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miércoles, 30 de julio de 2014

Silos nucleares y extraterrestres: El OVNI, de 900 metros de diámetro, activó el lanzamiento del proyectil nuclear soviético, provocando el pánico en la base.

Silos nucleares y extraterrestres: El OVNI, de 900 metros de diámetro, activó el lanzamiento del proyectil nuclear soviético, provocando el pánico en la base.



¿Estamos locos los seres humanos?. La ultima vez que ví como una de esas naves extraterrestres surcaba el cielo estrellado, me pregunté que opinión tendrían los extraterrestres sobre nosotros, de aquellos que habitamos el planeta Tierra. En aquella ocasión, OVNI emitía una luz blanco-lechosa, volaba en completo silencio y claramente se percibía que aquella maquina estaba gobernada por seres inteligentes; intuyéndose que procedían de otros mundos y civilizaciones muchísimo mas avanzadas que la nuestra, seres que ya habrían “rebasado la tan temida linea de la autodestruccion planetaria” que separa a unas civilizaciones desarrolladas de otras cuyo destino se balancea en la incertidumbre de un “holocausto nuclear”.



En pleno siglo XXI, los seres humanos ya deberían haber aprendido que la I y II Guerra Mundial nos pueden llevar a una Tercera, tal vez la definitiva, como ya ocurrió hace ahora aproximadamente 30.000 años y que significó el final de las civilizaciones de Mu y la Atlantida (como así le explicaron al contactado Daniel W. Fry uno de los pocos supervivientes de aquella hecatombe nuclear que lograron huir de la contaminación radioactiva y refugiarse en Marte). (Mas información en: http://elmensajedeotrosmundos.blogspot.com.es/2013/05/seis-de-nuestras-naves-aterrizaron-en.html
Geopolíticamente, la Guerra Fria pasó a la historia justo con la caída del Telón de Acero y el desmembramiento de la antigua URSS. En teoría, las tensiones que llevarían a un enfrentamiento “global y nuclear” entre los dos bloques antagonistas (capitalismo y comunismo) se han enfriado y la población de este planeta parece olvidarse del “peligro latente” que significa “poseer en la actualidad un arsenal atómico capaz de destruir varias veces  la Tierra” (En el año 2012 había en la Tierra 20.000 armas nucleares activas reconocidas, sin contar con un numero indeterminado de ojivas nucleares de otros países que no están adscritos al Tratado de No Proliferación Nuclear (NPT por Non-Proliferation Treaty, en inglés). FUENTE: Wikipedia:  http://es.wikipedia.org/wiki/Pa%C3%ADses_con_armas_nucleares).


El investigador Robert Hastings
A primera vista, y por los testimonios de personal relacionado con los silos nucleares terrestres y recogidos por el investigador norteamericano Robert Hastings durante muchos años (http://www.ufohastings.com/articles/7),  los extraterrestres parecen estar muy preocupados por ese armamento letal en manos de una civilización, la terrestre, que insistentemente da muestras de manifiesta irresponsabilidad: Leyendo cualquier periódico aparece un glosario de guerras sangrientas localizadas en distintos puntos del globo, mientras algunos países acarician la idea de poseer armamento nuclear.


OVNIs desactivan misiles en EE.UU.

En general, los políticos de todo el planeta hacen gala de autismo y falta de empatia, llevando en muchos casos a la desesperación de la población que administran y mientras tanto, los militares adiestrados para la guerra, sufren la paranoia permanente de un ataque enemigo. Por ello, cuando hablamos de silos nucleares y armamento atómico, se ha llegado a un punto critico con la teoría de la “Destrucción Mutua Asegurada” (Es decir, en caso de guerra nuclear, nadie vencería…) (FUENTE: Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Estrategia_de_las_armas_nucleares), que según se recoge en esa “quimera” al existir en la Tierra cantidades desmesuradas de armamento nuclear harían inviable una guerra de aniquilación entre países armados hasta los dientes….ya que no existirían ni vencedores ni vencidos.



Sin embargo, la realidad ha dado muestras insistentes de que un fallo de los sistemas de lanzamiento ó bien, de la interpretación de información respecto al potencial enemigo, puede desatar precisamente el tan temido holocausto nuclear. He incluido algunos ejemplos de acontecimientos inquietantes, por ejemplo una cinta equivocada en los ordenadores del NORAD, allá por el año 1979, aparentando un ataque nuclear soviético, ó bien un chip defectuoso que en 1980 dio como valido otro ataque nuclear contra EE.UU.

Fotograma de la película Juegos de Guerra
Se supone, que quienes custodian un armamento tan letal, hayan tomado las medidas oportunas para evitar cualquier error tanto técnico como humano;  pero nunca debemos olvidar que precisamente, los fallos de seguridad son posibles y que en un mundo globalizado, intercomunicado, unido por la red de Internet, la posibilidad de que un “hacker descerebrado”, por poner solo un ejemplo, se introduzca en los sistemas informáticos de cualquier superpotencia e inicie “la cuenta atrás” hacia la destrucción planetaria, no es desdeñable.  Por ejemplo, en la película Juegos de Guerra (WarGame, año 1983) se expone esa hipótesis, planteando que los sistemas informáticos relacionados con las armas nucleares, son vulnerables. 

Cartelera de la película Pánico Nuclear. Si alguien ha visto esta película comprenderá rápidamente el estado de fragilidad en el cual se encuentra la raza humana: El Holocausto Nuclear es una posibilidad que nadie, independientemente de la posición social en que se halle, nunca debería olvidar. 
Aunque si hay un film que describiría la locura nuclear en la que se encuentra inmersa la Tierra y las posibilidades de destrucción por un ataque terrorista, deberíamos nombrar como ejemplo Panico Nuclear (The Sum of All Fears ,titulada en español como La suma de todos los miedos y como Pánico nuclear) , película de 2002 dirigida por Phil Alden Robinson, basada en el libro del mismo nombre escrito por Tom Clancy. La película está protagonizada por Ben Affleck en el papel del agente de la CIA Jack Ryan y Morgan Freeman como su superior, William Cabot. Fuente: Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/The_Sum_of_All_Fears_(pel%C3%ADcula)

Uno de los números de la revista  de investigación Año Cero, año 2013
En esta ocasión, he traído un reportaje de la revista Año Cero, una de las pioneras en la investigación OVNI así como de otros fenómenos y dirigida magistralmente por Enrique de Vicente, cuyo titulo era “OVNIS desactivan centrales y misiles nucleares” donde se exponen diferentes episodios en los cuales naves extraterrestres han sobrevolado silos nucleares, activando en muchos casos la secuencia de lanzamiento ó bien, inutilizando temporalmente los tan temidos misiles nucleares. Pero antes de ello, recomiendo repasar aquellos errores que a punto estuvieron de provocar una guerra nuclear.
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Ocasiones en que se estuvo a punto del inicio de una guerra nuclear
Además de la Crisis de los misiles de Cuba, ocasionada en respuesta al despliegue estadounidense de misiles en Turquía y a la invasión de Bahía de Cochinos, ha habido al menos otras cinco ocasiones en las que los sistemas de guerra nuclear de alguna superpotencia han entrado en alerta.
El incidente de la cinta equivocada (Estados Unidos)
Poco antes de las 9 de la mañana del 9 de noviembre de 1979, los ordenadores del NORAD en Monte Cheyenne, el Mando Nacional Militar del Pentágono y el Mando Alternativo Nacional Militar en Fort Ritchie (Maryland) notificaron súbitamente la existencia de un ataque nuclear soviético masivo de la categoría MAO-3.
Todo el sistema de represalia nuclear se puso en marcha, todas las prealertas se transmitieron, los bombarderos despegaron, la defensa civil llegó a activarse. Sin embargo, los datos procedentes de los satélites y de los radares por línea directa no coincidían, no veían ningún misil soviético mientras los ordenadores aseguraban que había al menos 300 dirigiéndose a toda velocidad hacia los Estados Unidos.

NORAD
La cordura se impuso y no se produjo ninguna represalia, ni siquiera cuando los ordenadores comenzaron a notificar impactos en el territorio continental de los Estados Unidos. A esas alturas, ya era evidente que se trataba de alguna clase de fallo informático. En efecto, unas horas después se comprobó que alguien había introducido inadvertidamente una cinta de entrenamiento como fuente de datos del ordenador central de la red de análisis de amenazas. Se da la circunstancia de que por aquella época se estaba considerando la posibilidad de computarizar completamente el sistema de represalia nuclear, especialmente después que, en unas maniobras “realistas” casi el 50% de la fuerza de los ICBM estadounidenses no despegara debido a problemas de conciencia de los operadores de los silos.
El incidente del chip defectuoso (Estados Unidos)
El 3 de junio de 1980, menos de un año después del anterior, los centros de mando norteamericanos recibieron otro aviso de que había un ataque nuclear soviético en marcha. Sin embargo, esta vez el ataque no parecía obedecer a ninguna lógica consistente, y además a veces los ordenadores decían que había 200 misiles soviéticos en el aire, luego que ninguno, luego otra vez que 200, y las cifras no coincidían en los distintos puestos de mando.
Esta vez no se lo tomaron tan en serio y prestaron inmediatamente atención a los datos directos de los radares y los satélites, viendo que no había ningún ataque en curso. Se determinó luego que un chip defectuoso en uno de los ordenadores había ocasionado la falsa alarma. Este incidente no trascendió a la opinión pública hasta muchos años después.
El incidente del equinoccio de otoño (URSS)
El sistema ruso de satélites de alerta temprana OKO funciona de manera distinta al DSP estadounidense. Mientras el estadounidense enfoca directamente al suelo, el ruso tiene una órbita especial, similar a la de los satélites de telecomunicaciones Molniya, que enfoca a la línea del horizonte, para detectar a los misiles conforme asciendan sobre la misma. A este tipo de órbitas polares, que se aproximan bastante a la Tierra en el hemisferio sur y se alejan de ella en el Norte, se les denomina genéricamente "órbitas Molniya". De esta manera, con un solo satélite se puede cubrir mucho más espacio y además es más difícil que reflejos o artefactos propios de la superficie o de la atmósfera terrestre produzcan falsas alarmas. Este método es mejor, más económico, más ingenioso y más difícil de inutilizar que el estadounidense.

Órbita Molniya
Sin embargo, el 26 de septiembre de 1983, sólo 25 días después del derribo del Jumbo surcoreano por las Fuerzas Aéreas Soviéticas, con la dirigencia de la URSS aún convencida de que se trataba de un avión espía o de "tanteo de defensas", los satélites OKO detectaron súbitamente el lanzamiento de numerosos ICBM norteamericanos contra la Unión Soviética. Nada de análisis de los ordenadores: los satélites detectaban genuinas trazas térmicas de alta temperatura ascendiendo sobre el horizonte, y los ordenadores identificaron cinco de ellas como correspondientes a misiles balísticos intercontinentales Minuteman sin duda alguna.
Pues pese a todas estas evidencias, el teniente coronel Stanislav Petrov, del GRU (inteligencia militar soviética), en esos momentos al mando de Serpukhov-15 (centro de mando de la inteligencia militar soviética desde donde se coordina la defensa aeroespacial rusa) mantuvo la sangre fría y se negó a dar la alerta. Cuando le preguntaron después por qué no lo hizo, contestó simplemente: “la gente no empieza una guerra nuclear con sólo cinco misiles”.

Stanislav Petrov
Resulta que aquel día se había producido una rara conjunción entre la red de satélites OKO, la Tierra y el Sol, coincidiendo con el equinoccio de otoño: el Sol se elevó sobre el horizonte en un ángulo tal que coincidía con el área tangencial de cobertura de todos los satélites que vigilaban los emplazamientos norteamericanos de misiles, y esto produjo en sus sensores señales térmicas espurias. Este efecto estaba previsto por los diseñadores del sistema, pero no está claro si Petrov era conocedor del mismo o no.
El incidente del cohete noruego (Rusia)
Al amanecer del 25 de enero de 1995 los noruegos -país miembro de la OTAN- lanzaron un cohete suborbital noruego-estadounidense para el estudio de las auroras boreales y otros fenómenos electromagnéticos de altas latitudes llamado Black Brant XII, con apogeo a 930 km de altitud. Noruega tiene un pequeño programa espacial propio de tipo científico, pero este cohete era de largo el más grande que habían lanzado nunca, y de hecho tenía dimensiones parecidas a las de un ICBM, con lo que su reflexión radárica y su marca térmica debían ser parecidas. El gobierno noruego ha defendido siempre que notificaron el lanzamiento a Rusia con antelación, pero en el caos social, político y económico que se vivía en la Rusia de Borís Yeltsin es probable que esta notificación no alcanzara a sus destinatarios. Entre ellos, precisamente, el Departamento de Observación del Centro de Seguimiento de Lanzamientos Espaciales del GRU en Serpukhov-15 y el Mando de las Fuerzas Espaciales en Moscú.


Este lanzamiento -que pasaba lejos de las fronteras rusas- fue inmediatamente detectado por los satélites OKO y los radares de descubierta de largo alcance LPAR y Duga y Daryal y hasta por muchos radares de la defensa antiaérea convencional. Probablemente los ordenadores de Serpukhov-15 debieron catalogarlo inmediatamente como un ICBM, y efectivamente dos minutos después toda la fuerza nuclear rusa estaba en prealerta, con los planificadores de guerra reasignando blancos para aniquilar Noruega. No obstante, conforme los satélites y los radares confirmaban que no había más lanzamientos y que la trayectoria del cohete no coincidía con un lanzamiento contra Rusia, el proceso de represalia quedó suspendido. En torno al tercer minuto los especialistas de inteligencia espacial de Serpukhov-15 y de Moscú ya sabían con toda certeza que no estaban asistiendo al compás de apertura de la Tercera Guerra Mundial. No obstante, y hasta que se intercambiaron las explicaciones oportunas, el sistema permaneció en prealerta (unas 48 horas).
De todos los incidentes que han estado a punto de desencadenar una guerra termonuclear, éste es el único en el que había un cohete en el aire, si bien no era un misil balístico ni tenía carácter militar alguno.
Able Archer 83 (Arquero Capaz) fueron unos ejercicios militares de comando y control al mando de la OTAN, realizados a partir del 2 de noviembre de 1983, en la zona de Europa Occidental, en la sede central de la SHAPE situada en Casteau, al norte de la ciudad belga de Mons. El ejercicio simulaba un período en escala de conflicto, que culminó en lanzamientos nucleares coordinados. Se incorporó un nuevo y único formato de códigos de comunicación, los radios silenciosos; con la participación de los jefes de Estado se simuló el DEFCON 1 de alerta nuclear.
El carácter realista del ejercicio, junto al deterioro de las relaciones de los Estados Unidos y la Unión Soviética y con la llegada de los misiles nucleares Pershing II a Europa, llevó a los soviéticos a creer que Able Archer 83 era una verdadera amenaza en la guerra, como un genuino primer golpe nuclear. En respuesta, los soviéticos prepararon sus fuerzas nucleares y las unidades de aire situadas en la República Democrática Alemana y Polonia en estado de alerta. Este incidente relativamente oscuro es considerado por muchos historiadores a ser el más cercano a una guerra nuclear mundial, desde la Crisis de los misiles en Cuba de 1962. La amenaza de una guerra nuclear que terminó abrúptamente con la conclusión del ejercicio Able Archer 83 el 11 de noviembre.


Leonid Brézhnev
Operación RYAN
El factor más importante conducente al incidente de Able Archer que casi desencadenó una guerra nuclear fueron unos sucesos que se produjeron más de dos años antes. En mayo de 1981 durante una serie de reuniones a puerta cerrada entre altos oficiales de la KGB y los dirigentes soviéticos, el Secretario General Leonid Brézhnev y presidente de la KGB Yuri Andrópov declararon con convicción que los Estados Unidos estaban preparando en secreto un ataque nuclear contra laURSS. Para combatir esta amenaza, Andropov ordenó que la KGB y el GRU iniciasen la Operación RYAN. RYAN (РЯН) era un acrónimo ruso de “ataque con misiles nucleares” (Ракетное Ядерное Нападение); RYAN fue la operación más grande y ambiciosa de recopilación de datos de inteligencia en tiempos de paz de toda la historia soviética. Agentes en el extranjero se encargaron de vigilar a las personas que tenían potestad para decidir un ataque nuclear, así como al personal técnico y de servicio que montaría el ataque y las instalaciones desde las que se lanzaría dicho ataque. Con toda probabilidad, el objetivo de la Operación RYAN fue identificar las primeras fases de un ataque nuclear y a continuación abortarlo.


Reacción soviética
Oleg Gordieskyagente doble, el oficial de mayor rango del KGB que jamás haya desertado, es la única fuente soviética que ha publicado algo al respecto del incidente Able Archer 83. Oleg Kalugin y Yuri Shvets, quienes fueron oficiales del KGB en 1983, publicaron tener conocimiento de la Operación RYAN, pero no mencionaron Able Archer
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“Estamos al borde de la Tercera Guerra Mundial”.
 Es una frase que hemos oído muchas veces y en ocasiones ha podido ser verdad. A veces por motivos reales, a veces por un malentendido estúpido, a veces por fallos en procedimientos. Nos libró de ello una casualidad, o que alguien tomó una decisión sensata en un momento crítico. (………..)
En años anteriores (veremos algunos casos en la entrada siguiente, por no alargar ésta excesivamente) se habían producido otras alarmas y más recientemente un par de incidentes con aviones que dieron como resultado un nerviosismo generalizado.
En 1.978, un vuelo de Korean Air salió de París con rumbo a Corea del Sur. Una involuntaria violación del espacio aéreo soviético por errores humanos llevaría al avión a ser identificado como un avión militar estadounidense. Después de fracasados intentos de comunicación, dos cazas soviéticos terminaron disparando un misil que obliga al avión dañado a seguir en vuelo hasta aterrizar en un lago congelado cerca de la frontera con Finlandia. El resultado del incidente sería relativamente afortunado: 107 sobrevivientes de un total de 109 personas a bordo, rescatados y liberados unos días después.


Isla de Sajalín
El 1 de septiembre de 1.983 un avión de pasajeros (un Boeing 747-200) de Korean Air sobrevoló un área de territorio soviético restringido, en la ruta para unir Nueva York y Seúl, con escala en Alaska. Fue interceptado y abatido en las cercanías de la isla de Sajalín. En el incidente murieron 269 personas. En un primer comunicado, las autoridades soviéticas se limitaron a señalar que un avión no identificado había sido derribado por sobrevolar territorio ruso.



La búsqueda de los restos del avión movilizó a norteamericanos, japoneses y soviéticos (treinta y dos barcos soviéticos, varias decenas de barcos estadounidenses y remolcadores japoneses contratados por los norteamericanos). La búsqueda del KAL 007 fue la más ambiciosa realizada hasta el momento. Lo que interesaba sobre todo no era recuperar cadáveres, sino las cajas negras, pues lo que demostraran aquellas daría la razón a unos o a otros.
Cinco días después, tras la reacción mundial, los soviéticos admitieron que se trataba de un avión de pasajeros, pero que los pilotos no tuvieron forma de saberlo. La búsqueda se abandonó después de varias semanas de infructuoso barrido de un área de 225 millas cuadradas en aguas internacionales.
Años después se sabría que el montaje de búsqueda de los soviéticos en aguas internacionales en el Mar de Japón era una operación de distracción, puesto que los restos del avión ya habían sido localizados, con sus cajas negras. Éstas se entregaron diez años después, tras la caída de la Unión Soviética.
El avión había sido derribado efectivamente, por invadir el espacio aéreo soviético, y sin embargo, las autoridades decidieron mantener la noticia del hallazgo como un secreto, evitando la difusión. En las transcripciones recuperadas, se desvela que la tripulación no estaba al tanto de que estaba fuera de curso y violando el espacio aéreo soviético. La razón por la que se ocultó el hallazgo del avión habría que buscarla en la versión del piloto soviético que efectuó los disparos de los misiles. Según su testimonio, se habían violado los estándares internacionales de intercepción, sin realizar las correspondientes advertencias.
Y aún más, habría una razón por la cual no se siguió el protocolo de intercepción: tan sólo un día antes, un avión espía norteamericano (RC-135 USAF) habría hecho una incursión en la zona en la misma ruta, siendo detectado por radares soviéticos, pero sin llegar a ser interceptado por los caza que resguardaban el espacio aéreo. En tal versión de los hechos, en la que coinciden funcionarios y analistas privados, el KAL 007 sería la desafortunada víctima de una serie de sucesos encadenados con todos los ingredientes de la Guerra Fría, y un trágico malentendido. Según se intuye, es probable que el mismo día del incidente del avión surcoreano, el RC-135 USAF haya sobrevolado la zona, incluso acercándose al KAL, para confundirse en su señal de radar y no ser interceptado como un avión espía. El KAL tuvo su peor error, en el lugar incorrecto, y en el momento menos indicado, para terminar siendo confundido con un avión espía.



Por todo lo anterior, cuando sólo dos meses después del incidente del KAL 007 se produjo el simulacro de la OTAN, fue suficiente una mínima sospecha para desencadenar la paranoia.
En momentos en que los servicios de inteligencia soviéticos estaban a la espera de los primeros signos de un ataque nuclear, la OTAN comenzaba a simular uno. Para ello, se llegó a utilizar un nuevo sistema de cifrado en las comunicaciones, que fue detectado por los soviéticos. No sabían qué decían los mensajes, pero comprobaron que tenía lugar un aumento exagerado de comunicaciones entre Gran Bretaña y Estados Unidos.Todas las señales inducían a pensar en un ataque nuclear inminente, alimentados por una serie de procedimientos militares inéditos por parte de la OTAN. Ante la amenaza, los responsables militares de la Unión Soviética creyeron que la única oportunidad de sobrevivir a un ataque de la OTAN era adelantarse, disparando los mecanismos defensivos de alerta.
El ejercicio, realizado a lo largo de diez días, fue subiendo el nivel de alerta soviético a un punto dramático, hasta su finalización el 11 de noviembre, que termina de forma abrupta con la amenaza de una guerra nuclear y dispone el fin del alerta.
El 8 de noviembre, por su parte, es calificado como uno de los momentos más peligrosos de la historia, cuando altos cargos de la Unión Soviética se convencieron de que estaban a punto de entrar en un ataque nuclear por parte de Occidente. Todo el arsenal nuclear fue puesto por entonces en alerta máxima, a punto para lanzar un ataque completo a modo de represalia en Europa Occidental y Estados Unidos.
Aunque aún hoy la información sobre el ejercicio y las reacciones soviéticas permanecen como parte de la información clasificada por parte de Estados Unidos, diversos historiadores registraron declaraciones de funcionarios norteamericanos mostrándose sorprendidos por el nivel de reacción soviética ante el ejercicio. Por el otro bando, una única fuente soviética (el agente Oleg Gordiesky) fue la responsable de hacer público detalles sobre el incidente Able Archer 83 y las reacciones.
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De la revista Año Cero “OVNIS desactivan centrales y misiles nucleares” , dirigida por Enrique de Vicente:

OVNIS DESACTIVAN MISILES Y CENTRALES NUCLEARES

Aunque la realidad de los OVNIs aún sigue siendo objeto de acalorados debates en multitud de foros, para el ufólogo Robert Hastings* representan un fenómeno real de consecuencias impredecibles para la humanidad. Sus reveladoras investigaciones, documentadas con informes desclasificados por el Gobierno estadounidense, señalan que los «platillos voladores» han mostrado una profunda curiosidad por las armas nucleares y las bases militares que las custodian. *(Durante décadas y en completo silencio, el ufólogo Robert Hastings recopiló casos de OVNIs sobre instalaciones nucleares.)
El gran temor de las autoridades estadounidenses, según Hastings, es que esta información acabe llegando a la opinión pública, ya que en decenas de ocasiones, ante el estupor de los militares, la presencia de OVNIs en el cielo ha «coincidido» con la inutilización o pérdida de control de su arsenal nuclear. No hay que olvidar que, precisamente desde la década de los cuarenta, el espacio aéreo más protegido de EE UU son las instalaciones y los silos nucleares. Sin embargo, a tenor de la documentación oficial y los más de un centenar de testimonios recopilados por Hastings, los OVNIs no han tenido reparo en sobrevolar estas bases, en muchas ocasiones secretas incluso para los propios ciudadanos de EE UU.




Gracias a la Ley de Libertad de Información, el citado ufólogo ha sabido que tanto el FBI como la CIA están muy bien informados sobre la actividad OVNI en instalaciones nucleares. Según sus pesquisas, que dio a conocer en UFOs and Nukes (OVNIs y Armas Nucleares) -libro editado en 2008-, los servicios de inteligencia son conocedores desde el año 1948 del peligroso interés de los No Identificados por su armamento más destructivo. Para su obra, Robert Hastings recopiló información durante más de 40 años, entrevistando a decenas de militares de la USAF (la Fuerza Aérea de EE UU) que realizaron declaraciones juradas de sus experiencias. Una de las conclusiones más transcendentales de su extraordinaria investigación es que, más allá del avistamiento de OVNIs sobre instalaciones nucleares, las autoridades se muestran muy preocupadas porque la presencia de No Identificados ha provocado interferencias, averías inexplicables o la anulación momentánea de los sistemas del armamento. Por supuesto, la tecnología necesaria para acometer estas «intromisiones» de alto riesgo para la seguridad nacional, está muy por delante de las posibilidades del Ejército de EE UU, puesto que todas las defensas electrónicas, así como las medidas de protección táctiles, han resultado estériles ante la presencia de los enigmáticos OVNIs.


En paralelo a estas informaciones, documentos del antiguo Ministerio de Defensa soviético también confirman que este tipo de eventos se produjeron sobre las instalaciones nucleares de la extinta URSS. Robert Hastings ha entrevistado a más de 130 militares involucrados en varios incidentes relacionados con OVNIs y armamento nuclear. Durante una  conferencia celebrada el 27 de septiembre de 2010 en Washington, Hastings, en compañía de varios militares, declaró que era el momento para que el Gobierno revelara toda la verdad sobre estos episodios OVNIs que han puesto en jaque a toda la defensa estratégica de EE UU

« EMITIÓ UN HAZ DE LUZ SOBRE LOS PROYECTILES ATÓMICOS »

«No estoy condenando a ninguna agencia del gobierno por su política de secreto respecto a los No Identificados, pero creo que el público debe conocer los hechos», afirmó el ufólogo.
Uno de los casos documentados por Hastings fue protagonizado por el teniente coronel Philip E. Moore cuando estaba destinado en la Base de Walker AFB en Nuevo México (EE UU) Moore era comandante del personal de combate del emplazamiento de misiles y estaba de servicio en una de las cápsulas subterráneas de control de misiles estratégicos Atlas ICBM Según relató el ex militar, todo sucedió una noche de finales de 1964, cuando el comandante Dan Gilbert, situado en otro silo de misiles, le comunicó que habían detectado un extraño objeto no identificado que estaba sobrevolando su instalación, alejándose y acercándose sucesivamente. Se enviaron varios militares para el reconocimiento sobre el terreno del potencial intruso. El cuerpo de seguridad pudo constatar la presencia de una «luz» flotando sobre los silos de misiles y desplazándose a gran velocidad. Moore comentó que el OVNI, de forma inteligente y controlada, se detenía exclusivamente sobre las lanzaderas.



Por otro lado, el oficial retirado John F. «Jay» Earnshaw recuerda que, en la década de los sesenta, en varias ocasiones las instalaciones de misiles Minuteman, desplegados en la Base Aérea FE Warren, en Wyoming (EE UU), estuvieron vigiladas por unos misteriosos objetos en forma de disco y de color rojizo anaranjado. Aunque nunca se adentraron en la base, sí fueron perseguidos por cazas de combate cuando irrumpían en sus alrededores. Earnshaw rememora que hubo presiones por parte de sus superiores para que ningún implicado en los incidentes comunicara nada al exterior.

Pese a que la USAF investigó casos de OVNIs desde 1948 hasta 1969, en el marco del denominado Proyecto Libro Azul, sus conclusiones públicas determinaron que «ningún OVNI reportado, investigado y evaluado por la Fuerza Aérea ha dado indicios de amenazas a nuestra seguridad nacional (...) No existen evidencias de que los objetos catalogados como “no identificados” puedan ser considerados vehículos extraterrestres». Pero a tenor de las investigaciones de Hastings, esta declaración puede encubrir una realidad inquietante...

El mayor Gaylan W. King, destinado en la Base de Lanzamientos de Ellsworth, en Dakota del Sur (EE UU) comentó a Hastings que en el año 1966 ó 1967, no recuerda bien la fecha, vivió varias experiencias con OVNIs cuando estaba al mando de la 66ª escuadrilla estratégica de misiles. En dichas instalaciones había 150 proyectiles nucleares. Según confesó el militar, una noche saltaron las alarmas de la base y las unidades de seguridad detectaron un OVNI sobre dicho emplazamiento del Ejército estadounidense. La patrulla de seguridad comprobó cómo un artefacto desconocido, en forma de platillo volador de color rojo, proyectaba un haz de luz sobre el silo de lanzamiento. La nave despegó a gran velocidad. Lo curioso es que los avistamientos duraron de 3 a 4 semanas y unos misteriosos helicópteros acudían constantemente a la zona alertados por la irrupción de intrusos en el espacio aéreo restringido.

El mayor Gaylan W. King afirma que la tripulación de aquellos helicópteros no era personal usual de la USAF y que probablemente fuese «gente de la CIA, la NSA o un grupo similar» ya que no se relacionaban con el personal de la base. También los técnicos de mantenimiento de misiles, Albert Spodnik y John Baker, confirmaron  de forma independiente que en junio de 1966 los OVNIs hicieron acto de presencia en la citada Base de Ellsworth. Al parecer, en una ocasión uno los misiles sufrió un extraña fallo tras avistarse un objeto circular metálico junto a la  valla del acuartelamiento. Inmediatamente, el cuerpo de seguridad solicitó permiso para disparar contra la aeronave, pero los mandos no lo autorizaron.   




Más recientemente, Joseph C. Pscolka Jr., expolicía de Seguridad de la Fuerza Aérea, relató a Hastings que una noche de 1986, cuando se encontraba destinado en la Base Aérea de Malmstrom (Montana, EE UU) recibió una llamada alertándole de la presencia de un grupo de luces no identificadas. A través de los prismáticos, él y varios compañeros comprobaron que se trataba de cinco luces que se movían de forma errática.
Momentos más tarde aparecieron otras tantas, que comenzaron a realizar idénticas cabriolas que sus «compañeras». En cierto instante, se detuvieron un rato para continuar con su frenético vuelo sin control. Pscolka notificó su observación al Centro de Control Alfa de lanzamiento de misiles, donde dos oficiales siempre están alerta. Casi todo el personal de la base fue testigo del avistamiento.


Titan II
AERONAVE INUTILIZA PROYECTILES NUCLEARES
“El OVNI se hizo con el control de los misiles ante la sorpresa de los militares de la base”.

Pero quizás el expediente más desconcertante sea el narrado por el excapitán de la Fuerza Aérea Robert Salas. Éste afirmó que, en marzo de 1967, cuando estaba destinado en un silo de misiles en Malmstrom (Montana, EE UU), se vivió una situación de máximo riesgo. Según indica el militar, uno de los guardias observó un objeto brillante de color rojo, de aproximadamente tres metros de diámetro, que se acercaba a la puerta frontal de las instalaciones. En ese momento, los misiles de la base quedaron inutilizados de forma inexplicable. La capacidad ofensiva de esta unidad táctica de lanzamiento de misiles nucleares no estuvo operativa mientras el disco volante permaneció en la zona. El suceso generó una enorme conmoción entre los mandos de la base, que exigieron a todos los implicados que mantuvieran en secreto este preocupante incidente. Salas afirmó: « Hay un interés particular en nuestros misiles por parte de estos objetos, de donde sea que vengan. Yo, personalmente, creo que no son de este planeta».



Uno de los últimos incidentes investigados por Robert Hastings ocurrió el 23 de octubre de 2010 en la Base de F.E. Warren, en Cheyenne, Wyoming (EEUU) cuando la presencia de un enorme OVNI cilíndrico produjo la incomunicación del puesto de control electrónico con 50 misiles nucleares Minuteman III, que representa más del 10% del arsenal nuclear de EE UU. La revista The Atlantic publicó que el «fallo» duró al menos 59 minutos, pero las autoridades de la base se apresuraron a comunicar que un sistema de emergencia podía haber activado el armamento si hubiera sido necesario. Hastings contradijo esta versión, ya que obtuvo los testimonios de dos técnicos, los cuales indicaron que el misterioso error en las comunicaciones se mantuvo durante varias horas, coincidiendo con la visión del objeto volador.

Aún más inquietante fue el episodio experimentado por el teniente David H. Schuur a mediados de los años 60 en la Base de Minot (Dakota del Norte, EE UU), la cual posee un silo de misiles Minuteman. Durante una noche de guardia, el personal de seguridad observó un enorme objeto brillante sobre el armamento nuclear. Los testigos comprobaron que se desplazaba de un lugar a otro. A los pocos minutos, las consolas de control comenzaron a fallar. Según Schuur, cuando el artefacto estaba pasando por encima de los misiles, aparentemente emitía algún tipo de señal hacia los proyectiles, pues al menos seis de los mismos no sólo sufrían interferencias, sino que parecían estar siendo activados por alguna fuerza «invisible».
Tan peligrosa se tornó la situación, que los mandos de la base decidieron inhabilitar los misiles para evitar que pudieran ser activados y lanzados por el OVNI.  Schuur está convencido que, durante algunos minutos, parte del arsenal nuclear de la base estuvo bajo el control de aquella enigmática aeronave. Al día siguiente, todo el material sobre el incidente fue requisado y se ordenó a los presentes que no contaran nada de lo sucedido.

El 7 de noviembre de 1975, los sensores de la Base de Lewiston (Montana, EE UU) detectaron la intromisión de un OVNI en su espacio aéreo. Inmediatamente despegó un helicóptero de seguridad para interceptar e identificar a la aeronave. Mientras, el Equipo de Alertas de Sabotaje observaba desde un jeep, a unos 800 metros de distancia, un enorme objeto brillante en forma de disco y color anaranjado que iluminaba el terreno donde se hallaban ubicados los misiles. Los radares del NORAD detectaron el No Identificado a unos 1000 pies de altura.



Debido a la gravedad del asunto, se enviaron dos cazas F-706 desde la Base de Great Falls, también ubicada en Montana. Ninguno de los pilotos del Ejército consiguió ver el OVNI a simple vista. El artefacto comenzó a ganar altura, hasta que las pantallas de radar lo perdieron a unos 200.000 pies. Pero el dato más asombroso estaba por llegar. Posteriormente, un grupo de especialistas de la base se acercaron al misil nuclear Minuteman sobre el que se había situado el OVNI. Los expertos comprobaron que la «cabeza de guerra» del proyectil, que dirige sus movimientos en vuelo, había sido «manipulada »: las coordenadas estaban cambiadas.

AL BORDE DE LA III GUERRA MUNDIAL…POR UN NO IDENTIFICADO.
“El disco volador de 900 metros activó el lanzamiento del proyectil nuclear soviético, provocando el pánico en la base”

Los investigadores Philip Mantle y Paul Stonehill narran en su libro Expediente Soviet UFO un suceso muy parecido ocurrido en territorio soviético: “El 4 de octubre de 1982 se produjo un incidente que puso al mundo al borde de una guerra nuclear. En aquellos años de tensión política, el Ejército Rojo tenía diseminados por toda la Unión Soviética silos que albergaban misiles nucleares de largo alcance que apuntaban a objetivos estratégicos de Occidente. En uno de estos silos, actualmente abandonado, se produjo un incidente OVNI que a punto estuvo de provocar la Tercera Guerra Mundial. Todo empezó alrededor de las seis de la tarde, cuando los habitantes de la ciudad de Byelokoroviche -actual Ucrania-y algunos soldados de la cercana base militar pudieron ver un extraño objeto en el cielo. Se trataba de un enorme OVNI de forma discoidal y de unos 900 metros de diámetro. En ese mismo momento, en el interior del silo una luz de emergencia se iluminó en el tablero de control, directamente  conectado con Moscú. Esa luz indicaba que un misil nuclear estaba en modo de lanzamiento...
... EI teniente coronel Vladimir Plantonev, ingeniero especializado en misiles y que se hallaba en el interior del búnker cuando sucedieron los hechos, es contundente cuando afirma que, de alguna manera, “algo” había introducido el código correcto de lanzamiento. Pero Moscú no había ordenado ningún lanzamiento ni ninguna persona del búnker había toca do el panel de control. Durante quince interminables segundos, los técnicos intentaron por todos los medios detener el lanzamiento, pero lo cierto es que habían perdido el control sobre las armas nucleares. De pronto, sin ninguna  explicación lógica, la secuencia se abortó. El OVNI desapareció y el módulo de control de misiles volvió a su posición normal. La pregunta es inevitable: ¿Pudo un OVNI haber tomado el control de un misil nuclear?



ESTAMOS JUGANDO CON FUEGO

Para Hastings, está claro que estos espectaculares sucesos son una evidencia de la realidad de los OVNIs, y de que los arsenales nucleares han llamado la atención de los habitantes de otros planetas. En palabras del ufólogo: «Con respecto a los incidentes de desactivación de misiles, mi opinión es que, sean quiénes sean  los que tripulan estas aeronaves, están enviando una señal, tanto a Washington como a Moscú ya otros países, para dejarnos claro que estamos jugando con fuego, y que la posesión y la amenaza del uso de armas nucleares pone en riesgo a la raza humana ya la integridad del medio ambiente de nuestro planeta».

Algunos documentos oficiales desclasificados recientemente señalan que las autoridades eran conocedoras de ciertos episodios OVNI sobre o en las cercanías de bases militares con arsenal nuclear. A la vista de los testimonios obtenidos por el investigador Robert Hastings, parece claro que incluso los espacios aéreos más seguros de nuestro planeta han sido sobrevolados por esos escurridizos visitantes del espacio...


Nave nodriza sobre Korosten, Ucrania

OVNIS EN UCRANIA

Coincidiendo con las revueltas que sacudieron ese país, circuló por Internet un vídeo realizado el 6 de marzo. En éste se observa un objeto cilíndrico muy alargado, volando sobre edificios de la ciudad ucraniana de Korosten, situada a unos 150 Km de Chernóbil, que sufrió las consecuencias del desastre nuclear. Tan sólo tres días después, otro sospechoso vídeo aseguraba en Youtube que ese OVNI-cigarro era un prototipo norteamericano conocido como Sky Dreadnought. Lo definía como «el sistema armamentístico más avanzado e incomparable de la historia... Una embarcación con casi 3.000 metros de largo, como tres portaaviones». Aseguraba que «vuela mediante un sistema que le permite manipular la gravedad, lo cual le posibilita operar a cualquier altitud, Incluso en el espacio, a más de diez mil kilómetros por hora, o pararse totalmente en silencio», dando numerosas explicaciones acerca de la forma en que podría hacerse invisible o sobre el sofisticado armamento que utilizaría, pero sin dar la más mínima referencia comprobable.
Ello nos induce a sospechar que se trata de una forma de desinformar y atemorizar a la población rusa y otros rivales. Porque OVNIs de aspecto similar, conocidos como naves-nodriza por haberse observado que de los mismos parten otras más pequeñas, se han venido observando desde hace más de 60 años, encontrándose incluso antecedentes en algún antiguo grabado. Y porque, entre el conjunto de países que integraban la desaparecida URSS, Ucrania destaca por la cantidad de OVNIS registrados en proporción a su extensión y número de habitantes.


ALTO SECRETO: SOLDADOS ESPAÑOLES DISPARAN CONTRA HUMANOIDES:
¡ABRAN FUEGO!: 
OVNIS ATERRIZAN EN BASES MILITARES

Nada tienen que envidiar al mejor guión de una película de ciencia-ficción, pero los sucesos que pasaré a narrar a continuación son tan reales como que usted está leyendo estas líneas. Y es que son decenas los incidentes ufológicos ocurridos en instalaciones del ejército español: ovnis que toman tierra, que realizan imposibles maniobras sobre bases aéreas, que aparecen de la nada y  se desmaterializan... Por no hablar de aquellos casos, todavía más espectaculares, en los que miembros de las fuerzas armadas acaban abriendo fuego contra seres de aspecto humanoide...


Base Aérea de Cuatro Vientos, España.
Frente a unas tazas de café, Daniel (nombre supuesto), militar destinado en la Base Aérea de Cuatro Vientos -instalación militar que comparte espacio con un pequeño aeropuerto civil-, se dispuso a narrarme una experiencia OVNI que había protagonizado años atrás en el interior del acuartelamiento. «Ocurrió en junio de 2004», comenzó con su relato. No le permití continuar. «Espera un momento -le espeté, tirándome de cabeza a la piscina- A ver si acierto. Esto sucedió a las doce y dos minutos de la noche del 2 de junio de 2004». En ese momento, mi interlocutor abrió los ojos y se reclinó  en su asiento, mirándome fijamente como si estuviera contemplando a un extraterrestre. «Pero... tú tienes otra fuente. ¿Quién te lo ha contado?».
En realidad no disponía de ningún confidente. Me arriesgué porque en la fecha y hora apuntada un enorme objeto en forma de proyectil cruzó la península Ibérica, siendo avistado por miles de personas (AÑO/ CERO, 282) El No Identificado fue detectado por los radares militares de Portugal, tal como me confirmó el coronel Carlos Barbosa, entonces portavoz de la Fuerza Aérea Portuguesa (FAP) De modo que el Ejército luso permaneció varios días en estado de máxima alerta.
En su momento, entrevisté a decenas de testigos de este incidente. Sin embargo, lo verdaderamente sorprendente del caso es que, al tiempo que el  No Identificado cruzaba los cielos peninsulares -a las 00:02 minutos-, en distintos puntos de la geografía española tenían lugar espectaculares encuentros cercanos con OVNIs. Por eso no me extrañó demasiado que el suceso protagonizado por Daniel ocurriera precisamente cuando pasaban dos minutos de las doce de la noche del 2 de junio de 2004. «Recuerdo que me encontraba de guardia dentro del hangar del 403 Escuadrón del Centro Cartográfico y Fotográfico (CECAF) del Ejército del Aire -me decía Daniel-. La noche era limpia, sin humedad ninguna, así que decidí salir un rato. No hice más que doblar la esquina del hangar, cuando vi frente a mí una luz muy potente, cegadora, que comenzó a aumentar de tamaño, o bien se estaba acercando, no lo puedo precisar. Estaba como a unos 80 metros de mi posición ya unos 30 del suelo, sobre el edificio donde se custodia el archivo fotográfico del CECAF, en plena Base Aérea de Cuatro Vientos».

«DESPRENDÍA GAS»

En un primer momento, mi informante pensó que se trataba de un helicóptero del 803 Escuadrón del Servicio Aéreo de Rescate (SAR) que debía tomar tierra esa noche, pero no se escuchaba ningún tipo de ruido, la luz era demasiado brillante y se encontraba bastante desplazada de la plataforma de aterrizaje para helicópteros. «El objeto volador era más bien ovalado, de un color blanco frío y desprendía jirones de neblina, como si estuviera rodeado de vapor de agua o algo similar -continuó narrándome-. Pasaron varios minutos y aquello empezó a elevarse sin brusquedades, hasta que desapareció».
Inmediatamente, Daniel se puso en contacto con el oficial de vuelos, un teniente quien le aseguró que no había contemplado nada extraño, «aunque me confirmó que en ese momento un operador del Servicio de Emergencias 112 estaba llamando a la base, porque varios vecinos de las viviendas colindantes a la misma estaban denunciando la presencia de “luces muy raras” sobre las instalaciones militares». A la media hora del incidente, aterrizó sin novedades el helicóptero del SAR. «Al día siguiente intenté obtener las grabaciones de las cámaras de seguridad de la base -siguió el militar con su relato de los hechos-, pero no me lo permitieron Además, durante tres días estuve muy fastidiado, con problemas en los ojos, como si aquella luz me hubiera causado quemaduras. En cuanto a mi móvil, se me desconfiguró por completo ».


Algeciras, España.
«CASI ME VUELA LA CABEZA»

Días después de entrevistarme con Daniel, viajé a Algeciras para verme con otro testigo de excepción, Andrés Gómez Serrano, un policía local retirado que en 1949, cuando realizaba el servicio militar, vivió otro desconcertante incidente ufológico. «Entonces tenía 17 años y estaba destinado en el Regimiento Extremadura N° 15 de La Almoraima, que está a unos veinte kilómetros de Algeciras -recordaba Andrés ante mi grabadora-Nos ordenaron a un compañero y a mí vigilar una gasolinera que se encontraba a unos 500 metros de la base, y allí nos quedamos unos días, sin mucho que hacer, durmiendo en una pequeña casa junto a la gasolinera...

Esa noche, a mi compañero le tocó acercarse al regimiento a por la perola de la cena, y yo me quedé haciendo guardia. Me senté en una enorme piedra de 185 kilos. Lo sé porque tenía grabado su peso De frente veía la carretera sin asfaltar. De pronto, a lo lejos, distinguí una luz muy potente acercándose a mí. Luego se dividió en dos, otra vez se transformó en una y se me echó encima. Era redonda, de metro y medio de diámetro, su centro era oscuro y palpitaba como si tuviera vida. Quise salir corriendo, pero no fui capaz, estaba paralizado. Sólo podía mover la cabeza. Entonces me di cuenta de que no se escuchaba ningún sonido, el viento había parado por completo y las nubes no se movían, a pesar de que poco antes hacía una ventisca tremenda».

En ese momento, Andrés se percató de que su entorno había cambiado por completo. «Todo estaba rodeado por una especie de halo verdoso cristalino. Es más, podía ver a través de los árboles, como si estuviesen hechos de cristal. Giré la cabeza hacia atrás y reparé en que también podía atravesar con la vista las paredes de la casa donde dormíamos. De repente, la enorme piedra en la que estaba sentado se elevó un metro del piso. Como no lo esperaba, el fusil que tenía encima de mis piernas se resbaló y cayó de culata disparándose. Vi el fogonazo al lado de mi cabeza, pero no escuché ningún ruido. De inmediato, el OVNI pegó un tremendo acelerón y desapareció de mi vista en décimas de segundo. Cuando esto ocurrió, la piedra cayó a peso y me llevé un golpe enorme en mis posaderas.

Fue en ese momento cuando me di cuenta de que tenía la cara chamuscada por efecto del disparo. Un centímetro más cerca de mi cabeza y hoy no estaría aquí. Además, sentí de nuevo el viento y el sonido ambiente, y el halo verdoso desapareció. Vamos, que regresó la normalidad...
 No tardé en mirar mi reloj, un Cauny, que marcaba las 23:10. Pero es que se quedó parado en esa hora. Al rato llegó mi compañero con la cena. Me dijo que no había visto ni oído nada fuera de lo normal. Curiosamente, su reloj también se había parado a las 23:10». Días después, Andrés llevó su Cauny a un relojero, quien al abrirlo no pudo reprimir una exclamación de sorpresa. «Me lo enseñó porque todas las piezas estaban fundidas, como si hubieran estado sometidas a una potente fuente de calor. Menudo disgusto me llevé, pues no se pudo arreglar»



Escuadrón de Vigilancia Aérea número 4 (EVA-4)

«DISPARAMOS CONTRA AQUEL GIGANTESCO SER»

Sorprende que el halo verdoso al que se refirió Andrés es una característica común a un buen puñado de casos de encuentros cercanos con OVNIs en bases militares españolas. Así ocurrió en el siguiente incidente, a cuyos protagonistas logré localizar después de meses de pesquisas. Es más, obtuve el permiso para reconstruir los sucesos con los soldados que los vivieron en la instalación militar donde tuvieron lugar: en pleno Escuadrón de Vigilancia Aérea número 4 (EVA-4), localizado en Rosas (Girona). El encuentro cercano se produjo cuando Luis Solá, que hacía guardia en una garita cerca de las instalaciones de los radares, contempló sobre la antena de microondas un objeto esférico, con aspecto de lenteja, que tenía una especie de puntitos luminosos a su alrededor. Inmediatamente avisó a sus compañeros de guardia, que descansaban en un barracón cercano.


Para Jesús Jofre Mila, hombre integro y valiente, el encuentro con el extraterrestre en EVA-4 representó un cambio existencial, una nueva perspectiva frente a la vida. (Para mas información, consultar el link: http://elmensajedeotrosmundos.blogspot.com.es/2012/11/los-seres-de-las-estrellas-encuentro-en.html)
El No Identificado acabó desapareciendo a toda velocidad, pero en ese instante se percataron de que tras una caseta cercana a la antena, se apreciaba un potente halo verdoso. El cabo Jesús Jofre no se lo pensó dos veces. Ordenó al soldado Anselmo para que sacara de la canera a Fiero, el mejor de los perros de vigilancia, y convenientemente pertrechados con sus cetmes avanzaron hacia la caseta. Cuando alcanzaron sus inmediaciones, la luminosidad desapareció, pero comenzaron a escuchar el inconfundible sonido de alguien acercándose al trote a su posición, hasta que contemplaron, a unos cinco metros de distancia, «una figura estilizada de aspecto humano y de más de dos metros de altura»


Fusil de asalto CETME, España.
Jesús dio el alto en dos ocasiones, pero antes de hacerlo por tercera vez, Anselmo no pudo controlar sus nervios y descargó su cetme contra el intruso. Las balas pasaron rozando la cabeza del cabo. «En ese momento no pensé en que mi compañero podía haberme matado -me decía Jofre-, sino que, en un acto reflejo, yo también comencé a disparar. Gracias al resplandor de los tiros, distinguimos que el humanoide iba ataviado con un traje de una sola pieza que le cubría el cuerpo y un cinturón en el que destacaba un emblema con un triángulo invertido». Acto seguido, el extraño ser dio media vuelta y se marchó por donde había aparecido. No tardaron en escuchar el inconfundible sonido de algo impactando contra una de las dos vallas metálicas que acotaban  el perímetro de la instalación militar.

«Soltamos a Fiero y salió a toda velocidad hacia la alambrada -continuaba hablando Jofre-Nosotros corrimos detrás y vimos, asombrados, que faltaba un trozo nada despreciable de la valla. Iba desde el suelo hasta lo alto y tenía una anchura de medio metro. Pero lo raro es que la segunda alambrada estaba intacta, y más allá sólo hay algo de terreno y un precipicio enorme que va a dar a la bahía de Rosas. Como no hubiese escapado volando, no se me ocurre cómo pudo hacerlo».
En ese preciso instante, Luis Solá y otros de sus compañeros, que se encontraban junto al barracón, observaron «un objeto oscuro de grandes dimensiones que se precipitó contra el mar, provocando un potente fogonazo que me deslumbró durante unos segundos. Durante varios días estuve con una irritación en los ojos», me confesaba Luis. El caso es mucho más complejo puesto que, días después, los OVNIs volvieron a visitar el EVA-4, siendo detectados por el radar, pero esa es otra larga historia y mi espacio para el presente reportaje limitado... (Daños oculares. Luis Solá sufrió irritación en los ojos durante varios días, tras observar el fogonazo que desprendió el OVNI al impactar contra la bahía de Rosas [Girona)).



EI 12 de noviembre de 1976, a la 1:45 horas de la madrugada, los soldados José María Trejo y Juan Carrizosa se encontraban en sus garitas dentro de la Base Aérea de Talavera la Real (Badajoz), cuando escucharon un extraño sonido que provenía de los lejos. No tardaron en desplazarse hasta la zona en cuestión, viéndose sorprendidos por un estruendo procedente de unos matorrales cercanos a una tapia que delimita la instalación militar, al tiempo que observaban un objeto volador blanquecino que se elevaba en silencio y con gran rapidez. En ese instante se presentó en el lugar de los hechos José Hidalgo, encargado de la seguridad general, quien les preguntó si habían visto el No Identificado.


«LOS PROYECTILES ATRAVESABAN SU CUERPO»

En compañía de un perro de vigilancia, los tres comenzaron a inspeccionar la zona. De repente, se formó frente a ellos una especie de remolino y, poco después, a sus espaldas surgió una luminosidad verdosa, en cuyo interior distinguieron una figura humanoide enorme, flotando en medio de la negrura. No le pudieron distinguir las piernas, sus brazos en posición de cruz se cortaban a la altura de las muñecas y portaba una especie de casco sobre la cabeza, pequeña en proporción al resto de su cuerpo. En un acto instintivo, Hidalgo y Carrizosa comenzaron a disparar al intruso, comprobando que los proyectiles atravesaban al ser, al tiempo que Trejo se desmayaba El humanoide acabó desapareciendo tras emitir un destello verdoso. En cuanto a Trejo, se recuperó enseguida, pero en los días siguientes comenzó a sufrir constantes desmayos, por lo que permaneció un mes ingresado en el Hospital General del Aire en Madrid.


Base Aérea de Morón de la Frontera, Sevilla, España
Gracias a las gestiones realizadas por el magnífico ufólogo José Manuel García Bautista, conseguí reunirme en Sevilla con F.J., quien en 1998 se encontraba vigilando una descarga de armamento dentro del andén ferroviario del Acuartelamiento Aéreo de BobadilIa (Málaga). «El convoy venía de la Base Aérea de Morón de la Frontera, en Sevilla, y un compañero y yo lo acompañábamos realizando labores de vigilancia. El caso es que cuando se estaba efectuando la descarga, vimos a unos metros de nosotros, en plena vía, a un ser de metro veinte de altura, de gran cabeza y unos enormes ojos rojos...
«Enseguida quitamos los pestillos de nuestras armas, verdaderamente asombrados de lo que teníamos delante. Ambos estábamos contemplando aquella criatura, que nos miró fijamente y, después de unos segundos que se me hicieron eternos, pegó un salto y desapareció dentro de uno de los silos donde se guardaban las municiones. Cuando le contamos lo ocurrido a uno de los mandos, sólo nos contestó que guardáramos silencio, que era lo más conveniente».
La noche del 9 de mayo de 2010, doce años después de este incidente, el Acuartelamiento de Bobadilla volvió a ser el epicentro de otro extraño fenómeno. Juanfra Romero, uno de los mejores investigadores españoles de toda clase de sucesos anómalos, no sólo consiguió entrevistar a algunos de los implicados, sino que además obtuvo, en rigurosa exclusiva, un fragmento de la filmación OVNI que grabó una de las cámaras de vigilancia de la instalación militar.



El día después, película en la cual se recrean las consecuencias de una guerra nuclear entre USA y la URSS.
TERROR EN EL POLVORIN

A eso de las 22:30 horas, las pantallas de control mostraron la presencia de un OVNI de aspecto esférico que se encontraba sobre el acuartelamiento. El objeto volador no sólo comenzó a realizar una serie de imposibles cabriolas aéreas, sino que al tiempo cambiaba tanto de tamaño como de forma media esfera, esfera, barra vertical, barra horizontal... -. Durante un rato llegó a ocupar la pantalla completa, deslumbrando a los militares que estaban contemplando el «espectáculo». Desde la propia base otros miembros de las Fuerzas Armadas estaban observando a simple vista la potente luz que, pasados veinte minutos, desapareció emitiendo un potente destello.


Polvorín en As Gandaras, Lugo, España
Precisamente, de idéntica manera se «volatilizó» el No Identificado que permaneció varias horas en las cercanías de un polvorín militar situado en el barrio lucense de As Gándaras. Ocurrió el 27 de noviembre de 1995, y el suceso generó una auténtica alerta, provocando que varios cazas de combate despegaran en persecución del «intruso». Durante meses entrevisté a distintos militares implicados en el caso, e intenté acceder al máximo mando del acuartelamiento, pero lo único que conseguí es que los soldados de guardia me pidieran el  Documento Nacional de Identidad  repetidas veces. «Es otra vez el chico que investiga OVNIs, mi teniente», se comunicaba el guardia a través de un walkie con su mando.  «Dice que no tiene nada que declarar y que no puedes estar aquí», obtenía como respuesta, mientras me invitaba a abandonar la zona, al  tiempo que una sonrisilla se dibujaba en su rostro. «No te va a contar  nada porque es secreto, pero lo que ocurrió fue la leche», me dijo a modo de despedida. 


Filmación de OVNI sobre el Polvorín de As Gandaras, Lugo, España
Según los datos que pude obtener de, al menos, cinco militares  implicados en el incidente, a las 21 horas una de las cámaras de vigilancia del polvorín captó en el « espectro infrarrojo cuatro luces fijas en lo alto que formaban una figura romboidal. Aproximadamente cada media hora, una serie de objetos circulares de menor tamaño surgían a la izquierda y por encima del  aparente objeto romboidal, introduciéndose en el mismo, momento le en el que éste parecía emitir una  mayor luminosidad. Hora y media más tarde, cuatro soldados, pertrechados con walkies, se presentaron en un campo de fútbol cercano la al polvorín, pidiéndole al encargado  que apagara los focos que iluminaban el césped para tener una mayor visibilidad. Sin embargo, el  cielo estaba demasiado encapotado como para divisar el OVNI a simple vista. El teniente V, máximo mando esa noche en el polvorín, no sólo dio aviso a Defensa, sino que llamó al diario El Progreso de Lugo con la intención de que algún periodista se acercara a la base con una cámara de televisión profesional. El teniente pretendía utilizar el potente zoom de la cámara para grabar el No Identificado, pero al final sólo aparecieron dos fotógrafos en la puerta del polvorín.

Según pude averiguar, ambos reporteros gráficos acabaron en el salón de la vivienda que el teniente V ocupaba en el interior del polvorín. Cada cierto tiempo, un militar se presentaba con las grabaciones del OVNI, y el mando las introducía en un vídeo donde las contemplaba visiblemente nervioso. No paraba de repetir a sus subordinados que «tenemos que estar preparados para cualquier cosa» y, de vez en cuando, desaparecía para dar órdenes a los soldados que estaban grabando las evoluciones de la extraña aeronave romboidal.
En una de estas ausencias, los fotógrafos aprovecharon para tomar varias instantáneas de la pantalla de televisión en la que se apreciaba el No Identificado. Una de estas imágenes fue publicada al día siguiente en El Progreso, destapando el caso para la opinión pública. Samuel G, uno de los militares que vivió en primera persona los acontecimientos, me confesó que al menos dos cazas de combate volaron alrededor del objeto, que permaneció en los cielos hasta las cinco de la madrugada del día 28.


Jose Lesta

«NO PODÉIS HABLAR, ES SECRETO DE ESTADO»

Esa misma noche, varios automóviles con individuos ataviados de civiles entraron en el polvorín. «Iban con chóferes, pero, aunque estaba claro de que eran mandos por encima del teniente V, no se les distinguía ningún distintivo militan), aseguraba mi interlocutor y continuó explicándome: «Forzamos el zoom de la cámara de vigilancia al máximo y así pudimos ver la verdadera estructura del OVNI. Tenía la forma de un balón de rugby, pero bastante más achatado. Parecía metálico y en su parte central presentaba una banda más estrecha que pensamos podían ser unas ventanillas». Según Samuel G., «a eso de las cinco de la mañana se esfumó delante de nuestras narices. Se desplazó ligeramente hacia abajo, luego hizo una suave maniobra de ascenso y, simplemente, desapareció en décimas de segundo emitiendo un pequeño destello».


Marcelino Requejo
A primera hora de la mañana, altos cargos militares llegados de Madrid, aunque siempre ataviados de civiles, reunieron a los soldados que la noche del avista miento habían estado de guardia. «Nos dijeron que lo ocurrido estaba clasificado como secreto de estado y que no podíamos contar nada a nadie, y menos a los periodistas que estaban merodeando alrededor del polvorín buscando testimonios». Los investigadores Manuel  Carballal, Marcelino Requejo, José Lesta y quien escribe (Miguel Pedrero) éramos esos periodistas...
Miguel Pedrero


Manuel  Carballal
«Al día siguiente nos juntaron nuevamente -siguió Samuel con su narración de los hechos- En esta ocasión fueron mucho más duros con nosotros, amenazándonos con tomar medidas legales si alguien se llevaba a casa una copia de las grabaciones del OVNI. A partir de entonces, durante varias semanas, nos cacheaban cada vez que salíamos de la instalación militar. Todas las filmaciones se guardaron en cajas, que varios soldados metieron en el maletero de un Talbot Horizon blindado, que partió con las mismas en dirección a Madrid, no me preguntes exactamente a qué centro del Ejército porque no lo sé». Posteriormente averigüé que terminaron junto a otras peliculas de OVNIs que se custodian en la Base Aérea de Torrejón de Ardoz, en Madrid, concretamente en una sala que es conocida entre los militares de dicha base con el nombre de «la habitación de los OVNIs».


Talbot Horizon

«EL OVNI IBA A TOMAR TIERRA EN LA BASE»
“Grabamos cómo desapareció en unas décimas de segundo, emitiendo un destello”

Tanto o más espectacular que el caso que acabo de narrar es el acaecido el lunes 5 de diciembre de 1989 a las 19:43 horas, cuando, a través de su telescopio, un astrónomo aficionado observó desde la localidad coruñesa de O Castro un objeto volador en forma de platillo volante que permanecía en lo alto entre dicha población y Sada. No tardó en dar aviso al cuartel de la Guardia Civil de este último pueblo, de modo que todos los agentes que se encontraban esa tarde de servicio pudieron contemplar el objeto volador a simple vista. El investigador Manuel Carballal logró entrevistar al Comandante de Puesto del cuartelillo, que describió el OVNI como «un disco luminoso rodeado de una aureola. Parecía una lenteja gigante con un resplandor a su alrededor. Recuerdo a muchos compañeros y a sus esposas e hijos, que vivían en el cuartel, mirando el OVNI». Los agentes de la Benemérita se pusieron en contacto con el aeropuerto de Lavacolla, en Santiago de Compostela, que dispone de un radar primario, capaz de captar cualquier objeto volador. El controlador aéreo Eladio Tapia, de guardia en ese momento, no tardó en comunicarse con el Escuadrón de Vigilancia Aérea número 10 (EVA10), situado en Barbanza (A Coruña), uno de los radares militares dependientes del Mando Aéreo de Combate (MACOM), cuya misión fundamental es el control del espacio aéreo español. Durante horas, Eladio Tapia desde el aeropuerto de Lavacolla y el controlador militar G A en las instalaciones del EVA-10, siguieron a través de las pantallas de sus respectivos radares las evoluciones del No Identificado, comunicándose constantemente por teléfono.

El OVNI llegó a realizar una serie de malabarismos aeronáuticos, imposibles para cualquier artefacto volador. Al mismo tiempo, empezó a descender y ascender entre los 21.000 y los 41.000 pies, según se desprende del informe que confeccionó el controlador Eladio Tapia Tiempo después, exactamente a las 21:46, ocurrió lo imposible. Visiblemente excitado, el operador de radar del EVA10 comunicó a Tapia que aquel «eco imposible» se había convertido en un visto y no visto en tres No Identificados que se mantenían a 24.000, 31.000 Y 43.000 pies respectivamente, antes de desaparecer definitivamente de las pantallas de los radares. Algo sencillamente imposible para cualquier aeronave humana.


Más sorprendente si cabe fue el incidente protagonizado por varios militares de guardia en la Torre de Control y el Centro de Vuelos de la gigantesca Base Aérea hispano-estadounidense de Morón de la Frontera (Sevilla) Junto al investigador Fran Contreras y al teniente Felipe C, uno de los testigos del caso que pasaré a narrar a continuación, pude reconstruir el espectacular avistamiento justo donde tuvo lugar, a pie de la pista de la citada base aérea. Con el sonido de fondo de varios cazas Eurofighter que se disponían a despegar, Felipe C. comenzó con su relato: « Recuerdo que era la Nochebuena de 1981 y unas siete personas estábamos de guardia en la zona de vuelos. De pronto, entró en la oficina uno de los militares que realizaban tareas de vigilancia en la pista de aterrizaje. Con la cara desencajada, nos dijo que había una “cosa” muy rara ahí fuera. Salimos de inmediato y vimos algo que parecía de ciencia-ficción.


Avión de transporte Galaxia
A unos 50 metros de nuestra posición observamos un objeto volador en forma de zepelín, más grande que un avión de transporte Galaxia, de unos 40 metros de largo. Tenía un color mortecino y en su centro destacaban una serie de luces no muy potentes. Aquello avanzaba a escasos metros de la pista, como si fuera a tomar tierra. Pasados unos breves instantes, cuando la aeronave estaba más o menos a nuestra altura, muy cerca de la Torre de Control, pegó un tremendo acelerón y, en décimas de segundo, desapareció de nuestra vista».

Según Felipe C., «no era una nave humana, de eso estoy más que seguro». Con un rictus de sorpresa marcado en su expresivo rostro, continuó con su explicación «Ningún país disponía entonces, y tampoco ahora, de tal tecnología. Tened en cuenta que siempre que aterriza alguna aeronave en la Base de Morón, independientemente de que sea un vuelo secreto o experimental, nosotros tenemos un plan de vuelo con objeto de evitar cualquier accidente aéreo, y ese No Identificado apareció de golpe, como si se hubiese materializado de la nada. El espacio aéreo de Morón es probablemente el más protegido de España, junto a los de las bases de Torrejón de Ardoz y Rota, así que ningún objeto volador puede penetrar impunemente en la zona sin ser detectado con mucha anterioridad». Al día siguiente, un oficial interrogó a los testigos sobre el incidente. «Me preguntó de todo: el tamaño del OVNI, su velocidad, su forma e incluso si había visto alguna clase de distintivo o armamento que llevara incorporado».

«TENIA UNA GRAN CABEZA Y EL CUERPO DEFORME»

Algunos años antes de entrevistarme con el protagonista de este caso, el investigador Jose Manuel Garcia Bautista me facilitó el acceso a otro militar  destinado en la base aérea de Morón, quien a finales de los 90, mientras hacía guardia en el interior de la enorme instalación del Ejército, contempló a un extraño humanoide. «Sería la una y cuarto de la madrugada -aseguraba-, cuando ante mis ojos apareció un ser de no más de metro y medio, que acabó escondiéndose tras unos matorrales. Tenía el cuerpo pequeño, la cabeza enorme y estaba como deforme. No dudé un instante en comunicar lo que había visto. De inmediato, se presentó un equipo de intervención y, posteriormente, un grupo de rastreo formado por diez soldados y un alférez. No encontraron nada, pero a la mañana siguiente aquella zona estaba quemada, como si se pretendiese borrar cualquier huella del humanoide que había contemplado la noche anterior».



Podríamos continuar desgranando más y más casos de OVNIs y humanoides en bases militares españolas, pues parece que estos elusivos objetos voladores tienen predilección por las instalaciones del Ejército. En la actualidad me encuentro investigando una decena de nuevos incidentes de esta clase, algunos de ellos tanto o más sorprendentes y desestabilizadores que los que he narrado a lo largo de este apurado reportaje. 


RAYOS CONTRA SILOS DE MISILES
“El OVNI en forma de platillo volante se paró sobre los silos de armas nucleares y luego se esfumó”

Uno de los casos OVNI más interesantes de Gran Bretaña sucedió muy cerca de la Base de Bentwaters. Uno de los testigos, el coronel Charles Halt, manifestó públicamente que una noche de finales de diciembre de 1980 observó un objeto en forma de disco sobre la Instalación militar. Al parecer, la extraña aeronave emitió una especie de rayos luminosos, precisamente sobre la zona de almacenamiento de armas nucleares. Posteriormente se especuló con que tuvo lugar un encuentro cercano entre varios militares de la base  y un No Identificado que había tornado tierra en un bosque cercano.


CASO ROSWELL: NUEVA PERSPECTIVA
(Robert Hastings: el «caso Roswell» toma una nueva perspectiva, pues el estrellamiento del OVNI se registró muy cerca de una instalación militar donde existía armamento nuclear).

El famoso Incidente OVNI de Roswell, ocurrido en julio de 1947 tuvo como principal escenario la base del Grupo de Bombarderos 509, en aquellas fechas la única unidad del Ejército estadounidense dotada de la capacidad para realizar misiones de combate aéreo con armas atómicas. De hecho, miembros de este batallón fueron los elegidos para llevar a cabo el ataque con bombas nucleares sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki durante la II Guerra Mundial. A tenor de las Investigaciones desarrolladas por el ufólogo



OVNIs sobrevolando una Central Nuclear (Al parecer, la grabación se realizó desde una avioneta. La veracidad de la cinta se intuye viendo las sombras que proyectan los OVNIs sobre el suelo)

UN OVNI HIZO DESCENDER LA RADIACION DE CHERNÓBIL
El peor accidente nuclear de la historia se produjo el 26 de abril de 1986 junto a esta pequeña localidad ucraniana, seguido por el de Fukushima. A las 4.15 de la madrugada. Mikhall Varitsky y Mikhall Samollenko, dos técnicos de la central nuclear que vivían en Chernóbil llegaron a ésta en un automóvil, tras ser despertados por las alarmas. En cuanto vieron que el reactor 4º estaba ardiendo, decidieron regresar a por sus trajes protectores pues conocían los peligros de la radiación. Mientras daban media vuelta, “Vimos una bola de fuego -declaró Varitsky por escrito-que volaba lentamente por el cielo. Tenía 6 u 8 metros de diámetro y un color parecido al bronce. Luego vimos dos rayos brillantes de color carmesí que partían hasta el reactor 4 desde el objeto que estaba a unos 300 metros del mismo y sobrevoló la zona unos tres minutos. Las luces del objeto se replegaron y éste se alejó hacia el noroeste”.


Accidente nuclear de Chernóbil
Varitsky está convencido de que el OVNI hizo descender drásticamente el nivel de radiación evitando una explosión nuclear. Porque cuando éste apareció en el cielo tomaron una primera lectura de la radiación con un aparato de medición cuyo correcto funcionamiento fue comprobado cuando regresaron a su base y arrojaba la cifra muy alarmante de 3000 micro Roentgen/hora. Y, tras desaparecer esa bola, las lecturas fueron de 800 micro Roentgen/hora. El 16 de septiembre de 1989, horas después de que el 4º reactor volviese a sufrir un nuevo escape radiactivo, la médico local Dra. Gospina observó con todo detalle un objeto elíptico de color ámbar sobre la central. En octubre de 1990 Alexander Krymov, un científico de la central, fotografió una aeronave discoidal sobrevolando las viviendas de los técnicos. Exactamente un año después, al revelar las fotos tomadas tras un devastador incendio en el 2º reactor el periodista Chevran descubrió sobre el mismo un objeto parecido al de Gospina, que no aparecía a simple vista… Antes del accidente de 1986 no se registró ningún OVNI sobre Chernóbil, pero a partir de ese momento las apariciones se multiplicaron en todo el país.

Si bien las extrañas luces y formas grabadas sobre la central de Fukushima después del terremoto y el subsiguiente desastre no tienen otra corroboración documental, ésta abunda en las observaciones de OVNIS realizadas sobre otras muchas plantas nucleares. Tras estudiar miles de documentos desclasificados por agencias norteamericanas. Antonio Huneeus comprobó la preocupación existente entre éstas como consecuencia de que los avistamientos eran mucho más frecuentes sobre instalaciones nucleares, como destaca un informe de la CIA de agosto de 1952, donde se citan muchas de esas incursiones desde 1948. Idéntica preocupación muestra un memorando del FBI de enero de 1949, citando avistamientos sobre los Álamos, donde se gestaron las primeras bombas atómicas creándose el Proyecto Twinkle para estudiar las bolas de fuego que asediaban esa zona. La USAF, el FBI, la AEC (Comisión de Energía Atómica) y otras agencias investigaron otras muchas incursiones sobre centrales y almacenes de residuos nucleares de OVNIS que fueron detectados por radares y perseguidos inútilmente por cazas, visitándolas en ocasiones durante varios días.


Y también se han registrado incidentes similares en otros países, como cuando el 24 de agosto de 1990 varios testigos grabaron objetos luminosos junto a la central alemana de GreIfswald. O el OVNI triangular, de unos 300 metros de diámetro, observado por guardias de seguridad sobre la central eslovaca de Bohunice exactamente dos años antes, dejando marcas quemadas en un campo cercano.


Enrique de Vicente, director de la revista española Año Cero, un incansable investigador del fenómeno OVNI que viene demostrado su valía sobradamente, durante muchos años.
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Añadir unos breves fragmentos de la película ¿Telefono Rojo? Volamos hacia Moscu cuyo titulo original es Dr. Strangelove or: How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb (Dr. Insólito o: Cómo aprendí a dejar de preocuparme y amar la bomba) año 1964, de Stanley Kubrick donde se representa a la perfección la locura humana. FUENTE: WIKIPEDIA: http://es.wikipedia.org/wiki/Dr._Strangelove_or:_How_I_Learned_to_Stop_Worrying_and_Love_the_Bomb


Fragmento del film ¿Teléfono Rojo? Volamos hacia Moscú




Los seres humanos deberíamos aprender que en ocasiones existe un camino de no-retorno... en nuestra propia historia.


5 comentarios:

  1. Muy interesante y real sabes yo vivo en acambaro guanajuato mexico hay algo similar ahi aterrizan naves es un subterraneo

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  2. Gracias por llevarnos hacia el final septiembre 2015

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  3. Gracias x llevarnos hacia el final otra cez somos polvo en el camino

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