya información procedía de varias fuentes, y habían
llegado a la conclusión de que solamente durante los años 1980 y 1981 los
habitantes de la península de Kola habían visto ovnis ascender desde el agua en
al menos treinta y seis oportunidades.
Hacia finales de 1982, mientras la Armada realizaba
ejercicios, se detectó un objeto no identificado sobre Balaclava, en Crimea.
Este elemento no respondía a las
repetidas llamadas de la Armada. Testigos recordaron que la cosa, que se movía
a la altitud de vuelo de un helicóptero, tenía una trompa puntiaguda y de su
cola salían destellos. Se enviaron interceptores, pero el objeto se sumergió en
el agua cuando estos se acercaron. Los navíos soviéticos no lo pudieron
detectar bajo el agua.
Hubo informes de avistamientos fascinantes en las
islas soviéticas Kuriles. N. S. Krokhmalev informó acerca del
primer avistamiento en un artículo publicado en el diario ruso Chetvertoye
izmereniye i NLO (número 6, 1997). En agosto de 1982, Krokhmaley
se encontraba a bordo del navío Nikolai
Boshnyak, en la zona de la isla
Shikotan.
La nave se dirigía hacia el estrecho de Ekaterina, entre las islas de Iturup y Kunashir. El
comandante de guardia de ese momento invitó a la tripulación a que observara un
fenómeno curioso. Un círculo elíptico con bordes delineados apareció en la
superficie del mar alrededor del barco. La luminiscencia se parecía a la que emite
un televisor. Estimaron que el tamaño era de 125 metros de largo y 74 metros de
ancho. No se oía otro sonido más que el del motor de la embarcación. Debajo del
barco había un objeto a una profundidad de tres o cuatro metros. Al mismo
tiempo, apareció un círculo perfecto alrededor de la luna. El círculo en la
superficie acompañó a la embarcación soviética durante dos horas y luego
desapareció repentinamente. En ese momento, el barco se desplazaba a
baja velocidad. Ningún dispositivo a bordo registró nada fuera de lo común. Krokhmalev
recordaba haber tenido sentimientos de depresión y perplejidad después del
avistamiento.
En julio de 1983 tuvo lugar otra visión a poco más
de tres kilómetros de la isla Shikotan. Era verano, en la segunda
mitad de julio, de madrugada; Zenit,
un barco pesquero de la isla Sajalín,
estaba cerca de la isla a la espera de un amarradero libre para subir la carga.
Había seis tripulantes en la cubierta. El sol todavía no había salido, y la
bruma matinal cubría el horizonte. De pronto vieron una esfera brillante y
anaranjada. Se movía lentamente de norte a sur y desapareció como si hubieran
apagado una bombilla. La esfera era diez veces más grande que la luna que se
veía en ese momento. Se movió durante unos dos minutos. El mar estaba
calmo y la niebla era débil. La esfera se movía a baja altura, cerca de la
línea del horizonte, entre la isla Shikotan y la embarcación, y todos
podían apreciarla, ya que su luz no era cegadora. Parecía un disco rojizo como
el sol poniente.
Este informe fue enviado por M. Gershtein. Su autor es
V.
P. Krilosov y se encuentra en los archivos de A. Golts.
Cinco años más tarde, otro episodio ocurrió en el
mismo lugar. El periódico Priroda i
anomalniye yavlenia publicó un artículo sobre este hecho en su
número 7, en 1990. El avistamiento había ocurrido en octubre de 1988, alrededor
de las 21.00 horas. El portaaviones
soviético Novorossiysk estaba
llevando a cabo ejercicios de entrenamiento. La tripulación vio un cuerpo
gigantesco con una silueta borrosa que se elevaba por detrás de la isla. Había
36 luces ubicadas geométricamente por todo el objeto. Cuando el ovni ascendió,
todos los sistemas electrónicos a bordo del Novorossiysk se desconectaron. Tanto los motores diesel como el
acumulador portátil a batería de las estaciones de radio dejaron de funcionar.
El barco, una pieza de ingeniería de vanguardia equipada con lo más moderno en
electrónica, se convirtió en nada más que una pila de metal a casi cinco
kilómetros de la isla. Estaba completamente indefenso. Los pescadores
en la isla también vieron el objeto. 40 segundos después los sistemas de a
bordo revivieron, uno tras otro. El radar no registró ningún objeto. Se envió
un helicóptero K-27 hacia el ovni, pero el extraño objeto se fue volando a
gran velocidad. El episodio completo duró 15 minutos.
En 1989, en la zona de la provincia marítima, hubo
otro avistamiento. Fue publicado en el periódico Tikhookeanskaya Cazeta (Jabárovsk, 21 de octubre de
1989). Quien informó del avistamiento fue O. I. Zimakov, capitán del buque
cisterna Volgoneft-161. El
incidente tuvo lugar el 2 de agosto de ese año. El ovni se detectó en la parte
norte del cielo, a unos treinta y cinco grados del horizonte. La esfera era de
color amarillento pálido y tenía una especie de luminiscencia alrededor, como
la luna. El objeto se movía hacia el Noreste y se elevaba levemente
sobre el horizonte. Los observadores lo vieron durante unos cinco minutos y
luego desapareció.
La revista NLO
publicó una carta en la edición 12 de 1997. El autor, Nikolai Sadkov, de la ciudad rusa de Pskov, describía un
interesante episodio ocurrido cuando pertenecía a la flota rusa del mar Negro. Estaba de servicio a bordo de
un bote de la Armada, cuya misión era recuperar los torpedos soviéticos que no
habían explotado al llegar al objetivo durante los ensayos en el mar. Los
torpedos podían mantenerse a flote sobre unas cuarenta y ocho horas, tras las
cuales se hundían. En una oportunidad, la tripulación tuvo que rescatar un
torpedo secreto de tipo delfín. Un representante de un del departamento
especial acompañaba a la tripulación en su búsqueda. Lo localizaron alrededor
de dos horas después, y una hora más tarde, el barco se acercó a él. Apenas
podían ver el torpedo mientras el oficial guiaba la embarcación. Entonces, por
detrás de las nubes, apareció lo que parecía una nave espacial con forma de
campana que sobrevolaba al torpedo. El diámetro del ovni llegaba a los quince o
veinte metros. Descendió lentamente hasta llegar a una altitud de cinco metros
sobre el torpedo.
Una voz que provenía de algún lugar en el cielo dijo, en un
ruso bien claro, que no les sucedería nada malo y que todos debían quedarse
donde estaban. Se extendió una plataforma circular desde la base de la nave
espacial y atrajo el torpedo hacia arriba como si fuera un imán. El
técnico a cargo del sonar salió corriendo con la cámara de fotos en la mano
para tomar fotografías. La nave espacial emitió un rayo de luz delgado, rojizo
y brillante, tocó al técnico en la cabeza, y este se desplomó. La voz, extraña,
autoritaria pero al mismo tiempo amable, le dijo a los navegantes que se
quedaran donde estaban, que nada malo les sucedería. El ovni desapareció junto
con el torpedo o, mejor dicho, salió volando velozmente. Dos horas después,
reapareció y sobrevoló la cubierta del barco. El torpedo descendió lentamente
desde la base de la campana y fue depositado sobre la cubierta de la
embarcación soviética. La nave espacial desapareció. Cuando llegaron a la base,
los marinos tuvieron que firmar una declaración en el Departamento Especial en
el que se comprometían a no revelar el episodio a nadie. Si partimos de la base
de que N. Sadkov no inventó la historia, ¿qué era esa campana? ¿Un ovni, un
osni, un avión espía estadounidense?
Doscientos años pasaron desde el avistamiento relatado
por el doctor Gorbovsky y aún se observan ovnis sobre los océanos,
lagos y mares de nuestro planeta.
SECRETOS
DE LAS PROFUNDIDADES RUSAS
Algo muy extraño ocurrió en las aguas del
mar del Norte en 1993, un relato de lo cual se publicó en un artículo cuyo
título puede traducirse al español como «Increíbles submarinos rusos» el 6 de febrero
en la revista NLO. Desafortunadamente,
no tenemos el nombre del autor. El 2 de febrero de 1993, durante una tormenta
muy fuerte, un escuadrón de la OTAN se topó con tres destructores
estadounidenses. La tripulación les envió un mensaje de radio que les pedían
que no se acercaran a más de cinco kilómetros de la embarcación. El barco de la
OTAN quedó a la deriva. Poco después, 16 naves de color ámbar brillante
aparecieron sobre las embarcaciones estadounidenses. Las sobrevolaron durante
unos pocos minutos y luego se marcharon rápidamente. Unas semanas después se
reportó que uno de los destructores estadounidenses había desaparecido.
Se iniciaron búsquedas conjuntas entre la OTAN
y los rusos. El 15 de abril, una embarcación rusa informó de que había registrado un
objeto subacuático no identificado. Su velocidad aproximada era de sesenta
nudos, y su tamaño, de 210 por 120 metros. Nunca encontraron al destructor
estadounidense.
Nikolai Nepomnyaschy, en su libro Stranniki Vselennoy (Trotamundos del universo), (Moscú,
1996), menciona un episodio curioso. El intelectual E. Shnyuyukov recordó una
expedición que se llevó a cabo a principios de los noventa en el mar Negro.
Estaba a bordo del barco de investigación científica Mikhail Lomonojov. Se detectó un objeto sumergible
no identificado a una profundidad de entre mil cuatrocientos y mil ochocientos
metros. Era enorme -dos por tres kilómetros-y de forma elíptica. La
sonda registró al osni misterioso como una nube densa, de hasta 270 metros de
espesor, pero los análisis del agua tomada en sus alrededores no
revelaron ninguna anomalía hidroquímica. Otro dato fascinante: los dispositivos
que protegían a los barómetros de impactos contra el suelo comenzaron a
funcionar inmediatamente después de registrar el osni.
Algunos de los episodios más recientes en la zona
del mar Caspio se describen en el capítulo acerca de la guerra de Chechenia. Sin embargo, un incidente ocurrido en 1997 merece su
discusión en este capítulo.
La fuente de esta historia es el periódico Perekrestok Kentavra (número
13, 1997). El 21 de julio de 1997, a las 22.20 hora de Moscú, un
objeto volador no identificado se estrelló contra las aguas del mar Caspio. Inmediatamente,
el capitán del barco remolcador Schukin
envió un mensaje a los servicios de rescate de la Armada. La tripulación
observó un objeto oscuro con forma similar a la de un helicóptero que avanzaba
desde la costa. De pronto, el objeto cambió la dirección de vuelo y se estrelló
contra el mar. Hubo una gran explosión y se formó una enorme columna de agua
ascendente. Servicios civiles y militares terrestres de búsqueda y rescate
declararon que al momento de la explosión no había ningún avión en el aire.
Mientras tanto, los capitanes de los barcos que
estaban en la zona recibieron órdenes de avanzar inmediatamente hacia un área
determinada. Las coordenadas eran 45 grados, tres minutos de latitud norte y 48
grados de longitud este. Ese era el lugar donde parecía haber ocurrido el
accidente. De inmediato, lanchas patrulleras militares rusas se unieron al
remolcador. No encontraron ninguna clase de rastro. El mar amenazaba tormenta y
los buzos no podían trabajar bajo del agua -la profundidad del mar allí era de
20 metros. El barco remolcador recibió un mensaje en su receptor de radio
portátil.
Dos meteorólogos, que estaban de guardia esa noche
a poca distancia del lugar del impacto -en la isla de Tyuleniy-, no vieron caer
ningún objeto del cielo. Los controladores de tráfico aéreo del aeropuerto de Makhachkala
dijeron que, a la hora de la supuesta colisión, solo había helicópteros de
remolque Mi-8 en el espacio aéreo. Pero estaban volando lejos de la zona
y ambos llegaron a salvo a sus bases. Ni los militares ni la agencia FSB
-sucesora rusa del KGB soviético-tenían ninguna información del ovni. Ambos
negaron estar realizando pruebas secretas en la zona del mar Caspio.
El centro de prensa de las Tropas Federales de Frontera emitió
un comunicado en el que afirmaba que el ovni no podía haber sido un avión o un
helicóptero porque todos los vuelos sobre el mar estaban bajo control.
Cabe preguntarse si se trató de un espejismo. El
científico ruso A. Yakolev así lo cree. Pero, tal como señala A. L.
Kolsky, un autor ucraniano cuyo libro publicado en 1988 Prizraki lstorii (Fantasmas
de la historia) es muy popular, un espejismo usualmente no se acompaña de
efectos de sonido y columnas gigantes de agua.
Alexey B. Blinov, un científico que
encabezó una expedición en el Ártico en agosto de 1995 en el mar
de Kara, dio a conocer otro episodio en su artículo publicado por el periódico Anomaliya (número 4,
1996). El 13 de agosto de 1995, aproximadamente a las 20.00 horas, Blinov
observó un objeto submarino brillante a unos cien metros de distancia del
barco. El objeto se movía en forma perpendicular a su embarcación, Yakov Smirnitsky. Blinov
llamó a otro científico para que también observara el objeto extraño. Al principio,
pensó que había visto una ballena beluga,
pero después, cuando observaron de cerca, resultó ser una mancha redonda
brillante, fluorescente y de alrededor de tres metros de diámetro. Su velocidad
era pareja y un tanto lenta para una ballena. El objeto se aproximó al barco
ruso, pasó por debajo del buque, y alrededor de 15 segundos más tarde ascendió
por el otro lado. Su velocidad y dirección de movimiento se mantuvieron
constantes y uniformes debajo de la superficie del mar. A.
Blinov no duda de que el objeto fuera antinatural, porque se movía en sentido
vertical y también perpendicular a la corriente. No ejerció influencia
psicofísica ni eléctrica sobre los seres humanos, ni sobre las gaviotas que
volaban sobre la superficie del mar en las proximidades del objeto.
Documental OVNIs en la Union Sovietica
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