Otras Dimensiones: Cruzando la Barrera Celeste
Al
tratar la realidad extraterrestre, lo hacemos casi siempre desde cierta
fascinación, principalmente por su desarrollo tecnológico. Ciertamente sus
maquinas son prodigiosas si las comparamos con nuestros aviones, pero al leer
el libro Ángeles en Astronave, de Giorgio
Dibitonto, sentimos que una parte importante del fenómeno
extraterrestre se nos escapa, más
concretamente la faceta espiritual que
acompaña a los seres de las estrellas. Desde tiempos inmemoriales, los
seres humanos hemos enfocado la espiritualidad a través de las religiones,
basadas todas ellas en ciertos libros
sagrados que han sobrevivido una generación tras otra hasta nuestros días.
En esas escrituras, tales como la
Biblia , se narran acontecimientos históricos mezclados con
enseñanzas y preceptos, que en muchas ocasiones son difíciles de cumplir e
incluso de asimilar. Aquellos que transmitieron muchos de esos
mensajes celestes lo hicieron en otros tiempos y lo hacían a
otras mentalidades, si bien ni ellos mismos comprendían la
transcendencia de ciertas enseñanzas dadas desde las alturas por el mismísimo
Dios, o alguno sus representantes, los ángeles, como fue el caso de Moisés o
Ezequiel. Sin embargo, nadie
puede reprocharles a muchos de esos profetas el hecho de que ellos
sí cumpliesen su misión de un modo bastante aceptable,
transmitiendo o interpretando las enseñanzas para un pueblo llano y carente de
cultura.
Extracto
del libro Angeles en Astronave (entrecomillado):
"Nosotros enviamos a Noé, a Moisés, a Elías, a Enoch y a muchos
otros. El Hermano Elías, gran hijo del Padre, gritó: "Me consumo de celo
por el Señor Dios de los Ejércitos". y como él, todos los demás que
enviamos adoraron a Aquel que en la
Tierra ordenó sus Ejércitos Celestes
Es
ahora, en este tiempo, cuando los seres humanos tenemos cierta capacidad para
analizar, aunque sea mínimamente, el significado espiritual que acompaña al
fenómeno extraterrestre. Percibimos que ambos fenómenos, el espiritual
y el extraterrestre, están interrelacionados entre si y a su vez con los seres humanos, ya que desde siempre, en otros tiempos, los
extraterrestres han sido tratados como divinidades, siendo realmente
aquellos, otros seres muchísimo más evolucionados que nosotros, que son capaces
de desplazarse por el espacio y también en otras dimensiones, que ni siquiera
los seres humanos llegamos a imaginar, debido a que nuestra mente nos confunde
constantemente cuando intenta analizar la realidad del mundo cotidiano que nos
rodea desde una única dimensión: la materia.
Giorgio
Dibitonto narra en su libro de contacto
la fascinación por sus maquinas voladoras asi como el deseo por
intentar asimilar todas las enseñanzas recibidas y mensajes cargados de
cierta espiritualidad entregados
para transmitir a toda la humanidad. Al
inicio del relato nos explica como una luz se materializa en su habitación,
apareciendo un Ser de singular belleza. Ese mismo Ser vuelve a aparecerse en
otra ocasión, dándole instrucciones para un contacto posterior y haciéndole
notar que se llama Rafael. Una criatura angelical, sin ninguna duda, aunque no
deja de ser un extraterrestre en grado de evolución superior. Una de las cosas
que realmente llama la atención es la longevidad de estos seres, cuando ese ser
de luz llamado Rafael le explicó al contactado Giorgio que en su día también
contactó con Adamski, el cual optó por llamarle Ramu, en vez de Rafael como su
nombre real ó también cuando en la Antigüedad acompaño al joven Tobías por los
caminos del mundo, curando a su esposa y al padre de Tobías y
“cuando iba a ser recompensado en dinero, el Ángel había revelado su
verdadera identidad, subiendo a lo alto y desapareciendo a la vista de los
presentes”. (el texto entrecomillado esta sacado del libro de Giorgio
Dibitonto). De todo ello se deduce, que las intervenciones extraterrestres en la Tierra transcienden mas
allá de nuestro concepto temporal de la realidad y deberíamos esforzarnos en
comprender la transcendencia espiritual de sus mensajes desde un punto de vista
llamado que podríamos designar como “plan divino para la humanidad” ó bien
“ayuda a los seres humanos para alcanzar un cambio espiritual”
He
transcrito algunos fragmentos del libro Angeles en Astronave, de Giorgio Dibitonto,
que nos aproximan a esa realidad espiritual extraterrestre.
Página 2.
Para
comprender el fenómeno de los discos volantes y de las Inteligencias que los
conducen, es importante, por lo tanto, examinarlo con mente abierta y bajo un
doble aspecto: el material y el espiritual.
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Por otra parte, y éste es el aspecto espiritual
del fenómeno, podemos muy bien creer que el Universo no es un encuentro
fortuito de átomos, como a algunos les gusta afirmar, sino la realización de Un
Gran Plan surgido de la Mente
de Dios y que la Creación
misma está regulada por precisas Leyes Eternas y Armoniosas.
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EL SER
DE LAS ALAS
DE LUZ.
Aquella tarde me encontraba en casa. Alzando
casualmente la cabeza, entreví en la habitación una luz que se hizo cada vez
más fuerte hasta volverse más intensa que la natural. En medio de este
resplandor apareció la figura de un joven de una belleza extraordinaria. Lo
observé asombrado y vi que estaba un poco levantado del suelo. Sus pies estaban
desnudos, vestía una túnica brillante y tenía dos alas esplendentes. Continué
admirándolo, arrebatado por la dulzura y majestad de aquel rostro. La visión
duró mucho tiempo, hasta que se desvaneció como había venido.
Una tarde,
antes de Pascua, apenas hube entrado en casa y me dispuse a dedicarme a mis
cosas de costumbre, la aparición volvió a dejarse ver, en el mismo punto y del
mimo modo que la primera vez.
Su
luz se difundía por toda la habitación y era como si me penetrase profundamente.
La radiante belleza de aquel Ser creaba en mí una dulce perturbación y el deseo
de que no se fuese. Completamente prendido de la visión, no conseguía moverme,
ni pensar en otra cosa.
Me animé,
y le pregunté quién era. El sonrió y con voz suavísima, me respondió: "Yo
soy Rafael". Expresé el deseo de saber algo más sobre él y me dijo:
"En las Escrituras encontrarás el libro de Tobías; a través de él te será
dado conocerme mejor. Me volverás a ver".
Permaneció aún delante de mí con sus ojos de luz penetrante y dulcísima.
Luego desapareció, y con él todo el resplandor fue diluyéndose poco a poco.
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EL
LUGAR PREELEGIDO PARA
EL ENCUENTRO.
Me encontraba en la cama para una breve siesta.
Estaba cogiendo el sueño, cuando una nítida visión apareció ante mis ojos. Veía
un bosque, sus árboles, los matorrales y la hierba dividida por un sendero.
Sentí que me invadía una profunda paz. Esperé comprender el significado de
cuanto me estaba sucediendo, y entonces oí la voz de Rafael que me dijo:
"Observa bien el lugar. Lo reconocerás: ha sido elegido de antemano para
nuestro encuentro".
La noche del 23 de Abril de 1980, el Ángel me
comunicó: "Pasado mañana al empezar la tarde cogerás tu automóvil y te
trasladarás a Finale Ligure. Allí sabrás qué hacer. Te saludo". Venciendo
todo titubeo, el día establecido salí. La costa se veía recorrida por turistas
que habían decidido pasar el puente de vacaciones en el mar.
Cuando llegué a Finale no tuve que plantearme
demasiados problemas porque la voz de Rafael llegó puntual para indicarme el
recorrido. "Debes trasladarte a Calice", me dijo, y desde allí
proseguirás hacia la montaña. Se te darán otras indicaciones útiles para
conducirte al lugar del encuentro".
Finale Ligure, Italia |
Siguiendo las indicaciones telepáticas había
girado hacia la derecha y ahora iba flanqueando otro valle que se abría y se
delineaba de modo irregular bajo el sol de la tarde. Continué hasta que se me
dijo que abandonase mi Fiat 500 y siguiese a pie.
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Me llegó la voz de Rafael. "Venimos por la
parte del sol", dijo; "estamos muy cerca". Lo había oído muy
claramente como si procediese de un punto del cielo detrás de mis espaldas. Me
volví y, contra el sol, sobre el valle, note una mancha vaporosa que bajaba
velozmente viniendo hacia mí. Oí que emitía un ligero zumbido.
Experimenté un cierto temor, pero ello no me
impidió tener los ojos dirigidos al misterioso objeto. Se acercó moderando
suavemente la velocidad e inició una caída vertical hasta pararse en el aire a
pocas decenas de metros por encima de mi cabeza. Ahora lo veía bien: aparecía
como un gran disco plateado que en algunos trozos parecía vidrio fundido con
peltre.
Por todo
alrededor tenía luces de varios colores, y por abajo mostraba tres grandes
esferas. Me sentí fuertemente atraído hacia lo alto, mientras todo sentimiento
de temor se desvanecía.
El objeto
se alejó nuevamente hacia el cielo y fue a detenerse sobre la copa de los
árboles. Ahora podía observarlo sin ningún impedimento. Mostraba en la parte
superior una gran cúpula, sobre cuya cima estaba encendida una luz blanquísima
que iluminaba el disco por todo alrededor. La cúpula tenía escotillas redondas
que giraban, por las que salía una luz semejante a la que irradiaba por encima.
Esta luz aumentó y en vez de deslumbrarme, me daba una sensación agradabilísima.
En comparación con ella el sol era ahora de un amarillo descolorido. Fascinado,
miraba fijamente esta luz y al mismo tiempo sentía que una insólita alegría
penetraba en mi ánimo, dándome una sensación de felicidad. Desde aquel objeto
luminoso oí la voz de Rafael que me hablaba. "No es la primera vez",
dijo, "que encontramos a los hombres de la Tierra de este modo. Desde
siempre hablamos a vuestra humanidad desde nuestros medios espaciales, desde
los discos y desde las astronaves. En las Escrituras se lee que el Señor
hablaba al hombre de la Tierra
desde una nube: es lo que te sucede ahora a tí por primera vez y lo que se dio
a experimentar a vuestros padres de toda época".
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"Hemos querido este encuentro contigo",
añadió la voz. "Nuestra alegría es grande. Estate siempre seguro de
nuestro Amor por tí y por todos tus Hermanos de la Tierra. Vendremos
otra vez. Ahora te saludamos en el nombre del Padre Universal",
EL
PRIMER ECUENTRO.
Allí estaba Rafael a unos cincuenta metros de donde
me encontraba. De cerca de un metro noventa de estatura, demostraba una edad
indefinible. Su rostro era el mismo que se me había aparecido en casa. Tenía
los mismos rasgos y resplandecía con la misma belleza. Estaba de pie entre los
olivos y se sonreía.
"Me mostré a ti en mi dimensión de la
luz", dijo con un gesto de la mano que indicaba a sí mismo; "y ahora
me muestro en mi forma cósmica. Te
haremos comprender estas realidades. Ya te dije que las Escrituras describen
una misión que yo cumplí sobre la Tierra. Muchos creen que este relato es una
fábula, pero tú puedes comprobar que es realidad. Muchos hechos narrados en la Biblia se creen simbólicos
y abstractos, pero sucedieron realmente, y otros tendrán que suceder. Si los
hombres de la Tierra
abrieran su mente y su corazón, podrían adquirir mucho conocimiento y saber
verdades que están ahora ocultas. Llegará un momento en que todo vuestro
planeta entrará en una era sin precedentes en su historia milenaria".
"¿Significa esto que nos ayudaréis, si
suceden cosas muy graves en la
Tierra ?".
"Somos
todos hermanos", respondió, "e hijos del Único Padre Universal.
Nuestro Amor es hacia todos sin condiciones, también hacia los que quieren
obstinarse en experimentar caminos de mal que procuran dolor y muerte porque
están desobedeciendo a las Leyes Universales del Creador. Ellos no quieren
comprender que "libertad" significa recorrer los infinitos caminos
del Amor. Porque sólo en esta dirección está la Vida. Abusar de la
magnanimidad de un Padre tan bueno es un gran mal y ello significa provocar su
Justicia, que nosotros adoramos porque es divina".
"Otros hermanos de la Tierra ", dijo la voz,
"te acompañarán en los próximos encuentros. Y conmigo vendrán otros
hermanos. Pronto nos encontraremos. Adiós".
El disco
voló hacia lo alto, luego torció en diagonal y describió en el cielo una
increíble carrera hasta que desapareció. Me miré; estaba completamente seco,
como si no me hubiese rozado ni una gota de agua. Me sentía bien.
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De
repente aparecieron en el cielo azul a gran altura tres bandadas de discos
volantes, perfectamente visibles, que en perspectiva parecían ovalados.
Desaparecieron detrás de las montañas.
Era el 27
de Abril, dos días después de mi viaje a Finale.
EL
VALLE DE LOS
CONTACTOS.
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Solamente entonces me di cuenta de que el día
estaba ventoso bajo un cielo gris. Pero no tuve tiempo para pensarlo, porque
pronto oímos pasos detrás de nosotros. Me volví y vi tres hombres que se
acercaban. Temía que Tina pudiera emocionarse. Por el contrario, ella salió del
coche hacia ellos como si fuera el encuentro de viejos amigos. Le seguí y me
encontré cara a cara con Rafael que vestía un "chándal" amplio de
color plata.
Me saludó alegremente, saludó a Tina y así lo
hicieron los otros dos también, que más o menos vestían como Rafael pero
llevaban "chandals" más ajustados y de colores más oscuros. Eran
altos. Sus rostros eran bellos y expresaban una gran bondad y presencia de
espíritu.
Se
presentaron y dijeron que sus nombres eran ficticios, pero que se los había
puesto un hermano de la Tierra ,
George Adamski, que los había encontrado algunos años antes. "Yo soy
Orthon", dijo el más alto de los dos. "Mi nombre es Firkon" dijo
el otro.
"También a mí se me dio un nombre
ficticio", me dijo Rafael; "se me llamó Ramu, pero está bien que
ahora se sepa quién soy de verdad. Lo que los hermanos de la Tierra deben saber es el
papel que el Padre nos asignó desde hace mucho tiempo para que se realice su
salvación sobre el planeta".
Me sentía
atraído por la sensación de grandeza y sencillez que emanaba del hombre, un
perfecto equilibrio reinaba en todos sus gestos, y todo él transparentaba
sabiduría y conocimiento. Su exquisita afabilidad era del todo natural.
"El
mensaje que os daremos", dijo, "interesa a todos los hombres de buena
voluntad de la Tierra. Eso
supondrá un precio para vosotros: no todos os van a creer, a comprender y a
amar. Pero nosotros os ayudaremos y asistiremos. Es una misión de Amor y de
Salvación".
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Calló pensativo y después dijo: "Hoy el
viento es fuerte, pero pronto se levantará de los cuatro ángulos de la Tierra un viento mucho más
impetuoso y barrerá las nubes.
La
confusión que reina ahora sobre la
Tierra permite a pocos comprender de lleno que se están
cumpliendo todas las profecías que dimos a los hombres adecuados para
transmitirlas fielmente. Ellos fueron escarnecidos, incomprendidos, perseguidos
e incluso muertos. Sin embargo, sus palabras se cumplirán siempre".
"Mucho dolor", añadió con un leve
suspiro, "mucho dolor se ahorraría a los hermanos de la Tierra , si renunciaran a su
orgullo y al uso de la fuerza. Si se renuncia a emplear el mal, entonces se
abreviará vuestro camino y daréis grandes pasos hacia el bien".
Expresé a este Hermano venido del espacio mi
incredulidad acerca de la posibilidad de que sobre la Tierra se pudiese acoger
semejante mensaje.
"Todo esto", continuó Rafael respondiendo a mis palabras,
"sucede desde hace mucho tiempo entre la gente de este planeta. Pero es
menester que la verdad se diga en alta voz, para que los que la esperan y la
quieran acoger lo pueden hacer.
Para
quien no cree hay otras misiones que el Padre lleva a cabo y otras aún más
importantes han de suceder para que nadie perezca víctima del mal. Muchos de
nosotros, desde siempre, bajan a la
Tierra , y a veces nacen en un cuerpo terrestre para poder
desarrollar tareas bastante difíciles y para contrarrestar el mal. En todo
caso, cada uno debe salvarse primero a sí mismo. Y sólo entonces se podrá
cumplir la obra para la cual se ha nacido en la Tierra ”.
Aquel Ser excepcional me decía cosas que entonces
no comprendía del todo. Sin embargo, sabía que leía mi pensamiento y mi
corazón. Ahora estaba seguro de su comprensión y bondad.
Quedé
silencioso reflexionando sobre sus palabras y sobre lo que me había explicado.
"Te estás preguntando", dijo, “¿por
qué no nos mostramos abiertamente a todos los habitantes de la Tierra ?, ¿por qué no
hacemos algo vistoso, grande, para que todos conozcan la verdad y abran los
ojos de una vez?. Estas son preguntas que un gran número de hombres de la Tierra se plantea siempre,
es decir desde que la Tierra
se encontró siendo un planeta de redención.
Yo os digo ahora cuanto entonces se dijo y explicó a su tiempo.
Esto no es posible y no será posible hasta
que los hermanos de la Tierra
no abran su corazón a la humildad y al Amor del Padre. Nosotros obramos para
vuestro bien total, conocemos realidades que escapan a vuestro entendimiento
ofuscado por el error que os oprime. Sabemos obrar y esperar".
"En
otras épocas, cuando las cosas no estaban todavía en el punto en que se
encuentran hoy, nos mostramos y os guiamos de modo manifiesto. Pero no podemos
violentar el don del libre albedrío concedido por el Padre Dios a todos sus
hijos, y la fuerza de vuestra voluntad para experimentar el mal os hizo cometer
acciones más graves todavía a causa de los conocimientos que teníais".
"En
todo el Cosmos no se concede a los hermanos más evolucionados violar la
libertad de aquellos que tienen aún un largo camino por recorrer. Mucho mal del
que hay en los terrestres no podrá ser vencido antes que ellos mismos hayan
experimentado sus efectos funestos, y esto a causa de la dureza de su corazón.
No porque el bien no tenga poder para redimir. Más aún: ese sería el camino más
breve y bendecido por el Padre". Rafael se levantó. Hice lo mismo.
"Ahora tenemos que dejaros", dijo.
Se fueron
hacia el disco oculto en la hierba. Tuve el impulso de seguirles; pero Rafael
se volvió y sin mover los labios me dijo: "Ahora no. Ya vendrá el momento
en que podréis subir a bordo de nuestros vehículos".
EL
SER CELESTIAL
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Rafael nos invitó a caminar un trecho junto a él
por la parte opuesta a la que se encontraba el disco. "Vuestra ciencia",
continuó, "deberá comprender sus límites. La materia no podrá superar a la
materia. Si se comprende que el verdadero conocimiento tiene también otras
vías, entonces la ciencia servirá también de ayuda en el camino a recorrer. Tal
como ahora sois y queréis continuar siendo, nunca podremos daros conocimientos
superiores: Los usaríais para vuestros fines de poder humano, y por tanto
peligrosamente. Estáis ya a punto de llevar también el desorden y el
envenenamiento al espacio que rodea a la Tierra. Pero nos
encontraréis vigilantes y no se os permitirá llevar la destrucción y muerte
fuera del planeta".
"Pertenecéis a la fraternidad del Amor Universal", observé.
"¿Qué significa por tanto tu afirmación de que no permitiréis a los
terrestres peligrosos avanzar hacia el espacio cósmico?”.
"Nuestros medios son pacíficos", respondió; "pero si
insistierais en vuestros proyectos bélicos y llevarais adelante falsos
programas de paz ocultando segundas intenciones, no conseguiréis realizarlos.
Porque no lo permitiremos. Antes debéis aprender la lección de la bondad, de la
justicia universal y del Amor. Sólo entonces podréis hacer lo que
queráis".
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Atravesamos Spotorno, y a la salida occidental de
la villa tomamos la carretera que proseguía por un paso elevado más allá del
cual comenzaba una abrupta subida.
Llegó la voz de Rafael; era clara y cercana:
"Estamos ya en la Tierra ",
dijo, "cerquísima de vosotros".
Tina
exultó, diciendo que ella lo había sentido. Apagamos la linterna, y Tina indicó
con la mano algo que apenas se veía en el fondo del prado, allí donde el
terreno del declive se elevaba: al empezar del limpio y oscuro límite de los
árboles, una vaga luminosidad se iba convirtiendo poco a poco en una luz más
clara. La silueta de un enorme cigarro sobre el prado comenzó a formarse en la
oscuridad.
"¡Es
maravilloso!", repetía Tina. Estábamos llenos de admiración y sorprendidos
por cuanto se iba mostrando a nuestros ojos. La luz aumentaba de intensidad y
ahora lo veíamos bien. Tenía una longitud de varias decenas de metros (quizá
100-120) y de altura llegaba hasta la copa de los árboles que estaban-detrás en
el punto que aparecía más panzudo. Una larga serie de escotillas redondas
emitía en la noche haces de luz coloreados que parecían no sobrepasar el
espacio comprendido en el área de aquella zona. Después de algunos minutos se
iluminó completamente, tanto que parecía una nave de crucero en fiesta y mucho
más.
El objeto espacial daba una sensación de grandeza
que hacía parecer irreconocible aquel lugar tan iluminado. Parecía un lugar de
otro mundo de maravillas. La luminosidad del cigarro aumentó aún, y por las
escotillas comenzó un juego de luces inimaginable por su belleza y variedad.
Aquella luz y aquellos colores, aquellos juegos rítmicos y festivos hacían
vibrar en el ánimo cosas que es difícil referir. Por un extremo del cigarro
salieron, uno detrás de otro, cuatro discos, tan luminosos que parecían globos
de luz blanca. Fueron a posarse sobre el prado, en el espacio libre que había
entre nosotros y el gran "cigarro".
Se
abrieron las cuatro portezuelas y por ellas salieron hombres y mujeres.
Reconocí la figura de Rafael y el corazón me saltó de alegría en el pecho. Tina
saludaba con la mano. Vinieron hacia nosotros y en torno a su cuerpo había una
vaga fosforescencia. Primero se acercó Rafael hacia nosotros y los demás le
siguieron. "¡Bienvenidos a este encuentro!", dijo Rafael amablemente.
"Esta tarde conoceréis a los otros hermanos que están comprometidos en
esta misión". Saludamos a Rafael, y con él a
Hombres y
mujeres llevaban "chándales" con pantalones y mangas bastante anchas.
Emanaban todos una ligera luminosidad. "Este es un encuentro
excepcional", dijo Rafael
"Los terrestres", dijo Rafael que estaba en medio de los suyos
y tenía las piernas un poco cruzadas, "están empleando enormes capitales
para ponerse en contacto con nosotros en el espacio. Y nosotros estamos en la Tierra por todas partes.
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"Algunos" siguió Rafael, "se preguntan si existimos. Y dicen: "Si los extraterrestres existen, ¿por qué no se muestran a todos y no contactan con nosotros de modo adecuado?". "Pero muchísimos hombres de
Moises |
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Entonces habló Kalna, y su voz suavísima estaba
acompañada del canto persistente del ruiseñor: "Los hebreos", dijo, "fueron conducidos por un gran
Hermano del Espacio nacido entre vosotros para aquella gran misión. Su nombre
era Moisés. Seréis conducidos por un nuevo Moisés, al que todos nosotros amamos
y adoramos.
quiso hacer una pregunta: "¿Por qué citáis
solamente la Biblia ?",
interrogó. "¿No existen otros textos que transmitieron las verdades que
nos estáis enseñando?".
"Durante milenios", respondió Rafael, "se dieron a los
hombres muchas revelaciones, que se relataron en varios textos fidedignos.
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Le respondió Orthon. "Nosotros", dijo,
"siempre hemos elegido para nuestros mensajes hombres sencillos que no
antepusieran al sentido real de nuestras palabras su cultura e ideas. Una mente
abierta y sin prejuicios es más adecuada para trasmitir fielmente un mensaje
del espacio. El hecho de que los terrestres no crean porque es humilde la
persona portadora, no muestra más que una discriminación, índice de orgullo.
Pero nosotros sabemos que quien quiera escuchar el mensaje y tenga verdad en su
corazón, no se plantará este problema. Cada una podrá o no comprobar la verdad
de cuanto se le ha trasmitido en su corazón. La Escritura puede servir
de constatación, tanto como la realidad de lo que sucede en vuestro mundo.
Hablamos a todos los hombres de buena voluntad”.
Rafael me puso una mano en el hombro; me miró con
afabilidad y me dijo: "Las revelaciones que os estamos haciendo
sorprenderán a muchos, como os han sorprendido ahora a vosotros. Os reportaran
incomprensiones y sufrimientos. Pero es necesario que eso suceda para que sean
develadas muchas cosas. Muchos hombres de buena voluntad os creerán y os
ayudarán
ENCUENTRO
ENTRE LA
GENTE.
página 32
Rafael paseaba por la acera opuesta a la que
nosotros recorríamos. Con él había otro Hermano del Espacio. Los dos avanzaban
lentamente y con aire desenvuelto.
Rafael miró a Firkon y comprendí que la invitaba
a tomar la palabra:
"Cuando
os decimos que nuestras astronaves recorren el espacio", comenzó
enseguida Firkon con la vivacidad que le caracterizaba, "no nos referimos solamente
a espacios materiales. El espacio comprende sobre todo ilimitados Universos
Ultra-materiales. La única dimensión que cae bajo la observación de vuestra
ciencia es la relativa a la materia. Pero las dimensiones cósmicas son tantas y
tales como para que no podáis tener de ellas la más ligera idea. Se precisa
mucho conocimiento y mucho tiempo para poder experimentar cuanto estamos
diciendo. Ni siquiera vuestra imaginación, ahora, puede alcanzar lo más mínimo
tales realidades”.
Firkon esperó a que nuestra mente hubiese
asimilado un poco lo que nos había dicho. Ví a los Hermanos del espacio muy
atentos sentados a nuestro alrededor.
"En el Cosmos", prosiguió,
"no existe solamente la dimensión material. Existen dimensiones
ultramateriales que no muestran solamente longitud, altitud y profundidad, sino
una riqueza mayor, realidades vitales en las cuales lo que llamáis detrás,
delante, encima, debajo, dentro y fuera se convierten en limites superados.
Cuanto más evolucionado es un Universo, más se expresa su energía vital en
nuevas formas más libres y la conciencia se amplía en un respiro universal más
vasto. A cada dimensión cósmica corresponde un cuerpo humano de grado evolutivo
equivalente. Cada nuevo Universo conquistado por el alma del hombre en
evolución, se presenta a él y a sus sentidos más evolucionados en una nueva
síntesis, en un nuevo significado y en una nueva lógica desconocidas en la
dimensión anterior superada. Y así cada nueva dimensión comporta realidades
nuevas y nuevos modos de ser de la energía vital que derivan siempre de las
mismas Leyes Universales que regulan toda la Creación. Cuanto
más evolucionadas son las dimensiones, y por tanto más perfectas, más la
conciencia de quien la experimenta conoce el Amor con el cual todo fue creado y
el Amor que subsiste en ellas. El Amor Universal es la fuerza vital y unitaria
de todo cuanto existe".
"Cuando una astronave", dijo, "se detiene sobre el suelo
terrestre, está perfectamente materializada. Pero queda inmersa en una fuerza
cósmica que la mantiene autónoma de las Leyes Gravitacionales del planeta. Por
eso es por lo que podemos levantarnos de la Tierra con facilidad, y superar en un momento
cualesquiera Leyes relativas a vuestra Física. Así nos levantamos de Ia Tierra
hasta la velocidad ideal de desmaterialización, sin ningún inconveniente
gracias a esta libertad de las Leyes Gravitacionales. Aumentando el ritmo vibratorio
vital, nos encontramos inmediatamente en sintonía con la vida de otras
dimensiones. A voluntad, podemos penetrar en los cielos de dimensiones
superiores o volver a bajar a las dimensiones inferiores hasta la
material".
Nosotros, atravesamos todos los espacios del
cielo hasta vosotros y volvemos allá arriba. En la cumbre de esta escala está la Barrera Celeste ".
Tina pidió explicaciones sobre la Barrera Celeste
que había nombrado Orthon.
"La
zona cósmica", explicó Orthon, "que llamamos Barrera Celeste
representa, en la práctica, las últimas dimensiones que tienen todavía una
forma análoga a la que conocéis. Más allá de ella hay puro espacio, energía
vital pura, la esencia de la vida sin más mediaciones de forma. Para daros una idea de
ello", explicó mejor, "por debajo de la Barrera Celeste ,
en zonas cósmicas y en sus Universos y mundos hay muchos espacios, pero fuera
de la Barrera Celeste
son las conciencias las que hacen el espacio a medida que se sube en el Cosmos
hacia la Barrera
Celeste , uno se libera de las formas para expresar cada vez
más libremente la
Conciencia Universal , se realizan al máximo todas las
potencialidades del ser que hay en nosotros, se entra conscientemente en el
seno del Padre Creador, en su Feliz Divinidad. La visión del Infinito se vuelve
cada vez más profunda y real. Pero la evolución nunca se detendrá. El Padre
Creador no tiene límites y no los ha puesto a sus hijos que quieren recorrer
las infinitas vías de su Amor Divino".
Tina hizo
entonces otra pregunta: "Cuando se dice, rezando, "Padre Nuestro que
estás en los Cielos", dijo, "¿por cielo entendemos el espacio de más
allá de la Berrera
Celeste o también el cósmico?".
Orthon
sonrió. "Dios", respondió, "no puede ser encerrado en ningún
espacio, ni cósmico ni ultracósmico. Pero fuera de la Barrera Celeste ,
en la máxima pureza de la conciencia, se tiene una visión cada vez más directa
de la Esencia Divina. "
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La sublime mujer del espacio explicaba lo que
consideraba apremiante con sorprendente precisión". Dirigimos a los
habitantes de la Tierra
una última invitación para que todos los que tienen en el corazón el triunfo de
la bondad, el retorno a las cosas sencillas y profundas de la vida, se unan a
nosotros, nuestro trabajo por su salvación".
Destrucción de Sodoma y Gomorra |
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Rafael tenía una expresión triste, y los demás
también. Veía en sus rostros sublimes una viva participación en las palabras de
la Mujer del
Espacio. Ella encontró sus miradas, dibujando una dulce sonrisa. Luego
continuó: "Sodoma y Gomorra fueron realmente destruidas por el fuego para
una salvación superior a la de la materia que habían depravado.
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"No seremos nosotros", añadió,
"los que intervengamos con el fuego, como entonces, para impedir que se
abra bajo vuestros pies un abismo: el castigo os lo estáis preparando vosotros
solos. Nosotros usaremos el fuego para dar nueva vida a la destrucción que
produciréis estropeando el planeta. De nada serviría quitaros las armas
mortíferas que tenéis preparadas, porque os pondríais a producir otras. Los
efectos de muerte y destrucción de aquellas os castigarán y os pondrán en
condiciones de comprender. El planeta resurgirá, para aquellos que hayan
merecido habitarlo durante un nuevo periodo de tiempo. La Tierra será entonces otra
vez Jardín del Edén". Recordé la visión de los efectos de la guerra
nuclear que los hermanos me habían presentado. Mi ciudad y otras ya no
existían; y después de la purificación del fuego, hierba y plantas habían
vuelto a crecer. Casas esparcidas y hombres que cultivaban la tierra, animales
y escenas de bondad y sencillez me habían llenado el corazón de alegría y de
sensaciones de Amor. Había visto llegar a los Hermanos y entretenerse con
aquellos hombres nuevos de la
Tierra. Había escuchado también una conversación entre los
Hermanos y los terrestres. Había comprendido que no se pasaría mucho tiempo sin
que una evolución rápida llevase a nuestro planeta a las grandes realidades
cósmicas.
Algunos
hombres que vivían donde en otro tiempo estaba mi ciudad actual habían subido a
bordo de astronaves; estas imágenes que se me habían mostrado pasaban veloces
por mi mente y se ponían en relación con las palabras que la Mujer del espacio acababa de
pronunciar. Volví a ver lo que antes se me había mostrado. Hombres que huían a
las montañas, mientras en la llanura reacciones en cadena de las explosiones
nucleares producían una horrible destrucción.
Había
visto llegar discos volantes y astronaves a millares. A hombres, mujeres y
niños se les hacía entrar por las portillas abiertas, otros eran absorbidos y
levantados de la tierra, porque ni siquiera había tiempo de aterrizar para la
operación de salvamento. Volvía a ver estas cosas y me parecía que las palabras
de aquella maravillosa Mujer del espacio tenían un positivismo y una precisión
sin igual.
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Os damos todavía estas últimas advertencias con
la esperanza de que os arrepintáis, pero no queremos ya exponer a nuestros
Hermanos como hicimos en Sodoma y Gomorra cuando los hombres de aquella ciudad
intentaron usar la violencia contra nuestros mensajeros".
Nosotros
salvaremos a quien esté en condiciones de poder ser salvado. No podremos usar
la violencia contra nadie, ni siquiera con objeto de salvarle. No se puede
llevar a los hermanos a mundos que no son de su agrado.
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A
BORDO DE LA ASTRONAVE.
La tarde del 27 de Julio hubo un nuevo encuentro.
Después de una ligera subida, la luz del disco nos señaló la presencia de los
Hermanos del Espacio. Rafael nos vino al encuentro y nos condujo hasta el
disco, que estaba apoyado en tierra entre los árboles. Por la portezuela
abierta, una luz blanquísima me iluminaba el prado. Leyéndome el pensamiento,
Rafael me aseguró que no "sufriría ninguna molestia, ni mareos. Visto de
cerca, el medio espacial aparecía majestuoso, y una luz difusa se trasparentaba
por todas partes. Tina estaba visiblemente conmovida. Rafael entró al medio
espacial, y con la mano nos hizo señal de que le siguiésemos. Entró primero
Tina, después yo, y después Paolo, que había venido con nosotros.
El interior era de una especial sencillez. La
habitación estaba iluminada por una luz que se difundía por todas partes, sin
que apareciese una fuente visible de esa luz. Bajo la gran cúpula, cuatro
paneles luminosos hacían la función de paredes. Experimenté una emoción
extraordinaria: todos estábamos iluminados por aquella luz que no tiene
semejante en nuestro planeta. Paz y sensación de liberación interior se
mezclaban a la gratitud hacia aquellos seres maravillosos que nos daban
semejante oportunidad. Estaba del todo conmovido.
Uno de
los paneles estaba iluminado por líneas coloreadas y relampagueaba luces; un
Hermano, que estaba sentado frente a él, se levantó y se acercó para darnos la
bienvenida. Era alto, tenía los ojos de un color entre verde y celeste; y los
cabellos castaños, con reflejos color cobre, que le bajaban casi hasta el
cuello. Me impresionó su exquisita amabilidad. Se excusó y volvió a su puesto
frente al panel de las luces.
La
portezuela se volvió a cerrar, y el pavimento donde apoyábamos los pies tuvo
una ligera sacudida y una vibración que se prolongó.
"Estamos subiendo", dijo Rafael; "dentro de poco
estaremos a bordo de la astronave".
Había en
aquella sala, bajo la gran cúpula, tres grupos de asientos. Rafael nos invitó a
sentarnos, y también él se sentó. Los demás Hermanos fueron a hablar en voz
baja con el hombre que parecía pilotar.
"La
astronave", nos informó Rafael, "se encuentra fuera de la atmósfera
de la Tierra. No
nos faltará mucho para alcanzarla".
Vinieron a sentarse también junto a nosotros
Orthon, y Firkon. Este último mostraba su alegría por tenernos a bordo del
disco, y reía bondadosamente del miedo a marearme que yo había tenido antes de
subir. "Como ves", reía con simpatía, "estamos todos bien".
Reí con él, y le confirmé que estaba muy bien, como no hubiera podido imaginar.
Tina expresó su admiración por la sencillez y funcionalidad del ambiente del
disco. Paolo había conseguido expresar su sorpresa de encontrarse en el
espacio. Yo estaba meditando cómo los Hermanos nos hacían vivir experiencias
muy grandes con tanta sencillez y bondad. Me decía que todo aquello era fruto
de un gran conocimiento e inteligencia de las cosas. No sé cuánto tiempo pasó.
El disco tuvo una ligerísima sacudida. "Hemos llegado", anunció
Rafael. "Estamos entrando a la astronave. Nos levantamos y la portezuela
se abrió. Al salir de allí, nos encontramos caminando por un corredor de techo
no muy alto. Las paredes parecían hechas de un metal fundido con vidrio. Tenían
una especie de trasparencia y luminosidad difícil de explicar, pero
agradabilísima de ver. Una puerta se abrió frente a Rafael, al fondo del
corredor, sin que se hubiese tocado ninguna manilla.
Entramos
en una sala bastante grande: las paredes tenían el aspecto que he descrito del
corredor, pero eran más difusas de luz y aumentaba aquella inexplicable
sensación de que hubiese una gratísima trasparencia y profundidad. Todo el
ambiente estaba invadido por coloraciones que daban a todos los objetos vivos
reflejos, como si reflejasen infinitas fuentes luminosas que no era posible
determinar de dónde surgían, y esto daba tonos de suavidad, de color y
delicadeza a todo lo que se ponía ante nuestros ojos.
Tina
quiso tocar el tejido de una de las butacas esparcidas en grupos aquí y allá en
aquel ambiente agradabilísimo.
Firkon le
sonrió leyendo en su mente una pregunta. Aquel tejido semejante el oro pálido
podía ser de lana, pero su consistencia y morbidez hacían pensar en una
sustancia desconocida en la
Tierra. "Tenemos muchas cosas que decir", dijo él.
"No hay mucho tiempo". Me dí cuenta de que cuando habíamos subido a
bordo de aquellos medios espaciales había perdido toda noción del tiempo.
Rafael nos invitó a sentarnos. Nos acomodamos sobre un diván, que tenía delante
cinco butacas en semicírculo. Rafael, Orthon y Firkon se sentaron sobre las
butacas. Observé el techo que me pereció menos luminoso que las paredes.
Cambios de color apenas señalados, daban la impresión de una fluida
consistencia de su espesor. Era como si manos invisibles jugasen con papel para
decorar, y el efecto de quien observaba era agradable y relajante. Entraron
KaIna, Ilmuth y Zuhl, y nos estremecimos de alegría. Parecían más jóvenes en
aquella luz extraordinaria y por efecto de los colores de su vestimenta. Se
sentaron, después de habernos hecho una alegre acogida.
"El
Amor Universal es la vida de toda la creación. Aquí está todo el misterio del
mal, en la pérdida del Amor. Amar es estar en la luz. La ceguedad interior, la
ignorancia, la maldad, son efectos de la falta de Amor. La esencia divina es
Amor, y de ella procede toda la creación".
Con estas palabras Rafael empezó a decirnos cosas
que catalizaron nuestra atención. "El mal", dijo, "es no estar
en el Amor. Para quien está en el Amor no es difícil recorrer las infinitas
vías del conocimiento que conducen al Creador, suma aspiración de todo ser
creado. Para quien no esté en el Amor, y por tanto está en el mal, el verdadero
conocimiento es difícil, e incluso imposible. Cuanto más se está en la luz del
conocimiento, es más fácil estar en la comprensión del Amor. Cuanto más se está
en el mal, y por tanto alejados del conocimiento, es más difícil e imposible
estar en el Amor. Desgraciadamente en la Tierra hay poco Amor y poco conocimiento. Por eso
los hombres, antes de poder volver al camino adecuado que conduce al Creador,
fuente de todo lo que es bueno, tendrán mucho que experimentar, sufrir y
comprender las ilusiones y los errores del mal".
Rafael
intervino para decirnos una gran verdad. “Vosotros", dijo, "como
estáis en la oscuridad complicáis las cosas. La sencillez es uno de los grandes
caminos de la luz. Por esto se os dijo que para conquistar el cielo es preciso
que os volváis como niños. Lo que es grande y profundo, es siempre sumamente
sencillo".
Orthon
tomó a su vez la palabra. "Se os mostrarán", dijo, "muchas
cosas. Lo haremos con sencillez y con método, para poderos suministrar algunos
elementos aptos para haceros comprender las cosas más elevadas. Luego
visitaréis la astronave y lo celebraremos todos".
Firkon
nos invitó a que dispusiéramos nuestra mente a la apertura, y a que nuestro
corazón participase en ello.
“Mirad
hacia aquella parte", dijo Kalna indicando la pared de la izquierda, en el
lado opuesto a donde estaba la mesa con las flores. "Observad lo que vamos
a mostraros".
Nos
volvimos y todos miramos hacia el punto indicado. La luz del ambiente
disminuyó, creando una atmósfera más íntima. Tina y Paolo no pestañaban. Una
especie de humo se produjo en un punto de la estancia. Se condensaron como unos
vapores formando una nube pardusca.
La nube
continuó su transformación: se fueron delineando tres figuras. Mirábamos
extrañados aquella increíble metamorfosis. Que parecía surgir de la nada. Poco
a poco vimos concretarse la silueta de un hombre, de una mujer y de un niño.
Eran reales a nuestros ojos, y al mismo tiempo, aparecían como en una escena de
película o de teatro. El vapor formó aún las siluetas de algunos árboles y por
abajo se dibujó todo lo que puede representar un prado con hierba, flores y
pequeñas plantas. El hombre se sentó sobre una piedra; la mujer que estaba de
pie llevaba una camiseta y pantalones. El niño trazaba señales sobre la hierba
con un palito. Era una escena campestre, quizá una excursión familiar. Aquellas
figuras que veíamos en blanco y negro, como es posible ver en una pantalla de
televisión sin color, pero con figuras reales, estaban coloreándose ahora.
Aquella sustancia pardusca y vaporosa emitía color, y pronto la luminosidad de
cada parte de la escena aumentó mucho.
Al mismo tiempo, disminuyó aún más la luz del
ambiente en que estábamos. Comencé a interesarme por lo que veía. El hombre se
levantó, y conversó con la mujer que debía ser su esposa. El niño canturreaba
jugueteando, sin preocuparse de sus padres que estaban cerca de él. Oímos la
voz melodiosa de Ilmuth; que nos advirtió: "Ahora", dijo,” podréis
ver, en esta escena familiar seleccionada, lo que nos urge que podáis comprender.
Prestad atención". El color de las figuras humanas, de los vegetales y de
las cosas, primero se intensificó, después empezó a atenuase. Los vestidos que
llevaban los tres se confundieron con aquellas tenues coloraciones y
aparecieron tres cuerpos humanos bien formados. Precisamente el cuerpo de un
hombre, de una mujer y de un niño. El color rosa tenue de los tres cuerpos
presentó una coloración azul claro que emergía por debajo de todos los puntos
del cuerpo rosa y puso de relieve un cuerpo ligeramente más luminoso, visible
en una perspectiva tal como para que se viese claramente que los dos cuerpos
coincidían, pero separados uno de otro en su realidad. El proceso se repitió y
se mostraron otros cuerpos, coincidiendo todos, pero separados por colores y
luminosidad distintos. Podía observar que cuanto más profundo aparecía un
cuerpo, desde aquella perspectiva, más luminoso era, pero no impedía ver los
cuerpos más superficiales, más oscuros. Conté siete cuerpos. El último aparecía
blanquísimo, y palpitaba como si emitiese rítmicamente latidos de luz. A cada
latido emanaba una claridad que atravesaba todos los otros cuerpos, hasta el
último de color rosa tenue.
"Observad", dijo Ilmuth, "observad
también las plantas y las rocas". También para ellas como para las personas,
había sucedido lo mismo. Era una escena nunca vista. Todo mostraba una
profundidad vital, una riqueza de coloraciones, ritmos de los flujos de aquella
luz y una simetría tal de las formas que me asombraban. Nunca hubiera podido
suponer semejante cosa.
"Podéis visualizar aquí", explicó
Ilmuth, "las diversas dimensiones de la energía vital en el hombre, en la
vegetación y en las formas del reino mineral. También podemos subdividir estas
siete dimensiones en tres modos de ser parecidos".
Miré y vi
que los primeros tres cuerpos superficiales eran semejantes en su apariencia,
sobre todo respecto a la sensación de consistencia que daban y al grado de
tenue luminosidad. Los tres siguientes eran más luminosos y parecían más
sutiles y más consistentes en el mayor grado de profundidad. El último, que
palpitaba blanquísimo, aparecía ahora con una luz excepcional e irradiaba
claramente rítmicos flujos de intensa luz a todos los demás cuerpos,
atravesando toda su extensión y profundidad. Me dí cuenta de que no era
posible, en la Tierra ,
conseguir penetrar en toda esta realidad vital y que aquella increíble escena
había producido posibilidades en mis sentidos, que no eran posibles en un
estado de conciencia normal, como se acostumbra vivir en Ia Tierra.
"El
cuerpo más externo", dijo Ilmuth, "es el material. Los demás son de
energía ya no material, sino cósmica o astral, como la llaman vuestros
estudiosos en la Tierra.
Con cada uno de estos cuerpos el hombre puede vivir en varios
mundos y dimensiones, en planetas más evolucionados. El cuerpo más externo
muere y el cuerpo subyacente está dispuesto a realizarse plenamente en el nuevo
ambiente energético. Es lo que sucede en la muerte, pero en realidad es sólo un
nacimiento con el nuevo cuerpo de una dimensión superior en un mundo superior
de igual grado evolutivo al del cuerpo realizado. Puesto que hay muchísimas
dimensiones, también los cuerpos potenciales en el hombre no son siete
solamente, sino muchísimos. Os hemos mostrado siete solamente para facilitar
vuestra comprensión".
Estaba completamente concentrado en aquella
maravillosa realidad. Oí la voz de Tina que exclamaba: "¡La belleza del
último cuerpo luminoso es extasiante!".
"Es
lo que queríamos sobre todo que comprendiérais", intervino Kalna, y su voz
expresaba satisfacción. "El cuerpo
blanquísimo que emite oleadas de energía vital a los cuerpos astrales y hasta
al material es la visualización de lo que llamáis "espíritu".
En la Escritura
podéis encontrar que el ser humano se divide en cuerpo, alma y espíritu,
entendiendo por cuerpo el material, por alma los cuerpos astrales y por
espíritu la parte esencial del hombre que es inmortal y no morirá jamás porque
es sede de la Vida
y de la Conciencia ".
"El
espíritu", prosiguió Ilmuth, "tiene la capacidad de vivir en el
ilimitado Espacio más allá de la Barrera Celeste. Mientras el espíritu está
todavía revestido" de los cuerpos astrales, no puede sobrepasar la Barrera Celeste y
debe vivir en un mundo cósmico que sea igual a su grado evolutivo".
Firkon explicó: "Los Hermanos del Espacio, como
somos nosotros, son los que han realizado ya el cuerpo espiritual y por eso
normalmente viven en los maravillosos mundos de la luz en el Espacio
ultracósmico. Los Hermanos del Espacio, los que las Escrituras llaman con frecuencia
Angeles o el Señor, pueden emprender viajes a las dimensiones cósmicas y
revestirse de cuerpos cósmicos según la necesidad. Por el contrario,
los Hermanos que no han evolucionado todavía hasta el punto de librarse de los
cuerpos cósmicos y de poder sobrepasar la Barrera Celeste ,
fuera de la cual existe el infinito Espacio de la Luz , tienen la posibilidad de
emprender viajes a mundos inferiores a su grado de evolución. Esto lo pueden
hacer de forma autónoma, en virtud de sus conocimientos y de las misiones que
se proponen o que se les confía. Para ir más allá, como os ha sucedido hoy a
vosotros, deben confiarse a nosotros que ya hemos sobrepasado la Barrera Celeste y
que por eso tenemos un conocimiento que nos permite procuraros viajes hacia
mundos superiores a vuestro Grado de Evolución".
Volvió a
hablar Rafael: "Si todos los hijos del Padre Dios hubiesen usado la
libertad que se les concedió para seguir solamente las infinitas vías del Amor
Universal y se hubiesen fiado exclusivamente de la bondad de sus Leyes
Universales, no hubiera sido necesario experimentar dimensiones cósmicas tan
limitadas respecto al Espacio infinito más allá de la Barrera Celeste.
Pero como al principio hubo un rebelde que convenció a sus seguidores de que se
podía desobedecer al Padre Bueno y hasta obrar sin Él, de aquella soberbia
nació la necesidad de experimentar el mal y entonces, como el Padre sabía que
otros seguirían aquel mal ejemplo, creó dimensiones más limitadas, creó el
Cosmos, los mundos astrales y materiales que, aunque eran maravillosos por ser
obra de sus Manos Divinas y reflejaban las bellezas y las armonías del Espacio
Celeste, eran sin embargo más limitados. En ellos muchos de sus hijos serían
sometidos a la prueba de experimentar el egoísmo en vez de la Universalidad del
Amor, la maldad en vez de la bondad, el sadismo en vez de la felicidad de ver
gozar a los hermanos. Ellos desarrollarían vías de mal antes que del bien, odio
en vez de Amor, su ceguedad en vez del verdadero Conocimiento que da la Vida. Por esto ha sido
creada la materia: para que el Espíritu y la Conciencia encerrados
en ella tuvieran una protección.
. No podéis imaginar hasta qué punto toda la
realidad vital del ambiente está ligada a vuestra conciencia. Las inteligencias
condicionan realmente el ambiente vital, sus mundos. Todo es realidad vital:
cualquier movimiento de vuestro ánimo, cualquier deseo, pensamiento o
sentimiento, también cualquier pasión.
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Tina estaba atenta y seria. Paolo miraba a Rafael
con curiosidad y dulzura.
"Ahora", dijo Ilmuth, "observad lo que vamos a
mostraros". La luz disminuyó otra vez. La nube pardusca se coloreó
rápidamente y ante nosotros vimos un niño con el cuerpo material gravemente
deformado. Sin embargo, sus cuerpos sutiles eran de una gran lucidez, tenían
colores tan extasiantes y una armonía tal que hicieron lanzar a Tina
maravilladas exclamaciones. Yo lo miraba y sufría en mi interior por aquel
contraste estridente. La belleza interior del niño aventajaba a la penosa
impresión de la realidad deforme.
"Cuando los desórdenes energético-vitales de las conciencias del
hombre provocan en un planeta estas horribles cosas", dijo Ilmuth,
entonces nosotros tomamos muchas veces posesión de estos cuerpos.
"Vosotros no lo sabéis, pero a sufrir en cuerpos deformes y en cerebros
enfermos baja un ángel casi siempre, para cumplir una sublime y eficaz misión
en beneficio de los hermanos de la
Tierra que tendrán que renunciar al mal".
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Rafael nos invitó a que le siguiéramos. Vinieron
con nosotros Orthon y Firkon. Visitamos varios departamentos de aquella enorme
y maravillosa casa de luz. Fuimos conducidos a una sala donde brindamos con una
sustancia suavísima. Después Kalna cantó y oímos una música que conmovió a Tina
hasta las lágrimas. Teníamos el ánimo saturado de ligereza, de paz y la certeza
del Amor sin fin de los Hermanos. Entonces, nos volvieron a llevar, a través
del corredor, al disco que nos devolvería a la Tierra. Nuestros
compañeros de viaje fueron otra vez Rafael, Orthon y Firkon.
"Llegará el tiempo", decía Ilmuth mientras Kalna nos sonreía,
"que no nos separaremos más. Todos los hermanos de la Tierra que quieran, podrán
viajar al Espacio con nosotros. Bastará con quererlo y sobre todo con ser hijos
del Amor del Padre.
Juntos visitaremos mundos y surcaremos nuevos
cielos. Estaremos siempre en misiones de Amor y conocimiento para otros
hermanos que quieran evolucionar pronto. Y además veremos al Padre cara a cara
porque iremos fuera de la
Barrera Celeste. Estad seguros de ello", concluyó Kalna,
"ésta es la verdad". Nos saludamos todos con un abrazo.
DESCANSO
EN EL ESPACIO.
El
disco se detuvo en el inmenso espacio. Millones y Millones de astros aparecían
por doquier mayores de lo que nos parecen las estrellas desde la Tierra : resplandecían
palpitando como si emanasen con cada palpitación una llamarada de varios
colores.
La
emoción era tan fuerte que, por momentos, una sensación de temor me asaltaba: me
sentía pequeño, pequeño frente aquel espectáculo sin fin. Pensé en la infinita
grandeza del Padre, Creador de todas aquellas maravillas, y le rogué que me
enseñase El mismo a amarlo en mis hermanos y en las cosas creadas por El.
El
espacio cósmico que aparecía a mi vista no era sólo una fiesta inmensa de luces
palpitantes, sino que también estaba invadido de fosforescencias en movimiento,
cuerpos que seguían trayectorias como guiados por una fuerza invisible,
energías coloreadas que emergían del fondo oscuro del espacio. Rafael indicó la
enorme astronave en forma de cigarro que flotaba en el espacio delante de
nosotros, a no sé qué distancia; estaba inmersa en una blanca fluorescencia
atravesada por dos coloraciones, azul y anaranjado intenso.
Las escotillas
emitían una luz que aumentaba el halo del cigarro. La forma de la astronave era
menos panzuda que la que había bajado a la Tierra en Spotorno: era un espectáculo
encantador.
Rafael
nos anunció que entraríamos con el disco en la astronave. Poco después, salimos
a una estación interna donde se había posado el disco. Noté que había como
raíles. A través de la puerta fuimos introducidos en un saloncito. Había allí
butacas y una mesa, aparentemente hechas del mismo material, que relucía con
una transparencia opaca. Al ir a sentarme, tuve la impresión de que se trataba
de un material resistente, pero me di cuenta de que era de una agradable
blandura.
La luz que se difundía en esta astronave
producía sensaciones y especiales efectos en nuestro ánimo, que no sabría
explicar.
Nos
sentíamos más vivos que nunca, y todas nuestras facultades gozaban de una paz
indecible y al mismo tiempo estaban como suavemente potenciadas.
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Tina lo interrumpió y preguntó: "¿Por qué no
intervenís vosotros para quitar el hambre a aquellos pueblos?". "¿Por
qué no hacéis que los que tienen posibilidad y lo quieren hacer pueden
dedicarse a aliviar todo este mal?".
El hombre
arrugó la amplia frente y suspiró.
"Nosotros
no podemos", aseveró, "y esto nos causa un gran sufrimiento. Si
nosotros interfiriésemos tan
concretamente en las cosas de vuestro planeta, crearíamos problemas aún más
serios y graves. Ya os decimos que sólo conocéis una parte del problema; en
realidad, en tal caso tendríamos también que intervenir por la fuerza para
imponer una justa distribución de los bienes; y también tendríamos que
intervenir en vuestros conflictos bélicos. Todo cambiaría: nos veríamos
complicados en la espiral de odio y de violencia que reina en la Tierra y seríamos violentos
también. Por el contrario, las Leyes Universales son capaces de extirpar
definitivamente y de una vez por todas el mal que hay en los hombres a través
de caminos de paciencia. Los que sufren injustamente serán recompensados
infinitamente más de lo que puedan pensar".
En aquel momento entraron Rafael, Orthon y otros
cuatro hombres y tres mujeres. Se sentaron junto a nosotros, después de
habernos saludado. Rafael nos invitó a prestar atención porque se nos
mostrarían algunas escenas. La voz de Kalna prosiguió: "Ahora veréis
algunas escenas", dijo, "referentes al suceso que llamáis muerte y
que nosotros llamamos paso".
De la
habitual nube coloreada, se formaron unas figuras como ya habíamos visto la vez
anterior. Apareció la imagen de un hombre enfermo en la cama de una habitación.
Respiraba muy fatigosamente, y algunas personas, seguramente los familiares,
estaban junto a él en su cabecera".
"Es
una escena terrestre", dijo Kalna, "la que os mostramos. Está
sucediendo realmente en este momento en vuestro planeta. Tenemos la posibilidad
de mostraros escenas del pasado, del presente y tal vez del futuro. Observad
ahora lo que va a suceder".
Miré con
curiosidad, y al rato me pareció como si el hombre se estuviese desdoblando.
Una imagen completamente semejante a la suya, pero muy ligera, se alzó
horizontalmente de la cama, dio la vuelta por el aire de la habitación y se
puso suavemente en pie sobre el pavimento. Al mismo tiempo la otra figura, la
que yacía en la cama, se quedó quieta, dejó de respirar fatigosamente, y los
familiares le cerraron los ojos y empezaron a llorar y a lamentarse en alta
voz.
El cuerpo
del hombre en la cama, inmóvil y sin vida tenía ahora los ojos cerrados,
mientras su doble miraba, con una expresión de sorpresa, ya a su cuerpo en la
cama, ya a los familiares llorando. El intentaba consolar a los suyos, hacerles
comprender que no estaba verdadera y definitivamente "muerto", pero
ellos no lo notaban y proseguían sus lamentaciones en torno al cuerpo de la
cama.
"Este
hombre, este hermano de la
Tierra , ha terminado su existencia terrena", comentó
Kalna "Ahora él vive con un nuevo cuerpo en un nuevo ritmo vibratorio
vital. Está extrañado de ver su cuerpo material muerto en la cama, y ha tardado
algunos minutos en comprender la verdad de las cosas. Querría comunicar con los
parientes que lloran su muerte física, pero no ha comprendido todavía que vive
en una dimensión distinta de la material. Este hermano está viviendo ahora dos
realidades en sí mismo: la maravillosa sorpresa de haber descubierto que se
vive también después de la muerte y ya sin el sufrimiento físico que le había
afligido hasta el tránsito, y la tristeza de no poder comunicar con los que aún
están en la vida material. Ahora ha comprendido que puede verlos y sentirlos,
mientras que ellos no pueden darse cuenta de su realidad”.
Kalna se
interrumpió y nos dio la oportunidad de seguir la escena que mostraba sus
inútiles esfuerzos para decir a aquellas personas que todavía estaba vivo y que
la muerte física no quita la vida.
"Ahora veréis otra fase", anunció
Kalna; "éste es el primer contacto con Hermanos de otras dimensiones que
han sido traídos de otros mundos para acoger al hermano que ha pasado de la
dimensión material a otra forma de vida. Ya os lo decimos: en toda la creación
a nadie se deja abandonado".
Vimos
llegar a aquel lugar, como a través de las paredes, algunos hombres y mujeres,
cuya edad parecía comprendida entre los quince y los cuarenta años, al menos en
apariencia. El más joven, un muchacho que parecía precisamente el de menos
edad, se acercó al hombre que acababa de morir, el cual aparentaba ahora unos
cuarenta años, mientras su cuerpo era mucho más viejo, y lo abrazó. Lo llamaba
"papá", y el hombre echó los brazos al cuello del muchacho
diciéndole: "¡Hijo mío qué alegría volver a verte!. ¡Cuánto te he echado
de menos!. ¿De dónde vienes?" El
muchacho le dijo que estaba muy bien y que lo esperaba desde hacía tiempo. Hubo
abrazos y palabras de emoción entre el hombre y todos los que habían venido a
recibirle.
El hombre
miró su cuerpo, todavía y quería hablar a los parientes que lo rodeaban
llorando, pero los demás le explicaron que no era posible, añadiendo que le
enseñarían enseguida cómo comunicar con el pensamiento y el Amor con sus
familiares dejados en la
Tierra.
Estaba
sorprendido, y oía también la voz de Tina que repetía: "Es increíble, pero
es algo maravilloso".
Paolo
dijo algunas palabras que expresaban emoción por aquella verdad. "Y
pensar", añadió, "que los hombres de la Tierra esperan la muerte
con terror y lloran durante años a las personas queridas muertas”.
Mientras
la escena estaba en aquel estadio todavía pregunté a Kalna por qué una verdad
así no se daba a conocer de algún modo a los hombres de la Tierra.
"Hay
razones", respondió, "por las que los hombres de la Tierra no pueden ser
informados de estas realidades.
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EN UN PLANETA
MARAVILLOSO.
Entramos en el gran disco. Vinieron con nosotros
Rafael, Firkon, Orthon, Kalna, Ilmuth, Zuhl, y otros tres Hermanos, dos hombres
y una mujer. Había aire de fiesta: el interior del disco detector era distinto
del que ya habíamos conocido. La cabina y los demás espacios internos estaban
separados por paredes. En el centro había un gran tubo luminoso, que iba desde
el centro del pavimento hasta la cima de la campana. Nos asomamos a una
escotilla.
"¡Dios mío!, exclamó Tina, y retrocedió como para contener la emoción
de aquella vista.
Paolo,
fascinado por el espectáculo que aparecía a sus ojos, no se separaba de la
escotilla. Estábamos bajando suavemente hacia el suelo de una tierra
maravillosa. Una naturaleza verdeante se distribuía por llanuras, montes y colinas.
Un gran río en el que había diseminadas numerosas islas, corría con sus aguas
azules hacia un gran mar. El cielo era surcado por discos volantes. No vi
ciudades, casas o centros habitados. Esto me sorprendió, pero Rafael que había
leído en mi pensamiento, me explicó: "En estos mundos fieles a las Leyes
Universales se vive inserto en la naturaleza".
En
aquel cielo resplandecía una inmensa luz, procedente de un astro semejante al
sol, que se distribuía suavemente, y agradaba a la vista. Noté que era distinta
de la también maravillosa que da el sol a la Tierra. Vapores
esparcidos formaban vagos encajes en el cielo, y formas encantadoras reflejaban
la luz de aquella estrella, creando coloraciones tenues y más fuertes.
En un momento estuvimos entre la tupida
vegetación de una colina. Desde allí nos llegaba el sonido de las olas del mar
levemente movido por un vientecillo embriagador. Bajamos hollando una hierba
semejante a la nuestra de la
Tierra , pero cuya coloración verdosa se difuminaba en tonos
variados. También las formas de los árboles y de las hojas eran más graciosas y
difuminadas de color por los lados, mientras éste se veía más concentrado en el
interior. La frondosa vegetación ofrecía frutos semejantes a los de la Tierra , aunque no del todo
iguales: parecían manzanas, piñas o bananas; otros eran rojos y redondos. Todo
mostraba una variedad y una armonía difíciles de imaginar.
Nos vinieron juguetones al encuentro algunos
graciosos animales semejantes a los panda, pero ligeramente más grandes que los
que viven en la Tierra ,
y los acariciamos con afecto.
Entonces,
nos encaminamos con los Hermanos hacia un prado en el que se posaban algunos
discos detectores mientras otros salían de allí. Lo recorrimos lateralmente, e
Ilmuth nos explicó que el lugar era uno de los más importantes puntos de
reunión entre Hermanos de muchos mundos. Dimos la vuelta al rededor de un árbol
cuyo enorme tronco tenía una circunferencia muy grande y cuyas ramas tenían una
extensión de varias decenas de metros; sus hojas eran anchas y muy elaboradas,
con un matiz y variedad de tenues colores desde el verde al rojo. Quedé
mirándolo encantado, mientras Tina lo tocaba como para saludarlo.
El contactado Giorgio Dibitonto |
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